Partida Rol por web

Siguió al vampiro en dirección a la puerta, un par de pasos más atrás que Gerald, con los ojos clavados en él.  Ojos que solo le quitó de encima cuando los tres acompañantes de Kyara, la mujer de pelo blanco que los había acompañado durante el último tiempo, la habían atacado brutalmente a traición. ¿Es que acaso nadie se atrevía a pelear contra ella? Pero antes que pudiese hacer nada, ella había desaparecido frente a sus ojos. Y por lo que decían los traidores, o si había algún sentido de justicia imparcial en aquel lugar, el castigo les llegaría tarde o temprano, al igual como habían planeado castigar el asesinato del Dajir.

Sacó su arma, y atacó, en nombre del barco al que tenía que volver si quería usar sus cañones, a los enemigos cercanos.

Aquel ejercito que se había mantenido estático ante la gran muralla, comienza a avanzar en medio de rugidos de guerra y disparos de fusiles.

Sorek rápidamente va sobre el muro, cargando uno de los cañones, dispara y da de lleno sobre el ejército de hombres de las arenas, de los cuales muchos cayeron con solo ese impacto.

Vulakar se encargo de crear un elemental de gran tamaño frente a las puertas de la ciudad, su hechizo tuvo tal éxito que aparecieron dos de ellos, terribles criaturas de unos tres metros de hielo capaces de causar gran daño con sus puños.

Drakken, Noah y Gerard comenzaron a atacar con sus respectivas armas, causando un daño considerable a los que habían logrado escapar de los yetis tratando de abrir la gran puerta de madera.

Fragarot la orca capitana de Drakken, trato de realizar un hechizo de invocación, pero este no le resulto como esperaba, tal fue su fracaso que cayó inconsciente ante el desgaste completo de maná.

Liroy el gnomo capitán del otro navío de Drakken, saca sus dos pistolas de chipas, disparando hacia el ejército, pero no hubo impacto alguno.

Los mecas a cargo del ejército del Dajir comenzaron con ataque fulminante contra aquellas temibles criaturas, comenzaron a disparar proyectiles explosivos que tras solo el primer ataque había eliminado a casi la mitad de esos seres.

Los yetis que Vulakar había invocado, causaron estragos entre las filas de los hombres de las arenas, destruyendo a un gran número de ellos con sus temibles puños.

Pero ya era hora de el ataque de los enemigos, quienes con sus carabinas comenzaron a disparar, elminando a todos los hombres que sobre la muralla estaban, incluyendo a los que manejaban los cañones, lo que obligo a Garal a movilizar una gran cantidad de soldados sobre las murallas, para que estos se preparen para la defensa de la ciudad.

Los rinocerontes por su parte, eliminaron a los yetis de Vulakar y lograron asestar varios golpes contra la gran puerta de madera, la que comenzó a quebrarse notoriamente, casi cediendo a la fuerza bruta de aquellas criaturas.

Pero la voluntad de los hombres del Dajir, ayudada por la fuerza de los cañones, logró eliminar hasta al último ser hostil que en las arenas se habían conglomerado.

No había señales de enemigos por ningún lado, ni siquiera el dragón que habían observado los mercaderes se hizo presente, pero Garal temía un nuevo ataque y se notaba en sus palabras:

- Carguen los cañones, lleven a los civiles bajo las cuevas del Dajir, esto apenas fue el inicio…calibren los mecas, atiendan a los heridos… - decía mientras se alejaba y recibía los reportes de daños -

Los ciudadanos fueron evacuados entre sollozos y gritos de desesperanza, la oscuridad cubría al cielo mientras que el suelo se tornaba lóbrego, como si la muerte se había posado sobre ese trozo de tierra no hace mucho ardiente y ahora tan helado como las costas mismas de Akerohype.

Observo la ciudad, parece sumida en un estado de caos, del que el nuevo Dajir parece estar intentando poner orden. Intento ayudarle en mi parte.

Elevo la voz para que me escuchen también algunos de los cañones colindantes.

