Partida Rol por web

12 de marzo de 1938. Martes. 12:11. Nubes y pocos claros. Vientecillo flojo y frio. 5ºC. Patio de armas de un cuartel en muy mal estado. Estimas que es Inglaterra (Reino Unido).

El camión hace casi tres horas que ronroneaba. Parecía que andaba hacia el norte, pero no estaba claro con las múltiples vueltas. Lo más gracioso es que habéis mirado más de una ve fuera, y en más de una ocasión había un control. Pues el vehículo no se detuvo ni un momento. Agradeciste haber miccionado en el patio. Así no pasaste apuro en el viaje. Además; empezasteis a entrar en calor y amodorraros. La siesta matutina se fue extendiendo por todos.

Flannagan había encontrado el mejor sitio. Tal vez alguna bota estaba sobre él, pero tu amigo no se quejaba. Había quedado dormido boca abajo, tumbado como estaba, pero no te diste cuenta hasta que un brusco giro hacia la izquierda hizo meterse al camión por un camino abrupto. Os despertasteis todos por el viraje y brusco sobresalto al pasar de caminos asfaltados o con grava a uno de tierra, con sus pertinentes socavones, y todo eso. Las protestas de otros le hicieron salir de su escondite, y se posicionó junto a ti. Los dos últimos de ese banco. El de enfrente tenía aún sitio (la bancada) y vosotros estabais un tanto apretados.

Antes de que las nieblas del sueño desaparecieran el camión frenó bruscamente. Las lonas fueron abiertas desde fuera un tras un par de golpes en la chapa del la portezuela del final antecedieron al golpetazo que dio al abrirse al descender con poca delicadeza.

- A ver séñoritas. A tierra.

... No era cuestión de hacerse de rogar, que la delicadeza, en el ámbito militar, era una rareza que solía ser la antesala de algo mal, de modo que... salieron en tropel, ordenados, pero en tropel, del camión; algunos de un salto directamente desde la plataforma, y otros, más precavidos, agachándose antes, apoyando la palma de la mano en dicha plataforma, y saltando desde una altura menos... que no era plan de torcerse un tobillo por algo tan absurdo como bajar del camión ante unas prisas.

Thomas usó este segundo método, por mera costumbre, y Flannagan, también, pues aunque inconsciente para algunos temas, para otros era muy pragmático y tendía siempre a usar la mejor solución... de hecho, era el que mejor había podido dormir de todo el grupo, y allí donde aún se presentían caras de sueño, el aparentaba estar más descansado que nadie.

A fuerza de costumbre, ya en tierra, apenas pudieron echar un vistazo por los alrededores... Lo que sí parecía era que el lugar ... no era tan moderno como el cuartel en el que estuvieran apenas hacía tres horas... esto tenía más años, por lo menos, años de abandono. Al poco, y antes de que les berreasen otra orden, de forma casi instintiva, se fueron agrupando todos en el mismo lado; pasando a formar una especie de fila (no daba para hacer una formación de varias filas de fondo, así que... instintivamente fueron hacia lo fácil), y en toco caso, evitaron abrir la boca hasta que les dijesen algo

12 de marzo de 1938. Martes. 12:12. Nubes y pocos claros. Vientecillo flojo y frio. 5ºC. Patio de armas de un cuartel en muy mal estado. Estimas que es Inglaterra (Reino Unido).

Formáis como buenamente se os da a entender. El capitán os observa pacientemente curante dos minutos. Luego da una vuelta completa a la formación y se pone al frente en posición de firmes. toma aire y ordena: - ¡ROMPAN FILAS!.

Antes de que os empecéis a mover os llama: - Por favor, acérquense y en cuclillas escuche. Os da unos segundos para que os empecéis a situar. Es una posición muy típica para instructores militares de tropa. Os vais acercando al darse cuenta que sois pocos le ves que está muy cerca de cambiar de opción. Ya todos en cuclillas se le escapa una sonrisa brusca que está más cerca de ser un estornudo que de reírse. Agita la cabeza mientras os pide de manera amable: - Por favor, pónganse en pie.

