Partida Rol por web

Historias del Dominio

En Familia

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05/07/2019, 02:51
Director

Aún faltaba un rato para el atardecer, pero el sol ya se mostraba más magnánimo. Carellyn se dirigía a la torre de invitados con la esperanza de poder ver a su tía. Tal vez lo hubiese intentado con anterioridad, pero nada pudo hacerla augurar lo que había sucedido en el pueblo cuando fue en busca de la vidente. En cualquier caso, puede que hubiera sido para bien, pues el tiempo que había transcurrido, seguro que valía para que su tía se hubiese refrescado e instalado sin prisas.

La torre estaba mucho más protegida  de lo que habría esperado. No tuvo problemas en moverse por ella, pero tan solo hasta el vestíbulo de la planta baja pues allí fue detenida por una pareja de soldados. La conocían de vista sin duda, pues se dirigieron a ella por su nombre. No tuvo que alejarse mucho el guardia para ir a avisar de la visita, pues Lady Rhonda se abría camino por el vestíbulo tras bajar las escaleras. Ya de camino hacia la joven, en el rostro de la dama se iba dibujando una sonrisa y aceleraba el paso claramente impaciente por llegar. Hizo a un gesto afirmativo al guardia, el cual hizo lo propio a su compañero para no estorbar a la muchacha más. 

Al llegar a su altura, Rhonda ya estaba casi corriendo. Frenó en seco y tomó las manos de la joven con los ojos muy abiertos.

¿Carellyn?...Mírate— Preguntó emocionada  mientras se retiraba un poco y abría los brazos de la joven par verla bien.

Pero si ya eres toda una mujer...— Tuvo que soltar una de las manos de la muchacha y llevarse los dedos a la boca para frenar inútilmente la emoción. —Eras...— Hizo un gesto con la mano señalando una altura para la que incluso tuvo que inclinarse —...casi un bebé.— Se acercó entonces y la dio un abrazo como si no hubiese guardias o nadie mirándolas. Sin duda era consciente de que así era, pero importar le importó bien poco, o más bien nada.

Tras ello, acarició el rostro de la joven en un gesto muy maternal.

Tienes el pelo de tu padre...y la sonrisa también. Por favor, qué guapa estás— La naturalidad de aquella mujer era tan sincera y cotidiana, que si aquello pudiera considerarse una falta de protocolo, nadie se lo tendría en cuenta. Incluso los guardias no pudieron evitar una leve sonrisa tierna ante aquella situación.

Se retiró entonces casi con un aire de disculpa pero aún emocionada y sin duda alegre.

Tienes que disculpar mi efusividad. Tú ni te acordarás de mí y yo aquí avasallándote...—  Se llevó entonces ambas manos a la boca, casi en una postura y gesto que recordaban al de rezar, mientras negaba con incredulidad. —Pero qué mayor estas. Y qué guapa.—

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05/07/2019, 23:53
Carellyn Flores

Una sonrisa pareja a la de su tía se fue reflejando en los labios de Carellyn a medida que la mujer se acercaba a ella. Avanzó cuando los guardias le dejaron espacio y un leve rubor subió a sus mejillas mientras se dejaba contemplar por ella. 

—Oh, no tan pequ~... —el inicio de la protesta duró poco, pues Lady Rhonda la abrazó haciendo que se diluyese de inmediato. 

Se sentía bien a su lado, era imposible sentirse incómodo junto a alguien como ella. Era... como saborear un trocito del hogar aún estando lejos de él. Para Carellyn, que había perdido a su madre tan pequeña y no había encontrado después esa figura ni en Lady Bethany ni en Lady Minadriell, sentir el cariño de su tía llenaba su pecho de calidez.

Había dudado por el camino hacia la torre sobre si ahora que era mayor debía tratarla de vos, ya que era alguien importante o si tendría que hacer una reverencia antes de poder hablar con ella. Todas esas dudas se habían desvanecido en el mismo instante en que la había rodeado con sus brazos.

Claro que me acuerdo de ti —inició una protesta de nuevo, que tampoco duró demasiado, pues su sonrisa era demasiado amplia—. Estás igual que en mis recuerdos, tía Rhonda. No has cambiado nada. Y qué contenta estoy de que estéis aquí, aunque sea en funestas circunstancias. 

Su mirada se fue hacia las escaleras a la espalda de su tía y cuando volvió a mirarla había un toque ilusionado en sus ojos. 

—¿Puedo pasar? ¿Puedo conocer al pequeño Brandon?

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09/07/2019, 09:06
Rhonda Hightower

Claro que sí.— Contestó de inmediato sin perder la sonrisa mientras tomaba a su sobrina por el brazo y comenzaba a caminar hacia las escaleras con energía sin cruzar más palabras con los soldados o dar explicación alguna.  

Justo ahora le están dando un baño. Verás como disfruta. Le encanta el agua.—

Sólo tuvieron que subir unas cuantas escaleras pues se habían instalado en la primera planta de la torre. Tal vez fuese por comodidad, pero cabía la posibilidad de que al entierro pudiese acudir alguien de más importancia que el heredero de la casa Hightower, pues lo normal hubiese sido que ocupasen la última planta, aquella reservada para los grandes invitados. 

La puerta estaba también vigilada por dos guardias que no se inmutaron al verlas. Cuando entraron a la habitación, Carellyn vio que habían dispuesto un barreño. En el, dos mujeres, una que rondaría los cincuenta días del nombre y otra los treinta, estaban bañando al escandaloso bebé el cual chapoteaba y emitía sonidos que arrancaba sonrisas. De cuclillas junto al barreño, haciendo gestos ridículos y sonriente, se encontraba Ser Baelor, imitando los gestos de su hijo.

Braaandon...mira quién está aquí. Tu prima Carellyn.— Rhonda tiró de ella hacia donde estaba el bebé. Ser Baelor se detuvo y alzó la vista tornándose su gesto más serio de un plumazo mientras se incorporaba y se ponía en pie.

Baelor, esta es mi sobrina Carellyn. La hija de mi hermano.

Ser Baelor Hightower

Hija bastarda...— Añadió con cierto recelo.

Hija.— Zanjó tajantemente Rhonda agachándose junto al barreño y arrastrando con ella a Carellyn. Ser Baelor mantuvo el gesto serio, molesto. Hasta que decidió abandonar la habitación.

No se lo tengas en cuenta.— Trató de disculpar Rhonda. —Es un buen hombre...y buen esposo, pero está bajo mucha presión. Ahora es quien dirige la casa, que no es fácil, todo el tema de la guerra y además la muerte de su prima. Dale tiempo, ya verás como te termina apreciando.— 

Aquellas dos mujeres que estaban bañando al bebé, debían de gozar de total confianza, pues como Carellyn pudo comprobar, Rhonda no tuvo ningún reparo en hablar sin tapujos ante ellas.

Mira Brandon, ¿quién es?. Es tu prima. Síiii..tu prima.— Dijo dirigiéndose a su hijo y agaanádolo con cuidado para acercarlo, pero sin sacarlo del barreño. El pequeño cesó el chapoteo al escuchar la voz de su madre y desvió la atención con un movimiento torpe hacia Carellyn cuando ésta lo acercó hacia ella. Los ojos del pequeño se abrieron y comenzó a emitir un "Uh, Uh" cuando divisó un mechon de Carelly el cual trataba de alcanzar con torpeza.

Cuidado con el pelo.— Advirtió su tía. —Tira como un percherón de él— Rió desviando la mirada hacia las dos mujeres que lo bañaban, prevenidas y protegidas por las cofias que llevaban.

Movió al bebé hacia Carellyn para que fuese ella quien lo sostuviese en el barreño si así quería y lo dejó en sus manos. Dejó un momento para que Carellyn interactuara con el bebé, pero se vio que pronto la curiosidad  pudo más que la paciencia.

Bueno Carellyn, me tienes que contar de todo. Cómo estás, cómo vives, ¿estás contenta?, cuántos mozos te pretenden...— Soltó sin pausa en un aluvión de curiosidad. La última cuestión y esa curiosidad arrancó una sonrisa contenida de las dos mujeres que inicialmente bañaban al pequeño. 

