Partida Rol por web

Historias de Horror I.

Diálogos.

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22/06/2017, 00:56
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

La cabaña estaba situada en un terreno tratado de forma natural donde el carro cabía cómodamente y los caballos podían estar a gusto.

Lo primero que hice fue comprobar un par de cosas, alarmas caseras que instalaba siempre cuando salíamos de la cabaña, y que llevaban allí desde la noche anterior cuando ambos salvajes fuimos al claro del bosque.

Nadie había estado por allí.

- Vamos, Gruñido, recoge tus cosas.

Entré en la cabaña, y lo primero que hice fue recoger a Rhakan que reposaba tranquila entre las pieles que formaban las sábanas del que había sido mi lecho.

- Ya estoy aquí, Rhakan. Nos vamos. - Así como si hablara con un animal, una mascota, me dirigía al hacha con palabras sencillas, con órdenes claras.

Me giré con ella en las manos y se la mostré a Konrad, con una sonrisa divertida y algo de orgullo en el gesto.

Pululé unos minutos por la estancia, echando sobre una tela algunas cosas, como otras vestiduras y varios tarros y cajas de madera, de las cuales antes de ponerlas en el futuro hatillo junto a las demás cogí una ramita verde que contenía algunas hojas de pequeño tamaño y que parecía impregnada en un aceite, y me la metí en la boca. La mastiqué con energía y un gesto de amargor en el rostro.

Cuando todo estuvo preparado, armé el hatillo y lo colgué de Rhakan, esperé a que Gruñido terminara con el suyo, y guié a ambos varones al claro del bosque, el cual no estaba a gran distancia andando de la cabaña.

En el claro aún estaba el círculo de estacas formado para el ritual que en el Dia de Gozreh quedó incompleto. Algunas se habían caído, probablemente por el paso animales o por acción del viento.

En la mayoría, clavados, se podían distinguir cadáveres de pequeñas alimañas tales como ratas, ardillas y conejos, la mayoría mordisqueados y con claros signos de putrefacción, que despedían un olor bastante desagradable. De algunos sólo quedaba la calavera, a otros les faltaban miembros, o sus tripas habían sido desparramadas al estar sus pieles rasgadas. En varias de las que estaban vacías había restos de sangre que delataban que otras bestias habían ocupado un puesto en ellas, pero habían desaparecido por completo. Aquello parecía complacerme.

- Quedáos aquí.

Con cierta parsimonia dí una vuelta alrededor del círculo, por fuera, colocando de nuevo las estacas, hasta volver al lugar donde estaban ambos futuros espectadores. Con cuidado pero fírmemente les empujé hacia atrás para que se alejaran un poco más.

- Escuchadme bien. - Dije mientras ponía a Rhakan al cuidado de Gruñido. - No entréis en el círculo, pase lo que pase. Sólo si veis que quiero salir y no puedo, y si yo os lo pido, romped el círculo tumbando algunas de las estacas antes de acercaros a mí. Pero aseguraos antes de que el ritual ha finalizado. Tranquilos, os daréis cuenta de ello, y Gruñido ya está acostumbrado. Lo notará en seguida.

Con algo parecido a una sonrisa cariñosa en los labios, acaricié la barbilla del semiorco. Después, clavé la mirada unos segundos en los ojos de Konrad, y sin ningún pudor, me deshice de las prendas que llevaba. Desnuda, me dirigí al centro del círculo, y me coloqué de perfil a ellos.

Allí me quedé quieta, en pie, con la cabeza ligeramente agachada, los pies algo separados, y los brazos relajados a ambos lados de las caderas, con las palmas mirando hacia adelante.

Comencé a musitar en voz muy baja lo que parecía un salmo, y el aire parecía enrarecerse a medida que yo subía poco a poco la voz, hasta que el ambiente estuvo cargado, como un lugar cerrado durante mucho tiempo, aunque estábamos al aire libre.

Me callé repentinamente, y comencé a moverme. Al principio era casi imperceptible, apenas un balanceo a un lado y a otro, pero que se fue pronunciando, y al que se fueron acoplando movimientos de brazos, y cabeza. Lo único que no movía eran los pies del suelo.

