Partida Rol por web

James sigue hablando en voz baja, frases cortas, y pocas, con Gawain. De vez en cuando ríe las gracias de los que andan por ahí.

En un momento dado, tras un silencio largo y una última frase, se levanta, camina con cuidado (parece completamente borracho) hacia donde está el wisky y se apropia de una botella, se la lleva a su silla, se sirve una copa y deja la botella en el suelo, a sus pies. Sigue bebiendo a pequeños sorbos.

Como de costumbre los de la Eco y la Fox ya se encontraban en el ajo cuando nosotros empezábamos a reunirnos en la mesa. Al llegar imagina que todos deben de estar dando vueltas así que se dispone a servirse él mismo un whisky bien cargado y a estudiar a los novatos con aquella mirada entre el reproche y la expectativa a la que fue sometido mientras me dirigía hecho un flan hacia las lanzaderas preguntándome cuan terrible seria entrar en combate por primera vez y cuan heroico podría salir del campo de batalla.

Ahora entiendo las carcajadas enmascaradas en las anécdotas alrededor de una mesa tapizada de cartas sobre honor, valentía o humor negro de los más cínicos que comúnmente se escuchan en las batallitas de los veteranos. Cuando te metes en esto ves cosas horribles y lo vas arrinconando todo en el fondo, en algún lugar de tu cabeza donde no moleste. Y luego apagas la luz y cierras la puerta al salir.

Pasea distraídamente por la sala entre legiones enteras de engalanados oficiales y camaradas evitando el centro y saludando cordialmente a todo el que le dirija la palabra pero sin detenerse demasiado como para empezar una conversación.
La verdad es que la fiesta, el uniforme, el evento social...estas cosas no se me suelen dar bien y supongo que no voy a poder quedarme encorvado sobre la barra del bar sin dar una imagen desfavorable como solía en la cantina.

Obviamente aunque se sienta algo terco de entablar una conversación no puede pasar por alto ir expresamente al encuentro del Cabo Stone para presentarse, así como saludar a Corbec y a los demás Sargentos y altas autoridades.

-Sargento Corbec, Cabo Stone, se presenta a filas el recién ascendido zapador Oconnor. Es un honor seguir sirviendo en la Heat en un día como hoy. - Tras lo que han sido más palabras de las que tenia ensayadas añado un modesto brindis sin estar muy seguro de acertar en el comentario -Felicidades, supongo...por todos nosotros-.

Una vez realizados los protocolos que se espera de todo infante decide encontrar un lugar apartado cerca del bar donde ocasionalmente va a que le sirvan otro baso.

En un momento que estudia a los más próximos para saber que comportamiento se considera adecuado y cual una grosería se fija en los movimientos de McNeally. No es el mayor ejemplo de pulcritud y decoro que hay en la gran sala, de hecho ni siquiera las chicas parecen olvidar que son soldados aguerridos listos para el combate pero ese tío es un puto superviviente de lo imposible, y parece llevarlo bastante bien.

¿Y por qué no? ¿A caso no es hoy un día cualquiera para alegrarse de seguir vivo? Hoy es el día perfecto para que todos los Guardianes de Sirius nos sintamos orgullosos de estar donde estamos.

Y sin embargo, físicamente tal vez esté aquí un orgulloso y saludable O' Connor aparentando tener cierta etiqueta pero el discurso del Capitán Tsumina le recuerda que su cabeza sigue pensando en el patio del Fuerte Helado y en ese infierno de hielo que es Galdonia VI.

Recuerdo haber leído en esos libros de autoayuda que al encontrarte en el borde de la muerte experimentas unos instantes de lucidez que trascienden lo imaginable para el hombre llegando a entender un monton de cosas sobre la vida y sobre ti mismo.
En una de las novelas de Mary descartadas por el editor la trama giraba sobre como unos niños huérfanos descubrían el significado de la vida rastreando el origen de sus familias biológicas.
Pues yo creo que al borde de la muerte todo se vuelve confuso y onírico. Como en una gran cogorza, o tras inhalar demasiado humo.

¿En que había pensado Goldberg cuando vio partir la ultima lanzadera ante sus ojos dejándolo solo en medio del patio? O Brown, ¿Cuáles fueron las últimas imágenes que se le pasaron por la cabeza al teniente antes de que culminara su heroica resistencia?

