Partida Rol por web

Cada vez me siento más y más relajada, las manos de Sirius son milagrosas y consiguen que me destense. Siento que los músculos de mi hombros y espalda son totalmente moldeables ahora mismo, como si de barro se tratase. Entonces, escucho la voz de Sirius, hablando para sí mismo más que para mí.

-¿Mmm?-pregunto, volviendo a mirarlo por encima del hombro. Sonrío y cierro los ojos de nuevo-¿Te refieres a lo de Cyril? Yo le hubiese llenado la cara de aplausos si llego a ser tú...-comento, como si nada. No soporto a ese muchacho, y merecérselo se lo merece-¿Qué tienes en mente, chico malo?-pregunto con una sonrisa traviesa-Te recuerdo que tengo un cargamento de laxante muggle en mi baúl...-le guiño el ojo. 

Una pregunta bien puede ser retórica, o simple curiosidad, pero no esperaba que Aelia desease de verdad besarme. Lo cual desde luego es un gran error por mi parte. Casi todas desean besarme y eso debería tenerlo presente, culpa mía.

Siento como se agarra a mi brazo con fuerza mientras su lengua juega con la mía en el interior de mi boca, sigo el juego y dejo bailar a la mía, mientras mis manos agarran sus caderas con firmeza. Poco a poco voy dejándolas ir hacia sus nalgas, apretando cada una con una mano, para después subir acariciando su espalda.

Cuando al fin, Aelia, se separa la miro a los ojos.

-Ya veo...- sonrío -he de admitir que esto... no me lo había esperado.

Tampoco es que Aelia haya dado ningún tipo de señal sobre esa clase de interes en mí, más bien ha sido algo que ha sucedido ahora y siedo Aelia, no voy a intentar ver un porqué.

-¿Quieres que lo olvide?- Pregunto, pues esa parece haber sido su intención. Tenía un planteamiento muy romántico, o eso ha parecido dejar caer... y eso es precisamente lo que me preocupa. Aunque no hay muestras de dicha preocupación.

Me paré en seco cuando vi a Brad, la verdad es que verle así de acaramelado con otra me sentó como un jarro de agua fría, pero ni siquiera abrí la boca. Después... Dirá que había quedado más tarde conmigo Hice una pequeña mueca con mis labios a la par que desviaba la mirada hacia otro lado Ellen tenía razón... Es un maldito mujeriego, Didi eres una estúpida. Sin hacer ruido me giré para salir corriendo de allí, alejándome de la parejita. Aunque no quisiera pensar en ello, en mi cabeza no dejaba de aparecer la escena Un obliviate sería perfecto... Quizás se lo diga a Ellencita Tras varios minutos corriendo como alma que lleva el diablo me paré en seco, inclinándome hacia adelante mientras respiraba con fuerza.- Mis pulmones... Parece que los voy a escupir, joder...-Tosí incluso sintiéndome bastante mal, todo el verano comiendo tal cual cerdita, sin apenas hacer ejercicio...

Cuando estuve mejor eché a caminar por el pasillo hacia las afueras del castillo. Iría a ver al Guardabosques, necesitaba despejarme, distraerme Ni se te ocurra llorar. Hice tripas corazón, terminando con una sonrisa de lo más encantadora, forzada yo lo sabía, pero no se notaría. Aparte de Ellen que parecía meterse en mi cabeza en muchas ocasiones. De camino a la cabaña de Hagrid alcé un poco la mirada hacia el cielo y después hacia el castillo Se ve bonito Seguí caminando, para levantar la voz al estar a unos pasos.- ¡Hagrid! ¡Haaagrid!

Sus manos agarraron mis caderas. Jamás había sucedido antes, las chicas solían tirárseme al cuello y era yo la que abrazaba por la cintura. Pronto puedo notar como casi aparece un esbozo de sonrisa en mi rostro cuando él baja sus manos y aprieta mis nalgas. No lo detengo, pese a que un impulso me dice que debería hacerlo. “¿En serio, Zane? Qué caballerosidad”, me digo, de forma irónica, mientras dejo que sus manos me soben un poco. No se siente mal, de hecho. No me quejo. No soy de quejarme. Y pronto sus manos suben por mi espalda, erizando la piel a su paso, acariciándome como es debido. Alcé la cabeza y me lo miré, como él me miró, a los ojos. Directamente, sin tapujos. Sin nada que reprochar.-¿Acaso se puede esperar algo de mí?- contesté, poniendo énfasis al doble sentido negativo y neutral (siendo el negativo la falta de convicción hacia mí, y el neutral la imprevisibilidad y versatilidad por mi parte). –Yo no soy así, Zane. Olvida lo de los recuerdos. Tan solo quería saber si funcionaba, aunque supongo que no será defectuoso. Jamás te haría olvidar algo y menos contra tu voluntad, y si quisiera probar el artefacto sería con mi recuerdo, con el recuerdo del beso, pero aprecio demasiado a mis recuerdos como para cercenar un día entero de ellos- comenté, aludiendo a la reciente pérdida de memoria provocada por el Obliviate de Zane. –¿Quieres practicar?- Dije, sacando la varita del bolsillo, obviamente preocupada por la clase de defensa contra las artes oscuras.