Al final, parecía un baile casi frenético y sin sentido. Movía los brazos de forma caótica, sin lógica, a veces con movimientos suaves y otras con cambios bruscos. Me agachaba, me levantaba, hacía arcos casi imposibles con la espalda. Y durante todo el proceso tenía los ojos muy abiertos, casi no parpadeaba.

De repente también paré de moverme, justo cuando adoptaba una postura muy estirada y con los brazos hacia adelante, y daba la sensación de que los apoyaba en algo, como si una mano enorme e invisible me sujetase por la cintura y yo reposara los brazos en la muñeca de ésta. Entonces, los bajé despacio, y volví a hablar de nuevo, en el mismo idioma inteligible, pero esta vez no parecía un salmo, si no una conversación. Parecía que hacía preguntas y peticiones, y esperase respuestas, como una negociación. Miraba hacía arriba, como si mi interlocutor fuese más alto que yo, pero de forma más natural, parpadeando y moviendo cabeza y brazos en gestos normales de expresión. Con ellos a veces me señalaba el vientre, o imitaba el movimiento de arrastrar algo hacia abajo del pecho a las rodillas.

Minutos después, volví a callar, y me quedé quieta, esperando algo.

De forma inesperada, mi cuerpo reaccionó como si recibiera un empujón desde la espalda. Abrí las piernas un poco más mientras me inclinaba hacia adelante, al principio como un gesto instintivo de mantener el equilibrio, pero después emití un gemido de dolor, y me agarré el vientre con fuerza. Quedé inclinada hacia adelante, y doblé las rodillas. Apretaba los dientes y miraba al suelo casi con locura en la mirada, con sufrimiento.

Dos gemidos más, algunos espasmos, y un líquido comenzó a resbalar por el interior de unas de mis piernas. Al principio podía confundirse y parecer que estaba orinando, pero poco después el líquido se volvió rojizo y algo viscoso. Y yo aparentaba estar haciendo un gran esfuerzo por expulsarlo.

El tiempo que pasé en ese estado se hizo eterno, hasta que las rodillas me fallaron y caí con ellas en la tierra. Me hice un ovillo, con la frente pegada al suelo, respiraba con dificultad. Tosía. Pasaron segundos hasta que fui capaz de incorporar un poco el cuerpo, y me miré las manos que estaban manchadas de sangre por haberlas escondido entre las piernas después de caer. Y sucedió, quizás, lo más inesperado de todo el espectáculo: rompí a llorar.

Un llanto amargo que duró sólo un instante, pero en el que tuve la sensación de que había derramado más lágrimas que en toda mi vida junta.

El aire comenzó a despejarse. A limpiarse. A volver a ser aire de primavera nocturna, fresco, reconfortante. El ritual había acabado.

Miré en dirección a Konrad y Gruñido. Hice amago de girarme, aún de rodillas. Quise gatear, pero no pude. Extendí un brazo hacia ellos mientras el otro volvía a sujetar el vientre.

- Romped... el... círculo...

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22/06/2017, 13:08
(CC) Velkan Matacambiantes.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

A MEDIA TARDE. ESTABLOS DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RANVEGRO.

Resopló ante la pregunta de Gruñido y trató de hacer memoria para recordar el momento exacto y como sucedió aquello, tardó un poco en hablar y cubrió ese tiempo rascando su bigote y mesándolo.

No es una gran historia supongo, es bastante normal y aburrida creo. El Profesor Lorrimor buscaba guías y gente que pudiera protegerle en sus expediciones e investigaciones, estaba temporalmente inactivo por falta de compañeros y comenzó a preguntar. No sé que persona le dio mi nombre, pero yo me había ganado algo de renombre entre los lugareños como rastreador y cazador de... como cazador. Al Profesor Lorrimor le interesó y contactó conmigo, llegamos a un acuerdo y comencé a trabajar con él, primero fue mi jefe y luego un buen amigo.

