Partida Rol por web

Cuando volví a abrir los ojos ya era por la mañana. Sentía todo mi cuerpo como si alguien se hubiera pasado las últimas horas golpeándome con todas sus fuerzas. Una horrible sensación nauseosa atenazaba mi estómago pero en su interior no había nada ya que pudiera vomitar.

Pude ver que padre estaba sentado en el borde de mi cama. Intenté incorporarme pero eso sólo hizo empeorar mi situación y mi vista se nubló al tiempo que toda la habitación parecía girar dando vueltas alrededor de mi cabeza. Afortunadamente, este mareo solo duró unos segundos. Bebí con avidez del vaso de agua que padre me ofreció, a pesar de sus cosejos de que bebiese despacio. Sentía la boca reseca, como si llevase varíos días sin probar ni una simple gota de agua.

Tras acercar una mesa al borde de mi cama y dejar sobre ella una jarra con más agua, padre se levantó y se dirigió a hablar con mi madre y mis hermanos. Desde la cama, no fuí capaz de oír lo que les decía y no me sentía con fuerzas suficientes como para levantarme y acercarme a ellos...

Tras acabar el contundente desayuno Madrigal se puso en movimiento, recogiendo sus cosas. Llamó a un mozo para que le ayudara con la armadura y, lo más silencioso posible,para no despertar a los que aún dormían, se encaminó hacia los establos para ver a sus queridos caballos.

- Ey, chico, no te olvides a Totto.  Si le pasa algo lo lamentarás.- Por mucho que quisiera no podía llevarlo en el hombro mientras entrenaba.

- Ser Madrigal se marcha a los establos.

Baltrigar depositó un beso en los labios de su esposa y se alejó un par de pasos para colocarse la armadura.

- Voy al patio. - Indicó a su mujer. - Quizá Ser Hadder requiera de mi presencia, o quizá no. Pero no me vendría mal entrenar un poco. Siento que me estoy oxidando. - Sonrió.

No creía que fuera demasiado mayor, pero veía venir con mucho ímpetu a los jovenzuelos de 16, 17 o 18 años; y le recordaban con nostalgia los tiempos en los que él estaba en su misma situación.

- Beldyr. - Llamó Baltrigar dirigiéndose al primogénito. - Tú y Brocelyn podéis salir a jugar, pero no os metáis en líos. -Añadió con tono severo al final.

El caballero tras unos largos minutos había acabado de colocar todas las piezas de la armadura en su sitio, y por fin había finalizado de ajustar las correas.

- Bien. Al lío. - Dijo inspirando hondo. Alzó la mano desde la puerta para despedirse con una sonrisa y un silencioso "Te quiero", y se marchó hacia el patio.

- Ser Baltrigar sale al Patio de Armas.

PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.

MEDIA MAÑANA.

- Royne Ríos llega a la Casa de los abanderados y espadas juramentadas procedente del Patio de Armas.

Según iba transcurriendo la mañana, poco a poco iba encontrándome mejor... al menos, las náuseas se habían aplacado, aunque la sensación de pesadez de cabeza aún persistía. Quizás pueda levantarme... pensé.

Con cautela me incorporé quedando sentado al borde de mi cama. Apoyé los pies en el suelo de madera sintiéndolo bailar bajo ellos, por lo que rápidamente volví a levantarlos. Ánimo Brandon... el suelo no puede moverse...

Volví a apoyar los pies en el suelo y haciendo un gran esfuerzo me puse en pie. Un nuevo brote de mareo acompañó a mi movimiento, aunque con la misma rapidez con la que vino se fue. Eso me animó y dí un paso. La sensación de inestabilidad que notaba se iba aflojando a cada paso hasta quedar sólo como una breve molestia.

Me dirigí a buscar a mi madre. Seguro que ella sabrá como curarme...

Royne no se encontraba cómodo entre tanto bullicio del exterior, hoy no parecía el día para confraternizar con el resto del castillo, por lo que para comer un refrigerio se dispone en la parte inferior del edificio.

