Partida Rol por web

Eliphastus fue el día siguiente a practicar nuevamente con la espada del profesor...y al enfrentar los maniquís, no logró nada. Sintió que le faltaba bastante poco, pero tenía fe de que terminaría dominando la maldita espada, por lo que se aseguraría de venir viniendo día a día a entrenar.

Ya algo más calmada tras la breve, pero intensa, conversación con el profe estrellita, entro en el club de duelos con Allison.

- ¿Qué te parece si practicamos unos duelos antes de la hora de comer? Así, además de ir abriendo el apetito, pulimos nuestras habilidades. Y si soy capaz de enfrentarme a tí, no habrá nada que pueda detenerme. - le digo guiñándole un ojo.

Aunque Merida parecía más tranquila después de la hiriente conversación con Bane, Allison se sentía fatal por dentro. Después de lo mucho que su amiga se había esforzado, ese hombre bobo tenía la caradura de burlarse. Y encima decía que el responsable fue Artemis, pero aún así iba a enseñarles. Es como si estuviera jugando con ellas, y le molestaba enormemente.

Merida... Quería decir algo para intentar animarla, pero dudaba que hubiera algo bueno que decir, Bane era un hombre sin corazón. Y no quería entristecer a su amiga más aún.

- C-claro. Me parece bien, a ver... - buscó con la mirada al señor Weasley para pedir permiso y utilizar una de las plataformas de duelo. Una vez con su consentimiento, ambas subieron a la tarima, adoptando la pose de duelo. - Pues... ¡Cuando quieras Merida! - anunció, dándole a entender que estaba lista.

Mientras subo a mi lado de la plataforma, lo hago con una sonrisa. Eso es justo lo que necesitaba. Poder olvidarme por unos momentos de todo lo demás. Centrarme en el momento presente, sin darle vueltas a nada. Tomo la varita y, sin romper la sonrisa miro a Allison al otro lado.

Pese a las protecciones que proporcionan las plataformas de duelo soy incapaz de imaginarme lanzando algunos d elos conjuros más dañinos como Infierno contra mi mejor amiga. Pero eso no significa que esté falta de recursos.

- Vamos a ello.

Una vez en la tarima, Allison asiente sonriente, varita en mano, dando a entender a su amiga que está preparada.

- ¡Esforcémonos! - dijo contenta, pero un poco nerviosa por la emoción. Sabía que Merida era muy buena, y por ello quería estar a la altura del duelo para no defraudarla. Adoptó la postura ofensiva y empezó a pensar en que hechizos utilizaría..

Cuando llegan al club de duelos el profesor las recibi con amabilidad.

Vuestro duelo se desarrolla con bastante agilidad, Merida es la primera en atacar, pero por un desliz pierde su varita en el prinmer ataque. Por su parte, Allison permite que su amiga recuper su varita antes de continuar el duelo.

Tan pronto Merida recupera su varita, la pelirroja la ataca con un poderoso encantamiento Filipendo, el cual Merida falla por mucho su diana. Merida por su parte no pierde el tiempo y descarga un potente conjuro de exordio que Allison bloquea con cierta dificultad.

Acto seguido Allison intenta desarmar a Merid, pero termina desarmando al profesor Weasley quien se ve forzado a recoger su varita del suelo, provocnado que a Allison se le suban los colores al rostro mientras Merida intenta reprimir una pequeña risa, después de todo no era para menos, Allison acababa de desarmar a un ranqueado mundial.

Mientras Weasley levantaba su varita, Meirda probó suerte en intentar desarmar a su amiga, quien esquivo el ataque por muy poco para contraatacar con un Filipendo que impacto de lleno en Merida derribándola, consiguiendo así Allison marcar el primer punto del duelo.

Tras ponerse de pie, Merida no perdió un segundo y atacó a Allison con unpoderoso hechizo Exordio, el cual llamó la atención del profesor Weasley, después de todo no era muy común ver esa clase de hechizos en magos tan jóvenes, pero Ron sabía que esta generación era muy especial.

El hechizo de Merida logró dar de lleno en Allison quien cayo estrepitosamente al suelo de la plataforma, debido a la precisión del ataque. Sin embargo, el duelo aún no había terminado, pues ambas contendientes aún tenían algo más que ofrecerse la una a la otra y con una ferocidad impresionante descargaron sus últimos conjuros, entre ellos un patronus fallido, los cuales afortunadamente para ambas no lograron impactar en sus blancos, terminando el duelo en un empate.

