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HLdCn: El Legado de Caín II - Semillas de Destrucción

Un Sitio a Recordar

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20/12/2013, 01:23
Zyllah

Ver la decepción en sus ojos fue el broche que terminó de hundirme. Solté sus brazos y bajé la mirada en silencio, mordiéndome el labio inferior. Daba igual lo que hiciera, al final no hacía nada bien. No dejaba de cagarla una y otra vez. Apoyé la espalda en la pared, esquivando su mirada y tardé varios segundos en hablar de nuevo. Cuando lo hice fue en un tono tenue e inseguro, con la voz un poco forzada. - Había pensado en usar a Yormund para acabar con una de ellas. Para que no fuesen mayoría contra Alexia y fuese más fácil manejarlas. 

Mi mano se dirigió a mi bolsillo para buscar el hilo de forma inconsciente. Pero no tardé en recordar que estaba roto y abandonado en algún lugar entre las escaleras y la mesa y la saqué de nuevo, mientras mis dedos empezaban a enredarse nerviosos en el borde del jersey.

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20/12/2013, 01:47
Eko Létang

Al sentir la tristeza de Zyllah y escuchar su voz Eko emitió un ligero suspiro. Acomodándose un poco mejor para aumentar en contacto, buscó una de sus manos, entrelazando sus dedos, y llevó la otra a su cara.

Comenzó a acariciar su mejilla despacio, tranquilo, decidido a no hablar hasta que ella le mirara.

- Está bien. - Le dijo con voz suave, antes de acercar un poco su boca para darle un beso en los labios. - Está bien, niña. También puedo tomar el poder de Andrew y terminaremos con las dos esta noche. - Propone. - Pero entonces no estaremos seguros. - Luego continuó acariciándola durante unos segundos más, apretando levemente sus dedos. - Pero creo que lo mejor es lo de protegerte. No podemos arriesgarnos a perder la única opción que tenemos de volver si pasa algo.

- Y por muchas ganas que tenga de verte con el Último Legado, no me gustaría que te hicieran daño. - Añadió al final, con un tenue susurro, antes de dejar otro beso suave en su mejilla.

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20/12/2013, 13:22
Zyllah

Cuando me acarició la mejilla alcé la mirada, confusa. Hacía un instante había visto sus ojos llenos de molestia y me sorprendía el gesto de ternura. Escuché sus palabras y finalmente me encogí de hombros, bajando de nuevo la mirada. - Haz lo que creas mejor, yo confío en ti. - Dije sencillamente antes de volver a quedarme callada. Me sentía demasiado insegura como para opinar sobre sus propuestas. ¿Y si me hacía caso y volvía a equivocarme? Era mejor que no interviniese.

De alguna manera era mucho peor que me tratase tan bien. Odiaba mostrarme frágil y vulnerable delante de él. ¿Cuánto iba a tardar en volver a despreciarme si lo seguía haciendo? Un nudo empezó a formarse en mi pecho mientras hacía recuento en mi mente de la cantidad de veces que había tenido que consolarme desde que estábamos aquí. Quizá no era tan fuerte como pensaba. Los ojos empezaron a picarme y parpadeé tratando de evitarlo. No quería llorar delante de él por nada del mundo. - Te agradezco muchísimo que seas tan bueno conmigo, de verdad. Pero creo... que necesito un momento a solas. - Dije en un susurro, con la voz algo tomada, sin pensar en que realmente daría lo mismo que me alejase. Me oiría igualmente.

Empecé a moverme para incorporarme con la intención de alejarme antes de que mis ojos llegasen a humedecerse, lo cual parecía inminente. Pero entonces llegaron las palabras de Marceline en el otro lado, y después las de Liam regodeándose. Me quedé quieta escuchándolos hasta que terminaron y mi tristeza se mezcló con el enfado que sentía. - Puta gallina bocazas de mierda... - Murmuré con desprecio cuando terminé de responder a Marceline en la otra sala.