Que habrá ocurrido ayer ... estas situaciones sólo pueden estar relacionadas con un traición o una futura traición. Contravenir el deseo de los siete no puede ser bueno para nadie. Quizás esta noche deba dar una vuelta para ver que se cuece en el exterior.

En silencio mientras se consume el fuego de la estancia el primer espada come observando el transito de personas por la estancia.

Clarissa había observado con una sonrisa enternecida la charla que Baltrigar había tenido con sus hijos. Se había despedido de su marido, sonrojada, como a veces aún le ocurría a su lado. Aquello era buena señal, supuso. A pesar de que no dejase de llenarle de hijos el vientre, se querían. Y esa era una rareza en aquellos tiempos. 

Se encontraba distraida, remendando algunas prendas, cuando vio a Brandon de pie, tambaleándose, mientras deambulaba por los aposentos en su busca. Se apresuró a acercarse a él y lo tomó en brazos a pesar de su edad. Aún era lo suficientemente pequeño como para poder cargarle, cosa que ya no podía hacer con Beldyr- ¿Qué haces fuera de la cama, tesoro mio? Ven, vamos a tumbarnos, te pasaré unos paños fríos para que te sientas mejor...- besó su frente, y lo depositó junto a ella, en la cama que compartía con su marido, tapándolo. Mojó un paño en agua fría, y tras escurrirlo, se acercó a su hijo, y comenzó a acariciar con él su frente, sus sientes y la piel de su cuello y de sus labios.

- Tu padre tiene razón, ¿sabes? Los niños no deberían tomar vino o cerveza. Pero creo que eso ya lo has aprendido- suspiró- Al menos tienes mejor cara que antes- sonrió- Tienes que portarte bien a partir de ahora, Brandon. Carlysle y Brocelyn son aún muy pequeños y alguien más además de Beldyr tendrá que darle ejemplo a tu nuevo hermanito. - dijo, llevándose una mano al vientre.

Brocelyn sintió una leve oleada de alegría, al oír que sus padres le daban permiso y que incluso iba a jugar con uno de sus hermanos. No era que sus padres no le dejaran salir seguido. A su edad simplemente era imposible controlar la excitación de momentos como ese.  

Salió rápidamente por las escaleras, pero no demasiado rápido, pues no quería tumbar algo. Mientras atravesaba el comedor de la casa de los abanderados, gritó para que su hermano lo escuchara - Como somos dos juguemos a las espadas. ¡Pero si jugamos al escondite yo no cuento! -

Finalmente salió por la puerta, ignorando parcialmente a los adultos en su camino. 

- Brocelyn sale de la casa y se dirige al Patio de Armas.

Asiento mientras sigo a mi hermano.

- Madre, si me necesitais estaré en el Patio con Brocelyn. - digo antes de salir definitivamente de la estancia.

Tras concluir con su refrigerio y viendo que ninguno de sus compañeros hace acto de presencia, Royne decide que es el momento de visitar la casa señorial para comprobar si son necesarios sus servicios.

Bueno parece que algunos se les han pegado las sábanas tras tanta fiesta nocturna, quizás sepan ya algo de lo ocurrido anoche y quieran que hagamos alguna labor en los alrededores del castillo. Vayamos a ver...

- Beldyr Tormenta sale de la casa y se dirige al Patio de Armas.

- Royne se dirige a la Casa Señorial.

Poco a poco, y gracias a los cuidados de mi madre, me voy sintiendo mejor. La sensación de inestabilidad ya no es tan fuerte y soy capaz de mantener una postura más o menos erguida.

Aún noto la boca seca por lo que cojo una jarra de agua que se encuentra en una mesa cercana y le doy un largo trago.

- Mamá, ya me encuentro mejor. ¿Puedo ir a las cocinas a por algo de comer? Por favor....

PRIMERA MADRE, PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.