Partida Rol por web

El hombre, aun estrechando a su hija, contesta en tono vacilante por la emocion...

-Yo... no podre nunca agradecerles... todo lo que ya han echo... aunque... no lo entiendo...+murmura, meneando la cabeza al escuchar las palabras de Grulla y Mantis, como si no pudiera captar todo el mensaje. + ... secuestrarte, hija? Pero.. quien... por que?

Suspira, dejando salir el aire con una clara expresion de agotamiento, tomandose unos segundos para, al menos, asimilar el pedido de los samurai...

-Si... por favor... pueden descansar aqui... Pero me temo no puedo enviar a nadie... Vivo solo con mis hijos. Nunca he tenido sirvientes... Tal vez si debi tener alguno que los cuidara...

El joven samurai Fénix se mantuvo expectante durante la conversación, apartando la mirada en el emotivo momento en que la hija se reencontró con su padre, para no deshonrarles por mostrar sentimientos en público.

Una vez creyó que era su momento de hablar lo hizo.

-Creo que lo mejor es que nuestros maestros sepan lo que está pasando, así tal vez Iuchi-san pueda ayudarnos. Propongo que Kuni-sama y yo nos acerquemos a la posada mientras Daidoji-san defiende la casa. Aunque estamos heridos podemos caminar, pero no estamos en condiciones de pelear si intentan asaltar la casa.

- No creo que esos idiotas se atrevan a atacar fuera del amparo del bosque y la oscuridad, pero estoy de acuerdo; lo mejor será estar prevenidos. Ya que van a hablar con nuestros superiores, podrían llevarse de paso a estos dos indeseables y entregarlos a quien corresponda.

Luego se acordó del espíritu

- Por cierto, Hiroisha-sama, luego tenemos que hablar de un pequeño favor

-Lo que deseen, honorables señores...+responde inclinando la cabeza. Luego mira a Shiba+ Tengo un par de monturas, simples ponis de carga, pero pueden acelerar su viaje. Los otros samurai han regresado al poblado hace tiempo...

Con cierto notable sentimiento de rechazo, deja de abrazar a su pequeña.

-Hija mia, trae de comer y beber a los nobles samurai... no podemos permitir que partan con el estomago vacio. Yo preparare sus habitaciones.

-Si, padre. +asiente la joven secandose las lagrimas que aun quedaban en su rostro, y ensayando una sonrrisa. Con rapidez, se dirige luego al sector Este de la casa, dejandolos solos con Hirohisa.

Junichiro esperó a que se marchase la joven y luego miró a Hirohisha

- Decidme Hirohisha-sama. ¿Sería posible construir un pequeño santuario dedicado a un espíritu del bosque? Dado que sois el maestro de carpinteros, creo que sois la persona adecuada para hacerme ese favor

El hombre mira algo extrañado a Daidoji...

-En efecto... no seria ningun inconveniente, Grulla-sama, mientras no sea demasiado adentro... Como ya le comentare, poca gente se atreve a internarse en la espesura, aun por dinero. Y claro, solo podria hacerme cargo de construir la estructura fisica, de santificarle deberia encargarse un respetable shugenja... pero si, lo hare gustoso si vosotros me lo pedis. Siendo curioso, tendria a bien indicarme en honor a que espiritu o fortuna? asi podria determinar mejor si corresponde alguna talla o material...

- Se trata de un espíritu del bosque; no vimos su forma, pero tengo mis razones para pensar que se trata de algún espíritu de zorro.

Higetora aprovechó la pequeña pausa para liberarse de su carga y comprobar el estado de la misma. Le parecía raro que el bandido no hubiese recuperado la consciencia, aunque la media docena de golpetazos que se llevó el ronin contra ramas bajas y troncos podían haber contribuido. Se comprobó discretamente el improvisado vendaje en su costado. Estaba empapado en sangre y tendría que cambiarlo en breve, pero eso aún podía esperar un poco. Incorporó ligeramente la cabeza cuando se hizo mención del santuario.- Yo mismo me encargaré de invocar las plegarias necesarias llegado el momento. No os preocupéis por eso. Y ahora, si me disculpan, tengo un paquete que entregar a la justicia. ¿Viene, Shiba-san?

