Partida Rol por web

La primera reacción de Greil fue la del soldado, la del cazador. Sus músculos se tensaron y toda su actividad se congeló, una reacción, fruto de su entrenamiento, que lo ponía la máximo nivel de alerta, como si un ejército hubiera entrado por la puerta armas en mano.

Poco a poco su cerebro, el cual ya estaba de por sí un poco embotado por el largo día, fue comprendiendo lo que ocurría. Aquello era agridulce. No era un verdadero peligro que le correspondiera a él zanjar, su deber era proteger a la familia, pero, por otra parte las cosas podían escalar y si algún guardia hacía algo mal los problemas podrían subir hasta los propios Tyrrel.

Cuando los niños se dispusieron a ir a las habitaciones se alegró de haber dispuesto ya esa posibilidad. Notó la mirada de su señor. Le devolvió un ligero asentimiento para darle a saber que de momento tenía la situación. Optó por no levantarse pero dejó de atender a su mesa y empezó a pasar revista de sus hombres presentes, lanzándoles una mirada que indicaba bien claro que no actuaran a la ligera. Luego busco signos de tensión o de armas entre los hombres de Ser Garlan.
Si Eura volvía a responder tan bien desmontaría la discusión antes de que empezase siquiera.

- ¿Cuántos dornienses veo aquí? - pregunté, mirando a ambos lados de la mesa. - Puedo contarlos con los dedos de la mano, y eso porque con mi familia. No hay más casa que la de mi señor tío aqui presente. Cuando fui tomada como esposa por Lord Alastor, me comprometí también con esta tierra. - Observo a los presentes, como si quisiera dar mayor énfasis a mis palabras, pero en realidad los estaba observando.

Veamos sus reacciones, en caso de que alguno tenga bajo la máscara un rostro de jardinero.

Alargué mi mano hacia mi prima y dana Amara. Con mi mirada entendió: me alargó su pañuelo, uno blanco que yo le había regalado hacía poco. Se lo repondría, pero ahora había otra cuestión que necesitaba saldar.

- No domino nada ni pretendo hacerlo. - estiré la mano, ofreciéndole la prenda. Esperaba que el gesto zanjara la ira o arranque de la mujer, o probar algo.

La mujer dió de lado la prenda, al mismo tiempo que daba la espalda a Eura. Antes de volver a su sitio se paró frente a Lord Alastor e inclinó levemente la cabeza- Siento este espectaculo mi señor. Ha debido ser el vino.- Aunque su tono no sonaba para nada arrepentido. La mujer se habia despachado tranquilamente con el guantazo.

Mientras todo esto ocurria. Fayad habia dejado de mirar a su sobrina para volverse hacia el Lord de Zarzamar. Aquel momento era muy incomodo para todos ellos. El hombre negó con la cabeza.

La guardia estuvo atenta. Aunque ningun invitado llevaba armas en la sala. Por lo que la tensión era mucho menor de lo que se podria esperar en una situación igual en campo abierto.

- Oh un guantazo?!- La chica parecia mas entusiasmada que preocupada- ¿como ha ocurrido? habra un revuelto en el salon no?- Preguntaba mientras te acompañaba hacia el lugar- En los campamentos de fuera no se quien esta, pero para que mirar hacia otro lado, tenemos a Ser Garlan en el gran salon. No es tan guapo como sus hermanos willas y Loras, pero aun asi, tiene los rasgos de estos La chica desprendia un tono de entusiamo, como si nunca hubiera visto a un noble de cerca. Exceptuando a los señores de Zarzamar y alguna visita exporadica sin importancia.

- Ademas Ben Beesbury esta tambien en el gran salon con su padre, es un joven encantador, aunque no muy diestro en el combate con espada, dicen que se maneja bien a lomos de su caballo-

Sin variar mi gesto, le regreso el pañuelo a mi prima. Sonrío a mis Hadathor, agradeciendo y disculpándome a partes iguales, pero cuidando de no hacer del gesto algo evidente. No se trata de esparcir más los rumores que pudieran nacer de esta situación.

