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Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Castillo de Aguasclaras: Todo el castillo.

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13/01/2014, 10:48
Ser Baltrigar "el Traidor".

Baltrigar llevaba puesta su armadura y había caminado desde el castillo junto a su esposa, Clarissa, que no se había agarrado a su brazo por llevar al pequeño recién nacido, Charlton, en los suyos. Aunque fuera un bebé debía asistir a la ceremonia pues era importante para su familia y lo sería para él en el futuro. El inicio de un nuevo Verano auguraba tiempos prósperos y de felicidad, y todos debían celebrarlo juntos.

Tras la pareja caminaban muy cerca los otros cuatro hijos de Baltrigar y Clarissa. Beldyr el más cercano a Baltrigar y el primogénito, y a su derecha y en orden Brandon, Brocelyn y Carlysle. Este último agarrado de la mano de su hermano mayor Brocelyn.

Estaban bien educados y les habían explicado cómo debían comportarse para la ocasión así que andaron en silencio tras sus padres y se colocaron cerca del lugar donde el Septón iniciaría sus palabras.

Baltrigar observó a Ser Madrigal cerca de ellos. Parecía estar buscando a alguien con la mirada, y cuando sus miradas se cruzaron Ser Baltrigar sonrió y le saludó con la cabeza. Luego hizo un gesto e invitó al Caballero a que se acercara para presenciar la ceremonia con su familia, si es que lo deseaba.

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13/01/2014, 10:49
[RIP] Din el Forestal.

Din aguantó firme en su posición, con el ceño ligeramente fruncido. Dregg y Pik estaban a cierta distancia vigilando el lugar de la ceremonia, junto a numerosos jinetes libres. Al Forestal le habría gustado estar con sus hombres pero había recibido distintas instrucciones. Él debía estar presente en la ceremonia junto a su familia, así que calló y obedeció.

Se situó con su esposa Lumila, y con sus tres hijos en la zona donde estaban el resto de criados de Ser Hadder, y aunque apretaba levemente la mano de su esposa, sus ojos se removían inquietos oteando el horizonte, vigilando que sus compañeros cazadores estuvieran haciendo bien su trabajo.

En cuanto acabara la ceremonia dejaría que Lumila y los chicos disfrutaran de las viandas y él se reuniría con el resto para que le pusieran al día y ayudar en las tareas de vigilancia si era preciso.

No sabía por qué pero tenía un mal presentimiento. Aunque claro, Din siempre tenía malos presentimientos.

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13/01/2014, 11:02
Haudrey Ríos, el Bastardo Rencoroso.

Haudrey se encontraba sentado muy cerca de la mesa de padre y el resto de sus hermanastros, pero no en el mismo lugar en sí. Parecía que Lady Olenna había insistido especialmente en ello, pues no solía haber muchas distinciones en éso. Sin embargo, aquello no le importaba demasiado. Estaba algo alejado, y sus ropas no eran tan buenas... Pero bien sabía que otros estaban mucho peor. Haudrey, que tuvo una inteligencia despierta desde que nació, ya comprendía muchas cosas más que otros niños de su edad, pero normalmente, callaba. Callaba porque era lo inteligente, porque sabía cual era su lugar en aquel castillo. 

Pudo ver que Gwraidd le miraba desde un lateral, y asintió con una cálida sonrisa, saludándole a su vez, y esperando que no se aburriera demasiado. Sabía bien que, al menos de momento, las obligaciones no eran demasiado para el segundo hijo legítimo de padre. 

Cuando vio pasar al maestre Ammon, y le pareció que miraba hacia allí, le saludó con un asentimiento de cabeza también, aunque en este caso, se ahorró la sonrisa, pues no habría sido adecuada. Lo cierto es que le habría gustado poder estar cerca de padre, o, al menos, mirarle libremente... Pero estaba casi seguro de tener la mirada de Lady Olenna clavada en él la mitad del tiempo. Y no deseaba incurrir en su furia, por nada del mundo. 