Faltaban detalles, conversaciones, impresiones y momentos puntuales, pero no era necesario detallarlos. Pertenecían a su memoria y allí quedarían. Escuchó las palabras de Sascha y asintió despacio, tampoco en esa ocasión habló nada más asentir, esperó un poco para hacerlo.

Me alegro de que estéis bien con Konrad, parece que os tiene en mucha estima.

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22/06/2017, 19:19
(CC) Gruñido.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

El paseo nocturno había hecho crecer la confianza en sí mismo de Gruñido. Indicaba a los otros el mejor camino, aunque Sascha casi no lo necesitaba ya que conocía bien el bosque. Se había hecho con una gruesa porra, en disposición de que podía proteger a su hermana hasta que volviera a tener a Rhakan de ser necesario. No lo tomarían otra vez por sorpresa.

Gañancito se fijó en la expresión del líder cuando vio a Rhakan. Si iban a servirle, él debería entenderles tanto como ellos debían aprender lo propio sobre él mismo. Siguiendo las instrucciones de Sascha recogió sus exiguas pertenencias, una muda raída, unas botas viejas más grandes que su pie (para cuando creciera), los huesos con los que jugaba, el silbato, y el dado de hueso que había encontrado husmeando tras una taberna. Casi le había costado una patada, pero había tenido un buen banquete con las sobras y alguien había desechado el dado, quizás por estar algo agrietado. Tomó la carne seca en salazón de origen indistinguible, y el pellejo de agua que usaba y asintió a su hermana. Estaba listo.

La siguiente etapa les llevó a una zona que conocía bien. No le gustaba estar aquí pero no llevaría la contraria a Sascha. Aunque se preguntó qué haría la muchacha si el nuevo líder le ordenaba dejar atrás estos ritos. Estuvo tentando de decírselo pero no podía hacerlo sin ser escuchado y el pequeño semiorco apretó los dientes hasta que sintió el sabor de la sangre.

Cuando la mujer empezó a prepararse para terminar lo que había empezado días atrás, Gañancito empezó a ponerse nervioso. El vello de sus brazos se erizó, y sintió un frío en la base de la espalda, así como se aflojaba su esfínter en un silencioso cuesco. El ritual evolucionaba, y parecía que había algo invisible con ella dentro de ese círculo. Algo que no la hacía ningún bien. Algo que la hacía daño. El olor a sangre llegó al muchacho que empezó a gimotear y a moverse en cortos pasos, pero sin traspasar el límite de los improvisados postes.

- Mgggnn, grrrrwwlll, hhiiihiii... Archarktaan tolkas armedui marjurtes arno trenkatestrete... Grwwwlllll... -

El muchacho mascullaba gruñidos y gemidos entre una suerte de galimatías cuya semejanza con un idioma cabal era nula. Sin embargo, cuando su exaltación era mayor Sascha pidió romper el círculo y Gañancito usó la garrota de madera para hacer volar de su lugar los postes a diestro y siniestro, queriendo que aquello que hacía daño a su hermana se fuera de una vez.

Agitado y jadeante, quedó a la espera de las instrucciones del nuevo Amo.

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23/06/2017, 00:31
(CC) Konrad Mykephoros.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

No vio la cabaña hasta que el carro se detuvo de forma algo brusca. Se asomó por la ventana pero sólo reconoció lo que debía ser la silueta de la choza. Ya de más cerca pudo apreciar el panorama que se le presentaba frente a sus ojos. Puso la cara que ponen los bien acomodados cuando ven un lugar en el que no podrían vivir nunca, por estar acostumbrados a un mayor lujo. Le quedaba bastante claro que para Gruñido hasta vivir en el majestuoso carro de la familia Mykephoros sería como vivir en un palacio en comparación.

- Bonito lugar.-No sonó demasiado convencido pero algo tenía que decir. Pero si su cara había sido un poema cuando vio la cabaña casi se le desencajó el rostro al ver al ya famoso Rakhan.- ¿No vas a presentarnos?- Preguntó a Sascha también esbozando una sonrisa. Hubiera sido tener demasiada suerte contar con tres sirvientes a cambio de Richmond. Si Sascha iba a ser una peculiar Ama de Llaves ya de por sí no quería ni pensar en la cara de la gente cuando la vieran llevar con Rakhan a la espalda.

