Partida Rol por web

Que la señorita Erfolg hubiera tenido una visión al estar jugando con aquellas fotografías y la tecnología, sólo quería decir una cosa, que lo que tenían entre manos era serio de verdad. En ese momento, Graham recordó la vez que estando en sudámerica, encontró aquel extraño artefacto en una excavación que visitó por mera curiosidad cuando estaba de misión en un recóndito lugar de Bolivia. Aquello fue en parte, su pasaporte a entrar a formar parte de RAIZ, pues aquel objeto les fue librado a ellos para que fuera utilizado de la mejor manera posible.

- Hay poderes ocultos que operan a nuestras espaldas, que ni siquiera podemos intuir. - Afirmó el Padre Graham. - Durante mis misiones en sudámerica, vi cosas que no creeríais. Bueno, quizás vosotros si, pues no sois neófitos en este tipo de asuntos, pero si que son cosas que el común de los mortales creerían una mera invención y se reirían de ella. - Tomó aire. - ¿Algo más, Lea? Cualquier detalle podría ser vital...

-- Nada más, eso es todo... Tres sitios distintos, una sombra amenazante en las ruinas... Eso es todo.

Lea siente una irreprimible necesidad de sacar su monedero y ponerse a ordenar las tarjetas de crédito (según un criterio propio que hay que alterar de vez en cuando), tirar los recibos antiguos, sumar mentalmente todo el dinero en efectivo que lleva.

Después cierra los ojos y reinicia un ejercicio de meditación respiratoria que es una de las estrellas entre las recomendaciones de su app BetterMe.

Extrañado, mira a Lea... extrañado solo al principio, pues no es tan extraño, si lo piensas con calma, y mas o menos empiezas a entender como opera Raíz... Las tres personas a la que acompañaban, tenían que tener características "interesantes" para Raíz, de distintas índoles... todo lo que fuese necesario para el cumplimiento de la misión. En lo que sí reparó su mente divagante, es que ... este grupo era el más numeroso en que había estado... eso solo podía significar una cosa: previsión de que el "asunto" fuese complicado, y fuesen necesarias distintas "artes" o "capacidades" por parte de los componentes del equipo.

Sin decir nada, movió el servilletero hacia el extremo de la mesa en que estaba Lea... por si acaso, y se atrevió a añadir...

-Miss Reed, creo que el tema de sus emolumentos no será problema en absoluto... Pero deberíamos encargarnos del asunto cuanto antes...

... No añadió que la Voz le había avisado que "La Rueda Gira"... eso tenía un significado aparente de premura...

Brenda asintió complacida ante el comentario del Padre Graham sobre los brazaletes.

- No, mi querido amigo, no creo que se equivoque. Como les he dicho, no llegué a tocar nada, pero está claro que en aquella cueva había… energías místicas, sin dudas propiciadas por los objetos. –

Finalmente, cuando todos hubieron verificado que Lea se encontraba bien y esta informó de lo que había visto, la señorita Reed dio una última calada a su cigarro y lo apagó directamente en la mesa dejando la colilla allí mismo. Solicitó la cuenta y pagó la cuenta. Cuando la camarera le dio las gracias y se alejó con el dinero, la mujer sonrió una última vez y se puso en pie.

- Muy bien caballeros, viendo que tenemos un trato, mañana a primera hora les llevaré a la cueva y realizaremos la sustracción. Les espero a las 9:00 en la base de la montaña, donde empiezan las rutas de senderismo. Por supuesto, les recomiendo encarecidamente que lleven equipo apropiado para entrar en la cueva, así como el atuendo adecuado – Esto último lo dijo tras mirar de arriba abajo a todos los presentes viendo que lo que llevaban no era  ni por asomo óptimo – Si les falta cualquier cosa disponen de tiendas por la ciudad. –

Entonces Brenda Reed hizo un gracioso gesto con la mano a modo de despedida, y se marchó.

- Hasta mañana entonces –

Y se marchó del local. Cuando quedaron a solas, la camarera volvió a acercárseles con el rostro algo serio. Se detuvo junto a la mesa y señaló la colilla.

- Disculpen pero les recuerdo que está prohibido fumar –

Y cogió la colilla con un papel y se la llevó. Todos se miraron extrañados.

