Partida Rol por web

Una breve tregua organizada por los Ilergetas da un descanso a vuestras tropas y rebaja la tensión entre todos. Vascones, Ilergetas y Carpetanos se reúnen en una zona neutral para hablar de la presencia de las tropas Vasconas en tierras Arévacas.

-No hemos pisado tus tierras, ni tan siquiera nos hemos acercado, no tenemos el más mínimo interés hacia ti y los tuyos ¿Se puede saber por qué  amenazas mis tierras y te entrometerte en asuntos que no te concierne?- 

Êl lider de los carpetanos habló con voz tranquila respondiendo la pregunta aunque no fuese dirigida a él.

- Fui yo quien convocó al pueblo Ilérgeta a unirse a esta cruzada, pero no creo que sea el momento de hablar del pasado ni de preguntar porqué alguien pisa las tierras de otro. - Dijo con cierta ironía pero sin querer echar más leña al fuego.

-Estamos aquí para poner punto y final a esta guerra y, si eres un lider prudente y aprecias a tu pueblo, harás una propuesta que repare parte del daño que has hecho a los arevacos.

Clasio se presenta a la reunión con los líderes de los carpetanos y los vascones junto con el marido de su hermana, uno de los jefes del ejército ilergeta.

- Estimados invitados... - comienza Clasio con voz profunda - el motivo por el que estoy aquí es por mandato divino. Hemos recibido las señales... los cielos están cambiando... y no es el momento de que se produzca derramamiento de sangre... los dioses no quieren ese tributo ahora... su deseo es que detengáis la guerra... no quieren ver como multitud de sus hijos caen bajo las hojas de sus hermanos-

-Vuelve a amenazarme y te arranco las tripas con mis propias manos bastardo hijo de perra- Le espetó al líder Carpetano.

-Mis actos no son producto de un capricho, sino de de un derecho y un deber para con mi pueblo y mis dioses- Comenzó a explicar- Hace menos de una luna una docena de arévacos vinieron a mis tierras a comerciar, se les trató con respeto y se les ofreció un precio justo por sus mercancías ¿Cómo lo agradecieron? Asaltando una granja y pasando a cuchillo a toda la familia que allí vivía, no sin antes forzar a las mujeres… Por eso esta mi gente aquí, para cobrarse justa venganza por tal afrenta.

Paseó la mirada de uno a otro líder de las tribus antes de seguir hablando

-Tus dioses quieren paz- se dirigió directamente al líder Ilergeta- los míos quieren una compensación…  Respeto a todos los dioses y estoy dispuesto a no derramar más sangre, a cambio, como compensación por sus crímenes, los Arévacos entregaran la mitad de sus tierras a la tribu de los Vascones y vuestros ejércitos se retirarán, las familias arévacas que deseen permanecer en sus tierras serán tratadas con respecto si juran lealtad a los Vascones…-

-Si queréis paz, estas son las condiciones, sin embargo, si queréis guerra- Clavó la mirada en el líder Carpetano- La tendréis con todas las consecuencias. Si un solo vascón sufre daño alguno, si arde una sola casa…- Euken no dejaba de mirar directamente al líder Carpetano- mis hombres descargaran tal furia sobre el responsable que los dioses lloraran por los ríos de sangre que saldrán de sus venas- Dio un paso hacia el Carpetano- y cuando el último soldado yazca inerte en el barro, mis hombres irán a las tierras del que pidió ayuda como un niño en lugar de luchar como un hombre, pasaran a cuchillo a todo varón y su mujeres engendraran a las nuevas generaciones de Vascones llamados a recuperar hasta el último metro de sus legítimas tierras…- Euken termino con una medio sonrisa en la boca y se alejó de los otros líderes .

-Paz. O guerra. La decisión es vuestra y la esperaré durante dos horas- esa fue la despedida de Euke el Vascón mientras se reunía con su escolta para volver a toda velocidad con sus hombres…

Macara se mantuvo tranquilo ante el arrebato y los insultos del lider vasco. Él no iba a comprometer el futuro de su pueblo ni por orgullo ni por delirios. Después lo dejó marchar sin pronunciar palabra alguna pues parecía que ni le interesaba, ni sabía, escuchar. Cuando hubo salido se volvió hacia el líder de los várdulos.

- Jefe de los Várdulos creo que no te has arrimado a un buen árbol en esta contienda. Como puedes ver, no se puede hablar con tu aliado y te llevará al desastre si sigues a su lado. ¿Tienes alguna intención de negociar la paz o pretendes que todos nos rindamos a vuestros pies como el animal que acaba de salir?

La paz te la ha ofrecido el Lider de los Vascones.- Replica.- Nuestros destinos están unidos por los dioses y mi pueblo necesita recursos que no poseemos al estar rodeados de otras tribus. Permaneceremos a su lado.

Se levanta tras beber un buen trago.

- Pensad bien en la oferta. Que un par de ciudades Arévacas no provoquen un derramamiento de sangre de nuestra y vuestra gente.

Tras hablar con su cuñado, Clasio habla con gravedad.

- No quiero ver como la sangre ilergeta se derrama en una guerra que consideramos baldía... Insisto en que debéis alcanzar una solución pacífica...

- Si son los dioses  los que han unido vuestros destinos no seré yo quien rompa ese pacto.

Dijo macara al lider várdulo  antes de que se fuese para que sus aliados hablasen tranquilos sobre cómo proceder.

Cuando este se fue Clasio se pronunció sobre su postura.

- Compañero Ilergeta, ya ves que he tratado de negociar una salida pacífica y lo que se nos ha ofrecido es una rendición sin posibilidad de negociar. Me gustaría haber logrado un tratado de paz pero se nos ofrece un ultimatum, la paz la han puesto precio, la mitad de las tierras Arevacas.

Hizo a avanzar a un muchacho adolescente que se había mantenido en silencio en la parte de atrás de la tienda donde se realizaba la negociación.

- Este es el hijo del jefe Arevaco que fue decapitado cuando buscaba negociar la paz. Dile a él que esta es una guerra baldía, que lo sabio es ceder la mitad de sus tierras a esos asesinos. Yo no lo creo. Creo que si no actuamos ahora los vascones se cubrirán de gloria y querrán más y también creo que los siguientes seréis vosotros, los Ilergetas.

Se detuvo un momento en su intervención.

- Creo que somos más fuertes, Vacceos, Arevacos, Ilergetas y Carpetanos unidos que estas bestias sedientas de sangre y conquista. Que si mantenemos la cohesión hoy mañana evitaremos un peligro mayor en el que quizás no tengamos la ventaja que tenemos ahora. Yo tampoco quiero que se vierta la sangre de mi pueblo. Pero prefiero arriesgarme a eso ahora que tener un enemigo que no podré vencer mañana.

Después su mirada fue pasando por cada uno de las tribus mencionadas.

- Todos menos los Arevacos hemos entrado en esta guerra por voluntad propia y ahora os pregunto a todos. ¿Qué queréis hacer? Mi postura es clara. No me dejaré insultar y amenazar. Defenderé a los Arevacos. 

El niño da un paso al frente y habla con una voz juvenil.

- ¡Hay que parar a los Vascones ahora! Que la muerte de mi padre no sea en balde...

Un hombre barbudo que comanda a la tribu de los Vacceos da un paso al frente también.

- A los Vacceos se nos acusa de muchas cosas…Pero nunca de no ser leales. Con ustedes hasta el final. ¡Que corra sangre Vascona!