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RAVENGRO: DE VISITA POR EL PUEBLO:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), 4 DE ABADIO.

DE MEDIA MAÑANA HASTA MEDIODÍA. MEMORIAL DE PIEDRA ALZADA.

Además de las amenazantes ruinas de Piedra Alzada en la colina cercana, el punto de referencia más distintivo de Ravengro es una estatua de piedra cubierta de musgo, de siete metros y medio de altura, que domina el río. La estatua representa a un humano musculoso vestido con cuero y enarbolando una cachiporra.

El Doctor Vandel examina con curiosidad la estatua, en la placa conmemorativa hay inscritos un total de veinticinco nombres, los de los guardias que murieron en el incendio de Piedra Alzada del Año 4661 RA. La estatua en sí representa al más notable de ellos, el Alcaide Hawkran. También se incluye el nombre de Vesorianna, la esposa del Alcaide. Todos los nombres están bellamente cincelados en la base de piedra de la estatua.

Velkan recuerda que el memorial es un punto de encuentro porpular para citas a altas horas de la noche entre los jóvenes amantes de Ravengro, ya que tiene la justa mezcla de romance trágico y ambiente escalofriante sin tener que ir hasta los terrenos supuestamente embrujados de la propia Piedra Alzada.

Durante algunas horas, el Doctor Vandel y Velkan se ocupan de limpiar la estatua de sangre, incluyendo la letra "V", hasta dejarla bastante limpia. Durante todo ese tiempo, diversos aldeanos les observan, así como Pevrin, el hijo del posadero, pero nadie dice nada.

¿Lo ves, Velkan? No hay nada de malo en unos simples turistas que vienen a ver un monumento local. Y estamos limpiando la estatua, y eso es buen acto. Nadie nos va a abuchear por esto.

Aunque para estar al sur del pueblo, este sitio está muy concurrido...

Si la lista que obtenían del Padre Grimfurrow no diferenciaba entre guardias y prisioneros, necesitarían los nombres de la estatua para cotejar y tachar los nombres de los centinelas. Necesitaría tomar nota, pero sacar un pergamino, pluma y tinta en este lugar sí que resultaría raro.

¡Pevrin! ¿Puedes venir un momento, por favor? Necesito tu consejo.

Interrogo al niño sobre los platos y vinos que hay en el negocio de su padre, y hago como que anoto sus respuestas. Pero en lugar de ello miro por encima del hombro de Pevrin la placa, y lo que anoto son los nombres de los difuntos. No es muy original, pero no creo que nadie en este pueblo haya leído la novela de la que copié la idea.

DOCTOR VANDEL:

- Hablando con Pevrin aclaras un dato interesante: Ninguno de los prisioneros está entre los nombres del memorial. Sólo están el Alcaide, su esposa, y los veinticuatro hombres de la guarnición que murieron en el incendio.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), 4 DE ABADIO.

MEDIODÍA. MEMORIAL DE PIEDRA ALZADA.

Tras realizar las tareas que los habían llevado hasta el monumento memorial el Doctor Querio Vandel y Velkan abandonan el lugar y regresan a la casa de Kendra Lorrimor.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Tras despedirse con un corto abrazo de Sascha, el semiorco se echa por los hombros el grueso capote de cochero, para después calarse el sombrero de ala ancha hasta las orejas y tapar el resto de su rostro con una gruesa bufanda gris de aspecto manido.

Espera a que todos hayan salido al exterior y con un rezo a los espíritus por aquellos que quedan en al casa, cierra la puerta. Una rápida carrera le dirige al carruaje en el cual comprueba que todo esté en perfecto estado, incluyendo frenos, ruedas y calzos de madera. Aprovecha la breve inspección para echar un tiento al barrilito de cerveza que mantiene oculto en un panel en el pescante para así templar un poco los nervios. Una vez de vuelta se dirige a Konrad.

- Todo en su sitio Amo, el carruaje estar bien. -

Ajusta de nuevo su bufanda mientras avanzan, esperando no mostrar demasiado de su cara para no provocar desasosiego a los aldeanos con los que se cruzan. La señorita Lorrimor explica la función de los diferentes edificios a los que no son del pueblo o no lo han visitado recientemente. Incluso a Gruñido se le escapa la extrañeza de que los músicos estén tocando precisamente al lado del edificio de los calabozos. Entrar por la puerta principal sería algo harto complicado, pero quizás un discreto acercamiento por la parte de atrás fuera posible. Eso sí, si el joven señor Janos pensaba pasar desapercibido con toda esa chatarra que llevaba encima, estaba bien equivocado.