Tendré que aprender a relacionarme más con estas personas, para mejorar mi posición o aceptación entre ellas. Puedo tomar todos los desplantes, aunque los dornienses tardemos en perdonar hace mucho aprendí a mantener la moderación. Es por mis hijos, quienes no quiero que esto les afecte en un futuro, y por mi buen esposo y nuestro apellido, que tengo que hacerlo.

Camino alejándome un poco de la mesa. Semejante comedia era completamente innecesaria. ¿O si no lo era?

Observo de nuevo a los rostros, pendientes de sus reacciones, intentando descifrar las miradas en los ojos ávidos de sensaciones que puedan cruzar por nuestra sala.

Me siento de nuevo en mi sitio despacio una vez todo ha pasado, con gesto cauto bebo un poco de vino. Ante cualquier gesto de quitarle hierro al asunto por parte de mis compatriotas, me uno rápidamente haciendo bromas sobre las fuerzas de las mujeres del Norte de Dorne y su clara influencia sobre estás. Serpientes entre las flores, Mujeres que no aguantan el vino.

En caso que siga el ambiente tenso, uso mi carisma para hablar de cosas sin importancia, historias de piratas y cosas así. Sin embargo creo que será mejor que la cena trascurra sin más incidentes, no seré yo quien diga una palabra mal inadecuada.

- Pues volvamos y me informas de todos - Le dije ilusionada con un brillo especial en la mirada, sabia que no era el día mas propicio para ello, pero no podía evitar pensar en los caballeros que había allí, en si entre ellos se encontraría mi primer amor o el padre de mis hijos.

- Ademas así podemos saber que paso con la bofetada - Pues aquello si había sido basan sorprendente.

Tras acostar a mi hermano volví al gran salón con una se mis sirvientas, la mas cercana a mi, las dos entramos charlando y yo volví a mi posición en la mesa mientras ella de pie se ponía a mi lado.

Mis ojos recorrieron la estancia para ver como estaba la cosa tras el incidente que ocurrió cuando me lleve al pequeño, y de paso se fijo en otras cosas guiñando un ojo a la que consideraba no solo una sirvienta si no tambien una de sus mejores amigas.

 Miré a mi alrededor, la verdad es que esto era complicado de entender para mi. Yo solo quería que terminara este incómodo banquete, en el cual no quería participar e primer lugar y irme de ahí...

 Decidí que, en cuanto tuviera la oportunidad, me escabulliría y saldría del salón, para irme a cualquier otro lugar, ya había tenido bastante de todo esto...

 Le hice una señal disimulada a Vala, con el fin de que estuviera atenta, para que me siguiera de manera disimulada, en cuando me fuera, ya que sabría que, con tanto extraño en el castillo, mi madre se pondría histérica si supiera que había vagado solo sin protección...

Greil siguió tenso un rato más, nunca llegó a levantarse, tan solo se giró a observar el problema. Sus esperanzas se cumplieron, la señora fue más que capaz de manejar aquello. Se ve que la sangre dorniense está acostumbrada al calor y no hierve tan rápido como otras.

Cuando las cosas se calmaron un poco volvió la atención a su mesa de nuevo y siguió hablando tranquilamente, en voz baja, con su padre mayormente.

-Lo veis padre, la zarza es fuerte, que no os preocupe, estos señores podrán aguantar, y yo me encargaré de que sigan vivos- le dijo en tono alegre, para recordarle la conversación que tuvieron antes. En gran medida también lo dijo para el mismo, quería evitar ponerse paranoico.

Ajeno a todo lo que ocurría en salón principal entre los nobles, el maestre Kevinan llegó a subir, no sin esfuerzo, las escaleras que ascendían hasta lo más alto de la torre principal del castillo, allí donde se encontraban las jaulas de los cuervos que utilizaban para enviar los mensajes. Las rodillas del viejo ya estaban cansadas y necesitaba apoyarse en Alest para poder ascender por la empinada escalera.

