Los Lusitanos, representados por Ataegina, se mueven por la capital de Tartessos, pudiendo parlamentar con los representantes de dicho pueblo.
Escena para que os reunáis y habléis a vuestro ritmo de lo que queráis.
Ataegina era una enérgica mujer, joven, de veinte años o poco más, vestida con ropas elegantes y coloridas pero no ostentosas, que encabezaba la comitiva lusitana, que constaba de unas diez personas, entre funcionarios, guardaespaldas, sabios y mercaderes.
Cuando son recibidos, entran un funcionario y la hermana del reciente nuevo jefe de los lusitanos. La mujer se inclina y saluda respetuosamente al lider de Tartessos.
Saludos y las mejores bendiciones. Mi padre deseaba que esta reunión fuera fructífera y trajera grandeza a nuestros pueblos. Hablo en nombre de mi hermano Bormanico, que comparte los mismos fines y les envía saludos y un par de buenos caballos.
Obviamente los caballos se entregarían más tarde.
Atabeles recibe a Ataegina en su palacio. Se ha preparado un salón interior con un auténtico festín, y toda una gran cantidad de vasijas ricamente decoradas, creadas en barro con una técnica novedosa, sirven para servir vino y zumos a los invitados de Atabeles entre los que se encuentra, además de la comitiva lusitana, varios jefes militares, varios ricos comerciantes, y sus hermanos y hermanas, con sus respectivos cónyuges.
- En primer lugar, permitid daros la bienvenida- dijo el jefe tartésico mientras hacía un gesto a una de las jóvenes que servía la mesa para que ayudara a la enviada lusitana a sentarse- Mucho he oido de vuestro pueblo, de sus adelantos y de su cultura. Lamento confirmar por vuestras palabras que la muerte de vuestro padre era más que un mero rumor. Me hubiera gustado conocerle. Espero que los dioses os den a vos y a vuestro hermano, prosperidad. Espero que los regalos que os mandé, y mi emisario, fuera de vuestro agrado.- sonríe tras decir esto- Permitidme presentaros a mi primera esposa, Davinia. Disfrutar de este festón que he preparado en vuestro honor, y hablemos, pues también yo deseo la amistad entre nuestros pueblos.
Atabeles es un hombre aun joven, aunque algo mayor que Ataegina. Viste ropas caras, de un corte que probablemente, salvo que los lusitanos tengan un comercio pujante, la joven no ha visto nunca. Es de estatura media, y no parece un guerrero, aunque está en buena forma física. Habla con lentitud y sus ojos castaños parecen adivinar una mirada inteligente y escrutadora. Por su parte, la mujer a la que ha presentado como su primera esposa, Davinia, parece algo nerviosa, demasiado escuálida, pero viste con la misma riqueza. Por otro lado, es de la misma edad que Atabeles, y sus rasgos parecen indicar que su procedencia cultural no es la misma que la que tiene el jefe de Tartessos.
Ataegina queda gratamente sorprendida con lo que ve. Parece que o bien Tartessos es bastante opulenta, o están dando su mejor rostro.
La lusitana parece una mujer activa, aguda y curiosa, con cierto toque popular, pero que sabe moverse entre la sociedad acomodada muy bien y sabe hablar con mesura.
Escuchó con atención las palabras de Atabeles y asintió.
Mi padre quedó gratamente satisfecho con los presentes, Atabeles, y también le hubiera gustado conocerle. Se sentó donde le indicaron y prosiguió. Encantada, Davinia Dijo con una sonrisa, tratando de no prestar demasiada atención a la mujer para no incomodarla.
La enviada esperó a que empezasen a salir temas más interesantes tras otras presentaciones y temas para romper el hielo. Tras un comentario sobre tribus vecinas, consideró que había encontrado el momento. Se limpió las manos en un cazo con agua, y después la boca.
Hablando de vecinos, Atabeles... ¿Cómo os va con los vuestros? ¿Tenéis alguna red de vecinos agradables, o problemas de territorio? Por lo que respecta a los lusitanos... Mucho de lo primero y poco de lo segundo, mi padre fue muy diplomático siempre y consiguió mantener nuestras tierras seguras. Cuando los lusitanos aceptamos un aliado, lo aceptamos como uno de los nuestros: Sus amigos son sus amigos, y sus rivales nuestros rivales.
Atabeles sonríe ante las palabras de la lusitana y niega con la cabeza
- La hospitalidad es sagrada. Y desde luego los aliados de los tartessos son más numerosos que sus enemigos. En ese sentido podemos sentirnos satisfechos. También a mi padre, y a mi, nos gusta la paz. Sin embargo- da un trago de su bebida antes de continuar- Sin embargo, y como vos habéis dicho, los enemigos de mis aliados son mis enemigos. Eso, a veces, supone la necesidad de combatir. ¿Acaso entre los pueblos que rodean a los lusitanos no hay alguno que esté en guerra contra los lusitanos o algunos de sus aliados?
