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Historias del Dominio

El viaje

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06/09/2019, 18:17
Daniel Rowan

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Su hermano pequeño no pudo responder y continuó llorando abrazado a ella por la emoción. Alro le acarició el pelo y con toda normalidad se inclinó sobre Carellyn y le dio un pequeño beso en los labios imposible de ver por Daniel. Luego tomó una bandeja en la que había un consomé  un poco de pan y una manzana troceada bañada en azúcar de caña tostada.

Ser Arlo Rowan

Daniel, ¿querías dárselo tú, no?— Dijo llamando la atención de su hermano pequeño. Daniel levantó la vista  aún recostado en ella y se limpió las lágrimas asintiendo. Fue hasta Arlo y tomó la bandeja cogiéndola con ambas manos. La llevó hasta Carellyn y la colocó sobre sus piernas. Los soportes laterales bajo ésta, evitaban el contacto con su herida. Arlo se encargó de ahuecarla los almohadones y ayudarla a incorporarse. 

Abre la boca— pidió acercando la cuchara a la boca de su hermana. —Y sopla. Si te lo comes todo te cuento un cuento para que puedas dormirte— Dijo exactamente como Carellyn hacía con él de pequeño cuando se encontraba enfermo en cama por algún constipado o malestar común en los niños.

¿Sabes que aún sigo dibujando como me enseñaste?. Te hice un dibujo. Se lo dí a Arlo para que te lo diese. Me salió muy bien.— Aseguró. —Pero sopla, que te vas a quemar.— Reprochó como un hombrecito.

 

 

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06/09/2019, 20:03
Carellyn Flores

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Durante algunos segundos Carellyn no hizo nada más que abrazar a su hermano menor, besando su pelo y deseando tener más fuerzas para poder ponerse en pie y achucharlo como deseaba. 

Gracias —musitó para Arlo cuando se inclinó sobre ella, pero después toda su atención regresó de nuevo al pequeño. 

Lo miró mientras cogía la bandeja y la llevaba hacia la cama. Estaba tan contenta de verlo que le dolía el corazón. Se dejó ayudar con los almohadones y notó las molestias en la pierna al tirar de ella para incorporarse. Destellos de lo sucedido acudieron a su mente y, con ellos, muchas dudas. Aún estaba algo desorientada. Pero no quería asustar a Daniel, así que las guardó para otro momento y sólo hizo una pregunta.

¿Qué hora es? ¿Cuánto tiempo he dormido? 

Suspiró cuando estuvo sentada. Se sentía aún muy cansada. Y al mirar la comida sintió cierta aprensión, un temor irracional a ingerir cualquier alimento preparado bajo el mismo techo que habitaba Lady Bethany. Tuvo que repetirse a sí misma que estando allí Arlo y su tía no se atrevería a envenenarla. Que tal vez Arlo pecase de confiado, pero Lady Rhonda seguro que habría revisado la comida antes de que se la llevasen. Aunque capaz creía a su madrastra de hacer que Daniel sostuviese la cuchara que acabaría con ella. Seguro que encontraba en una atrocidad así algún tipo de satisfacción. 

Pero ni aún con las dudas era capaz de resistirse al niño que tantas noches había arropado. Y más viendo cómo se habían vuelto las tornas en ese momento en que era él el que deseaba cuidarla a ella. Tuvo que reírse, frágil y todo como se sentía. 

Me lo dio —confirmó, aunque dejó de hablar para obedecerle y soplar el contenido de la cuchara. Después de tragar, siguió hablando—. Te quedó más que bien, me encanta. Creo que voy a hacer que le pongan un marco para poder tenerlo en la pared. Yo también tengo algunas cosas para ti. 

Dejó de hablar para retomar el aliento y tomar otra cucharada. Estaba segura de que debía tener un aspecto horrible, pero sus labios se curvaban en una sonrisa al ver a Daniel. Comió otra más y cogió aire para hablar otra vez. 

Quiero saberlo todo. Todo lo que has estado haciendo desde la última vez que vine. ¿Y que cuento me vas a contar?

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07/09/2019, 13:52
Daniel Rowan

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Pues a ver...Me están enseñando a montar a cabaaaallo, también a hacer cueeentas, cosas de historia y escuuuudos...que son muy aburridas.— Confesó en un susurro a su hermana. —Arlo me enseñó a pescar con red...pero es muy malo, nunca pesca nada.—Rió desviando la mirada hacia su hermano mayor el cual negó como si fuese un mentirosillo y el asentía con más risas aún. —Y he hecho muchos dibuuujos. El maestre dibuja muy bien a los animales y me ha enseñado cosas. Aunque casi todo son tareas aburridas de hacer líneas...— Aseguró.