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13/01/2014, 13:08
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

Madrigal respondió el gesto de Ser Baltrigar y se acercó a él y a su familia. En cuanto pudo hablar, respetando la ceremonia, se dirigió a ellos.

- Da gusto ver una familia tan numerosa.- Sonrió a los niños de la manera más cálida que pudo y saludó cortésmente a Clarissa. Fue señalando y diciendo sus nombres uno a uno. Sabía como ganarse el afecto de la gente y lo necesitaba pues seguramente guardaran ciertos recelos por haber sido el caballero que venció a su padre y esposo en el último torneo.- Beldyr, Brandon, Brocelyn y Carlysle. Me falta uno, ¿no? No me olvidaría de Charlton. ¡Menudos pulmones tiene! Pero mira qué tranquilito está ahora.- Estaba claro que el caballero no perdía el tiempo y no le extrañaba, Clarissa parecía una mujer muy apetecible.- A mí sólo me queda mi padre que permanece en el Dominio. Bueno...- Giró el cuello mirando a su cuervo. - ...y Totto claro, pero últimamente está muy silencioso.- Madrigal estaba preocupado por la escasa población de mujeres interesantes en el Castillo. Golpeó con el codo a Ser Baltrigar, haciendo sonar un "gong" con la armadura. - ¡Ups! ¿Y para cuando una chiquilla?

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13/01/2014, 15:11
Ser Baltrigar "el Traidor".

Baltrigar sonrió pero no agachó la cabeza ni se avergonzó ante el comentario de Ser Madrigal. El joven tenía un buen corazón y una mano firme, el propio Ser Baltrigar lo había comprobado en el campo de justas.

- El cuándo no lo sé, y que sea una niña está en manos de la Madre. - Procuró evitar una carcajada mientras se encogía de hombros. Además la ceremonia estaba a punto de seguir su curso. Pero aprovechó el breve receso en que Madrigal le había hablado para contestarle. - De momento el Guerrero nos sonríe y nos bendice con todo varones. - Dijo examinando a toda su familia.

Tragó saliva y echó un vistazo de reojo a su mujer, confiando en que Clarissa encontrara la charla divertida, y no se sintiera ofendida por ninguno de los comentarios, pues no era la intención de su esposo.

- ¿Y vos? Sois un caballero fuerte y joven. - Comentó Baltrigar. - Estoy seguro de que muchas doncellas suspiran por vuestros encantos. No me cabe duda de que podréis desposaros pronto si lo deseáis. - Esta vez fue Ser Baltrigar quien guiñó el ojo a Ser Madrigal. - ¿No habéis pensado en tener vuestra propia descendencia? Os aseguro que son el mayor tesoro que podáis imaginar. Traen mucha dicha a la vida de un padre. - La pregunta no era ninguna tontería.

Ser Madrigal ya llevaba un año en el Castillo sirviendo a Lord Hadder Tully. Había demostrado que su encantadora sonrisa era capaz de desarmar a cualquier hombre, y derretir las defensas de cualquier mujer. Muchos se preguntaban por qué no se había casado aún.

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13/01/2014, 17:10
Forestal Darién "Piel de Lobo".

Los días anteriores al gran acontecimiento de fin del Invierno fueron muy duros. Constantes trabajos los mantuvieron a todos ocupados. Tuvo que ayudar a fabricar flechas como un loco al flechero Plumby, con esas flechas estuvieron todo el día de cacería ayudando a los cazadores a recolectar alimentos para el banquete que no iban a probar bocado salvo las sobras.

Junto con la caza también tuvieron que hacer otra caza distinta, dieron vueltas por los bosques en busca de cualquier grupo de bandidos que pudiera arruinar aquella ceremonia y también ayudar a dejar todo impoluto para el acontecimiento.

