Partida Rol por web

La cerveza era de buena calidad y bajó por mi garganta refrescándome y dejándome un buen sabor. Miré a las dos mujeres del grupo, a las cuáles habíamos conocido hace tan solo unas horas.

Luthien y yo podemos tomar una, tú y Snorri la otra, y Ronud y Six la que queda.

 -"Está bien, lo haremos así. Ya que a Snorri le da igual, creo que es lo mejor." Dije mirando a Viera y obviando el último comentario acerca de las diversiones carnales. Me giré para mirar a Luthien.

¿Cómo lograron unirse entre ustedes? ¿O ya se conocían de antes?

-"Como bien dice mi amigo: él, Ronud, Isadora y yo nos conocemos de hace poco tiempo. Vinimos aquí en un barco llamado La Pícara Mozuela, del capitán Flint. También bajaron otras dos personas, que se marcharon, al igual que la enana. Nada más bajar, nos dimos de bruces con el ataque y más o menos ya sabéis el resto. ¿Qué me decís de vosotras?" Dije repitiendo la pregunta del enano, mirando a las dos mujeres.

—Claro, daba por hecho que dormiría contigo—respondo a Viera—. Aunque nada descarta que las cuestiones carnales surjan igual. 

Es una pequeña broma, que de alguna manera busca amenizar y brindar esa pequeña confianza como camaradas, compañeros de batalla. Pero la idea es conocernos y disfrutar de la velada en la Taberna mientras el resto de los compañeros se reúnen con nosotros. Tanto Izmael como Snorri parecen agradables al trato. 

—He abandonado mi tierra, dejé mis responsabilidades y pensé en la aventura en encontrar mi propio destino. Esto me llevó a dar con Viera en un mismo barco, hemos pasado por todas pero aquí estamos—digo sincera—. Básicamente como ustedes. 

Gire la vista ante la respuesta de Luthien...y alce una ceja y luego sonreí, pese a todo lo que habíamos pasado la elfa mantenía un buen humor y aquello aportaba distensión a la charla.

-Asi es, nos conocimos al parecer igual que ustedes, desde entonces nos hemos cuidado, yo salí de mi pueblo en busca de todo y nada a la vez, quiero conocer el mundo y tener aventuras y hasta ahora no me quejo, he tenido de todo un poco y muy buena compañía- finalizo mirando a la elfa.

Viera finalmente se quito la bandana dejando ver su rostro y poder beber con mayor libertar.

-Un tio me hablaba de sus aventuras cuando era joven y aquello llamo mu atención y despertó mi curiosidad, así que cuando tuve la oportunidad inicia mi viaje-

Después de beber y comer algo, y de una buena plática con nuestras nuevas camaradas, decidí irme a descansar. Era tarde y todavía no habían llegado los otros dos compañeros. Me levanté y con un saludo me despedí de los tres.

-"Yo me retiro ya, temo que la fatiga y la cerveza han hecho mella en mi. Nos vemos mañana durante el almuerzo. Deberíamos de hablar de lo que haremos a partir de ahora como grupo, si queréis. La oferta de Lord Ulbrek es bastante interesante, creo. Buenas noches."

Con una reverencia, me giré y enfilé hacia mi habitación compartida. Llamé al posadero para que me indicara cuál era o me guiara hasta allí. Iba a caer roto a la cama, después del día que habíamos tenido. Además de dormir después de mucho tiempo en una cama que no se movía por las olas...

Lord Ulbrek asintió a las palabras de Ronud. -Podéis empezar por allí, os dejo encargados de esta misión, y espero me hagáis saber cuanto averigüéis tan pronto os sea posible.-

Elytharra se dirigió entonces al elfo. -Me temo que no ha quedado magia residual en el pergamino. Sin embargo...- Miró hacia Lord Ulbrek un momento, antes de dirigirse de nuevo a los dos aventureros. -Hasta hace poco habíamos estado recibiendo la ayuda de un vidente, su nombre es Valin Geldencross.-

Lord Ulbrek asintió. -Así es. Un hombrecito extraño, pero nos permitió prever varios ataques y localizar enemigos, hasta hace dos semanas, cuando empezó a ser aquejado por algún mal. Se encuentra en el pabellón médico, una gran carpa que hay hacia el norte de la ciudad. Si os dirigís hacia la empalizada podréis hallarla sin problemas.- El hombre se dirigió al escritorio y tomó un par de pergaminos en los cuales escribió dos notas similares, firmando luego. Las enrolló y las entregó una a cada uno. -Con esto os permitirán cruzar hacia la empalizada. De momento sólo vosotros dos tendréis permiso, hasta que vuestros compañeros decidan qué harán.-

-No será este enano el que se retire primero a dormir habiendo cerveza.
>> Aunque he de disculparme por la noche que le daré a mi compañero de habitación.