Pone una cara de divertido, como si supiera que pensáis y os cuenta con el dedo mientras murmura: - Una pena, una pena. Parecía una vieja, contando las gallinas, a ver si falta alguna. - Les cuento muchachos. Yo no os trata como un líder militar al uso. Parece un veterano que está hablando con otros viejos compañeros de armas que han luchado, sudado y sangrado junto a él. - Según el reglamento ustedes ya son francotiradores pero no lo saben. Ahora se pone algo más serie: - Pero el problema es que yo tampoco, así que me han de convencer. Parecía casi divertirse. - Si lo hacen, firmaré los papeles para que el Rey certifique que lo son. Si no, regresarán a sus unidades de origen pudiendo contar que han fracasado en el empeño. Ahora el muy cabrón se burlaba: - Pero puede ser que sus mandos no se lo tomen realmente bien, sobre todo los que han hecho cientos o incluso miles de millas para demostrarse a si mismo que no valen para este trabajo. Su tono jocoso era suficiente como para que si no fuera capitán partirle la cara de un bofetón … o con una pala. algunos rieron la broma. Otros se mantenían firmes ante las "gracias" de un tipo que no era su amigo.

Se alejó dos pasos de vosotros y sacó un mapa de uno de los bolsillos de la guerrera, que abrió con toda la parsimonia y protocolo. Lo extendió. Estaba muy plegado, y marcado por las dobleces. - Estamos en este cuartel abandonado. El gesto con la mano derecha, abarcándolo todo era muy esclarecedora. - Si, estamos en estas putas ruinas. ¿Y qué? - Situado en los bosques de Shopshire hills. Bastante cerca de Newington. Os miró a todos, levantando los ojos del papel, y se percató que había más de ultramar que de la metrópolis. - Bien, me explico. A medio camino entre el mar y Birmingham, hacia el oeste. Un momento de respiro os dio mientras os observaba, y fue más que suficiente como para saber que el viento no era caluroso, tus ropas no eran suficientes, la humedad era mucha por las lluvias de las últimas horas, y por si fuera poco, encima de esta colina, donde se sitúan estos montones de piedra que vete a saber cuantos años llevan tirados por el suelo daba buena visibilidad para saber que en una enorme distancia no había localidad alguna, y si había alguna vivienda o cabaña, estaba bien oculta o al menos bien disimulada. Sólo un edificio se mantenía en pie, en suficientes condiciones como para poder llamarlo así. - Aquí vamos a estar unas semanas, con distintos ejercicios de tiro y las clases teóricas que os daremos...pero en cuanto nadie sepa nada de mi, empezará su primer examen... y este será llegar a las Maindy Barracks, en Cardiff.

12 de marzo de 1938. Martes. 12:18. Nubes y pocos claros. Vientecillo flojo y frio. 3ºC. Patio de armas de un cuartel en muy mal estado. (Abandonado) Shopshire hills. Condado de Shopshire (Frontera ente Wales e Inglaterra) NO SABES EL NOMBRE DE LA LOCALIDAD MÁS CERCANA (Reino Unido).

- Bien, hoy como es el primer día vamos a entrar en calor antes de comer. ¡FORMAD DE A DOS! ¡AR! Parecía divertido. Tras eso empezó a trotar y ordenó con amabilidad: - Síganme. - No, si al final va a ser un tipo divertido y todo. Tras alienaros mientras empezabais a correr, dos camiones más llegaron. En la distancia se veía un convoy más de otros tres camiones.

Así que era eso...

Miró de reojo a Flannagan... ahora ya tenía todas las putas piezas... podrían estar hartándose de cervezas allá, en su tierra, con su amigo el furriel... pero esta era la consecuencia de "aquello"... Resulta que les habían endiñado un curso especial de francotirador, y encima, sin tener la deferencia de contárselo... solo la orden de ir del lugar A al lugar B, siguiendo unas sencillas instruccines ... él sabía algo del tema (tiradores escogidos) por lo que le contó su padre, de lo que vió en Gallípoli... Allí hubo uno famoso, uno llamado Bill, de uno de nuestros regimientos montados ligteros, un medio chino que mató a un montón de turcos... y claro, entre los turcos, también había francotiradores que abatieron a muchos Anzacs. Sí... es lo que sabía del tema.