-Muy bien caballeros, esto es lo que vamos a hacer, terminen de recargar y quiero que todos se pongan a cubierto, uno vigilara con catalejos hacia afuera de la muralla por si vienen mas enemigos, el primero que los vea dará la señal de alarma. Otro hará lo mismo, pero mirando al cielo, si aparece el dragón solo nosotros podremos matarlo. Quiero que el tercero vaya a los almacenes y vaya trayendo pólvora y balas, y después comida y agua, por si esto se alarga, iremos rotando para que no se cansen solo uno de nosotros, hemos de aprovechar estas pausas para reponer fuerzas y munición ¿Ha quedado claro? !Pues pasen el mensaje, que corra a todas las dotaciones de cañones, funcionemos como una única unidad y defendamos la ciudad!-

Dadas las órdenes pertinentes me coloco la máscara y la coloco en visión térmica. Rastreo el cielo, los vientos traen tanto polvo que los ojos a simple vista no pueden ver nada, pero ahora yo si, pues solo tengo que buscar la gran fuente de calor que es ese maldito escupe-fuegos.

El combate apenas duro un parpadeo, con los diferentes miembros de nuestra extraña comitiva repartidas por el lugar. Los primero en entrar en combate fueron los cañones, su estruendo similar al del dragon de hace un rato dejaron el mundo en silnecio durante un breve instante, justo el tiempo necesario para que las explosiones provocadas por sus impactos hicieran temblar el mismo suelo de nuestro alrededor. Mas nuestro enemigo no cejo en su empeño de llegar hasta nosotros, gritos y rugidos de esos infernales animales llegaban hasta mi y mis acompañantes detras de la puerta.

Nuestras espadas subian y bajaban y cada vez que lo hacia un reguero de sangre cubria un trozo mas de la puerta o de las impolutas paredes de piedra. Mire como Noah tambien repartia muerte alli donde su espada caia y cuando por fin los mecas se pusieron en marcha pronto quedo claro el resultado de la contienda. La lucha se habia cobrado a muchos del bando enemigo pero de igual manera del nuestro. mas de la mitad del ejercito estacionado en las murallas habia perecido bajo fuego de mosquete y la puerta estaba en sus ultimas... un impacto mas y caeria sin ninguna duda. Mire de nuevo a Noha y sonrei. - Buen trabajo capitan... buen trabajo. - Coloque mi mano sobre su hombro en señal de respeto por una tarea bien llevada a cabo, pocos hombres se atreven a quedarse tras una puerta cuando una horda de rinocerontes de guerra se abalanza sobre ella. - Si me disculpais, debo ver como se encuentra mi subordinada. - Señale con la mirada alli donde Fragarot yacia. - Volvere en seguida.

De camino a donde estaba Fragarot me curce con un oficial, al que pare sin demasiadas consideraciones. - Decidle al general Varr en que estado esta la puerta. Y traed puntales y contrafuertes, debemos reforzar la puerta para que no caiga a la primera embestida. Repartid agua entre los soldados y priorizad el traslado de los muertos. Tenemos que estar listo para otro embite. - Dudo que esto haya acabado ya, el silencio del desierto no parecia que fuera a traer buenas nuevas, estaba seguro.

Llegue hasta la orca y me agache a su lado, dejando algo de espacio entre su cuerpo y yo. Mire en busca de Liroy y le llame a mi lado para quitarle la cantimplora, abri la misma y la oli para saber si era agua o ron. El olor del ron me llega con fuerza y no puedo mas que sonreir. - Agua, necesito agua. - Liroy trae rapidamente a un aguador. Rocio parte del agua fria por el rostro de Fragarot a la espera de despertarla, uno mi mano a la suya por si fuera necesario que reciba algo de mi fuerza magica para despertarse. - Vamos capitana, dudo que esta batalla haya terminado. - Esperare hasta que abra los ojos para sonreirla. Tras comprobar su estado y soltarle alguna pulla en tono de broma volvere a mi posicion.