Un escalofrío recorre la espalda del supersticioso cochero cuando escucha la fúnebre canción de las niñas que están jugando. Mientras hace un gesto para alejar la mala suerte, Gruñido susurra a los más cercanos.

- Si querer ir por atrás de calabozos mejor esperar a ser un poco más de noche, para que así gente no ver. Músicos estar en la puerta, así que pasar por allí sin ver ser difícil. -

El desconfiado cochero sigue mirando de acá para allá, prestando atención sobre todo a las posibles caras desconocidas que atisbe.

Mira que majas las niñas...-dice, al escuchar la macabra canción.

Había perdido un poco el hilo de la explicación. Le pareció oir a Kendra hablar del Demonio Reidor, pero Vandel lo había escuchado en algún otro lado que se trataba del Diablo Reidor. Trató de hacer memoria... ¿dónde...? ¡Ah, sí! En el cartel del tablón de anuncios que avisaba del concierto.

¿Qué es el Pergamino Desplegado, Kendra? Suena a tienda de pergaminos mágicos, pero es un nombre tan bien traído que un librero o un masajista avispados también se habrían sentido tentados de usarlo para sus negocios.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Kendra se volvió para antender a la pregunta del Doctor Querio, que además podría ser de interés para el resto del grupo.

-Sí, es una casa propiedad de Alendru Ghoroven, antes era un hechicero pero ahora está retirado, de vez en cuando da clases a algún muchacho que puede permitirse el coste. Es un buen profesor de matemáticas, historia y también de teoría de la magia. Por supuesto para eso también enseña a leer, la mayoría de sus alumnos no saben. Dicen que es un profesor bastante estricto, pero efectivo. Claro que no solo vive de sus clases, también vende algunos objetos mágicos o hechizos, algunos hechos por él mismo, también pociones creo. Si les interesan ese tipo de cosas quizás quieran hacerle una visita o si tienen algún objeto mágico que no sepan usar...

La muchacha esperó a ver si alguno de sus invitados tenía más dudas y mientras tanto las niñas seguían jugando a saltar a la cuerda, dos nuevas niñas entraron esta vez en el juego y siguieron con la canción.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MÁS AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Las explicaciones de Kendra Lorrimor se le antojaban tan insulsas y aburridas que le hacía dudar de que fuera hija de quien era."De tal palo, tal astilla" dicen, pero en aquel caso el refrán no hacía justicia al difunto progenitor. Konrad había pasado muchas horas hablando con su amigo el Profesor Lorrimor, tocando casi cualquier tema, sin aburrirse lo más mínimo.

Quizá el opio hacía que todo pareciera más interesante...

Ahora apenas habían dado un corto paseo por el pueblo y le vencía el tedio. Afortunadamente, un noble siempre sabe disimular lo que siente por dentro, y en eso Konrad era un especialista, por lo que con una tenue sonrisa tomó a la mujer del brazo.

- Camina junto a mí, querida.- Le pidió con dulzura Konrad mientras entrelazaba su brazo con el de la hija de su amigo, dejando bien a la vista el llamativo sello familiar. El grupo que conformaban los extranjeros era muy peculiar. Armados hasta los dientes pensaba que caminar junto a Kendra podría darle a él un aire distinguido a la par que menos agresivo para los recelosos habitantes de Ravengro.

¿Y si nos pasa aquello delante de todos los del pueblo?- Pensaba con desasosiego. Ni siquiera sabían la causa como para controlarlo. Empezaba a dudar de que salir a pasear fuera una buena idea. ¿Y si le pasaba eso a el? ¿Podría controlarlo, podría controlarse?

Caminando con su habitual distinguido porte, Konrad hacía como que escuchaba atentamente a Kendra. Ora asentía, ora se hacía el sorprendido de que en un pueblo como aquel hubiera tantas peculiares tiendas. La única que le pasaba por la cabeza visitar era la de empeños, ahora que el Destino había querido que se quedase como único representante de los Mykephoros. Negó un segundo con la cabeza dejando escapar un quedo suspiro. No podía volver a las andadas. Ahora que había comenzado a rehacer la relación con su hermanastro y encontrado al otro perdido no podía dejarlos escapar sin más, como agua entre las manos. El peso de la enorme responsabilidad que acarreaba ser el cabeza de familia pareció encorvar su espalda

- Sí, sí.- Dijo sin demasiado interés a las palabras de su cochero que acompañó con un gesto de la mano batiendo el aire, como sin ganas. Así daba permiso a Gruñido a hacer lo que se le antojara respecto al otro mestizo. Entre los músicos y el enlatado Janos no creía que la gente se fijara mucho en el semioculto semiorco. Su cabeza, extrañamente para él, no dejaba de preguntarse por la suerte que correría Gheorghe en el horrible mundo al otro lado de las brumas amarillas.

