Partida Rol por web

Historias del Dominio

Bajo las estrellas

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18/06/2018, 01:05
Aldern Dayne

Aldern no podía creer la respuesta que el Lord le había dado desde el mismo momento en que la había escuchado. Hacía ya mucho que había aprendido que aquel hombre era un ingenuo, desde que le había quitado la vigilancia varios años antes de lo que él habría hecho. Pero llegar al punto de decirle que se fuese... Aquello sobrepasaba la línea de lo estúpido.

El muchacho había reaccionado de la única forma coherente: dando las gracias al Lord conteniendo las ganas de sonreír de oreja a oreja con superioridad.

Apenas un rato más tarde ya estaba a caballo, galopando tan rápido como podía y con las palabras y promesas intercambiadas con Carellyn en la cabeza. Tras seis años había llegado el momento de volver a casa.

En aquel momento Aldern no pensaba en volver, en cuándo hacerlo o en cómo gestionar su ausencia. Sólo pensaba en llegar a Campoestrella. Atravesó tan rápido como pudo viñedos y territorios ocupados, deteniéndose sólo para cambiar su caballo por uno fresco.

Era consciente de que no le detendrían al cruzar el puente, no sabiendo quién era, pero no de la satisfacción que le daría decir que lo hacía con el permiso del Lord. Había en sus palabras un toque ladino que no llegaba a mostrar, pues una parte de él quería dejar bien claro a los Siete Reinos la clase de hombre que regentaba Riverside: un inútil.

Aún asó nada de eso fue comparable a ver a su prima. Los guardias que le abrieron las puertas ni siquiera le reconocieron, aunque bastó mostrar su anillo para que le dejaran pasar y fueran a avisarla. 

Cuando al fin la vio sus pupilas se dilataron. Desde luego se había convertido en toda una mujer. No sólo sus formas, sino su manera de vestirse, de moverse, de hablar... Después de un largo abrazo Aldern soportó con una sonrisa los primeros minutos de una brutal reprimenda, las advertencias sobre las consecuencias y las amenazas directas sobre mandarlo de vuelta de inmediato. Aguardó, aguardó... Y sólo cuando ella le preguntó por qué lo había hecho el muchacho explicó la verdad: que se lo habían permitido.

Costó varios minutos de conversación y la explicación de cuál había sido exactamente la petición de Aldern y la respuesta del Lord para que ella empezarse a creerlo. Incluso así Aldern tuvo que insistir en varias ocasiones, y en la última directamente estalló en una risa tonta, liberando nervios, tensión y seis años de nostalgia. Volvió a abrazar a su prima, consciente de que tenía ante él no sólo a una de las personas que más le importaba, sino también a prácticamente toda la familia que le quedaba.

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18/06/2018, 01:42
Lady Allyria Dayne

Tras convercer a su prima, Aldern aún pudo detectar cierto gesto de incredulidad en ella. Pero ya no era incredulidad dirigida hacia él o su proceder. Lo era hacia Lord Everan y su ingenuidad. En cierto modo estuvo un rato desconcertada por si aquello se trataba de alguna treta o artimaña de la que ni ella ni su primo se habían percatado, pero finalmente no pudo más que ponerse las manos en la boca para silenciar el estruendo de una carcajadas que a duras penas podía contener.

Esto lo cambia todo, Aldern... ¡todo!.— Dijo ilusionada.  Tomó con ambas manos el rostro de Aldern y lo miró sonriente.

No sólo vamos a recuperar nuestras tierras, si no que vamos a quedarnos con todo, mi querido primo.— Aseguró

—Y gran parte de todo ello te será dado por tu esfuerzo, como recompensa y fidelidad a la familia.— Prometió encantada.

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18/06/2018, 01:56
Aldern Dayne

La falta de costumbre de poder hablar a las claras, de que sus momentos de mayor subversión fueran con Serah, Carellyn o Rendell y siempre pendiente de quién escuchase, hizo que Aldern mirase alrededor para asegurarse de que estaban solos. La sonrisa del muchacho al sentir la liberación que suponía poder hablar con libertad creció en su rostro, y cuando su primera habló de esa manera se quedó esperando a que se explicase.

Sin embargo, lejos de hacerlo, ella siguió subiendo la apuesta más y más, incluso dándole apariencia de promesa. A Aldern no le interesaban las tierras para sí mismo. No, al menos, más de lo que le interesaban para su familia. Aún así, si llegaba el momento, no iba a negarse a algo como aquello.

Antes de hablar el muchacho giró un poco la cabeza, mirando a Allyria con curiosidad. No sabía si ella iba un paso por delante o es que tenía más información —cosa que era segura—. Lo que sí sabía era que de aquella equivocación del Lord podía nacer algo muy bueno para los que habían sido forjados de estrellas.

—¿Estás pensando en algo concreto? —preguntó—. ¿Tienes un plan?

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18/06/2018, 02:07
Lady Allyria Dayne

Allyria sonrió divertida. Sin duda estaba alegre no sólo por ver a su primo al que tuvo que entregar dolorosamente, sino por lo que acababa de escuchar de su boca.

Logré que el señor de la casa Dondarrion fuese el que viniese a Campoestrella a reclutar  tropas para la flota real. Está perdidamente enamorado de mí...— Hizo un gesto quitándole importancia. Probablemente a la que tenía para ella.

Pero ahora que Lord Everan es viudo...— Sonrió. Luego su tono se tornó más serio, como abandonando toda aquella expresión que pudiese hacer creer a su primo que no hablaba en serio.

Llevo años cuidádome, Aldern. Preparádome para ser una de las mujeres más bellas, educadas y apetecibles de todo Poniente. No tardaré ni dos meses en hacerle rogar por mi mano. Y no será durante mucho tiempo mi marido. Eso te lo puedo jurar.—

Tomó del brazo a Aldern para seguir caminando. —Y con su "Virtud", podrás tener a cualquier mujer de Poniente que desees. Porque es algo que te has ganado.— 

Luego negó con resignación y preocupación. —Gerold es mi mayor preocupación. Cada día está más descontrolado. Ojalá se pareciese un poco a ti.— Sin duda parecía estarle dando más de un quebradero de cabeza.

—Quizás algún día podrías tú hablar con él. A mí casi ni me escucha ya...—

 

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18/06/2018, 10:54
Aldern Dayne

 Tras sus preguntas Aldern se quedó expectante. Hacía mucho que el muchacho no se sentía así: ilusionado, aceptado y querido por completo. Lo más parecido durante esos seis años habían sido los momentos íntimos con Carellyn, o con Serah, pero no era lo mismo. En Riverside la gente sólo podría apreciar una parte de él, la que mostraba al mundo. Con Allyria, sin embargo, era diferente, y estaba claro que los años no habían cambiado eso.

Aldern escuchó lo que Allyria dijo sobre el Lord de los Dondarrion con una media sonrisa y los ojos brillantes. Era admirable lo que decía, aunque no entendía qué relación tenía con lo que estaban hablando… Hasta que Allyria continuó hablando.

