Partida Rol por web

Confiando en mi caballo y dado el tamaño de las humeantes bolas de fuego, con una breve maniobra alzo mi escudo para intentar bloquear el ataque o al menos desviarlo

Al comprobar que no había ningún problema colina arriba me tranquilice sumamente y parecía que el cochero lo hizo de igual manera. Al volver a mi asiento no pude mas que dedicarle una sonrisa que fácilmente expresaba un "¿Ves? Todo  saldrá bien". Sin ningún incidente mas finalmente llegamos al pueblo. Como era habitual de una persona como el príncipe, el pueblo rápidamente se volcó con el a saludarlo y después de los típicos eventos tras la llegada de alguien de la realeza, finalmente marchamos hacia la casa del amigo del príncipe Arthas.

El encuentro con su amigo empezó y sin intervenir me quede callada mientras con mi mano izquierda abría el libro y seguía leyendo. A diferencia de otras razas con cierta facilidad para temas mágicos, en mi caso debía usar cualquier momento que tuviese para seguir desarrollando mis hechizos, si no lo hacia quedaría bastante por atrás de lo que se esperaría de un caballero diamante.

No había pasado mucho tiempo cuando el amigo del príncipe, Mark, nos ofreció un par de copas. Mi primer instinto fue el ir a rechazarlas, a diferencia de mi hermano Feris, el cual parecía un pozo sin fondo, el alcohol causaba en mi bastantes mas estragos. Como decía mi padre, lo peor que puedes encontrar en una taberna es un mago borracho. Nunca sabes quien acabara convertido en oveja. Eso y mi poca resistencia a las sustancias embriagantes me obligaban a desistir aquel ofrecimiento pero al ver como Arthas nos hacia una seña pidiendo que aceptáramos hizo que dudara.

Finalmente acabe aceptando, aunque fuera únicamente para humedecer los labios  seria suficiente, motivo por el cual cuando empezó a llenar la copa hice un gesto de que parase cuando apenas había dos dedos de contenido. Después de todo no quería que se desperdiciara el vino.

Mientras nos servían, el príncipe nos presento a su amigo como caballeros de diamantes.- Elizabeth Greyheart, para servirle.- Dije haciendo una leve inclinación de cabeza con la copa en la mano. Independientemente de quien fuera en aquel pueblo o a que se dedicara, la amistad que tenia con el príncipe era suficiente para mi.

La petición del príncipe sobre que contáramos una historia me sorprendió levemente. Realmente con aquello no lo esperaba. -Oh, mis historias no suelen ser entretenidas, muchas estrategias y planes aburridos. Estoy segura que mi compañera tendrá mejores historias que contar... a no ser que estéis interesado en escucharme hablar sobre los términos de investigación para realizar estrategias contra bandidos u otros...- Comente colocando cierta sonrisa en mi rostro. Realmente mi trabajo era ese, la estrategia y el apoyo desde atras. Eran mis hermanos los que realmente corrían las aventuras y... yo la que me encargaba de que en esas aventuras no acabaran heridos.

-Tsk- Feris chasqueo la lengua al ver como el enemigo se recuperaba del golpe como si nada había ocurrido. En el peor de los casos sería inmune a los golpes físicos, en el mejor no le había golpeado con suficiente fuerza.

Con decisión y sin amedentrarse ante aquel ataque de peonza, Feris bloqueo el golpe con su arma haciendo que dejará de rotar en seco para posteriormente lanzar un tajo diagonal con ambas manos.

Alanis trató de aconsejar lo mejor posible con sus pocas palabras al príncipe, y se alegró de que, al bajar, este pareciera haber perdido su nerviosismo. Se adelantó en el momento de bajar, asegurándose de mantener a raya al pueblo con aire formal. Era entendible que la gente quisiera estar cerca de Arthas, pero no podía permitir que su viaje comenzara siendo oprimido y acosado por los pobladores entusiasmados.

Durante la charla, permaneció silenciosa como era de esperarse, tratando de no ver demasiado directo a los dos amigos para no incomodarles, con los brazos cruzados tras la espalda y se acercó a la mesa asintiendo cuando se le indicó que probara la bebida.