Suspiré y miré a Eko durante un instante, antes de apartar la mirada de nuevo. No entendía por qué llamaba así la atención sobre sí mismo en el otro lado, pero desde luego no iba a cuestionarlo. - Tengo que decirle a Alexia a quién mirar. Aunque esté con los traidores sigue conservando su poder. Había pensado pedirle que mirase a Ivhone o Vanna para averiguar si sus tatuajes han despertado y saber si tenemos algo que temer de ellas. ¿Crees que es buena idea? - Pregunté con voz insegura. Después tragué saliva y parpadeé rápidamente, haciendo un esfuerzo por seguir hablando y no derrumbarme. - Y Gabriel puede volver por sí mismo como Zagam, no sé por qué no lo ha  hecho aún. 

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20/12/2013, 15:14
Eko Létang

Cuando Zyllah comenzó a hablar Eko la miró durante algunos instantes antes de responder. No sabía cómo interpretar que ella le pidiera un momento a solas. Sin embargo, las palabras de Marceline les apartaron de sí mismos durante unos instantes. Por una vez, una interrupción agradecida.

- Eh. - Le dijo antes de nada, buscando sus ojos. Su tono era grave y seguro. - Lo de Liam no cambia nada. Tomando el poder de Alice, lo más probable es que esta noche ni siquiera haya más muertos que a quien Yormund ataque. Habrán perdido un día, y nosotros nada. - Explicó, empezando a acariciar el dorso de su mano. Luego permaneció un par de segundos callado, analizando la situación.

- Simplemente tardaremos unas horas más en acabar con todos. - Le dijo luego tranquilo, pensando en voz alta más que otra cosa. - Pero a cambio Alexia conseguirá más información. - Continuó. - En los cálculos que hicimos ya contemplamos la posibilidad de que nadie cayese en las votaciones. - Le recuerda con voz suave. - Así que no tenemos de qué preocuparnos. Todo va según lo previsto.  - Le preguntó, acercando su cara a la de ella para acariciar su mejilla.

- Nos hemos equivocado una vez. - Siguió después, analizando, mientras del lugar donde se habían levantado se veía venir a Àine, quebrando el aire a toda velocidad. Su llegada sacó una sonrisa a Eko, y el pájaro se posó en su hombro, observando a Zyllah. - A nuestros padres Eko les engañó durante días. Al menos nosotros sabemos quiénes son los traidores.

- Creo que lo hemos hecho muy bien hasta ahora. Esto es sólo una piedra en el camino, pero no cambia nada. ¿Podríamos haberlo hecho de otra manera? Por supuesto. Pero no teníamos forma de saber cuál de los dos estaba protegido. - Dijo, antes de bajar un poco la voz. - Y a mí también me habría engañado.

- Por eso prefería a Ira. Pero ni siquiera sabemos qué podríamos haber desencadenado atacándola a ella. Quizá ahora mismo uno de los dos sería un traidor, o estaría muerto. Hemos optado por la opción más segura. La mejor para el Sello. No pudimos hacer otra cosa, con gente con Marceline yendo por su cuenta, y hasta defendiendo a Vanna. Parece totalmente retrasada. Y aún habla como si Kaldreade hubiera ayudado en algo a la anterior victoria."¿Quieres saber cual es mi segundo don?" - Pregunta entonces, imitando a la mujer. - Joder, si lo tiene, ¿qué cojones hace de brazos cruzados? 

- Escucha lo que dicen ahí afuera. Sólo chorradas. Eres mejor que todos ellos. - Concluye, mirándola a los ojos. Luego se queda así unos segundos, con los ojos brillantes, antes de pasar el brazo libre por sus hombros y darle un rápido y espontáneo abrazo. - No se me ocurre con quién más podría formar un equipo. Y menos uno tan sexy. - Añade al final, acercando la unión de sus manos a sus labios para dejar un beso en sus dedos con una media sonrisa.

Entonces su tono se relaja un poco, cambiando de tema.

- Está bien que Alexia mire a Vanna o a Ivhone. Cualquiera de las dos es una buena idea. La segunda creo que nos dará más información. La primera servirá para callarle la boca a esa gallina.

- Y otra cosa. - Dice para terminar, como si hubiera recordado algo que se había dejado. - Yo no soy bueno contigo. Soy sólo lo que tengo que ser. Tú me has tratado mejor de lo que merezco. - Finaliza en un susurro, como si fuera una confesión. - Es lo menos.