Al oír que Lord Everam era viudo el muchacho tardó dos segundos en creerlo, y otros dos en valorar las repercusiones de aquello. Allyria construía las frases de viva voz al mismo tiempo que él pensaba en las posibilidades que abría eso. La expresión de Aldern demostró su asombro y su satisfacción, más aún al oír los planes que tenía para el futuro de Lord Everam tras el matrimonio.

El asunto de la espada, bueno… Aldern tenía claro que quería lo mejor para su Casa, pero también de que eran muchos menos que unos años atrás. Quizá podía optar a la mano de mujeres que en ese momento eran inalcanzables, pero tenía que escoger con cuidado sus pasos. Aun así, se sintió agradecido al oír cómo Allyria pretendía recompensar aquellos seis años de cautiverio. Sólo llevaba unos minutos con ella, y ya recibía más gratitud y reconocimiento que en seis años en Riverside. Eso era la familia.

Llevó los ojos hacia Allyria un momento más tarde, cuando habló sobre Gerold, antes de dibujar una expresión de leve desagrado.

—No te preocupas sin motivo, Ally —aseguró, tomando un diminutivo que hacía muchos años que no pronunciaba—. Las noticias sobre él al otro lado del río… —Negó con la cabeza—. No para de ganarse enemigos, y cada enemigo suyo es un enemigo para los Dayne. Y hablando de eso, hay algo que tengo que contarte —enunció pensando en Ser Dwain—, pero puede esperar unos minutos.

—Así que Lord Everam es viudo… —dijo en voz alta, asintiendo—. ¿Y cómo pensará el Lord que ha muerto su esposa? —Siguió hablando casi de inmediato—. No dudo en que encontrará las excusas políticas para casarse contigo, porque tienes razón: es evidente que te has preparado a conciencia. Te voy a decir una cosa: todo lo que les suceda se lo han buscado. Para empezar, por confiar más en cualquier heredero varón que en las mujeres, cuando es evidente que no tenéis nada que envidiarnos. Una lástima —dijo con ironía, encogiéndose de hombros—, pero habrá que cumplir sus leyes.

Después de eso permaneció unos segundos callado.

—La verdad es que esta línea de actuación es… Inesperada, pero perfecta. Si te soy sincero, prefería no compartir cama con cualquiera de la sangre de los buitres. Llevamos suficientes años siendo alimento de todo tipo de carroñeros.

—En cuanto a lo de Gerold… —retomó, aunque se fue al otro lado del problema—. He venido a contarle algo más que lo de Lord Everam. Es sobre Ser Dwain. —A Aldern le costaba contener la sonrisa en ese momento… Y no tardó en dejar de hacerlo. Después de todo, a solas con su prima ya no importaba mostrar alegría, o gozo, por la desgracia de los caballos y todo su séquito—. Hace un par de semanas habló conmigo. Me confesó que mi padre había rendido las armas cuando lo mató, y de algún modo pretende ganarse su perdón. —Era la primera vez que Aldern hablaba en voz alta de aquello y tuvo que tomarse un instante para que la tristeza y las emociones encontradas no llevaran la voz cantante—. Dice que cuando me convierta en lo que según él debo ser me nombrará su heredero y permitirá que lo mate, tal y como él hizo con mi padre.

Aldern miró a su prima a los ojos.

—Podemos recuperar incluso las tierras que él gestiona, y sin el favor del Rey.

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18/06/2018, 14:06
Lady Allyria Dayne

Ladeó la cabeza no muy conforme con lo de no preocuparse por Gerold. Cómo no hacerlo, después de haberse esforzado por ser cautelosa y no llamar la atención. Gerold estaba haciendo exactamente lo contrario. Aunque en realidad entendió las palabras del joven como un consuelo más que como una réplica. Hizo un gesto a un sirviente, el cual portaba dos copas de vino.

Toma Aldern. Mejor quitarse el sabor de los meados que llaman allí vino.— Ella hizo lo propio y tomó la copa sobrante y dio un sorbo. Tras ese inciso, continuó escuchando a su primo.

Sonrió de nuevo haciendo amago incluso de tirarlo al suelo sin soltarlo cuando le reconoció la valía también como mujer. Parecía realmente agradecida, pues no sólo había tenido que hacer frente a la pérdida de sus seres queridos, sino también convertirse en gobernante y madre. Todo a temprana edad. A pesar de ello, mostraba una voluntad inquebrantable.

Continuó escuchando. Parecía por su gesto empatizar con el joven respecto a los Blackmont. Pero lo que quizás pudo sorprenderle más es que lo comentado sobre Ser Dwain no causó gesto de sorpresa en ella. Sólo asintió mientras escuchaba.

Los Blackmont...— Suspiró, para luego dar un sorbo a la copa. —Voy a serte sincera. Lord Everan va a pagar por lo que hizo, pero en realidad lo comprendo Aldern. Era la guerra y así son las cosas en la guerra. Unos se enfrenta a otros. Tú eres mi enemigo, yo soy el tuyo y las cosas claras. No hago esto por venganza, lo hago como medio para otro fin— Explicó con tranquilidad y sinceridad hacia el joven. En cierto modo Aldern podía llegar a comprender que igual que él se había sentido solo en muchos momentos en Riverside, su prima seguro que también en su propia casa y más cuando su única familia estaba inmerso en una campaña contra Ser Dwain , poniendo incluso en peligro por lo que tanto había trabajado la mujer.

Y el fin, es que voy a relegar a los buitres a los libros de historia y pagaran con su sangre la traición que nos brindaron. Porque Aldern, aún dejando pasar a las tropas, con tan sólo haber aportado unas compañías de mercenarios para ni siquiera verse inmiscuida y recibir represalias, quizás hubiese bastado para no haber perdido a mi tío, a tu padre. Y el resultado de la batalla podría haber sido muy distinto, pudiendo haber negociado la paz de forma muy distinta.— Era evidente que daba por hecho, que aún habiendo ganado la Batalla del Vino, habrían tenido que somenterse al rey Robert. Pero una victoria, les habría otorgado mejores condiciones antes de rendir armas. —Cuando más lo necesitábamos nos negaron ayuda y nos clavaron un puñal por la espalda.—

Aldern no tuvo problema en percarse que el rencor que él albergaba hacia los Stronghorse, era similar al de ella hacia los Blackmont, a los que hacía más responsables de lo ocurrido con la casa.

Te puedo asegurar que tampoco está entre mis deseos compartir lecho con alguien como Lord Everan, pero lo haré porque es necesario. Sé que mucho has tenido que pasar a muy temprana edad, pero querría que ese matrimonio continuase en pie. Lady Larra quiere aumentar su influencia en el río, y casándote con su hija, no sólo perpetúa su apellido sino que lo lograría. Quiero que confíe, y en su momento, devolverles la puñalada que nos brindaron.—

Dejó un instante para que Aldern asimilase sus palabras. Porque en cualquier caso, nada de todo aquello iba a ser posible si no podía contar con él.