Mis felicitaciones a ambas, en especial a Usted señorita Kenneth al desarmarme, tecnicamente se ha ganado un lugar en el ranking de duelos olimpicos y el derecho a retarme en un campeonato internacional. Así que cuando guste, estoy a su servicio. - dice el profesor con una sonrisa amable antes de ahecr una reverencia.

Después de pifiarla con uno de los expelliarmus, la pelirroja no sabía cómo ocultar su vergüenza cuando vio salir volando la varita del señor Weasley. ¡Lechugas cómo he sido capaz de hacer algo así! Pensó horrorizada viendo como el hombre se agachaba para recuperarla. - ¡L-lo siento mucho señor Weasley! - gritó nerviosa desde la tarima y tras sacudir la cabeza levemente, se concentró de nuevo en el duelo.

Después de un intenso intercambio de conjuros todo terminó en un reñido empate, se acercó hasta Merida con una gran sonrisa, pero cuando escuchó al Weasley se le hizo un nudo en la garganta. - ¿C-cómo dice..? ¿Yo? - preguntó incrédula, si había logrado desarmarlo había sido de chiripa, y totalmente sin querer. Era impensable que ella fuera una rival digna de un ranqueado mundial. 

- Sería un gran honor señor Weasley, p-pero creo que aún me queda mucho que mejorar para estar a su altura.. - logró contestar, seguro que era emocionante, pero fijo que no podría aguantar ni un minuto de asalto. Quizá con un poco más de práctica.. Y la ayuda de un milagro, claro. Pensó para sí. 

Eliphastus antes de irse a Hogsmade fue a practicar...pero parece que manejar una espada durante la mañana no era su especialidad. No acertó ningún golpe como el día anterior. Le seguía faltando bastante práctica.

El viernes por la tarde, allí estaba Artemis, subido en la plataforma, luchando contra un chico de sexto año, quién parecía estar pasándola bastante mal.

Los comentarios de los amigos del chico no tardaron en llegar a tus oídos...

- "Así que el pequeño león no, yo lo pondré en su lugar, dijo, jejeje. Vaya palurdo, mira que desafiar al chico y confiarse así. - dice uno

- Es sólo cuestión de tiempo, espero que con esto David aprenda a mantener su bocaza  cerrada. - respondió su amigo.

- Mira allí viene, lo va a arrojar de la plataforma sin contemplación alguna. - comenta el primero en hablar mientras que el otro sonríe.

- Artemis no conoce el significado de la palabra contemplación cuando lucha, es un buen chico, pero ni loco me subo a la plataforma con él, es simplemente una máquina de luchar. - comenta un tercer chico al tiempo que el muchacho de sexto sale despedido de la plataforma con una fuerza increíble.

La expresión en el rostro del joven Gryffindor no era risueña ni mucho menos calmada, sino feroz y excesivamente severa, al menos hasta que bajo de la plataforma y le ofreció su mano al otro chico para ayudarlo a ponerse en pie.

Luego sonrío y se puso en marcha hacia la salida, era tu oportunidad.

Todos sabían que Artemis había cambiado tras lo de Hogsmeade, pero eres la primera en verlo luchar desde entonces.

Con algo de pesar recordó que el señor Flamel había regresado a Francia el curso pasado. De veras que a veces podía llegar a ser algo olvidadiza, le hubiera gustado poder hablar con él en persona ya que no sabía muy bien que decirle por carta, incluso le gustaría enviarle algún presente, así que le escribiría en otra ocasión, pues quería esmerarse de veras.

Bueno entonces tocaba afrontar cara a cara al león. Ya había escuchado algún rumor sobre el cambio que estaba dando Artemis en las últimas semanas, y cuando llegó al salón de Duelos se quedó asombrada al ver la fiereza que demostraba sobre la plataforma.  Madre mía, Artemis... 

Se quedó asombrada por la maestría que mostraba su amigo, desde luego no querría estar en el lugar de su rival. Pero espera... ¡Si es mucho mayor que nosotros! Allison se quedó en silencio observando el combate, daba casi miedo, pero también imponía respeto. Los comentarios de los otros chicos no pasaron desapercibidos, la pelirroja estaba casi en tensión esperando para saltar si alguien osaba meterse con Artemis, pero eso no sucedió.  Y tampoco creo que haga falta que tú le defiendas, tontita, creo que él solito puede con cien como estos...

Mientras se reprendía, el duelo finalizó y Artemis se disponía a marcharse, ¡era el momento! Esperó unos instantes a que abandonara el salón, y lejos de miradas curiosas salió al poco antes de que pudiera irse muy lejos.