Pero cuando el Capitán, a fuerza de intentar hacerse el simpático, sugirió que no superar el nivel esperado, supondría la vuelta a casa con el fracaso metidito en un sobre, con sello oficial de por medio, frunció el ceño... eso no le gustaba... no le gustaba nada, pero nada; que les insultasen, y llamarles fracasados, y por escrito, era una forma de insultar, en su modesta opinión, no le agradaba en la menor medida. Y todo consistía en convencerles de que valían para esto... Pues vaya que si le iban a convencer... que a terco, a un "cavador" no le gana nadie, ni aquí, ni al otro lado del mundo.

Y todo... porque Flann la había metido donde no debía... Bueno, lo que es peor, porque se supo donde la había metido, así que él, y su compinche, a la primera ocasión, al otro lado del mundo, que poniendo tierra de por medio... ¿Pero que coño vería la hija del Coronel en Flan???... Y si solo hubiese sido ella...  Maldijo su suerte... ¿Por qué? ¿Por qué de entre todos los del pueblo, este tenía que ser su mejor amigo?... Mandaron juntos a la ula, y a la mugre que está pegada a ella (o sea, a él), al quinto pino...

Total, siguiendo las órdenes, y rumiando lo que había oido... formó con el resto, y de la mejor forma posible fueron en pos del Capitán... la idea de comer no le desagradaba, pero todavía tenía que asimilar la historia...

... Francotiradores... Y el jueguecito de acercarse y agacharse... Y lo de que si desaparecía, tenían que acercarse a Cardiff... Que raros son estos británicos...

12 de marzo de 1938. Martes. 12:19. Nubes y pocos claros. Vientecillo flojo y frio. 3ºC. Patio de armas de un cuartel en muy mal estado. (Abandonado) Shopshire hills. Condado de Shopshire (Frontera ente Wales e Inglaterra) NO SABES EL NOMBRE DE LA LOCALIDAD MÁS CERCANA (Reino Unido).

- Síganme... Había ordenado el chalado este. Ni lo dudó un instante y se puso a correr. No era un paso especialmente fuerte, pero no se cortó un pelo. Además, parece que tampoco tenía demasiados escrúpulos ni miramientos. Cruzó directamente por encima de los escombros de un edificio que daba directamente al exterior. Por ese espacio roto se podían ver las colinas y en si el exterior del cuartel ruinoso. Rodearlo era imposible. O se pasaba por el arco, que era lo único que había verdaderamente en pie ... y no daba mucha confianza, y había además que dar una vuelta de cojones (Y si van para él bien, pero si van para el otro lado era una putada) o se salía por encima de los escombros, como una cabra montesa. Lo más gracioso es que que había un cartel en el suelo, en el que ... en tiempos mejores se podía leer: "ENFERMERÍA". Seguro que era el que estaba puesto junto a la puerta de acceso de aquella parte del edificio cuadrado con el típico patio interno (donde os había dejado el camión) ... que vamos a estirar las piernas, para desuntemecernos del incómodo paseo en camión.

Alguién musitó: - Cabrón, tu estabas sentado cómodamente en la cabina, mientras nosotros dábamos tumbos en la caja.

Se acabó el pensar y especular... al menos, ahora sabía a qué estaba allí... y eso le gustaba; lo de ser un borrego que va de aquí para allá... bueno, si tocaba hacerlo, se hacía... pero tener un objetivo, ...le motivaba.

La orden de ponerse a correr... sinceramente, no le disgustó; era algo peculiar de los australianos, parte de su carácter: a diferencia de los jóvenes de otros países, los soldados australianos solían provenir de granjas, en extensiones sin fín de tierra, en que era habitual desplazarse a caballo, a pié, y excepcionalmente, en una camioneta o parecida, así que, desde jóvenes, estaban en buena forma.... y al llegar al ejército, el promedio de estado de forma del soldado australiano, destacaba. En especial contra tropas de la metrópoli.... que eran más urbanos y sedentarios.

