Partida Rol por web

El equipo Topacio (por topos, no por la gema o los cazadores de maho XD) continua su marcha... y se tropiezan todos con una cuerda tendida a pocos centimetros del suelo, entre la hojarasca....

El tropezon no es suficiente para dañar o siquiera desequilibrarlos, pero desencadena un segundo efecto... Por entre los arboles empiezan a resonar campanillas, claramente un rudimentario sistema de alarma. Nadie o nada se mueve por lo pronto, pero queda claro que cualquiera proximo ya sabe que estan alli... Sin embargo, por que alguien pondria semejante cosa en medio del bosque?

Miró al resto mientras se levantaba:

- Aqui debe ser donde vive el ronin que buscamos... Tened los ojos abiertos, no se sabe que puede pasar. - Tenia su cuerpo en defensa ante lo que pudiese venir, y cada paso estaba ahora medido con cautela.- Daidoji-San, ¿sería tan amable de guiarnos despejando el camino mientras cubrimos los flancos?

- A decir verdad, preferiría quedarme atrás, donde pueda usar el arco, pero supongo que soy el único que sabe moverse por este entorno.

Atento a cualquier ruido que pudiese delatar una presencia, Junichiro desenvainó su yari y siguió hacia el sur

Higetora dejó que los Bushi adoptasen formación mientras el tomaba la posición esperada en un shugenja, la retaguardia, dejando a los Bushi espacio para su trabajo. Los dedos de su mano izquierda acariciaban dentro de la bolsa de pergaminos una plegaria a Osano-Wo, mientras mantenía su bastón sujeto en la otra mano con una presa de hierro; mantenía sus sentidos atentos al entorno, esperando. No se preocupó por el sigilo, el era un samurái y no se escondía de cobardes.

Al sobresaltarse por el sonido de las campanillas se mueve instintivamente para cubrir al shugenja de cualquier posible ataque, sin pensarlo, tan sólo dejándose llevar por lo aprendido en su escuela. Una vez pasada la primera impresión y tras escuchar las opiniones de sus compañeros, da unos pasos al frente.

-Abriré yo el paso, no hace falta que discutan, parece ser que a partir de aquí la senda está más clara. No quisiera que nadie nos confundiera con gente que entra a hurtadillas.

Se gira hacia el samurai Grulla.

-Cubra el flanco de Kuni-sama, Daidoji-san, y que Yoritomo-san marche el último cubriendo la retaguardia.

Echa a andar con algo de resolución y confianza, como quien tiene todo el derecho de estar donde está. Según da los pasos coge aire y pronuncia en alto:

-¡¿Hola?! Siento el escándalo, pero no deberían dejarse campanas para que alguien se tropiece. ¿Hay alguien por aquí?

Junichiro se sobresaltó al oír gritar al Fénix y se dirigió a él

- ¿¡Os habéis vuelto loco!? ¡Sea quien sea, es seguro que no quiere visita! ¡Si lo desease, no tendría una alarma! ¡Haced el favor de volver a los árboles!

La extraña y "audaz" accion del Shiba tiene un efecto, sin embargo. Aunque nada cambia a simple vista, perciben que el bosque se vuelve mas silencioso. Y lejos, hacia el sur, parece oirse una risilla indefinible...

El samurai se vuelve sorprendido y enarca una ceja. En parte confundido y en parte algo enojado por la sugerencia del bushi Grulla.

-¿No esperaréis que me esconda? - pregunta haciendo ademán hacia los árboles- Pase lo que pase ya se enteró con las campanillas y yo no pienso quedarme agazapado esperando. Soy un samurai -remarca estas últimas palabras-. Quien haya puesto esto aquí tiene algunas preguntas que responder.

Tras estas palabras observa por un instante la negrura del bosque nocturno y escucha sus misteriosos ruidos. Su semblante vuelve a ser sereno y tranquilo.

-De cualquier forma, si queréis permanecer ahí escondidos "valientemente", al menos cubridme la espalda.

Su actitud confianza detona que sin duda sólo ha lidiado con problemas urbanos, donde un samurai es la última palabra.

- Ya habéis visto que a aquel espíritu el que seáis un samurai le importaba bien poco. ¿Que os hace pensar que lo sea que haya aquí vaya a pensar de forma distinta? Esto no es la ciudad ni la corte; es la naturaleza, y aquí solo manda la ley del más fuerte.

Se adelantó al Fénix, yari en mano, y siguió avanzando

- Y ya que todo el mal está hecho, iré yo delante, que al menos se moverme en este entorno. Ah, y no os atreváis a volver a tacharme de cobarde; coraje no es sinónimo de imprudencia, ni prudencia de cobardía.

