Partida Rol por web

Las palabras de la mujer globo captan los ojos de Olenna, que la observa durante un par de segundos. Poco a poco una sonrisa aparece en su rostro cargada de ironía, y al hablar lo hace con un tono que es al mismo tiempo seco y ácido.

—Cómo te gusta la muerte —comenta. Luego procede a explicarse mejor.

—Primero agarra el cuello con las manos. Parece que se ahoga, pero no —le dice con tono hosco y duro. Sus pupilas se van dilatando y su voz se va volviendo más grave conforme habla—. Luego tiemblan las manos, cae al suelo y pone cara de dolor. Después salen grietas en la piel. Como una planta que es invisible y crece por dentro. Entonces llega el pájaro búho, pero no parece que muera también. La chica del pájaro cae, pero se rompe como una funda de hielo. Luego todo pasa, y es como si ella estuviera bien, pero tiene frío. Ahora le han dado una manta.

Tras ese relato se toma un instante para mirar a la mujer flotante, expectante por su reacción. Sin embargo no tarda en oír al otro hombre y se gira para darle respuesta.

—No confío, pero escucho —dice con sinceridad—. Dije lo tuyo, aún no ha respondido. Y puedes hacer para ayudar. Si eres asesino puedes confesar, como el de las cartas. Si lo eres o no lo eres puedes decir quién te lo parece. Todo es ayuda.

Apenas había pasado un segundo después de que dejara de hablar cuando Olenna se dirigió a la niña.

—Dice que no podría olvidarte —expone, hablando con un tono bastante seco y carente de sentimiento, como si no le importase, o ella misma dediciera que no le importaba para no implicarse demasiado—. Dice que no pierdas la esperanza. Dice que si otros han vuelto en su cuerpo, tú también. Dice que Brahma guiará tu luz. 

Había dejado de ser participativo en aquella reunión post-mortem. Desde que llegué al lugar, había intentando demostrar mi inocencia, sin ser tomado en cuenta por el resto de los presentes. También había defendido mi información, obtenida a través de mis compañeras roedoras. Dicha información no era otra que la afirmación de que Theora era una traidora y quería acabar con todos los convocados. Nadie me creyó.

De repente el cuerpo de Theora apareció. Me dirigí a la niña con gesto serio, imperturbable.

-Niña, por fin estás aquí. Después de mi muerte he intentando convencer a estos ilusos de tus verdaderas intenciones. Eres una traidora, tu único objetivo ha sido intentar masacrarnos, refugiándote en ese cuerpo de niña dócil. No nos has logrado engañar. -Escupo al suelo, cerca de sus pies. -Muchos inocentes estamos aquí debido a tu maldad. Ojalá te pudras... Asesina.

Las palabras de Nimay a través de Olenna me sacan una sonrisa y asiento en forma de agradecimiento.

La noticia de que Aisha había sobrevivido al ultimo deseo de Oldland no me agradaba... -Olenna...al morir Alastor, estoy segura el brillo de las escrituras me relaciono, ya que tras eso conseguí esa segunda habilidad... - dirijo mi mirada a Alastor dándole crédito a parte de sus palabras... -y al morir también unos símbolos se me presentaron...antes de llegar aquí, espero que no haya sido esa decisión la que ayudo a Aisha...-

Pero cuando Sarghagas, me habla y tiene aquel gesto asqueroso, no hago mas que mirarle de forma desafiante, donde Wardjan se muestra agresivo al igual que yo con mi mirada, no me intimidan sus ratas ni menos su apariencia.

-Que equivocado estas alimaña, por que los que me han enviado aquí han sido los asesinos...aléjate de mi o te aseguro que tus ratas pagaran las consecuencias, ya no tengo miedo, ni le temo a nada, pues he muerto dando la mejor de mis batallas y si debo pasar el resto de la eternidad matando ratas, lo haré...- di un pazo adelante al unisono con Wardjan, quien tenia su lomo erizado y yo mis manos empuñadas.

Y mientras sonaba entre los vivos aquella nana sensorial... la imagen de Theora y Wardjan se disipaba entre los demás, dejando vacío en este plano su lugar...