—Lo de Ser Dwain, lo sabía Aldern.— Explicó. —Hace un tiempo me envió una carta, explicándomelo todo.— Asintió con rosttro afable. —Y he de decirte que su carta me impresionó y no pude evitar recordar a Arthur, porque creo que era honesto en sus palabras.— Posó la mano sobre el antebrazo del joven consciente de que sus palabras podrían herirle.

No pienses que creo que merece perdón. Pero he de reconocerle valía y honor. Si en verdad son ciertas sus palabras, es mucho más hombre que cualquier Stronghorse o Blackmont. Primero por reconocer su crimen y luego por ofrecer su vida en pago y querer que dispongas de sus tierras—

Miró entonces a Aldern con duda. —¿Crees que realmente sus palabras son sinceras o se trata de alguna maniobra contra nosotros?— Preguntó confiando en el criterio de su primo.

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19/06/2018, 01:31
Aldern Dayne

Aldern entendió, dada la expresión de su prima, que no se había explicado en condiciones. Sin embargo, no dio importancia a que ella entendiese lo que quería decir. Podría explicarse, pero seguro que estaba de sobra al corriente de todo lo que Gerold hacía o dejaba de hacer.

Acto seguido, cuando el sirviente llegó con el vino, Aldern sonrió un poco más al escuchar su comentario.

—En realidad allí beben vino de Dorne —comentó antes de dar un sorbo—. Ni ellos mismos son capaces de tragar el suyo.

Antes de seguir hablando Aldern se aseguró de que aquel sirviente o cualquier otro estuvieran lo suficientemente lejos como para no oír nada. Rió de buena gana con el empujón de ella, sintiendo una alegría que casi había olvidado, y luego puso atención a las palabras de la mujer en que su prima se había convertido.

Al oír lo que Allyria dijo sobre Lord Everam el chico se tensó un poco, aunque entendía a qué se refería. No era idiota. Sin embargo, una cosa era eso y otra que él pudiera dejar de culpar a quien le había arrebatado directamente seis años de su vida.

Aldern no se sintió molesto con su prima cuando dijo que no buscaría venganza, aunque sí sintió curiosidad cuando supo que la finalidad era otra. Y cuando se explicó, Aldern sólo pudo sentir por Allyria empatía y respeto. También entendió que mientras que él había odiado a los Stronghorse mientras estaba en su castillo, ella había tenido que mantener las relaciones con una casa a la que odiaba, sonriéndoles y manteniendo las apariencias. No eran tan distintos, después de todo.

De todo el discurso de Allyria lo que más sorprendió a Aldern fue lo que dijo sobre Ser Dwain. Que lo supiese de antemano era... Bueno, no era lo que Aldern se esperaba, desde luego. Y si había dejado aquello por escrito quizá, en caso de que le pasase algo, podría ser aceptado como testamento y últimas voluntades. Aunque Aldern tenía claro que no serían los únicos que pelearían por esas tierras: los Trant, los Stronghorse... Incluso los Dragnos, quizá. Y al final podía ser que todo, le gustase o no, dependiera de la palabra del Usurpador.

En determinado punto de la conversación Aldern se tensó un poco, y el tacto de Allyria en su brazo le ayudó a calmarse.

—Creo que es sincero —dijo entonces—. Pero no se parece a Arthur: no lo hace por honor. Simplemente cree en algo, no tengo claro qué, y eso implica que cree que necesita encontrar el perdón de mi padre.

Aldern hizo una pausa, pensativo.

—En cualquier caso, estaría bien saber qué es lo que quiere exactamente de mí. ¿A ti no te dijo nada en su carta?

—Sobre los Blackmont... —enunció después, cambiando de tema—. Hace un tiempo tuve una idea que no te he contado a través de las cartas porque no sabía que pensaras eso de Lady Larra. Era algo a hablar en persona. —Aldern miró durante un instante a su prima antes de proseguir—. En sus cartas los Blackmont no han propuesto un matrimonio para trabajar unidos. Lo han propuesto como recompensa por un trabajo, la caída de los Stronghorse. Y eso tiene un nombre: conspiración.

—La verdad es que me he planteado terminar de ganarme la confianza de Lord Everam contándoselo. Que vea a los buitres como enemigos y, dado de dónde viene al información, a nosotros como aliados. Incluso podría ayudar a tu matrimonio. Si se descubre esa conspiración y las cosas se preparan con cuidado, cuando llegue la hora de Lord Everam ellos tendrían que ser acusados de lo que le haya pasado. Y condenados. Es adelantar mucho, lo sé... Pero podríamos acabar con ambas casas de un solo golpe.

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19/06/2018, 15:13
Lady Allyria Dayne

Allyria escuchó la respuesta de Aldern confirmando que creía en la sinceridad e Ser Dwain, aunque su gesto no parecía darle la razón con su conclusión, si en verdad el caballero buscaba algún tipo de perdón "místico" de su difunto tío. Aunque no dijo nada al respecto, seguramente consciente de que ella había perdido a un tío, pero Aldern a un padre. Se limitó sólo a contestar su pregunta acerca de la carta.

No exactamente, pero ya creo hacerme una idea. Mencionaba que aunque pudiera parecer extraño, es posible conocer más a un hombre luchando a muerte contra él mientras se decanta  la fortuna, que hablando con él en paz durante una década. — Explicó como si las cosas cobrasen cierto sentido.

También que al arrebatarte a tu padre, te había privado de la oportunidad de llegar a ser alguien parecido a él; un hombre de honor, un hombre justo, más allá de odio.— Continuó asintiendo pensativa, para luego volverlo a mirar fijamente.

Y no puedo quitarle la razón, Aldern. Tú y yo, no somos como tu padre o Arthur. No conocemos el honor, no nos engañemos.— Dijo con total tranquilidad, como si fuese algo que hubiese asumido ya tiempo atrás. 

Bien me hubiese gustado que hubieses podido aprender de tu padre y del portador de Albor, pero bien también se encargaron el Usurpador y sus vasallos de que eso no fuese posible.— Explicó con cierto desprecio contenido.

La realidad es que hombres de honor como ellos yacen en las criptas. Y no voy a permitir que la casa Dayne desaparezca, por mucho que me hubiese gustado hacer gala del honor de nuestros familiares fallecidos. Pero si el honor ya no sirve para sobrevivir y sólo sirve la traición, traición tendrán. — Concluyó con determinación. 

 

Era evidente para Aldern, que no sentía especial orgullo por todo lo que le tocaba vivir o hacer. El recuerdo de cómo eran los más honorables de la casa era un martillo que machacaba su conciencia cada día. Sabía que aquello la convertía en algo que no hubiese querido ser y llevar una vida que no hubiese querido llevar. Pero por encima de todo estaba la familia para ella. Era como un gatosombra defendiendo a sus cachorros, sin entender de honor, virtudes o bondades. 