Bumag no vio pasar su vida a toda velocidad ante sus ojos, ni una brillante luz all final de ningún túnel. Ni siquiera pensó en su mujer viuda y su hijo nonato. Únicamente pensaba en la mierda que era terminar muerto y descuartizado por una panda de insectos alienígenas tras haber recorrido eones de distancia.

La incertidumbre y el recuerdo de esa experiencia atormentan de una forma bastante irónica durante el transcurso de la fiesta. De alguna forma desea que termine, desea estar cuanto antes recibiendo las ordenes de lo que seguramente será un suicidio colectivo en nombre de la Federación. Sabe que mañana vendrán y las espera con una extraña y ambivalente impaciencia. Eso es lo que le impide disfrutar de la fiesta. Pero nada le impide disfrutar de la bebida.

-Aquí otro doble-

- "Cada cual tiene que jugar con las cartas que la vida le ha dado. Muchas veces tocan cartas malas." -

Me levanto de la mesa, con calma, después de haber aprovechado bien el festín. No hay caido demasiada bebida, pero algo sí que era gratuita, y no hago ese alguna caminando hacia el exterior del Comedor. Sé que no he sido especialmente sutil, pero tampoco he resultado excepcionalmente llamativo. Cuando estoy en la puerta, me doy la vuelta lanzando una mirada general, y luego otra más específica, y cuando la veo de pie, salgo y me la quedo esperando fuera. Con tanta bebida y tanta fiesta, ¿quién va a echar en falta un par de personas?

- "Cada cual tiene que jugar con las cartas que la vida le ha dado. Muchas veces tocan cartas malas." -

James asiente con aire de eminente sabio beodo, sonrisa de medio lado y cabeceo socarrón. Si, compañero, la vida es una puta mierda. Luego da un sentido suspiro, y sigue bebiendo metódicamente. Tras beber, toma una actitud seria y dolida, mira su vaso con odio... y bebe.

A  medida que la noche en el frío espacio vacío iba avanzando, las copas, cartas, dardos y flirteos iban dando paso al cansancio y sueño. Para cuando la madrugada estaba ya algo avanzada, el grupo que se mantenía de fiesta se había reducido considerablemente y pronto todos habrían de marcharse.
Esa misma mañana a primera hora, todos deberían de presentarse para las juntas previas a su respectiva misión. En ese mismo momento se enterarían de que es lo que habrían de hacer y en que momento habrían de partir. Sin duda por ahora lo mejor seria descansar pues mas tarde no tendrían oportunidad para ello.

- "Soldado O'Flaggerty, le sugiero que se retire a decansar ahora mismo.

Yo haré lo propio." -

Me levanto y me marcho a dormir, tras despedirme del resto con un saludo de cabeza.

-Dije con menos luz, no oscuro. Habia pensado en el observatorio, ver las estrellas.-digo algo desalentado, al parecer no solo me afectado la bebida a mi.
-Olvidenlo, vamos a bailar. Y yo seré tu compañero de baile, le digo a la chica rubia

Me despido de los pocos compañeros que quedan al rededor sin estar inmersos en "algún tipo de juego" y me dirijo a las habitaciones...después de toda la guerra que he dado y no he terminado jugando a los dardos.....

-Buenas noches señoritas/señores que durmáis bien o no según como queráis.Lo digo con una sonrisa socarrona antes de marcharme viendo las parejas que se han ido formando.

Dejo a bastantes rezagados acabando sus bebidas y algunos mas que tambaleantes se acercan hacia sus camas....Mañana será un día duro para todos....  

Tomó el camino de los camarotes, pero decidió  dar un rodeo para  poder contemplar unos minutos el paisaje que dejaba ver desde el gran balcón, un paisaje hacia la inmensidad del espacio. Se quedó inmovil unos minutos, con la mirada fija en el infinito, quiso volver a tomar otro trago, pero por suerte ya no tenía ninguna copa en la mano. Respiró unos segundo más, y decidióp por fin ir a los camarotes.

Dejó su uniforme de gala, bien colocado en la taquilla, y se metió en la litera, intentando conciliar el sueño antes de que el sueño le atrapara antes.