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20/12/2013, 21:57
Zyllah

Mientras escuchaba todo su discurso en silencio me fui dando cuenta de que si no quería mostrarle que era débil era tan sólo mi elección. Después de haber conseguido endurecerme gracias a sus desprecios durante años no podía dejarme llevar y perder todo eso ahora que había decidido tratarme bien. Así que respiré profundamente, y me forcé a subir la mirada y a colocar una sonrisa un poco forzada en mis labios que disimulase lo incómoda que me sentía cuando me consolaba.

- Creo que entonces dejaré que sea ella la que escoja entre esas dos. - Respondí con la voz más alegre que pude, tratando de hacer como si todos sus intentos por animarme hubieran funcionado en lugar de avergonzarme. - A mí realmente cualquiera de las dos me parece buena opción y así Alexia estará más contenta conmigo. Le he dicho que diga en voz alta que ha mirado a Andrew y que diga que él podía elegir bando. Así si al final lo terminamos levantando no lo matarán enseguida.

Levanté la mano para llevarla hasta su hombro y acariciar al pajarito con cuidado. - No tienes que preocuparte tanto por mí. - Dije como de pasada, intentando quitarle importancia al asunto. - Sea como sea estaré bien.

Miré al fondo del lugar durante un instante antes de volver a hablar. - Alexia dice que no las ha visto analizar nada ni actuar con cabeza, que van sobre la marcha. Supongo que por eso cometen tantos errores. También dice que intentaban proteger a Ivhone como fuese, que quizá ella tenía alguna baza interesante que no querían perder, sin embargo, despreciaban a Vanna. - Mi frente se arrugó ligeramente y apreté sus dedos, comenzando a relajarme un poco. - Pero escucha, hay algo raro. Algo que dice que dijeron las niñas sobre que la sangre demoníaca estaba empezando a aflorar, no sé si sólo la de ellas o la de todos. Y que según ellas si todo iba bien, el primer eslabón aparecería pronto. Dice que les mostraron unas marcas en sus brazos o algo así. No sabe a qué se referían, pero quizá sea importante.

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20/12/2013, 22:12
Eko Létang

Había en la nueva actitud de Zyllah algo que no terminaba de gustar a Eko, pero no terminaba de precisar qué era. Parecía como si, de repente, una barrera invisible los separase. Entre su tono más distante y su expresión un poco más ajena era claro que algo no marchaba.

Asintió sin embargo a sus primeras palabras, sin querer pararse a pensar en el asunto de levantar o no a Andrew. Sin embargo, cuando ella comenzó a acariciar a Àine y volvió a hablar, suspiró. Cuando se dispuso a hablar su expresión se volvió más seria, sin saber del todo en qué la estaba cagando. No estaba acostumbrado a ese tipo de conversaciones.

Aún así, antes de que dijera nada ella prosiguió hablando, y esperó a que terminara antes de responder.

- Así les va. - Fue lo primero que comentó, haciendo una mueca. - Lo del primer eslabón puede ser algo que aparezca cuando las marcas estén completas. - Dijo luego, pensativo. - Al principio estábamos encadenados. Quizá sea algo referente a eso. - Pensó en voz alta, mientras una idea estúpida se formaba en su mente. - Podríamos preguntárselo a ellas delante de todos. Probablemente comprometería a Alexia, pero sería genial ver sus caras. - Comentó, mientras acercaba la mano libre para colocarle un mechón de pelo.

Al volver a hablar lo hizo con tono grave, despacio.

- Ya sé que estarás bien pase lo que pase. No me necesitas para nada. - Le dijo, retomando la parte que más le importaba en realidad de la conversación - Pero me importas. Un poco al menos. - Añadió, en tono de broma, mientras daba un empujón amistoso a su cadera. - Y como me dijo una vez alguien, no quiero que me dejes fuera de esto. ¿De acuerdo? - Preguntó, mirándola a los ojos.