El plan de Aldern respecto a los Blackmont, hizo sonreír de nuevo a su prima aunque debió albergar duda, según mostraron sus siguientes palabras.

Cuidado con eso Aldern. Si bien Lord Everan parece tener pocas luces, puede que no todos a su alrededor sean de su misma condición. — Incluso tuvo que obligarse a creerlo tras ver a su primo llegando a Campoestrella.

Porque si no has salido hasta hoy de Riverside, ¿cómo se acordó ese matrimonio?, ¿como te enteraste?, ¿quién te informo?, ¿estaba yo al tanto...?—Dejó aquello en el aire como cuestiones y dudas que podrían surgir. 

Lo veo peligroso por ahora. Y si Lord Everan es tan iluso, podría incluso tratar de contrastarlo con Lady Larra. Y ganarnos otro enemigo en los buitres, ahora no es lo conveniente. Además, no quiero comprometerte más de lo necesario, Aldern — Expresó con preocupación.

Vayamos despacio pero seguros, primo. ¿No te parece?—

Finalmente llegaron a los jardines de Campoestrella. Allyria tomó asiento en un banco, dando un par de palmadas sobre éste, a su lado, invitando a Aldern a hacer lo mismo.

—Una duda Aldern...¿Cómo es tu relación con las hijas del lord?. Has llegado a sentir algún tipo de afecto por ellas en estos años?. —

 

 

 

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19/06/2018, 22:23
Aldern Dayne

Al escuchar hablar a su prima, Aldern tomó buena nota de las cosas que Ser Dwain había escrito. Si sus suposiciones sobre lo que el caballero esperaba de él iban en la línea correcta al menos ya tenía un punto del que partir. Aldern asintió, pensativo. Había conocido a Ser Samwell como padre, pero no como hombre: no iba a ser sencillo demostrar que se parecía a él. Y más aún que se parecía a la visión que Ser Dwain tuviera del Dayne. Aunque probablemente no era necesario llegar a tanto. Quizá bastaba con que creyese que había apartado su odio y su sed de venganza, al menos contra todos los que no fuesen él. Después de todo, lo de que su odio se acababa con él lo había dicho en varias ocasiones.

Un momento más tarde, cuando Allyria dijo que ninguno de ellos conocía el honor, el chico no replicó. Lo que sí hizo fue tomarse un momento para pensar antes de responder.

—Pero tenemos otras virtudes —comentó casi como una broma—. Y desde luego creo que la lealtad para quienes se la han ganado está por encima de cualquier tipo de honor.

Posteriormente, cuando Allyria respondió al asunto de los Blackmont, Aldern prestó atención, asintiendo en un par de ocasiones. Además, era lógico que se preguntase esas cosas. Pero el chico le había dado ya tantas vueltas al asunto a lo largo de las últimas semanas que ya tenía algunas ideas.

—Es peligroso —dijo sin embargo, dándole la razón—, pero todas esas cosas se pueden justificar. Como sabes, voy y vengo del pueblo cuándo y cómo quiero. Nada impide que me hicieran llegar una carta allí. O pudieron ofrecértelo a ti, y tu informarme ahora mientras nos negábamos a ello. —Aldern se encogió de hombros—. O simplemente puedo omitir esa parte: Lord Everam no preguntará, y nadie se atreverá a pedirle explicaciones al Lord.

—En cualquier caso no es algo que hubiera pensado para ahora, ni mucho menos. Sólo es una jugada posible de muchas. Aunque con el asunto de la guerra podemos planteárnoslo a la vuelta, según como estén las cosas. Eso, o muchas otras cosas en realidad. Lo que está claro es que tenemos que ser cuidadosos con la información y no dar pasos en falso.

—Y no te preocupes por comprometerme, Ally —enunció después—. Llevo seis años comprometido con esto. Al menos ahora estamos juntos. Y cuando seas la señora de Riverside, más todavía.

Después de esas palabras Aldern tardó unos segundos en continuar hablando, meditando sobre la pregunta de su prima. Tenía claro qué decir sobre las hermanas... Pero ellas no eran las únicas mujeres del castillo, ni mucho menos.

—Creo que las dos piensan que las aprecio —empezó al final—, pero no dejan de ser unas niñas que no se dan cuenta de que deberían dejar de serlo. Hemos dado paseos, conversado y hecho todas esas cosas que hacen los jóvenes que se llevan bien. Pero Helaena es prepotente y bastante estúpida, y aunque Aquilegia me cae un poco mejor, ha heredado las luces de su padre. —Aldern tomó aire antes de que se dibujase en él una sonrisa, dándose un momento antes de pronunciar sus siguientes palabras—. Diría que está enamorada de mí.

Llegado ese punto el muchacho pasó a hablar de algo que le importaba más que las Stronghorse.

—A quien sí guardo aprecio es a su doncella —reconoció con un tono tranquilo—. Es hija natural de Lord Mathis Rowan y llevamos tres años viéndonos a escondidas, aunque conserva su virtud. Confío en ella, aunque no le he hablado ni le hablaré de esto, y ella en mí. Por ella he sabido que Helaena ha estado escapándose por las noches... Yo diría que es ella la que ya no está intacta.

Aquella era la primera vez que Aldern hablaba de Carellyn con libertad en voz alta. Quizá por eso sin darse cuenta había desviado pronto el tema hacia Helaena: estaba demasiado acostumbrado a evitar hablar de ello.

—En cualquier caso Carellyn probablemente sea lo mejor de ese castillo, y aunque de cara a la familia es todo cordialidad no está contenta con su situación allí. Y puesto que Lord Everam no está buscándole un matrimonio como ella espera, cada vez guarda menos lealtad hacia esa familia.

—Eres, por cierto, la primera persona que sabe que alguna vez ella y yo nos hemos encontrado fuera de la vista de los demás. Todos piensan que prácticamente no nos tratamos, pero hablando de las pocas luces del Lord... Nuestras habitaciones comparten pared, sin nadie que vigile más que fuera del pasillo.

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19/06/2018, 23:48
Lady Allyria Dayne

Allyria escuchó a Aldern tranquila, relajada. No podía evitar sonreír de vez en cuando. La soledad también había hecho mella y sin duda, el poder estar con alguien de su familia conversando por primera vez en años, era muy satisfactorio para la joven Regente. Ser Gerold, debía haber pasado a otro plano para no contar como perona con la que hablar.

Bien, Aldern, bien. Me quitas un peso de encima con lo de las hijas del Lord. Porque ellas...también tienen que morir. — Anunció sin dar más explicaciones, confiada de que su primo entendería el por qué.