Es mi sobrina, hace mucho que no la veo.— Protestó divertida. Luego cayó en ello y las presentó. —Carellyn, esta es Marla.— Dijo en relación a la más mayor. —Y esta es su hija Shara.— La más joven.

Son mis doncellas, mis amigas, mis matronas...mi familia— Concluyó mientras las acariciaba las manos en un gesto cariñoso.

Las mujeres hicieron una leve inclinación algo cohibidas, vergonzosas ante Carellyn.

Y ahora cuenta.— Dijo mirando a Carellyn con impaciencia y sonriendo divertida.

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11/07/2019, 00:44
Carellyn Flores

Los ojos de Carellyn se abrieron ante la estampa que encontraron al pasar a los aposentos de los visitantes. Sus manos se entrelazaron por delante de su regazo y una sonrisa entre divertida y tierna curvó sus labios al ver a ese gran hombre acuclillado ante al bebé. 

Sin embargo, esa sonrisa se borró enseguida de su rostro, en cuanto Lord Baelor cambió de repente de actitud y la recibió con un recordatorio de su condición. Bajó la mirada con ese gesto sumiso que había aprendido en Sotodeoro y realizó una reverencia ante el heredero de los Hightower. Se dejó llevar hacia el barreño por su tía, pero su espalda estuvo en tensión hasta que el hombre decidió abandonar la estancia. Sólo entonces volvió a respirar con libertad. 

No importa —respondió, con una resignación que tenía ya interiorizada—. Es lo que soy. 

Y era cierto, eso era. La hija bastarda de su padre. En otros momentos tal vez se habría creído que era la muestra de la vergüenza de su padre. Pero desde que Ser Dwain le había mostrado el camino hacia sus recuerdos esa idea se había opacado por completo, pues junto con las imágenes de su madre también había llegado la certeza de los sentimientos que la unían a su padre. Ella era el resultado del amor, no de la conveniencia. 

Por suerte el bebé estaba allí para quitarle todos esos pensamientos de la cabeza. Y es que en cuanto lo tuvo cerca el rostro de Carellyn reflejó una intensa ternura y Lady Rhonda no tuvo que decírselo dos veces para que se agachase junto al barreño y lo sostuviese ella. 

Hooola, Brandon —dijo, con una sonrisa de oreja a oreja—. Pero qué bebé más bonito. Eres un bebé precioso, ¿a que sí? Claaaro que sí. 

Tal vez no había sido buena idea empezar a llevar el pelo suelto justo cuando un bebé llegaba al castillo, pero Carellyn aún recordaba cuando Daniel hacía eso mismo y se encargó de mantener la cabeza lejos del alcance de sus manitas. Estaba justamente contemplando enternecida esos deditos tan pequeños y perfectos cuando llegó la avalancha de preguntas de su tía y con la última las mejillas de la joven se encendieron. 

Su mirada se desvió hacia las otras mujeres y les dedicó una sonrisa cortés y una inclinación de cabeza. Luego miró a Rhonda, que tan libremente hablaba delante de ellas y titubeó. En aquel momento se dio cuenta de que tal vez la visita de su tía podía servirle para ganar una aliada dentro de la Casa de su padre. ¿Pero hasta qué punto podía confiar en sus doncellas?*

—Oh, estoy bien, tía Rhonda —empezó por lo fácil—. Aquí tengo siempre todo lo que necesito y Lord Stronghorse es amable conmigo. Es cierto que sus hijas en ocasiones me han hecho algún que otro comentario desafortunado, pero trato de no tenerlo en cuenta y ser una buena compañía para ellas. 

Suspiró y recolocó su postura sin soltar al bebé. Mientras hablaba le empezó a hacer cosquillas en los deditos de los pies, maravillada en su interior por lo pequeños que eran. 

—La verdad es que añoro Sotodeoro —reconoció entonces—. A mi padre y a mis hermanos. Daniel había crecido tanto la última vez que lo vi... Pero así es la vida, ¿no es verdad? Te lleva donde quiere. 

Se encogió de hombros y sus ojos bajaron hacia el pequeño Brandon. 

Y a ti te llevará donde tú quieras, ¿verdad que sí? —le dijo al niño, haciendo carantoñas—. Serás un guerrero poderoso y fuerte. Ser Brandon, el Sabio. 

Aún se quedó un instante sonriéndole al bebé antes de alzar la mirada para volver a llevarla hacia su tía. 

—No creas que hay muchos mozos haciendo cola para pedir mi mano... al fin y al cabo soy lo que soy. Pero hace un par de días un norteño medio salvaje me ofreció a su hijo. —Sonrió, divertida, al recordar aquel momento. Sus mejillas volvieron a colorearse cuando siguió hablando—. Y bueno... sí que hay un joven que me pretende, va a hablar con mi padre al respecto. Aunque, claro, por ahora debo mantenerlo en secreto porque no sabe si su familia lo aprobará. 

Lo dejó ahí, por el momento. Tal vez su tía la frenase al oír que debía ser un secreto, o tal vez confirmase que podía confiar en sus damas de compañía. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

*La tirada es para esto, para intentar ver si las mujeres serán discretas con lo que se hable o irán corriendo a contárselo a los criados de los Stronghorse.

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15/07/2019, 06:27
Rhonda Hightower

Rhonda escuchó con una sonrisa los comentarios de Carellyn y observó como le hacía delicias a su primo. Aquella sonrisa no se borró cuando comentó sobre su estancia en Riverside. Normalmente los bastardos eran tratados de forma despectiva y escuchar que Lord Everan no lo hacía sin duda la tranquilizó.

Tuviste suerte de venir a servir a esta casa. O tal vez fuese el buen ojo de tu padre.— Comentó únicamente.

La mujer no pudo evitar llevarse la mano a los labios para contener la risa cuando Carellyn comentó lo del norteño. Ante lo siguiente a esa anécdota, tomó al pequeño Brandon y volvió a entregárselo a sus doncellas y tomó la mano de Carellyn con afabilidad, en un gesto que anunciaba una conversación más profunda.

Joven y no sabe si su familia lo aprobará...— Asintió con una expresión que dejaba ver que ya sabía a quién se refería. —Pues me temo que con eso ya me has dicho quien es...porque por mucho que hayas sido concebida fuera del matrimonio eres hija Lord Mathis. Dime tú qué familia de caballero o incluso heredero de alguna casa reciente, podría negarse a que "ese joven" desposase a una jovencita hermosa hija del señor de Sotodeoro. Sólo una familia tan importante como la Rowan. Y por aquí creo que sólo hay un joven que responde a esa descripción, ¿no es así?.—

Palmeó entonces su mano, quitando importancia a ese hecho. No parecía importarle en especial quién fuese ese joven, aunque sí se la notaba satisfecha por su deducción. Tanto que ni dijo nombre ni insistió más en ello.

Pero cariño, deja que tu tía te de un consejo...— Pidió con ternura, mostrando que sabía bien lo que podía estar sintiendo su sobrina, pero con esa expresión que delataba que quizás lo que fuese a escuchar no fuese de su agrado.

Dile a "ese joven", que mejor no hable con tu padre si no quiere salir apaleado...literalmente.— Aconsejó. —Tu padre, mi hermano, te quiere más de lo que quizás imagines o incluso haya mostrado. Traerte hasta aquí no fue fácil para él. Le costó muchos quebraderos de cabeza y discusiones. No le resultó tampoco sencillo encontrar a alguien como Lord Everan que estuviese dispuesto a darte un puesto en su casa, una educación como noble. Y si lo que me dices es cierto, así lo ha hecho, ¿cierto?. — Dejó aquella pregunta en el aire, pues debió resultarle evidente que así era, sólo con ver a su sobrina y cómo se encontraba.

Lord Everan se comprometió con tu padre, no sólo a eso, sino a encontrarte un buen esposo, digno de una noble. Y Carellyn, cielo, quizás lo que te diga no te guste escucharlo, pero soy tu tía y como tal te lo voy a decir...— Dijo manteniendo aquel tono cercano.