Aunque los kitsune son espiritus, no son venerados en si, salvo en rarisimas ocasiones, cuando han intervenido por mortales, ayudandolos, protegiendolos... o lastimandolos, para enseñar lecciones

Son nativos de Chikushudo, el reino animal. Es de tu entender que normalmente actuan como mensajeros de Inari, la Fortuna del Arroz, por lo que un santuario o altar relacionado a ellos haria bien en tener alguna señal de esta, y un lugar donde depositar ofrendas de arroz.

El joven Shiba asintió en silencio. Se le veía muy meditabundo los últimos minutos.

-Tengan cuidado, Daijodi-san y Yoritomo-san, esto aún no ha terminado. Que las Fortunas os den fuerzas si las necesitáis.

Con esas palabras sale, algo taciturno de la casa, atento a la oscuridad de la noche. Las heridas le dolían a rabiar y le rozaban con la tela interior de la armadura, pero ni una muca vieron sus compañeros. Tal vez por eso se adelantó un poco al shugenja, para que no viera su expresión por unos segundos.

Junichiro inclinó la cabeza en señal de respeto al Fénix y el Cangrejo

- Igualmente, Bankunaruchi-sama y Higetora-sama.

Después se giró hacia el carpintero

- Ah si. Hiroisha-sama, unos cuantos de esos indeseables nos han seguido hasta aquí. No creo que sean tan estúpidos de atacar fuera de la cobertura del bosque, pero de todas formas conviene ser precavidos. ¿Tiene algún arma que sepa usar?

El viejo hombre asiente lentamente.

-Poseo algunos arcos y yaris de caza, de antaño, aunque nunca los he usado contra personas... Asi mismo tengo un bo... Sin embargo no soy un luchador, honorables samurai, ni nunca lo he sido... Que sugeris que hagamos?.

Los ponis de carga no son la caballeria mas honorable, pero son animales resistentes y que conocen poco el miedo. Aunque es noche cerrada, no temen, y con una de las lamparas de la casa de Hirohisa pueden iluminarse bien la senda. La herida de Kuni sangra todo el camino...

El pueblito de Jukami Mura duerme, salvo aqui y alla algunas luces. La principal y primera que ven, es la de la posada del Amanecer.

Al llegar y desmontar, ven adentro a los sensei. Estand divididos en dos grupos. Por un lado, el tosco Cangrejo juega una partida de Shogui contra la unicornio, bebiendo sake. el grulla contempla la partida, errufuñado, y con evidente sueño.

Por el otro, el sensei Bayushi y el anciano Mantis beben te y hablan en voz baja en el cubiculo de enfrente. No se ve a la joven Fenix, ni al respetable Tsuruchi, ni a vuestros compañeros que vinieran antes, el escorpion y el Shugenja unicornio..

Higetora entró en la posada sin demasiados miramientos, con el bandido todavía al hombro. Saludó a su señor con un inclinamiento de cabeza, ya que una revenrencia lo desequilibraría con el peso que llevaba al hombro. Al no encontrar con la mirada al magistrado, llamó al posadero. - ¡Posadero! Búscame a un Yoriki o un Doshin, tienen que guardar un paquete para su maestro hasta que éste esté disponible por la mañana. - No le parecía adecuado despertar al magistrado si es que se había ido a dormir, y quería aprovechar la oportunidad para echarse un nuevo vistazo a su herida. Había empezado a escocer y tendría que volver a tratarla pronto. Además, posiblemente las vendas de Bankunaruchi necesitarían recambio. Aprovechó cuando un miembro del servició pasó por su lado para decir de manera que sólo él y Bankunaruchi les escuchase.- Preparad en mis aposentos agua caliente, una toalla, un poco del licor más fuerte que tengáis, un poco de lino y aguja e hilo.

-Era hora...+gruñe el rudo soldado, bebiendo otro platillo y moviendo un peon, mientras el posadero se retira rapidamente a la parte posterior de la posada.+ Quien es ese?

El resto de los sensei tambien interrumpen sus distracciones, mirando con atencion al par de samurais...

Ya han descansado un par de horas, cuando sienten golpes en la puerta de enfrente a vuestras habitaciones. Estos son bastante fuertes y rapidos, de alguien alarmado. Mientras despertais de la ensoñacion, se escucha el abrir de una puerta. Luego, la voz de Denbe el posadero, hablandole a alguien.

-Han regresado, y traen a un prisionero. Creo que es Yukata. Trae a dos de tus hombres.

Una voz desconocida, fuerte y seca, contesta.

-De acuerdo. Prepara un poni, por si acaso.

No se oye mas de momento, salvo ruidos de pasos...