Y respecto a Lady Larra...No hagas nada de eso Aldern. Por mucho que creamos que está todo atado, con ella nada lo está. Es astuta e inteligente como un zorro, y puedo garantizarte que si nosotros estamos pensando en hacer algo contra ella, ella ya lo lleva pensando tiempo. No la subestimes ni lo más mínimo. Ella también dispone de asesinos y venenos además de un buen ejército.— Advirtió seriamente a Aldern. —Y a la más mínima duda, los usará.—

Además, quiero sus tierras para ti, por eso quiero que el matrimonio siga en pie. — Explicó. 

Y no te quepa duda que en algún momento, una vez casado con su hija, intentará deshacerse de ti. Pero no estarás sólo, porque tendrás a tu lado a uno de los más temidos caballeros de los Siete Reinos, ya que vas a ganártelo. —

Tomó ambas manos del joven.

¿Comprendes Aldern? Eric sería señor de Campoestrella, tú, señor de la casa Blackmont y yo señora de Riverside...Los Dayne gobernaríamos todo el río Torentine y recuperaríamos el esplendor de nuestra casa.—

Dio entonces un par de palmaditas en la mano a Aldern.

Lo que sí quiero es que hables con Gerold y lo convenzas para abandonar la estúpida campaña contra Ser Dwain. Porque la realidad es que una vez logre desposarme con el lord, Dorne nos considerará la nueva frontera del Dominio. Te aseguro que los Uller y otros así lo verán. Y sus tropas serán necesarias para contenerlos.—

Negó con resignación pensando en su primo. Lo problemático que estaba resultando.

Y cuando acabemos con todos los Stronghorse y los Blackmont, tú, o yo, o los dos, contraeremos matrimonio con alguien de Dorne relevante, un Martell quizás. Y así todo Dorne comprenderá que el reino, no se ha visto reducido, sino ampliado.—

Suspiró entonces con cansancio. —Peldaño a peldaño primo— Dijo como queriendo no anticipar acontecimientos.

—Respecto a esa chica...la bastarda. No confíes en ella. Bajo ningún concepto. Da igual lo que sientas o creas sentir por ella. No confíes, no le cuentes nada, y no la preñes. Que nunca se sepa tu relación con ella. Lo comprendes, ¿verdad?.— Preguntó seria.

—Y si en algún momento piensas que puede llegar a ser un peligro para nosotros...— Aquella frase quedó en el aire.

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20/06/2018, 12:25
Aldern Dayne

Al oír de boca de su prima el destino que le esperaba a las hermanas Stronghorse Aldern asintió en silencio. Era consciente de que era lo mejor. Ninguna de ellas aceptaría fácilmente el dominio de los Dayne en Riverside y no podían permitirse tener enemigos más adelante. Además, aún en el caso de que Allyria y Lord Everam tuvieran un hijo varón, ¿cuánto iban a tardar los otros Stronghorse y sus aliados en decidir seguir las normas de Dorne? Aquilegia tendría más su lealtad que cualquier mocoso sin capacidad de emitir más que sonidos inconexos.

Posteriormente, cuando Allyria continuó hablando, el muchacho prestó atención. Estaba claro que la mujer había decidido su camino, y aunque este sí ponía en una situación bastante comprometida a Aldern también guiaba hacia un mapa en el que los Dayne tendrían más tierras que cualquiera en todo Dorne o en el Dominio. Sin embargo, quizá por su educación, quizá por su situación durante seis largos años, había cosas que Aldern disfrutaba más que las tierras.

Aún así el chico siguió escuchando, asintiendo en más de una ocasión. Comprendía la visión de su prima. Compartirla era otra cosa bien distinta, más aún cuando ya dejaba claro que el precio por aquellas tierras podría ser su vida. Aún así aldern no se alteró. Asintió una vez más, lentamente, pensando en lo lejos que estaban aún de poder usar a Ser Dwain como arma.

—Comprendo —asintió cuando ella le preguntó, haciendo aquella distribución del sur del Dominio que los convertía, directamente, en la familia más poderosa.

Después de eso Aldern siguió escuchando, cada vez más consciente de hasta dónde llegaban los planes de su prima. ¿Era realizables? Para llegar tan lejos tendrían que pasar por muchas cosas, eso estaba claro. Y aunque en ese momento no hablaban de ello, probablemente sacrificar mucho. Pero tal y como ella acababa de decir… Peldaño a peldaño.

Para cuando Allyria pasó a hablar de Carellyn, Aldern ya supo que las cosas no irían por donde él esperaba en el momento en que se refirió a ella como la bastarda. Era comprensible, claro, y desde luego no iba a hacer el idiota poniéndose a defenderla, porque eso era precisamente lo que era la muchacha. Sin embargo, había algo que sí quería dejar claro.

—No será ningún peligro —aseguró—. Y si se supiera lo nuestro, ella tiene más que perder que yo. Su padre la tiene en alta estima y ella no pretende ser doncella para siempre, así que espera casarse con alguien que la saque de esa vida. Sus opciones se reducirían bastante si creyesen que ya ha estado con otros hombres. En cualquier caso… —Aldern tomó aire—. No es una Dayne, ni mucho menos, pero sí se ha portado bien conmigo estos tres años, y me gustaría compensárselo. Y no nos iría mal tener aliados en la casa cuando tú estés casada con Lord Everam, más aún una que puede ser nuestros oídos en las habitaciones de sus hijas. También podría suponer ganarnos el favor de Lord Mathis, y su ejército tampoco es nada despreciable.

—En cualquier caso, eso es secundario —dijo entonces Aldern, dispuesto a cambiar de tema para no darle demasiada importancia a Carellyn—. Lo primero es hablar con Gerold y ganarme a Ser Dwain. Y a la vuelta de la guerra, tu boda.

—¿Hay algo que le importe a Gerold, además de la muerte de Ser Dwain? ¿No hay nada que podamos prometerle para que acepte ponerse las bridas durante el tiempo que haga falta?

Aldern hizo una pausa breve, haciendo repaso de qué se estaba dejando.

—Lord Everam dice que no sabe si me llevará a combatir —enunció—. Lo haga o no, podremos aprovechar ambas cosas para nuestro beneficio. ¿Crees que debería insistir en acudir a la guerra?

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20/06/2018, 15:47
Lady Allyria Dayne

Tras escuchar a Aldern se puso en pie de nuevo.

Ven, acompáñame primo.— Pidió tendiendo su mano para volver a caminar junto a él tomando su brazo. 

Bien Aldern. Si los intereses de la chica pueden coincidir con los nuestros, perfecto. Pero de ser contrarios...En fin, sólo quiero que tengas claro que la familia es lo primero. —Comentó con gesto amable mientras comenzaba a caminar hacia la sala del lord, atravesando el patio del castillo. —Y recuerda que las mujeres somos muy malas— Añadió con gesto travieso, pero a la vez cargado de intención.