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20/12/2013, 22:46
Zyllah

Asentí con la cabeza, sin apartar la mirada. - No te dejo fuera de nada, Eko. No podrías estar más dentro de lo que estás. - Acomodé mi postura, relajándola y apoyándome un poco más en él. - Y aunque no te necesite, me gusta que estés aquí, ¿vale? - Le dediqué una pequeña sonrisa antes de cambiar de tema.

- Yo también pienso que podría ser eso de que se encendieran todas las marcas. - Dije, hablando con voz suave. - O quizá tenía algo que ver con el bebé de Annie. Según Alexia les parecía muy importante para algo... Creo que enviaré a Yormund contra ella. Será mejor dejar a Ira para el final, no sabemos qué puede tener escondido. Y ni se te ocurra preguntarles nada. Ahora mismo dependemos de que no descubran que Alexia está con nosotros, no podemos permitirnos que sospechen de ella. Ya has desvelado demasiado antes por culpa de Marceline... 

Suspiré, cansada por todas las emociones que chocaban unas con otras en mi interior y lo miré, agradeciendo la calma que parecía haberse instalado en el otro lado por unos momentos. - Oye... - Comencé, con una pequeña sonrisa de medio lado. - ¿Tú no me ibas a enseñar algo el otro día? Podríamos hacerlo ahora. Antes de que pase algo nuevo. 

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20/12/2013, 23:01
Eko Létang

Cuando Zyllah comenzó a hablar Eko la escuchó, sin tener del todo claro cuándo había empezado a necesitar asegurarse de que las cosas iban bien.

Suspiró entonces cuando ella continuó hablando. Por muy poco que le costara admitirlo, tenía razón: había desvelado demasiado. Aunque si las cosas iban como esperaba perfectamente podría incluirse eso en el plan. Pero finalmente, cuando terminó, sus ojos brillaron con cierta expectación. En su momento no estaba seguro de que ella tuviera muchas ganas, pero que lo recordase días después parecía indicar lo contrario.

Recolocó su postura, más relajado y de mejor humor sólo por ese detalle, quedando justo frente a ella, aún pegados.

- Claro. - Le dijo, mientras Àine emitía un sonido agudo, pasando al hombro de Zyllah, antes de que su tono se volviera de nuevo un poco más grave. - Voy a abrocharte yo, ¿vale? - Preguntó, más como una afirmación que como una consulta, mientras ponía la mano libre en la cintura de ella.

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20/12/2013, 23:20
Zyllah

Me sorprendieron sus palabras, pero asentí levemente. No terminaba de entender qué interés podía tener en abrocharme, pero si le hacía ilusión... Incliné la cabeza hacia el hombro para acariciar al pajarito con la mejilla. Sólo llevaba un par de días existiendo, pero me costaba imaginarlos separados. - Claro, dale. - Respondí, volviendo a mirar a Eko con una pizca de curiosidad por averiguar si pretendía algo más que simplemente abrocharme. 

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20/12/2013, 23:33
Eko Létang

Las caricias realizadas a Àine le parecieron a Eko totalmente tiernas. Una sonrisa traviesa comenzó a formarse en sus labios en cuanto fue consciente de que ella iba a asentir. Tomándose todo el tiempo del mundo soltó su mano de la de ella e introdujo ambas bajo su camiseta, por la parte de delante, simplemente rozando su piel.

Entonces, lentamente, comenzó a ascender, tocándola sólo con la punta de los dedos. Prolongaba el trayecto todo lo posible, y una de sus manos se quedó cerca de su ombligo mientras la otra viajaba por su costado, buscando su espalda. Cuando esta llegó al broche no se detuvo. Siguió ascendiendo hasta alcanzar su nuca, y los dedos asomaron por dentro del jersey, agarrándose allí.

Mientras tanto, la otra también subía, sin acelerar para nada su movimiento. Cuando llegó a la zona del pecho buscó efectivamente su sujetador, pero asegurándose de rozar por el camino el lugar que tan solo unos minutos antes sostenía con los dedos. Tomó el aro y, con cuidado, maximizando el contacto, lo colocó en su lugar. Mientras tanto, sus ojos se mantenían en los de ella, como si estuviese haciéndolo de la forma más normal del mundo.

