Partida Rol por web

En una de tus  rondas nocturnas, accedes por una calle poco transitada alejada de la principal. A lo lejos ves a un grupo de delincuentes asaltando una joyería. Son cuatro en total, y tres de ellos han entrado dentro. El periódico local contaba que su dueño, alguien mayor, había muerto por un ataque al corazón el día de ayer. Sus hijos aún no habían podido vaciar la tienda y de convirtió en un objetivo fácil de los maleantes comunes. En frente estaba parado el coche con el que escaparían. La alarma no había sonado, desactivada o no funcionaba.

- Malditos ladrones. Aún está el cuerpo caliente, y ya están despojando los harapos del muerto. Los odiaba. Por eso había tomado la determinación de hacer él la justicia que hacía falta. La que hay que poner en el momento del delito, en su justa medida, y si era posible, evitar el desaguisado.

En discreto silencio se acercó, y con la punta de su arma pinchó las ruedas de dirección del vehículo.

Tenía un temor: - Si la alarma no había sonado, igual podría ser algún trabajador, o incluso alguno de sus hijos. Daba igual, la decisión estaba tomada. Si estaban robando a su padre, en lugar de estar velándolo, no es que no se merecieran la herencia, es que el castigo tendría, no que ser duro, sino, ejemplarificante...y por tanto cruel.

No tendrían manera de escapar, o por lo menos, no sería fácil si les "estropeaba" el vehículo.

- Al·lahu-àkbar. Musitó entre dientes, implorando la protección divina, para que le ayudase en la labor que estaba realizando.

Luego, haciendo un rodeo, hizo por emboscar al que quedaba de vigilante.

- Por favor, que no sean los hijos. Por favor que no sean los hijos.

Lanzas un ataque sorpresa sobre el desconcertado maleante que esperaba apoyado en el coche. Le das un buen golpe en la cabeza, pero no resulta ser efectivo del todo dado que lo resiste. Al ver que tenia delante alguien embutido en un traje, busca darte un puñetazo, pero falla, dado que lo esquivas con una sencilla maniobra sobre tus patines.

Tras ver que no había sido capaz de "neutralizar" no letalmente al tipo, tendría que hacerlo de una manera menos decorosa y más ... permanente. Le lanzó su filo de la manera más letal que se le ocurrió. Al cuello. No necesitaba matarlo, pero ... era algo desapetecible el llenarse de sangre de un imbécil. Lo que no podía permitir es que consumaran sus fechorías.

- ¿Por qué porras no te desmayaste a la primera? Sus pensamientos le acusaron de no haberse desmayado a la primera: - ¿Ves?, ahora, igual, morirás.

-

El maleante es noqueado con un poderoso corte de la cimitarra, que le hiere lo justo para que caiga al suelo. Dentro de la tienda estaban los otros tres maleantes robando llevandose lo que habia en los mostradores y metiendo las joyas en bolsas. Para ocultar sus caras, usaban unos pasamontañas.

El pobre desgraciado ha sufrido un tajo en el filo de mentón que sangra profusamente, y más que el tajo en sí, es una zona delicada y tras el "roce" del filo de la media luna empuñada, cae desmayado a causa del dolor. Le dio tiempo a poder agarrarse la zona pero ... no pudo soportarlo. No llegó a gritar. Se le pusieron los ojos blancos y se desplomó.

La verdad es que el pobre Musa se sorprendió. No esperaba que el tajo fuera tan eficaz, ni que el tipo se fuera a desinflar tan pronto. Esperaba más ... "resistencia". - Mejor, así ... 

Enseguida, tras la sorpresa se repuso. Tenía trabajo que hacer. Había tres más ... y ninguno era ... amable: - Eso seguro.

Rodeó el vehículo por donde había venido, para evitar que existiera posibilidad de dejar ángulo de visión por la entrada del establecimiento. Se pegó a la pared, y con eso, se acercó a intentar ver por que hacían y si tenía margen de entrar y neutralizarlos o merecía la pena emboscarlos cuando empezaran a salir.

Desde la esquina izquierda de la tienda, escondido en la pared del edificio observas los movimientos de los tres ladrones. Uno de ellos está intentando abrir la puerta trasera que da al interior de la tienda donde está la caja fuerte. Está forzando la cerradura con unas ganzúas. Los otros dos están vaciando rápido joyas que estan en cajones del mueble trasero y el mostrador.

Vamos, vamos! La policía estará al caer! Al- Mahamma nos está esperando en el coche.

- ¿Al-Mahamma?

Estaban nombrando a alguien, y seguro que si no lo conocía, podría, en poco tiempo averiguar algo sobre este.

Había que intervenir. Lo tenían medianamente bien preparado, pero parecían bastante ansiosos. Eso le permitiría, al menos para uno, llegar hasta ellos, y neutralizarlo de la manera más rápida posible. Activó sus patines, y entrando como una centella, se coló en la tienda, con la intención de anular primero a los desmonta-mostradores, y dejando para el final, al especialista de las ganzúas.

Te lanzas con tu cimitarra en mano y con un seguido de espadazos en zonas no dañinas noqueas a los 3 maleantes que estaban robando la joyería. El primero cae contra el mostrador, el segundo se da contra la pared y al tercero le das por la espalda. No han resultado una oposicion para ti, y las joyas que tenian en mano caen al suelo llenandose de perlas y piedras preciosas.

Aunque sea una cortina, pero busco algo con qué atar a los rufianes estos. O incluso las bosas donde estaban metiendo el botín. Les atamos las manos detrás y les bajamos los pantalones y se los ato a los tobillos. Luego vamos a por el de fuera, y si está, arrastrando como un fardo, lo traigo junto a sus compañeros y procedo con la misma falta de sutileza.

Cuando ya están los 4 "juntitos", llamo desde el teléfono de la propia joyería a la policía. Me meto en la boca el turbante, y mordiéndolo les doy la dirección: - .... se está cometiendo un asalto a la joyería ...... de la calle ....

Tras eso dejo descolgado. Como es un número gratuito, no hay pega de que dure la conversación horas. Luego, filo en mano, de manera sádica, paso la punta del arma por el cuello, rostro y pecho de los tipos, para que si despiertan de la paliza, tengan algo más con lo que pasar miedo.

Cuando las sirenas suenen salgo, y me oculto de manera que pueda, entre las sombras, vigilar la entrada, por si se animan a escapar. En el momento en que las luces dejen ver que la policía se hace cargo de estos ladrones, me largo a casa.

El muchacho, tras ver que la policía se hacía cargo, regresó hacia casa. Antes de entrar, como era su rutina, observó, por si algo raro pasaba o estaban vigilando su hogar.

Era una medida de precaución, ya que no todos estaban libres de ser víctimas. Su hogar era también un objetivo para rateros y estos desgraciados, pero más, si averiguaban quién era él. Tal vez los vecinos, hiciera por ... escurrir el bulto, pero ninguno, en ningún momento arriesgarían sus vidas y las de los suyos, por ocultar esa información.

- Estoy poniendo en riesgo a los mios.

Acababa de tomar una decisión. Tenía que marchar de allí ... y pronto.