Ya os dije que podíais hacer las tiradas que considerárais oportunas siempre que lo viéseis necesario sin que yo os las pidiese (por ejemplo, si ves que tu discurso no va a convencerle, tirar elocuencia, que es la competencia de "engatusar" a la gente con la palabra). Así que adelante, tira. Además tienes un 75, de modo que es probable que la pases :)
- Vos direis Maese Gabriel, pero sus matones ahora mismo sobran aquí, entre hombres de palabra. Yo le daré lo que quiere, la obra y la gloria. Pero ha de hacerse a mi manera. Si no, le aseguro que será un baño de sangre innecesario.
Motivo: Elocuencia
Tirada: 1d100
Dificultad: 75-
Resultado: 24 (Exito)
TOMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, LA PRIMERA SEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
Al ver de quién se trata, Adso se tapa la boca mientras abre desmesurdamente los ojos. Luego se gira al instante y le hace una señal con el dedo en la boca a Arnau para que se mantenga callado y luego le señala a los hombres que acaban de llegar.
Sin hacer ruido intenta escuchare la conversación aunque el ruido que provoca su corazón parece taparlo todo. Tragando un poco de saliba (que no tiene) trata de serenarse y escuchar lo que dicen.
Motivo: escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 15-
Resultado: 72 (Fracaso)
-Confiaré en la vuestra palabra, hermano, mas aun así debo pedir una pequeña medida de seguridad -con un gesto de su rostro y un chasquido de dedos, uno de los matones te ata las manos con una soga a la espalda, tal como hiciera con Gabriel-. Sólo para controlaros en caso de que decidáis cambiar de opinión, ¿de acuerdo?
Ahora vamos a entrar a por tus compañeros para evitar que incendien el puente. Non quiero que se me acuse de conocer el crimen et no intentar nada para evitarlo, por más que la obra sea mía de cualquier forma, como debió ser desde un principio. Una vez abandonen tan funesta empresa, et si no se ponen bravos, vos juro que dejáreles libres et iremos a fablar con la guardia del arzobispo para que acuséis a Gabriel públicamente.
Mas non intentéis jugármela, monje, o podréis despediros de la vuestra lengua para siempre.
La distancia, los nervios y el atenuador sonido de la lluvia, unido al discreto volumen de sus voces, te impiden escuchar nada de lo que dicen.
-Por la cantidad de oro que ha prometido el aquí presente y mudo- digo señalando a Gabriel- Le aseguro que mis compañeros matarán por salirse con la suya. He manchado mi conciencia con la traición, no quiero mancharla con sangre. Se tiene que hacer a mi manera Maese Tomás. Y si no, siga a delante con lo que vos hubiera planeado hacer.
-Non he fablado hasta ahora porque la rabia me atranca las palabras en la garganta, Ignacio. ¿Es así como vais a pagar la mía hospitalidad? ¿Tracionándome a mí et a vuestros compañeros? Habéis de saber que non recibirán un sucio maravedí si llegare a pasarme algo. Sois ingenuo si pensáis que Tomás mantendrá su palabra, vive Dios que vos matará en cuanto dejéis de serle útil et probablemente también acabe con los demás antes de que puedan irse de la lengua. Recapacitad, hermano cisterciense. Aqueste omne nada tiene contra mí ni contra el vuestro grupo por ahora mas que el testimonio de un morillo esclavo, ¿por qué ofrecérselo todo en bandeja de plata?
Asiento con la cabeza a Adso cuando me indica que mantengamos silencio. Al observar el grupo, que ya se ha acercado, siento sorpresa y alivio: sorpresa la ver de quienes se trata, y alivio por habernos ocultado.
Al ver la escena mi mente hace sus cábalas, que no son otras que las que predijo Lázaro. Seguramente el hombre desarmado será el arzobispo o alguno de su confianza, y el muchacho habrá dado el chivatazo. ¡Apañaos estamos!
Achino los ojos concentrándome, intentando escuchar lo que dicen.
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 15-
Resultado: 42 (Fracaso)
La distancia, los nervios y el atenuador sonido de la lluvia, unido al discreto volumen de sus voces, te impiden escuchar nada de lo que dicen.