Una cosa es el amor y otra el matrimonio. Nosotras no elegimos quién será nuestro esposo. Sólo podemos cruzar los dedos y esperar que sea un buen hombre y ya de paso que tenga buen porte y cama.— Sonrió con picardía ante su último comentario.

Y no somos las únicas. A "ellos" les ocurre lo mismo. ¿Crees que yo elegí a mi esposo, o que él me eligió a mí?...¿o que su hermana, ahora Señora de Alto Jardín, eligió al suyo o él a ella?.— Volvió a dejar aquellas preguntas en el aire.

Son los padres quienes eligen buscando perpetuar el linaje y la Casa. La Casa y los descendientes, el legado, es lo más importante por encima incluso de los deseos propios.— Aseguró.

A tu padre le importa mucho tu futuro y también el de la Casa. Ha confiado en Lord Everan para que te encuentre un buen marido, y que llegues a ser señora de alguna casa... Para que ya nadie pueda llamarte bastarda y nadie pueda oponerse a reconocerte como su hija legítima. — Explicó acariciando brevemente la mejilla de su sobrina.

Así que hazme caso, cariño. Dile a ese joven que mejor deje las cosas estar y no hable con tu padre.

Notas de juego

Respecto a la tirada, en realidad no podrías ni con un gran éxito, saber si las mujeres harían eso o no con certeza (es demasiado específico). Sí que Carellyn sabe, por lo que está viendo, que su tía tiene plena confianza en ellas. También puede deducir que siendo personas tan de confianza de la Casa Higtower (probablemente la casa más importante de poniente tras las siete grandes casas), son por lógica discretas. Cargos de tanta confianza que se van de la lengua con frecuencia, son despedidos por su indiscreción y si lo que han revelado es de una importancia considerable, pueden acabar en una celda con la lengua cortada o incluso ser ejecutados. Eso no quita que bajo presión o amenaza, puedan cantar, pero bueno, eso como cualquiera.

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29/07/2019, 02:14
Carellyn Flores

Los ojos de Carellyn siguieron al bebé cuando su tía lo sacó del barreño para entregárselo a sus doncellas. Era consciente de que ese gesto era el preludio para una conversación más seria, pero le costó un instante apartar la mirada de Brandon para ponerla sobre su tía. 

El tono de sus mejillas se intensificó cuando Lady Rhonda comenzó, dejando claro que sabía de quién estaban hablando. Por un lado se sintió avergonzada por haber sido tan evidente en sus palabras. Pero por otro sintió cierto alivio por no tener que seguir hablando con acertijos con alguien en quien confiaba. Ni siquiera se le pasó por la cabeza que su tía pudiera haberse equivocado en su deducción, pues una vez la había puesto en voz alta se daba cuenta ella misma de lo obvio. Aunque sí pensó en protestar aludiendo a que ella no había dicho que el joven fuese de por allí... pero apartó esa idea de su mente enseguida, pues si su tía quería ayudarla mejor lo haría si hablaban con franqueza. 

Sus ojos brillaron con interés y curiosidad cuando empezó a hablar de su padre. Siempre le había gustado escuchar a otras personas hablando de él, de lo justo y bueno que era. Era un modo de verlo desde otros ángulos distintos al suyo, de completar las parcelas que no le mostraba a ella. Y sin duda su hermana, que se había criado con él, debía conocerlo bien. Una pequeña arruguita se formó en su frente, mezcla de incomprensión y preocupación, pero no interrumpió a Lady Rhonda y permaneció callada hasta que terminó de hablar. 

Todo eso lo sé, tía Rhonda —aseguró entonces—. Sé que el amor y el matrimonio no tienen por qué ir unidos, por mucho que los romances digan lo contrario. Sé que el amor suele llegar después del matrimonio, con la confianza y el cariño... Y no querría otra cosa que satisfacer los deseos de mi padre para mí. Lograr que se sienta orgulloso de tenerme como hija, a pesar de todo, sería suficiente. —Hizo una pausa antes de seguir hablando, con la vehemencia de la juventud—. Pero no comprendo por qué a Padre podría parecerle mal que me pretendiese ese joven. Pertenece a una gran Casa, como bien has adivinado, su posición está muy por encima de la mía. Sé que Lord Everam no ha buscado aún a nadie para mí, a pesar de que hace ya años desde mi primer sangrado lunar. Ni lo hará hasta que no regrese del frente, me lo ha dicho. ¿Por qué entonces no sería este joven un buen candidato si tiene interés en mí? No es como si tuviese un pretendiente mejor esperando. 

Su corazón latía con fuerza dentro de su pecho y las últimas palabras de su tía rondaban su mente una y otra vez. Su padre quería reconocerla como su hija legítima. Ella sabía que eso no era tan sencillo como desearlo. No sólo estaba Lady Bethany como obstáculo pues una cosa era que su padre la reconociese como hija y la llevase a su casa, lo cual ya había pasado al morir su madre. Pero para que Poniente la considerase como su hija legítima el rey debía mostrarse de acuerdo. Era algo tan grande que le costaba incluso considerarlo como posible. Pero no entendía la relación entre eso y que Aldern pidiese su mano, así que contempló a su tía con los ojos enormes, esperando a que se explicase mejor.

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31/07/2019, 12:08
Rhonda Hightower

Rhona se mordió el labio inferior con la típica expresión de "ay criatura" que cualquier madre pondría, mientras escuchaba a Carellyn.

Cielo...bien por Lord Everan al buscarte ahora un esposo y no antes. Por mucho que tu primer sangrado te llegase cuando tenías doce o trece días del nombre, yo me alegro de que haya tenido el suficiente criterio para no entregarte a nadie hasta ahora que ya estás hecha mujer. Pero mujer en condiciones.— Manifestó dando a entender que aunque el primer sangrado otorgaba a la mujer tener descendencia, le parecía que esas edades eran aún tempranas para la vida conyugal.

Y en cuanto a ese joven, Carellyn...— Hizo una pausa sopesando, como si lo que fuese a decir quizás no fuese lo que la joven quería escuchar.

Lo primero es decirte que su posición no está muy por encima de la tuya ni siendo bastarda. Mucho menos cuando llegue el día que dejes de serlo. Eres hija de Lorth Mathis, no lo olvides. Y eso son palabras mayores.— Explicó primeramente con orgullo familiar evidente. Precisamente el que a ella le había llevado a desposarse con alguien como Ser Baelor Hightower, heredero de la familia más importante de Poniente tras las siete grandes casas.

Si no me he equivocado en mi deducción, claro...—Añadió.

Lo siguiente, cariño, es que sí, si es quien creo goza de buena posición, pero sigue siendo un segundón. Lo que realmente da riquezas y poder es un título que venga con tierras. Un Lord. Aunque no fuese una casa tan importante, un Lord siempre dejará un legado para tus hijos. Tierras, fortalezas, tropas, dragones de oro... Y eso es lo que tu padre quiere que llegues a ser; Señora de...— Explicó. — El "de" lo dejó en manos de Lord Everan, pero eso sí...Señora.— Lo que implicaba a un Lord o a su heredero como poco.

A eso añade, que por muy buena que sea la familia a la que el muchacho pertenezca, es un pupilo. Ni en sueños tu padre permitiría desposarte con un pupilo.— Probablemente ni a él se le permitiría desposarse mientras continuase esa condición.

Además, Carellyn. ¿Un dorniense?. —Preguntó con cierta aversión. * —Casi puedo asegurarte que tu padre vería con mejores ojos a ese norteño salvaje que a un dorniense. Son como monos, sólo piensan en copular y dormir.— Aseguró.

Volvió entonces a sonreír tomando ambas manos de su sobrina entre las suyas, en un gesto tranquilizador.