Mirare a Noah, aunque no habia tenido mucho tiempo para conocerlo durante la priemra reunion donde esuvimos todos... parecia ligeramente cambiado. Y quien no lo estaria tras viajar con alguien como Kyara y sus guardaespaldas. Era un hombre de mar y su objetivo habia sido claro desde el principio, a cuantos de los demas piratas tendria bajo su bandera no lo sabia pero estaba aqui, y eso era lo importante. - ¿Listo capitan?

Una vez terminado el combate y observar que no había más movimiento en el campo de batalla, bajé poco a poco mi guardia comprobando que era cierto que no había más movimiento enemigo y me mantuve un poco pensativo "Aquí hay pocos soldados para un asalto a una ciudad..." así que seguí mirando al horizonte sin distraerme mucho y también miraba al cielo inquieto por la criatura que antes se encontraba por esas zonas.

Caminé para alejarme un poco de la puerta la cual por lo que pude comprobar estaba casi hecha polvo debido a las criaturas que la embistieron, y a simple vista se veía que no soportaría otra oleada que la verdad no me sorprendería nada si apareciese, también veía que el capitán Garal se temía lo mismo que yo.

Subí a la muralla para ver que ocurría con mejor perspectiva y le expuse mis opiniones al capitán aparte de algunas preguntas -Supongo que los dos opinamos lo mismo sobre que esto aún no ha acabado, si me permite me encargaré de reforzar y proteger esa puerta y cuento firmemente con la ayuda de sus buenos hombres, ¿sabe usted quienes son estas personas que nos atacan o por que lo hacen? - 

Sin moverme de mi posición, busqué a los altomagos que llegaron a la ciudad y les saludé con un tono amistoso pero serio - Sean bienvenidos al combate buenos hombres, me hubiera gustado ensayar algunas tácticas antes de tener que tomar estas decisiones pero supongo que haré una excepción y nos saltaremos la teoría por una vez, probablemente se acerquen más enemigos a la ciudad y estableceré una única norma por ahora, prohibido hacerse el héroe y morir innecesariamente...que para eso ya estoy yo - finalicé diciendo en tono burlón para animar un poco el ambiente e influir confianza en los soldados cercanos. Después, conjuré un hechizo que reforzó con una enorme muralla helada la puerta casi derruida y también forme algunas estacas heladas para dificultar las futuras embestidas contra este nuevo muro.

Como vi que Drakken se fue encargando de la seguridad de los soldados pasé de ese punto y simplemente me quedé en la muralla con mis altomagos - ¡Aguantad hombres, la batalla solo ha hecho empezar y promete ser muy sangrienta, pero recordad esto, procurad mandar a esas bestias al infierno antes de que os manden ellas a vosotros, allí abajo no habrá tan buenas prostitutas como en esta vida! - Dije con voz potente para sacar risas en momentos de tensión e inspirar a los soldados de baja moral.

La batalla había terminado al menos y tanto el como el capitán seguían de una pieza lo cual sumado al echó de que la puerta aún se mantenía en pie por muy precariamente que lo hiciera significaba que las cosas habían ido mucho mejor de lo que se había atrevido a esperar. Necesitaban aprovechar aquel respiro para recuperarse tanto como pudieran antes de que el enemigo volviera a atacar,en aquel momento más que nunca se arrepentia de que la reunión con los señores piratas se hubiera ido al cuerno de la manera que lo hizo;incluso sin estar en su elemento la simple ayuda del número que aignificaban era algo que necesitaban desesperadamente en aquel momento, mientras recargaba su ballesta busco al capitán con la mirada para cerciorarse de que el plan no había cambiado. 

La batalla había terminado, corrieron varias horas desde entonces y en el cielo no se veía nada más que simple y eterna oscuridad, los soldados comenzaron a repartir cobijas, agua y comida para sus camaradas, no eran manjares, pero por lo menos mantendría atentos a cada uno de los miembros de la fuerza de defensa.

Sorek observaba el cielo, pero nada se podía notar, a pesar de su delicado y avanzado artefacto con detección de calor, no se divisaba nada más que pequeñas manchas de calor provenientes de tal vez un cielo cálido mas allá de las nubes naranjas que habían eliminado la posibilidad de que los rayos solares ingresen al vasto terreno desértico de Het´jala.

