Partida Rol por web

—Pues lo dicho, a la Viuda Negra—digo y quedo al lado del enano.​—Compartimos la intención camarada. 

Ya dispuesta a dirigirme hacia el centro de la ciudad, le dedico una significativa mirada a mis compañeros. Una pena el hecho de que deban quedarse a hablar con el guardia, pero posiblemente no tarden tanto. 

—Los esperamos allí—comento. —¿Vamos?

Tras decir aquello insto a través de un gesto para que Viera, el mago y el enano inicien el camino junto a mi para disfrutar de la comida y así dividir el dinero. Es una buena forma de hacer números y pedir las habitaciones para todos. 

Me di la vuelta y seguí a mis compañeros a la salida. Aquí ya habíamos terminado. Si quería nuestro apoyo ya sabía dónde encontrarnos.

-"Bien, vayamos a esa posada y alquilemos algunas habitaciones para el grupo. Los esperaremos comiendo y bebiendo algo, nos merecemos un descanso. Por cierto, por el camino hacia la posada, ¿no queréis pasar por la guarnición para recoger esa paga que comentó Lord Ulbrek?"

La verdad es que estaba agotado y necesitaba dormir. Pero al salir, pregunté a uno de los guardias si había algún templo dedicado a Tyr por la zona.

-Es un placer.- La voz de la elfa era, como de esperarse con los de su raza, sedosa y elegante. Aún cuando el semiorco no dio su nombre, Elytharra inclinó la cabeza hacia ambos, ciertamente se notó en su mirada la curiosidad respecto al pálido elfo por su nombre. Miró entonces a su esposo con dulzura. -¿Que necesitas de mi, Ulbrek querido?-

-Estos aventureros han encontrado un objeto qué, al parecer, puede ayudar a resolver el asunto de los trasgos en el muelle.- Respondió Lord Ulbrek. -Six, si sois tan amable...- Pidió para que hiciera entrega a la dama del pergamino.

La dama esperó entonces que el objeto le fuera entregado, y regresó a su escritorio para estudiarlo detenidamente, murmurando palabras arcanas. Sus ojos se velaron un instante de una suave luz blanquecina, mientras sus dedos elegantes se movían por encima del pergamino.

Mientras Elytharra examinaba el pergamino, Lord Ulbrek fijó su atención nuevamente en el semiorco y el elfo. -De vuestro grupo, sólo vosotros dos os mostrasteis interesados en pertenecer a la Guardia de inmediato. Mientras vuestros compañeros no estén seguros de donde poner sus lealtades, no puedo confiarles una misión delicada. Es por eso que os he pedido veros aparte.- Indicó.

Cruzó las manos a sus espaldas, mirando a ambos con determinación. -Es imperativo descubrir cómo los trasgos pudieron entrar en la ciudad sin ser detectados. Si han podido hacerlo ahora, no es de extrañar que pudieran intentarlo una vez más.-

En ese momento la elfa regresó junto a ellos, con gesto pensativo. -Se trata de un pergamino con un hechizo de teletransportación, ya usado. Pero hay algo curioso: el hechizo fue modificado para utilizarse con dos partes, este pergamino es sólo la mitad. Debe haber un segundo pergamino y usuario de magia que lo haya lanzado.- Su ceño se frunció. -Esta es una clase de magia muy avanzada para unos trasgos, o al menos nunca he escuchado de alguno que poseyera tales habilidades.-

Una vez afuera, antes de adelantarse hacia la posada, Izmael se dirigió a uno de los soldados que se encontraba en el lugar para saber sobre algún templo de Tyr. El soldado negó. -Ningún templo, pero si buscáis ayuda de los Dioses, podréis encontrar a un par de clérigos que están ayudando con los heridos, siguiendo hacia el norte, en el pabellón médico.- Señaló hacia el norte. -Es la tienda más grande, cerca de la entrada a la empalizada.-

Hacia el centro de la ciudad, los aventureros encontraron la posada sin mucho problema, tal como había indicado Lord Ulbrek, era uno de los dos edificios más grandes del poblado. Tenía dos pisos, el de abajo pudieron ver al posadero colocando leña en el brasero ubicado en el centro de la estancia. Un par de perros dormían apaciblemente junto al fuego, y habían varias sillas y mesas repartidas por el lugar. Hacia el fondo se veían un par de puertas pequeñas, y una amplia escalera que subía hacia el segundo piso.