Tú tranquila, cariño. Confía en Lord Everan. Estoy convencida de que te encontrará a alguien que te dará hijos y al que podrás llegar a querer. Un buen hombre.— Dijo convencida. —Él también tiene mucho que ganar encontrándote un buen esposo. Aunque sea por eso, confía.—

Notas de juego

*Existe una gran rivalidad o enemistad, o como quieras llamarlo entre los Tyrell y los Martell. El Dominio y Dorne no tienen precisamente buenas relaciones y eso se extiende a sus vasallos. Es como una especie de racismo mutuo o algo así. Algo como entre catalanes y madrileños, pero peor. Casi más como lo que sería entre palestinos e israelíes o entre indios y paquistaníes, más o menos.

Creencias o expresiones como las de Rhonda son frecuentes, y más en una época más cerrada, similar a la medieval.

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04/08/2019, 16:41
Carellyn Flores

Carellyn frunció los labios por un instante, en desacuerdo con la espera a la que la habían sometido a la hora de buscarle marido. Y es que la muchacha se sentía perfectamente adulta a sus diecisiete años y la impaciencia que había comenzado a crecer en su interior desde que comenzasen las charlas con Ser Dwain no ayudaba a que comprendiese que en ese caso lo mejor había sido esperar. Sentía que había esperado lo suficiente para tres vidas y la necesidad por echar su futuro a rodar le picaba incluso en las manos y los pies. 

Pero cuando Lady Rhonda siguió hablando de su posición el mohín que habían dibujado sus labios se deshizo en una sonrisa. Se sentía bien escuchar a alguien hablar de ella como si fuese alguien importante, más después de haber tenido a Helaena asegurándole que iba a poder contraer un buen matrimonio con un criado o un soldado y a Aquilegia asegurando que se la llevaría cuando se casase para que estuviese siempre con ella. Tampoco perdía la perspectiva, al fin y al cabo era su tía y la quería bien. Y tal vez sobreestimaba el valor de su propia casa. Pero en ese momento a Carellyn le resultaba sencillo dejar esos peros al margen y simplemente disfrutar de sentirse valorada y querida sin condiciones. 

La escuchó con curiosidad mientras iba exponiendo por qué Aldern no estaba a la altura de su posición y por un momento deseó internamente que él lo escuchase. Quizás así le importaría menos cortejarla en público y dejar de esconderse por los rincones para hacerle un simple regalo. Por los Siete, escuchando a su tía, Carellyn sintió que Aldern era quien debía sentirse agradecido de que ella le dedicase una mirada, y no al revés, como había creído siempre. 

Aunque los siguientes argumentos la dejaron menos convencida y cuando su tía tomó sus manos, ella apretó con suavidad sus dedos. 

—Pero no va a ser un pupilo para siempre. Lord Everam dijo que a su regreso de la guerra lo liberaría de esa obligación. Y aunque nació dorniense ha sido criado en el Dominio, ha recibido una educación en condiciones. 

Se calló. No creía que fuese a convencer a su tía, pues esas cosas ella ya debía saberlas. Aunque toda aquella conversación le daba una nueva dimensión al asunto de su matrimonio. Hasta el momento ella había creído que, dada su condición, era algo que sólo le interesaba a ella misma, para el resto algo de lo que ocuparse sólo cuando no hubiese nada más importante. Y de repente se hacía consciente de que tal vez era más importante para los demás de lo que había pensado. Pero las palabras de la vieja vidente pasaron en aquel momento por su mente una vez más. Debía pensar en ello. Debía escribir a su padre, cosa que llevaba aplazando ya dos días y...

Me temo que no voy a poder avisarle de que no aborde a mi padre —dijo entonces, sin ocultarle a su tía que sentía cierta preocupación al respecto—. Me dijo que lo buscaría en el frente para hablarle. 

Tal vez podría enviarle un mensajero. ¿Pero llegaría a tiempo de advertir a Aldern antes de que él tuviese la oportunidad de hablar con Lord Mathis? ¿Llegaría, acaso, teniendo en cuenta que estarían entre una batalla y la siguiente?

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05/08/2019, 18:36
Rhonda Hightower

Su tía continuó mirando a Carellyn con ese deje maternal. Seguramente su reciente parto había avivado esa faceta de ella.

—El muchacho te gusta, ¿eh?— Sonrió al ver como Carellyn intentaba posicionarle mejor ante ella.

Cielo, todo eso está muy bien. Si quieres tenerlo como mascota...bueno, yo sólo soy tu tía, no tu padre. — Dejó aquello como si no quisiera insistir más. Tampoco quería pasar el tiempo presionándola, sino disfrutando de volver a verla. Aunque sin duda debía ser muy quisquillosa y debía ser tremenda cuando quería, porque no pudo evitar dejar la última perla.

Pero seguiría siendo un segundón y tú la hija de lord Mathis...— Dijo con palabras rápidas y negando como si no lo hubiese dicho para no obtener respuesta. Típico del que quiere tener la última palabra.

La preocupación de su sobrina sobre si el dorniense llegase a cruzarse con su padre la hizo sonreír. 

Tranquila Carellyn. Según tengo entendido la casa Stronghorse se dirigía directamente hacia Pyke y tu padre a Fuerte Desolación. Probablemente de haber ido a alguna isla habrá ido a Harlaw para tomar Dieztorres junto a los Banefort. Veo muy difícil que se crucen. — Intentó tranquilizarla.

Pero sí que hay algo que me preocupa Carellyn, y mucho...— Expresó sin soltar sus manos. —Y no quiero que pienses que te presiono sobre éste muchacho, porque también tiene que ver con él— Anticipó en un tono cercano, serio y sincero aunque sí que la iba a presionar, pero con dulzura. Al menos eso parecía.

Verás cariño, no sé si serás consciente de que hace un tiempo, ese joven escribió a tu padre. En esa carta lo alertaba del maltrato que estabas recibiendo por parte de Lord Everan y su familia. Tu padre no es un tonto cualquiera y no podía creerlo pero la duda siempre ha estado ahí, y lo ha pasado francamente mal por ello. Él te envió aquí con la esperanza de que tuvieras una vida mejor. De que no fueses tratada como allí. Ya sabes lo harpía que puede llegar a ser su esposa, y también su hija.—

Alzó los ojos al cielo pidiendo perdón.

Que los Siete me perdonen porque también es mi sobrina y debería quererla por igual. Pero es que es idéntica a su madre...— Volvió a mirar entonces a Carellyn con cariño. —Por fortuna, tú eres igual a la tuya...— Dijo con nostalgia. A Carellyn le dio la sensación de que se habían conocido e incluso que debieron ser cercanas.

Y aunque no quisiera creerlo, tu padre se ha sentido muy culpable en ocasiones por haberte traído aquí, siempre con esa sombra de duda. Y lo ha sufrido en silencio, sólo pudiendo desahogarse con las cartas que me mandaba, sin querer preocupar a tus hermanos.— Dijo con tristeza. Carellyn no tuvo duda alguna de que su tía quería mucho a su hermano Lord Mathis. 

Cariño, yo te veo guapísima, altísima, radiante. Un reflejo de tu madre que era guapísima como tú.— Carellyn también pudo notar como a su tía verdaderamente se le caía la baba con ella, como si fuese casi su madre. El brillo de sus ojos y como se emocionaba y enorgullecía por partes iguales al hablar de ella, la delataban.

Sólo con verte ya sé que tú no has sido tratada como lo hacía Lady Bethany y tu hermanastra. Ni de lejos.— Unas pocas de lágrimas cayeron por su mejilla. Agitó entonces la mano airadamente como gesto de negación, y trató enseguida de limpiárselas.

Ay perdona, cielo, es que me emociono...— Trató de excusarse. Luego sorbió ligeramente por la nariz con gracia natural, antes de retomar lo que estaba diciendo.

Sí, puede que algún comentario poco afortunado se haya escapado. Eso mi vida es inevitable, el mundo funciona como funciona.— Lamentó. —Pero si lord Everan se ha ocupado de darte un trato justo, de darte una educación y de que te conviertas en una joven dama, eso es lo importante. Y habrá cumplido como prometió.—Aseguró. —Y ahora comienza a buscarte marido. Seguro que si esta guerra no hubiese ocurrido ya estaríamos preparando tu enlace. Y yo cielo, beso el suelo que ese hombre pisa por su buen criterio y hacer.— Reconoció orgullosa al ver a su sobrina frente a ella.