Anzai suspiró, definitivamente, la tensión habia calado en ellos hasta el fondo... Pero, ¿En quien no? La verdad, todos estaban algo cansados, alterados y sobre todo, intrigados con lo sucedido en esta poblado. Y para rematar la maldita alarma, ¿Quien demonios vivia aqui? Solo faltaba la cara de ese Ronin asqueroso para rematar la jugada, ya creía verlo aparecer de repente, con su sonrisa de perdonavidas infalible.

- Señores... Cuanto valor como para desperdiciarlo fuera de las tareas que seguro que tan bien desempeñan, ahora si son tan amables, que Shiba-San cubra a Kuni-San como experto Yojimbo de Shugenjas que es, Daidoji-San y yo iremos delante y todos contentos... ¿Alguna duda? Son todos samurais excelentes, nunca duden de ello, duden solo de si podemos hacer algo más en nombre del deber... Yo incluido.

Avanzó con el Daidoji, ojos avizor para lo que pudiera pasar, su mejor cara de cortesano para estas ocasiones...

El grupo reanuda su avance, esta vez, con mas cautela... Pronto, perciben una luz en el bosque... Asi, se adentran en un claro, iluminado por una hoguera. Poco mas alla, una tienda, hecha de pieles, completa el cuadro.

Hay un hombre de pie frente al fuego. Viste integramente de negro, con una amplia capa, y lleva un daisho, ademas de un tanto con el cual juega entre sus dedos... A sus pies, yace una figura menuda, temblorosa, con ropas de mujer.

Cuando alza la vista, el fuego les permite ver un joven de vuestra edad, con una cicatriz en el rostro. Sonrrie. Sin dejar de jugar con el tanto, su mirada se posa en ustedes...

-Pero que tenemos aqui?... jaja... samurais? mmm Tanimoto-kun no es de los que hacen amigos, asi que dudo sean solo visitantes... Diganmen, quienes son ustedes y que buscan, mis buenos bushis... +les habla, con total descaro y sarcasmo en la voz...

Junichiro se adelantó, con la intención de contestar al desconocido. Mejor que hablase él antes de que el magistrado Yoritomo le soltase otra preorata sobre leyes o el Kuni le dedicase algún insulto.

- Venímos buscando a una joven y a un niño que se han adentrado en el bosque, a petición de su padre, el maestro carpintero de Jukami Mura. ¿Debo suponer que la muchacha que se encuentra con vos es la joven que buscamos?

Junichiro mantenía su yari a mano, preparado para entrar en acción ante cualquier gesto de amenaza

La figura en el suelo levanta la cabeza. Puede verse que es una joven, de una gran belleza e inocente gesto. Sus ojos estan preñados de lagrimas.

-Ayudenmen po...

La interrumpe, pateando su costado con tranquilidad, de modo que la joven tose y deja de hablar...

-mmm ya veo... asi que es la hija de Hirohisa... interesante. Gracias por el dato! Está no habia querido hablar a pesar de todas mis tiernas solicitudes...

Baja la mirada a la muchacha. Su tono de voz es francamente risueño

- Tu padre tiene mucho dinero... asi que quedate tranquila y quietecita. No queremos que la mercancia se estropee..

Luego la alza, hacia vosotros. El tono risueño y descarado no le abandona...

-En cuanto a ustedes... mm... me temo que ahora que me han visto... no se podran marchar. Pero si se rinden, les prometo una muerte rapida y honorable, como bushis que son...

Junichiro abandonó todo atisbo de cortesía, alzó el yari en posición desafiante y se dirigió al desconocido de negro

- No estáis en posición de hacer amenazas. Soltad a la joven y rendios sin ofrecer resistencia, y quizás seamos clementes. Aunque me temo que eso no lo decidiré yo, sino el magistrado que nos acompaña.

Su sonrrisa se torna claramente burlona. Chasquea los dedos de su mano libre... De la tienda surgen 4 hombres con aprotecciones de ashigaru, armados con arcos, los cuales toman posiciones, dos a cada lado. Sus vestimentas son similares a las de los hombres que vieran hoy morir en el pueblo a manos del ronin.

-Por favor... no pensaras que soy tan estupido de venir solo, o si? Suelten las armas o afronten las consecuencias...

Higetora observó la disposición del sitio con calma. Una plegaria apropiada al hijo de Hida-Kami, Osano-Wo, y el campamento de los idiotas sería pasto de las llamas. Mantuvo su bastón sujeto con una mano en posición defensiva, mientras su mano izquierda estaba cerca de su bolsa de pergaminos, reconociendo por el tacto las distintas plegarias.