De momento el lugar se veía bastante vacío, por lo que no fue de extrañar que el hombre se les acercara a los aventureros apenas escuchó las puertas abrirse. -Buenas noches, ¿en que os puedo servir?- Ofreció solícito, indicándoles que tomaran asiento.

Ronud observó en silencio cómo Elytharra estudiaba el pergamino, murmurando palabras en lengua arcana que la identificaban como una hechicera o maga. Eso fue una completa sorpresa para el semiorco.

-No se preocupe, lord Ulbrek -dijo Ronud, cuando el gobernador de la ciudad les indicó que los otros integrantes del grupo no se habían mostrado interesados en pertenecer a la guardia de Targos-. Los demás terminarán accediendo. Les convenceremos. Mientras le paguen, pueden contar con Snorri. Izmael siempre ha ayudado a otros de forma desinteresada. Y no dudo que las dos aventuras querrán llegar hasta el final de esto.

Ulbrek estaba interesado en descubrir cómo habían podido entrar los trasgoss en la ciudad sin que nadie les hubiera detectado, aunque su esposa no tardó en revelar el misterio: los trasgos habían entrado en la ciudad utilizando un pergamino mágico de telentransporte.

-No he visto muchos usuarios de la magia en la ciudad -reveló Ronud, haciendo memoria. De hecho, su número se reducía a tres: Amordil, Isadora y el propio Six. Six seguía siendo un misterio para él, pero dudaba mucho que hubiera colado trasgos en la ciudad para después ayudar a matarlos. Y en cuanto a Isadora y Amordil, ambos habían llegado con él en la Pícara Mozuela-. ¿Saben si hay magos en Targos?

Una vez fuera, el soldado me respondió, muy amablemente.

-"Gracias por la información soldado, que tenga una buena guardia, adiós."

Seguí al resto de mis compañeros hasta la posada, la cuál estaba vacía de parroquianos, seguramente debido al ataque sufrido.

-"Hola posadero, buena noche tenga. Desearíamos una mesa para seis, comida y bebida, si la cocina la tiene abierta. También deseamos alquilar algunas habitaciones, estamos bastante cansados después de un día como el de hoy. Venimos de parte de Lord Ulbrek, nos ha dicho que esta era la mejor posada de Targos."

Esperé a que nos indicara la mesa y fui hacia allí, dejándome caer pesadamente en la silla.

-"Yo tomaré una buena jarra de cerveza y cualquier vianda que tenga por ahí, gracias."

El elfo le entregó el pergamino, sintiendo como Poe se removía inquieto, después de todo también era suyo. Pero le dio una moneda y este se entretuvo golpeándola contra su hombro.

Las dudas del gobernante eran aceptables, pues ninguno de ellos era conocido en ese rincón del mundo y haba muchos intereses en juego como para confiarse. Aunque están tan desesperados como para no desconfiar de su aspecto o de un semiorco cubierto de sangre. Solo necesitaban una mínima muestra de confianza. No podían rechazar a gente capaz, no cuando tenían una guerra ante sus puertas.

No intervino con respecto a los demás, pues no les conocía de nada y sus motivaciones le eran desconocidas. Ronud si parecía conocerles, aunque a las dos damas no las mencionó por el nombre, así que supuso que debían ser menos afines.

 Por fin Lady Elytharra volvió con información. Six la oyó pensativo, cruzándose de brazos y apretando los labios. Ronud dio en el clavo.