Aquello había sido muy extraño. Parecía que aquella mujer y su actitud indecorosa habían pasado desapercibidos por parte de la gente del local, hasta que ella se marchó. Enseguida, justo después, la camarera les recriminó que hubieran fumado allí dentro. Algo extraño había sucedido, pero Graham no podía determinar como había pasado. De hecho ni lo sospechaba. No ira a replicar a la camarera, al fin y al cabo tenía razón, aunque la culpable de todo se hubiera ido de rositas.

- Creo que mejor será marchar a hacer unas compras, si... - Dijo el padre Graham. - Y luego a descansar. Si tenemos que convertirnos en saqueadores de tumbas, mejor será que al menos estemos preparados con un buen equipo y al cien por cien. 

Dicho aquello, Graham se puso manos a la obra. Se levantó de la silla que había ocupado hasta ese preciso momento y se dispuso a ir en busca de alguna tienda especializada en senderismo, montañismo y ese tipo de deportes. Adquirir la ropa adecuada era sin duda algo importante que debían hacer y de lo que pensaba ocuparse personalmente. Al fin y al cabo, pagaba RAIZ.

- Intentaré encontrar ropa adecuada para la expedición. - Les dijo a sus compañeros. - Envíen sus tallas por whatsapp. - Y dicho aquello salió del establecimiento dispuesto a descubrir la ciudad.

Jamal permaneció silencioso, vigilante durante la conversación, sus ojos estudiando los movimientos de Reed, su tono de voz y su enigmática mirada. Al final, vio una patrón. La emoción más primitiva se abría camino: miedo. También la sensación de que Brenda había visto algo. Algo sobrenatural que había despertado en ella un temor sobrenatural, irracional.

Mantuvo el silencio. Aún no era hora de revelar su carta.

Su atención se desvió cuando Lea pareció sufrir un repentino ataque de epilepsia o, al menos, algo muy similar. El buen doctor pidió un vaso de agua a la camarera y se lo ofreció una vez hubo recuperado la compostura. El Dr. J. encontró muy intrigante la visión detallada por Von Erfolg y anotó mentalmente la precisa ensoñación descrita por su compañera.

-- Una pirámide negra en el desierto, bañada por una luna roja. Unas ruinas, donde las sombras atacan. Unas montañas, y los rayos atacándome en ellas... Es... No ha sido agradable ser arrastrada a esos sitios.

Ruinas. Montañas. Pirámides. ¿Qué significaba todo aquello?

El doctor notó la inquietud volver a abrirse paso en su pecho, pero la mantuvo a raya. No podía permitirse dudar. El hallazgo parecía no sólo importante, sino también un desafío en sí mismo. Su intuición le advirtió de un peligro oculto, quizás acechante, aguardando en las montañas. También de las intenciones ocultas de Reed. Era patente que aquella mujer quería su ayuda -y no la de otros en RAÍZ- por algún motivo, aún no revelado.

Como ya sabrán, soy una profesional y no solo porque se me de bien encontrar piezas, sino porque se analizar a quien le va a ir mejor – Sonrie ampliamente – Así es más fácil conseguir que paguen el precio máximo jajajaja

Frases ambiguas. Podían tomarse por un elogio o por una sutil amenaza. "Sé quiénes sois", se deducía de aquellas palabras.

No dijo nada en el momento de hablar del trato. Jamal sospechaba que aquella mujer buscaba algo más que el dinero. Con todo, a juzgar por la impresión que le había generado Baker la noche anterior, el culto deseaba esos artefactos a toda costa.

- Muy bien caballeros, viendo que tenemos un trato, mañana a primera hora les llevaré a la cueva y realizaremos la sustracción. Les espero a las 9:00 en la base de la montaña, donde empiezan las rutas de senderismo. Por supuesto, les recomiendo encarecidamente que lleven equipo apropiado para entrar en la cueva, así como el atuendo adecuado – Esto último lo dijo tras mirar de arriba abajo a todos los presentes viendo que lo que llevaban no era  ni por asomo óptimo – Si les falta cualquier cosa disponen de tiendas por la ciudad. –

-Allí nos veremos, señorita Reed. Ha sido un placer-, dijo con tono neutro, estrechando la mano de la mujer. -¿Puede recomendarnos un lugar donde hospedarnos? Algo discreto, a ser posible...-, inquirió antes de despedirla.