Sonrío y alzo mi jarra a modo de brindis.

—Descansen, mañana hablamos sobre ello que ni siquiera ha llegado el orco y el elfo.

Tras despedirlos, desvío la mirada hacia Viera un tanto divertida. 

—Parece que los aburrimos bastante. ¿No?

Unos diez minutos luego de haber repartido las cervezas, el posadero trajo hasta la mesa un estofado oloroso a pescado y hierbas, junto con trozos de carne seca y pan para acompañar. La conversación fue poca entre los aventureros, pues el hambre y el cansancio los instaba a dedicar su atención más a la comida que entre ellos, hasta que el clérigo se dispuso a descansar.

Cuando llegó junto al posadero para que le indicara de las habitaciones, este se levantó de la silla junto a las brasas. -Por supuesto, por supuesto.-Su mirada se detuvo un momento en el símbolo de Tyr de Izmael, y se estuvo unos segundos dudando. -¿Os molestaría si os hago una pregunta, buen amigo?- Sin esperar, comenzó a explicar. -Veréis, hay una razón por la cual la posada tiene este nombre. En una de las habitaciones vive un fantasma.- Había un cierto tono de hastío en su voz. -Al principio aparecía alguna que otra noche, y me pareció que era una atracción exótica. ¿Quién no quiere ver un fantasma? Pero desde que empezaron los ataques con los trasgos, no hay noche que no aparezca, y ya comienza a tocarme un poco las pelotas, ¿comprendéis?-

Se llevó una mano a la barbilla, rascando la barba. -Así que... ¿Sabéis como mandarla al más allá o donde sea que tenga que irse?-

Ronud emitió un leve gruñido al oír que aquel vidente al que la esposa de Ulbrek había mencionado ahora se hallaba aquejado por algún tipo de mal. Quizá se tratase de magia o de un envenenamiento, aunque no dejaba de ser extraño que el hombre estuviera indispuesto justo desde hacía unas semanas antes de que los trasgos atacasen la ciudad. Daba la impresión de que todo había sido orquestado para que nadie hubiera podido impedir que los trasgos entrasen en Targos.

-No se preocupen. Apuesto a que nuestros compañeros también terminarán accediendo a ayudar -aseguró el semiorco, mientras tomaba uno de los pergaminos que Ulbrek les entregaba. Dirigió entonces una mirada a Six-. Creo que deberíamos reunirnos con los demás en la posada donde dijeron que estarían, ponerles al día de todo y después acudir a ese pabellón médico. ¿Qué te parece?

-Nos encargaremos- dijo simplemente, tomando el pergamino y guardándolo en sus ropajes. La terea parecía sencilla, pero entrañaba bastantes problemas, pues no podían acusar a alguien así como así. Sobre todo un mago, no suelen ser gente muy cabal. Ronud propuso algo y le pidió su opinión. Six le miró un instante, ligeramente sorprendido. No le conocía, no sabía que esperar y era un elfo ya de por si extraño. Curioso-. Es una gran idea- asintió. Necesitaban a los demás, sobre todo para lo que empezaba a ser una conspiración a gran escala, en donde muchos intereses querían destruir ese sitio-. Si nos disculpan- se despidió de ambos con una leve inclinación de cabeza. Una vez en el exterior, en el frio exterior, volvió a hablar-. Esto es más grande de lo que pensé… no cualquier contrata a un mago.

El posadero, que parecía simpático, me cogió por banda y me comentó lo del asuntillo del espectro. Yo tenía unas ganas locas por irme a la cama y dormir, pero era mi deber escucharle y ayudarle en el caso de que estuviera en mi mano poder hacerlo.

-"Le comprendo perfectamente. Si me lleva a esa habitación, intentaré exorcizarlo esta noche. Estará más activo ahora porque querrá decirnos algo, antes de partir hacia el más allá. Hágame el favor y deme esa habitación para pasar la noche. Y que nadie me moleste hasta mañana, a excepción de mi compañero enano, que dormirá también ahí."

Me hacía gracia pensar en Snorri cuando llegara más tarde, tocado por el alcohol, y se encontrara de frente con el fantasma. Siempre que no lo hubiera despachado ya.