De modo que, no rechistó; simplemente, acomodó el paso, y procuró disfrutar del ejercicio. Oía algunas quejas, pero le eran ajenas; no le parecía nada mal lo que estaban haciendo. Es más, había dejado de llover, y con suerte, hasta se aclararía un poco el día...

De modo que... sin problema, seguía el ritmo del Capitán; no era un ritmo especialmente exigente, así que pensó que, probablemente, sería una carrera de resistencia, pasando por unos cuantos obstáculos.... (que no le dé por meterse en un zarzal, por Dios)

Empezasteis el descenso.

Las vistas, de las preciosas colinas de esta zona eran una maravilla, sobre todo para los acostumbrados a campos y llanuras; o incluso a desiertos. Además, a pesar de la climatología implacable y variable, las vistas eran dignas de postal. El capitán se encamina, tras pasar los escombros, colina abajo. A vuestra derecha hay dos posiciones artilleras abandonadas. Está la plataforma, el puesto para los cañones y las zanjas o trincheras perimetrales. De metal no hay nada; ni si quiera marcas sobre el cemento.

Hay una pequeña senda, que no permite pasar más que en fila india. Y a no ser que encuentres un rellano, espacio en uno de los giros, o un espacio entre los matujos y rocas, para adelantar a alguien es complicado. No hay charcos, pero en ciertos momentos, losas y rocas son parte de la senda, y estando mojadas, puede ser delicado.

Lo reconocía... el paisaje era bonito... Si bien no se podía perder la vista en las amplias llanuras, sí que, por contra, la variedad era mayor, y el color verde, insultantemente verde, contrastaba con los tonos más amarillentos y apagados a los que estaba más habituado... Era lógico, pensó, pues con la cantidad de lluvia que caía por estas tierras....

Por andar pensando en tales cosas, cuando llegaron al estrechamiento del camino que llevaban, cuando se convirtió en una senda en la que solo podían avanzar de uno en uno, perdió algunas posiciones en la confusión consiguiente... Esto no era una competición, suponía, pero cuanto más lejos del instructor, siempre era peor, pues conocía el percal, y sabía que podría hacerles alguna perrería... y mejor estar delante y verla venir, que no detrás y comérsela con patatas...

Por fortuna, también reparó en que el suelo era peligroso, sobre todo por la humedad, aunque drenase bien, y se preocupó en ir señalando con las manos los lugares peligrosos a quien fuese detrás suyo, pues... tampoco podía entretenerse en mirar quien le seguía, pues podría pegarse un guarrazo bien majo si se despistaba en un terreno como este....

Habéis terminado de bajar la colina y aunque has perdido algo de fuelle, y varios te han adelantado, en general sigues bastante bien. Continuáis trotando hasta que una bandada de pajaritos pequeños sale disparada. Estaba escondida entre las matas de la cuneta. Giráis, entrando a un camino de tierra que tiene unas hierbas bastante altas en su centro, siendo tierra, barro y charcos el espacio de las rotadas. Tras recorrer cierta distancia pasis a un camino mayor, y a unos 300 yardas un camión, con la lona plegada espera con el motor encendido. Al volante hay un soldado, y en la caja otro. Este último se agarra a los arcos que sostiene la lona y tiene colgados a la espala dos fusiles.

En el vértice del giro se detiene el capitán.

- Corriendo hasta el camión y regresen aquí con un fusil.

Pasas corriendo, y seguís en una especie de fila, desde la senda del descenso. Dos tipos por delante de ti, justo cuando pasa junto a capitán se come un puñetazo que lo para en seco, quedando sentado sobre el barro. Pasas a su lado discreta y velozmente. El que corría delante de ti los esquivó por poco y casi es víctima del "encuentro". Tú reaccionas algo mejor. Flannagan te sigue de muy cerca, tanto que no es la primera vez que tu calzado y el de él se toca; cosa que te incordia bastante.