Pero los adeptos a las artes arcanas sentían algo en el aire, era energía oscura, energía lóbrega que casi podía hacerse material ante los ojos de aquellos que puedan percibirlo, pero no había nada, solo esa extraña sensación de molestia en el pecho que llenaba de ansiedad e impotencia.

Había llegado la noche, los hombres prepararon antorchas, Varr el Dajir, observaba el horizonte, se notaba cansancio en sus ojos, pero se mostraba firme, con sus peludas manos cubriendo sus brazos, con su espada y mosquete cruzados en la espalda, aguardando, analizando, temiendo por el futuro de la ciudad que debía proteger.

Fue en ese momento que el Dajir dio órdenes a sus hombres y se acerco a cada uno de los representantes que no hace mucho habían combatido con su antecesor.

- Síganme - dijo tajante y comenzó a dar zancadas hacia el palacio con los que deseen acompañarlo y con una antorcha en mano -

Cruzaron la sala destruida de Aragrokk, la cual aun no había sido limpiada, pudiéndose notar aun los trozos de carne de su líder cubiertos por polvo y escombros. Siguieron por un largo pasillo hasta los aposentos privados del Dajir, donde se podía observar una gran cama circular cubierta por almohadas de las más finas texturas y de los más costosos detalles, rodeado por telas que daban la suficiente privacidad para que el syrolutha haga realidad sus perversas ideas sobre la materia de la lujuria y la carne.

Varr se acerca a un estante, lo corre con su hombro sin problema alguno a pesar de ser de gran tamaño y un pasillo secreto se divisa, muy estrecho, el cual solo podía ser cruzado de costado, no de frente. El mismo pasillo, oscuro y repleto de un polvo que molestaría bastante a los vivos, da lugar a una escalera que desciende hasta una sala circular de pequeño tamaño, pero lo suficientemente grande como para que todos quepan en ella, una sala cubierta de libros cuyo centro estaba regido por una mesa rocosa igualmente circular.

- Estos son documentos secretos de Aragrokk, libros de poderosa hechicería, enciclopedias oscuras y tratados que solo él y yo manejábamos…pueden tomar lo que quieran…estos documentos no tienen valor alguno para mí, como nuevo gobernador, ningún tratado es válido, ningún secreto es valioso y la magia no es materia que me incumbe…como nuevo Dajir, debo hacer las cosas desde cero, pedir ayuda a las tribus nómadas del desierto o al consejo, pero es el dragón que afuera ronda el que me preocupa…no se ha visto alguno aun…pero eso no implica que ahí no esté…un viejo hechicero nómada me había dicho que esto pasaría, me había jurado que la batalla más terrible de Het´jala se acercaría tras la muerte de Aragrokk y esos seres que ahí afuera atacaron, no estoy seguro de quienes sean ni que es lo que quieren…pero esta ciudad no caerá, no mientras yo reine - sus puños se cierran, sus garras penetran su carne, gotas de sangre caen al suelo, se percata de ello y sale dejando la antorcha que era la única fuente lumínica en esa casi claustrofóbica y calurosa sala - …los que estén interesados en rebuscar, sean libres de hacerlo…yo tengo una muralla que atender -

Somos llamados por el nuevo Dajir, antes de ir, le digo a las dotaciones de cañones. -Haced guardias, el resto descansad, esto puede ir para largo, pasad el mensaje al resto.- 

Sigo al nuevo Dajir, que nos lleva a sus aposentos privados, donde vemos un montón de libros con valiosísima información, sin embargo, estamos "en medio" de una batalla me centro en los que me puedan servir en estos momentos.

Me acerco al libro de Ingeniería de Primera Vida y comienzo a leer

Jo'kar no había hecho mucho durante el combate pero no dudó en seguir al nuevo dajir. Les llevó hasta la sala en la que tenían un montón de libros de todas las temáticas y Jo'kar se internó en ella y comenzó a buscar entre todos los libros que allí había. 

