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In Hoc Signo Vinces

Dioses contra cañones

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11/07/2008, 17:02
Director

Para seguir la ruta hacia el corazón del imperio era necesario escoger un camino entre varios. Se optó ir a Tenochtitlán pasando por Cholula. Las razones de esta decisión pudieron ser varias. La ciudad era enemiga de los tlaxcaltecas -como todas- y estos verían el momento de cobrar viejas deudas. Por otra parte, sería normal que Cortés, prudente y metódico, no quisiese dejar una población hostil de ese tamaño a su retaguardia, en mitad de una de sus posibles vías de retirada.

La columna de soldados españoles y tlaxcaltecas, tan diferentes en ropa y costumbres, pero de aspecto tan uniformemente marcial (los españoles eran ya veteranos de varios meses de batallas a campo abierto) y de espíritu fraternal y unido. Por primera vez, parecía que los auxiliares indígenas eran algo más que unas tropas que poder arrojar al enemigo sin consideración de sus bajas, sino un poderoso aliado y un pueblo amigo. Aunque de costumbres bárbaras, los tlaxcatecas eran orgullosos y fieros, muy recios en la guerra, como eran los propios castellanos. Los guerreros tlaxcaltecas, vistiendo vistosas e imposibles armaduras de algodón, pinturas y terrorifícas armas de aguzada obsidana, trataban con respeto y admiración a los españoles, que marchaban bajo el tremolar de las banderas con la cruz de Cristo, la efigie de la Vírgen y el escudo real.

Don Hernando iba al frente, con los capitanes Olid y Sandoval, destacados durante los combates en Tlaxcala por su arrojo y valentía. Detrás de ellos, marchaba la infantería, flanqueada por la caballería que cabalgaba a la descubierta, un cuerpo de aliados tlaxcaltecas, las mujeres, cañones y porteadores y un último cuerpo de guerreros de Tlaxcala, que cerraban la marcha y protegían la retaguardia.

De repente, al salir del bosque y dar de bruces con una enorme extensión de maizales y cultivo, el extremeño refrenó su montura, y miró a la incansable doña Marina, que caminaba detrás de él. Una enorme, una gigantesca ciudad de piedra, con muros blanqueados por la cal, se levantaba en aquel valle. Las cimas de sus enormes e incontables templos parecían llegar a tocar el cielo. Un templo destacaba entre todos, por su enormidad. Los más cultos, pensaron que sería casi tan alto como las pirámides de Egipto, o más. Los más iletrados, pensaban que era más alto que la catedral de Sevilla.

-Cholula -dijo doña Marina, sonriente.

Ella se sentía de nuevo como en casa, una extraña y hostil casa que la había vendido como esclava, pero su hogar al fin y al cabo. Cortés pensó en ese momento, mientras refrenaba a su montura que había comenzado a manotear de lado, que quizá no había sido tan buena idea entrar en el corazón de aquel imperio con solo medio centenar de soldados.

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11/07/2008, 17:16
Gonzalo de Sandoval

El capitán cabalgó columna abajo hasta el sargento Cabal, que marchaba con los soldados. La relación entre ambos hombres se había normalizado despues de que el sargento se distinguiera notablemente durante los últimos combates en Tlaxcala. Sandoval le saludó marcialmente, levantándose la visera del almete.

-Sargento, nuestra compañía encabezará la marcha detrás de don Hernando. Formad a los hombres y batid tambores, tremolando la bandera capitana. Enseñemos a estos mexicanos que lo que cuentan sobre nosotros no es solo una leyenda.

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11/07/2008, 17:24
Director

Un jinete llega, cabalgando por el final de la columna. Los tlaxcaltecas no le prestan mucha atención, pero los artilleros españoles que están junto a las mujeres que marchan allí, miran con extrañeza. No habíais dejado a ningun rezagado en el camino, ni Cortés había apostado ningún jinete para vigilar la retaguardia (eso ya lo hacen los batidores tlaxcaltecas).

