Partida Rol por web

Su respuesta es todo lo que necesito. Sin responder, me apresuro a llegar a la altura del desconocido para no quedarme atrás, deteniéndome a pocos pasos de su espalda. No abro la boca, porque no tengo nada que decir y porque, de todos modos, él no parece esperar nada por mí parte. Me encuentro perdida, y vuelvo a echar de menos la seguridad que Kora me otorgaba... me pregunto si la volveré a verla y siento que me invade la tristeza. Es extraño, pero tengo la sensación de que el corazón me duele. Es la primera vez que me ocurre desde que desperté, puede que sea la primera vez que haya tenido un sentimiento real desde que recuerdo...

Pero al menos, ya tengo una dirección hacia la que moverme: así que cruzo la puerta detrás del chico de la máscara, como si más que un ser humano me hubiera convertido en algo tan tenue como su sombra.

Al cruzar la puerta llegáis a una sala igual de blanca que la anterior, aunque algo más grande. Los motivos y detalles no habían cambiado, sin embargo, os percatáis de que del otro lado de la sala, en la siguiente puerta, aparecen siluetas de personas. A medida que avanzáis hacia el interior, lográis ver de quien se trataba.

Por un lado, aparecían Kora y Rin, quienes parecían aventurarse al interior del castillo. Por otro lado, aparecía Yume, junto a un tipo extraño que avanzaba lento pero seguro hacia el centro de la sala.

El chico que acompañaba a Yume era bastante alto, con el pelo largo, caido y negro. Sin estar muy acicalado. Porta una máscara blanca algo grotesca que cubre su rostro, y sus oscuros ropajes, una gabardina, unos pantalones y unas botas militares totalmente negras, estaban rasgadas, como si hubiera estado batallando contra algo o alguien. El chico parecía avanzar algo más rápido hacia el centro que Yume, quien le seguía los pasos.

Kora avanzaba primero, lenta pero decidida a seguir. Detrás suyo iba Rin, quien tenía las manos en la cabeza y caminaba despreocupado, con una sonrisa pícara, como si se estuviera burlando de algo.

Ambos grupos llegáis casi al centro de la sala. 

Más paredes blancas. Más vacío. Si estuviera sola, acabaría deteniéndome, resignándome a languidecer en ese lugar. Tengo la sensación de que si cerrara los ojos y siguiera caminando no cambiaría nada en absoluto. Siento frío en mis pies descalzos, pero es fácil de ignorar. Mucho peor es el frío que siento en el fondo de mi pecho.

Sin embargo, dos figuras aparecen al otro lado y, cuando las reconozco, apresuro mis pasos, adelantando por fin al desconocido, y me coloco al lado de la chica vestida de rosa. -Kora...- es lo único que logro pronunciar, con un tono neutro en el que resulta difícil encontrar alguna emoción. Sin embargo, casi con sorpresa, puedo notar como mis labios se curvan débilmente, en un primer amago de sonrisa.

De nuevo al lado de los que, por algo que solo puedo llamar destino, se han convertido en mis compañeros, miro al chico de la máscara sin ninguna clase de emoción en los ojos. Pero, casi sin saber por qué, tiro brevemente de la manga de la chica, como si la estuviera instando a dirigirse a él. En un susurro imperceptible para todos salvo para ella, añado -Él también necesita... ayuda.

Ese oasis de luz aparentemente incrustado por voluntad de un anfitrión fantasma, parece copiarse puerta tras puerta, y al encontrar idénticas paredes que en la sala anterior temo por un instante haber entrado en bucle, en el juego que ese escalofrío prometía, temo haber guiado los pasos de mi compañero erróneamente, por lo que él llama terquedad, y yo cubro bajo el eufemismo de deber.

Avanzo aun así alimentando mis pasos con la esperanza de encontrar una salida no solo del castillo, sino también de ese mundo hosco.

Cuando veo unas siluetas acercarse, achico la vista, impaciente por saber que nos depara esa sala, y escondo una mano en el bolsillo de mi sudadera rosada, puedo sentir mi corazón ponerse en guardia, y mi piel erizarse como si quisiera ganar terreno y llegar antes a conocer la identidad de esas figuras. Es entonces cuando se vuelven claras a mis ojos y reconozco a Yume, la chica de la bufanda roja y ojos bicolor.