Llevó la mano a su otro pecho entonces, y sin ningún tipo de disimulo lo tomó en ella, mientras en su nuca sus dedos se crispaban ligeramente. Finalmente emitió un suspiro involuntario, dispuesto a despedirse de su piel si era necesario.

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20/12/2013, 23:47
Zyllah

En cuanto sus dedos rozaron mi piel las sensaciones que me habían inundado hacía tan sólo unos minutos despertaron de nuevo con fuerza, mientras una red de escalofríos se desperdigaba por todo mi sistema nervioso, demostrando que no se habían apagado por completo de repente, sino tan sólo se habían atenuado por la culpabilidad y la tristeza.

Di un pequeño respingo cuando me sujetó la nuca y contuve la respiración durante un instante al sentir su mano sobre mi pecho. Mis piernas se aflojaron un poco, apoyando más mi peso contra él. Cuando rodeó el otro con la mano mis ojos se cerraron y tragué saliva despacio, comprendiendo su interés por abrocharme

Permanecí en silencio, mientras mi piel se erizaba al contacto con sus manos y esperaba a que terminase. 

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21/12/2013, 00:02
Eko Létang

Cuando comenzó con su juego Eko no sabía muy bien qué esperar. Quizá ella le detuviera, o le dedicase una mirada recriminatoria en cuanto empezase. Sin embargo verla así, con los ojos cerrados y esa expresión en la cara, le hacía sentirse bien. Y sentir cómo poco a poco algo comenzaba a endurecerse en sus manos era la guinda del pastel. No sólo era por tener el control, sino por sentirse como si hubiera recuperado algo que había perdido un rato atrás. Ahora, si decidía realmente apartarse y concluir, sería él el que tomase esa decisión.

Pero el momento comenzaba a ser demasiado apetecible como para romperlo sin un motivo real. Eko se pegó un poco más a ella, notando en la parte baja del vientre el contacto de la piel que asomaba bajo su jersey, ligeramente levantado por sus brazos.

Entonces acercó sus labios a los de Zyllah, deteniéndose un instante antes de que se rozaran. Lo suficiente como para que notara su presencia y su calor. Mientras tanto, su mano comenzaba a sentirse más cómoda jugando en su pecho, enviando oleadas de una dulce excitación a todo el cuerpo del chico cada pocos segundos, como pulsos de una suave corriente eléctrica compartida.

Eko humedeció sus labios, pensando en hablar. Pero antes de hacerlo pasó la lengua también por los de ella, despacio. En su nuca sus dedos se aferraban a su cuello y su pelo, mientras iba dejando un rastro brillante en la boca de ella.

- Vas a tener que perdonarme. - Dijo con voz grave y cálida. - Se me está resistiendo un poco.

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21/12/2013, 00:28
Zyllah

Abrí los ojos al sentir sus labios cerca de los míos mientras soltaba el aire despacio, con un suspiro. Pasé la lengua por mis labios después de él, sintiendo su sabor y posé mi mirada en la suya, con los ojos brillantes.

Mi cuerpo reaccionaba debajo de su mano, con pequeños estremecimientos. Llevé mis manos a su cintura, acariciando la piel de su costado con la punta de los dedos mientras hablaba con la voz ronca y un poco entrecortada. - Dicen que los hombres no sabéis abrocharlos, ¿no? - Intenté bromear, pero la verdad es que mi expresión y mi tono no terminaban de encajar con la broma. - Pero no importa... Tómate el tiempo que necesites.

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21/12/2013, 01:03
Eko Létang

Las palabras de Zyllah tuvieron que atravesar una espesa nebulosa antes de llegar a la mente de Eko. Y a pesar de que se formó una sonrisa entre lasciva y traviesa en sus labios con su chiste, unos segundos después ni siquiera podría repetir lo que ella había dicho. Sin embargo, sus últimas palabras sí que calaron en él. Tómate el tiempo que necesites. Si por él fuera, la noche les pillaría otra vez de la misma manera. Y eso que tenían bastantes cosas que hablar y decidir antes de que llegara ese momento.