- Si te gusta jugar a los dados yo puedo darte unos mucho mejores. Ese guárdalo como un amuleto de la suerte pues, al estar mellado, te acusarán de tramposo.- Le dijo a Gruñido al verle recoger sus penosas pertenencias.

Konrad observaba todo como si fuera un espectador de una obra de teatro. Cuando Sascha se dio la vuelta tomó a hurtadillas un trozo de la planta que se había llevado a la boca. Partió una hoja y la olió, sin notar nada raro, para luego metérsela en la boca y tratar de determinar su sabor, por si fuera una droga conocida. Nada de nada.

Siguió a Sascha hasta el claro y vio toda aquella macabra parafernalia.

- Ahm...ya entiendo...- Menuda puesta en escena. No le extrañaba ya que los pueblerinos hubieran reaccionado de aquella manera. No lo justificaba, desde luego, pero comprendía sus motivos. Se dispuso a vigilar que nadie pudiera interrumpirlos cuando la salvaje les dio sus concisas instrucciones. Konrad tan sólo asintió, incapaz de llevar la contraria a una mujer tan decidida como lo expresaba su mirada.

¿Por qué no iba a poder salir? Empezaba a asustarse un poco pero tener a su lado al crío le hacía tener que interpretar el papel del adulto protector.

- No te preocupes. Estoy aquí.- Le dijo y, para tranquilizarlo, le cogió de la mano. Su agarre se soltó cuando le vino un fétido olor a las fosas nasales y tuvo que sacar uno de sus pañuelos de seda, ligeramente perfumados, para cubrirse un instante nariz y boca.

Cuando yo cambie su alimentación espero que sean más llevaderos.- Pero entonces empezó la representación de la bruja y Konrad asistió con atención, incluso respeto hacia lo que veía. Aquella mujer se había ofrecido a ayudarle con su maldición, sin apenas conocerlo, y lo menos que podía hacer era mostrar su agradecimiento en forma de respeto. A medida que la mujer se agitaba con más fuerza el corazón de Konrad parecía asemejársela en ritmo y potencia. Por un instante volvió a preocuparse pero logró controlarse. Al principio, cuando vio cómo a la mujer le caía sangre entre las piernas, creyó entender que era uno de aquellos días en los que las mujeres honraban a la luna. Sin embargo, sus gritos y gemidos de dolor indicaban que allí pasaba algo raro. ¿Un aborto?

Maldita sea.- Dio un paso hacia el círculo pero luego se detuvo recordando los deseos de la mujer. Hasta que ésta no dio su permiso y Gruñido derribó  los palos, Konrad no se acercó hasta el cuerpo de la mujer para ayudarla a levantarse.- Vamos fuera. Tienes que descansar. Gruñido, trae algo de agua. Moja este pañuelo en agua fresca.- Le tendió uno de sus caros pañuelos de seda. Cuando el niño obedeció sus órdenes aprovechó para mirar a la mujer con rostro de preocupación.- ¿Y haces esto a menudo?

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23/06/2017, 20:51
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

A MEDIA TARDE. ESTABLOS DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RANVEGRO.

Me costó seguir hablando tras la última frase de Velkan. No podía disimular demasiado que sentía algo de vergüenza. No porque creyera que había traicionado a Velkan, pues por entonces pensé que jamás volvería y que siendo un hombre tan válido encontraría rápido otra tribu o sería capaz de fundar una él mismo, con una o con varias mujeres dispuestas.

No.

Lo que realmente me daba vergüenza aún era haberle mentido.

Aún ni yo misma entendía por qué lo había hecho, por qué le había apartado de mi lado. ¿Qué más daba que pensara que no debía tener hijos? ¿Acaso no disfrutábamos ambos de la relación? Pero la relación empezó con la esperanza de reproducirnos y sin esa posibilidad era ridículo seguir.

¿Lo era?

- Bueno, y... ¿qué harás cuando resolvamos lo del Profesor? ¿Ya tienes a alguien para quién trabajar?