-Mi nombre es Alanís, de la casa Cromwell. -Cruzó un brazo al pecho momentáneamente, con eterna formalidad, antes de tomar la copa- Agradezco el gesto para incluirnos en la charla.

Curiosa e inesperadamente, Alanís vació la copa casi de un trago, en un pestañeo. Acto seguido, dejó la misma sobre la mesa con una inclinación de cabeza. Era dudoso que hubiera llegado a saborear demasiado el vino, aunque en verdad el ámplio trago inundó su sentido del gusto de forma amplia, aunque efímera. Pero en general, el gesto había sido, cuanto menos, extraño.

-No tengo problemas en hablar sobre misiones pasadas, majestad. Pero, debo señalar que tiendo a ser despachada en circunstancias terribles, ya que mi especialidad es soportar y suprimir mediante combate. No me gustaría arruinar el ambiente alegre de la charla, pero si lo considera correcto, lo haré sin problemas.

Nada más veo que la criatura empieza a gruñir, doy un ligero paso atrás de susto - Vaya... ojala lo hubiera podido solucionar de manera pacifica... Lo siento fantasma - pero cuando empezó a atacar ascendí lo suficiente para tratar de esquivar los ataques y ya desde arriba mirando como Feris seguía atacando, y esperando que tuviera efecto negué para mi misma - Vamos Faith, por esto Fio insistió tanto en que aprendieras hechizos ofensivos. No puedes dejar que Feris se encargue de todo y menos cuando es una criatura incorporea. Vamos vamos se valiente.

Alcé las manos hacia delante preocupada - Esto es cosa de Fio, no mia, pero gracias hermanito por ayudarme a practicar. ¡Luminaria! - Empecé a cargar energía de luz en mis manos para entonces soltarla a modos de rayos hacia el fantasma.

Al igual que antes, el fantasma se comió de lleno el ataque de Feris, pero se junto como si nada le hubiese pasado. No estaba alegre, hacia un sonido extraño e incomprensible, y sus garras se afilaron de nuevo para prepararse para otro ataque, pero... de pronto los rayos de luz impactaron sobre el fantasma el cual en pocos segundos desapareció entre el destello. De la criatura no quedo nada.

El ambiente quedo en silencio durante unos segundos. El granjero se fue acercando lentamente.

-¿S-Se han encargado del fantasma? -preguntó para asegurarse de que no estaba equivocado.

De la nada, y antes de que pudiesen responder, los ojos del granjero perdieron el color y su cuerpo cayo débilmente al suelo. En cuestión de segundos una esfera de luz celeste, casi llegando a blanco, salió del cuerpo del hombre y paso entre ustedes, llegando hasta la mano de un tercer individuo que no habían visto aparecer.

-Muy bien hecho. No esperaba menos de unos Caballeros Reales -dijo el hombre en cuya mano desapareció la bola de energía. -. Es una pena lo del granjero: murió hace unos días por una enfermedad y nadie se dio cuenta, por lo que quise aprovechar para llamar vuestra atención.

Aquel sujeto era totalmente desconocido. Tenía un aura de misterio y poca confianza, además de que se cubría el rostro con una mascara blanca. Aparte, iba armado con una espada blanca que sujetaba con la mano izquierda.

-Yo, Glaius, el mayor nigromante del reino, antiguo Diamante Rojo y viejo servidor del rey Aztora, exijo una audiencia con su majestad.

Aquel que se hacía llamar el mayor nigromante no se te parecía en nada a ningún servidor que hayas conocido del rey Aztora, aunque su nombre si se te hacía familiar: un caballero real diamante rojo que utilizaba la magia para acabar con sus enemigos, pero iba demasiado lejos. Sus métodos para combatir y sus experimentos le llevaron a recibir mala fama, terminando por abandonar su puesto para partir en busca de poder y conocimiento sin las ataduras del titulo. Pero eso fue hace muchos años, y para ese entonces Glaius ya era viejo: era imposible que fuese el mismo humano... ¿Verdad?