El felino caminaba entre las estanterías mirando papeles y más papeles, libros y más libros sin encontrar ninguna información que le fuese útil. Incluso llegó a elevar una plegaria a Gaia para que le ayudase a encontrar la información que podía salvar miles de vidas pero ni eso funcionó. Estaba a punto de dejar la búsqueda cuando golpeó con la cola una de las velas con las que iluminaban aquel lugar tirándola y haciendo que rodase hasta unos documentos a los que había echado un vistazo que comenzaron a arder. 

El felino reaccionó con rapidez, puso la vela en pie y cogió la hoja que había ardido para apagarla. Apenas había ardido una esquina y el documento era totalmente legible. Cuando fue a dejarlo, Jo'kar se dio cuenta de que debajo de ese papel, en lo que él había supuesto serían más papeles llenos de números era en realidad un libro con cubierta de cuero y el simbolo de los piratas grabado a fuego sobre el cuero. Movido por la curiosidad, Jo'kar lo cogió para echar un vistazo solo para darse cuenta de que debajo había un tratado sobre magia Gnu. Aquello si que había sido suerte. 

Jo'kar se guardó los libros que había encontrado para leerlos cuando tuviese tiempo y se dispuso a salir de aquella biblioteca.

Aprovechando el momentáneo respiro que les concedió la batalla el variopinto grupo siguió al nuevo dajir de regreso al palacio,incluso con la destrucción causada el lugar aún se mantenía en pie testimonio sin duda de la gran arquitectura de aquella gente; las habitaciones privadas del dajir parecían estar mayormente intactas y un simple vistazo bastaba para notar que su último ocupante no había escatimado en nada para vivir como si fuera un dios en la tierra actitud que el nuevo dajir no parecía muy entusiasmado en perpetuar. Más allá del armario que servía como puerta secreta descendieron por un tiempo prolongado hasta que el calor del desierto fue remplazado por el frío y húmedo ambiente de una cámara subterránea,contrario a lo que habría esperado el dajir había tenido la precausion de poner a buen recaudo una valiosa cantidad de información que ahora se les entregaba a éllos como si no fuera la gran cosa. A decir verdad le había costado no poner una expresión de incredulidad cuando el nuevo dajir los había dejado allí,el anterior había sido un sujeto pedante y egomaniaco que seguramente no hubiera sabido dirigir a su pueblo en la guerra pero tener como remplazo a un general que parecía demasiado interesado en cortar todos los lazos con el anterior régimen no era exactamente alentador-si trata así sus secretos y tratados no durará mucho en el trono-dijo el por lo bajo más para si mismo que para alguien en particular, mientras está amenaza persistiera la gente lo seguiría pero como el dajir siguiera así los nobles se lo comerian vivo tan pronto como el peligro hubiera pasado;en cualquier caso decidió aprovechar la oportunidad para inspeccionar y ver que información útil podía encontrar. 

El grupo se encontraba ahí, en aquel lugar demasiado cerrado, pero fresco a pesar del ambiente exterior.

Aragrokk, el nuevo Dajir, sabía que aquellos documentos secretos, ya no contaban con valor alguno, las complicaciones políticas que acecharían tras el fenómeno social que causaría una noticia que muy seguramente ya había sido desperdigada por toda Karjian, era apenas la punta del iceberg de toda aquella situación tan delicada.

Las alianzas antes forjadas por un Dajir si bien petulante, era un Dajir seguro de sus fuerzas económicas, por lo que supo forjar y hacer cumplir tratados entre varias tribus y quien sabe con qué clase de seres más, pero ya esos tratados eran inválidos según las normativas de una tierra tan complicada como lo era Het´jala, la muerte de un Dajir implica la única manera de forzar el finiquito de las alianzas, Aragrokk lo sabía, por lo que era sencillamente brindar información a un grupo de gente que tal vez pueda usar susodicha información para cualquier tipo de menester.

Un tambaleo general, una gran polvareda que ahí había caído, Drakken, el líder de la legión quien como todos los presentes, sabía lo que pasaría, solo dijo con sus colmillos de ophir sobresalientes.