Ataegina escuchó con atención, asintiendo conforme Atabeles hablaba.
Mi padre y mi hermano también son amantes de la paz. En ese sentido, se forjó una fuerte alianza que incluía enlaces matrimoniales entre los lusitanos, los galaicos, los astures y los cántabros. Los cuatro formamos una firme alianza y aunque por ahora no tenemos ningún enemigo declarado, hay dos 'candidatos' a causar problemas en el futuro.
¿Quienes cuenta Tartessos entre sus aliados... y entre sus enemigos? Terminó por preguntar, perdiendo un poco los tapujos, y dio un sorbo de su bebida. El sabio diplomático que la acompañaba respondió a una mirada de Ataegina con un leve asentimiento.
Una sonrisa apareció en los labios del rey de Tartessos, que dio un nuevo sorbo a su vino mientras observaba a la comitiva.
- Astures, cántabros, lusitanos y galaicos tienen sus tierras a muchas semanas de camino de las mías. No hay motivo ahora para hablar de alianzas, pero menos aún de guerras. Creo que unas buenas y estables relaciones comerciales serían lo mejor para todos. De esa manera, podríamos conocernos mejor, y no vernos ni unos ni otros vinculados por palabras que tal vez luego se hicieran gravosas. No tengo intención de atacar, ni de hacer daño ni a vos, ni a ninguno de vuestros aliados. Os ofrezco permitir las caravanas comerciales entre vos y vuestros aliados y mi reino. Así podremos ir conociéndonos mejor y ver lo que nos depara el futuro.- observa a la emisaria con curiosidad, viendo como reacciona a sus palabras- No tengo ni siento animadversión alguna por ninguno de los pueblos que habéis mencionado, y menos por el vuestro. Si depende de mi que haya paz entre nosotros, paz habrá- guarda silencio nuevamente unos instantes y continúa- Cuento a oretanos y túrdulos entre mis aliados, y también entre los tres hemos creado vínculos de matrimonio. Mi primera esposa, a la que os he presentado hace unos instantes, es hija del jefe de los oretanos y la mayor de mis hermanas está casada con el jefe de los túrdulos. En cuanto a mis enemigos, los bástulos, tradicionalmente enemigos de los oretanos y conocidos por su talante belicoso, están siendo vencidos en todos los frentes mientras hablamos. Espero que pronto hayan aprendido la lección y puedan firmar la paz. Pero decidme, ¿quienes son esos "potenciales enemigos" a los que os habéis referido?
Ataegina cogió algo de fruta para ir picando.
Los lusitanos no estamos tan lejos, estamos, digamos, a mitad de camino entre Tartessos y los Galaicos, pero entiendo su postura. Supongo que la alianza a la que represento estará encantada de mantener relaciones comerciales con Tartessos, y sin duda tartessos sacará provecho del comercio con nosotros.
Continuó escuchando sobre el tema de sus aliados y enemigos, mientras iba asintiendo.
Tampoco los consideramos una amenaza inmediata, pero los vetones han sido... arrogantes y altivos en el pasado, menospreciando a nuestra gente y años atrás incluso amenazándonos. Las relaciones son malas, pero por ahora no hay guerra a la vista. Otra de las tribus vecinas a nuestra alianza, los vacceos, tienen una relación similar con nuestros aliados galaicos.
Terminó un racimo de uva y prosiguió. Así que enemigos como tal no tenemos, pero cuantos más seamos, y se lo hagamos saber a nuestros enemigos, más difícil será que alguien quiera meterse con nosotros. Sé que estamos lejos, pero imagínese, si su alianza se uniera a la nuestra, todas las tribus de la costa del Mar Infinito, de norte a sur, serían aliadas. Siete tribus, con tan solo tres rivales... que no enemigos, y uno ya casi vencido según decís.
Sonrió e hizo un gesto de evidencia.
¿Quién osaría alzar un arma contra semejante alianza? Medítelo por segunda vez...
Por unos instantes nada dice Atabeles, meditando en efecto las palabras de la emisaria lusitana, Ataegina, finalmente, sin embargo, niega con la cabeza.