-Bieeeeeeeeeeeeeeeeen - bajé hasta la altura de Feris para poder celebrar que habiamos acabado nuestra misión - Guau, y se supone que tengo poderes de sanación y protección, pero los de ataque son muy poderoso. Te ha gustado eh Feris, apenas he parpadeado para cargarmelo. Si es que soy lo más de lo más - Estaba hiperactiva al haber conseguido realizar una hazaña de ese calibre y cada vez que me agitaba mientras hablaba con Feris, daba varios golpes al aire tratando de darme un aspecto peligroso.

Entonces el granjero apareció y cuando quería darle la buena noticia, cayó al suelo de una manera estrepitosa. Tras ver entonces aquella bola de energía y ver su camino hasta su dueño me quedé un poco en guardia - Es... ¿Una trampa? - Pregunté por lo bajo a Feris, tenía más experiencia en las emboscadas que yo, eso seguro.

Al fin pues expuso su razón y se presentó. Al oir su nombre me quedé unos segundos pensativa. Le miré de arriba a abajo y de abajo a arriba. De nuevo pensé un momento, esta vez agarrandome la barbilla - ¿Glaius? - Pregunté apoyandome en el hombro de Feris antes de continuar - ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿No se supone que eras más viejo? Como unos.... ¿158 años o así? ¿Y qué hiciste con la barba? A mi me gustaba, te quedaba bien... aunque bueno según mi hermano dabas miedo. Uh, eso me recuerda, siento las trastadas que te hicimos en el pasado.

Por supuesto se me había olvidado una cosa super importante y era lo que quería - Oh si, audiencia con el rey ¿Te viene bien...? Feris ¿Nosotros podemos dar cita con el rey? No lo recuerdo. -Me encogí de hombros y simplemente mencioné - ¿Por qué no vas tu al castillo y usas tu antiguo rango en vez de distraernos a nosotros? Hemos sido timados ¿Verdad Feris?

Soltó un grito algo chillón cuando vio como aquellos seres empezaron a ir por el, a lo que empezó a esquivarlos lo más que pudo, un toque y probablemente acabaría en el suelo... - ¡A por mi no a por mi no! Debía alzar más el vuelo hacia arriba si quería sobrevivir a aquello sin rasguños por lo que se centró en esquivar yendo en dirección alta. No podría atacarles de nuevo hasta estar en una posición más protegida por lo que rezó a la propia tierra para que Yurrax le diese aquel tiempo que necesitaba.

El príncipe se mostró complacido cuando siguieron su petición de aceptar aunque fuese un trago. Su amigo fue quien negó un par de veces con la mano cuando ambas comentaron sobre lo que podían contar.

-No es necesario -comentó el chico. -. Mi padre me contaba que no todas las misiones de un Caballero Real son para contarse, lo entiendo.

-Oh, pues tal vez tengan razón -añadió Arthas con una sonrisa. No era quien para comentar sobre las batallas o el estrés de las estrategias precisas, pero entendía por diversos comentarios el como podía ser.

El príncipe y su amigo continuaron bebiendo el vino hasta acabarlo. Era un vino barato y sencillo, pero era agradable y con buen sabor. Ninguno termino bajo los efectos del alcohol. La charla se alargo por un par de horas más hasta que el príncipe se levanto de su asiento.

-Fue una agradable visita, pero ya tengo que volver al castillo; deberías visitarlo alguna vez -dijo Arthas a su amigo con una agradable sonrisa.

-Lo tendré en cuenta cuando tenga la oportunidad -respondió el chico.

Entonces Arthas se dio la vuelta para verlas a ambas mientras su amigo iba a abrir la puerta.

-Bien. Nos vamos entonc... -en el momento en el que se abrió la puerta, la voz de Arthas fue cortada por una explosión cuya onda expansiva tiro al suelo a su amigo e hizo menear un poco al príncipe. - ¿U-Una explosión?

El ambiente había cambiado de manera drástica. Se escuchan gritos, explosiones, espadas contra espadas... Afuera había un gran alboroto que había pasado por alto totalmente. Con la puerta abierta se podían ver distintas casas en llamas, a las personas corriendo, y a los Zafiros luchando contra distintos sujetos con capas y capuchas.