-"Me cago en...!" ... Pienso, cuando veo lo expeditivo del frenazo que ha sufrido el de cabeza...

-"Vale, tomo nota... de esto va el juego... seguir las órdenes, pero atento a que te pueden dar un susto... ¿es que la gente no tiene otro puto modo de entretenerse?" ... y luego pensó en los PM, y se respondió a sí mismo ... -"No... debe ser la forma común de pasar el rato aquí"

Rebasado ya el compañero que recibió el "Hola, buenos días", murmuro a Flann... le tengo tan lejos, que siento su aliento en el cogote, así que no tengo que girarme... se que sus palabras le llegan, igual que mis tacones a la punta de sus botas... ¿¿El muy capullo que quiere???  Se van a pensar que quiere soplarme en el cogote!!

-¡¡Joder, Flann, no te me peges, que todavía me hostio!!, y cuidado con las sorpresas... creo que están jugando a darnos sustos!

Con la tontería he cedido metros respecto a quien llevaba delante... maldigo para mis adentros.. una cosa es correr en llano, y otra jugar a hacer la cabra loca, y además, ya voy con aprehensión, esperando un hostión a traición desde cualquier lado...

Al pasar el "incidente" y medio revolverte para reñir al otro australiano te das cuenta.

- ¡LA PRÓXIMA VEZ QUE MI INSULTE QUE SEA CON RAZÓN! SI NO LA VAMOS A TENER MUY CLARITA USTED Y YO.

Se puso de lado al amonestado y gritó voz en pecho, que incluso el del camión lo entendió: - ¡¡¡ Y ESO VA POR TODOS !!!

- Leches, era el que había despotricado allí arriba. No te habías dado cuenta hasta ahora, que estabas llegando al camión. El soldado de allí arriba estaba repartiendo uno a cada uno. Un SMLE de la Gran Guerra.

Cuando regresabas el "castigado" ya corría, con el labio ensangrentado, y limpiándose con la manga, hacia el camión. Otros ya estaban formados ante el capitán.

Notó como todos parecían perros con las orejas en punta... los gritos y ver como el compañero tenía los morros sangrando, mejor que cualquier otra indicación, hizo que todos estuviesen más vivos que nunca... la célebre disciplina británica... Era algo que no pegaba demasiado con su forma de ser, pero tenía que adaptarse, se dijo, o terminaría con la cara remodelada a base de caricias... y ante todo... se dijo a sí mismo.... cuidado con lo que dices... estos tíos lo oyen todo.

Jadeando, cuando llegó al camión, le soltaron un Lee-Enfield de un modelo antigüo... Por un momento pensó que sería porque, para instrucción y hacer el burro, mejor romper rifles viejos que los nuevos, pero... también recordó una cosa... estos chismes, con sus limitaciones, tenían cierta fama de precisos... Por charlas entre compañeros, sabía que, en cuanto a armamento, el énfasis se estaba dirigiendo a generar un alto volumen de fuego, más que en la precisión a distancias que ya se consideraban obsoletas en combate ... de hecho, un pelotón disparando sus SMLE a toda velocidad... parecían una ametralladora... pero en fín, fue un pensamiento fugaz, pues rápidamente, en cuanto recibió el arma, tenía clarlo lo que tenía que hacer: comprobar si estaba municionado y el seguro ... por sana costumbre,... que los accidentes por hacer el tonto con un arma sin saber si tenía una bala en la recámara, no eran cosa rara.

Mientras corria para entrar en formación, inspeccionaba el arma con tal fín, procurando que algún otro medianamente avispado tuviese la misma precaución, y sin más novedad, ocupó su puesto, para aprovechar y recuperar un ritmo normal de respiración antes de ver que se le ocurría al Capitán...

Tanto Flannagan como otro compañero se percataron de lo que hacías y siguieron tu ejemplo. Los dos primeros no se dieron cuenta y el de los morros "bonicos" tampoco. Estando en formación el camión arrancó y se empezó a alejar. Te diste cuenta que el capitán os miró. Se dio cuenta de lo que habíais hecho.