Hacia el centro de la ciudad, el elfo y el semiorco encontraron la posada sin mucho problema, tal como había indicado Lord Ulbrek, era uno de los dos edificios más grandes del poblado. Tenía dos pisos, el de abajo pudieron ver al posadero conversando en ese momento con Izmael junto al brasero ubicado en el centro de la estancia. Un par de perros dormían apaciblemente junto al fuego, y habían varias sillas y mesas repartidas por el lugar. Hacia el fondo se veían un par de puertas pequeñas, y una amplia escalera que subía hacia el segundo piso.

De momento el lugar se veía bastante vacío, excepto por los otros tres compañeros de su grupo, sentados en una mesa con una pinta de cerveza frente a cada uno, además de lo que parecía ser un estofado de pescado y hierbas, pan, y carne seca.

El posadero volvió a rascarse la barba, mirando a Izmael detenidamente. -Verá, no le puedo dar la habitación para dormir, hace años que no se usa, tiene una ventana rota, es un completo desastre.- Se pasó la lengua por las muelas, antes de seguir. -Y el caso es que un clérigo de Myrkull que se quedó aquí una noche ya lo intentó y no logró nada. Aunque me dio esto como pago por la habitación.- Se fue un momento hasta la barra y de allí sacó una botella cristalina con un líquido transparente. Se lo entregó a Izmael. -Dijo que era agua bendita y que serviría contra el fantasma. Y no he podido pedírselo a los clérigos del pabellón médico, están demasiado ocupados...-

En ese momento, la puerta de la posada se abrió una vez más, dando paso a Ronud y a Six. La mirada del posadero se detuvo un momento en los dos recién llegados, antes de continuar. -Soy un hombre de negocios, y entiendo que esto no es algo gratuito. Pero necesito que me asegure que me ayudará con esto, ¿hacemos un trato?-

-¡Buenas noches! -dijo Ronud, saludando al posadero nada más entrar en la estancia, acompañado por Six y su cuervo.

Al semiorco no le sorprendió mucho ver que sus compañeros eran los únicos que parecían hallarse en esos momentos en la posada. A juzgar por lo que les había contado Ulbrek, la mayoría de mercenarios que habían acudido a ayudar a Targos se encontraban en esos momentos en la empalizada.

-Lord Ulbrek nos ha entregado a ambos un permiso para que nos puedan permitir el paso a la empalizada -informó a sus compañeros, mientras se aproximaba hasta ellos, tomando asiento en la misma mesa que ellos-. No os dará ninguno a vosotros hasta que no esté seguro de que estáis comprometidos con pertenecer a la guardia de Targos. Por eso nos pidió quedarnos solo a nosotros dos.

Ronud dirigió una mirada a Six, por si él quería añadir algo más, tras lo cual dijo:

-La esposa de Ulbrek ha identificado el pergamino que encontramos en las minas. Es un pergamino de teletransporte, aunque ya no sirve para nada. Los trasgos no vinieron en barco ni escalando una ladera, los introdujo alguien mediante magia. Hay un traidor en Targos -comunicó a los demás, en tono grave y serio, tratando de hacer ver la gravedad de la situación-. No tenemos muchas pistas desde las que comenzar a buscar, pero al parecer en Targos tenían a un vidente. Valin Geldencross. Gracias a sus visiones, habían podido rechazar algunos ataques enemigos, sabiendo de antemano cuándo y cómo iban a producirse. Hasta que hace dos semanas Valin se vio afectado por algún tipo de enfermedad y ahora lo mantienen en el pabellón, un edificio al norte de la ciudad, cerca de la empalizada. Imagino que quien introdujo a los trasgos en la ciudad se encargó de que ese pobre desdichado no pudiera preveer lo que iba a pasar.

Luego de un corto trayecto en el frio y  la nieve sucia, ingresaron a la cómoda taberna, donde el calor les dio la bienvenida. El cuervo graznó contento con el cambio… odiaba el frio tanto como el hechicero. Este evaluó el local con rapidez, como si se asegurara que todo estuviera en su sitio. Los demás estaban sentados, comiendo y bebiendo. Se acercó a ellos, tomando una de las sillas vacías luego que Ronud se sentara. Rápidamente les comunicó lo sucedido, por lo que Six solo agregó un par de datos.