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23/06/2017, 21:00
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

Sentí como alguien intentaba ayudarme a levantarme y me apoyé en él con todas las fuerzas que aún me quedaban. Con la confusión, esperaba sentir el apoyo del cuerpo del semiorco, pero me encontré con algo más grande. Entonces miré y reconocí a Konrad, pero como si hiciera años que no lo veía. Y al principio me dio vergüenza. Sabía que me había visto llorar, igual que yo le había visto la noche anterior. Aquello técnicamente era un empate.

Ya te dije que... no era agradable. - Fue la respuesta que le dí, aún con esfuerzo al hablar. - Vamos al lago... El agua está limpia y debo lavarme.

Debo sentir el frío.

Estaba desnuda, el aire era fresco, y había perdido algo de sangre, pero tenía calor.  ¿Tendría fiebre? ¿O era por el ejercicio del desenfrenado baile?

Antes de comenzar a caminar miré de soslayo la tierra manchada con mi sangre. Después miré al cielo.

- No será suficiente. - Dije distraída.

Sé que no será suficiente...

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25/06/2017, 17:21
(CC) Gruñido.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

El joven había mojado el fino pañuelo que parecía que se fuera a deshacer en sus manos con algo de agua que llevaba en su odre, y se lo tendió al Amo. Luego se quitó su andrajosa chaqueta y la puso sobre los hombros de Sascha. A pesar de que era pequeño, era bastante ancho de espaldas y la prenda servía para que la mujer pudiera cubrirse hasta llegar al cercano lago. Por último tomó sus ropas de donde habían caído y se dispuso a seguir a los dos adultos. También llevaba su garrota al cinto. Por si acaso.

Ahora que lo pensaba nunca había visto a Sascha llorar, y verla hacerlo por primera vez mientras algo que no se veía le estaba haciendo daño había dejado al pequeño con el corazón en un puño. Los Viejos Dioses eran peligrosos e invocarlos siempre se pagaba. Y el precio solía ser en sangre.

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25/06/2017, 17:30
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

A MEDIA TARDE. ESTABLOS DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RANVEGRO.

Ahora que había pasado el momento de las exequias en el camposanto, Gruñido comenzaba a sentir al emoción de tener a Velkan de nuevo a su lado. Había estado años viendo mundo y le podría contar maravillas y enseñar muchas cosas que habría aprendido. Por eso le extrañó la pregunta de Sascha. Parecía casi como si le echara.

- Velkan quedarse con sus hermanos, ¿sí? Puede que el Amo necesitar un guía o un explorador. A lo mejor poder trabajar para él... Grwwwllll. -

Aunque su hermanos parecía algo envejecido, sin duda la experiencia hablaba por él y Gruñido no quería perderle de nuevo. Habían pasado años muy felices al lado de los miembros de su Clan, y no quería que acabara una reunión que no había previsto, pero que mitigaba el dolor de haber perdido al buen amigo que era el Profesor Lorrimor.

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25/06/2017, 17:31
(CC) Konrad Mykephoros.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

No, no era agradable. Si era lo que parecía era una barbaridad propia de...salvajes.- No puede ser bueno...-Estaba preocupado por lo que el cuerpo de su nueva ama de llaves pudiera soportar si hacía aquello con demasiada frecuencia.-...para tu salud.- ¿Se lo había provocado ella con la ingesta de aquella planta? Había escuchado historias de doncellas, y no tan doncellas, que acudían a brujas en busca de un remedio para un embarazo no deseado. Un bebé que podría frustrar sus planes de futuro, de desposarse con el hombre adecuado, aunque no fuera con el que habían pasado un grato momento en la alcoba.

- Será suficiente, por una temporada, al menos.- Una larga temporada, esperaba. ¿Acaso estaba la mujer tan loca para repetir aquello?- ¿Necesitas ayuda para meterte en el agua?- Konrad comenzó a aflojar las tiras de cuero que ajustaban sus ropas a su cuerpo, haciendo el ademán de desnudarse para acompañar a la mujer al frío agua. Al menos estaba Gruñido para vigilar. Con ese aspecto y la garrota en la mano, aunque sólo fuera un niño, asustaría a más de uno.