Lo de ir a la guerra Aldern...— Se mantuvo pensativa un instante. —Si puedes evitarlo, evítalo. No digo que supliques al Lord por no ir, ni mucho menos. Pero si decide que no vayas, yo lo aceptaría. Puede pasar de todo en una refriega, más aún en una guerra. Y como bien dices, quedarte en Riveside tendría sus beneficios, y muchos.— Explicó con calma. 

Pero si has de ir, y lo que cuenta Ser Dwain y por lo que me cuentas tú, es cierto, no te separes de él. Pues creo que daría la vida por protegerte.— Su rostro mostró curiosidad durante un momento tras comentar lo referente a Ser Dwain. —¿Es en verdad tan bueno con la espada como se dice?— Obviamente quería confirmar que realmente el caballero, llegado el caso, podría ser un seguro para mantener a Aldern a salvo.

Una vez hubieron llegado a la sala del lord, Allyria sacó unas llaves y abrió una puerta, tras ella había una sala del que colgaban tapices que contaban la historia de la casa, y una celda con varios cofres . Colgada en un marco plateado con fondo púrpura, estaba la espada de la casa, Albor.

Albor...— Mencionó mirando con admiración aquel mandoble forjado de estrellas. —Gerold siempre ha querido ser poseedor de la espada. Pero ambos sabemos que no es Arthur ni tampoco tu padre.— Ya que de no haber muerto, el padre de Aldern sería a día de hoy el portador de la espada sin ninguna duda.

Dársela a Gerold, sería casi como romper con nuestra identidad, con nuestra esencia. — Lamentó. Pues aunque Gerold fuese diestro con las armas, blandir a Albor requería de mucho más.

Por un momento su gesto se torno triste. Incluso dejó caer una lágrima avergonzada. Era casi como si se sintiese juzgada ante esa espada por Ser Arthur y Ser Samwell. 

Lo siento mucho, Aldern— Dijo consternada. —Quizás este Ser Dwain tenga razón y debería preocuparme más por intentar que tu nombre fuese dicho con orgullo junto al de Arthur y Samwel y no tanto a que me ayudes en planes de venganza y odio. — Casi sollozó, mientras más lágrimas comenzaba a surcar su rostro. —Siento vergüenza sólo de pensar en lo que nos dirían si estuviesen aquí con nosotros...— Tomó un pañuelo para limpiarse el rostro de lágrimas.

—Ojalá Gerold hubiese salido un poco parecido a alguno de ellos.— 

 

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20/06/2018, 22:54
Aldern Dayne

En cuanto Allyria se puso en pie Aldern la acompañó. Le costaba separar los ojos de su prima no sólo por lo atractiva que era, sino por el tiempo que llevaba añorándola. Era fácil ver en ella a la muchacha que había dejado cuando se lo habían llevado, aunque por sus palabras no parecía la misma. Los años los habían cambiado a los dos, convirtiéndolos en las heridas abiertas de una guerra que no habían librado.

De camino hacia la sala del Lord el muchacho escuchó los comentarios que su prima tuvo para Carellyn y asintió, complacido. Era consciente, por supuesto, de que la familia era lo primero. Aunque si hubiera sido sincero consigo mismo en ese momento le hubiera costado decidir entre Gerold y Carellyn, de haber tenido que hacerlo. Al comentario sobre las mujeres Aldern dedicó una pequeña sonrisa, aunque el resto de su expresión dejaba claro que había entendido a qué se refería.

Posteriormente, con los comentarios sobre la guerra, Aldern se mantuvo callado. Si supiera que en caso de ir volvería sano y salvo aceptaría sin duda... Pero no había forma de tener esa certeza. Aún así, que todos quisieran protegerlo como si aún fuera un crío provocaba en él el efecto contrario, consiguiendo que una parte de él desease combatir. Aunque eso no iba a decirlo en voz alta, desde luego.

Con la pregunta sobre el manejo de la espada de Ser Dwain el chico negó con la cabeza.

—Es mejor —afirmó—. Le he visto enfrentarse a varias decenas de hombres a la vez y salir ileso. Aunque también es un inconsciente.

Aldern seguía dándole vueltas a qué querría exactamente el caballero de él. Al margen de los planes de su prima recuperar sus tierras de manos de Ser Dwain era una victoria pendiente a la que no había parado de darle vueltas en las últimas semanas. Y quizá precisamente esa guerra fuera una forma de acercarse a ello.

Una vez en la sala del Lord Aldern miró alrededor, viendo aquella estancia por primera vez como un hombre y no como un niño. No tenía claro qué era lo que Allyria quería enseñarle, al menos hasta que caminó en dirección a la espada.

Las palabras de su prima hicieron que Aldern comprendiera que lo que estaba haciendo era responder a su pregunta de antes. Una parte de él se revolvió por dentro, resistiéndose a la idea de ver a Gerold portar aquella arma. Miró a Allyria a los ojos, convencido de que entregársela a su primo era mucho más que perder su identidad: era traicionar aquello que su familia había defendido desde hacía siglos.

Ver llorar a Allyria removió algunos sentimientos del muchacho, culpando de cada lágrima a los Stronghorse, a Ser Dwain y a los Blackmont. Pero al final, le gustase o no, también a Gerold. Él no había sido el hombre que tenía que ser. Escuchó las palabras de su prima, y cuando esa lágrima se convirtió sólo en la primera y su respiración casi se transformó en un sollozo, Aldern tomó la mano del pañuelo que sostenía Allyria para tirar de ella, acercarla a él, y abrazarla.

—No vamos a entregarle a Albor —enunció con seguridad—. En primer lugar porque no la merece, y en segundo porque sólo la usaría para traernos más desgracia.

Durante algunos segundos el muchacho mantuvo a su prima entre sus brazos. Incluso cerró los ojos, inspirando aquel aroma a hogar por primera vez en mucho tiempo.

—Mi nombre podrá decirse con orgullo igualmente —aseguró—. No sólo buscamos venganza, Ally, buscamos justicia. Somos prácticamente los únicos a los que despojaron de tierras tras cumplir la ley, y sólo por estar en la frontera con el Dominio. No se atrevieron con los Martell, por ejemplo, pero aquí era distinto. Se aprovecharon de nuestra debilidad tras la muerte de Arthur, de Ashara y de mi padre.

Aldern hizo un pequeña pausa. Se separó de ella, poniendo sus manos en sus hombros y la miró a los ojos.

—Mi padre no me educó para mandar, ni para ser un caballero, ni para nada más que para que viviera como quisiese. Así que te voy a decir lo que nos diría si estuviese aquí con nosotros: que no nos preocupásemos, que él se encargaría. Y acto seguido iría de cara, con todo su honor, y lo matarían una vez más. Le debemos, al menos, haber aprendido la lección.