-Tsk, ahora no... -se quejo el chico en el suelo, arrancándose la manga derecha antes de ponerse de pie: en su brazo había un extraño tatuaje con símbolos antiguos que bajaba desde su hombro hasta su muñeca. Rápidamente el chico se dio la vuelta para verlas. - Saquen a Arthas de aquí.

Ante la celebración de Faith, Feris sólo esbozo una ligera sonrisa de aprobación al desempeño de su compañera, realmente había acelerado el proceso de eliminación del fantasma considerablemente.

Por desgracia las celebraciones no duraron demasiado y aquella sonrisa desapareció rápido, el nuevo individuo se había colocado allí sin que Feris lo hubiera notado y se había presentado cómo un ex-“Diamante Rojo”. En primer lugar podría haberlo sido tomado por una broma pero Faith de alguna forma parecía conocerlo, con esa apariencia infantil era difícil recordar que había vivido muchos mas años que Feris.

-Somos caballeros reales, no la secretaria de nadie -Comentó dando por respondida la pregunta de Faith mientras su mirada seguía fija en el individuo enmascarado- No tengo ningún deber para hacerte de recadero, si quieres una audiencia solicitala tu mismo. Ahora amablemente te daré una oportunidad para explicarnos detalladamente de tus asuntos con el rey y porque has montado todo este teatro para atraernos, si no siempre puedes contárnoslo en prisión.- Feris como siempre estaba dispuesto para el combate desconfiando de aquel hombre como si pudiera atacarlos en cualquier momento.

Observando los tatuajes que había revelado el chico, pudiste detallas las runas y los símbolos de una antigua rama de hechiceros un poco raros de encontrar, cuya magia tenía diversas utilidades para lograr cubrir distintas áreas. Ese clan de hechiceros eran conocidos como Andantes, y sus hechizos solo eran enseñados a los de su propia sangre. Esos símbolos eran muestra del grupo al que pertenecía el chico, demostrando así que era más que un simple aldeano.

-No es la idea más recomendable -señaló rápidamente- El príncipe quedaría expuesto en medio del caos, y eso sería especialmente terrible si el disturbio apunta a hacerlo salir al descubierto. Pero, suena a que conoces el origen de estos atacantes. Por favor, dinos lo que sabes al respecto si lo consideras relevante.

Descolgó la lanza pesada de la espalda, sosteniendola en una mano por el momento.

-Mi recomendación personal es que su majestad se retire al punto más seguro de esta edificación, preferentemente el sótano si no hay mejor sitio, en compañía de alguien que le proteja en caso de que alguien encuentre su escondite. Elizabeth y tú deberían tomar ese lugar. Yo tomaré parte en el combate del exterior.

Se giró hacia la puerta, y continuó hablando de forma calma y neutra, como siempre.

-Es mi propósito desde mi nacimiento es cargar al corazón de la batalla, recibir las heridas necesarias, y terminar las hostilidades prontamente para proteger al resto de las mismas. Así que, Mark, Elizabeth, su majestad...manténganse seguros.

En cuanto el sonido de la explosión llego a mis oídos ya estaba colocada frente al príncipe con un libro abierto sostenido por mi mano derecha. Mis ojos destellaron durante un momento al ver los tatuajes del amigo del príncipe, pero mantuve el silencio mientras Alanis hablaba. Era posible que no hubiéramos escuchado nada del exterior debido a un hechizo creado por el propio muchacho, pero aquello había sido inconveniente. Los zafiros llevarían tiempo combatiendo y no habían podido recibir ayuda alguna por nuestra parte.

Al escuchar las ordenes de Alanis mis ojos se entrecerraron levemente, como si pensara las consecuencias que podría tener aquello. Finalmente cerré de golpe el libro preparado en mi mano con un sonoro sonido. Ojala hubiese aprendido ya el hechizo de teletrasporte. Me gire hacia el principie e incline levemente la cabeza. Las ordenes que nos habían encomendado eran claras, mantener a salvo al príncipe.- Podemos huir, escondernos o intentar mediar en lo que sea que este ocurriendo, pero no somos nosotras quienes debemos decidir

El problema es que todos los sonidos del exterior clamaban con mi atención. Mucha gente del pueblo necesitaba ayuda y mi consciencia me apremiaba a ir a ayudarlos.- Majestad, aguardo su decisión, le protegeremos decida lo que decida hacer.