El suspiro que Eko emitió tras sus palabras murió contra su boca, mientras su respiración comenzaba a agitarse. Tras casi un minuto así, simplemente sosteniendo su mirada mientras las manos de los dos buscaban de una forma o de otra el contacto del otro, sin articular palabra volvió a acercar su boca a la de ella, entreabriéndola. Tomó entonces su labio inferior entre los suyos. Los latidos de su corazón se aceleraban cada vez que la sentía estremecerse, y a pesar que luchaba por seguir moviéndose lo más despacio posible todo su cuerpo pedía acción.

Poco a poco separó la mano de su nuca, utilizando la propia piedra para tenerla aún apresada, y fue descendiendo por su espalda. Con la prenda aún desabrochada podía recorrerla de arriba a abajo sin toparse con ningún obstáculo, y eso era desde luego un avance.

Al mismo tiempo, sus propios labios pedían más. Pedían entrar dentro de ella, así como lo hacía todo su ser. Y al encontrarse con la cintura de su pantalón, Eko no lo dudó más. Se lanzó a por su boca, llevando la mano a su otro pecho, para empezar a realizar movimientos gemelos contra su torso.

Sabía que no podía dejarse llevar realmente. Que en mismo momento en que dejase de tener cuidado ella le recordaría que el ilusionista debía estar mirando. Pero hacía tanto que no tenían señales de él que Eko podía olvidarlo perfectamente.

El calor que encontraba en sus manos, en su boca y en su piel le hizo perder la noción del tiempo. Pero para cuando se separó de ella su respiración ya sólo era una sucesión de jadeos cuyo ritmo era marcado por el combate entre sus lenguas.

Anclado en su mirada una mano abandonó su pecho para acariciar su piel. Sus costillas, su vientre... La expectación era mayor a cada momento. Pero cuando se acercó al borde de su pantalón lo rodeó, pasando por su costado. La expresión de Eko mostraba una enorme excitación cuando coló su dedo pulgar por dentro del pantalón de ella, mientras los otros dedos se estiraban, apoyándose directamente sobre su trasero y apretándola contra él.

Una vez más Eko prácticamente se abalanzó sobre ella. Sobre su boca. Estaba ansioso por tener de nuevo su sabor en su saliva.

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21/12/2013, 01:43
Zyllah

Sencillamente perdí la noción del tiempo. Atrapada entre su piel, sus manos y la pared dejé mi mente flotar y evadirse de todo lo que había salido mal. Aparté los pensamientos sobre la rebeldía de Yormund, sobre la supervivencia de Annie, sobre el engaño de Liam y sobre las palabras de Marceline. Me quedé tan sólo con las cálidas oleadas de placer que empezaban en sus manos y se extendían por mi piel. Un fugaz pensamiento sobre la presencia de Zagam me hizo agradecer el hecho de que mi jersey fuese lo suficientemente ancho como para sentirme protegida por él. Pero fue breve, pues los labios de Eko eran tan exigentes como sus manos y no me permitían ni un instante de tregua en el que distraerme con algo que no fuese su presencia.

Entre él y la pared era difícil ser consciente de la existencia de algo más. Quizá lo sabía y por eso estaba tan empeñado en tenerme siempre atrapada. Harta de preocuparme constantemente por todo me dejé envolver por la nebulosa que cubría mi mente y mi respiración se fue adaptando a la suya, mezclando nuestros jadeos igual que se mezclaban nuestras salivas. 

Mis manos se paseaban por su cuerpo con confianza. Recorrían todo su torso y su espalda sin timidez, sabiendo ya a estas alturas dónde estaba cada músculo. En ocasiones me detenía en la cintura de su pantalón, para tirar de ella y acercarlo más a mí. En otras mis uñas se clavaban en su piel involuntariamente, reaccionando a sus caricias. Finalmente, una de mis manos se enredó en sus cabellos, impidiéndole separar sus labios de los míos mientras la otra recorría toda su espalda con firmeza.

De alguna manera, en un pequeño lugar de mi mente, persistía la idea de que en algún momento tendríamos que detenernos. Pero no todavía. Aún no habíamos hecho nada que no se pudiera ver. Seguro que éramos capaces de mantenerlo así todo el tiempo que quisiéramos. 