* * * * *

Una vez Brenda se hubo ido, y tras el sospechoso comentario de la camarera, Jamal se dirigió a la barra con gesto aparentemente distraído. Se fijó en la etiqueta que marcaba el nombre de la misma.*

-Disculpe, señora-, dijo educadamente. -Esa señorita que acaba de salir por la puerta, la de la chaqueta amarilla, me ha celebrado las hamburguesas de este lugar. ¿La conoce? Suelo fiarme de las recomendaciones de los clientes habituales. ¿Sería tan amable de prepararnos seis para llevar?-, deslizó como si nada, pero atento a la reacción de la camarera. -Que una sea de pollo-, remató recordando que Lea quizás no tuviese mucho apetito tras su experiencia paranormal.

Tras la partida de la... misteriosa dama...  Mat guardó silencio... sí... misteriosa.., porque había algo que no entendía... Se fijó en la marca que dejase el cigarrillo, como... catatónico mirándola de forma obsesiva... algo no le encajaba, pero no alcanzaba a saber el qué podía ser...

La mujer fumaba, y no pasaba nada -razonó- apagó el cigarro, lo dejó, y se fué... y solo entonces la camarera se percató de que había fumado alguien allí...

-¿Soy el único que sospecha que nuestra nueva amiga, puede tener algún tipo de habilidad.... digamos... sugestiva? -Preguntó en voz baja.... Su trabajo era sospechar... y esta era otra cosa más a añadir a la laarga lista de "flecos" que iban quedando por el camino; la mayoría, inútiles, pero otros... Esto era ... extraño, o bien es la camarera la que pueda serlo, pensó.

Oyó al Doctor pedir unas hamburguesas; excelente, pensó... proteínas para la mente... comida sana para mentes sanas como la suya ...

- Y mucho interés en que hagamos esto, como para sobreponerse a lo que sea que le hiciera ofenderse tanto por lo de la mesa. - Observó Rowan.

Luego se acercó la camarera y Rowan callaría hasta que se fuera.

Bueno, ya conocían el asunto que los había traido hasta allí, pero no la verdad, a ver en que quedaba todo aquello.

-Creo que es más bien un don para pasar desapercibida.- Comento mientras le envío mis medidas al cura.- Teniendo en cuenta que esto está en medio de la nada, es bastante probable que la gente no tenga nada mejor que hacer que visitar esa montaña. Voy a ver si encuentro algún club de montañismo o espeleología, para sacarles algo de información y si puedo equipo útil. También tengo que pasar por el super. 

Me levantó y me tienta la idea de terminar de tirar la copa, solo necesitaría un discreto golpe con al levantar el bolso...Pero no, con la desaparición súbita de la influencia de Brenda, y Lea echando su primera papilla como un sifón, ya habíamos llamado demasiado la atención.

- Deberíamos alojarnos en diferentes sitios, por si acaso. Aunque hacerlo en parejas nos daría una mayor seguridad. Conozco un par de sitios en la zona, cuando decida en cual quedarme os mandaré un mensaje al grupo. 

Me giro centrada más en lo que veníamos a hacer que en las elucubraciones sobre nuestra aliada en la búsqueda. 

Samantha no pensaba que hubiera nada de raro en su compañera y estaba más centrada en qué hacer a continuación, sin embargo, cuando la camarera se acercó, Jamal no desperdició la oportunidad de hacer una velada pregunta a la mujer.

La camarera se quedó un momento inmóvil, con la vista fija en la mesa, como si se hubiera quedado congelada en el tiempo. Fue solo una fracción de segundo y en seguida volvió a dibujar la amplia sonrisa con la que les había estado sonriendo.

- ¿Nuestras hamburguesas? Las mejores del estado me atrevería a decir. Sin duda le han recomendado bien. Les pondré entonces 6 de ellas, si me disculpan…-

Todos se miraron sorprendidos no porque había eludido la pregunta importante, la que señalaba a Brenda Reed, sino por su reacción, era como si, simplemente, no la hubiera escuchado. Incluso sus palabras indicaban que no parecía haberse enterado de quién les había hablado de las hamburguesas cuando el propio doctor se lo había dicho ¿Simple despiste?