Silbo por lo bajo ante la actitud de la niña y sus palabras, y por supuesto por su desaparición, su retorno a la parte viva de Oldland. Parece que la muerte es algo bastante pasajero en este lugar.

- No parece demasiado niña esta Theora... vaya lengua afilada que tiene. - Le comento a Sarghagas con una media sonrisa. El hombre me gusta: no tiene estilo, es estúpido tratar de negar eso, pero tiene agallas.

Olenna emite un suspiro al escuchar hablar de nuevo al hombre alimaña. Es evidente que sus repetitivas palabras a estas alturas no son nada para la mujer, Sin embargo cuando un instante más tarde la figura de ella empieza a disiparse ríe con ganas.

—Es gracioso —empieza a aclarar, dirigiéndose al Eve de las ratas—. Porque ella justo amenaza cosas de toda la eternidad, y resucita. Es como si alguien la hubiera escuchado y dijera que no.

Después de eso la Grovehn oye al falso rey y se encoge de hombros.

—Quizá no tiene seis —dice como si eso no importara—. Semidemonios con doscientos aparentan diez, semidemonios con diez están muertos —expone con un gesto de la mano, como si uno pudiera encontrar cualquier cosa—. Al final todos mueren igual.

Al final todos mueren igual.

No puedo evitar sonreírle a Olenna. Es gracioso que diga esto aquí y tal y como voy conociéndola ya, se que lo ha hecho a propósito. No necesita decirme uno de sus "Es gracioso porque..." En su lugar me río un poco mientras paso el pulgar por el cuchillo y pongo en mi boca su frase típica.

- Es gracioso porque eso aún está por ver, ¿eh? - Me corto ligeramente el dedo y relamo la sangre. Luego cambio un poco de tema. - ¿Qué tal está Deidre?

"No es la falsa muerte la que me interesa, sino todo lo que pasa arriba pero se ve que no podre sacarte mucho." le devolvio encogiendose de hombros. Aunque en vez de volver a encerrarse en ella escucho lo que dijo el hombre rata. "Y como sabes que es una traidora?" pregunto con una sonrisa y bastante interes. "Sabes es raro pero Olenna no nombro en ningun momento afuera que alguien pensara que la chica era traidora."

Y sin rastro de sangre y dolor aparecía entre vosotros Aisha... Aquella tez blanca sin mácula y sin tensión... y junto a ella el vuelo cubierto de Blanca Noche.

La Grovehn observa la sonrisa del falso rey y sus ojos brillan, cómplices por un instante. En este lugar se nota que ella se siente lo suficientemente cómoda incluso para bromear con aquellos de los que desconfía, y eso es porque se siente bien.

Al escuchar su comentario posterior una risa grave y vibrante sale de su garganta, aunque es más el hecho de que use su fórmula para explicar los chistes que por la gracia del chiste en sí. Después se encoge de hombros.

—Todos mueren —enuncia como si fuera algo evidente—. Unos por viejos, otros por el palo, pero todos mueren —asegura, llevando un instante los ojos hacia la mujer flotante.

—La chica lobo está bien —asegura—. Está aprendiendo a escuchar. Creo que está con los asesinos, pero no asesina —dice haciendo un gesto con la mano, como si hablase de algo sin importancia—. Si quieres que diga algo, dime.

Acto seguido, cuando la mujer globo habla, Olenna responde aún sin ser aquella a la que han preguntado.

—Dice que se lo dijeron sus ratas. Pero también dice que por eso la miró al atardecer. No ha dicho otra cantinela desde que ha llegado, eso y cosas sin sentido. —En ese momento hace una pausa—. Sólo quiere defender su mirada de odio. Cree que si ella es mala él será inocente.

Un momento más tarde, al sentir una nueva presencia en el lugar, la Grovehn guarda un instante de silencio. Cierra los ojos por un momento, como si con ese gesto alentase a la recién llegada a unirse a ellos.

—Bienvenidas —le dice a ella y al animal que la acompaña antes de hacer un gesto hacia el fuego. Alrededor de la hoguera hay un sillón raído sobre el que el falso rey está sentado, y en un lugar vacío hay un trozo de cuero extendido. En él distintos tipos de drogas que probablemente la niña no conozca, y cerca un paquete de cigarillos. Además también hay algunas botellas, casi todas de licores sin etiquetar—. Si necesitáis algo, decid.