Michael aguanto hasta la ultima parte de la fiesta, pero consiente de que nada bueno podía pasar en ese tramo final de la fiesta decidió marcharse a las habitaciones.
 

Bumag se fue quedando solo en la mesa. Su mirada estaba puesta ahora sobre el soldadito anónimo que había en la superficie de su porción de tarta. Un Guardián de Sirius, un defensor de la humanidad, un guerrero de la Federación que corría sobre Galdonia VI hacia su destino, una muerte segura y tal vez una pequeña probabilidad de sobrevivir si era bueno, duro, valiente, con agallas y mucha mucha jodida suerte de que tuviera oportunidad de demostrar todo lo anterior.

El whisky le hacía flotar los pensamientos en una nube de algodón y modorra, imaginándose a el mismo como ese soldadito, que aún no había podido discernir si era comestible o no, y recorria sin descanso un paramo helado.

Da igual, se dice a sí mismo, Ten por seguro... que los arácnidos te encontrarán más que suculento.

-Solicito permiso para irse al sobre- Dice dirigiéndose a ningún superior y obviamente sin esperar a recibir una autorización para ello.

-Nos veremos mañana. Encantado de conoceros- Dice a los nuevos con voz algo pastosa. Entonces se sirve el último wisky que deja encima de la mesa de forma ritual con una sardónica sonrisa. -La última copa nunca se toma en el camarote, siempre hay que dejarla servida para tomarla a la vuelta-

Con un saludo se guarda el soldadito y se encamina con un paso algo vacilante hasta su cama. Mientras se acerca curioso a la mesa de las apuestas, solo espera que mañana todo el mundo tenga un cargador de reserva en cualquier momento y ninguna mala mano que lamentar.

Luego, de camino a los camarotes se cruza con una chica de aspecto inocente que sagazmente puso en su mira, su belleza reside en la diferencia de sus compañeras de armas mucho más aguerridas y difíciles de seducir a su parecer pero no obstante, la libido que deshinividamente se había desatado a causa del alcohol fue corregida por la imagen de la foto de Mary que llevaba en el bolsillo de la chaqueta cuando no estaba pegada en la parte trasera de su casco.

Ya no era un macarra empedernido sin futuro. Mañana escucharía con atención todos los detalles de la misión y la acometería al cien por cien. Luego, tal vez pudiera plantarse delante del viejo como un héroe y ya nadie le cuestionaría su derecho a casarse con su mujer y a criar a su hijo.

-Buenas noches- Dijo al pasar de largo.

Miller se fue ensimismando. El alcohol se fue adueñando de la noche y las risas se tornaron melancolía hasta que se dió cuenta que no tenía ya muchas ganas de fiesta. Trastabillando se levantó e hizo una cómica reverencia a cuantos quedaban en la mesa.

Ahí os quedáis. Yo voy a hacer un repliegue táctico a mi cama, quién sabrá cuando la pillaré de nuevo.

Pasó junto a la mesa del poker mirando las cartas de que jugaban y pensándose si cantarlas en alto solo por joder. Finalmente ganó el sueño y deseando buenas noches a todos abandonó la sala en dirección a su dormitorio.

James se queda todavía un rato bebiendo. Ya a punto de llegar a su límite, cuando siente cómo se le duermen las puntas de los dedos, consigue realizar la proeza que, sigilosamente, lleva planeando ya un tiempo. Una proeza que no quedará registrada en ningún anal, en ninguna crónica de guerra. Ha requerido astucia. Ha requerido paciencia y sigilo, y un largo entrenamiento contra el enemigo. Y ha sido una lucha en soledad.

El resultado es que deja en el suelo, al lado de la botella (de esta se ha bebido la mitad), su copa.

El lugar se ha ido quedando vacío, y solamente los últimos recalcitrantes de los dardos y las cartas siguen dándole algo de vida.

Tras dejar a su particular demonio en el suelo, junta las manos y reza en silencio (o lo que se llame a lo que se hace en su lugar cuando se ha trasegado una gran cantidad de wisky, y se es alcoholico)

Con infintas precauciones, se levanta, preguntándose si será capaz de encontrar su litera.