Sonrío sorprendida e inmediatamente giro mi cabeza hacia Rin, para hacerle partícipe de mi alegría, para compartir la sorpresa y dedicarle una suave sonrisa. Luego vuelvo a girar la cabeza hacia Yume, tan deprisa que mis cabellos vuelan peinando el aire.

- Yume. - entro en resonancia con la chica, llamándola cuando ella lo hace, tan próximo y seguido que me resulta difícil determinar si es por respuesta y consecuencia o ya había nacido su nombre en mis labios antes de recibir el mío.

Miro entonces a su acompañante, y la mano de mi bolsillo se tensa, sin que termine de entender porqué, pero decido atribuirlo a su máscara y al recuerdo que ella evoca en mi del jinete de la parca. De él, paso a clavar mis ojos al fondo de la habitación esperando ver aparecer una cabeza rubia, a mi prima. Y no es hasta que Yume tira de mi manga, que decido encerrar mi esperanza por ahora.

- ¿Estás bien? - le pregunto finalmente antes de volver a mirar al chico y, por ella, le incluyo - Soy Kora- señalo con el pulgar hacia atrás - él es Rin.- espero unos segundos a obtener su nombre, y con él o sin él, prosigo - ¿cómo habéis llegado aquí?¿habéis oído... una voz?.- añado las últimas palabras con una mueca que deja claro que sé que suena a locura - ¿habéis visto a alguien más?

---otro perrito perdido....creo que debemos tener un cartel en al espalda que ponga "orfanato portatil" por que joder, esto ya es increible, se va uno y aparecen 3 más perdidos...- mascullo al ver al nuevo desconocido y me llevo las manos a la caeras- Bueno ¿ que tragico pasado te atormenta a ti? 

El sudor corría por mi frente mientras los abalorios de mi llave-espada resonaba cuando la sostenía con fuerza mientras me atacaban esas bestias negras. Una de ellas consiguió herirme y me hizo sangrar, no era grave, ni siquiera profundo, almenos no físicamente, pero moralmente llego hasta el corazón...

¡Malditas cosas negras, os vais a enterar de porqué los magos somos tan temidos!- Les grito, mientras vuelvo a hacer la misma estrategia que antes, herirlas tanto como pueda antes de paralizar a una de ellas.

Canalizo mi magia y, apuntando a la mas cercana, encaro mi llave espada contra ella, con la mano derecha aguanto la espada, que la noto como una extensión de mi propio cuerpo, con la izquierda noto como la magia fluye por mi cuerpo y la dirigo hacia la punta de la llave, cuando llega a su destino encaro la llave al cielo y descargo mi magia contra esas sombras demoníacas y mientras bajo la espada no pierdo el tiempo, canalizando mi poder mágico lanzo un hielo que, por lo visto, no canalicé suficiente.

¡MORID!- Les grito.

Las sombras parecian haberse quedado aturdidas por los relámpagos, de tal manera que dificilmente podían moverse, parecían muy malheridas, eran carne de cañon para tu llave-espada.

El enmascarado se queda algo más apartado de Yume, quien se había acercado a Kora. No dice nada, siquiera se mueve, solo se queda mirando fijamente a Rin, . Por un segundo, parecía ladear la cabeza hacia Kora, escuchando la conversación de ambas chicas, pero acto seguido volvía a centrar su supuesta mirada en Rin, quien era el último en hablarle. Debido a la máscara no estáis seguros de a donde mira exactamente.

¡Al fin algo de suerte, mas vale tarde que nunca! - Dije mientras agarraba el mango de mi llave-espada con las dos manos, me lo ponía a un lado y corría hacia esas sombras que tanto estaban irritándome con sus juegos de aparecer/desaparecer.

Aprovecho para atacar a la mas cercana, paralizada e indefensa, no tengo problemas para acertar en su cuerpo, mi llave se hunde en su cuerpo asestándole una combinación de golpes que dejaban claro que eso le había dolido, raudo cambio de objetivo en cuanto acabo de golpear al primero, viéndolo paralizado también pienso - No voy a gastar mi poder mágico en disparar fuego esta vez, está quieto, me lo guardare.. empiezo a estar cansado y necesitare mi magia si vienen mas "amiguitas" suyas....-, salgo corriendo hacia la segunda sombra y imito lo que hice con la primera, golpearla hasta que mis brazos deciden que ya están suficientemente castigadas. Aprovecho su parálisis para curarme antes de que empiecen a moverse, usando Cura Elemental sobre mi mismo para sanarme las pocas heridas que han provocado sus ataques, de mi mano emana un poder sanador que provoca hormigueo y ganas de rascarme allí donde antes había heridas, es agradable y caluroso a la vez, me tranquilizo y presto atención a mi alrededor preparándome para lo peor.