Después guarda un instante de silencio.

—Una pregunta —anuncia entonces, como si hubiera algo que no entendía—. ¿Por qué ir a la niña? Hay alguien que resucita, y hay alguien que habla con los muertos. Y hay gente que dice cosas inteligentes también. ¿Por qué la niña? —En su tono es evidente que la pregunta no va sólo para la mujer que acaba de llegar, sino para todos, inocentes y culpables por igual.

Desorientada, confusa e impotente es como me sentía en aquel lugar. Mi mirada se clavo en los ojos de Olenna. -Enhorabuena!! Acabáis de matar a una inocente, sois una maestra de la manipulación. 

- Todo lo que tienes que hacer es decir algo que nadie entiende y harán prácticamente cualquier cosa que quieras que hagan… Chasco los dedos Pues bien, aquí estoy.

Ante la última pregunta de Olenna no pude más que encogerme de hombros. – ¿Eso me gustaría saber?

En cuanto la mujer del búho se une a ellos y le habla de esa forma la mirada de la Grovehn se clava en ella. Ladea la cabeza por unos segundos, mientras algo hace clic en su cabeza y vuelve a reír.

—Es gracioso —dice entonces—. Porque hasta ahora todos los que llegan diciendo soy inocente son los más culpables —asegura antes de hacer un gesto hacia el lugar vacío y lleno de drogas—. También fue lo primero que el de las cartas dijo. Acabó confesando aquí y ahora allí.

Entonces recupera la seriedad.

—Nadie es inocente. Yo no soy inocente, Roy no es inocente, y la niña no es inocente. Pero unos matamos para sobrevivir, y otros matáis por otras cosas —afirma antes de encogerse de hombros.

—¿Seguro que nadie entiende? —pregunta mientras aparece una sonrisa ladeada—. Sí entienden, porque estás aquí. A lo mejor no entiendes tú. A lo mejor los demás sí. A lo mejor no ves que eres la única que no. O no quieres ver.

- Una Eve se va, otra llega... Y no se cual me parece más sospechosa - comento al ver el intercambio que se da entre Aisha y Theora. Luego me permito añadir con una media sonrisa, siguiendo con la broma que parece que será comidilla del lugar - Es gracioso porque el anterior intercambio fue Grovehn por Grovehn... Alguien está jugando a las parejas.

- Es lógico que todos digan ser inocentes. - Asiento de acuerdo con Olenna. - El de las cartas lo dijo según tú y parece que se ganó un ticket de vuelta, ¿no? Respecto a la niña no se me ocurre nada especialmente sólido ¿Quizás pensaban que ella era la que andaba reviviendo gente? Es lo mejor que se me ocurre.

Al escuchar hablar al Grovehn Olenna se queda mirándolo durante unos segundos, y asiente con interés, dándole vueltas a sus palabras, cuando habla de los intercambios en un mismo legado. Sin embargo un instante más tarde frunce el ceño al escuchar cómo prosigue.

—De verdad no te enteras de nada —enuncia con un tono seco y hosco, como si fuera más un pensamiento en voz alta que una pregunta o una oferta de ayuda.

Arqueo la ceja sorprendida… - Pero si resulta que ahora sabes hablar con coherencia… Mira, me da igual lo que los demás digan. señalo con el dedo al resto. -No tengo porque justificarme ante nadie, ni menos en este lugar, ni menos ante mi verdugo. De ese asunto ya te has encargado señalo hacia arriba de zanjarlo tachándome dé culpable.

Ladeo la cabeza incrédula. -Habéis errado conmigo, yo no puedo ver, ni hablar con los muertos, ni nada por el estilo… tan solo defenderme y eso es lo que hice la primera vez que me mataron… eso es lo que me otorgo Oldland, ni mas, ni menos.

Me giro para darle la espalda a Olenna. – Ahora di lo que te venga en gana a los vivos con tu forma de hablar rarita. No tengo más que añadir en este asunto