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21/12/2013, 10:51
Eko Létang

Los pulmones de Eko se llenaban y vaciaban de una manera mucho más impredecible que cuando se encontraba en combate. Apuntando a un enemigo todo era concentración y sutileza. La sangre galopaba rauda en sus venas, pero él se mantenía tranquilo. Ahora, por el contrario, este instante se parecía más a un combate del que solían tener la mayoría de los Grovehn. Desbocado, guiado por las emociones, actuando sólo por instinto. Únicamente una pequeña parte de su mente se mantenía activa. Esa que le decía que tuviese cuidado al llevarlo más allá. Que ella le daba importancia a lo que Zagam pudiera ver.

Aún así sus besos eran ansiosos, hambrientos y codiciosos. Ese sabor cada vez más familiar que era la mezcla de ambos le calentaba por dentro, y le daba energía para seguir buscando más frenéticamente. Sus manos viajaban por el cuerpo de ella, acariciando su piel y su ropa a partes desiguales. En ocasiones se detenían en algún lugar, tratando de darle la cantidad de placer por segundo que sus dedos le permitieran.

Sin querer, poco a poco había empezado a buscarla también con su cadera, acompañando los besos con movimientos firmes. La calidez y la humedad que encontraba con su boca era ansiada por todo su cuerpo, y la tentación de acariciarla en lugares que hasta el momento no había alcanzado era terriblemente fuerte. Sin embargo, esa pequeña parte de su mente que aún continuaba consciente le advertía de que lo más probable sería que ella lo frenase entonces sin remedio. Y eso era lo único que lo detenía. En la otra realidad todo el mundo parecía mucho más tranquilo, y eso le permitía volcarse en esta, pero no por eso podía perder de vista que, en el momento en que sus dedos llegasen demasiado lejos, todo terminaría.

Cuando el calor comenzó a hacerse insoportable separó un poco su boca de la de ella. A estas alturas sus labios estaban hinchados y enrojecidos, y en ese instante sus manos se encontraban tanto dentro de la parte trasera de su pantalón, por fuera de la ropa interior, como en su pecho. El aroma conjunto tapaba en cierta manera el olor a canela que caracterizaba a Zagam, y eso hacía más difícil tenerlo presente.

Permaneció así varios segundos, simplemente manteniendo el contacto y mirándola, como un hambriento delante de un banquete. Se mordió entonces sus propios labios, imaginando cómo sería todo si no tuviera que contenerse. Si no frenar fuera una opción.

La devoraba con la mirada, ya que no podía hacerlo con las manos.

- Se te va a gastar el cuerpo cuando nos quedemos a solas. - Amenazó con la voz ronca, mientras continuaba con su esfuerzo de contención para hacer algo de lo que pudiera arrpentirse.

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21/12/2013, 13:21
Zyllah

Para cuando se separó de mí, estaba completamente agitada, meciéndome en sus caricias a la deriva. Tardé un par de segundos en abrir los ojos, buscando los suyos con una pregunta en el aire. Una de mis manos siguió deslizándose por su espalda despacio, hasta pararse en su cintura. La otra ya se encontraba en su cadera, enredada en el borde de su pantalón. 

El calor que sentía era inmenso. Me daban ganas de quitarme el jersey, pero eso me dejaría sin protección para la mirada de Zagam, así que no hice nada por ello. 

Sus palabras me sacaron una sonrisa nerviosa. Por un lado estaba deseándolo. Poder dejar mi mente flotar por completo, sin preocuparme absolutamente de nada durante un rato... Por otro, no podía evitar sentir algo de miedo por lo que pasaría entonces. Las caricias de Eko se iban volviendo más exigentes cada vez y todo iba demasiado rápido, en una vorágine de sensaciones que amenazaba con arrastrarme hacia su vórtice. ¿Y si no estaba a la altura de sus expectativas cuando llegase el momento? Me mordí el labio, apartando estos pensamientos por ahora. Quizá ni siquiera llegaba ese momento, no sabíamos lo que podía pasar. Pero el pequeño nerviosismo se instaló en mi estómago.

Sin responder, estiré mi cuello para besarlo de nuevo. ¿Sólo se había separado para decir eso? No me parecía motivo suficiente como para separar nuestros labios.