-¡TU!

De repente, el enmascarado salta hacia Rin, contestando a su pregunta y haciendo aparecer una llave espada en su mano izquierda, de color negro y blanco con un motivo muy peculiar que os es extrañamente familiar. Con un rápido corte en horizontal, traspasa a Rin, que recibe un buen golpe seco en el costillar que le fuerza a arodillarse. El joven enmascarado, que se encontraba de espaldas a Rin debido al reciente ataque, y sin esperar una reacción por parte de su enemigo, vuelve a saltar. Esta vez, salta hacia arriba con fuerza, llegando lo suficientemente alto como para caer en picado encima de un indefenso Rin, con la espada apuntando a su cabeza.

Ambas sombras se desvanecen ante tu llave-espada. El camino volvía a estar libre de peligros. Esperas una tercera oleada, pero no la ves venir, por lo que deduces que el combate había llegado a su fin. Ves que la puerta se había abierto de par en par nada más acabar el combate. Parecía que te invitaba a entrar...

Justo al caer el joven encima de Rin, este no tiene tiempo de esquivarlo ni rechazarlo. A duras penas, consigue interponer su llave-espada, aunque el enmascarado acaba asestándole un corte en el hombro derecho, que le obliga al chico a tambalearse del dolor.

El enmascarado, con la rodilla y la mano en el suelo debido al gran salto, se recupera con mucha agilidad, saltando hacia atrás con un tirabuzón, y cayendo de pie, en posición de combate. Vuelve a arremeter contra Rin, llave-espada en mano, aunque esta vez usa una serie de ataques rápidos y consecutivos en su contra.

Los golpes  son dolorosos y suelto un rugido furioso, me levanto  cuando se retira y en mis ojos solo se asoma la ira y un infinito odio hacia ese ser.

--- ¡¡Te voy a matar!!! -e grito poseso mientras me lanzo con una intención, arrancarle a ese tio la cabeza por todo lo que estaba haciendome, sin pensarlo mucho ni siquiera invoco la lalve espada y arremeto con los puños tratando de golpearle pero sin exito debido a que estoy cegado por la rabia y el Odio.

Al oír la voz del enmascarado, siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, desde la planta de los pies escalando por toda mi columna y ramificarse hasta que una punzada de aviso se instala en mi corazón.

- No puede ser. -se paralizan mis manos cuando los engranajes de mi cabeza cuadran todas las piezas, y mis pies se bloquean cuando advierto la fatal caída de aquel que se ha perdido sobre Rin.

Pero es justamente ella la que activa mi sangre arrancándome del sitio con un grito de dolor ajeno y desesperación propia - ¡Detente! - le ordeno al tiempo que mis manos se juntan frente de mi sobre la llave-espada que aparece dispuesta a obligar al enmascarado a alejarse de Rin.

Corro, corro para interponerme en su trayectoria, y la estupidez de Rin - Se que no lo comprendes, Hayato, pero no puedo dejar que le mates. - dijo sin abandonar la guardia con mi llave-espada preparada para bloquear cualquier arrebato de oscura venganza.

El desconocido es muy fuerte. Basta observar el estado de Rin para comprobarlo. Sin embargo, mi cuerpo no se mueve, no reacciona. ¿Por qué debería de hacer nada? Realmente no conozco a ninguno, son como formas surgidas por azar, jirones de bruma. No hay diferencia para mí entre la máscara del primero o el rostro del segundo. Son dos fachadas, y todavía no sé lo que hay detrás.

Pero cuando Kora se mueve, voy detrás de ella, como una polilla hacia el fuego. No termino de entender por qué le importa el resultado del conflicto, pero presiento que es importante para ella. Hay demasiadas cosas que no sé, demasiadas cosas que no comprendo.

Aun así, aunque no tenga razones para luchar por mí misma, tengo razones para luchar por la chica que me ha protegido desde que me encontró. Y si ella quiere proteger a su compañero, lo menos que puedo hacer para devolverle el favor es hacer lo mismo. No quiero que sufra, no quiero que conozca el vacío.