Entonces cayó en la cuenta.

¿Has dicho que me has traído cosas...? Sí ¿a que sí?.— Dijo abriendo los ojos, aunque luego la miró entrecerrando los ojos con desconfianza y arrugando la nariz, como un hombrecito suspicaz.

Lo que quieres es distraerme y no comer. A comer, vamos...— Dijo volviendo a su tarea e introduciendo la cuchara en la boca de su hermana como cuando se entra en una habitación sin llamar y pedir permiso para entrar. —Muy bien, así, toda la comidita.— Dijo repitiendo las palabras exactas de Carellyn cuando el caso era en contrario. Y mucho se temió que la cabezonería de los Rowan también la había heredado Daniel.

Arlo, desde atrás se tapó la boca para que no se notase su risa al ver la escena. Miró a Carellyn y le hizo un gesto con la mano llevándosela a la boca varias veces con los dedos juntos y alzando las cejas en dirección a Daniel. Mejor cuidador imposible para que la joven fuese recuperando fuerzas.

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07/09/2019, 14:20
Carellyn Flores

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Carellyn escuchaba al niño encantada, con una sonrisa fácil en los labios y una mirada llena de orgullo por todo lo que le contaba. Rió cuando habló de lo mal que pescaba su hermano mayor y asintió con la cabeza cuando mencionó al maestre, pues era el mismo que la había enseñado a ella y conocía bien sus métodos. 

Iba a decir algo sobre eso cuando Daniel pareció reparar en el tema de los regalos y la sonrisa de la muchacha se amplió un poco más. 

Pero ni con esas el pequeño se olvidaba de la tarea que tenía entre manos y no tuvo más remedio que tragar lo que le metía en la boca. Miró hacia Arlo con los ojos abiertos en señal de alarma y luego hacia el plato, que le pareció enorme y llenísimo de comida.  Por otro lado, la enternecía tanto ver a Daniel imitándola que creyó que podría comerse siete platos como ese si eso era lo que le hacía feliz. Tomó aire y ánimo, haciéndose a la idea de que su hermano la iba a cebar, y aprovechó un momento entre cucharada y cucharada para meter baza otra vez.

—Te he traído cosas, sí. Y creo que te van a encantar. Algunas son de niño mayor ya —señaló, alzando las cejas para hacerse la interesante—. Pero escucha, sé que las tareas de líneas del maestre Broyden son aburridísimas, pero te aseguro que también son útiles y te vienen muy bien para hacer luego dibujos bonitos. Luego si quieres podríamos pintar juntos, ¿quieres?

Suponía que Daniel no se iba a dejar enredar tan fácil, así que para mostrar su docilidad abrió la boca, esperando que llegase la siguiente cucharada. En realidad estaba segura de que podría comer ella misma, aunque fuese despacito, pero no quería quitarle la ilusión. 

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07/09/2019, 14:48
Daniel Rowan

Daniel asintió a la propuesta de Carellyn.

—Sí, cuando te acabes todo y me des los regalos.— Aseguró. Parecía como si se le hubiese pasado por alto ante el deber que tenía que cumplir. Pero el ratoncillo inteligente que era no dejaba nada suelto. 

Ser Arlo Rowan

Pero sólo un ratito. Recuerda que Carellyn tiene que descansar— Añadió desde atrás donde observaba todo. Le hizo una señal con la mirada a Carellyn en dirección al frasco de leche de amapola y se encogió de hombros. Carellyn ya conocía aquello. Sabía que a medida que su mente se fuese despejando el dolor se iría haciendo más agudo. Y su herida debía de ser muy dolorosa. En cualquier caso, Arlo parecía tenerlo todo muy controlado, aprendido. Como si les hubiese sacado al detalle a los sanadores lo que se debía hacer. Y a juzgar por la mantilla y los almohadones de la silla, poco tiempo debía haber pasado fuera de la habitación. Probablemente sólo un rato para asearse o hacer sus necesidades.

Ya lo sé. No se me olvida nada. —Aseguró.

Arlo asintió en silencio como si aquello no fuese una exageración. Luego agitó la mano como si además fuese tremenda la memoria de Daniel.

Así que por mucho que lo lamentara, Carellyn sólo pudo librarse de unos trocitos de manzana. Y como había anticipado Daniel tras recoger la bandeja se acercó de nuevo y la abrazó.