En definitiva los jinetes libres aparte de soldados hacían de todo aquello que fuera necesario en el castillo. A diferencia de aquellos caballeros tan amanerados que estaban sentados junto con sus familias pasando una mañana muy agradable. Había pulido su armadura, lanza y escudo. Había limpiado completamente a su caballo, peinado y acicalado. Parecía que nunca había puesto pie en un camino, cosa que no era verdad.

Subido sobre su caballo escuchaba de lejos las palabras del Septón, no es que entendiera mucho pues él sólo rezaba al Guerrero en busca de protección y al Desconocido para que protegiera a su familia en la granja. Estaba contento, alejado de la algarabía de nobles podía observar toda la escena sin tener que estar metido en los protocolos de los nobles y sus sirvientes. Rodeando todo el tinglado estaban los demás jinetes libres, hermanos de armas que debían protegerse si querían sobrevivir ante cualquier ataque. Los nobles y caballeros, aunque algunos tenían sus armaduras y armas, eran meramente protocolarias y no pretendían que fuera un día para luchar.

Ante esos pensamientos se tensó, si había un ataque no sería de unos bandidos, serían de tropas entrenadas y bien coordinadas. Sólo locos atacarían una formación de jinetes bien preparados y un grupo de nobles con sus caballeros aunque estos estuvieran a pie. Locos o un grupo muy bien preparado. Estos pensamientos hicieron que desviara su mirada de la palestra a la quietud que los rodeaba.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Resultado: 10(+4)=14

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13/01/2014, 19:57
Ser Otter Crakehall.

A pesar de su rostro serio, ser Otter se encontraba algo preocupado por aquella situación. Lo que le preocupaba era la seguridad de aquel evento y que todo saliera perfectamente. Para ello debía tener confianza en sus hombres y en su buen trabajo, y lo tenía -más en algunos que en otros-. En cualquier caso poco más se podía hacer. Sus hombres estaban colocados por el perímetro, algunos en puestos clave para la vigilancia.

Aun así, en caso de ataque deberían actuar con rapidez para poner a salvo a toda aquella gente.

Tú y tus pensamiento agoreros- siempre pensaba que en cualquier situación la cosa iría mal. Claro que eso le ayudaba a estar siempre precavido y preparado para lo que viniera. 

Espoleó su montura, y se dirigió hacia donde se encontraba Armase.

¿Cómo está la situación?

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13/01/2014, 21:06
[RIP] Olegg el Perrero.

Allí estaba, de pie, nada más que formando parte del gentío, concretamente en un lugar entre aburrido y muy aburrido, con una pierna totalmente tiesa y la rodilla de la otra semiflexionada, cruzado de brazos, castigando inofensivamente con su mirada el púlpito desde el que actúan los protagonistas de la celebración. Su presencia allí era un absurdo de monumental. Nadie en particular quería que él estuviese allí, y el propio perrero hubiera preferido lo mismo. Olegg tenía claro que todo aquello no era más que una maniobra de los mandamases para inflar su ya de por sí obeso ego. Se pensarían que haciendo de su capricho un evento multitudinario conseguirían que cobrase una mayor dimensión, elevándose de lo insustancial a lo trascendente. Pero el lacayo que tenían al cargo de los perros blandía su propia opinión acerca del teatrillo: “Bah...”

A medida que el paso del tiempo desaceleraba en su percepción, sus ojos se toparon con la inconfundible nuca del inconfundible Harry, el maestro de cuadras. Por alguna razón que ni conocía ni le interesaba descubrir, ese triste personajillo le desagradaba sobremanera. Quizás fuera esa narizota más propia de una marioneta infantil; o esas arrugas que alrededor de sus ojos se asemejaban a cicatrices; la inexistencia de una división clara ente los cabellos y la barba seguramente tampoco ayudase. Olegg trató de imaginarse el ruido que produciría su cráneo si lo golpease contra esa birria de tarima de la que con toda seguridad el estúpido de Blantel se sentiría orgulloso. Sorprendido por la hostilidad de sus pensamientos, buceó brevemente en su pasado retándose a ser capaz de averiguar en qué momento comenzó ese odio irracional hacia su paisano de Aguasturbias. Tuvo que desistir... Quiso desistir.