- A-artemis espérame..! - dijo algo inquieta posando una mano en el hombro del chico mientras lo alcanzaba. Lechugas ya empiezas de nuevo, ¿cuándo dejaré de temblar como una hojita? - Hola, ehm... ¿Te pillo en mal momento? - preguntó esbozando una tenue sonrisa, aunque realmente se le notaba a legua que estaba un poco nerviosa.

Mientras me disponía a salir del salón sento una mano en mi hombro, cuando me giro a ver de quién se trata, escucho una voz conocida.

¡Oh Allison! - digo con sorpresa. - Claro que no, siempre tengo tiempo para mis amigos. - agrego con una sonrisa.

¿Gustas que hablemos aquí o prefieres ir a un sitio más tranquilo? - pregunto sopesando el usual nerviosismo de Allison ante los grupos grandes.

Tras ver la reacción de Artemis, la pelirroja logra recuperar la compostura inspirando levemente por la nariz. Uf, prueba superada, no has sido devorada por el león. - ¿Sí? Genial, pues.. Mejor lo segundo, mm, ¿cerca del lago por los viejos tiempos? O no sé, dónde tú prefieras. - añadió sonriendo ya más relajada.

Aunque al final, si decidía atreverse a preguntarle sobre Hellen quizá quedarse en un sitio sin testigos no iba a ser beneficioso para su propia salud. ¡Pero bueno Allison quieres dejar ya de ponerte en lo peor?! Ni que fuera a comerte. Se dijo, aunque no podía evitar recordar lo que acababa de ver hacía escasos minutos. Tragó saliva y se dispuso a seguir al muchacho para poder hablar tranquilamente.

Vamos pues entonces. - respondo un tanto tenso, había estado evitando el lago que otrora había sido mi lugar favorito en el castillo, pero si Allison quería ir allí, pues no veía ninguna razón lógica para negarle ese gusto.

Al llegar al club de duelos te percatas que el lugar está tenuemente iluminado, sobre la plataforma logras distinguir la figura de Artemis.

El joven Gryffindor parece estar en buen estado y bastante relajado.

Tras abandonar la torre de Astronomía, Allison se apresuró en llegar hasta el salón del Club de Duelos con la esperanza de encontrar a alguna persona que supiera del paradero de Artemis y Freddy. Lo que no esperaba es lo que se iba a encontrar cuando abrió las puertas de la sala... ¿Está desierto..? Un momento hay alguien...

- ¿Artemis? - dijo sorprendida mientras alzaba la voz, intentando llamar la atención del Gryffindor. La pelirroja echó un vistazo a su alrededor, el salón estaba casi a oscuras, vale que fuera de noche pero ya no se fiaba ni de su sombra y tenía que admitir que la situación era un tanto extraña. Si Kronos se había llevado a sus amigos, por qué estaba viendo al propio Artemis solo y tan tranquilo.

- Artemis, ¿estás bien? ¿Y Freddy? - preguntó de nuevo desde la puerta, con la varita en la mano. Se sentía algo intranquila ahora que se daba cuenta de que estaba sola. Lechugas, tal vez no hubiera sido mala idea arrastrar a Mérida hasta aquí... Por favor que no sea una broma de mal gusto.. 

Al notar tu presencia los ojos del joven Gryffindor se llenan de lágrimas.

¡Ayúdame Allison! ¡Por favor, no puedo ponerme de pie, el veneno está matándome, mis piernas ya no me responden, muy pronto estaré muerto! - dice el Gryffindor con voz lastímera

Conforme te vas acercando a la plataforma, notas un pequeño hilillo de sangre que cae desde la plataforma hasta el suelo, sólo entonces reparas que, lo que parecía tranquilidad en el rostro de Artemis era en realidad resignación ante la muerte inminente.

¡Por favor Allison no me dejes aquí! - clama Artemis mientras estira su brazo derecho hacia ti, el cual presenta un color grisaceo.

Toda la cautela que la pelirroja estaba guardando, se desmoronó al escuchar la débil voz de su amigo, se acercó hasta dónde estaba para contemplar el horror que tenía ante sí.

- Artemis, oh no, por favor no... ¿Qué te han hecho? - dijo con la voz entrecortada, entre sorprendida, asustada y preocupada. Su cabeza daba mil vueltas, ¿cómo iba a solucionarlo? Tenía que ayudarlo, no iba a dejar que muriese, por encima de su propio cadáver. Con las manos temblorosas recostó con cuidado la cabeza del Gryffindor sobre sus piernas, notando como los ojos se le nublaban por las lágrimas también.  Piensa Allison, tiene que haber un modo...