¿Y me das los regalos ahora?—

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07/09/2019, 16:42
Carellyn Flores

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

La mirada de Carellyn siguió a la de su esposo hasta llegar al frasco y apretó los labios con resignación. No quería volver a dormirse ahora que estaba con Daniel, pero aún recordaba el dolor de la carne de su pierna desgarrándose y sabía que no podría soportarlo. Asintió levemente hacia él y siguió comiendo lo que el pequeño le daba. 

Cuando por fin terminó tenía la sensación de que iba a explotar en cualquier momento y no recordaba haber comido tanto en mucho tiempo. Cuando Daniel volvió a sus brazos, lo rodeó con cariño y lo apretó contra ella. 

—Claro que sí. Pero no sé dónde están mis cosas —respondió, besando su cabeza y mirando luego alrededor, en busca del arcón donde había guardado todo lo que tenía para él. Pero al final terminó mirando a su hermano con una sonrisa—. Arlo, ¿podrías traerme el paquete plateado? Debería estar entre mis vestidos. 

Mientras esperaba a que el paquete llegase a sus manos, hizo un gesto a Daniel, palmeando la cama del lado contrario a la pierna herida. 

Ven, súbete conmigo. Así podremos verlo todo juntos. 

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07/09/2019, 18:34
Daniel Rowan

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Arlo accedió y rebuscó según las indicaciones que le fue dando su hermana mostrando desde el arcón lo que pensaba que era. Tampoco debió ser muy difícil pues acertó a la primera, pero aún así esperó confirmación.

Daniel se subió a la cama se medio tumbó hasta que los almohadones hicieron de tope, observando con curiosidad el paquete plateado. —¿Qué es?— Preguntó con curiosidad y sonriendo antes incluso de que Arlo lo llevase hasta ella.

No será nada de estudiar, ¿no?— Sonrió como si ya temiese una tarea nueva.

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07/09/2019, 19:38
Carellyn Flores

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

—Ah, no. Nada de estudiar —respondió, negando con la cabeza. Palmeó el paquete—. Aquí sólo hay cosas bonitas y  divertidas. 

Le pasó el paquete al pequeño y se recostó con él, dejando que lo abriese él mismo. Dentro, se había entretenido envolviendo cada uno de los regalos con una tela fina de color dorado. 

Mira, abre ese primero —dijo, señalando el que contenía el colgante. Esperó a que lo hiciese y lo miró, expectante—. ¿Te gusta? Simboliza la flor de la vida. Eso me han dicho. Es para que te acuerdes de mí cuando no esté aquí. Pruébatelo, venga.

Dejó que abriese él los siguientes.

—A ver, quiero ver cómo te queda ese cinturón. ¿Ya sabes abrocharlo? A Arlo se le da fatal...

Miró hacia su esposo con media sonrisa al decir eso, pero en cuanto Daniel desenvolvió la caja de carboncillos su atención fue solo para él. 

Son como los que uso yo —le contó—. Después de ver el dibujo que me llevó Arlo supe que ya estabas preparado para usar carboncillos de mayor. Ya verás como notas la diferencia. 

Al llegar a la matraca, hizo un gesto para llamar su atención. 

—Te contaré una historia divertida. Tengo un amigo que cuando era pequeño tenía una como esta, ¿sabes? —explicó—. Pero su padre decidió gastarle una broma y le hizo creer que sólo funcionaba cuando estaba cerca de un lord amigo suyo. Y así, mi amigo se pasaba el día persiguiendo a ese hombre cada vez que quería jugar con su carraca. —Hizo una pausa y acarició los cabellos de Daniel con cuidado—. Creo que la tuya sólo funcionará si estás cerca de Dara —bromeó—. Mi amigo se llama lord Aldern Dayne y si algún día lo conoces, dile que te conté esta historia. 

Dejó así disfrazado de anécdota una semilla plantada para el futuro. Y luego señaló hacia el último de los paquetes.

—Venga, abre el que te falta —le dijo y cuando sacó el silbato de agua, sonrió—. Ese pajarito que parece de juguete en realidad canta con una voz tan dulce como la tuya, mi pequeño jilguero —aseguró—. Pero vamos a necesitar la ayuda de Arlo para que nos lo llene de agua. —Alzó la mirada entonces hacia él, con una sonrisa de felicidad—. ¿Nos ayudas?

Empezaba a notar molestias en la pierna y una punzada hizo que apretase los dientes, pero trató de disimular y que ninguno de sus dos hermanos se diese cuenta de aquel gesto. 