-Un usuario de magia debió haberlos metido, por lo que buscamos a un mago o hechicera, pero podría no haberse dado a conocer como tal. También pensamos en algún mercenario, así que deberíamos localizar a quien se ausentara previo al ataque. Los rituales no suelen ser cosa de unos instantes, requieren cierta preparación- el aroma a comida despertó su apetito, así que pidió lo mismo que los demás-. Recomendaría meterse con la guardia, eso les permitirá moverse más libremente… pero es su decisión, lo mismo si continuamos operando como grupo. Ya vieron mis capacidades y necesito a gente capaz- planeó ingresar en algún grupo, pues estaba en territorio desconocido y requería ciertas habilidades de las que no estaba familiarizado. Ese grupo era ideal, pero debían aceptarle primero, ahora que estaban tranquilos sentados en una taberna-. Hablaremos con Valin, para verificar su historia. Quizás fue envenenado para que no continuara ayudando a Targos.

Y mientras disfruto de una deliciosa cerveza junto a la carne de potente sabor, escucho el asunto del fantasma y no digo demasiado. No creo en absoluto, así que prefiero la distensión y escuchar las conversaciones. 

Rato después aparece Ronud junto a Six, todo lo que cuentan es de sumo interés y claramente no tendré otra opción más que unirme a la guardia para que esto sea más fácil. Así que sirvo un poco de la botella en mi jarra para ofrecerle al orco como si fuera un acto de paz, me cae mejor que el elfo con esos aires. 

—Mañana por la mañana iré a alistarme. ¿Me acompañas orco?—pregunto y continúo—. ¿Cuáles son los planes con toda esta información que tienen? Y... Discúlpame Six, pero soy tan útil como tú, así que por favor no te pongas exquisito. 

Tras decir aquello, sonrío de forma maliciosa y continúo a la espera de que sigan con todo lo que comentan, aunque lo del fantasma puede ser para el elfo un punto de interés. 

—El dueño necesita de tus servicios, hay un fantasma en una habitación y quizás, ya con tu presencia lo asustas. 

Iba a decir que si va con el orco ya se completa el espanto, pero estoy haciendo las pases con el piel verde. 

-Bueno -digo rascándome la nariz con el dorso de la mano y arqueando una ceja - parece ser que la diversión aumenta por momentos y que Moradin quiere que sigamos juntos.
>> Creo que es buen momento para alistarse, después de patear el flácido culo de un fantasma y de dormir.

Me pongo en pie y recojo mi equipo.
-Si me disculpáis no me quiero perder como nuestro compañero, Izmael, obliga al alma en pena a dejar de ser una molestia.
>> Posadero ¿Qué te debo por la cena y la habitación?

Miré al posadero fijamente cuando me tendió el agua bendita. La cogí y asentí con la cabeza.

-"Hay trato, no se preocupe. Yo me encargaré de ese fantasma. Pero no debería de fiarse de esos clérigos de Myrkul. Lléveme a esa habitación."

Justo en ese momento aparecieron Ronud y Six, portando interesantes noticias. Me acerqué un momento al grupo.

-"Bueno, antes de irme a descansar, voy a ayudar al posadero con un asuntillo fantasmal. Si alguno me quiere acompañar, es bienvenido. Mañana por la mañana hablaremos calmadamente en el desayuno de todo esto de alistarnos, ¿si os parece bien?"

Me di la vuelta y volví con el posadero para que me llevara hasta esa habitación encantada.

Sus ojos ambarinos se detuvieron de repente en Luthien, sin pestañear siquiera. ¿A qué se refería? ¿Exquisito? ¿Por no creerse parte del grupo solo por compartir una batalla? ¿Tanto habían cambiado las costumbres durante su… tiempo ausente?

-No te preocupes, elfa- dijo levantándose con brusquedad-. Y mi aspecto no es de tu incumbencia- las marcas en su rostro resaltaron a causa de la tensión, su mandibula se mostraba rigida, como si apretara los dientes-. No deberías juzgar a los demás solo por cómo se vean- miró a Ronud-. O el color de su piel- siempre pasaba eso cuando alguien indagaba o soltaba alguna pulla sobre su aspecto-. Si me aceptan en su grupo, saben dónde encontrarme.

Sangre. Todos la derramaban. Todos gritaban igual. Al pudrirse su carne los gusanos se los comían de la misma manera. Seis. ¿O fueron más? Solo es un número, pero antes y después hubo otros. Seis. Se alejó del grupo, oyendo cadenas, perdiéndose en el hedor de la suciedad.

-No es el mismo sitio- se dijo con lógica, solo era un recuerdo. El cuervo refregó su pequeña cabeza contra su mejilla, buscando tranquilizarle. Hacía mucho que no pensaba en ese lugar. Se cruzó con el clérigo, quien ofreció su servicio al posadero, intentando traer calma a un alma en pena. No era buena idea que Six esté cerca de algo como eso-. Agradezco la oferta- declinó con un movimiento de cabeza. Pidiendo algo de comer en la barra.