- Alabo vuestro verbo, Ataegina, emisaria de los lusitanos. Pero más que temer porque una alianza tal se vea obligada a amenazas externas, temo que una alianza tan grande, entre pueblos tan dispares, lleve a un enfrentamiento entre los propios pueblos que la integran. Aquí tengo mi pequeña alianza, con túrdulos y oretanos. Y mi gente prospera. No busco la guerra ni el conflicto, por el contrario, os ofrezco a los pueblos de vuestra alianza poder acudir al centro comercial que he abierto en una de mis ciudades. Pero aun cuando os resultara el viaje muy gravoso, estaría dispuesto a que mis caravanas fueran a vuestras tierras y las de vuestros aliados. Por tanto hablar de buenas relaciones, sí. Pero hablar de alianza... pensad en esto. Un enemigo ataca a los cántabros. Conforme a nuestra alianza debo acudir en su ayuda... pero un viaje así, estando a tanta distancia de mis propias tierras, sería nefasto para mi tierra, y mi gente. Eso no quita para que, si apareciera un enemigo que supusiera una amenaza para todos, no pudiéramos volver a reunirnos, y alcanzar tratados para defendernos mutuamente. Pero no es adecuado para mi gente una alianza en términos generales. Espero que mis palabras no las toméis como una ofensa.
Creía que ya te había respondido, perdóname.
Ataegina asintió a las razones del líder tartessiano.
Comprendo. Me alegro que la buena voluntad de Tartessos, y espero que en el futuro, quizá cuando mejoremos las comunicaciones y las carreteras, o
A medias
Que hacemos con esta reunión? Estoy interesado en poder negociar pero el líder de los lusitanos ahora es otro. Me interesa mucho los temas tratados en esta reunión.
Si te parece podemos volver a reunirnos. Puedo enviar un emisario a hablar contigo para reanudar conversaciones.
Si no me parece metajuego, las relaciones comerciales son buenas y creo logico que despues de haya muerto mi anterior lider unos anyos despues queramos retomar el contacto.
Si al master le parece bien, podemos seguir en esta misma escena, en el momento actual.
Ataegina asintió a las razones del líder tartessiano.
Comprendo. Me alegro que la buena voluntad de Tartessos, y espero que en el futuro, quizá cuando mejoremos las comunicaciones y las carreteras, o .... los puertos navales podamos beneficiarlos ambos del comercio entre nuestros dos pueblos.
He de deciros que mi hermano ultimamente esta muy cambiado, desde hace unas semanas esta muy precupado por vos y desea partir a la guerra antes de que las estaciones empiecen a maltratarle y con los huesos castigoados y viejo ya sea demasiado tarde, ademas como vos no tiene en gran estima a los vetones que se han mostrado hostiles con nosotros, menospreciando e incluso amenazandonos con guerra. Asi pues mi hermano quiere explusar a los Vetones abriendo paso costero entre nosotros y vuestro lucrativo pueblo, me ha mandado en buena voluntad ya que tiene planeado fundar una aldea en la desembocaura del Rio Tajo para poder comerciar con vuestro pueblo por barco, con el tiempo la cuidad crecera debido al comercio, asegurando una ruta permanente entre ambos pueblos, y permitira que algunos mercaderes Tartessianos puedan instalarse en la cuidad para negociar con nosotros y los galaicos que los tendran a mitad camino en barco.
Mi hermano, el rey desea compartir una informacion con usted, ahora mismo el ejercito Veton se encuentra lejos de sus tierras al este, de modo que lanzara un ataque con el fin de controlar la zona del rio Betis para que en el futuro ambos pueblos tengan caminos por donde viajar nuestros viajeros y comerciantes entre nuestras dos tierras. Los Cantabros no van a participar en el ataque ya que tienen numerosos problemas entre el nuevo rey y los Astures estan muy comodos detras de sus muros ademas que ambos estan muy lejos... Pero los Tartessos son vecinos de los Vetones que ahora mismo estan desprotegidos y si los Tartessos decidieran participar en esta campanya encontrarian cuidades vacias de soldados y llenas de riquezas para saquear. Mi hermano esta muy decidido, gira la cara demostrando sutilmenteque no aprueva demasiado la guerra pero realmente apoya mucho a su hermano, pero seguro que encontraria muy valuosa su ayuda si participarais por vuesta cuenta en el ataque, una alianza militar es cierto que ahora seria infructuosa "tenemos demasiados aliados y demasiado lejanos" pero siempre estamos interesados en el comercio con la rica Tartessos.
Susurra, Mi hermano esta totalmente decidido, nada en esta vida o en la otra podria hacerle cambiar de idea. Lo hara sin vuestra ayuda o no. Si quereis el botin que supone saquear una cuidad Vetona solo teneis que atacarles, no opondran resistencia alguna.
bebe un sorbo de vino y actua como si no hubiera dicho eso ultimo.
- Comprendo... es sin duda un dato interesante. Mi pueblo acaba de terminar una guerra. No se si puede ocuparse de otra. Pero no son malos planes. Os puedo asegurar que lo pensaremos. Y que tomamos nota de vuestras palabras. Si os parece, enviaré un emisario en próximas fechas para devolveros el favor y comprobar como podemos... seguir con nuestras buenas relaciones.