- Este lugar se desmoronara… ¡Salgamos de aquí! – vociferó con su antorcha en mano, indicando la salida –

Los libros, grimorios y antiguos tratados, ahí quedaron sepultados, tras una estela de polvo que rápidamente cayó hasta hacerse arena y escombro.

La salida fue difícil, el pasillo era demasiado estrecho, la desesperación ante una recamara que había caído pudo impactar a más de uno.

Pero al final, todos lograron salir, inclusive el vampiro quien a duras penas logro zafa de aquel derrumbe, con su armadura cubierta de capas notorias de polvo y arena.

***

Antes de poder salir por completo del lugar, Drakken tomo del hombro a Sorek, el antiguo inquisidor, con su fría mano de ser no muerto y sus ojos levemente cristalizados por el helado toque de una muerte que aún no había sido la total ganadora sobre aquel cuerpo.

- Por favor señores…ahí afuera hay una guerra que debemos enfrentar, pero me temo que no daré un paso más sin saber algo que por lo menos me dé una falsa sensación de tranquilidad…no puedo salir allá afuera sabiendo que en cualquier momento puedo recibir el disparo de un hombre que antes se dedicaba a erradicar a los míos y luchar al lado de un ser que no hace mucho se hizo invisible para asesinar a una mujer que tal vez no era inocente, pero merecía un juicio justo…así que por favor, aquí no les habla el líder de la legión, ni el vampiro enemigo…aquí y ahora les habla un hombre que desea contar en todo momento con ustedes… - saca su espada y clavándola al suelo dice - …yo Drakken Rash'Al Nassark, juro solemnemente que olvidare todo odio y todo repudio que tengo contra la inquisición en lo que dure esta guerra la cual tantos inocentes no tienen culpa que haya sido desatada… - mira a cada uno de los miembros de aquel grupo y dice - … ¿acaso puedo contar con cada uno de ustedes? -

Salgo a toda prisa por de la maldita ratonera donde nos hemos metido, cuando la mano del odiado vampiro me agarra, instintivamente giro mi francotirador y me preparo para clavarle la bayoneta de plata en el corazón para acabar con su no-vida, cuando empieza a hablar y me detengo, dandole la oportunidad de la duda.

Cuando termina de hablar estoy totalmente petrificado. Ya no escucho nada, ni los gritos de la gente preparandose para la batalla, ni siquiera el viento que azota nuestras mejillas. Estoy totalmente en shock.

Aquél que siempre esperé que fuese mi enemigo en esta contienda, el que más vigilaba para que no me matase por mi espalda, el que, con diferencia menos me fiaba... ha resultado el que más cabeza tenía.

Un escalofrío recorre mi espalda. ¿A qué hemos llegado si él es el que tiene que traer paz y sensatez a nosotros.?

Durante unos segundos continúo en silencio... hasta que al final hablo.

-Teneis mi palabra de honor de que hasta que esta contienda acabe no levantaré mi mano contra vos...- Pensaba dejar la frase ahí, pero al final, una pequeña parte de mi ser, quizás la mejor entrenada para sobrevivir matiza.- Mientras vos no levateis la mano contra inocentes o contra mí.

Sonríe y asiente  al vampiro ante la felicitación, casi convencido de que detrás de sus ojos veía un atisbo de orgullo.  Le parece extraño, sin embargo, puesto que no estaba acostumbrado a señales de compañerismo tan prontas en una relación a medio armar, pero suponía que el haberse arriesgado había valido la pena. Una cosa por otra – pensó – el riesgo de muerte por pisada de rinoceronte por su confianza. Ni siquiera quiso darle más vueltas a lo que habría pasado de no haber reaccionado a tiempo durante la batalla.

Dejó que Drakken se tomara su tiempo alentando a sus hombres a seguir, y en cuanto le preguntó, asintió. Sentía que lo miraba raro, pero no se cuestionaría nada ahora mismo. Mientras saliera vivo del lugar, idealmente con el Lobo a su lado, le bastaba y le sobraba, y fue por lo mismo que cuando le sintió mirarle, lo miró de vuelta con seguridad. No, el plan no había cambiado.

