Partida Rol por web

Aunque cansado por el largo camino y los continuos ataques, el nigromante continua su camino en busca de sus compañeros. Sabe que el recibimiento no va a ser nada bueno y menos por parte de Orphen el que sin duda estará muy cabreado por haberle atacado.

Continuas tu camino y el paisaje se vuelve rocoso, estás ascendiendo bastante rápido en montañas, notas el frio dificultándote el viaje pero avanzas escoltado por tu guardia, dos esqueletos humanos, un tumulario y los cuerpos animados de un oso y un lobo.

Sigues subiendo y ves ante ti a lo lejos un bosque de coníferas, que sin duda tendrás que atravesar para llegar a la cima y empezar el descenso de la montaña. Al otro lado de la cordillera y más allá de las colinas lejanas está el punto en el que quedaste con tus compañeros aunque no sabes cómo de dificil será dar con ellos.

Un día más pasa sin novedades, pasas la noche y tus vasallos hacen guardia una vez más mientras descansas. Es una ventaja que no necesiten dormir.

Al día siguiente recuperas el camino y al mediodia entras en el bosque. Hace tiempo que te sientes algo inseguro respecto a tus pasos, ya no hay caminos hechos desde hace un trecho y no hay forma de saber si por ese lugar pasaron tus compañeros. Sabes que tu sentido de orientación no puede compararse con el de Naldar pero al menos esperas no perderte concentrándote en atravesar las montañas y siguiendo las indicaciones que te dieron en la aldea.

A tu alrededor los árboles tapan el sol mientras caminas, este pequeño bosque de coníferas es silencioso y recuerdas haber oido que los animales se comportaban de forma más salvaje, cosa que has podido comprobar en estas últimas jornadas. En todo caso parece que es la única opción si no quieres dar un rodeo, cosa que te retrasaría y te haría aun más dificil orientarte.

A medida que te adentras percibes algo. Aunque hasta ahora has avanzado relativamente seguro la vida de este bosque parece bastante atenta a ti, los animales parecen esperar una ocasión para atacar y en cualquier momento se puede romper el frágil equilibrio.
Por alguna razón el interés de los animales salvajes en ti es mayor de lo normal en este bosque, dirias que la presencia en él de tus vasallos muertos vivientes tiene que ver con ello. Es como si su presencia irritara a todo a tu alrededor.

Camino siempre atento a todos los movimientos de mi alrededor, parece que mis amigos no gustan entre los habitantes del bosque, eso es lo que necesito, que no me molesten, y si se acercan, tendrán de lo suyo.
aligero mi paso, necesito encontrar a mis amigos cuanto antes.

La noche empieza a acercarse, el sol ilumina debilmente desde el horizonte, detras de los densos árboles. De repente oyes un chillido en el cielo, de entre unos árboles sale un águila de gran tamaño y antes de que puedas reaccionar se lanza contra uno de tus esqueletos. El ave desciende a ras de suelo hasta apresar al muerto viviente con sus fuertes garras alzándolo sin aparente dificultad e ignorando los intentos de este por herirla con su garra esquelética, vuela ascendiendo rápidamente subiendo a su carga con ella.

En árboles cercanos ves multitud de aves de presa, halcones y aguiluchos que te observan de forma inquietante. Otras dos águilas enormes planean sobre ti y una de ellas se prepara para un picado en tu dirección. Detrás tuya, un buho o lechuza de un tamaño igualmente gigante carga contra el lobo reanimado desequilibrándolo con un fuerte golpe de su garra. El gran buho se posa en tierra preparado para encararse con el lobo que trata de responder al ataque.

El bosque entero parece haberse decidido finalmente a atacar.

EL mago ve venir al águila que se lanza en picado hacia el, rápidamente recurre a sus artes arcanas y conjura una ráfaga de cuatro proyectiles mágicos que impactan de lleno en el ave.

Tu esqueleto, ponte en su camino y parala

Los proyectiles de fuerza impactan en el águila que se retuerce y se posa ante el esqueleto que, siguiendo tus órdenes se dirige a ella. El sirviente de hueso logra herir al animal con su garra pero en unos segundos el ave se lanza sobre él y lo despedaza con su pico y afiladas garras.

El lobo, encarado al enorme buho que también se ha posado cerca, trata de morder pero no logra. El tumulario, el único con conciencia propia e inteligencia de tus servidores, se lanza contra este ave aunque tampoco logra acertarle ya que se mueve rápidamente. El oso permanece estático sin órdenes hasta que el águila que aún planeaba sobre ti se lanza sobre él, los huesos se astillan, pero el gran animal esquelético se lanza respondiendo al ataque y sus fuertes garras y dientes acaban con el ave.