Samantha, por su lado, no tenía intención de permanecer mucho más allí y queriendo aprovechar el poco tiempo que les quedaba, decidió dirigirse a algún club de espeleología. Habiendo tantas rutas de senderismo y montañismo, sin duda habría alguna en Safford.

Samantha ojeaba el móvil mientras caminaba por los pasillos atestados de cosas y las echaba al carro con desgana. Clips, horquillas, sardinas en lata, condones estriados de todos los tamaños y lubricante, chicles (de los que desenvolvió uno y comenzó a hacer globitos mientras hacia sus compras), barra de labios, desodorante en spray, pajitas,  lápices, una linterna, pilas, un bloc de notas, un cuchillo, mecheros, guantes de látex de jardinería, un embudo, lápiz de labios, polvos para la cara claros y oscuros, con dos brochas nuevas y bolsas de vacío para el congelador, muchas. Por último un mandil de plástico que llevaba escrito "abraza al cocinero".  

El club de montañismo "Sendero verde" no se hallaba muy lejos de uno de sus moteles favoritos. De esos a los que iban los jóvenes y los casados de la ciudad a echar un polvo entre suciedad, vergüenza y culpa. Lo que le recordó que debía comprar un juego de sábanas barato y un gorro de ducha. Al pasar cogió unos pintauñas de colores fosforescentes horribles, laca, acetona y discos desmaquillantes. También un tónico facial, que estuviese trabajando no significaba que se fuera a descuidar. Al lado de la caja, mientras esperaba metió la mano entre las chucherías y cogió dos doblones de chocolate, un montón de calorías azucaradas rodeadas de dos capas de brillante papel dorado. 

Una vez pagado todo, incluida una bolsa reutilizable de tela, se acercó al club y llamó timidamente (en un acto interpretativo) a la puerta. Al otro lado había gente, y una mirilla se abrió y después de un saludo se abrió la puerta. 

-¿En que puedo ayudarle, señora?- preguntó la joven al otro lado.

-Buenas tardes, mi nombre es Vera, soy nueva en la ciudad. ¿Son el club Sendero Verde? Verán unos amigos vienen de visita y me gustaría enseñarles una ruta de montaña, pero me temo que no son tan ecologistas como nosotros.- Dando un paso atrás enseñó la bolsa de tela con el logo de las tres flechas.-Me gustaría pedirles información y si puede ser equipamiento para una breve expedición que queremos hacer. Comprar nuevos en vez de reutilizar sería taaaaan irresponsable. No me importaría pagar un alquiler con tal de evitar un consumo de recursos innecesario.

-Claro, adelante. Tenemos una tasa de alquiler, pero le podemos incluir mapas de la zona. Incluso podemos llamar a algún guía, no es recomendable ir a cuevas nuevas a ciegas. 

- Ya tenemos uno contratado, gracias. Pero toda la orientación que nos puedan dar para que no nos falte de nada, será de agradecer. ¿Podría pasarme mañana a recogerlo todo? Somos siete y no puedo cargar con todo sola.

- Sin problema...Vera ¿Verdad?- Samantha asintió alegre a la muchacha.- Un placer, pues si quieres te dejo la llave, y cuando te venga bien la metes por el buzón o te pasas a dárnosla, y de paso te inscribes.

La tarde pasó con la actriz dejándo tomar todas las decisiones a la casi profesional, mientras asentía a todo lo que proponía. Cuando salió de allí y llegó al motel, se preparó para dormir como debía, aunque nada le impediría mandar un mensaje a Rowan, tal vez no quisiera pasarla solo.

Parecía que había llegado el momento de separarse. Habían propuesto dormir por parejas en lugares diferentes. Por lo que pudiera pasar. Lo cierto era que parecían muy preocupados, casi paranoicos con el tema de mantener en secreto su relación. Algo que posiblemente fuera del agrado de RAIZ y también de la señorita Reed. Fuera como fuera, toda medida para que no les relacionaran a los unos con los otros era buena, al fin y al cabo, parecía que iban a dedicarse a saquear tumbas. Algo que sin duda era ilegal, a todas luces.