-Modificar un hechizo es difícil ya de por si… quien lo haya realizado sabe lo que hace- ese grupo atacante tenía muchos recursos, no eran solo un grupo de monstruos buscando pillar algo-. Deberíamos buscar a cualquier que les resulte sospechoso Lord Ulbrek, un mago puede ocultar su profesión, incluso un simple mercader podría ser responsable.

Saludo al posadero con una leve inclinación de cabeza y me dirijo a la mesa que nos indica.

- Espero que le cerveza no sea muy mala y la carne no esté muy seca -Comento para todo aquel que le apetezca escucharme.

Mientras espero a que nos sirvan me quito el petate y las armas, dejándolas a mi lado para empuñarlas si fuese necesario y para tener controladas mis pertenencias. Me siento y miro a mi alrededor, para ver si hay algo interesante.

La recompensa por la ayuda entregada Viera la tomo gustosa, aquello le serviría para seguir con su viaje y costear lo necesario para ello, por lo que sin mucho que decir tomo su parte de las monedas ofrecidas tras agradecer el gesto a Lord Ulbrek.

Pronto estábamos camino hacia la posada, como bien había expuesto Luthien, necesitábamos un descanso y alimentarnos, en silencio seguí a mis compañeros, aunque inquieta por la separación del grupo, aquello no le gustaba, pero esperaba que nos alcanzaran pronto.

Al llegar a la posada, pidió algo de beber y comida, tenia hambre y pronto se iría a dormir.

-Lo de la misión que propuso Lord Ulbrek me intriga, dijo que era algo importante, quizás si como grupo consideramos apoyarle podríamos obtener algún buen beneficio aparte de ayudarles- comento.

Junto con mis compañeros nos adentramos en la Taberna mientras el arco cuelga en diagonal por la espalda. El recibimiento es bastante agradable, lo cual solo esbozo una pequeña sonrisa y adhiriendo a las palabras de mis acompañantes, sólo pienso en comer, bañarme y descansar. 

—Todo lo que han comentado está bien—respondo y busco un lugar junto a ellos. —Un poco de cerveza también y algo de carne. 

Ante las palabras de Viera, asiento más que conforme. 

—Es una opción a considerar, el trabajar por libre para él. Me parece algo más adecuado a mi—respondo. 

-En este momento tengo sólo tres habitaciones individuales disponibles. Por favor, tomad asiento, en seguida os traeré vuestros pedidos.- Le respondió el posadero a Izmael, animado al ver como el grupo tomaba asiento en la mesa más grande del lugar. Los dejó solos unos momentos, desapareciendo tras una de las dos puertas del fondo, y cinco minutos más tarde llevaba cuatro pintas de cerveza que dejó frente a cada uno de ellos. -La mejor cerveza que ha de encontrar en toda Targos, amigo enano. La comida no tardará.- Aseguró el posadero.

Luego de esto volvió a tomar asiento junto al brasero, esperando que su esposa le indicara que ya estaba listo todo para servirlo.

Lord Ulbrek miraba seriamente a ambos aventureros y el pergamino que sostenía su esposa. -Me temo que, exceptuando por Elytharra, no hay más magos conocidos en nuestra ciudad.- Contestó con un gesto de negación hacia Ronud. Luego se mesó la barba pensativo por las palabras de Six. -Desde que empezaron los ataques de los trasgos los mercaderes no se atreven a acercarse, y gran parte de los habitantes han huido. Me parece que sólo hay un mercader lo bastante loco como para quedarse, si no me equivoco debe estar en los muelles, en la taberna El Perro Salado.-

Volvió a cruzarse de brazos. -No, si hay algún usuario de magia aquí en Targos, debe haber llegado como mercenario, al igual que vosotros. Si se ha enrolado en la guardia debería estar registrado en la empalizada, pero hay unos cuantos mercenarios que han preferido estar por libre en la ciudad.-

Lord Ulbrek les indicó que, aparte de su esposa Elytharra, no había más magos conocidos en Targos. Eso complicaba las cosas, pues como el mismo gobernador había dicho, si había un usuario de la magia en la ciudad, debía tratarse de un mercenario que había llegado a la ciudad como habían hecho ellos.