Los córvidos recibieron al maestre con un coro de graznidos estridentes y el sonido inquieto del batir de sus alas. Se lanzaban picotazos unos a otros y se movían de un lado a otro de las jaulas hasta que, pasados unos instantes, se calmaron un poco y tranquilizaron sus movimientos acostumbrándose a la presencia del maestre y su joven ayudante.

-Bien, -le dijo Kevinan a Alest, -¿Cuál fue el que trajo el mensaje?.

La fría mirada del señor de Zarzamar se clavo sobre la alborotadora, la disculpa no solo era forzada, ademas no mostraba ni el mas mínimo arrepentimiento real.

-En mis salones no permito ese tipo de desaires, ni ningunos otros. Os ofrecemos hospitalidad y vos ¿rechazáis la prenda de mi señora esposa? -mi mirada se desvió en ese momento a donde se sentaban los miembros masculinos de la familia Songned, eran culpables del incidente tanto como ella si no la sabía controlarla. La siguiente parte bien podía ir dirigida a ellos-  He ofrecido mi protección a todos los presentes, y vos lady Catarina habéis abofeteado a uno de los invitados públicamente.
Decidme ahora señora, si habéis rechazo nuestra hospitalidad al no tomar la prenda de mi esposa y nuestra protección al agredir a otro -La fría cólera de Alastor era bien conocida, no perdía la calma ni elevaba la voz pero precisamente eso es lo que le hacia ser tan intimidante. Sobretodo por que no solía amenazar en vano- ¿Que es lo que me impide encerraros en los calabozos de Zarzamar hasta que el agua os cubra la cintura?

No habían atendido a las buenas formas de Eura, tendrán que contestar a las malas. Si los Songned eran inteligentes ofrecerian una disculpa mas sería y una compensación a la ofrenta causada y si no... Bueno, esperaba que fueran inteligentes.

Mire de reojo a Ayrin, había dejado a su hermano pequeño y había vuelto. Bien se podía haber escusado y quedarse en sus aposentos pero había vuelto, era una buena señal.
Por otro lado estaba Gaheris, le había hecho una seña de que se pusiera en píe y no lo había hecho. O bien no se había percatado lo que demostraba falta de perspicacia, o no se había atrevido mostrando falta de valor o no había querido... desobediencia y despreocupación. No sabía cual de las 3 opciones parecía mejor, era el heredero y parecía totalmente ausente.

Parecía que en mi ausencia la cena se había calentado mas de lo que debería. 

Con las palabras de mi padre mire a mi madre y a mi hermano Gaheris por todos los dioses, eres el heredero muestra apoyo a tu padre o al menos muestra... algo. Me levante de mi silla haciendole un ademan a Martha de que ahora no me siguiera, me acerque a mi padre y pose una de mis manos en su brazo calmandolo.

- Todos en esta sala hemos perdido a alguien, ya fuera en una batalla, por enfermedad, o una larga vida que ya dejaba paso a la muerte - Suspire pues la razón de estar aquí todos había sido una muerte... - Seguro que Lady Catarina, no quería ofendernos padre, pensar en el dolor que sufriríais vos si perdierais a vuestra esposa, hay veces que las emociones ciegan los modales y la cordura - Esas eran palabras para mi padre aunque muchos pudieran escucharlas, pero tras ellas mi mirada fue hacia el jefe de la guardia y mi madre - Seguro que Griell estada encantado de acompañar a Lady Catalina fuera del salón por sus modales, no creo que las mazmorras sean necesarias para una mujer dolida, que piensa con el corazón y no con la razón.

Y por cosas como aquellas mi madre me decía siempre que era demasiado alocada, pues otra en mi lugar habría intentado pasar desapercibida, yo no.

La mujer permaneció en silencio duante unos eternos segundos. Como si de golpe fuera consciente de lo que habia podido desatar. Su odio hacia los dornienses era palpable. Y mas de uno podia justificar esto mas el vino como los causantes de tal comportamiento. Pero los Señores de Zarzamar no.