Era el momento entonces, de elegir compañero. Había descartado por completo el compartir habitación con el señor Harris. Ese hombre le daba escalofríos por alguna razón que todavía no llegaba a alcanzar. La señorita von Erfolg, Smantha y Rowan, de éstos os aún no conocía su apellido, también fueron descartados de inmediato. La carne es débil, como solía decirse a si mismo Graham y más valía evitar la tentación. Por lo tanto, sólo le quedaba una opción.

- Doctor... - Llamó la atención de Jamal. - ¿Quiere que compartamos habitación? - Le preguntó. - Así dejamos a las señoritas juntas y creo que Mathiasy Rowan ya se conocen. Podrían así... bueno... - Se encogió de hombros. - Además, así podemos proseguir con aquella charla tan interesante.

Fuera como fuera, el padre Graham decidió marcharse en busca de ropa adecuada para una exploración, así como del material que iban a necesitar. Habían hecho una lista, de hecho, la lista la había hecho el bueno de Mathias Harris. Mochila, cantimplora, galletas y barritas energéticas, navaja multiuso, brújula, cuerda, manta, piolet y mosquetones; casco con linterna, linterna de mano, bastón luminiscente, botiquín de primeros auxilios, mascarilla para el polvo y gafas de protección. 

De todo eso se iba a encargar el conductor. Había algunas de aquellas cosas que no importaba comprar para cada componente pero si la mayoría. Además de todo aquello, el padre decidió acercarse a una ferretería y añadió un par de palas y un par de picos, nunca se sabía cuando uno tenía que iniciar una excavación. Además compró varias cajas acolchadas para meter los objetos que fueran recuperando y unos cuantos pinceles, por si tenían que desenterrar o limpiar alguna de las piezas. Eso lo había visto en documentales. Los arqueólogos utilizaban pinceles para limpiar de polvo y tierra lo que desenterraban. Podía resultarles útil.

Fue entonces cuando, al pasar por una tienda de disfraces, observó un atuendo que les venía que ni pintado. Se trataba de un traje de explorador. Al principio sonrió ante la idea de llevar un traje como aquel, de explorador de África de principios del siglo XX, sin embargo, parecía ser de calidad. Al entrar en la tienda y ver que se trataba de un traje de muy buena calidad, no tuvo más remedio que probárserlo y resultó ser realmente cómodo. Por ello lo compró. Es más, compró otros seis para el resto de integrantes de la expedición, incluida la señorita Reed. 

Y una vez acabadas las compras y tras hacerse también con unos buenos prismáticos, se reunió de nuevo con Jamal y empezaron a buscar hospedaje. Un motel de tres estrellas, parecía un lugar como cualquier otro para pasar aquella noche. Si el doctor estaba de acuerdo, se podían hospedar en el motel Margie's.

- Doctor... - Llamó la atención de Jamal. - ¿Quiere que compartamos habitación? - Le preguntó. - Así dejamos a las señoritas juntas y creo que Mathiasy Rowan ya se conocen. Podrían así... bueno... - Se encogió de hombros. - Además, así podemos proseguir con aquella charla tan interesante.

Jamal, aún extrañado por la reacción de la camarera a su pregunta, salía del local con las hamburguesas y ajustándose sus gafas de sol de cristales redondos. El páter se dirigió a él captando su atención.

-Por supuesto, padre. Bien pensado-. Pareció esbozar una media sonrisa mientras asentía lentamente. -Será interesante continuar la charla donde la dejamos, sin duda-. Le seguía llamando la atención la presencia del padre Graham no ya allí, en Safford, sino en el culto. Curioso personaje. 

El doctor hizo una sencilla hoja de la compra a Mathias, que ya tenía anotaciones con todo lo relevante. Jamal se limitó a pedirle de forma específica ropa de abrigo. No hizo hincapié en nada más. Le dio una palmada en el hombro a Harris. -Sé discreto, Mathias. Si te surge algún problema, llama a mi móvil-.

Al cabo de un rato, apareció el padre Graham. 

Estaba disfrazado.

Disfrazado como si fuese a un safari en la sabana africana.

-Disculpe... ¿Le conozco?-, inquirió perplejo Jamal mientras deslizaba despacio sus gafas por el tabique nasal, clavando sus negros ojos en Graham. -¿Es algún tipo de broma, padre?-.

Si era algún tipo de chiste absurdo y anticlimático, debía ser aclarado en el momento.