El águila que volaba manteniendo apresado a un esqueleto suelta a su carga, que se estrella contra el suelo, convirtiéndose en un montón de huesos rotos.

Te giras hacia la tercer aguila, dañada por tu conjuro y por la garra de hueso, que acaba de destruir a su oponente y vuelve a tener la mirada fija en ti. Mientras, a tu espalda, la lechuza gigante forcejea con el lobo y el tumulario. Cerca del borde del claro el águila que dejó caer al esqueleto empieza a dar la vuelta en el aire para volver al combate.

El mago no estaba muy contento con la situación, esas estúpidas águilas debían haberle temido y no atacarle, pero da igual, morirían por su incompetencia.

Lobo, tumulario, a por esa lechuza acabad con ella. Oso para a ese águila que viene volando. Luego se gira hacia le águila herida. Adiós

El nigromante comienza a recitar unas palabras arcanas acompañadas de unos gestos con sus manos, al finalizar apunta hacia el águila herida. Dos rayos de fuego salen en su dirección.

Dos rugientes rayos ígneos salen de los brazos de Arkaeron, uno de ellos impacta de lleno en el pecho del águila que tenia ante él. El rayo atraviesa al ave dejándola totalmente carbonizada, inmovil, en el suelo. El segundo chorro de fuego alcanza al otro águila hiriéndola, el animal se lanza enfurecido contra el oso de hueso y se posa tratando de agarrarlo con sus zarpas.

El buho golpea al lobo con sus garras y este y el tumulario tratan de golpearlo, pero este esquiva y aferra al lobo, preparándose para alzar el vuelo.

El nigromante empezaba a cansarse de esa situación, asi que decidió ponerla fin lo antes posible, recito de nuevo las mismas palabras que unos instantes antes y de nuevo cuatro pequeñas orbes de energía se dirigieron contra el águila que luchaba por intentar agarrar al oso. Las orbes estallaron contra el cuerpo del animar provocando destellos azules.
Rapidamente hecho mano a su cintura sacando su ballesta ligera y buscando un virote

Los proyectiles de fuerza impactan contra el aguila, que cae contra el suelo agitándose unos instantes antes de quedar inmovil.
El búho se alza con su peso, el lobo se revuelve pero no logra liberarse. El ave empieza a ascender y el resto de tus muertos vivientes tan solo se encara a ti, al no tener ningun objetivo al alcance, esperando órdenes.

El animal está a unos 20 pies del suelo y sigue ascendiendo, en caso de que se dirija a la copa de un arbol en unos pocos segundos la perderas.

Alrededor no parece haber más enemigos.

Me fijo en el búho como se aleja.
Quizá debería dejarlo ir, no, no debería haber atacado.
Entonando una nueva serie de palabras arcanas un rayo eléctrico salio en dirección al animal impactándolo de lleno y matandolo en el acto

El buho se ennegrece quedando paralizado por la electricidad, instantaneamente cae en picado ya sin vida hasta chocar contra la raiz de un árbol cercano.

El cuerpo del lobo esquelético sale de debajo de los restos del ave, varios huesos rotos pero aún la magia lo mantiene en movimiento.

El bosque vuelve a quedar en silencio, tal vez ya no te molesten más después de esto.

El mago se acerca a los restos de los animales.

Volved de la muerte, cometisteis el error de atacarme y ahora me serviréis hasta la muerte definitiva.

Poco a poco los animales comienzan a levantarse.

Sigamos.

Te acercas hasta el lugar donde yacen dos de las águilas que te atacaron, el cuerpo de la tercera resultó tan consumido por el fuego que poco puede sacar de ella, en cuanto al búho, cayó al otro extremo del claro.

Tu poder sobre la muerte es ya mayor que el de cualquier simple conjurador, no necesitas hacer ningún gesto ni ritual, a medida que pronuncias tus palabras sin ningún esfuerzo los dos cuerpos se reaniman y se alzan ante tí. Un águila presenta una terrible herida, un mordisco, cerca del cuello y varios arañazos, la otra tiene gran parte del pecho ennegrecido por el fuego mágico. Sus ojos se han vuelto vacios y totalmente negros pero aún conservan la mayoría de las plumas y gran parte de su aspecto animal. Las enormes aves, unos 4 pies más altas que tú, podrán aún volar, piensas.

Oscurecía mientras luchabas, hace un tiempo que la falta de luz no te supone un problema, ahora que examinas tu alrededor ves que la noche ha caído del todo.