En ese momento, uno de los esclavos que transportan a la bella Itzi en su palanquín resbala, y la joven está a punto de caer al suelo. La india Ameyal está cerca, y contempla la escena con una satisfacción oculta. Sin embargo, de la gente que transita aquel camino en dirección contraria, gente de Cholula, le llama la atención un viejo hombre que le resulta conocido, y que se para al verla. Va vestido como un siervo, con un simple maxtatl y llevando un hatillo de leña.

-Señorita Tonatzin... -balbucea, incrédulo.

Es el viejo Omecihuatl, un criado de confianza de su padre.

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11/07/2008, 17:31
Ameyal Tonatzin

Mientras observo el movimiento del pobre criado, miro hacia otro lado para no reírme en la cara de ella; entonces veo un rostro conocido pero no es hasta que escucho nombre pronunciado del otro lado que me percato de que no estoy equivocada y siento un ligero escalofrío, con el gesto adusto me detengo en sus ojos; apenas lo puedo creer. Le regalo una media sonrisa aunque pronto me vuelve a recordar los malos momentos que he vivido, sin embargo no ha sido nada culpa de él. Me detengo en seco, haciéndome a un lado de la fila y acercándome a él; la sola mención de mi nombre de aquella manera me hace sentir casi viva de nuevo, respiro profundo y miro en todas direcciones, a saber si hay alguno presto para castigarme por mi tardanza.

-Omecihuatl...-digo una vez que estoy lo suficiente cerca.-Ya no tienes que llamarme de ese modo.

Hay un cierto dejo de tristeza en mis palabras pero sé que es lo mejor, ahora quizás soy hasta menos que él, bajo la cabeza y le hago una breve reverencia. Un hombre que durante años fue la sombra de mi padre, se cruza en mi camino y para mí es volver a revivir todo, desde la niñez de casi princesa, hasta el secuestro y asesinato. La verdad es que estoy sin palabras, toda mi elocuencia se ha desaparecido en ese momento, no puedo decirle más nada o preguntar cosas sobre su familia, si es que ni sé si la tiene.

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11/07/2008, 17:41
Omecihuatl

El hombre se postra de rodillas, tomando la falda de Ameyal pero sin apretar hacia abajo, solo en dos puñados, como muy compungido y cabizbajo. Ves que se le saltan las lágrimas. Uno de los guardias tlaxcaltecas se os queda mirando, extrañado.

-Oh, señorita. Creí que la habían matado, o que era esclava de algún zafio maya. Lo siento mucho, señorita, no pude hacer nada. Me hirieron en la cabeza y me dieron por muerto... hace tantos años... Yo inciniré a su padre, señorita, y regresé a Ixtapalapa para cuidar de su madre hasta que hace dos años los dioses la llamaron para dejar esta vida.

Se limpia las lágrimas.

-Si yo hubiera sabido... señorita, no la hubiera abandonado. Ahora... ahora solo soy un pobre siervo de un sacerdote de Cholula. Vuestra casa y el negocio de vuestro padre fue dado por el tlatoani a un joven guerrero que se había convertido en pochteca... y no quería a un criado tan viejo.

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11/07/2008, 17:51
Ameyal Tonatzin

Pongo la mano en el hombro de Omecihuatl cuando se postra frente a mí, miro alrededor, sé que más de uno debe estar atento; como puedo intento levantarlo mientras escucho las noticias sobre mi familia. Bajo la mirada para encontrarme con sus ojos apenados.

-Fui una esclava, Omecihuatl pero hace un tiempo que me usan como traductora. Sé cuánto apreciabas a mi padre y no te preocupes, hiciste lo que pudiste. Yo... Sólo me habría gustado volver a ver a mi madre pero ya ves que nuestros dioses han decidido que no. Nadie hizo nada por mí, algunos pudieron y lo evitaron, no cargues tú con esas culpas que no te corresponden. Ponte de pie y camina orgulloso que has sido un buen hombre y sé que habría hecho cualquier cosa por mí, Huitzilopochtli te lo ha de recompensar porque yo ahora no soy nadie y no podría.

Le sonrío apenas, he de seguir mi camino.

-Me llevan Omecihuatl pero si alguna vez me vuelvo a cruzar en tu camino, olvida que soy la hija de tu señor, que ya no existe...