Graham, que hasta el momento del reencuentro con el Dr. Jamal había mostrado su mejor sonrisa, empezó a perderla de forma progresiva. Se miró de arriba abajo. Buscaba aquello que al señor Jamal no le encajaba de su vestimenta. Alzó la mirada, extrañado. Frunció el ceño, solo un instante. Alzó un dedo y abrió la boca. Iba a decir algo, pero no lo dijo y bajó el dedo. Tragó saliva, se llevó la mano al mentón. Buscaba algún tipo de argumento. Resopló.

- ¡Si, claro! - Rió. Al menos lo intentó. Sonó falso. - ¡Una broma hombre! - Sonó un poco más creíble. Sólo un poco. - Vi el traje y no pude no comprarlo. - Sonrió, aunque aquella sonrisa ocultaba vergüenza. Estaba rojo como un tomate. - Bueno... ¿Qué, nos vamos? - Carraspeó. - Tengo ganas de darme una ducha...

A Lea le sentó muy bien el aire fresco de la calle. Las extrañas visiones que había sufrido apenas un rato antes seguían apareciéndosele en flashes repentinos, pero ya se encontraba mejor. Aún en la puerta de la cafetería, aspiró una bocanada y pulsó su número favorito en el teléfono.

-- Rocío, bonita --espeta en cuanto se establece la conexión-- voy a necesitar más ayuda urgente. Eres la mejor. Mira, búscame el mejor hotel de Safford, por favor, y me reservas una habitación doble para esta noche. No, tranquila, puedes volver a respirar, no he caído en las redes de ningún galán, como dices tú. No, no te lo voy a explicar. Una habitación doble con camas separadas, gracias

Un pequeño suspiro de enfado sale de sus labios, pero enseguida se le pasa, consciente de que Rocío es irremplazable como ayudante.

-- Una cosita más: busca una buena tienda de electrónica por aquí y a ver si puedes conseguir comprar y que me traigan esta misma tarde varios bancos de energía para recargar el móvil, un móvil de repuesto, una antena amplificadora de la señal 4G y, por si acaso, seis buenos walkie-talkies. ¿Lo tienes? Muchas gracias, Rocío. En cuanto tengas la dirección del hotel me la mandas. Graciasss.

Después se gira hacia Samantha y sonríe:

-- Espero que no le importe que me haya encargado ya de reservar el hotel. Estoy acostumbrada a no perder mucho tiempo con estos detalles.

Cuando el padre sugirio que se separaran de Mathias o de él Rowan negó con la cabeza.

- Nos han asignado algo así como su protección, así que deberíamos emparejarnos de otro modo.- Les recordó, dejando les escoger cómo mejor considerasen oportuno y cuando hablaron de hacer compras Rowan se quedó meditativo.

Rowan como siempre, lo tenía que controlar todo, así que no se fió de lo que el padre fuera a traer, pensó que trepar y  la espeleología eran muy parecidos, así que busco tiendas de escalada y cosas similares., fue a comprar ropas de tejidos resistentes a cortes, mitones, cuerdas, mosquetones, arneses, pasadores y clavos, una brújula, dos Piolets, crampones y un cuchillo. En definitiva todo lo necesario para una escalada de 15 metros en vertical.

Además de cascos y linternas, como esos tubitos fosforescentes que iluminaban al doblarlos. También compró un spray fosforito para ir marcando el camino por las cuevas de acuerdo fueran por ellas.

-No había caído en radios de corto alcance. - Dijo Rowan elogiando su idea, mientras volvía con una mochila bastante abultada. - He pensado que alguna de estas cosas serían de utilidad a todos. Espero no haberme excedido. - Dijo 

Mientras Samantha rellenaba los papeles que le sacaba la joven, escuchó a la joven contarle historias sobre el folklore de la zona.