Sabe cuidarse solo, mucho mejor que yo. Y además, está acompañado.- Aunque los desafortunados encerrados en aquel manicomio hubieran perdido la memoria, y la de Konrad estuviese difusa al respecto, no dejaban de ser viejos compañeros de fatigas y no poco válidos en sus respectivos campos.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Avanzaba cabizbajo y en silencio, sus oídos estaban atentos a las palabras de Kendra y de vez en cuando lanzaba miradas furtivas a sus alrededores por si veía algo extraño, viejas manías de oficio. De vez en cuando miraba a su anfitriona sorprendido de ver lo adulta que era ya la joven niña que él había conocido cuando protegía al veterano profesor. El tiempo pasaba rápido y él sin embargo no había cambiado demasiado o no tenía la amplia sensación de avance y progreso que observaba en sus compañeros.

—¿Qué es lo que pensamos hacer exactamente? Nadie me ha explicado nada y me gustaría tener alguna idea.

Fue casi lo primero que dijo desde que salió de la casa de los Lorrimor, desde su vuelta y tras haber descrito su peripecia al otro lado se había mantenido en silencio total. Su aspecto había mejorado levemente, seguía habiendo rastro de sus heridas y todavía persistían las ojeras en su rostro, pero en ese momento estaba más presentable.

—He pensado bastante en el viaje al otro lugar, sigo pensando que algo que nos pasó en nuestro viaje con el profesor Lorrimor nos marcó.  Deberíamos buscar en casa información del viaje o libros sobre él ¿no?

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Gruñido trataba de pasar desapercibido a pesar de que su casi metro ochenta y su metro de hombro a obro enfundado en su capote no ayudaban demasiado. A pesar de ello la presencia del amo Konrad con su aura de autoridad y magnetismo seguro que hacían que no se fijaran demasiado en una figura algo retrasada con respecto a él. Janos sin duda debía ser también un foco de atención con su indumentaria que le hacía parecer preparado par aun batalla.

El semiorco tenía el pie ligero a pesar de su tamaño, y era capaz de moverse en silencio de ser necesario. El plan de acercarse por detrás del edificio en busca de alguna ventana u oquedad cada vez se hacía más sólido, al menos en su mente. Luego Velkan protestó, y con razón. Nadie le había explicado casi nada. Gruñido tironea de las ropas del bárbaro llamando su atención.

- Amo y el resto querer ver concierto, aunque parecer que empezar algo más tarde. Poder aprovechar entonces para tratar de hablar con mestizo semiorco capturado por tramperos de fuera del pueblo. Decir que haber orcos por aquí y querer relacionarlo con ellos para juzgarlo y matarlo. -

Gruñido no sabía nada de dónde consultar la información de la que Velkan hablaba pero ya habían propuesto algo parecido antes y se dijo que la biblioteca era bastante grande como para buscar algo así. A lo mejor en los libros que el Profesor había marcado como peligrosos había alguna respuesta a ese enigma.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Kendra se sintió algo desorientada cuando Konrad le ofreció su brazo, por un lado sería una descortesía rechazar un gesto tan caballeroso por parte del noble, pero que la vieran de su brazo podría dar lugar a habladurías en el pueblo y en aquellos momentos no sabía si era muy bueno. En cualquier caso finalmente accedió con una sonrisa a caminar junto a Konrad por el pueblo. Era un hombre de buena posición y un buen amigo de su difunto padre, no había nada malo en dejarse acompañar.

-Gracias Señor Konrad, es usted todo un caballero.

Probablemente con Janos haciendo tanto ruido y acompañados de Gruñido el hecho de ir del brazo de Konrad sería lo menos llamativo de todo el grupo.

-Ahora la mayoría de gente está terminando su jornada y se marcha a sus casas o para en la taberna a tomar algo, pero parece que la plaza está concurrida. ¿No les parece?

Dejó que fuera Gruñido quien explicara a su hermano lo que iban a hacer, era normal que se encontrara desorientado después de esa experiencia tan traumática. Aunque había una pregunta que tenía ganas de formular desde hacía tiempo.