Él debería estar llenándose los bolsillos con información vendida a los bandidos acerca de cuáles serían exactamente las pobres defensas del castillo durante el festejo. ¡Eso sí sería aprovechar el tiempo, en vez de estar allí de pie clavado como una maldita estaca, más torcido que esa chapuza de tarima sobre la que Eremiel hacía el ridículo! Reparando en el acólito, fantaseó con cuán ventajoso sería ser uno de los nobles. Seguro que ninguno de esos nobles tendría problemas para abrirle la cabeza a Harry, o para vender a los suyos a los bandidos. Ellos tienen siervos, tienen dinero con el que pagar a quien necesiten, tienen tiempo libre a puñados, tienen aliados igual de poderosos dispuestos a defenderlos...

Y así transcurría para el perrero la ceremonia, mientras hacía números en su cabeza, relamiéndose con lo enorme de la posible cifra que los bandidos hubiesen estado dispuestos a entregar a alguien que les ayudase a sacar provecho de aquella situación de semi-indefensión.

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13/01/2014, 21:12
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

Una sonrisa torcida se dibujó en el rostro de Madrigal ante los halagos de Ser Baltrigar. ¿Le estaba tirando los tejos? No, no podía ser eso, allí delante de su mujer e hijos. Bajó un poco la voz pues hablar de mujeres delante de una señora como Clarissa no era de buena educación

- Lo que se dice doncellas, no muchas la verdad.- Sonrió maliciosamente.- Ya no soy un niño y debo hacerme más selectivo si quiero procurarme un buen futuro.- Madrigal tenía muy en cuenta que podía ser considerado un "don nadie" allí. Era un desconocido, un plebeyo aún peor que un bastardo y, aunque había entrado con buen pie ganando el torneo, sabía que no podía vivirse de las rentas eternamente.

- Si quiero una mujer que valga la pena, como la suya, debo demostrar que lo valgo y una única victoria no demuestra eso. Ardo en deseos de poder demostrárselo a Ser Hadder y... a esas doncellas de las que habláis jeje. Espero que el Guerrero me bendiga a mí también con una buena cantidad de churumbeles.

Siguió atento a la ceremonia y para tranquilizarse observó como estaba su adorada montura. Ya echaba de menos montar sobre su lomo.

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14/01/2014, 17:18
Theresa Nieve, Primera Espada.

Engalanada con sus mejores ropas, las más cuidadas y nuevas, se acerca a la zona de sillas. Esta vez, para la ocasión, a pesar de no llevar un vestido, como todas las mujeres allí presentes y haciendo uso de su rango como Espada Juramentada, lleva el cabello ligeramente suelto en lugar de llevarlo recogido en una apretada trenza. Observa los preparativos desde la zona de atrás de las sillas reunidas pues su altura se lo permite. En realidad, encuentra todo eso bastante aburrido, sin sentido alguno. 

Y, a pesar de no querer pensar en el Norte, allí se estilan otros usos y costumbres y no el rendir culto a los Nuevos Dioses, siendo el único que vale de los Siete el Guerrero, a quien encomienda su alma antes de cada batalla, incluso cada noche antes de dormir tiene unas palabras para él. 

Pero parece que la mayoría de los allí presentes parecen haber esperado mucho ese día y el trabajo de organización, como siempre, ha mantenido al castillo en vilo durante las últimas semanas. Y parece que hoy habrá un magnífico banquete... esas celebraciones aburridas siempre tienen que tener un lado bueno.

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14/01/2014, 18:28
[OUT] Armase.