- Desde luego han elegido un buen lugar para empezar este gusto por el senderismo y la espeleología. No son pocas las rutas que hay en el Monte Graham, de distintas dificlutades todas ellas marcadas por lo que no les será difícil seguirlas. Para mantener el interés para aquellos menos propensos a disfrutar de la naturaleza, la zona está llena de historias que le pueden ayudar a amenizar el paseo. Como sabe, esta zona es famosa por los grandes observatorios que pueden encontrarse ya que la poca contaminación lumínica unido a un cielo normalmente despejado, lo convierte en un emplazamiento idóneo para ver las estrellas. No es difícil ver alguna estrella fugaz si se mira con suficiente antención. Por supuesto, esto también ha provocado habladurías sobre ovnis y naves espaciales y un encubrimiento por parte del gobierno ¿Se imagina? – Esto lo dice riendo, mostrando su absoluto escepticismo. – También hay varios avistamientos de Bif Foot que harán que quieran estar más atentos aunque los que lo vieron siempre iban… por asi decirlo… perjudicados – la joven echa a reir – Pero si hay una historia real son las disputas del pasado con los Apaches ya que todo lo que ve, antaño fue suyo. Se habla de terribles maldiciones y espíritus que se ocultan en los bosques y aunque yo no he visto ninguno, si miran bien siempre podrán ver marcas o símbolos de esta gente. –

Cuando finalmente firmó el último de los papeles, la muchacha se colocó las gafas que se le habían resbalado un poco por la nariz y se puso seria.

- Solo tengan cuidado, sigan al guía y no se salgan de los caminos. Si hay historias que también son ciertas son las de excursionistas desaparecidos o scouts que nunca volvieron de la montaña. Solo sigan las rutas prefijadas y si se pierden, contacten con la radio que se les procurará mañana.-

Entonces guardó los papeles y le dedicó una última sonrisa

- Y sobre todo disfruten de lo que el Monte Graham puede ofrecerles. –

La joven acompañó a Samatha afuera tras lo cual, cerro con llave pues ya era tarde. Sin nada más que hacer, puso rumbo al hotel que había reservado

Cada miembro del culto se dispuso a conseguir equipo por su cuenta y cuando se sintieron a gusto, se dirigieron a sus respectivos hoteles. Rocio consiguió para Lea una habitación en el que parecía el mejor hotel de la zona, conocido como SpringHill Suites Thatcher. No era gran cosa, pero al menos tenía habitaciones amplias y limpias, con conexión WIFI en las habitaciones, algo básico para Lea. Mientras estaban allí, les llegó el pedido de baterías, móviles y Walkies que había solicitado.

El doctor Jamal y el padre Graham se hospedaron en un motel algo más humilde, el  Motel 6 Safford AZ donde tenían habitaciones no demasiado llamativas, pero lo justo para no pasar demasiada noche.

Mathias se fue directo al vehículo y sentado en el asiento del piloto, se recostó sobre el sillón y allí mismo se durmió.

Rowan fue el último en buscar hospedaje y como no quería quedarse en el coche a solas con Mathias, se buscó su propio hospedaje en un motel a las afueras llamado Economy Inn Safford. Eran apenas cuatro paredes con una cama y un televisor de tubo antiguo pero suficiente para lo que él necesitaba.

Y así, la noche pasó. Todos descansaron y a pesar de no ser sus hogares, tras pasar casi 24 horas el día anterior en un coche, les supieron a gloria las camas donde habían descansado. Entonces se reunieron en el vehículo para poner rumbo al Monte Graham.

Entonces pusieron en común todo el equipo que habían adquirido, mochilas, piolets, cuerdas, linternas, Walkies, mucho equipo… tal vez demasiado.  En algunos casos habían comprado cosas por duplicado y tenían excedentes de casi todo. Claramente había habido un problema de comunicación o tal vez de desconfianza por parte de todos que les había llevado a varios hacer las compras por su cuenta. Habiéndolo cargado todo a la organización, bien sería posible que les dijeran algo a la vuelta, sin embargo, ese era un problema para cuando volviesen.

El vehículo comenzó a moverse y enseguida salió de la ciudad de Safford para, tras coger la salida, dirigirse camino arriba hacia el parque natural del monte Graham. Apenas habían podido meter todo en el maletero e incluso habían tenido que llevar cosas consigo atrás. ¿De verdad cargarían con todo durante aquel trayecto? Para colmo, no habían podido encontrar ropa adecuada para la excursión por lo que iban con lo puesto.

El camino ascendía y el paisaje abierto fue poblándose cada vez de más arboles y rocas. El cielo estaba despejado y hacía una mañana estupenda. En breve llegarían.