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11/07/2008, 18:39
Omecihuatl

El viejo se te queda mirando un rato mientras caminas, pero luego da una corta carrera y te adelanta, arrodillándose a tus pies. El guerrero tlaxcalteca se alarma, y se acerca macana en mano.

-Señorita, por favor. Llevadme con vos. Hice una promesa a vuestro padre, que cuidaría de vos si le pasaba algo alguna vez, y aún no la he roto. Por favor, no me obliguéis a deshonrarme aún más. Os serviré fielmente y apenas notaréis mi presencia.

El guerrero se queda mirando un momento a Ameyal, como preguntándose si debe o no intervenir.

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11/07/2008, 18:50
Ameyal Tonatzin

Miro al guerrrero unos segundos luego que Amecihuatl se ha arrodillado ante mí y niego lentamente con la cabeza, no hace falta su intervención.

-Puedes venir si quieres, Amecihuatl-respondo pensando que no me hará mal tener a alguien que me sea familiar cerca.-Por tu promesa y por lo que significaste para mi padre, más ten en cuenta que ahora no tengo nada...

Asiento con la cabeza para que se ponga en pie y echo a andar. La decisión es por completo de él.

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11/07/2008, 22:52
Iztli Quetzallitzin

Iztli que descansaba en el palanquin siente como uno de las personas que la lleva tropieza, por un segundo se sujeta a uno de los bordes para impedir que se caiga , se detiene por un segundo mirando a su alrededor terminando este moviento en la persona que se tropezo, esta le grita :

Tu.. acaso quieres que la hija de tu señor caiga al suelo??...vamos.. Bajenme...y tu.. ven aca inmediatamente...Guardias.. acerquense por favor..

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12/07/2008, 16:53
Juan Miguel de Quart

-Pues sí, nos vamos a llevar el premio gordo. Cortés, Cortés a ver dónde nos metes. Ufff, vaya problemático
No me gustaba la apariencia tan poderosa e imponente de la ciudad y del templo.
Cuanto más grande, más indios y más posibles problemas. Algún día la ambición, soberbia y afán de riquezas de Cortés me iba a dar un digusto serio.
Vi un jinete cabalgar desde la retaguardia hacia el frente,...¿qué significará esto?... Bueno, por lo menos es español

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13/07/2008, 22:50
Francisca Díaz de la Vega

Frunce el ceño al ver el modo en que esa mujer trata a su propia gente. De sus pares españoles esa actitud y trato no le sorprenden, aunque eso no quiere decir que lo apruebe, sabe muy bien el menosprecio con el que muchos, tanto hombres como mujeres, miran a los indígeneas, pero ver la actitud de esa mujer es algo que la indigna.

Golpea a su mula con la fusta y la hace avanzar en dirección a Iztli.

-Señora Quetzallitzin -le dice con tono seco, aunque sin llegar a ser hostil-, este terreno es bastante sinuoso como para que andéis viajando en ese palanquin y malgastando la energía de estos pobres hombres -señala a los hombres que cargan la estructura-... bueno sería que pidiéseis al señor de Alvarado que os facilite una mula, porque ni la mismísima doña Marina, que es la manceba de Cortés, se da las ínfulas que vos.

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14/07/2008, 21:37
Iztli Quetzallitzin

Iztil mira a Francisca , y le dice Señora Francisca... a pesar de que valoro su opinion , las cosas aca se hacen de manera totalmente distinta, yo no se si los hijos de su reina andan en mula por las calles, pero aca a los hijos de los dioses se nos respeta...Le recomendaria inmiscuirse en sus propios asuntos...que espero que sean mas importantes que estos

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15/07/2008, 03:30
Francisca Díaz de la Vega

Francisca esboza una sonrisa.

-Agradezco, entonces, infinitamente ser hija de un solo Dios, el mío, y no de los vuestros, porque malvado es el Dios que permite que su hija sea intercambiada como si de una bestia se tratara...

Francisca da otra vez con su fusta a la mula y regresa junto a las otras damas.