La llave-espada se materializa en mi mano como si fuera una sombra solidificándose. No digo nada, porque no tengo nada que decir. Pero me coloco junto a ella, en guardia, creando un muro humano entre los dos contrincantes. No sé si estoy haciendo bien o mal, pero se que estoy haciendo lo que debo.

Rin se abalanza como un poseso a por su rival, asestando golpes furiosos contra él. Aunque parecía que el muchacho había perdido bastante el norte, puesto a que  sus ataques eran predecibles y lentos. Era como si Rin estuviera ofuscado por esa rabia y ese odio que le consumían por dentro como un parásito devorando a su presa.

El enmascarado no tenía problemas en esquivar los predecibles ataques, y tampoco en bloquearlos con su llave-espada e incluso desviarlos, hasta que al fin, cuando consigue apartar lo suficiente el arma de Rin, procede a darle un puñetazo en el abdomen, uno con la suficiente fuerza como para dejar a Rin noqueado escasos segundos, escupiendo a la vez que trata de respirar. Un golpe rápido e ineludible, pero que lo había dejado entre la espada y la pared. Estaba indefenso ante el enmascarado, que se preparaba para asestarle un golpe fatal de arriba a abajo con la llave-espada.

Aunque justo en ese momento, las dos compañeras de Rin se interponen en la pelea. El chico, quien estaba aún aturdido, no tiene tiempo a reaccionar ante la situación. 

Kora y Yume, unidas de cara a un supuesto enemigo que enfrentaba sin compasión a un agotado Rin. El enmascarado salta ligeramente hacia atrás, parando en seco su ataque y poniendose en guardia. Se queda unos segundos en silencio, para luego iniciar una pequeña conversación con la chica.

-Kora... Apártate. Esto no te incumbe.

estaba completamente aturdido por el golpe, pero mi mirada de odio lo decia todo, ese chico me la iba a pagar, lo iba a despedazar como a un vulgar insecto solo por todo el daño que me habia hecho.

---Te...te voy a matar...- digo entre dientes aunque mi voz solo refleja una infima parte de toda la rabia y el odio que siente en mi interior - pienso arrancarte la puta cabeza y arrancarte el corazón sí es que lo tienes para pisotearlo y luego te sacaré los ojos de tus cuencas oculares con una cuchara candente  y mucho más...te arrepentiras de haberte cruzado en mi camino...- termino tratando de levantarme e invocando mi llave espada*

Al sentir a Yume a mi lado, un cosquilleo recorre mi interior hasta acomodarse en mi corazón, haciéndome sentir más segura, dispuesta y capaz de mantener mi posición. Agradezco su apoyo, ese paso que a dado a mi lado y, a la vez, me preocupa que esté tan expuesta.

Sigo encarando el enmascarado, sin oportunidad de dedicarle una mirada a la chica de la bufanda roja, siquiera una sonrisa pero sé que tiene con ella su llave-espada, y ello me tranquiliza y me emociona por ella. Recuerdo lo mucho que le costó despertarla y no puedo evitar comparar su experiencia con mi vida en Fiore.

Mirando atrás queda poco del nervio de inocencia que era, y, sin embargo, sigo igual de ciega por necedad y me importa más bien poco, otro reflejo de  lo mismo.

Veo a Hayato detener su ataque y retroceder y por un segundo me invade la esperanza de que siga siendo el mismo chico que conocimos en el Castillo Alvel. Pero su voz se encarga de quitarme del error, o de matizarlo: era el mismo, con su rabia y su autoridad exageradamente predominantes.

- No voy a apartarme. - encajo con más fuerza las manos en la llave-espada y cuando estoy a punto de comunicarselo llega la voz de Rin avivando el fuego que pretendo tornar en brasas. - ¡Oh cállate Rin!Deja de soltar mierda cada vez que hablas.- espeto frustrada, enrabiada y preocupada por ese cabeza hueca - No-no voy a apartarme.- trato de volver a atender al enmascarado - Pero tu sí vas a hacerlo. Guardarás tu llave-espada y nos acompañarás a buscar tu corazón. - o lo que sea que te falte- Lo harás.- aseguro con convicción -por las buenas o por las malas-Cumplo mis promesas, Hayato.- añado con cierta confidencia, como si él tuviera que saber de qué le hablo.