Sin embargo, antes de que pudiese rozarlos mis ojos se tiñeron de preocupación y detuve mi movimiento para tragar saliva y hablar, haciendo un esfuerzo porque mi voz saliera lo menos jadeante posible.

- Eko, tenemos un problema... Annie quiere ir a por ti. - Dije en voz baja, escrutando su mirada antes de tomar aire y seguir hablando. - Alexia va a intentar que cambie de opinión, pero no está segura de poder conseguirlo. ¿A quién tomaste al final? ¿Podrás protegerte? También dice que si no cortas un poco el sarcasmo y sigues cabreándola no podrá hacer nada para evitarlo.

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21/12/2013, 19:21
Eko Létang

Cuando tras unos instantes Zyllah comenzó a acercar su boca a la de Eko él se preparó para recibirla. Desde luego, de seguir así probablemente acabaría buscando más de la cuenta. Sin embargo, cuando ella se detuvo la miró, preocupado.

Al escuchar sus palabras una sonrisa maliciosa se formó en sus labios, y antes de hablar celebró la noticia buscando de nuevo su boca. Nada podría salir mejor.

- Acabo de tomar a Alice. - Le dijo luego, con la voz entrecortada y una expresión de enorme satisfacción. - Si vinieran a por mí podría protegerme, y no habría ningún muerto al amanecer más que de quien Yormund se encargue. - Continuó, exultante, antes de ir de nuevo a por sus labios, casi con violencia. - Aunque eso implicaría que no podría protegerte a ti. - Advirtió cuando se separó, jadeante.

- Si crees que tú estás a salvo podemos tenderles una trampa mejor aún que la de tirar a Ira en votaciones. - Propuso con los ojos brillantes. - ¿Lista para darles donde más les duele?

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21/12/2013, 19:37
Zyllah

Lo miré con asombro. No conocía a nadie más capaz de tomarse con una sonrisa de diversión que quisieran matarlo mientras dormía. Sin embargo, sus palabras me aliviaron y pude responder a sus labios con los míos. - No te preocupes por mí. - Dije con firmeza. - El que está en peligro esta noche eres tú. Protégete. Yo intentaré pasar desapercibida para no llamar su atención. Si no se han fijado en mí hasta ahora no creo que lo hagan justo esta noche. Además, a Alexia le interesa personalmente que no vayan a por mí. 

Hice una pausa para besarlo con fuerza. A pesar de su seguridad una chispa de incertidumbre seguía latiendo en mí con el temor de que algo saliese mal y volviese a despertar sola. O a no despertar. - Le he dicho a Alexia que las apoye o que las azuce contra ti si quiere, que lo mejor que puede pasarnos es que te ataquen. Así que ni lo dudes y protégete esta noche.

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21/12/2013, 19:47
Eko Létang

- ¡Dios! - Dijo Eko a medio camino entre una exclamación y un susurro, totalmente emocionado con la idea de lo que estaba por venir, antes de soltar una risotada de júbilo. Luego respondió a sus besos con más fuerza, pegando sus labios una y otra vez en un ritmo frenético inducido no sólo por la excitación, sino también por la alegría. Después otra risotada, mientras pegaba su cuerpo al de ella. Se sentía excitado. Toda su sangre bullía sabiendo lo que iba a venir, y debía contenerse para no demostrar nada en la otra realidad.

- Joder, Zyllah, este día habrá sido redondo. - Continuó emocionado. - Esta noche caerá Annie, y ya sabemos que mañana Liam no estará protegido a la hora de las votaciones. A partir de entonces, Ira y Alexia no podrán ponerse de acuerdo si la loca intenta ir a por uno de nosotros... ¡Joder! - Explicó, hablando como un torbellino. - ¡Es la leche! ¡Y le cerraremos a Marceline la puta boca! - Terminó, antes de besarla una vez más.

- Eso sí... - Añadió cuando se apartó unos centímetros de ella, buscando sus ojos. - Que Alexia no exagere... de azuzarlas creo que puedo encargarme yo. - Concluyó, recuperando la malicia en la sonrisa.