Así que no...— Negó con desconfianza y resentimiento. —No me gusta nada ese joven zalamero con lengua de serpiente como todos los dornienses.— Dijo apretando los labios. 

No me gusta ni entiendo que haya hecho sufrir a tu padre así. Quisiera pensar que ha sido por juventud, por quedar prendado de la belleza que eres. Pero los dornienses son como escorpiones, nunca te puedes fiar de ellos. No sé que pretende pero lo que ha hecho es muy grave.— 

Apretó entonces los dedos de Carellyn como muestra de afecto y apoyo. Aunque su discurso pareció cambiar drásticamente, al menos en principio.

¿Sabes quien te quiere tanto como tu padre, si es que eso se puede medir?. Preguntó sonriente pero sin dejarla tiempo a responder.

Arlo...— Asintió sin perder la sonrisa. —Me cuenta tu padre que ya es todo un hombre...¡más alto incluso que él!. Y muy apuesto. Caballero ya...qué te parece.—

De nuevo su gesto se volvió más serio y apenado.

—Tu padre confía mucho en él. Y como ya es un hombre le enseñó la carta.— Dejó aquella frase un instante en el aire, para que se hiciese una idea.

Según me cuenta tu padre, Arlo es menos temperamental que él, más frío, pero con la misma determinación o más, mucho más.—  Su gesto era serio, tranquilo, pero anunciaba la gravedad de lo que trataba.

Arlo no tardará en llegar. Puede que antes de que se ponga el sol, o puede que ya a lo largo del día de mañana. Ha partido con los veinte mejores caballeros de la casa. Que él hubiese venido con un ejército, habría sido alarmante, sospechoso. Que lo haga yo no...— Sentenció. 

Mi esposo es ya quien gobierna el Faro. Y yo lo gobierno a él.— Reconoció con una determinación que casi intimidó a Carellyn.

Nunca nos hemos terminado de creer lo que decía esa carta, pero por si hubiese una posibilidad de que así fuese, tu hermano, con la excusa del funeral, viene con la intención de sacarte de aquí de ser cierto. Sería capaz de iniciar una guerra por ti Carellyn, aunque sea contra el mejor comandante del Dominio...y yo también—

De nuevo las lágrimas surcaron las mejillas de Rhonda emocionada, estirando la mano para acariciar la mejilla de su sobrina.

 —Le prometí a tu madre que si alguna vez faltaba, yo cuidaría de ti...y no he podido cariño, no he podido...— Abrazó entonces a Carellyn, dejando escapar su llanto con culpabilidad. Tras unos segundos se incorporó y trató de recomponerse. —Pero lo importante es que ahora sí. Ahora estoy contigo...— Aún necesitó unos segundos más en los que carraspeó y se limpió otra vez las lágrimas.

¿Sabes cómo espera encontrarte tu hermano?. ¿Sabes el temor que alberga dentro de verte menospreciada, mal vestida, tratada como una criada del servicio, puede que incluso en las cocinas?— Preguntó preocupada. ¿Y hasta dónde es capaz de llegar si eso hubiese sido cierto?—

Se detuvo en seco, como si una última duda la embargase.

Porque Carellyn, cariño...es así ¿no?. Porque obviando quizás algún comentario, tú no has sido tratada como lo hacían Lady Bethany y mi sobrina ¿no?. Lord Everan, siempre ha sido recto y justo contigo. Nunca...nunca...— Se estremeció ante el pensamiento que le vino a la mente. —No...nooo..no te ha puesto tampoco la mano encima ni intentado nada inapropiado contigo, ¿no?.— Preguntó como si de ser así, nunca pudiera perdonárselo a sí misma. Menos aún a él

Lady Rhonda era una mujer que sabía como poco a poco ir entrando en materia. De lo más coloquial a lo más importante, sin saltos abruptos. En esta ocasión, quizás todo lo que tenía guardado dentro, la especial sensibilidad tras el parto y la emoción la habían traicionado y había entrado como el desbordamiento de un río, arrasando con todo. 

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09/08/2019, 15:40
Carellyn Flores

Las mejillas de Carellyn se sonrojaron cuando su tía recalcó lo que a esas alturas ya era evidente: que Aldern le gustaba. No insistió más en su defensa, no por el momento, aunque la idea de tener al dorniense como mascota hizo que sus mejillas se apretasen en una sonrisa divertida que trataba de contener. Oh, por los dioses, le habría encantado ver la cara del muchacho de haber oído aquello. 

Tampoco trató siquiera de protestar ante aquella última puntualización de Lady Rhonda. Ella nunca había necesitado tener la última palabra y sabía que su tía la había escuchado. Eso le pareció en ese momento más que suficiente. 

Antes de esa conversación no habría creído que podía aliviarla saber que Aldern y su padre no se cruzarían en el frente, pero alivio fue justo lo que sintió al saber que su mensajero podría no ser siquiera necesario. Asintió con la cabeza y estaba a punto de sacar algún tema de conversación más relajado y distante a su persona cuando su tía siguió hablando con el anuncio de que algo la preocupaba y atrapó de inmediato su atención. 

Había empezado un gesto afirmativo cuando Lady Rhonda mencionó la carta, pero el movimiento se detuvo apenas iniciado en cuanto continuó. Saber que su padre había estado sufriendo por ella le escoció en las venas y en la garganta. Escuchar a su tía hablar con esa cruda sinceridad sobre su madrastra y su hermanastra hizo que Carellyn abriese los ojos por la sorpresa, pues en Sotodeoro nadie había osado nunca hablar así tan abiertamente, al menos no delante de ella. Aquel apoyo inesperado y la mención a su madre calentaron su corazón, pero no fueron suficiente para que el sabor amargo desapareciese del todo. 

Oh, sí, Aldern había mencionado esa carta. ¿Cómo había dicho? Que había insinuado que no la trataban tan bien como merecía... Carellyn se sintió una estúpida en ese momento por no haberse dado cuenta de que eso, en boca del dorniense, podía significar que había hecho creer a su familia que la maltrataban. Bajó la mirada, mientras se mordía el interior de la mejilla. Si aquello era como parecía, no es que fuese complicado que le concediesen su mano a Aldern... es que iba a ser rematadamente imposible. Lo maldijo mentalmente en la distancia. ¿Cómo había podido meterla en tal aprieto sin más advertencia que esas breves palabras confesadas como de pasada la noche anterior? ¿Qué pretendía que hiciese ella? ¿Acaso no había pensado que su familia querría comprobar una acusación como esa? ¿Así era como esperaba conseguir su mano? 

Pero entonces Lady Rhonda mencionó el nombre de su hermano y Carellyn alzó la mirada hacia ella, con los ojos brillantes. Hacía tanto que no le veía que la imagen de él que veía en su mente no debía parecerse al hombre que ya debía ser. Se sentía tan orgullosa de los logros que le habían hecho llegar por carta... y no esperaba poder verlo tan pronto. Había albergado la esperanza de poder asistir a su nombramiento como caballero, cuando llegase ese momento. El corazón empezó a latirle con fuerza y notó que los dedos le temblaban con un nerviosismo que atenuó apretando las manos de su tía. La emoción por ver a Arlo fue latente en todo su rostro y la noticia había sido tan repentina que ni siquiera habría podido ocultar su expresión de haber querido. 

Le costó un par de segundos retomar el hilo de lo que decía Lady Rhonda, comprender por qué hablaba de traer hombres o ejércitos. Y cuando empezó a hilar la gravedad de aquello sus ojos se abrieron como platos primero y empezaron a humedecerse después. Abrazó también a su tía, pestañeando muy rápido para tratar de evitar las lágrimas. Nunca, en toda su vida, habría creído posible que nadie estuviese dispuesto a encabezar una guerra por ella. Se sentía tan querida de pronto que sus ojos terminaron por desbordarse. Ahora sabía que aún en la ausencia su madre la seguía cuidando. 

