Partida Rol por web

Shiba toma impulso, al ver la guardia abierta que deja Yoritomo, y ataca con presteza, apuntando con su espada al vientre de la criatura. Esta vez, su acero encuentra una abertura en las placas del monstruo!

Al ver que el cortesano se lanza, el tambien avanza blandiendo su espada, pero el amontonadero contra el monstruo le impide acertar un golpe adecuado...

Si algo caracterizaba a un Cangrejo, era la perserverancia. Se haría oír por los espíritus.

La criatura recibe multiples ataques, que comienzan a abrumarla.. La segunda flecha de Daidoji apenas le hace un rasguño, y la magia de Iuchi no parece tener ningun efecto sobre el... pero la arriesgada maniobra de Yoritomo y el golpe de Shiba si hacen blanco y le provocan dos dolorosas heridas!. A esto, hay que sumarle el conjuro del Kuni, que envara sus movimientos...

-Malditos! + ruge con rabia, un ligero hilo de sangre escapa de sus labios... Esta enfurecido, y esto puede verse en su mirada. Pero tambien hay algo mas... una inteligencia sobrenatural.

Se abalanza sobre Mantis, atravesando su guardia abierta, y desgarra su vientre, derribandolo! Pero no se queda a rematarlo, sino que pasa por encima de este, moviendose hacia el agua a toda prisa mientras grita!!

-Me vengare!

- ¡Vuelve aquí, monstruo!

Mientras la criatura trata de escapar por el agua, Junichiro dispara una última flecha.

La herida no parece tan grave, pero Iuchi se arrodilla como si lo hubiesen abierto en canal. Trata de concentrarse, invocar su úlñtimo hechizo de agua del día y además manteniendo la mente en blanco... para ayudarle a conseguir la paz mental que necesita para que el hechizo sea efectivo.

Yoritomo no podía dejar que la bestia escapara, llana y simplemente. Había cometido muchos errores en su vida, y no era el samurái más honesto de todo Rokugan, pero la situación le impelía a hacer algo. Sus ancestros le pedían que intentara cualquier artimaña para acabar con el ser horripilante y corrupto que les había engañado y asesinado al chico.

- Kuni-San, le imploro que me ayude a recuperarme con la magia de los Kami, necesito acabar con esa cosa y poner punto y final a su engaño y su maldad. Sé que no soy el mejor magistrado en prácticas que os podéis encontrar, pero la situación es desesperada... - Sus palabras eran un susurro con apenas fuerzas.

Aprovechando que la bestia está entorpecida por la oración de su compañero Cangrejo, Bankunaruchi corre tras él para asestarle un golpe. Pero al cogerle por la espalda el caparazón vuelve a desviar el acero del maltrecho samurai.

Tokiota corre junto al Shiba, intentando tambien acabar con la criatura antes que se meta al rio. Practicamente salta sobre este, sujetando la katana con las dos manos, para darle mas fuerza al golpe!

Este logra atravesar el caparazon del ser,  clavandose hondamente!!

Al ser mordido por el acero de la flecha de Daidoji y la espada de Tokiota, el monstruo se desploma junto a la costa. No esta muerto, aun respira, pero apenas, del mismo modo que Yoritomo... Araña el suelo con sus garras, tratando de llegar al agua...

- Bien, bestia. Ahora verás lo que implica atacar a los siervos del Emperador

Junichiro sacó su katana y se acercó a la criatura. Alzó su arma, y descargó un golpe contra el cuello del ser.

La espada de Daidoji logra encontrar hueco, pero aun asi la gruesa piel del montruo hace que no penetre con tanta profundidad... Solo unos centimetros de la hoja hacen su trabajo.

El ser deja de moverse, pero su pecho aun sube y baja muy lentamente, señal que todavia agoniza... La sangre verdosa brota despacio por sus heridas...

Después de dejar a la criatura inconsciente, Junichiro extrae su arma de la criatura

- Vaya, parece que se niega a dejar este mundo... ¿Nos la llevamos, o acabamos con ella?

Incluso en su estado, sacó fuerzas para dar una orden, salida de lo más profundo de su ser. Ese ser respondería por sus crímenes y luego pagaría el precio de atacar a un chico inocente.

 - Nos lo llevamos...

Y no le van a preguntar con quién hizo el trato, señores? Parece que la rabia le ha ganado a su astucia...  Esa creatura ha visto más de lo que nosotro pudiésemos ver y uds planean silenciarla.

Junichiro miró al Iuchi y envainó su katana

- El trato lo hizo conmigo, Iuchi-sama. Yo prometí construirle un santuario a cambio de dejarnos en paz y nos dijese donde buscar. Pero ahora sé que me mintió; no es el "espíritu del bosque", ni nos indicó donde encontrar al niño, porque ya lo había dejado morir. Así que el trato no vale nada; la palabra de un mentiroso no vale nada.

Buscó en su mochila su kit de medicina

- Si por mi fuera, lo matábamos y ya está; no creo que a estas criaturas se les apliquen las mismas leyes que a los hombres, así que presentarlo ante un magistrado a que lo juzgue no tiene mucho sentido. Y no creo que nos sea de ninguna utilidad. Pero me parece que ahora es más importante atender a los heridos.

El Bayushi parecía el más grave de todos. Junichiro se inclinó sobre él y empezó a limpiar y suturar sus heridas.

Sin mediar palabra, mientras el Daidoji se preocupaba de sellar las heridas del Escorpión, Higetora hizo lo propio con Anzai.

El grupo se presta los primeros auxilios... Bayushi recobra la conciencia, mientras el grulla le aplica una pasta sobre sus graves heridas y aplica un vendaje... Kuni, que no posee estos implementos, simplemente puede improvisar el vendaje sobre las heridas de Anzai, pero esto ayuda a detener el sangrado. Los dos heridos graves, sin embargo, estan demasiado debiles para andar por su cuenta...

Por su parte, la herida de Iuchi se cierra en buena medida, pero el dolor persiste en su delicada constitucion. Puede observar como Tokiota, el guardia de Tsuruchi-sama, envaina y mira al monstruo con aprension. Es evidente en su expresion que comparte los sentimientos de Daidoji y lo mataria cuanto antes si fuera por el...

Finalmente, al cabo de unos minutos, pueden pensar en como trasladar a la criatura y los heridos de vuelta la pueblo. Sin embargo, en eso... 

Un chico aparece al otro lado del rio. Su presencia habia pasado desapercibida a todos, hasta que habla en voz lo bastante alta para que se le oiga... Es extraño al instante, y su voz tambien lo es, suena musical, casi como un sueño.

Es pequeño, de unos 14 o 15 años. La tez muy blanca, bella, y el pelo blanco, como un Grulla. Sus ojos apagados los observan sin miedo. Viste un kimono gris claro y no lleva arma alguna. Con la mano señala al monstruo...

-Si se lo llevan, morira... Lo saben?