- ¿Regocijarme? ¿Yo? ¿Por quién me tomas? - dice con la teatralidad de alguien que no está ofendido para nada - Tan sólo quería recoger tus piezas para volver a montarte un poco más alto. - bromea.

Se sienta entonces a tu lado, muy cerca, vuestras túnicas se rozan. Coloca sus rodillas dobladas y se rodea los muslos con los brazos bajo el puente que forman las rodillas, seguramente para evitar que nadie pueda ver su ropa interior.

- Así que no te ha echado bronca... Me cae bien esa profe, es más enrollada que otros. Y el sábado te toca castigo... lástima, iba a proponerte algo, pero puede esperar. Oye, por cierto aunque no viene al tema. ¿Te pasa algo con Irina? Quiero decir, ni os habéis mirado y normalmente no dejáis de hablar.

El guardabosques te saluda mientras tanto su perra como el perro de Brad corretean de un lado a otro. Te fijas en que Donnie y Ellen no están lejos, sentados al lado de la entrada del bosque.

- ¿La rubiola? Menuda chispa tienes, Aldryn. - dice la rubia con una ceja enarcada, aunque sonríe - No sé si aceptar, no sé no sé... Es que nunca me ha interesado mucho la medicina, ¿sabes? Supongo que podría hacer una excepción...

- El estúpido de Cyril es el que menos me preocupa. ¿Pero has visto a Zane? ¡Menuda arrogancia transpiraba! "Y me retiro porque no es justo que acepte la victoria sobre Charlotte". ¡JA! Lo que pasa es que no quería que el profesor le venciese, eso sería un pedregazo a su ego.

-La humanidad te agradecerá que hagas esa excepción.- asiento falsamente serio.

Echo a andar, iremos un piso más arriba. Hay un aula que hace mucho que no se usa. Por algún motivo uno de los cristales se niega a ser reparado de forma convencional y nunca nadie tiene tiempo de investigar que ocurre, al resultar molesto para dar clase y no necesitar esa aula...no se usa. Todas las mesas y demás están cubiertas por sábanas. No es un mal lugar, ya que si alguien entra a la clase lo oirás, pero no te verá de primeras, gracias a la "pantalla" de sábanas. Nos meto allí discretamente...y no aguanto más, apenas entro la beso con ganas.

Brad, relax. Que llevas desde antes de verano a palo seco...no es plan de decepcionar ahora por estar ansioso.

Pero tampoco tenemos todo el tiempo del mundo, por lo que voy quitando su ropa mientras hablo entre beso y beso.

-Te he....echado...de menos...bastante...¿Sabes?

Aunque esten encerrados en un aula, no me doy por vencida.
Agrando mis orejas e intento que me salga bien el hechizo indicado, como estoy muy intrigada tengo la certeza de que me saldrá bien.

¡Auris Magna! - Exclamo apuntando con la varita hacia mi oído izquierdo.

Me notaba sumamente extraña con las orejas tan grandes, pero me quería asegurar de escucharlo todo bien. Aunque el hechizo me hubiera salido, no estaba de más tener más orejas por si acaso.

Me arrodillo un poco y pongo la oreja pegada a la rendija de la puerta, por abajo.

Las voces son inconfundibles y puesto que sólo están ellos dos ahí dentro no es difícil discernir quién es quién.

Aelia:... Tan solo creo que tú, Charlotte y Deborah tenéis alguna probabilidad de saber algo, porque sinceramente, no creo que "Don premio anuaaal" sepa nada acerca de esto. 

Zane: ...murmullo indescifrable...

Aelia: No tienes por qué preocuparte por eso. Seguro que llegaré a saberlo en algún momento, más tarde o más pronto

Aelia: Ahora, sé que lo estás esperando. ¿Te ha gustado Irina en algún momento? Bueno, quizá sea una pregunta indiscreta, no tienes por qué contestar. Perdona.

Zane: Tú sabes la respuesta.

Aelia: ¿Aún guardas mi regalo? Quiero que lo pruebes, y se me ha ocurrido una buena manera de hacerlo...

Zane: Tengo tu regalo, pero ¿cual es el recuerdo del que deseas que me desprenda?

Aelia: Zane, ¿me besarías?

Zane: Creía que jamás escucharía algo así de tus labios...