Notas de juego

Los carboncillos son de estos:

Tinta/Carboncillos -- 20pc x10 = 200pc (4pv) -> Excelente Versátil Encantado [Conocimiento]. +1 al resultado y permite repetir un 1 de las tiradas de Conocimiento para dibujar. 

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07/09/2019, 20:50
Daniel Rowan

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

Daniel pasó los dedos por el colgante como si le llamase la atención su forma, su textura. Sonrió cuando Carellyn le pidió que se lo pusiese. Lo intentó un par de veces pero no acertaba con el cierre.

Ayúdame que no pueedo.— Protestó, ya al tercer intento. Una vez puesto lo miró y mantuvo la sonrisa. —Me gusta mucho, pero es difícil de poner, así que no me lo quitaré nunca y ya está— 

Tomó entonces el cinturón y comenzó a ponérselo. Rió ante el comentario de Carellyn sobre Arlo. —Síii...es un manazas.— se burló entre risas mirándolo, mientras Arlo hacía amago de cogerle, mientras el se escondía en un abrazo a su hermana.

Ahora vamos iguales, ¿a que sí?— Preguntó a Carellyn.

Los carboncillos los miró con mucha atención. — Estos sueltan menos polvo y son más brillantes...— Comentó. —¿Entonces voy a pintar igual que tú de bien?— Preguntó a su hermana.

Pero el desfile de regalos no cesaba y llegó el turno de la matraca. La cogió con curiosidad mientras Arlo dedicaba una mirada de tremendismo a Carellyn. La intentó hacer sonar, pero a penas pudo, como si no tuviese el movimiento aún aprendido.

Es difícil, no suena. A ver...— Probó una vez más.

Ser Arlo Rowan

—Eso es porque ésta también es especial y sólo va a funcionar si la tocas cerca de mamá o de Dara.— Aseguró guiñando un ojo a Carellyn.

Daniel miró a Carellyn y se rió. —Mentiiiraa..— Susurró a su hermana con cara de malo, esperando su respuesta.

Con el pajarillo se quedó un poco sorprendido, como si no supiese lo que era. Arlo atendió la petición de Carellyn y echó un poco de agua de una jarra. Antes de dárselo, lo sopló y sonó casi como el cantar de un pájaro. Daniel abrió mucho los ojos.

—¿A ver, a ver.?— Arlo se lo entregó y Daniel sopló. —¡Halaaa! ¡Suena igual!. — Volvió a soplar.

Ser Arlo Rowan

La matraca y el pajarito...— Sonrió consciente de lo que podía suponer aquello junto.

Sin embargo Arlo sí que se percató de que Carellyn comenzaba a notar molestias, señal de que la leche de amapola comenzaba a dejar de hacer efecto.  

Graciaaas Carellyyyyn.— Agradeció con un abrazo y un beso. —¿Dibujamos ahora un rato?— Preguntó asintiendo. 

Ser Arlo Rowan

¿Y por qué no intentas dibujarla mientras duerme? A lo mejor se le hace una pompa en la nariz. ¡puop!— Imitó el sonido al romperse—

Daniel rió con la idea, mientras Arlo se acercó para dar de beber del frasco a Carellyn. Su gesto era casi como de disculpa, pero obligado a hacerlo.

Ahora si quieres, puedes contarla el cuento para que concilie sueño. Y cuando acabes, te sientas aquí conmigo y la dibujas, ¿vale?—

Daniel ni dio respuesta. Se tumbó al lado y pasó la mano por los ojos de su hermana para cerrarlos.

—A veeerrr...¡ya!. Erase una vez... — Y poco a poco sus ojos se fueron cerrando...

 

 

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07/09/2019, 21:56
Carellyn Flores

Sotodeoro. Séptimo día del Padre. Mes del Padre. Año 289 A.C.

A pesar de estar obligada a permanecer en la cama, de lo débil y mareada que se sentía y de las molestias de la pierna, compartiendo aquel momento con sus dos hermanos Carellyn pensaba que no podría ser más feliz. 

Le enterneció su decisión sobre no quitarse nunca el colgante y cuando un flash fugaz la llevó a un páramo helado lo expulsó de inmediato de su mente sin permitir que echase raíces. No iba a dejar que ningún pensamiento sombrío estropease ese instante. 

Se rió con el juego entre los dos y lo abrazó protegiéndolo de las cosquillas que supuso Arlo quería hacerle. Después lo contempló con orgullo mientras él examinaba los carboncillos y asintió.