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25/06/2017, 22:13
(CC) Velkan Matacambiantes.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

A MEDIA TARDE. ESTABLOS DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RANVEGRO.

Había esperado hablar sobre ese tema, incluso lo había ansiado en algunos momentos. La soledad daba mucho tiempo para la reflexión y Velkan había estado mucho tiempo solo. En las noches en la cabaña había tenido mucho tiempo para pensar, para echar de menos la compañía y para lamentarse por su situación. Negó despacio a las palabras de Sascha y mantuvo la mirada perdida en algún punto indeterminado que parecía captar su atención.

No, no tengo a nadie, pero tampoco lo necesito. Se trabaja por dinero y en mi forma de vida el dinero no es muy necesario. No sé cuanto tiempo tardaremos con este asunto y cuando acabemos pues no sé, quizás me aleje de este lugar y busque nuevos sitios. Ya veré.

Sonrió de medio lado, dejando entrever sus dientes bajo el espeso mostacho rubio, al escuchar a Gruñido. Volvió a negar de nuevo también lentamente.

No Gruñido, Konrad no me necesita para nada a mi estando con vosotros, además no creo que sea mi sitio. 

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26/06/2017, 21:02
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

A pesar del cansancio, miré con gesto interrogativo al noble.

¿Bueno para mi salud?

- Tenía que hacerlo. Te lo explicaré algún día. - Dije mirando de soslayo al semiorco. - Con sentarme en la orilla me vale, no me hace falta sumergirme. El agua está demasiado fría para hacerte entrar en ella.

Antes de acercarme a la orilla, me quité la chaqueta y se la devolví a Gruñido con una sonrisa de agradecimiento, que no había rechazado a pesar del calor que sentía. Sólo esperaba no haberla manchado de sangre.

- Debe haber entre las telas alguna grande que seque bien, para cuando salga del agua. Tráemela, Gañancito, por favor.

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26/06/2017, 21:16
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

A MEDIA TARDE. ESTABLOS DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RANVEGRO.

Seguramente fue evidente que por un momento de alguna forma mi rostro mostró esperanza cuando el semiorco hizo la proposición, a su manera, que yo no me atrevía. Sin embargo, duró poco, ya que al escuchar la respuesta de Velkan, volvió a ensombrecerse y hasta asomó a mi mirada una chispa de ira que tan normal había sido siempre en mi expresión cuando algo no me gustaba.

Así que estar junto a sus hermanos no es su sitio.

Me levante de forma algo más brusca de lo que me hubiera gustado de la banqueta, y comencé a caminar hacia la salida de los establos con intención de volver a la casa.

- Él siempre dice que nunca le sobra ayuda y servicio, pero como quieras. Creo que tienes razón, y debes irte. Otra vez. Yo me marcho a dormir. Aún me duele la cara.

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26/06/2017, 22:44
(CC) Gruñido.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

El pequeño semiorco observó al Amo dispuesto a dar calor a Sascha sacrificando su propia salud y su respeto por él creció. Sin duda estaba implicado como líder. Puede que también quisiera refrotar su cosa contra Sascha, pero con el agua fría eso sería difícil. A Gañancito se le quedaba inerme cuando se bañaba en las frías aguas del Lago Lias. Incluso había usado el truco del agua fría en su cosa alguna vez que se había sobreexcitado viendo a Velkan y Sascha "debatiendo" por las noches.

Antes de tomar su chaqueta se dirigió en una rápida carrera hacia las ropas de su hermana, tomó lo que le había indicado y se acercó con la tela lista. No deseaba más dolor para Sascha, ya había gritado y llorado bastante por hoy. Se puso su chaqueta al hombro de manera despreocupada y permaneció atento a los deseos de Sacha mientras gimoteaba de manera apenas audible.

- Hi, hisg, griwlll... -

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26/06/2017, 22:51
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

A MEDIA TARDE. ESTABLOS DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RANVEGRO.