-Parece que han llegado a la conclusión de que todo lo que ocurre tiene que ver con la expedición que hicieron con mi padre, podrían buscar información entre sus papeles pero creo que él desconocía todo esto, si no les hubiera advertido de alguna manera. ¿Sucedió allí algo fuera de lo normal? Mi padre nunca hizo referencia a nada así, aunque quizás simplemente no me lo comentara. ¿No es posible que sea por otro motivo? Solo espero que los otros estén bien. ¿Creen que el Señor Gheorghe volverá pronto?

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Los músicos que estaban cerca de los calabozos dieron media vuelta y se dirigieron al callejón donde terminaba el Demonio Reidor.

-¡Corre, no podemos llegar tarde! Además desde ahí afuera no se ve nada, tendremos que esperar a mañana.

Y mientras unos se encaminaban a su trabajo en la plaza la gente iba y venía, algunos charlaban entre ellos, otros señalaban al extraño grupo y muchos cotilleaban sobre ellos. Las niñas, ajenas a todo, seguían centradas en su juego y nuevamente tocaba el cambio, otro par de nuevas niñas siguieron con la tonadilla.

No te preocupes, Kendra. Velkan y yo regresamos, y ninguno pasamos más de un día allí. Creo que Gheorghe pronto se reunirá con nosotros.

Para nada. Querio no lo creía. No creería que ello iba a pasar hasta que comprendiense las reglas físicas y sobrenaturales que regían el fenómeno. Centrándose en problemas más evidentes, observó la cara de uno de los músicos:

Bufff...-soltó, decepcionado.

Se habría jugado el pescuezo de Sascha a que los miembros del Camino Susurrante aprovecharían el oficio de músico itinerante para entrar y salir del pueblo, pero aquellos pardillos no tenían el aspecto sospechoso que el Doctor había esperado. Menos mal que la apuesta no era valiosa.

Disculpadme... Voy a desear suerte a los artistas-se excusó ante Kendra y el enjambre de pretendientes que la acompañaban.

Querio Vandel se adentró en el callejón y abordó de manera poco sutil a los músicos.

¡Buenas tardes tengan, caballeros! Siendo viajeros, tal vez traigan noticias frescas de más allá de los límites del pueblo. ¿Ha ocurrido algún evento importante en las últimas semanas? ¿Algo anómalo en los caminos? Se lo preguntaría tras la actuación, pero entonces ustedes estarían rodeados de jóvenes impresionadas, y no podría acercarme.

Uno de los músicos se volvió rápidamente pensando que el Doctor Querio era un fan que le había reconocido y que venía a recoger algún autógrafo, claro que en aquellos momentos no llevaba ni pluma ni tinta con él.

Quizás sea de esos admiradores que traen su propia pluma y tinta, aunque no lo parece, puede que su amigo, ese que van tan cargado; seguro que lleva todo eso.

Y mientras el músico pensaba sobre ello y después se decepcionaba porque Querio no lo había reconocido, su compañero, que lo conocía bien, aprovechó para meter baza.

- ¡Ja! ¡Eres un engreído! Disculpe a mi amigo, caballero. ¿Algún evento importante en las últimas semanas o en los caminos? Déjeme pensar...

El primer músico, ya recuperado de la primera impresión y mucho más animado con las palabras finales de Querio sobre terminar el concierto rodeado de jóvenes doncellas interrumpió y volvió a torma la palabra.

- Sí, sí, claro. Muchos, muchos. Por ejemplo, escuchamos la historia de un grupo de aventureros que llegó hace años a Ravencross y estuvieron buscando algo allí, ya sabe un tesoro o un artefacto mágico, algo así. El caso es que entraron en unas ruinas y resulta que despertaron algo terrible. Al final el pueblo acabó muy enfadado con ellos y terminaron echándolos a todos. La verdad es que era un pueblo muy tranquilo hasta entonces. ¿Verdad Tom?

- Verdad, pero no fue en Ravencross, fue en Santa Ravena y no los echaron, acabaron matándolos o sacrificándolos a esa cosa terrible que después volvió a dormirse. Es que la gente no debería ir molestando en los pueblos de otros. ¿Por qué no hacen esas cosas en sus propios pueblos?

- Estoy totalmente de acuerdo. ¿Qué opina usted? - Se dirigió al Doctor, aunque casi de inmediato pareció venirle otra historia y continuó sin esperara respuesta. - Y luego está lo de los fuertes del Oeste de Ustalav, aunque ahora están todos en ruinas, hace años los orcos de la Fortaleza de Belkzen atacaron los últimos que quedaban en pie y pasaron a cuchillo a los supervivientes.