—¿Hay otros caminos? Desde luego. Disfrutaría más estrangulando económicamente a los Blackmont, por ejemplo, viendo cómo su casa pierde poco a poco influencia o cómo son condenados por el asesinato de Lord Everam, recordados como los traidores que son, que si simplemente muriesen. Y al margen de disfrutar, sería más feliz si pudiera casarme con quien desease y el Rey de verdad hiciera justicia. Pero la vida no es un cuento. Yo llevo seis años siendo un rehén, y tú tres gobernando una casa que ha perdido a demasiados. Quedamos tres adultos entre los Dayne: un rehén, un inconsciente, y tú.

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21/06/2018, 17:55
Lady Allyria Dayne

Allyria escuchó las palabras de consuelo de su primo mientras recobraba la compostura. no era fácil que la perdiese, pero aquella espada le traía demasiados recuerdos buenos de tiempos pasados.

—Es cierto que nuestra casa fue tratada con más severidad que otras, pero no puedo dejar de pensar que eso fue por obra del rey y no de ningún otro.—  Alisó su vestido un momento, más por hacer algo que por necesidad, pues estaba impecable.

A veces...a veces me pregunto si no estamos justificando nuestra sed de venganza llamándolo justicia.— Lamentó mientras terminaba de erguirse. Y aunque sus pensamientos y acciones eran feroces, casi salvajes con sus enemigos, a la vez que silenciosas, aún quedaba una sombra en ella de lo que fueron Ser Athur y Ser Samwell.

Sea como sea...— Negó un instante con seguridad. —Los mataremos a todos...—

Mantuvo un instante de silencio  ya completamente recompuesta. —Quiero conocer a Ser Dwain...— Expuso únicamente.

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21/06/2018, 22:49
Aldern Dayne

Al escuchar las palabras de su prima, esas que a oídos de Aldern justificaban a sus enemigos y culpaban al Rey, el chico negó con la cabeza. Luego dejó que su prima se levantase. Mientras tanto él llevó los ojos de nuevo hacia Albor, preguntándose cómo sería su tacto. Algunos la comparaban con el acerco valyrio... Quizá llegase un momento en que pudiese poner a Virtud a su lado y ver cuál de las dos espadas era más temible.

Lo siguiente que dijo Allyria reflejaba a la perfección algo en lo que Aldern había pensado mucho. Era una fina línea la que separaba venganza y justicia, y eso cuando no eran la misma cosa.

—Fue decisión del Rey —convino el muchacho—, pero hasta donde sé ninguno de esos hombres tan honorables ha demostrado considerarlo injusto. No nos concedieron favores comerciales en nuestras antiguas tierras, ni han hecho nada para compensarnos lo más mínimo. ¿Sabes cuáles eran las condiciones de mi liberación? —preguntó, guardando un momento de silencio antes de contestarse a sí mismo—. Cuando quisiera Lord Everam. Y ha tenido años de sobra para devolverme a Campoestrella antes de que la guerra llame a su puerta. —Negó con la cabeza—. Son tan culpables como él.

—En cuanto a si se trata de venganza o justicia... Yo te respondo a esa pregunta: se trata de venganza —enunció, hablando con cierta dureza—. Justicia sería arrebatarles a los Stronghorse su casa, o sus tierras, como ellos hicieron con nosotros. Pero estamos hablando de acabar también con sus hijas. Y lo mismo se aplica a los Blackmont. ¿De quién fue la traición? ¿De Lady Larra, de su marido... O de Jynessa y su hermano? —Aldern se encogió de hombros—. Las cosas como son, Ally. Pero es la única forma de que los culpables paguen y no vengan sus hijos a por nosotros después. Ni la justicia ni la venganza nos consolarán si acabamos muertos.

—De hecho —Aldern formó una pequeña media sonrisa al encontrar cierta ironía—, justicia sería lo de Ser Dwain, y estamos hablando de mantenerlo vivo, al menos un tiempo.

—De cara a conocerle... —El chico se mantuvo pensativo un instante—. Lo tenemos fácil. Acompáñame a Riverside cuando regrese, él está allí. Así también podrás establecer lazos de cordialidad con Lord Everam antes de que parta hacia la guerra. —Y conocer también a Carellyn, pensó Aldern, aunque eso no lo dijo en voz alta.

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24/06/2018, 03:23
Lady Allyria Dayne

La mirada de la Regente hacia Aldern fue pausada y fría. Parecía evidente que no compartía el criterio del, pero aún así, sus palabras anteriores habían dejado claro que destruiría a los Stronghorse, sólo por ser un medio para lograr un fin. Eso quizás la hacía más peligrosa, pues la muerte del destrero no sería por odio o venganza por su parte. Sí arqueó una ceja cuando Aldern cuestionó quién de la casa Blackmont podía ser responsable de todo aquello. Obviamente ella ya tenía su respuesta hace mucho tiempo.  

 Como quieras, primo. Sólo quiero que mantengas la mente despejada y no te precipites porque las emociones te controlen. — Su tono sonó frío y duro, curtido incluso. 

— Si tu corazón late tranquilo con la desaparición del destrero, me alegro por ti. Pero el mío no lo hará hasta que desaparezcan el buitre y el venado. Y no olvides que hasta que Eric sea mayor de edad, soy la cabeza de familia.— Dijo con cierta autoridad.

Aquellas últimas palabras quedaron claras para Aldern. Puede que si hubiese otra forma, ni se plantease acción alguna contra los Stronghorse. Quizás incluso toda esa enemistad mostrada hacia la casa, había sido sólo una fachada para no dar a pensar otras cosas a los que realmente creían que debían pagar por sus desdichas. Probablemente la casa Stronghorse era la fruta más dulce y jugosa a su alcance y por ello iba a tomarla. Pero en aquel momento Aldern fue consciente de que si se le presentaba una opción mejor, los dejaría de lado.

La propuesta de Aldern de ir a Riverside a conocerlo, no tardó en ser negada.

Imposible, primo. He de quedarme a preparar la llegada de Lord Berric y atenderle. Llegará junto al resto de la flota real en dos jornadas. Jornada y media si me apuras.— Negó tras sus palabras. — Que Lord Everan pueda ser un inepto, no significa que todos los Stronghorse lo sean. Podría correr peligro allí. — Explicó con tranquilidad.

Ya iré a Riverside para el funeral. Además para entonces ya habrá regresado Nora de realizar el encargo. Con él estaré segura en la boca del lobo. — 

 

- Tiradas (1)
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25/06/2018, 19:34
Aldern Dayne

A pesar de que Aldern y Allyria aparentemente no compartían el mismo criterio en ciertas cosas sí tenían un objetivo común. Lo primero, sin embargo, probablemente fuese sólo por haber visto cosas diferentes a lo largo de los años y haber estado separados todo ese tiempo: una vez que trabajasen codo con codo y que pudiesen reunirse tanto como quisieran, probablemente unificarían modos de actuación.