Tuvo que sorber por la nariz cuando su tía la soltó. Sus ojos estaban enrojecidos cuando la siguió escuchando. Pero, a pesar de las emociones que embargaban su pecho, se daba cuenta de que en ese momento lo que dijese podía ser decisivo. Debía pensar rápido. Aldern era un idiota, un necio que había puesto por escrito a saber qué cosas. Pero la amaba... ¿Qué sería de él si el contenido de esa carta funesta terminaba en manos de Lord Everam? A esas alturas cualquier ilusión de un matrimonio con el dorniense se había desvanecido a ojos de Carellyn, pero la lealtad hacia su amigo le hacía al menos querer salvar su honor. Aunque para eso tuviese que mentir... un poco. Sólo lo justo para que la situación fuese... interpretable, para que pareciese que nadie podía tener la razón absoluta. Porque... ¿cómo se demuestran los pensamientos tras una mirada?

No me ha puesto la mano encima —respondió, aclarando aquello en primer lugar, con un tono que ya anticipaba un «pero» antes de que llegase—, pero en las ocasiones en que nos cruzábamos a solas sé que tenía pensamientos sobre mí... —Apretó los labios, con las mejillas encendidas—. No soy una niña, sé reconocer cuando un hombre te mira de una forma inapropiada. Reconozco que se lo confesé a Aldern, pues tenía cierto temor de que Lord Everam no estuviese buscándome marido porque tuviese otros planes para mí, menos... decentes. Aunque ahora sé que ese temor mío era infundado. —Exhaló un suspiro y frunció ligeramente el ceño—. Tienes que entender, tía Rhonda, que Aldern ha sido para mí el mejor amigo que podía haber esperado encontrar en un lugar desconocido. Mientras que las hijas de Lord Everam hablaban de casarme con un criado o un soldado, o de llevarme con ellas como su doncella de por vida, él siempre me ha dicho que me merecía ser señora de algún lugar, a pesar de mi condición. A él nunca le ha gustado que tuviera que vestirlas o peinarlas, siempre decía que para él estaba al mismo nivel o incluso por encima. 

Se miró las manos por un instante y luego alzó los ojos hacia su tía, para hablar con más vehemencia.

No me han maltratado, he tenido todo lo que podía necesitar, he asistido a las clases del maestre junto a las hijas del Lord y comido a su lado en la mesa. Sé que Aldern escribió una carta, aunque desconozco el contenido y no puedo hablar por él. Quizá equivocó las palabras, o no supo medirlas. Pero sí puedo asegurarte que dijese lo que dijese lo hizo mirando por mi bien. —Suspiró y cerró los ojos por un instante—. Si hasta me dejó su anillo y una carta pidiéndole a su prima que me aceptase en su familia por si él moría. Sin duda la culpa es mía, por compartir con él mis dudas y temores. Tal vez fui demasiado vehemente en mis protestas y él sintió que debía hacer algo para ayudarme. —Sacudió la cabeza—. Yo ni siquiera sabía que era tan importante para vosotros. Nunca imaginé que podía desencadenar algo como esto... Y ahora lamento profundamente haberme quejado alguna vez, pues por culpa de eso mi padre ha sufrido de un modo innecesario. 

Sus ojos amenazaban con empañarse de nuevo y se pasó el dorso de la mano por ellos antes de seguir hablando.

No debes culparlo a él, pues sin duda ha sido culpa mía —manifestó, decidida—. Escribiré a mi padre esta misma noche para explicárselo todo y asumiré el castigo que él crea que debo tener. 

A pesar de la decisión en sus palabras, su voz sonó algo trémula al final. Y es que aún estaba intentando asimilar la magnitud del aprieto en que el maldito dorniense la había metido. Se sentía absolutamente abrumada y la presencia del ejército de su tía había cobrado un peso adicional para ella, que de pronto sentía su presencia en el castillo desde otro punto de vista.

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09/08/2019, 19:02
Rhonda Hightower

La expresión de su tía se fue endureciendo a medida que Carellyn hablaba sobre Lord Everan anunciando lo peor. Puede que incluso no esperase ni la llegada de Arlo. Pero cuando finalmente su sobrina reconoció que aquellas sospechas eran infundadas, dejó escapar un suspiro con el aire que había contenido mientras la escuchaba.

Continuó ya con un aspecto más distendido. Dejó escapar alguna sonrisilla, mientras escuchaba, negando, otras asintiendo.

Bueno, Carellyn... tranquila.— Dijo primeramente.

Respecto a las hijas de Lord Everan...bueno, hasta hace poco eran unas niñas. No tengas muy en cuenta esos comentarios. Tampoco puedes culparlas si han sido muy arropadas y han salido un poco bobas. Pero de ahí a la mala sangre de tu madrastra hay un trecho muy amplio.— Trató de tranquilizarla con un tono muy suave y cercano.

Ser Doncella, no es nada de lo que avergonzarse ni hacerte sentir inferior. Vestir y peinar a las hijas del lord, ser su confidente, no te rebaja. Doncella es un cargo de confianza, un cargo muy importante.— Buscó en ese momento con la mirada a sus dos doncellas, esperando que Carellyn hiciera lo mismo. Se encontraban en ese momento vistiendo al bebé tras haberlo secado. Al percatarse, ambas negaron con una sonrisa de absurdo, apoyando las palabras de Rhonda. Una expresión que dejaba claro que ellas estaban felices del puesto y las labores que realizaban.

En algo tengo que dar la razón al dorniense: Tú no eres inferior a ellas.— Reconoció. — Pero tampoco lo has sido por vestirlas y peinarlas. En eso el muchacho se equivoca...de nuevo.— Dejó claro con convicción.

—Y otra cosa te voy a decir...qué se pensaba ese chico que iba a pasarte si no vuelve de la guerra. Qué se cree ¿tu protector?. ¿Que eres una desvalida que sin él estás desamparada, indefensa?—  Preguntó de forma retórica, con evidente molestia.

Tú eres hija de Lord Mathis, que parece que el que no se ha dado cuenta aún de ello es él. Si a él le pasase algo, tú no eres un cachorro que no pueda valerse. Eres una Rowan. Lord Everan cumplirá su palabra, tanto si él vuelve como si no, eso como punto de partida. — Expresó con contundencia.

¿Y su anillo y una carta para que su familia de monos te acepte? ¿Pero qué se ha creído? ¿que no tienes famila?. ¡Y mil veces mejor que la suya.!— La indignación le salía por cada poro en ese momento.

Mira cariño...— Aquel comienzo sonaba a que se avecinaba un reproche hacia su sobrina. —Yo no he podido estar a tu lado hasta ahora. Puedo entender que pensases que me había desvinculado de nuestra familia y más a tanta distancia. No te dejes influenciar por la reacción de mi esposo. Tiene un corazón que no le cabe en el pecho y cuando hay que tener arrestos, los tiene como un toro. Pero lleva tiempo hacer ver a un hombre que su mujer los tiene más grandes aún.— Sonrió cómplice de aquella broma en forma de comentario, pero sin duda hablaba en serio.

En dos días te quiere como a una hija— Dijo aún manteniendo la sonrisa.

Pero ¿Arlo, Carellyn?. — Preguntó con incredulidad y algo decepcionada. —Comprendo que hayas podido pensar que tu familia te ha dado de lado. De verdad que sí. Y supongo que así ha debido creerlo el dorniense...o eso o es bobo. — No lograba encontrar otra explicación.

Y de no serlo, ha tenido ese gesto, porque tú se lo has hecho creer así, y porque está claro que se cree que eres un cachorrito indefenso— Y ahí venía el reproche. —Y ya te digo que puedo entender que hayas pensado que tu padre te haya dado la espalda, que yo te haya dado la espalda... tu hermano pequeño...bueno, era y es aún muy pequeñín, ¿no?.— Dijo arrugando la nariz con ternura al pensar en él.