O incluso mejor, si practicas lo suficiente —aseguró—. Ya lo haces mucho mejor de lo que lo hacía yo a tu edad. Lo importante es que sigas dibujando, aunque sea un poquito cada día.

Le sonrió a Arlo cuando siguió la broma sobre la matraca y luego se encogió de hombros hacia Daniel.

Oh, podría ser, ¿eh? Si Arlo lo dice por algo será. —Su sonrisa se volvió traviesa—. Creo que deberías probarla cuando estés con ellas y a ver qué pasa. 

Mientras el pequeño hacía sonar el silbato, ella intercambió una mirada con Arlo, plenamente consciente de lo que había desencadenado con la conjunción de esos dos regalos y no se podía decir que hubiera sido algo fortuito. 

Al darse cuenta de que su esposo iba hacia el frasco le dedicó una mirada suplicante. No quería protestar en voz alta por no enturbiar la felicidad de Daniel, pero el mohín de sus labios dejaba claro que no quería volver a dormirse todavía. Quería disfrutar más rato del pequeño. Y además, aún tenía tantas dudas sobre lo que había pasado y cuánto tiempo llevaba inconsciente... Y quería echar un vistazo a la herida, que no se había atrevido a hacerlo delante de Daniel... Pero todas esas protestas se quedaron en su garganta cuando bebió con resignación. 

Suspiró y se recostó en la cama, rodeando al niño con el brazo. 

—Vale, yo cierro los ojos... pero tienes que venir a verme otra vez pronto, ¿vale? —le pidió, antes de dejar que el sueño se la llevase otra vez. 

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14/09/2019, 17:42
Daniel Rowan

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Carellyn por fin había podido comenzar a dar los primeros pasos con ayuda de Arlo primeramente, pero pronto comprobó que el bastón era también de gran ayuda y otorgaba más autonomía e independencia. 

En aquel momento, probablemente Arlo estaría con su madre y su hermana, junto a tía Rhonda, calmando los ánimos por las buenas o imponiendo su voluntad por las malas. Si había una elección que hacer, Carellyn ya tenía claro cual había hecho su marido. Aunque eso no quitase que intentase apaciguar las cosas con su madre y hermana, como familia que eran.

Pero el que no faltó a su cita escabulléndose de los asuntos de los mayores, fue Daniel que se presentó con sus nuevos lápices, luciendo su colgante y su cinturón. Los regalos más ruidosos los había dejado apartados en esta ocasión. Iba cargado de finos pergaminos de dibujo.

Aquí estoy.— Dijo mientras sujetaba los pergaminos bajo el brazo con cierta dificultad para que no el le cayesen. 

¿Qué podemos dibujar?. Ya puedes moverte y te comes todo ¿no?...— Preguntó impaciente con el deseo de volver a dibujar con su hermana. 

 

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14/09/2019, 18:06
Carellyn Flores

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Carellyn se sentía inquieta, después de tantos días encerrada en la misma habitación. Cuanto mejor se sentía más le costaba permanecer en la cama y en cuanto pudo comenzar a ponerse en pie ya estaba deseando salir de allí. Cuando Daniel entró estaba de pie, cerca de la ventana, aspirando el aire con fruición. Había estado probando a caminar con el bastón y ya sólo esperaba a que Arlo o la tía Rhonda pasaran por allí para suplicar que la acompañasen al exterior. 

Así que al notar la puerta abrirse, sus ojos fueron de inmediato hacia allí, esperanzados. Y al ver a Daniel su mirada se llenó de ternura. 

Me he comido todo —aseguró, aunque solo fuese para que el pequeño no la obligase a comer nada más. Tenía la sensación de que la habían estado cebando mientras permanecía tendida en la cama—. Me apetece salir fuera, hace un día espléndido. ¿Quieres que vayamos a dibujar al jardín? Allí habrá muchas cosas interesantes que podemos dibujar —le ofreció, apoyándose en el bastón para ir junto a él y acariciar su cabecita—. Camino tan despacio como un caracol, pero creo que podríamos llegar antes de que se haga de noche. 

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14/09/2019, 18:35
Daniel Rowan

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C

Vale, vamos al bosque.*— Acordó ilusionado. —Pero cerquita, que no puedes andar mucho.—Observó como un pequeño maestre, colocándose a su lado para caminar, pendiente de ella. 