El chico asintió cuando ella le dijo aquello sobre las emociones, y volvió a hacerlo cuando ella habló de las casas que debían desaparecer. Le sacó una media sonrisa oír que el venado estaba incluido en aquellos planes... Aquello era apuntar algo, muy alto. Aunque si los dragones habían desaparecido, ¿por qué no unos simples cervatillos? Aldern parecía satisfecho con aquellas palabras. Sin embargo, lo que no le gustó tanto fue escuchar el argumento de quién era la cabeza de familia por parte de la boca de su prima. No dejó que eso se le notase, ni mucho menos, pero no llevaba bien las muestras de poder. Mucho menos una que sólo nacía de la desgracia de todos los que les habían importado a ambos.

Hubo entonces un pensamiento que sorprendió a Aldern, uno que no le gustó en absoluto. Una parte de su mente pensó cómo serían las cosas si en lugar de Dorne estuvieran en el Dominio y la cuestión del sexo le colocase por delante de su prima. Fue sólo un instante, pero suficiente para que se diera cuenta de cómo los Stronghorse y sus malditas costumbres habían llegado a arañarle. Desterró esa idea de inmediato, centrándose en lo que estaba viviendo.

Mientras las implicaciones de las palabras de Allyria terminaban de ramificarse en la mente del chico este guardó silencio, escuchando cómo su prima seguía hablando. Entendía que no le acompañase, desde luego. Terminó de escuchar sus palabras, y tuvo que escuchar cómo se refería al tal Nora para entender que se trataba de un hombre y no de una mujer.

—Si finalmente no me lleva a la guerra, nos veremos allí —expuso, y por ese lado la idea de no estar poniendo en peligro su vida en una batalla que no le afectaba en absoluto le agradó—. No dudo de que podrás ganarte a quien quieras, pero por si sirve de algo, es el maestre quien administra esa casa: estoy seguro de que el Lord escuchará sus consejos. —Hizo una breve pausa antes de continuar pensativo—. Si el funeral tiene lugar durante la guerra seguramente Ser Dwain no estará allí, pero no estoy seguro de que eso signifique que la presencia de Gerold sea menos peligrosa. En cualquier caso... Llevas años gestionando esta casa: estoy seguro de que sabrás organizar un encuentro como ese de manera óptima.

Aldern volvió a llevar la vista hacia Albor. Llevaba muchos años sin verla y pensándolo bien el muchacho no la deseaba para sí más de lo que deseaba otras cosas. Aquel mandoble era un símbolo de su pasado, pero probablemente no de su futuro. Su expresión cambió poco a poco, suavizándose, y al volver a mirar a su prima emitió un suspiro.

—A mí también me gustaría que pudiéramos ser como ellos —reconoció entonces, hablando no como Aldern el estratega, sino como un muchacho confesándose a alguien de confianza—. Lo llevamos en la sangre.

Era cierto que una parte de Aldern se habría sentido bien convirtiéndose en un hombre del que su padre estaría orgulloso. Y también que desde que Ser Dwain había removido aquellos sentimientos las cosas no eran tan claras como unas semanas antes. Tras un par de segundos torció un poco el gesto antes de seguir hablando.

—Pero también es nuestro deber apartar a los que ya nos traicionaron una vez del camino de Eric —enunció, antes de hacer un gesto hacia el vientre de Allyria—, o del futuro señor de Riverside. Son carroñeros, Ally, y si se lo permitimos no pararán hasta devorar nuestros cadáveres.

—Creo que lo mejor será que vuelva a Riverside mañana —afirmó después—, ¿dará tiempo a ver a Gerold? —Después de esa pregunta vino otra más personal. Ya que estaba hablando de cómo planificar el tiempo que tenía había otra cosa que también se revolvía en su pecho—. ¿Me acompañarás a la cripta?

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27/06/2018, 23:00
Lady Allyria Dayne

Allyria se limitó a escuchar las palabras de su primo sin añadir nada. Las cosas estaban suficientemente claras, por lo que en principio no le dio más vueltas a ningún oto asunto. Sí respondió a la cuestión de Gerold. 

Hay una buena cabalgada hasta Ermita Alta.— Dijo pensando en la posibilidad de que marchase a verlo. —Más luego toda la vuelta hasta Riverside. Eso si tienes suerte y lo encuentras allí.—  Aventuró en el mejor de los casos. 

Supongo que sería mejor que aprovechases otra ocasión con algo más de tiempo. Pero a tu elección queda.— Concluyó Allyria.

La última propuesta de Aldern arrancó un asentimiento de ella. Hizo un gesto con la mano, para abandonar la habitación, la cual cerró con llave tras salir ambos.

¿Recuerdas aún el camino?— Preguntó, quizás con un doble sentido.

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28/06/2018, 01:50
Aldern Dayne

Aldern asintió frunciendo un poco el ceño al escuchar las primeras palabras de Allyria. Estaba claro que no había pensado muy bien en las distancias con aquella propuesta.

—No, tienes razón —comentó en cuanto ella habló de aprovechar otra ocasión—. En realidad me refería a hacerlo llamar y verle aquí, pero supongo que también tendrá que prepararse para la guerra —explicó mientras la acompañaba fuera de la habitación.

—Claro que lo recuerdo —dijo tras su pregunta. Pronto la cogió del brazo y empezó a caminar con ella, con calma.

—En estos seis años he pensado mucho en Campoestrella —empezó a hablar entonces—. Lo he recordado dormido y despierto, y he querido volver prácticamente cada día. Alguna vez hasta pensé en escaparme, pero no lo hice por no perjudicar a nuestra familia. A ti.

El muchacho llevó la vista al frente. Recorrer aquellos pasillos se le hacía verdaderamente extraño, y aún sentía un hormigueo de expectación en el estómago que no había ni querido ni conseguido borrar.

—Al margen de todo el trabajo que tenemos por delante... Te he echado de menos, Ally.

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02/07/2018, 00:08
Lady Allyria Dayne

Allyria asintió a las sospechas de Aldern sobre Gerold. Todo poniente parecía estar preparado a prestar su apoyo al Trono. En el caso de los Dayne y su casa cadete, era imprescindible para borrar, o al menos difuminar el hecho de que la casa no había apoyado al Ususpador. 

Una vez llegado a la entrada, un gesto de Allyria hizo que uno de los dos soldados de guardia abriese una pesada puerta de madera reforzada con acero. Comenzó a bajar él primero por unas escaleras de piedra, prendiendo las antorchas y candiles a su paso. A la vuelta esperó confirmación para poder retirarse. 

Pues claro que me has echado de menos, primo...— Sonrió mientras comenzaba a descender por las escaleras inclinando primeramente un poco la cabeza. —¿a quién vas a encontrar que vele por ti mejor tú mismo, si no es a mí?— 

Una vez finalizadas las escaleras, una sala circular bajo tierra, anunciaba un panteón familiar con estatuas  en madera bañadas en resina de aurocorazón. La temperatura era más fresca que el exterior, casi hasta fría ante tal diferencia.

Mira... — Dijo en dirección a una de las estatuas. —Ahí descansan los restos de tu padre...—