Velkan tenía esa habilidad. Ponía a Sascha realmente furiosa y la cerraba en banda a cualquier diálogo. No es que a Gruñido le importara mucho ese aspecto, porque no hablaba demasiado. Pero adoraba la sonrisa de Sascha, y creía que la vería si Velkan hubiera puesto algo de interés en permanecer junto a ellos. No fue así no obstante, su hermano se comportaba como un cabestro impasible, que no veía más allá de sus pantalones. ¿Sería siempre así? Gruñido no sabía mucho del comportamiento de la gente aparte de sus necesidades básicas, y una de ellas para él era compartir su vida con sus hermanos. Parecía que no era el caso de Velkan. Al menos en ese momento.

Con unas rápidas zancadas Gruñido alcanzó a Sascha y la dio un rápido y torpe abrazo, apenas rozando con su zarpa su pelo y rostro a separarse de ella. Mientras oía como se dirigía a la puerta, dirigió una mirada dura a Velkan. Habló en voz no muy alta, pero su tono ronco resultó claramente audible.

- Tu poder ser más amable, ¿sí? Al menos este mes... Grwllll... -

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27/06/2017, 13:48
(CC) Velkan Matacambiantes.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

A MEDIA TARDE. ESTABLOS DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RANVEGRO.

Observó como Sascha se marchaba y creyó saber el motivo, quiso estirar el brazo para agarrarla y que no se fuera, pero reprimió su instinto apretando su gran puño con fuerza hasta que los nudillos se tornaron blancos. Siguió con su mirada los pasos de la mujer hasta que se marchó y suspiró con cansancio. Velkan era buen observador y tampoco pasaron desapercibidas para él, las reacciones de Gruñido. Él se había alejado y ellos habían permanecido juntos, habían reforzado su vínculo y el suyo se había debilitado, era normal, no debía sorprenderse. Entendió perfectamente al semiorco al hablar, no había perdido su habilidad para eso, una vez acostumbraba el oído Gruñido era tan inteligible como cualquier ser humano. Ahora tenía la voz más grave y pesada, pero en esencia era lo mismo de siempre.

Lo intentaré, siempre lo intento, pero no puedo decirla lo que quiere escuchar siempre. Tendrá que lidiar con eso, todos tendremos que lidiar con eso supongo.

Se encogió de hombros con pesadez no podía añadir nada más que fuera a calmar o arreglar la situación, eso estaba en aquel momento fuera de sus capacidades.

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28/06/2017, 02:50
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

MEDIADOS DE LA TARDE. EXTERIOR DE LA CASA DE KENDRA.

Lo que dice Gheorghe tiene sentido, aunque siento que su exceso de piedad es también una debilidad pues el enemigo debe ser derrotado y el mal purgado. Que no sean diablos y no-muertos no los hace buenos ni merecedores de cuartel.

"Supongo que solo es que los paladines son muy blandos."

Quizás ese fue uno de los motivos que me acercó al brazo armado de la iglesia de Sarenrae y no despertó mi interés en la orden de paladines. Mis creencias soy distintas hasta cierto punto y, por más que combatimos el mismo mal, tenemos paradigmas diferentes de lo que es correcto y debido.

Pero él manda y yo soy el escudero, por lo que no desobedeceré su orden:

 - "Está bien, mi Señor. No volveré a cometer ese error."

Es cierto que lo lamento y no volveré a atacar tan ciegamente a alguien que no es un enemigo mayor, pues debo honrar sus enseñanzas y órdenes, aunque dudo alcanzar su nivel de piedad y concilio.

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28/06/2017, 20:22
(SA) Gheorghe Mykas.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

AVANZADA LA TARDE. HABITACIÓN DE LA CASA DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RAVENGRO ASIGNADA A GHEORGHE Y KONRAD.

Si su hermano no mentía, allí estaba la explicación. La explicación a la decadencia y el vicio, al abandono... Aunque, si esa era la verdad, desde luego Gheorghe prefería la mentira. Una maldición no era algo baladí, y en aquel caso, que además parecía transmitirse familiarmente, parecía que se estaba hablando de algo muy serio. 