Fueron atravesando pasillos que creía olvidados en su memoria, pero que se fueron dibujando poco a poco según los recorría. Podía casi ver los rincones donde se escondía con Daniel cuando Arlo los perseguía en sus juegos. Casi pudo hasta escuchar los pasos de su padre dirigiéndose al salón del lord.

Por fin llegaron al pequeño bosque donde la familia se relajaba y disfrutaba de la naturaleza al abrigo de gruesos muros que los protegían. El verano lo dotaba de vida y vegetación, siempre controlado por el trabajo de los criados. Los caminos empedrados en guiaban a fuentes interiores y zonas de descanso. 

Una vez allí, Daniel ayudó a sentarse a Carellyn y comenzó a repartir pergaminos entre ambos.

¿Qué podemos dibujar?. ¿La fuente con los árboles detrás?—

Notas de juego

*Sip, los Rowan no tienen jardín en el castillo, tienen directamente un bosque amurallado.

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14/09/2019, 18:47
Carellyn Flores

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Era curioso sentirse tan distinta como se sentía al mismo tiempo que recorría aquel lugar que no parecía haber cambiado ni pizca. Hacía algo más de un año que no recorría los pasillos de Sotodeoro, pero le daba la sensación de que habían pasado lo menos diez por todo lo que había cambiado ella misma.

Y, entre todo eso, lo más extraño era que su padre no estuviese allí. Tenía emociones encontradas sobre él. Por un lado la apenaba marcharse sin despedirse y sabía que perderlos a Arlo y a ella le iba a romper el corazón. Por otro, no podía quitarse de la cabeza lo que Lord Mathis le había dicho a Arlo sobre su madre. Ya nunca iba a poder pedirle explicaciones al respecto y esa certeza se clavaba en su estómago como una espinita amarga. 

Caminó despacio, con cuidado, deteniéndose de tanto en cuando para descansar la pierna, pero estaba decidida a llegar hasta el jardín en el que tanto le gustaba jugar cuando era tan pequeña como Daniel. Al lograrlo se sentó con su ayuda y suspiró, cansada después de aquel pequeño trayecto que a ella le había parecido larguísimo. 

Llevó la mirada hacia donde el niño señalaba y luego miró alrededor. Le hizo un gesto para que se sentase junto a ella y luego le mostró unas flores que estaban cerca de ellos. 

—Sí, la fuente y los árboles —dijo, asintiendo con la cabeza—. Pero te voy a enseñar también un truco, ¿quieres? Si delante de todo dibujas alguna cosa que esté más cerca de ti, como esas flores de ahí, le darás mucha más profundidad al dibujo —explicó—. Y parecerá más de verdad, como si se saliese del papel. Así que tienes que dibujar las tres cosas: las flores, la fuente y los árboles. ¿Podrás? —preguntó, pero sus labios se curvaron en una sonrisa y se respondió ella sola—. Seguro que sí. 

Se puso entonces manos a la obra y mientras su hermano comenzaba su dibujo, ella empezó a bocetar un retrato de él con el bosque de fondo. Quería capturar su carita adorable de concentración mientras dibujaba. En ese momento empezaba a imaginar el hombre que podría llegar a ser, con un corazón más grande que él mismo y esa cabezonería que abundaba en su familia y de la que sólo ella misma parecía haberse librado. Los aromas conocidos, más familiares que los de Riverside, evocaban imágenes felices en su mente mientras deslizaba el carboncillo por el pergamino. De vez en cuando se asomaba por encima del hombro de Daniel, echando un ojo a lo que dibujaba, para corregirle algún detalle o hacerle alguna sugerencia, pero en general se dedicaba tan sólo a su dibujo, disfrutando de aquel momento tranquilo con el pequeño al que adoraba. 

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14/09/2019, 19:16
Daniel Rowan

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Daniel comenzó a dibujar. Era más caótico que Carellyn pero en realidad mantenía un orden. Dibujaba mucho con manchas, más que con líneas. No definía tanto las formas pero los contrastes de luz le daban un aspecto muy artístico a sus dibujos, para ser un niño con nueve días del nombre. Había como cierto estilo personal en él y en su forma de dibujar, que le daban una carácter, un sello específico a lo que hacía.

Se frotó un momento la nariz, sin percatarse que el carboncillo quedaba impregnado en ella. Miró entonces a Carellyn y luego a la fuente.

¡Me estas dibujando a mí!.— Protestó divertido. — Y yo no....eso no es justo.— Rió. 