Naturalmente, el enmascarado se quedo en silencio a la espera de una respuesta, pero su silencio se hizo de cierta forma más notable cuando Faith le empezó a reconocer. Fueron unos instantes durante los cuales Glaius se quedo totalmente pensativo.

-Oh, eres tú... Lo lamento, pensé que eras un hada cualquiera; todas me parecéis iguales -admitió antes de responder. -. En pocas palabras, durante el camino por descubrir mis límites llegue a tomar una apariencia más fresca y agradable a la vista, aunque solo es una apariencia; en realidad tengo más de cien años.

Tras lo cual, la conversación tomo un tono un poco agresivo por parte de Feris. El ex-caballero clavo su espada en el suelo para apoyar la mano en la empuñadura antes de responder al lobo.

-Eres muy joven para conocer nada de mi, pero mi titulo y todos sus honores fueron revocados a mi petición cuando renuncié. La razón por la que deje mis servicios fue por la comodidad del resto; al parecer, no todos compartían mi pensamiento de "el fin justifica los medios" -hizo una breve pausa para posteriormente continuar. -. Existieron muchos rumores sobre mi, muchos relacionados con ser un corrupto o alguien que quería derrocar al rey... Al final los deje en paz y continué con mis avances en solitario. Si llame vuestra atención era para saber que tal eran los caballeros de esta generación y que tanto sabían de mi, pero viendo que solo el hada me pudo reconocer, supondré que ya no se habla de mi.

Entonces Glaius saco la espada del suelo y la sostuvo en el aire. A los pocos segundos, el arma se esfumo en unas llamas negras que la consumieron hasta desaparecer en la nada.

-Mis asuntos con el rey son cosa privada, así que no pienso molestarlos más. Me dirigiré al castillo entonces -dijo mientras empezaba a caminar hacia la puerta, pasando junto a ustedes. -. Ya si alguien pregunta como un extraño nigromante que no tiene ninguna autoridad se ha colado en la sala del trono, diré que un par de Caballeros Diamantes me dejaron llegar sin supervisión alguna y sin avisar al rey; Faith y Feris, ¿correcto? Me pregunto como os afectará en vuestra reputación, y la de vuestros seres cercanos...

Sin decir más, el ex-caballero empezó a caminar hacia la ciudad.

Cuando escucho a mi pequeño compañero pedir ayuda (indirectamente) rapidamente hago girar al caballo para ir a su posicion, con el escudo en alto.

-No en mi guardia-les digo a los goblin cuando cargo contra ellos, apartandolos un poco del hada

Viendo, despues, que esta a una distancia segura, vuelvo a apuntar mi lanza contra ellos, dispuesto a hacer brochetas de goblin

Ante las palabras del individuo llamado Gaius Feris alzó su naginata situando el filo apuntando directamente a su cuello, haciendo que este dejase de caminar.

-Parece que no me has entendido, tu no vas a ningun lado. -Aquel individuo estaba intentando calentarles, quería usarlos atendiendo a sus deberes como caballeros y metiendo en ello a sus seres cercanos,¿ tan idiota pensaba que era?, si era así Feris iba a jugar con él como un caballero real. Mostrando una sonrisa de pandillero incitando a una pelea callejera el lobo continuo hablando- Bien, lo haremos a tu modo, ya que tanto quieres ir al castillo seré tan amable de escoltarte… Bajo sospecha de haber asesinado al propietario de esta granja, tras haber atestiguado tus intenciones de allanamiento al castillo real, por haberme tocado los huevos y varias otras razones sospechosas ,quedas bajo arresto. Hasta que estes libre de sospecha serás llevado a los cuarteles de los caballeros reales, tu petición de audiencia será llevada a los de arriba quienes decidirán que hacer. Ahora, ¿te rendirás pacíficamente o tenemos que hacerlo por las malas?