-Conozco a ese mercader. Guthewulfe Henghelm -comentó Ronud, recordando al mercader bárbaro al que había conocido en la taberna de El Perro Salado. El semiorco dirigió una mirada a Six-. Si queremos encontrar a ese mago, tendremos que indagar acerca de si alguien ha visto un mago mercenario llegar a Targos. Imagino que en la empalizada habrá bandas de mercenarios a los que poder preguntar, aunque recuerdo que también había tres mercenarios en la taberna de los muelles -explicó, recordando al trío de mercenarios de aspecto duro que se habían encarado con los dos jóvenes semielfos.

-Mmm ¿El pergamino tenia cierto grado de magia residual?- Six miró a la elfa con el ceño arrugado, luego de pensarlo unos instantes y sacar a colación otra vez el tema del pergamino-. La otra persona debe tener en su posesión la otra parte, si quedara algo de magia, quizás podríamos rastrearla de alguna manera- y si eso no funcionaba-. De otra manera, deberíamos preguntar y ser insidiosos cuando encontremos a algún usuario de magia… Lo que puede terminar en pelea- ser cuidadosos seria esencial, no querían meterse en peleas sin sentido con mercenarios deseosos de destacar-. Y si encontramos al traidor… bueno, no se va a rendir fácilmente.

Francamente no le importaba si debía asesinar a algún mago traidor, capaz de venderse a un grupo de monstruos para sembrar el caos en una ciudad. Era ese el tipo de personas que más odiaba. Disfrutaría aquello.

-Quitar de en medio al espia, debe ser prioridad.

-"Gracias posadero, es muy amable. Nos quedamos las tres habitaciones."

Cuando se fue a sentarse frente al hogar, me di cuenta que probablemente seríamos los únicos clientes esa noche. Me estiré en la silla lo que me dejó la armadura y me relajé. Estaba bastante cansado.

-"Bueno, solo hay tres camas. ¿Cómo las vamos a repartir? Tendremos que dormir por parejas..." Miré a los demás dubitativo.

—Pues, habrá que probar la cerveza—respondo estando a gusto en mi asiento—. Ya veo, nos tocará esperar al resto para decidir cómo vamos a dormir. Sería un tanto curioso el escuchar las posibles opciones entre los presentes.

Tras decir aquello, una vez tengo la jarra de cerveza en mi haber empiezo a degustar con sumo cuidado, disfrutando del aroma, el sabor y la consistencia de la bebida. Ahora mismo sólo quiero relajarme luego de un viaje largo y una llegada bastante activa, que no me ha dado tiempo a hacer una toma de consciencia del lugar ni de lo que pretendo hacer aquí.

—¿Cómo lograron unirse entre ustedes o ya se conocían de antes?—pregunto al enano y a Izmael.  

-Pues no veo mucho problema...- miro a Luthien, como esperando su aprobación tras mis palabras -Luthien y yo podemos tomar una, tu y Snorri la otra y Ronud y Six la que queda, no sabremos cuanto tardaran en volver, finalmente es un lugar para dormir y descansar.... a menos que quiera divertirse en las habitaciones en privado- comento bebiendo cerveza sin expresión alguna, como restando importancia a lo que comentaba o la pseudo broma que había hecho.

También tenia curiosidad por como se había conocido tal grupo, pero teniendo en cuenta como habíamos encontrado a Six, no le extrañaría que solo haya sido causa de las circunstancias en las que estaban, finalmente guardo silencio, escuchando la charla.

Deposito la jarra tras dar un trago largo y me limpio con el dorso de la mano.

- Nos conocimos en el barco que nos trajo hasta aquí. El fácil acabar de hacer buenas migas cuando desembarcas y te acatan los trasgos.
>> No me importa compartir habitación con cualquiera.

Tras vaciar la jarra y agitarla en el aire para llamar la atención del posadero, con la intención de que la vuelva a rellenar, levanto una ceja y me dirijo a mis nuevos acompañantes.
- Y vosotras ¿de donde salís?