Ninguno de los dos entendéiis demasiado bien qué está pasando, pues no podéis escuchar nada en claro de lo que allí se dice. Ignacio discute con el jefe de la curiosa cuadrilla y tras un rato, acaba siendo maniatado por uno de los matones. Gabriel habla también por primera vez.
De pronto, el hombre que parece ser el líder parece enfadado, y a una orden suya, los dos guardias abandonan su posición marchándose calle abajo y todos los demás entran por el portillo en dirección al puente.
Decidid si les seguís hacia dentro o no. Podéis hacerlo de forma sigilosa sin necesidad de tirar nada (pues aún no se han percatado de vuestra presencia ni la esperan).
Luego, en cuanto las tramas de vuestros otros compañeros terminen, cambiamos de escena.
-¡Basta de sandeces! Non envenenéis más la mente de aqueste omne con vuestras ponzoñosas palabras, Gabriel. Pagaréis por lo que habéis fecho. ¡Vosotros! -Tomás se dirige a los dos guardias que vigilan el portillo y les da otros cuando maravedíes- Marchad et considerad esta puerta bien vigilada. Volved dentro de una hora.
Con un gesto de su mano, ordena a todos entrar, y los matones os empujan a ti y a Gabriel con ellos.
-Estoy harto de esta situación, monje. Non seré recordado como el rastrero alarife que permitió el incendio del Puente de San Martín. Detendremos aquesta locura et faremos pública la culpabilidad de Gabriel, de modo que seré recordado como un héroe que sólo buscaba justicia. Si no queréis que la sangre se derrame, tenéis la oportunidad de fablar con los vuestros compañeros para facerles entrar en razón.
Puedes responder en un último post, pero no podrás evitar que los matones te arrastren con ellos. Luego, en cuanto las tramas de tus otros compañeros terminen, cambiamos de escena.
Tenéis un último post para incendiar el puente y cambiamos de escena. Siento el retraso, chicos.
Rediez! No escucho nada! ¿Y ahora se los llevan adentro?
Miro a Adso con cara de preocupación. En primer lugar había pensado ir a avisar a los otros dos que andan en el puente ajenos a todo esto. Tal vez hayan ido por ellos. Pero ahora también pienso que deberíamos averiguar a dónde llevan a Ignacio, puesto que saben que vamos juntos y no nos darán fácilmente aquesta información en otro lugar.
-¿Y ahora qué facemos? -pregunto al goliardo-. Pienso que podríamos seguirles a ver dónde llevan al buen Ignacio, pero sin que se percaten de nuestra presencia. Ante cualquier duda de exponernos, mejor dar marcha atrás e ir a por los otros, o aquestos no sabrán qué ha pasado con ninguno.
Arnau, los misteriosos captores se dirigen al mismo lugar donde están Lázaro e Isidro, han entrado por el portillo de la muralla que da acceso al puente. No podríais avisar a los dos del puente sin pasar por delante de ellos ;)
Ok, No voy a responder. Describeme qué ocurre y qué es lo que hacen todos por favor. Cuantos somos......
- Fagamos el asunto. - Dije a mi compañero. Y sin más dilación prendí fuego al puente. Aquello era una locura pero de mi mente no se iba la imagen del cofre del alarife, repleto de monedas doradas...
Lo dicho, fuego con el puente ;)
-Adso, ¿Qué facemos?
Esperé a que mi compañero respondiese mientras veía como poco a poco se iban alejando de nosotros.
Ok, ¿cómo me he podido liar tanto? jajaja aix. Lo último que leí fue la nota de "seguirles hacia adentro" y con eso me debí de quedar, sorry.
Isidro agarra el hombro de Lázaro. - Compañero, allá vamos. - Con esas palabras el joven, obedeciendo el consejo de su amigo, pone rumbo apresuradamente a la salida del puente para así ganar algo de tiempo antes de que el árabe prendiera fuego.
- No... no sé- susurró el goliardo mirando la puerta-. No quiero ir a prisión y tampoco quiero que cojan a los demás.
La mente de Adso era un hervidero. No sabía qué hacer. Pero lo que era seguro es que no quería que le capturasen. El joven miró de nuevo a la puerta-. Tal vez....
Master, ¿hay alguien en la puerta, o vigilando, o en las cercanías?
No, los guardias se han marchado y no hay nadie más en la calle. Nadie os verá entrar.