Tomó una hogaza de pan de uno de los soldados que pasaban con comidas, agua y cobijo, y tras partirlo en la mitad y ver que terminara de cargar la ballesta, le lanzó la parte que le correspondía. No importaba cuanta sangre quedara en el suelo, una buena batalla siempre vaciaba el estómago y renovaba el apetito. Aunque seguir al Dajir no le fascina particularmente, sus piernas lo guían por el mismo camino casi por inercia, intentando no provocar más desastre o enemistad de la que ya había entre los presentes. Los guiaron a una estantería llena de secretos y magia, que quién sabe por qué querían regalar. Y aunque el comentario de Gerald era cierto, y le había provocado una sonrisa divertida, pronto la borró de su rostro y le dio un codazo para que cerrara la boca. No hacer nuevos enemigos tan pronto, esa es la idea – tuvo que recordarse.

Cuando estiró la mano para examinar un libro, vio polvo caer sobre ella, y con eso un suave temblor. Alzó una ceja y miró su manga, para luego acercarse la mano y mirarla – Estoy seguro de que ese no fui yo… - susurró, volviendo a dejarla caer a su lado y manteniéndose alejado de los libros, solo por si acaso, a tiempo para ver como desaparecían bajo polvo y escombros. – No, definitivamente no fui yo – miró con pánico, corriendo hacia la salida en cuanto el vampiro dio la orden. Morir en tierra, y peor aún, enterrado vivo, no estaba en sus planes. Cuando a empujones salió entre los primeros, miró de vuelta a ver si todos lograban escapar. – Uufff… - respiró aliviado al verlos lograrlo.

Escucha el juramento del vampiro y el de Sorek. Una ingenuidad de parte de Drakken si creía que jurar significaba de algo para todo el mundo.

No sé de qué tanto te sirva la palabra de dos piratas, pero claro, honor, justicia, blah blah y todo eso.  – se sumó, aún mirando de vez en cuando con recelo el lugar del que por poco no habían escapado.

Luego de tanto preambulo penso que al menos tendrian todo el tiempo del mundo para leer pero apenas habian pasado unos minutos dentro de ese lugar antes de que la maltratada estructura se viniera abajo casi sepultandolos vivos,lograron escapar por los pelos teniendo que dejar todo aquel valioso conocimiento enterrado alla abajo para que se pudriera. Para su sorpresa luego de tal experiencia Drakken decidio muy sabiamente intentar cubrirse las espaldas con promesas y juramentos lo cual habria sido muy bueno y bonito para asegurarse que nadie matara a nadie mas otra vez pero la triste realidad era que con un capitan pirata,un espia del consejo,un cazador de monstruos y un antiguo inquisidor que seguramente creia que su 'deber sagrado' estaba por encima de cualquier promesa o juramento tan hermosas palabras no hicieron mas que hacer que gerald alzara una ceja confundido mientras terminaba de controlar su ballesta dejando que el capitan hablara por el esta vez, la verdad era que dudaba que el mismo Drakken mantuviera realmente su palabra teniendo en cuenta que de los 6 que estaban alli solo el y vulakar podian esperar a seguir andando mientras que dentro de un siglo tanto el capitan Noah como el resto de ellos posiblemente estaria muy entretenido alimentando a los gusanos donde fuera que acabara sus dias.
 

Jo'kar consiguió salir de allí de una pieza, lleno de polvo, pero vivo, coleando y con dos libros bajo el brazo. Pero las sorpresas no acabaron ahí. Cuando estaban saliendo, el vampiro agarró por el hombro al inquisidor en un intento de enterrar el hacha de guerra y crear confianza entre los miembros del grupo.

Jo'kar miró a los miembros de aquel grupo y suspiró. Sabía cual era su misión y como acabar con la guerra que tanto llenaba la boca del vampiro pero el ansia de algunos de los que tenía delante por conseguir poder de aquella situación le echaba para atrás. 