Al jinete Armase se le estaba agotando la paciencia, llevaba un rato haciendo señales a los ocupantes u ocupante del bote, no lo veía muy claro, el Sol le tocaba en los ojos y no apreciaba bien las siluetas del bote, pero no daban muestras de acercarse a la orilla. Además de todo ello la ceremonia se estaba alargando, el Septón Eulocis parece que estaba tardando más de lo habitual en hacer algo que debería ser rutinario para él. ¿Acaso había algún inconveniente fuera de lo previsto? Comprobarlo sería su siguiente tarea en cuanto solucionase el asunto del "pescador deambulante". 

Armase descolgó la ballesta de su cinturón, cargó en ella un virote y se colocó la culata del arma amartillada sobre el pliegue de su cinturón para descansar del peso y mostrarla bien a los ocupantes del bote. Luego les volvió a hacer señales y silbó para que se acercasen intentando, todo ello de manera suave, sin organizar un escándalo que pudiera alterar a la gente asistente a la celebración.

- Como no acaten este aviso me veré obligado a gravarselo en piel.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Avistar atacantes

Tirada: 1d20

Resultado: 11(+2)=13

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14/01/2014, 19:03
Tarmall "Pocas Ganas".

Tarmall abrió los ojos y observó la bóveda del techo...

Aaah, bostezó, parece que me he traspuesto un poco, pero aún es de noche, así que sigo de guardia.

Tras intentar recordar infructuosamente el sueño del que acababa de despertar y limpiarse la salivilla que le asomaba por la comisura, ser dio cuenta que el amanecer era inminente, pues por el ventanuco se vislumbraba ya cierta claridad en el horizonte.

Bueno, el relevo debe estar a punto de llegar...

Así quedó unos segundos hasta que cierto pensamiento asomó a su conciencia...

Yo tenía que hacer algo esta mañana... Pero ahora no caigo...

¡Dioses!, exclamó al recordar la celebración.

¡No!, ¡voy a llegar tarde!, así que se incorporó de un brinco asió su capa, su arma y salió disparado hacia la plaza del castillo poniéndose la capa como pudo y atusándose la arrugada ropa para intentar parecer más presentable.

Mierda... Que no llego, que no llego... 

Corrió desde su puesto hasta la zona de reunión, llegando por los pelos antes del alba...

Espero que no se haya notado mucho, como están mirando en su mayoría hacia el lago... Pensó, aunque hubo de saludar a algún jinete libre que vigilaba y que negaba con la cabeza, serio, al verlo.

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14/01/2014, 22:08
[RIP] Bethan "Caratorcida".

Las fiestas eran geniales, aunque por ahora tuviese que quedarse quieto como un palo para vigilar, luego podría comer bien. Y tal vez bailar. No bailar con una chica, por supuesto, que esas huyen nada más verlo. Pero si hay música, quizás podría danzar cómicamente con una escoba. Las escobas son más fieles que las mujeres. Solo hay una cosa más fiel que una escoba: un perro. Pero Caratorcida ya había intentado en una ocasión recoger a un perro vagabundo para darle cariño y amor, y el perro le mordió. Son cosas que pasan cuando tienes una cara como la de Bethan.

Vió a Armase haciéndole señas y fue a ver.

¿Qué ocurre, Armase, compañero? ¿Has visto algo preocupante o solo quieres que te suplan mientras vas tras un árbol a dar de beber al canario?

Bethan miró en la dirección a la que Armase apuntaba con su ballesta. Y aunque a él la luz también le cegaba un poco, pareció comprender el motivo de la alarma de Armase.

¡Por los Siete Dioses! ¡La que se va a liar!

- Tiradas (1)

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Resultado: 1(+5)=6

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14/01/2014, 22:29
Ser Otter Crakehall.

Ser Otter se encontraba cerca de Armase, y justo tras lanzarle la pregunta vio como apuntaba a un punto concreto del lago, concretamente a una pequeña embarcación. Si Armase actuaba del tal modo era porque algo habría detectado. Ser Otter se llevó la mano a la frente para poder otear mejor aquel bote sin que le diera de frente el sol, intentando dilucidar si era una amenaza que debía ser detenida de inmediato.

Armase, mantén tu posición pero no hagas nada aún.

