Partida Rol por web

Viendo que siete arqueros se disponen a masacrarlos a flechazos, el joven acomete con la que le parece la única salida. Destripar al líder para que los arqueros se acobarden. Un acto desesperado para una situación fatal. Ni siquiera él podría siquiera soñar con poder sobrevivir a un fusilamiento como ese.

Katana en ristre, bordea al magistrado Yoritomo y se lanza contra el hombre que viste de negro. Deja que el filo se oculte por unos instantes tras el baile de las llamas para arrojar, a la vez que un tajo que busca la sangre de su enemigo, brasas sobre sus ojos que puedan hacerle perder valiosos segundos.

El shiba se manda hacia el jefe de los bandidos, blandiendo su katana en un tajo tremendo... Sin embargo, este esta alerta, a la defensiva, y bloquea el golpe con su propia arma, frustrando el mismo...

Es en ese momento que otro de los bandidos surge de la tienda! A diferencia del resto, blande un yari de 2 metros, con el que trata de herir al fenix!

Pero la fiel armadura de este desvia el lanzazo, preservandolo de todo daño...

De ningun modo el mantis es de los que se queda atras, y ataca por el otro costado al desconocido. Este, sin embargo, deja deslizar su hoja y se cubre del segundo ataque con la misma firmeza que del Shiba, sin comprometer su ferrea postura, a pesar de estar siendo rodeado...

La joven a los pies, entre los dos contendientes, no levanta la cabeza, aterrada...

Del costado surge un arquero! Este yacia no en los arboles como el primero, sino escondido en los matorrales... Dirige su saeta al Mantis, y esta vez el magistrado no es acompañado por las fortunas. La saeta se aloja en su costado, causandole un profundo dolor!

El agil grulla retrocede unos pasos, preparandose para todo... Desenfunda su yumi, eso si, y dispone una flecha hoja de sauce en el, mientras elige su blanco...

Otras tres flechas surgen de los arqueros, dos de los que estaban alli frente a la casa y un tercero escondido entre los matorrales como el otro! Sus destinos, el fenix, el mantis y el kuni!!

Pero sus lanzadores todavia estan muy alterados, o su pericia no es tanta como podria parecer, por que todas fallan sus blancos!!!

Al ver como el líder de los bandidos evitó con presteza la hoja del Bushi Shiba, Higetora decidió que necesitarían un poco de ayuda. Sacó presto un rollo de pergamino con un encantamiento sencillo, y recitó la plegaria con voz grave. Los Kami de la tierra acudieron a su llamada y se arremolinaron a los pies del hombre de negro, impidiendo sus movimientos. Después, recurrió al pragmatismo Cangrejo y se puso a cubierto de las flechas que le lloverían.

Las flechas de los ultimos arqueros inmoviles vuelan hacia los que atacan a su jefe, Yoritomo y Shiba... Pero como el resto, fallan. Tal vez es que no quieren herir a su jefe que esta en medio, pero mas probablemente su entrenamiento sea deficiente...

El claro ahora es un hervidero de saetas que vuelan y guerreros debatiendose...

Viendo la magia que lo apresa, grita a sus hombres, a la par que elige entre sus oponentes al mas peligroso...

Disparenle al shugenja, infelices!

El remarca sus palabras abandonando la postura defensiva y lanzando un tajo al fenix! Su tecnica no se compara con la de sus hombres, es firme y peligrosa... Abre por eso una herida dolorosa en el costado de Shiba, aunque no tan grave debido a la recia complexion de este...

El bandido en el arbol oye el grito de su acosado jefe y dispara al shugenja! Su saeta esta vez es mejor, y hace blanco en el Cangrejo, hiriendolo aunque no de gravedad...

Viendo que ahora el objetivo de las flechas es el shugenja, Bankunaruchi se destraba de su cruce de katanas con el hombre de negro para lanzarse entre los arqueros y crear entre ellos el caos.

 Claro que si, puedo utilizar el hechizo de la dama luna, pero debes garantizar que podré estar concentrado por un tiempo algo prolongado, además requiero abrir todas las puertas para que la dama del aire toque con sus sedosos hilos toda la estancia.

Acto seguido comienza a dejar paso de cualquier fuente de aire, y él mismo se coloca en una posición donde toda corriente de viento y luz llegue fácilmente a sus vestiduras, saca un rosario con 5 cuentas blancas y comienza a dar sus oraciones a la dama luna con mantras y katas de fluidez evidente mientras frota las cuentas.

El shugenja conjura, tratando de atraer la voluntad de los kami para responderle... Sin embargo, tal vez el que estaba por aqui ya se halla ido (asi de inconsistentes son los espiritus aereos) puesto que nadie responde sus plegarias...

El silencio invade la habitacion y el tiempo transcurre.

La katana del Fénix vuela entre los bandidos y tras un pequeño quiebro se desliza por el lateral de su oponente, justo por debajo de su armadura endeble para lograr un corte en el costado que produce abundante sangre, regando el claro del bosque.

Yoritomo tomó una última bocanada de aire, sabiendo que esta podía ser la definitiva, para luego hacer lo que ya habia visto muchas veces en otros samuráis... Desvanecerse en el ataque como si fuera el último. No era cuestión de que el ataque fuera infalible, sino más bien que podría ser el último. ¿Moriria? Ese era el destino de todo guerrero, ¿Volveria a verla? Habia cometido demasiados pecados en nombre de sus lealtades como para asegurarlo... ¿Sobreviviria para clavar una daga en el pecho de ese Soshi? Incluso muerto volvería a por él. Con todas estas cuestiones en mente se lanzó al ataque antes de que su mente quedara en blanco.