-m...mi señor, sois libre de hacer lo que querais en vuestra fortaleza. Una simple bofetada y un rechazo de una prenda no son quienes para librarme de las leyes de la hospitalidad. No he herido a nadie. Pero si me apresais, sed consecuentes de las acciones que podria traer. Si aun asi, seguis teniendo ganas de hacerlo. Escuchad a vuestra hija. Una camara o habitación son mas acordes a mi estatus que una celda bajo la fortaleza- La mujer agachó la cabeza.

Mientras aquel espectaculo seguia. Garlan parecia ignorarlo, mas centrado en los platos y la bebida. Aun todo esto, sin hacer el menor ruido. Como representante de Altojardin no parecia muy interesado en una posible disputa entre dos de sus vasallos.

Por contraparte Fayad estaba cada vez mas serio. Para el, todo aquello era una burla en su cara. En la casa de su propia familia, al otro lado de las fronteras de dorne. Alguien estaba burlandose de el como si fuese un simple granjero que habia arruinado la cosecha.

El pequeño miró cada uno de los cuervos. Eran todos tan parecidos para el. Pero mas o menos recordaba donde habia dejado al ultimo que llegó. Si estaba en las jaulas mas cercanas a la ventana por la que entraban y salian- Creo que era este Maestre- Pero obviamente habia fallado. El cuervo señalado era el que traia los mensajes desde la frontera de las tierras de occidente. Se movia entre tres fortalezas. Pero la unica del dominio era Zarzamar.

Estaba tan concentrado en aquella mujer, que no sintió presencia alguna hasta que noto una mano sobre su brazo. Por un momento pensó que se trataba de Gaheris, apretó la mandíbula al ver que se trataba de Ayrin. No es que Alastor necesitase el apoyo de su hijo, era por el propio bien del heredero aunque parecía no percatarse. Coloco su mano sobre la de su hija en señal de apreció, aunque no desvió la mirada de la inoportuna mujer que le hizo levantar la ceja con sus comentarios.

-Mi señora, ahora si que no me cabe duda de los estragos que el vino ha hecho en vos si después de lo que acabáis de hacer creéis oportuno darme lecciones de protocolo o de ser consecuente con mis actos. -La mujer parecía un poco mas consciente de sus actos, por supuesto su odio hacia los dornienses no se iba a evaporar por unas pocas palabras, pero al menos que supiese controlarse entre estas paredes. -Retiraos a los aposentos que os han sido dispuestos, estoy convencido que mañana con la mente despejada seréis vos la que sabréis ser consecuente con lo que habéis hecho y obrareis en consecuencia.

Sin duda se refería a que mañana le pidiese perdón a los dornienses. Había estado tentado a obligarla a disculparse al momento. Pero pensó que era mas benévolo que a la mañana siguiente ella misma diese una disculpa falsa a la humillación publica ahora. Espero que no sea tan necia de rechazar eso también.

Tras aquello, dando el incidente por terminado, acompaño a su hija de nuevo a su lugar en la mesa -Esperó que tu nunca te comportes así hija. Hay que saber cuando parar.-comento de manera privada a Ayrin y mientras regresaba a su asiento, le comento algo a su primogénito de manera privada y luego le dio unos golpecitos en el hombro antes de sentarse de nuevo.

Hizo una seña con la mano a los criados, para que dejasen de servir platos y comenzasen a retirar los que ya se iban acabando. Lord Alastor ya estaba cansado de todo aquel paripé, la cena había concluido. Solo faltaba que los invitados se fueran retirando.

Alastor se agacho al pasar junto a su hijo para decirle unas palabras de forma privada.

-Marthin ya se ha ido a dormir, retírate tu también a tus aposentos -Ordeno con intención de compararlo con su hermano que tan solo era un niño de teta.- Cuando está cena termine vamos a tener una conversación tu y yo solos.

Le dio unos golpecitos con la mano en el hombro, y se sentó en su lugar en el centro de la mesa presidencial.

 Aunque me molestó un poco la comparación implícita con mi hermano pequeño, decidí que no debía de desaprobechar la oportunidad que me ofrecían de largarme de este festín de buitres, que tanto detestaba:

 - Si, padre...

 Esperaba no haber hecho nada malo y que solo quisiera compartir algún tipo de información conmigo...