No se hace cuanto tiempo que estoy dormido sobre la barra. En mi ebriedad la imagen se me vuelve demasiado patética para el doctor de un escuadrón aunque todavía me dedique a los primeros auxilios. Algunos me observan, pero a nadie parece importarle. Me levanto y me arreglo un poco el uniforme de gala. Camino despacio hasta la puerta y ensayo el mejor saludo que puedo hacia los oficiales que no me ponen la menor atención.

"Vaya presentación que hice", es mi último pensamiento antes de caminar casi con los ojos cerrados hasta mi litera.

Vólkov  ve que  el cabo Stone da la partida por finalizada , se despide  de nosotros  y de su compañero de juego,  señores  será mejor que dejemos esta partida, que ya es tarde , será mejor ir adormir. Que mañana será un día duro, hay que estar  al 100%  para salir vivo  de la roca.  Así sin más  me levanto de la silla,  le doy una palmadita  en el hombro a stukov,  a los demás me despido de ellos.  Añado: eh esta partida no ha terminado, salir vivos de la roca para concluir la partida.  Hasta mañana compañeros, nos vemos mañana  en el campo de batalla. Me encamino al camarote, dejo mi uniforme de gala en la taquilla,  antes de meterme en la piltra, me fumo mi último  cigarrillo de la noche. Apago la luz y a  dormir.

El Soldado Brocheta se tambaleaba un poco; pero se le veía orgulloso por haber ganado al Poker y por haber cumplido la misión de su Sargento.

Mañana tendría una resaca de cojones.

Así fue como salió mientras gritaba- Pillemos el catre que no sabemos cuando cogeremos otro o si lo haremos... y si podéis pillar alguna mujer, se le aplica el mismo cuentooooo -iba bastante tocado, pero al menos no estaba en la exaltación de la amistad.

Nuestra insistencia por ir rápidamente a un lugar oscuro no parece hacerlas mucha gracia, pero tampoco es problemático, la rubia rápidamente se separa de su amiga, mas tímida que es la que me interesa, así que digo a Minka: ¿Te apetece bailar, prefieres sentarte a charlar, o quizás salir a la terraza y ver la inmensidad del espacio conmigo?, era una oportunidad para dejar que eligiera, su preferencias dirían mucho de ella y de su seguridad, pero eso no me preocupaba en ese momento,(solo estar con ella), iríamos a donde iríamos la diría a los pocos pasos: - Minka, ¿te puedo llamar así verdad?, acabo de saber que tu me llevaras en una loca bajada al planeta y sé que lo harás bien y nos sacas posteriormente de allí con la misma gracia y seguridad que te bebes una cerveza. Hoy quiero que tu lo pases bien y disfrutes conmigo lo que quieras y necesites. Le digo con una toda sinceridad y franqueza.

Ethan se despidió de sus compañeros con un saludo de la mano, mientras se dirigía hacia algún lugar de la nave....esperaba que seguido de Billy.....ella había perdido una apuesta y tenía que pagar. Y él pensaba disfrutar del momento.....no habrían muchos más iguales a ese.

"Buenas no...noches Sargento...misión cum..cumplida..." dijo con una sonrisa al pasar por al lado de la mesa de la Sargento Odonell de la ECO....dejando caer los dos reyes que le habían hecho ganar la partida en su mesa........intentaba no pensar en muchas cosas, estaba un poco mareado, pero su paso aún era firme. Mañana desearía tener el mismo valor que le había echado breves segundos atrás, al encararse a la mujer que tenía delante.....no lo sabría, hasta que estuviera allí abajo. Reprimió un escalofrío y se centró en lo importante, en el ahora.....en disfrutar del momento.

Miró a Billy y se alejó por el pasillo....con un ligero movimiento de su cabeza invitándola a seguirle....y una sonrisa de complicidad en su rostro...

Sam que corría como una exhalación entre las mesas saltó sobre la espalda de Brocheta McAllen y agitó un brazo en el aire como si lo espoleara.
-Arre borrachuzo,¡Arre o te meto chinches en las sábanas!
-desde luego la escena no tenía precio pero eso valía para ahuyentar los malos pensamientos de la médico que martirizaba a su pobre y borracho compañero de ligues que no tenía más remedio que carhar con ella.