- Por no hablar de la zona sobre la que estuvo lloviendo cuarenta días seguidos agua emponzoñada, dicen que destruyó una guarnición y que la gente murió de hambre o huyó de la región.

- ¡Y a los supervivientes los orcos los pasaron a cuchillo!

- ¡Eso no es verdad! Ahí no había orcos.

- ¿Y tú cómo lo sabes? ¿Acaso estabas allí? A mí me dijeron que había orcos y que pasaron a cuchillo a todos.

El interpelado iba a responder, pero se dio cuenta que ya se estaba haciendo casi de noche así que cogió a su amigo por un brazo y lo arrastró.

- ¡Lo siento! ¡Tenemos que irnos! No podemos llegar tarde, venga a vernos al concierto, no se arrepentirá. ¡Y traiga a sus amigos!

Los músicos así se fueron con la música a otra parte o quizás no porque un nuevo par de niñas tomaron el relevo en la cuerda y siguieron con la tonadilla.

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AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Salgo de la casa junto con el grupo, caminando para conocer un poco de Ravengro mientras nos acercamos al concierto y a la prisión en la que tienen al desgraciado semiorco que tomaron prisionero por supuestamente ser parte de los ataques de orcos en las afueras del pueblo.

La decisión de llevar todas mis pertenencias no me está siendo del todo cómoda, pues las alforjas que llevo generalmente en mi caballo son tan incómodas como pesadas para ser llevadas por una persona, lo que me hace lento y cansa más de lo que necesario.

Escucho con atención a las pequeñas que juegan en la cuerda pero no me parece que digan cosas buenas para una niña de esa edad, o para nadie.

"Pero en este pueblo de mierda, donde todos son ignorantes y violentos, no me extraña que ese sea el tipo de juego infantil que tengan. Muerte y sangre parece ser lo único que respetan."

Entonces recuerdo lo que hablamos con Gheorghe y siento un poco de piedad hacia ellos, así como de preocupación por mi maestro, pues no sé si está bien o qué. Solo espero que mi próxima sanación no sea para salvarle la vida. Espero que vuelva tan bien como se fue.

Sin aguantarlo más, miro al resto del grupo y le hablo:

 - "Volveré a la casa a dejar algunas de estas cosas. Creo que me faltó algo de sentido común y no lo pensé bien. Regresaré acá lo antes posible."

Me giro y me dirijo hacia la mansión, dispuesto a dejar las alforjas y las cosas menos útiles, pues no es necesario andar con tanto si es que somos llevados al "otro lado". Quizás con solo algunas de estas cosas sea suficiente, pero lo importante es poder descansar en este paseo y no terminar más agotado.

¡Apura, o te perderás el concierto!-dijo a Janos, tras volver pensativo de la conversación del callejón.

Lanzó una mirada a Gruñido, como si lo que iba a decir pudiese avivar unas llamas contraproducentes para su estancia en Ravengro.

Los músicos mencionaron la Fortaleza de Belkzen, desde la que los orcos hicieron de las suyas años atrás. Esos ataques podrían justificar el nacimiento de un mestizo como el prisionero. En cualquier caso, la defensa de ese tipo sigue siendo imposible. Es perfectamente pausible que los orcos de entonces secuestrasen algunas mujeres humanas y las llevaran a la fortaleza, con lo que el prisionero se habría criado con las mismas tribus orcas que han causado tanto mal a estas tierras.

En fin, será mejor que entremos en el concierto. Eso, o ir al Pergamino Desplegado y pagar unas monedas al hechicero local para que detecte si hay magia en nosotros que justifique nuestros "viajecitos". 

Omitió deliberadamente la que consideraba la peor opción: hablar con un semiorco que cada vez tenía más aspecto de culpable.

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DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

AVANZADA LA TARDE.

RAVENGRO.

Mientras Querio hablaba con los músicos, Janos se despedía de sus compañeros para acercarse a casa y dejar algunas de sus cosas.

-Está bien Señor Janos, supongo que estaremos en el Demonio Reidor. A no ser que queráis ir a otro sitio antes, aunque el concierto está a punto de comenzar.

Kendra miró al grupo que allí quedaba, parecía que el Doctor quería ir directamente al concierto, pero no sabía si los demás también deseaban aquello o tenían otros planes, miró a Konrad, Velkan y Gruñido antes de continuar caminando hacia el Demonio Reidor y mientras lo hacía las niñas parecía que llegaban a la última parte de su tonada, que después comenzaron a repetir desde el principio una y otra vez.