-Si todo esto es verdad... Sinceramente, no sé qué hacer. Las maldiciones no solo no son mi especialidad, si no que quedan muy lejos de mis facultades actuales. ¿Cómo te puedo ayudar, Konrad? Quizás deberíamos buscar algún modo de anular la maldición. 

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29/06/2017, 08:57
(CC) Konrad Mykephoros.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

AVANZADA LA TARDE. HABITACIÓN DE LA CASA DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RAVENGRO ASIGNADA A GHEORGHE Y KONRAD.

- No te preocupes.- Había vivido todos estos años sin su ayuda.- Ya traté con otros más duchos en la materia sobre cómo podría deshacerme de ella. Me temo que no es posible, aunque no pierdo la esperanza, forma parte de mí, como ya he dicho. El Profesor Lorrimor me ayudó a entenderla y, aunque no lo parezca, la compañía de Sascha y Gruñido fue algo revelador para mí. Su visión de esta maldición alivió mi pesar y fue un punto de inflexión en mi vida. Quizá no tenga que deshacerme de ella sino aprender a controlarla, y en eso estoy. Y en eso quizá sí puedas ayudarme. A veces, cuando estoy cambiando a esa monstruosa forma, un simple recuerdo, me aferra a mi forma original. Para ello pienso que tu presencia, tus palabras, puedan ayudarme a mantener mi consciencia e imponerme a la de...a la de esa Bestia. Por tu cuerpo y el mío corre la misma sangre.- Te guste o no, aunque te cambiaras de apellido.- Símplemente si ves que pasa...te aseguro que los sabrás cuando llegue, trata de hablarme, de traerme de vuelta. Y si no lo consigues, recuerda que, bajo esa piel de Bestia, está tu hermano.- El que no iba a recordarlo era él.- El cambio es agotador y, normalmente, me deja exhausto y...vulnerable.- Por eso siempre iba acompañado de su peculiar Ama de Llaves y su cochero semiorco. Ambos formaban la mejor pareja de guardaespaldas que Konrad hubiera podido desear.

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29/06/2017, 09:12
(CC) Konrad Mykephoros.

EQUINOCCIO DE PRIMAVERA DEL AÑO 4702.

DÍA 13 DEL MES DE FARASTO.

Por la noche, en las cercanías del Lago Lías.

- Está bien.- No se lo tenían que decir dos veces. Si podía ahorrarse meterse en el agua fría del lago mejor que mejor. Observó a la mujer con gran curiosidad. ¿Qué le hacía llevar a cabo aquel peligroso ritual? No pudo reprimirse y tuvo comentarle sus dudas.- Sabes de plantas, por lo que parece. No me contestes ahora si no quieres pero, ¿no hay plantas también para evitar que...que eso pase?- El pequeño Gruñido, al que Sascha parecía llamarlo de otra manera, andaba por allí cerca, cuidando de su Hermana.- Buen chico.- Esperaba que Sascha comprendiera en sus palabras que Konrad se refería a plantas con efectos anticonceptivos. Le parecía mejor evitar el embarazo que tener que abortar después pero claro, un calentón era un calentón. No podía dar muchas lecciones cuando el día anterior había pasado lo que había pasado entre los dos.

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30/06/2017, 11:51
(SA) Gheorghe Mykas.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DE LA LUNA, 3 DE ABADIO.

AVANZADA LA TARDE. HABITACIÓN DE LA CASA DE LA FAMILIA LORRIMOR EN RAVENGRO ASIGNADA A GHEORGHE Y KONRAD.

-... Algún modo debe haber. Me extraña que se pueda hacer algo así sin modo alguno de romper el maleficio, eso es más propio de dioses que de hombres-replicó Gheorghe, ceñudo. Por desgracia, no sabía mucho al respecto, así que tendría que dejar la búsqueda de una solución, al menos por ahora. 

-Está bien. Te juro por mi honor que haré lo posible porque no pierdas el control. Y, si lo pierdes, te detendré con el mínimo daño posible-dijo el paladín, aunque esperaba no tener que llegar a eso. Y así, una preocupación más se sumaba al ánimo de Gheorghe, por si fuera poco con lo ocurrido con el profesor y lo que parecía estar ocurriendo en Ravengro.