Partida Rol por web

Ni siquiera supo de donde vino. Aquél chorro de ácido había impactado en el joven sin que pudiese tan siquiera percatarse de que había sido escupido por el dragón.

¡¡¡AAAAGH.... ME QUEEEEMAAA!!!

La sorpresa y el dolor impidieron que Eyholf viese como el monstruo se avalanzaba sobre él. Su instinto le salvó en el último segundo, haciendo que lanzase una serie de golpes con el mangual por sobre el escudo, más con la intención de apartar aquél peligro de su lado que de impactar contra su enemigo. Los torpes ataques del joven surcaron el aire sin la oposición de su supuesto objetivo mientras eyholf escondía la cabeza detrás del escudo.

Tan sorprendido como Eyholf por el chorro de ácido hizo un gesto hacia atrás apartandose pero el ataque de la dragona no llegó a alcanzarle, sin embargo fué suficiente para desequlibrase y no ser capaz mas que de dar dos golpes al aire cuando la dragona pasó a su lado.

Todo ha ido demasiado rápido, primero la cosa verde, el ácido, y de repente ya esta ahí. Suelto la cuerda del arco y la flecha vuela directa hacia el dragón, partiéndose en las escamas de su lomo. No parece que la haya hecho ningún daño. Cierro los ojos esperando que no repare en mí.

La dragona pasó entre el bárbaro y el guerrero sorteando con éxito el acero que le tenían encomendado. Su cuerpo escamoso asomó por el borde del suelo; era el momento de que los demás descargaran sus ataques que con tanta paciencia habían guardado, como francotiradores esperando su momento decisivo. La flecha de Úgrum Ojodebúho se cascó contra la dura armadura negra de la criatura y...

Breghend vuela escaleras arriba… susurró con suavidad, ni siquiera lo miró marchar, su vista estaba fija en la abertura de aquella trampilla, casi sin permitirle un pestañeo, su mano libre permanecía en tensión, esperando a que su magia fluyera hasta ella para después alcanzar a la dragona, los segundos se amplificaban, obligándola a escuchar el latido de su corazón bajo el corpiño, como si fuera la única comunicación que le permitiese asegurar que el tiempo avanzaba… y entonces apareció.

Lo primero que percibió de ella fue el ácido, lanzado sobre el cuerpo de Eyholf , abrasando a su paso, provocando el grito de dolor del mismo, que lo notaba corroyendo su carne. Apretó la mandíbula, no era el momento de lamentarse, era el momento de luchar, como antes que ellos lo habían hecho los moradores de aquellas estancias. Parpadeó y en lo que duró aquel parpadeo la dragona se elevó, alzándose sobre el recinto, haciendo reaccionar inmediatamente a algunos de sus compañeros.

La forma de la cabeza de aquella criatura parecía anunciar la propia muerte, con aquellas cuencas oculares hundidas y un par de cuernos que se curvaban hacia delante enmarcándola, dándole un aspecto de latente agresividad. Tragó saliva, ahora que la veía en todo su esplendor, resultaba imponente y el olor a ácido que desprendía insufrible. Lethio i philinn uin ithryn… las palabras atravesaron sus dientes, arrastrando cada sílaba hacia el exterior, a pesar del impedimento de aquella mandíbula agarrotada, y justo en aquellos instantes notó cómo su propia esencia mágica la sorprendía en el momento que más lo necesitaban. Notó perfectamente en sus entrañas como su don había aumentado y cuando el conjuro abandonó su mano, dos proyectiles mágicos que partieron de sus dedos lo corroboraron, todo ello sin haber recurrido aún a los guantes. Tu poder aumentará, crecerá en tu interior y tu intuición te llevará a realizar cosas que nunca pensaste podrías lograr… las palabras de Thaliongal resonaban en su cabeza mientras podía percibir el aleteo nervioso de Breghend escaleras arriba en la armería, como si él también tuviera delante a la dragona. En la boca de su estómago un sólo temor, que nacía de la necesidad que tenían de sobrevivirla, por el bien de muchas personas, por el bien de todo un continente.

Jaskier trató de mantener la presencia de ánimo cuando aquel chorro oscuro y pestilente impacto contra el cuerpo del bárbaro, rápidamente volutas de humo surgieron de las zonas donde el ácido quemó la piel de Eyholf, haciendo que este profiriera un fuerte grito de dolor. Apenas unas milésimas después una ráfaga de fétido aire surgió de las compuertas precediendo la aparición del dragón, aquel era el momento que esperaba, su momento.

El pícaro centró todos sus sentidos en encontrar un punto débil en aquella coraza escamosa que formaba la piel de la bestia, allí estaba, bajo la extremidad donde surgía el ala, justo donde se unía con el resto del cuerpo había una zona que carecía de escamas o estas al menos parecían mucho más blandas. No existía nada más que aquel punto, su arco y la flecha que había de clavarse en aquel mismo punto. El proyectil voló y Jaskier sin darse cuenta contuvo la respiración mientras veía a cámara lenta como la flecha volaba hacia su objetivo. Certera y precisa se clavó profundamente en la axila, asomando apenas las plumas.