Qué tramposilla eres...—  Dijo mirándola y dibujando a la vez, subiendo y bajando la mirada del pergamino, como retocando algo para que no lo viera. —

¿Y te vas a quedar ya aquí?.— Preguntó como de pasada, casi expresando más un deseo que una duda.

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14/09/2019, 19:30
Carellyn Flores

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Carellyn contemplaba el trabajo de Daniel con cierta curiosidad, apreciando ese estilo que estaba segura de que en el futuro haría sus dibujos distintos de los de los demás. Se preguntó por un instante si el grandísimo talento que veía en él estaría influenciado por todo lo que lo quería, pero una mirada crítica a su pergamino la convenció de que no, de que realmente tenía el potencial para ser un verdadero artista. 

Creyó que iba a derretirse ahí mismo al ver su naricilla tiznada y agregó ese detalle a su retrato con una sonrisa enorme que desbordaba ternura. Rió al verse descubierta y estiró el cuello como para ver lo que dibujaba, aunque en realidad lo hacía sólo por jugar con él. 

Sin embargo, su última pregunta le partió el corazón. Se lo quedó mirando algunos segundos y luego negó despacio con la cabeza. 

No puedo, mi vida —dijo, sin poder evitar cierto dolor en el fondo de su voz—. Sólo puedo quedarme unos días y tendré que marcharme otra vez a Riverside. Allí me necesitan —explicó—. Gracias a la herida podré quedarme un poquito más de lo previsto, pero al final tendré que irme. Además, ya soy mayor y pronto me casaré, ¿sabes? Y entonces me mudaré a algún otro lugar. 

Suspiró y dejó el pergamino a un lado, colocando con cuidado el carboncillo en su caja. Se limpió los dedos con el paño y luego abrió los brazos hacia el pequeño. 

Ven aquí, quiero abrazarte muy fuerte —pidió, estirando la pierna para que la herida no les estorbase. Esperó hasta tenerlo al alcance y entonces lo envolvió con sus brazos, como cuando tenía cuatro días del nombre y se hacía daño en alguna caída—. Te quiero muchísimo, mi pequeño jilguero, ¿lo sabes? Y ahora quiero que cierres los ojos conmigo y que te concentres en sentir todo lo que te quiero. 

Los cerró ella también y apoyó la mejilla en su cabecita, aspirando su aroma para grabarlo en su mente. Lo apretó con fuerza contra su pecho y dejó que todo el cariño que sentía los envolviese a los dos. Separarse de él para ir a Riverside había sido como cortarse un trozo de su propia carne. Y ahora que sabía que su siguiente separación sería para siempre sentía el impulso de dejarle al menos un bonito recuerdo de ella, para que siempre supiese que lo quería con todo su corazón. Así, se centró en que la ternura de aquel instante atenuase la anticipación de la despedida que estaba por venir y dejó que los desbordase a los dos.

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14/09/2019, 20:01
Daniel Rowan

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Pues vaya.— Protestó. —Cuando sea mayor no pienso casarme. Voy a ir a Desembarco del Rey y voy a ser el pintor del Rey.— Aseguró. —Y nadie podrá negarse, porque lo manda el Rey.— Añadió. —Y le pediré que vengas también a Desembarco, y nadie podrá negarse tampoco.—

La expresión de Daniel se torció cuando le pidió un abrazo, con cierta desconfianza.

Humnnn...espera, que seguro que lo haces para verme el dibujo.— Dijo tapándolo con otro pergamino, con lo que Carellyn pudo verlo perfectamente y ver como había comenzado a hacer un boceto femenino junto a las flores. Tras aquello accedió y se acercó.

¿Qué cierre los ojos?. ¡Pero qué estamos dibujando! — Replicó con esos años de más que le iban acercando a la madurez y alejando de la niñez, mientras ella ya los cerraba y apoyaba su rostro en él. Le resulto incluso divertido ver como se intentaba zafar de ella como protesta, pero al final se quedó con ella así. 

El silencio y las protestas cesaron de golpe, y sintió la mano de su hermano en la mejilla dando golpecitos suaves, avisándola.

Carellyn...miiira— Dijo con una vocecilla en un hilo. 

Cuando abrió los ojos, las flores no habían florecido, estaban floreciendo. Justo alrededor de ellos, de la fuente, en los árboles,entre el empedrado del camino. Se extendía el nacimiento por todas partes en el bosque, como un río que ha desbordado su caudal, pintándolo de colores y llenándolo de aromas.

Son los árboles...que quieren que te quedes... ¿ves?— Dijo asombrado. Luego aspiró. —Huele a flores.— Sonrió.