Yo no tengo nada en contra de ninguno de los presentes. - dijo haciendo referencia a que no pensaba atacarles a ninguno. - Pero si queréis que colaboremos debemos dejar de lado las aspiraciones de conseguir poder, si hacéis esto por proteger a la gente estaremos en el mismo barco. Solo así y siendo completamente sinceros podremos seguir adelante. - dijo el felino. - Y si vamos a ser sinceros con lo que sabemos debemos empezar ahora por si alguno no sobrevive al dragón que nos acecha. ¿Que me decís? - añadió para terminar esperando ver quienes estaban de acuerdo con él en todo ese asunto de la sinceridad.

Todos hablan, Drakken se viro para poder responder a Jo´kar con una leve sonrisa, pero antes de que más palabras se vinieran encima, se pudo escuchar la voz de uno de los guardias ubicados sobre la muralla.

- ¿Quién eres y que deseas? – fue lo que pudieron oír al llegar ahí, todos los guardias estaban preparados para atacar a aquel ser que se encontraba frente a la puerta de la ciudad, la cual estaba siendo reparada y preparada para evitar otro ataque.

Aquel ser, era completamente oscuro, como la noche misma, iba vestido con atuendos extraños, todos dorados, sus ojos contaban con la peculiar característica de ser de una luminiscencia variable, en algunos momentos se veía un destello azulado, en otros morados; de postura bípeda y de notorio parecido a los antiguos lupinos, con su arma extraña en manos y su hocico repleto de dientes afilados.

Se mantuvo de pie en silencio, observando a los guardias cuyas antorchas iban colgadas frente a la muralla, con la suficiente luminosidad para poder ver a aquel extraño.

Iba a responder al gato, sobre que sinceridad, si era el el primero que tenía secretos, cuando alguien apareció a las puertas.

-¿Qué diantres es "eso"?- Digo, mirando primero al vampiro -No es de los tuyos ¿Verdad? Parece un cruce entre lupino y demonio...- Me pongo un segundo la máscara, y pongo la visión térmica... algo me dice que ese ser no desprende calor... no creo que esté vivo. Después me arrodillo sobre la pierna derecha y apoyo el codo izquierdo sobre la rodilla izquierda para conseguir una mayor estabilidad del rifle, que apoyo en mi hombro derecho.

Observo por las lentes de aumento de mi mira telescópica. Intentando observar hasta el más mínimo detalle. Intentado observarlo bien, para poder intentar recordar si alguna ve me han hablado de un ser como él. 

La criatura miró al que abrió la boca luego, mientras todos se mantenían a la defensiva con sus armas, habló:

-Quién soy no es relevante, pero lo que deseo sí. Traigo información importante sobre todo lo que acaba de ocurrir y solicito hablar con el dajir y con la gente que aquí se ha reunido para de igual manera hablar con él – calla un segundo y al poco rato solo dice -Y es urgente, vida o muerte. Debemos darnos prisa -

Garal Varr analiza a aquel ser, Fragarot la orca hechicera se acerca a la orilla de la muralla y con su voz carrasposa solo dice:

- No es un demonio, alguna vez fue un ente, pero este ser es algo más…algo nuevo, ni en los más antiguos textos de magia que han cruzado por mis manos he visto o he oído sobre cosa parecida –

Drakken escucha estas palabras las cuales respondieron a su vez a la pregunta de Sorek.

El dajir ahí estaba, calmado pero atento, analizando las posibilidades, era solo un ser, pero que pasaría si podía convertirse en algo más poderoso y atacar desde adentro de su ciudad, la respuesta en ese sentido era relativamente sencilla.

- Las puertas solo son abiertas para amigos y aliados, yo no te conozco ni hombre alguno en la faz de Karjian lo ha hecho…si tan importante es la información que traes, he de pedirte que la digas ahí en tu posición, puesto que no arriesgare a mis hombres a cualquier tipo de posible amenaza –

El rostro de aquel syrolutha se mostraba firme, su voz era tajante, su mano derecha sostenía una espada sujetada a la cintura mientras que no despegaba sus ojos felinos de aquel extraño ser.