- Señores, fusil colgado al hombro y regresamos por donde hemos venido.

Y se puso a trotar. Flannagan aún estaba terminando su revisión, y el "carapitada" acababa de llegar. Encontraste algo en la revisión. No lo podías creer, pero al empezar a correr, ya no te dio tiempo a decir nada. El otro, como llegó "tarde" … estaba recabido para recoger el cartucho, si es que lo había. A Flanny se le cayó al suelo y lo metió en un bolsillo corriendo. Mientras corrías, hiciste lo mismo en un bolsillo de la guerrera.

Estrañado por lo que ha encontrado en la recámara del fusil, echó a correr, pero al estar aún mirando lo que había encontrado, la falta de atención en el terreno le causó una mala pasada, y resbaló, lamentablemente, yendo a parar con sus huesos en el suelo. Por fortuna, no fué una mala caída..., y el arma no llegó a tocar el suelo... porque de ser así... mala cosa habría sido.

Se levantó lo más rápido posible, para evitar perder más distancia con respecto al resto, pero era consciente de que se estaba cansando con tanto sube y baja, y de nuevo cedía más metros con respecto a la cabeza...

A este paso.... si corrían en circuito, le alcanzarían antes de que él pudiese alcanzarlos

... y eso le daba cierta vergüenza, pues se consideraba en buena forma física...

El capitán tiene los mismos problemas para subir que vosotros, y todos, más o menos, sufren lo mismo, así que, si no fuera por la breve caída, no hubieras perdido puestos. No te has retrasado gran cosa, pero ahora tienes más barro que uniforme.

Al llegar arriba, os hace pasar por los escombros, pero ordena: - Señores, de ahora en adelante, en pie estarán cuando corran o formen, el resto del tiempo será arrastrándose como los vulgares gusanos que son.

Y al que levantaba mucho el pandero, se lo pisa, para que lo tenga en la posición oportuna.

Tenía que reconocerlo... esto sí que le pilló por sorpresa... lo de llamarles gusanos, porque instrucción arrastrando la tripa, ya había hecho, que eso de pasar bajo alambradas era parte del plan de instrucción normalizado para la infantería -enseñanzas acumuladas durante la Gran Guerra...-

No se lo tomó especialmente mal... quizá porque estaba demasiado cansado como para ello; quizá porque lo viese como normal en el mundillo en el que habían aterrizado, pues... estaba el esterotipo de que los oficiales británicos eran unos estirados...

... Su padre le contó una historia... estaba en la trinchera, con el capitán de su unidad, desarrapado como ellos, cuando supieron que venía algún oficial superior británico a echar un ojo a la línea de trincheras del frente... el capitán, mientras se ponía la camisa, dijo a sus hombres algo así como "comportaros como queráis, pero por el Amor de Dios, no me llaméis Tom!"... eso dice mucho del distinto punto de vista australiano de lo que era la milicia... (*)

... Bien, pues este no era el caso... este tipo debía ser inglés de pura cepa...

Así que, pues nada, a arrastrarse... Desde el final del pelotón de quienes iban echando panza a tierra, podía ver como se esmeraba el capitán en que, realmente, no gateasen, sino se arrastrasen; colocó el fusil perpendicular al cuerpo, sujeto bajo la barbilla y con los brazos flexionados, para usar los codos como medio de avance, y empezó a reptar como le habían enseñado...

¡Qué día tan espléndido!. pensaba

Ya rebozados, ya sudados, ya formados, y con los codos y rodillas doloridos el capitán no había terminado aún con vosotros.

A más de uno le rugía la tripa, por la hora y el hambre. Además, en algún lugar no muy lejano se estaba cocinando algo. Vete a saber que era, pero, en estos momentos, olía … de maravilla.

Se acercó al primero que había llegado.

- Cabo, un paso al frente.

Este obedeció de inmediato.