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14/09/2019, 20:28
Carellyn Flores

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

¿Era justo para Daniel que Arlo y ella arrebatasen su sueño dejando el futuro de la Casa en sus manos? Seguramente no y eso le pasó por un instante fugaz a Carellyn por la cabeza al escuchar sus planes de futuro. A Arlo lo habían educado desde niño para ser el heredero, con la edad de Daniel ya sabía que ese era su destino y se preparaba para asumirlo. Pero a Daniel... él había tenido cierta libertad en ese sentido, ilusoria, pues sin duda Lord Mathis tenía en mente tender lazos con su matrimonio, pero desde luego sí era un futuro más laxo que el del primogénito. Como ella misma había creído que sería el suyo hasta hacía bien poco. 

No. No era justo. Pero Carellyn sentía que Arlo y ella no tenían otra opción, no mientras el Poniente siguiese moviéndose hacia delante y no se diese la vuelta del revés. 

Su sonrisa se ensanchó al notar cómo el pequeño se revolvía en sus brazos, demasiado mayor ya para que lo siguiese tratando como un bebé. Pero daba igual cuánto creciese, para ella siempre iba a ser su pequeño. Respiró despacio y al notar su mano palmeando su mejilla abrió los ojos. Contempló cómo crecían las flores y lo apretó un poquito más fuerte contra su pecho, queriendo llevarlo siempre con ella. 

Lo miró con ternura y acarició su frente despacio, colocando sus rizos antes de besar su cabecita dulcemente. La explicación que Daniel le dio a aquello la deshizo por completo. 

Y así es como huele todo lo que te quiero murmuró, con una sonrisa pacífica—. Exactamente como huele ahora el bosque. Porque, ¿sabes?, los árboles son muy sabios, mucho más que las personas. Ellos saben que te voy a querer para siempre y por eso nos han hecho este regalo.

Sentía que con aquello había hecho que la despedida fuese más dulce. Volvió a besar su pelo y luego lo soltó despacito, liberándolo de su abrazo. 

Ahora vas a tener que arreglar tu dibujo dijo, divertida—. Y luego podemos llevarnos algunas flores para dibujarlas mañana en el castillo. Si las pones en agua con una cucharada de azúcar tardarán días en marchitarse.  

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14/09/2019, 22:47
Daniel Rowan

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Mantuvo la sonrisa mirando es espectáculo primaveral mientras continuaba dejándose abrazar por su hermana. Un vez le soltó, se rascó la cabeza, asintiendo a lo de retocar su dibujo, como si no hubiese caído en ello. 

Es verdad...— Asintió. 

Pero cuando Carellyn le propuso arrancar unas flores y la forma de hacer que no se marchitaran tan pronto, desvió la mirada de nuevo hacia todo lo que había crecido alrededor de ellos.

Pues no las arranquemos. La dejamos ahí para que no se marchiten. Y así las podremos ver siempre. Sólo hay que bajar hasta aquí y ya las podemos ver de nuevo. — Dijo orgulloso como si hubiese encontrado la solución a un problema. 

¿Y esto es un regalo entonces?. ¿Eso es que los árboles están contentos?— Preguntó con curiosidad mientras pasaba los dedos por encima de una flor como si fuese muy frágil, pero a la vez tuviese que cerciorarse de que en verdad estaba ahí.

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15/09/2019, 00:05
Carellyn Flores

Sotodeoro. Primer día del Padre. Mes de la Madre. Año 289 A.C.

Carellyn asintió, contenta con la solución que había encontrado Daniel. Sentía de algún modo como si su hermanito le hubiese dado una lección a ella con aquello, una que sólo podía aprenderse desde la inocencia de sus ojos aún infantiles y su enorme corazón. 

Y después, asintió de nuevo con convencimiento.

—Los árboles se alimentan de cariño —aseguró—. Necesitan agua y sol para vivir, seguro que eso te lo ha explicado ya el maestre Broyden, pero para florecer así —Hizo un gesto con la mano alrededor de ellos— necesitan sentir un cariño muy, muy, muy grande cerca de ellos. Se han dado cuenta de que te quiero muchísimo y nos han regalado sus flores. Así que cada vez que vengas y las veas sabrás que te estoy queriendo muchísimo allí donde esté. ¿Qué te parece eso? —Lo achuchó una vez más y frotó su nariz contra su mejilla, antes de reír divertida—. Tú también debes quererme un poco, ¿no? Porque han salido una barbaridad de flores.