- Tiradas (1)

Motivo: avistar

Tirada: 1d20

Resultado: 20(+3)=23

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15/01/2014, 09:15
[OUT] Armase.

Sí, señor. Pensaba darles una oportunidad. Esperaré sus órdenes. Ahora que el caballero había llegado, toda la responsabilidad era suya. Armase sólo tenía que esperar con el arma amartillada.

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15/01/2014, 09:32
[RIP] Din el Forestal.

Din se preguntaba qué sería todo aquel revuelo, y aunque mantenía la compostura por su familia, y por el resto de presentes, no estaba nada tranquilo.

Sabía que debía guardar las apariencias por el bien de la celebración, aunque aun así se apartó un par de pasos de su esposa e hijos, y usando la mano para cubrirse el rostro del sol, intentó atisbar aquello que estaba perturbando a varios de los jinetes libres.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: avistar (especialidad emboscadas)

Tirada: 1d20

Resultado: 14(+7)=21

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15/01/2014, 09:50
[RIP] Llum, hijo de Din el Forestal.

Me encontraba en el patio del castillo junto con mi familia cuando de pronto, un gran revuelo se extendía por entre todos los que nos encontrábamos allí reunidos.

En un intento de averiguar que ocurría, mi padre se separó de nosotros e intentó ver a lo lejos el origen de la agitación.

- Padre, ¿qué es lo que está ocurriendo?...

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15/01/2014, 10:46
[RIP] Brosten el Leñador.

Al fin parecía que la aburrida ceremonia podía tomar un camino más interesante.  Brosten se encontraba en la periferia del gentío, podía ver como los murmullos y las miradas se iban extendiendo como una plaga entre los asistentes, estaba claro que algo sucedía por mucho que el orador lo ignorara con su aburrido y largo discurso.

En la lejanía, el movimiento de varios jinetes que intentaban aparentar tranquilidad provocó rápidamente el efecto contrario entre la muchedumbre, ¿pero qué es lo que sucedía? se preguntaba Brosten.

Si aquellos caballeros estaban viendo una verdadera amenaza hubieran dado la voz de alarma hace tiempo, por lo que fuera lo que fuera lo que turbara su tranquilidad debía ser algo más sutil pensó Brosten.

En su antigua aldea, Brosten había tenido que recurrir al contrabando para poder complementar su sustento, por lo que si él hubiera querido pasar desapercibido no hubiera sido por el lugar de donde provenía el alboroto sabiendo que habría jinetes protegiendo el perímetro.

¿Pero… Entonces qué sucedía? Un pensamiento pasó como un rayo por la mente de Brosten… no tenía sentido intentar acceder por aquel lugar, a no ser que ese no fuera el verdadero motivo, podría ser que solo sea una maniobra de distracción. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Brosten quien subiéndose a un pequeño peldaño, desvió su mirada del revuelo de los jinetes buscando algún punto débil en la seguridad al otro lado, intentaba pensar por donde hubiera accedido él en el caso de querer entrar sin ser observando por si veía algo extraño o fuera de lugar.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Atisvar

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+3)=18

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15/01/2014, 12:32
Cicatriz.

     Caster comenzó a encolerizar. Dos hombres, ahora un tercero. Otro cuarto iba hacia la orilla del lago para mirar como pasmarotes aquel bote. Y para colmo, varios de los hombres de armas que aún permanecían en su puesto tenían la atención clavada en el jodido bote. 

     El enorme jinete se volvió hacia la espesura: el perímetro defensivo estaba roto.

     –Maldito coño de la Muchacha... –murmuró.

     Después, clavó sus espuelas al caballo para patrullar al trote, tratando de duplicar sus esfuerzos cubriendo la mayor área posible.

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15/01/2014, 12:50
Director II.

DARIEN:

- La verdad es que no ves nada extraño. Sin embargo, la actitud de Armase y Bethan está comenzando a poner nerviosos a todos los asistentes.