¿Pero de Arlo?...— Volvió a preguntar con incredulidad. —¿Pensaste que Arlo no te iba a apoyar, o quisiste hacerte la desvalida con el dorniense para captar su atención? — Y ahí incidió en el reproche.

Carellyn, Arlo es un buen chico...hombre— Se corrigió a sí misma. —Quiere y respeta a tu padre. También a su madre y hermana. Pero siempre hubo un punto de desencuentro con ellas: tú. Nunca ha dejado que palabras envenenadas de su madre o hermana sobre ti fuesen dichas delante suya. Ha sido castigado por sus contestaciones hacia su madre sobre éste tema cuando era un crío. Tu madrastra lo ha intentado por las buenas y por la malas y él nunca ha cedido ni ha dejado que envenenasen la mente de su hermano pequeño. No ha podido hacer nada porque era un crío, como lo eras tú Carellyn. Y lo sabes. Pero ahora es un hombre y algún día será señor de Sotodeoro. —

Negó entonces con decepción.

No puedo creer que hayas pensado que Arlo te apartaría y dejaría de lado. O peor aún, que aún sabiendo que no era así, hayas hecho creer al muchacho ese que de faltar él, tu hermano no se ocuparía de estar a tu lado y ayudarte en todo, como si él también se hubiese despreocupado de ti y no fuese tu familia. Sea cual sea el caso me decepciona mucho, cariño.— La miró un momento en silencio y de nuevo posó su mano en el rostro de Carellyn con afecto.

Tú padre lo tiene muy claro. Para Arlo, no hay nada más importante que su hermano y tú. Os quiere con devoción. Y a pesar de los años, nunca se ha olvidado de ti, ni te ha dado la espalda. Nunca...guarda esa verdad en tu linda cabecita.— Volvió a sonreír con cariño.

Apartó la mano y se alisó el vestido aún sentada junto a la bañera.

Pero basta de reproches...— Se dijo a sí misma con tono perfectamente audible. Volvió a mirar entonces a su sobrina. — Ahora ya sabes que tienes una familia y que se preocupa por ti. Y sobre todo, nunca vuelvas a dudar de Arlo si dudaste alguna vez, o no dejes de mostrar orgullo por el afecto que te tiene ante nadie. Con Arlo no cariño...con él no.— 

 

 

 

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09/08/2019, 20:57
Carellyn Flores

Las mejillas de Carellyn se arrebolaron hasta adquirir el tono de una cereza madura cuando su tía le hizo notar la presencia aún allí de sus doncellas. Se sentía abochornada por las confesiones reales y adornadas que estaba teniendo que hacer ante dos desconocidas. Y todo por culpa del idiota de Aldern, al que maldijo mentalmente una vez más. 

La reprimenda que siguió a continuación la dejó clavada en el sitio, sin saber del todo como reaccionar. Y es que, separada de su madre cuando era tan pequeña, aquella era sin duda la primera bronca que recibía desde que era una niña. Quería defenderse, defender a su amigo, pero las protestas se le atragantaban en la garganta y sólo era capaz de agachar la cabeza y recibir el chaparrón. Cuando los reproches alcanzaron el nombre de su hermano no pudo contener un sollozo y los ojos se le desbordaron. 

Para cuando Lady Rhonda terminó de hablar, la chiquilla tenía el rostro encendido, los ojos enrojecidos y las mejillas empapadas. Descompuesta, trataba de contener sin mucho éxito la respiración para evitar los hipidos. En todo su tiempo en Riverside nunca había dejado que nadie la viese así. Lo que había tenido que llorar lo había hecho a solas, en su cuarto. Pero su tía la había pillado desprevenida con todo aquel asunto y había acertado en su punto más débil con una puntería insospechada. Carellyn boqueó, tomando aire, y se frotó los ojos. No se sentía beligerante, nunca lo había sido en realidad, por mucho que Aldern hubiese logrado sacarla de sus casillas en más de una ocasión, sino afligida. Aún así, intentó explicarse como pudo. 

Es que todo no es más que un montón de malentendidos —dijo, con la voz tomada por el disgusto—. No sé por qué creyó que podía necesitar su anillo si él no volvía. Supongo que era su forma de ofrecerme todo lo que él tenía, un gesto romántico o algo así. —Sorbió por la nariz, cogiendo aire—. Pero no es malo ni un escorpión. Sólo es un chico tonto. 

Tuvo que pararse a respirar un instante antes de seguir hablando. Su mano se fue por instinto hacia su cuello y la ausencia del colgante fue la última gota que desbordó lo poco que le quedaba de entereza. 

—Y y-yo... Yo nunca he dicho que me sintiese abandonada por mi familia. A nadie. Aunque al estar tan lejos tampoco pensaba que fuese tan importante o que me tuvieseis tan presente. Pero sé que mi padre me quería, por mucho que me enviase lejos. Sé que lo hizo por protegerme. Pero los adoro y me dolía estar lejos. Me duele no ver a Arlo desde hace cinco años y me duele estar perdiéndome a Daniel. En ocasiones me despierto en la noche y-y-y... —Un sollozo la obligó a frenar y con un suspiro volvió a pasarse la mano por los ojos— y me creo que lo voy a ver entrar por la puerta de mi cuarto, asustado por una pesadilla. 

»Los añoro tanto que me duele el corazón y por e-e-eso —Hipido—, por eso no hablo casi nunca de mi familia a nadie aquí. Y p-p-por eso a lo mejor la gente piensa que no me quieren o que me echaron o n-no n-no lo sé... 

Desbordada, incapaz de seguir razonando, escondió el rostro entre sus manos para esconder la vergüenza que le provocaba estar sollozando de esa manera, como si sólo fuese una cría pequeña. Lady Rhonda había logrado con su actitud maternal lo que Lady Bethany y Dara no habían conseguido con sus desplantes durante años: derrumbar todas sus defensas y dejar a la vista la fragilidad que siempre escondía tras una sonrisa cortés.

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09/08/2019, 23:12
Rhonda Hightower

Cuando Rhonda vio el sollozo de su sobriba, la abrazó y dejó que llorase sobre su hombro mientras la acariciaba el pelo y le daba un beso en la cabeza.

Ya está cariño, ya está. Suéltalo...eso es, así. Ahora tía Rhonda está contigo...shhhh...ya está, ya está.— Dijo mientras casi la mecía como si tuviese un bebé en sus brazos. Dejó un rato más a Carellyn llorando hasta comprobar que poco a poco recuperaba el aliento. En ese momento la retiró con suavidad y la tomó de la barbilla en un gesto afectuoso pero a la vez señorial. 

Carellyn, quiero que repitas conmigo: "Soy una Rowan". Con convicción, desde aquí desde el vientre. — Posando su otra mano precisamente ahí, en su propio vientre.

Repite: Soy una Rowan.— Asintió con orgullo. 

Eso es cariño. Eres una Rowan. Y tienes familia. Una que te quiere. Tu padre es tu familia. Yo soy tu familia. Y nunca, jamás, nunca, dudes que Arlo y Daniel, son tu familia. — Asintió con seguridad incluso con un toque señorial indiscutible. 

Tu padre y yo podemos haberte fallado, o por lo menos, podríamos haber hecho tal vez las cosas mejor, o no sé, de otra manera. — Negó de nuevo con ese aire de culpabilidad que antes le había mostrado. —Y tus hermanos...— Se emocionó de nuevo. —Tus hermanos ni te han fallado ni lo harán nuca.

Así que agradece el gesto al joven si vuelve y dile que se meta el anillo y la carta por...— Negó entonces tratando de calmarse y no hablar mal de él más, esta vez por el bienestar de su sobrina. —Dile...— Dijo retomando un tono más conciliador y afectuoso.— ...que tú ya tienes una familia que te quiere y que se preocupa de ti. ¿ De acuerdo?— Dedicó una sonrisa a su sobrina intentando trasmitírsela.