La sensación de que el vuelo del dragón se había ralentizado aun perduró en la mente del elfo, que vio como los fuertes brazos alados continuaban su lento aleteo para mantenerla en el aire, amenazadora y terrible. Cuando observó los ojos enfurecidos de la dragona todo volvió a la trepidante velocidad del combate.

El proyectil mágico de Niniel le hizo estremecerse en un fulgor electrizante que paralizó en un instante el movimiento en vuelo de Noak, como si un rayo le hubiera alcanzado; al mismo tiempo que la magia de la elfa, la flecha penetraba por debajo de su ala derecha haciendole sufrir con un significativo giro circular de su cuello y un grito terrible de dolor...eran décimas de segundo, un instante congelado que quedó en la retina de ambos elfos...pero pudieron percibir casi extrasensorialmente, cómo las pupilas verdes de Noak se clavaban en ellos...como el águila real que caza con su mirada la pieza de caza a la que no perderá de vista hasta trincarla con las garras. Aún la dragona se estremecía cuando el virote de Sir Croodin cortaba el aire en su dirección.

El mareo había pasado hacia unos pocos segundos cuando decidí que era un momento apropiado para separar mi culo del frío suelo de piedra y posicionarme con una aspecto mas marcial en un punto desde el que tuviese un buen angulo de tiro. Lo cierto es que tras las estacas tenia que jugar a un lado y a otro para poder disparar. Aunque bien pensando no debía ser muy difícil acertar a una criatura como un dragón saliendo por un hueco como la trampilla ¿no?.

Mi simple teoría se vio rápidamente debatida por las pocas consideraciones y rigor que había aplicado a la deducción. En este caso todo dependía de las fuertes escamas del reptil y su maniobrabilidad en el aire. Extasiado con el tamaño de su cuerpo, la profundidad y fiereza de sus verdes ojos y su potente ácido corrosivo no parpadee en al menos dos minutos. Cuando la sequedad comenzó ha provocar un picor insoportable en mi cornea, al no humedecerla con el parpadeo, cerré los ojos involuntariamente, momento que aprovechó mi dedo para revelarse y disparar el gatillo de la ballesta. Pero no...

Mis parpados no tardaron en recriminar al dedo indice abriéndose en una fracción de segundo, pero temerosos del resultado solo se entrecerraron y cuando el virote pasó surcando el espacio de la sala un poco alejado del ala de la dragona, se cerraron acompañando mi lamento ya sabia que con prisas y tanta presión no podría concentrarme para acertar. Soltando la ballesta en el suelo me preparé para los siguientes acontecimientos en el combate.

Un movimiento de la cola de la dragona me llamó poderosamente la atención y puso a trabajar a mi mente. ¿Podría acaso pedirle a su cola que actuase como una cuerda a mi voluntad?

Los elfos hicieron su parte, magia y flecha impactaron en la dragona que, pese a todo no parecía muy preocupada por las heridas recibidas, evidentemente podía aguantar mucho daño, pero Kerrin no pensaba dejar que se escapara así como así - Cobarde! - le gritó buscando ser el blanco de su ira para así darles espacio y oportunidades a los demás para que siguieran impactando en su cuerpo.

- Por que no lo intentas conmigo, sucia lagartija - le gritó - Moradín me protege de seres infectos como tu que solo saben huir - le gritó enardecido.

No le había gustado que el bárbaro hubiera sido herido. Esa era SU tarea y pensaba cumplirla.

Tras el batacazo contra el suelo, los elfos acertaron de manera dichosa en la salud de Noak, que se sorprendió ante la presencia de tan numeroso grupo de rivales a descuartizar. Cuando la criatura depositó sus cuartos traseros en el suelo de la sala irregular, giró su cabeza y algo en su huesuda cara denotaba una mezcla extraña entre sorpresa, preocupación y dolor.

Kerrin y Serosi corrieron hacia ella colocándose de tal manera que la dragona se veía rodeada por el guerrero y el clérigo. La situación se presentaba muy peligrosa...tanto para ella como para los que la flanqueaban.

-¡Maldita criatura de las profundidades... Tu vida en esta tierra termina aquí! Gritó Serosi alzando su maza y descargandola tal y como hubo practicado horas antes en el templo, pero su gozo en un pozo al comprobar por si mismo la dureza de aquellas escamas negras que resistieron el golpe como si su arma fuera de madera de chopo.

Contrariado por haber dejado escapar la oportunidad de golpear a la dragona mientras intentaba salir del foso, aprovechó el movimiento de Serosi para pasar por detrás de el y sorprenderla. -Arrrggg- un grito escapó de su garganta mientras lanzaba su ataque. Esta vez si logró que su mandoble traspasara las duras escamas que recubrían su cuerpo, aunque no causando todo el daño que el hubiese querido.