Aelia: Pues ya ves, Zane. Te parecerá una tontería, “sweet darlin’. Y de hecho, antes de proponértelo, me está comenzando a parecer una tontería, pero quería que te olvidaras del beso, y luego me besaras tú, para que sintieras hasta tres veces el primer beso conmigo. Cosas de chicas, olvídalo.

Se hace el silencio durante un par de minutos. ¿Qué ocurre? No se han movido ya que escucharías sus pisadas... Al final Zane habla de nuevo.

Zane: Ya veo...he de admitir que esto... no me lo había esperado. ¿Quieres que lo olvide?

Río con suavidad al escuchar la tirria que le tiene al Slytherin. Mientras habla me echo hacia atras para descansar sobre su pecho, encajando mi cabeza en la curva de su cuello. Con mi mano acaricio su brazo contrario de forma distraída, prestando atención a sus palabras.

- Arrogante es un rato. Aunque también es cierto que se lo puede permitir, al fin y al cabo es "don perfecto prefecto"... sobre todo con los duelos.-comento mirando al frente-Pero sí, es un pedante, ¿Has visto como habla a las chicas y como se comporta? Parece que tiene una escoba metida por el culo.-repito, manteniéndome firme en mi postura, riéndome-No sé qué pudo ver Irina en él...

Si ni siquiera besa bien...

-Bueno, sí... Zane está bastante bien, sí...-añado con una sonrisa traviesa, mirando a Sirius de reojo,observando su reacción. No es que Zane estuviese especialmente bueno... es guapo, pero es demasiado... Slytherin (además de ser demasiado delgado para mi gusto, pero la túnica lo disimula). Quería ver la reacción de Sirius ante lo que acababa de decir.

Antes de seguir mis pasos me paré para observar a mis dos compañeros, por un momento sonreí de verdad, olvidándome de mi molestia o tristeza.- Hacen buena pareja... Se les ven bien.-Volví la mirada hacia Hagrid, acercándome con un caminar desenfadado.- Buenos días, Hagrid ¿Cómo te fueron las vacaciones? -Pregunté mostrándole una gran sonrisa. Mi voz salió dulce y con ese toque cantarín. El mismo tono que tenía hacía años, cuando era una pequeña cosa que corría de un lado a otro inquieta.

Ladeo la cabeza, curioso por su respuesta y por su petición posterior. A decir verdad no me esperaba eso, sonrío de medio lado y coloco su pelo rubio detrás de su oreja.

-Creí que querías que viviera nuestro primer beso, dos veces...- Le recuerdo, eso ha dicho al menos -luego puedes devolverme ese recuerdo y, efectivamente, sería como si lo hubiese vivido dos veces.

No obstante, no insisto, aunque siento curiosidad por ese repentino cambio de opinión. Pero Aelia es una persona extraña, puede que incluso un poco excéntrica, y eso más que sorpresa me causa curiosida. Pero no soy una persona que se deje llevar por la curiosidad.

-Como en los viejos tiempos ¿no?- recuerdo, llevamos practicando con la varita desde primero. Aún así no creo que lo de hoy se pueda mejorar demasiado... -pero...  decir verdad yo ya he practicado bastante ¿no crees?- Pregunto, pues he tenido cuatro duelos casi de forma seguida. No quiero agobiarme con tanta práctica y enfrentamiento, enfrentamiento que a mí me resulta bastante inutil.

Sacaría lo mismo practicando solo...

- Después del desastre de duelo que he hecho tenía pensado aprovechar estas dos horas para practicar un poco, pero quizás a ti no te apetezca demasiado. ¿Un paseo por los jardines? Igual eso nos ayude a los dos a relajarnos y olvidar esta maldita clase.

Seguía un poco descentrada, aunque intenté que Dean no lo notara. Ver a Aelia insinuándose a Zane me había molestado. ¿El motivo? Ni yo misma lo sabía seguro, quizás el hecho de que los dos fueran mis mejores amigos influía, y me fastidiaba que Aelia nunca me hubiera hablado de su interés en Zane. Eso sólo me demostraba una cosa... que no podía confiar en ella.

- Entonces ¿te apetece? Así podremos hablar... quiero preguntarte algo.

...

Vaya...

Por la conversación podía deducir más de lo que quería:

Realmente Zane estaba conmigo por algo que aún no logro comprender.

Nunca le he gustado.

Ha estado con Aelia y al parecer, está enamorado de ella.

Siempre me había dado la sensaciónde que había algo que ocultaba el Slytherin. Zane siempre me había dado mala espina. He sido estúpida. Cómo se me había ocurrido darle una oportunidad y confiar en él? Donnie tenía razón.

Como acto masoquista me quedo ahí, escuchando lo que siguen diciendo y como se magrean mutuamente.

Noto como mi aspecto se vuelve más triste, casi gris. Pero mantengo la extraña forma física que había adoptado. La chica narizona con orejas gigantes y de pelo negro.