Venga dale un abrazo a tu tía Rhonda. Y un beso fuerte también, ¿eh? —

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10/08/2019, 00:42
Carellyn Flores

Cuando el torrente frenó Carellyn tenía dentro un revoltijo de emociones considerable. Al mismo tiempo se sentía bien, como si hubiese soltado un gran lastre, arropada entre los brazos de su tía, y se sentía fatal, culpable y débil. Se sentía abochornada, pero también algo aturdida. 

Con la petición de su tía sorbió primero por la nariz y soltó el aire por la boca, recuperándose. Se había desmoronado, sí, pero en su interior latía un orgullo que se recomponía pieza a pieza, más fuerte que antes. Tragó saliva. Seguía siendo una pequeña flor, pero sentía sus raíces más fuertes. Al fin y al cabo por sus venas corría la sangre de serbales. 

Soy una Rowan —repitió, con una serenidad que nacía de la convicción—. Es lo que soy. 

Sus labios se curvaron, devolviéndole una sonrisa algo titubeante. Y después la abrazó. 

Gracias, tía Rhonda —murmuró, tras dejar un beso en su mejilla—. Gracias por venir. 

Suspiró. Quería preguntarle qué iba a pasar ahora. Si una vez resuelto el malentendido todo volvería a ocupar el lugar que le correspondía. Preguntarle también por su madre, enseñarle quizás los dibujos de ella que había hecho. Pero estaba agotada después del disgusto y sentía la cabeza embotada y la nariz taponada. Tenía la necesidad de lavarse la cara y tomar una infusión de hierbas mentoladas que la refrescase. Tal vez tenderse a oscuras en su cuarto durante un rato, si es que aún tenía tiempo antes de tener que acudir a cenar. Aún así, no hizo ni uno ni otro por el momento. Se quedó allí sin más mirando a su tía, rehaciéndose poco a poco. 

Tras varios segundos de silencio una idea visitó su mente y el impulso le hizo preguntar sin pensarlo dos veces.

—Tía Rhonda... ¿Tú estabas allí cuando yo nací?

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13/08/2019, 21:37
Rhonda Hightower

Claro que sí. Y tu padre también. No sabes cuántos problemas tuvimos por no estar en la fiesta de... bueno, no importa.— Negó queriendo no entrar más en el tema.

Pero claro que estuvimos. Ya te he dicho que eres una Rowan. No me perdí el nacimiento de ninguno de vosotros. Ni el de Arlo ni el tuyo ni el de Dara ni el de Daniel.— Expresó con orgullo.

Además, ¿sabías que tus padres se conocieron por mi?— Sonrió. —Fue muy divertido, si quieres te cuento la historia.— No pudo evitar comenzar a reír mientras recordaba. —Es que fue...— Aquella frase se interrumpió por la risa creciente y la mano que puso en su boca para tratar de frenarla, mientras su rostro comenzaba a enrojecerse. —La cara de tu padre...— Logró entredecir antes de reír a carcajadas echándose las manos al vientre y teniendo que apoyar la espalda en el barreño, mientras se le escapaban lágrimas de la risa. Se detuvo y miró a Carelyn un segundo poniendo cara de boba y señalando su rostro con el índice. —Tu padre.— Explicó únicamente para volver a reír con más fuerza. Aquel sonido de risas, arrancó sonidos similares en el bebe que empezó a agitar los brazos y sonreír. Las doncellas rieron de igual forma contagiadas por la tía de Carellyn pero sobre todo por cómo el bebe imitaba y reía como la madre.

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13/08/2019, 23:09
Carellyn Flores

La curiosidad brilló en la mirada de la muchacha con aquel dato sobre sus padres que desconocía. Ella siempre había dado por sentado que Lord Mathis habría conocido a su madre por ser la dama de compañía de su madrastra, pero lo cierto era que nunca nadie le había hablado de ello. Menos había imaginado que podía haber una historia divertida detrás de ello, aunque también se le pasó por la cabeza que tal vez Lady Rhonda exageraba un tanto para animarla después del disgusto. 

A su pesar, aunque trataba de mantener la seriedad, la situación era tan cómica que terminó por escapársele una risilla. Sin embargo, negó con la cabeza mientras alargaba una mano para tomar la de su tía. 

Quiero que me la cuentes, pero antes necesito saber una cosa —dijo, intentando no sonar demasiado seria aunque el corazón se le aceleraba por la expectación—. ¿Recuerdas qué día era? Cuando nací, quiero decir. 

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15/08/2019, 22:24
Director

Desde luego que sí, cielo.— Contestó arrugando la nariz extrañada. —¿No sabes qué día naciste?— Bromeó.

¿Por qué me preguntas eso, cariño? ¿Qué ocurre?.— Pregunto con cariño, interesada, ladeando la cabeza ligeramente con curiosidad.

Notas de juego

Es cortito, pero tampoco es que diera más de sí, sorry.

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15/08/2019, 22:31
Carellyn Flores

Carellyn escrutó el rostro de su tía cuando respondió. No necesitaba ser muy lista para notar que le estaba dando evasivas, quizá porque Ser Dwain tenía razón, quizá porque no recordaba el día y quería disimularlo o tal vez porque aquella pregunta le parecía una tontería. 

Como fuese, la joven esbozó una sonrisa para suavizar el momento antes de insistir, sin llegar a responder a las preguntas de Lady Rhonda. 

¿Y qué día fue?

- Tiradas (1)

Notas de juego

No problem, es conversación, da pa lo que da XD. 

La tirada es para ver si me miente cuando responda :P.

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15/08/2019, 23:02
Rhonda Hightower

La pregunta de Carellyn desdibujó paulatinamente la sonrisa de su tía. Igual que ella se percataba de cosas, su tía también. Pero su tía había lidiado muchos más años que ella en importantes cortes como la Rowan y la Hightower. Y en eso la llevaba ventaja.

Miró entonces a sus doncellas y con cortesía pero seriedad pidió que las dejasen solas. Las mujeres obedecieron tomando al bebe que ya estaba listo.

Milady, llevaremos a vuestro hijo un rato al jardín para que respire naturaleza, ahora que el sol no es tan severo. Nos pondremos a la sombra.— 

Lady Rhonda asintió como si aquello le pareciese una excelente idea. Y cuando ambas hubieron abandonado la habitación, la tía de Carellyn se acercó más a ella, con confianza, con discreción, aunque no había ya nadie más. Pero un gesto entre ambas.

Qué ocurre Carellyn. Qué sabes. ¿Has notado algo extraño, te encuentras bien?— Preguntó cercana, preocupada.

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15/08/2019, 23:15
Carellyn Flores

Carellyn pestañeó sorprendida cuando su tía pidió a las mujeres que las dejasen a solas. Ni siquiera con los graves asuntos que habían tratado antes, ni siquiera cuando le había echado la mayor reprimenda de su vida o cuando había terminado llorando como una cría, había requerido que se marchasen. No necesitó que Lady Rhonda confirmase con palabras lo que era evidente, lo que Ser Dwain había afirmado con total seguridad: había algo sobre su nacimiento que no le habían contado. 

En su mente jugueteó con la idea de fingir inocencia como había hecho ella un momento atrás, de esquivar sus preguntas con otras para no responder. Pero se daba cuenta de que no estaba preparada para ganarle a su tía en ese juego, le sacaba años de experiencia de ventaja. Aunque tampoco estaba dispuesta a contarlo todo, debía andar con pies de plomo si no quería acabar encerrada en una torre como su cuñada*. 

Me encuentro bien —manifestó, asintiendo con la cabeza—. Pero alguien me dijo una vez que mi día del nombre no era el que yo creía y que debía preguntar a mi familia al respecto. No he tenido oportunidad de preguntarle a mi padre aún, pero he pensado que si tú estabas allí debías saber qué día era. —Hizo una pausa y la miró a los ojos—. ¿Por qué no me respondes, tía Rhonda? ¿Por qué debería notar algo extraño? Por favor —pidió, tomándole las manos—, puedes decirme lo que sea, ya no soy una niña.

Notas de juego

*La cuñada de la tía Rhonda quiero decir.