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15/07/2008, 22:17
Carlos Cabal

El sargento responde con presteza a la orden dando media vuelta y marchando hacia los cabos de escuadra de la compañía. Con diligencia distribuye indicaciones para que se forme según las peticiones del capitán. Los hombres responden rápidamente tomando sus posiciones y marcando su presencia. La suave brisa alienta a la maniobra haciendo ondear las banderas sobre las cabezas de tan bravos soldados. La visión de estos dioses procedentes de ultramar debe resultar sobrecogedora para cuantos nativos contemplen su marcha.

-Que los tambores toquen a marcha.- dice Cabal a Villalba.

Después, y sin entretenerse demasiado, retorna junto a la capitanía para reportar la ejecución de la maniobra. El asunto no tiene mayor complicación, mas de un tiempo para aquí tanto hombres como oficiales se han aferrado con mayor rigor a los protocolos. El seguir vivos a estas alturas de la expedición, es más fruto de la marcialidad que no de la incierta fortuna.

-Compañía formada y tambores redoblando, mi capitán.- tras lo que el sargento permanece espectante junto a la montura de Sandoval a la espera de nuevas órdenes.

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20/07/2008, 23:44
Director

El jinete que cabalga hacia la retaguardia está a punto de atropellar a doña Francisca cuando esta se da la vuelta tras hablar con Itzi. La montura es refrenada justo a tiempo, y el caballo piafa muy cerca de la parlota del artillero Manzanero, que anda por allí supervisando a unos indios que tiran de los cabos sujetos a una culebrina.

-¡Mirad por donde vais, mujer!

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21/07/2008, 00:27
Armando Manzanero

Cuidado con esa culebrina, un solo arañazo que se le provoque os costara varias tiras de piel.

¡¡Pero que mierda haces, so inepto!! -Una montura piafa casi encima de Manzanero, y este no duda en reprender al jinete.- ¿Es que quieres acabar conmigo antes de que lo haga uno de estos indigenas?

Volvió un poco su cabeza y vio algo que, junto a lo que recien le llego a los oidos, podria haber sido otra desgracia. El artillero toma al animal por las riendas y clavando sus fuertes manos sobre la pierna del jinete le dice:

¿Acaso no reconoceis a esta mujer? Tal vez pudiera salvaros la vida y casi la matais, por vuestra forma de hablar no se si vuestra montura tiene mas de hombre que vos, y eso que es una yegua formidable.
Tal vez estais ansiosos de pedir disculpas a la señora, ¿Verdad?

Una mueca de desafio asomó a su rostro para dar a entender al jinete que no era solo una frase, sino una advertencia.

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21/07/2008, 02:09
Fernán-Nuñez "El Cartagenero"

Como nuevo cabo de escuadra traté de arengar a mis hombres...

"Ea señores, que hoy vamos a hacer lo que más nos gusta, pronto llegará el dia en que volvamos a España colmados de riquezas, ¡Podemos!"

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21/07/2008, 02:22
Director

Nota: Durante la etapa de "enfado" entre el capitán y el sargento, y debido a la baja de uno de los cabos, Sandoval nombró cabo de escuadra al Cartagenero, por destacarse en los combates y otros motivos (como tratar bien al capitán y no gustar mucho de Cabal).

Ahora mismo, ambos hombres están en una especie de "guerra fría", en el que el sargento intenta pillar en falta al cabo, pues no cree merecedor del rango.

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21/07/2008, 07:17
Francisca Díaz de la Vega

Cita:

-¡Mirad por donde vais, mujer!

Francisca mira al hombre con el ceño fruncido.

-Fijaos vos -responde presta- que sois quien viene por detrás y tiene los ojos por delante, porque, que yo sepa, mi Dios aún no me ha puesto ojos en la espalda...

Dificilmente lo que dice alcanza a ser oído por el jinete, pues en ese momento interviene Don Armando quien rápido le baja los humos al jinete. Francisca levanta la cabeza, orgullosa y a la vez agradecida de que su labor sea reconocida sino por todos, al menos por las personas suficientes.

-Gracias -le dice a Manzanero inclinando la cabeza-, vuestra merced es muy amable.