Pego todavía más la oreja a la puerta. En cuanto escuche pasos, saldría pitando y me escondería.

Paradójicamente, el hecho de que coloque el pelo detrás de mi oreja me descoloca un poco, y por unos instantes no sé que contestar. “Venga Aelia, despierta, no te dejes influenciar por sus movimientos. ¡Seguro que eso lo ha hecho veinte mil veces!”. -Creo que has cometido un pequeño desliz, Zane. Te lo habría hecho sentir tres veces, pero es normal que no lo veas así. La primera...- empecé, señalando hacia arriba con el dedo índice de la mano izquierda y una amplia sonrisa en mis labios.- La primera ya la has vivido. La segunda- levantando el corazón, haciendo el gesto de la victoria. -Sería cuando te volviera a besar, una vez hubieras perdido el recuerdo. Y la última la sentirías cuando recuperaras el primer beso. Lo dicho, una gilipollez- y era curioso que no usara palabrotas más a menudo, aunque en mi cabeza retumbaran con frecuencia. Tenía que cuidar la apariencia, pues eso era importante de puertas afuera después de todo. Pero en mi cabeza, y en la intimidad, podía hablar como quisiera, y de vez en cuando me gustaba soltar alguna palabra que no solía salir de mis labios. -¿Como en los viejos tiempos? Qué sentimentalista te has puesto de repente, ¿no, Zane?- Me mofé un poquito, lo justo para que no sintiera que le estaba faltando al respeto y me lo tomaba a broma todo, y sonreí de forma muy tenue. -Hemos crecido un poco, ya no somos los mismos- argumenté, tomándole la mano y llevándolo hacia una mesa, donde me senté y le tomé la otra mano. Nuevamente, sentí el calor de sus manos en las mías, y el contacto hizo que arqueara un poco la espalda, incorporándome. La voz dentro de mí habla: “Estás buscando otro beso, chiquilla?”. Él, por su parte muy probablemente sintiera frío por parte de mis manos en las suyas. -Sí, no te voy a forzar a ello. Tú has practicado bastante. ¿Qué te apetece hacer? Avis. Quizá quieras volver a besarme. Mientras tú piensas en algo (culpa tuya por haberme borrado la memoria y dejarme un poco lela), te planteo dos preguntas. Algo que no sé si sabrás contestar.- Me incorporé, y miré a las aves que volaban, esperando mis órdenes, unos metros a nuestra izquierda. Mantuve en mi rostro una sonrisa difícil de interpretar. ¿Crees que seré capaz de lanzar un Expecto Patronum algún día? ¿Qué forma crees que tendrá mi Patronus? Incendio- susurré, justo después de abrazar a Zane por la espalda, obligándolo a mirar a las aves, y usando mi varita desde su izquierda. Era diestra, pero usaba ambas manos para la varita. ¿Por qué mis hechizos no habían sido así en el combate contra Zane? Daba igual, no hubiera podido vencerlo. Al menos contra mí, había salido muy, muy enchufado, y yo había estado algo torpe, y algo dormida. Mi avis había sido bueno, pero mi incendio lo había sido todavía más. Miré a las aves. Sonreí un poco de forma triste, y oprimí un poco su espalda con dulzura, apoyando mis manos en su estómago con suavidad, mientras las bolas de llamas que una vez habían sido aves caían, desintegrándose. Me recordó a mis padres, y suspiré un poco. Ejercí un poco más de opresión en el cuerpo del chico entre mis brazos, nada que ningún humano no pudiera soportar. -Qué muerte mas horrible, ¿verdad? Morir calcinado... Tan solo así se siente uno humano del todo, supongo- murmuré, con un hilo de voz y la sonrisa en mi cara, pero obviamente más triste y vacía que nunca. -¿Dejaré de sentirme vacía?- farfullé, mirándolo a los ojos. -Odio no haberte conocido cuando eras niño. Odio no conocerte fuera de la escuela. Pero supongo que así quieres que sea- “Así te convendrá que sea.” -Por eso te pedí la ayuda. No espero que lo entiendas. Agradezco todo lo que has hecho por mí. Nunca podré agradecértelo lo suficiente-.

¿Crees que los jardines va a ser lo más tranquilo en el primer día de clase? Creo que es posible que podamos estar más tranquilos en el lago negro, ¿no? Así de paso, si al final te acaba apeteciendo practicar, puedes hacerlo sin ningún problema.

Aunque como decida practicar, creo que voy a tener que ser su objetivo y seguramente, me va a dar la paliza del siglo - pienso aún recordando como habían ido las batallas.

Podemos ir hacia los jardines y allí ya vamos decidiendo finalmente hacia donde ir.

¿Preguntarme algo? ¿Qué puede ser?