-¡Ya! - respondí ante el hecho de que "hubiera querido" olvidarme - Más quisieras haberte olvidado de mi. Todas las hadas no somos iguales, y yo soy demasiado especial como para que te olvidaras de mi. ¿Acaso no recuerdas tu barba entrenzada? ¿O la cupula de caldero? ¿Por no hablar de los cambios de ingredentes que hizo explotar tu habitación? - me acaricié la barbilla pensando en ello - Vale... quizás ahí nos pasamos Fio y yo, pero en nuestra defensa, no sabiamos que iba a ocurrir. - alcé las manos tratando de aparentar ser inocente.

-¿Más de cien años? pfff - reí sin contenerme - Yo tengo más de doscientos y no necesito cambiar de cuerpo. Sigo tan guapa y bella como el primer día - Sí, quería vacilarle un poco, me molestaba mucho que dijera que no se acordaba de mi, yo no era ninguna don nadie. Entonces siguió su historia dirigiendose a Feris y fue entonces cuando empecé a sentirme ignorada, otra vez. Al menos hasta que Glaius nos amenazó a ambos. Feris respondió rápido y yo aproveché su arma para ponerme cerca de su cara, pero con suficiente lejanía.

-Glaius ¿Qué te hace pensar que puedes amenazarnos así sin más? No juegues con las palabras que ya, según tu, no entiendes. Han pasado muchos años, y mientras algunos hemos cambiado, tu sigues igual. A saber que te propones hacerle al rey y al castillo. - miré entonces hacia el cuerpo del granjero, al cual bajé para buscar su horca. Volví a mi forma natural para poder cogerla sin problemas y ponerla frente a Glaius - Alza tus manos, juntas y apretadas la una con la otra. No vas a hacer tus truquitos mientras vengas con nosotros.

Alguien como él ya debía estar de cierta forma acostumbrado a ese tipo de situaciones: disturbios, bandidos, y tener que tomar la decisión sobre que es más prioritario. El príncipe simplemente se les quedo viendo un par de veces antes de hablar.

-El pueblo necesita ayuda... No les pediré que me descuiden ni nada parecido, pero tampoco quiero que los ciudadanos mueran pudiendo ayudarlos... -entonces, Arthas llevo la vista a Alanís. -. Alanís, ve al frente y ayuda a todos los que puedas mientras mantienes apartados a los bandidos. Elizabeth, tu ven conmigo y ayúdame a salvar al resto de camino a otra casa; iremos pasando de una a una para ocultarme mientras vamos a la carroza. Mark... Haz lo que debas hacer.

Su orden fue dada, y debía ser obedecida. El príncipe podría ser alguien terrible en combate, pero su deseo de salvar y ayudar eran solo comparables con los que debería tener un rey.

-Entendido -el amigo del príncipe fue el primero en moverse: apenas salió de la casa, sus tatuajes empezaron a brillar en un color celeste eléctrico. Poco después, Mark dio un gran salto para movilizarse por el pequeño pueblo.

Luego de salir, se pudieron encontrar a múltiples bandidos encapuchados luchando contra los zafiros y matando aldeanos. Todos utilizaban espadas ligeras.

Nada más salir al exterior, llamaron la atención de un grupo de bandidos, los cuales no tardaron en moverse hacia ustedes para bloquearles el camino hacia el carruaje. Arthas se mantenía oculto en la casa de su amigo de momento.

Los goblins se terminaron estrellando con el escudo de Yurrax antes de poder alcanzar al hada. Saltaron hacia atrás para tomar distancia, pero quedar en el aire les dejo vulnerables a la embestida con lanza del caballero con lanza que termino empalando a tres de las criaturas.

Ante tal escena, el otro grupo de goblins intento darse a la fuga: eran rápidos y buenos para moverse, por lo que podrían perderse fácilmente si llegaban a alejarse mucho.

Para cuando se dieron cuenta del intento de huida de los enemigos, también notaron una leve agitación en los alrededores. Algo grande y pesado se estaba movilizando cerca.