- Apunte a la lona del camión y dispare. Este, ni corto ni perezoso apuntó, de manera formar y protocolaria. Estaba tan confiado que no estaba prevenido para que lo que sucedería. Tú te lo temías. Parecía que estaba en una brigada de honores y va a dar una salva. Disparó. De inmediato quedasteis sorprendidos por la detonación, pero un cocinero, a juzgar por el gorro y porque portaba un cazo de mango largo en la mano, apareció por la parte trasera de la caja del camión. Las lonas se habían sacudido y seguro que dentro se había escuchado "especialmente bien": - A ver señores, estoy cocinando, así que déjense de jueguecitos, o se va a caer un bote de guindillas secas en la pota. La voz era, aunque contenida, porque se dirigía, incluso al capitán, de bastante cabreo.

El capitán no le prestó mucha atención. Parecía que ya había hecho aquello alguna que otra vez. - Veamos, señores. ¿Quienes me van a dar un cartucho?

Le hizo una seña al "tirador" para que regresase a la formación. Flanny y el compañero que os vio, empezaron a sacar el "impertinente" casquillo uno, y el cartucho de fogueo el otro. Los otros dos, y tirador empezaron a revisar sus armas.

El capitán se quitó el gorro. Ahora veíais que era calvito. Aunque robusto, muscularmente, ya tenía cierta edad. Más bien bastante. - Joder, que seguro que fue su uniforme de verdad. Pensabas, al darte cuenta otra vez que era el de La Gran Guerra. aún así las botas estaban fuera de lugar. Demasiado gordas, pesadas y … viejas.

Sinceramente, no veía mucho sentodo a lo que estábamos haciendo, pero en la vida militar, eso precisamente es lo de menos, y, realmente, era el objetivo... nos habían pensado a actuar sin pensar, como autómatas,... pero aquí había algo raro, algo que no terminaba de discernir...

Que te ordenen pegarle un tiro a nuestro propio camión... a eso le veía sentido: era una orden, se ejecuta, punto pelota... las consecuencias... tu no piensas en ello, obedeces, punto. Al igual que Flann y el otro, era consciente de que nuestros rifles eran inofensivos; sin una mala bala en la recámara, eran trozos de hierro y madera...

Dado que los otros dos habían sacado a relucir lo mismo que tenía yo, prefería quedarme a la espectativa de qué sucedería a continuación, mientras mis tripas me decían que se la sudaba que el cocinero echase lo que saliese de los redaños a la sopa, ¡¡él quería sopa!! ... pero parecía que aún tendrían que esperar, esto parecía que distaba de estar en el punto que quería el Capitán.

¿Y por qué narices viste un uniforme de corte antigüo? ... esto no era reglamentario... así que tendría algún motivo...

- Bien, bien. Esas palabras pusieron los pelos de punta a todos. - Tres que han revisado el arma y tres que no.

- Bien, bien. Creo que tendremos que empezar por nociones básicas. Por lo bajo refunfuño: - Sin las medidas básicas de seguridad como habrán propuesto a estos mentecatos para ser los mejores tiradores del Reino.

Se giró hacia vosotros y ordenó formalmente: - Rompan filas. Y antes de haber podido hacerlo añadió: - Los que han revisado el arma... Y os señaló con el dedo. - ...monten pabellones allí, junto a los escombros. - Los otros tres, monten pabellones y bajen corriendo a por 6 cajas de munición. Bajó la voz y añadió: - Cada uno.

Los tres, que por ahora habían demostrado un fallito (bueno, uno de ellos dos) salieron disparados por el mismo lugar que usasteis en la primera carrera. Casi media hora de carrea. Se acercó a vosotros y a espaldas de los que ya galopaban, os dio una bayoneta a cada uno. - Calen, monten pabellón y a comer. Ahora sonaba amigable, pero no sabías de donde había sacado aquellos tres "pinchos".

¿¿¿¡ las tiendas ???

https://www.grau.pe/armas-unifomes/el-fusil-gras/

Ponle a SAN GOOGLE

MONTAR PABELLONES CON FUSILES.

No son tiendas.