Partida Rol por web

¿Qué? ¿Estás loco? Daremos a los nuestros... mierda... ya nos miran mal esos monjes ferruginosos...

Dije, incapaz de creer que nos pusiéramos a dar tiros a lo loco para facilitarles la retirada a los nuestros. Pero, donde manda patrón...

Fuego de cobertura... concedido... ¡¡tragad plomo, vagos!!

Y tratando de apuntar lo mejor posible, dadas las circunstancias, abrí fuego a todo lo rápido que me daban las manos.

-¡Vamos, retroceded! No aguantarán mucho -grita Walter tras lanzar una mirada suspicaz ante las respuestas de sus compañeros de posición (*).

-¡¡Brannagh, Doherty, moveos!! (**)

Walter retrocede ligeramente hacia la columna, dejando el pasillo a su izquierda, a mano para cuando tengan que echar a correr. En medio del caos del combate cuerpo a cuerpo no ve ningún blanco asequible, así que se mantiene apuntando tras la ruta de retirada de sus compañeros, si apareciera algún grigori rompiera la dispersa línea de los monjes, tratará de abatirlo (***).

El enemigo al fin hizo brecha, como el agua al romper una presa los demonios pronto se esparciendo por la habitación ganando metros cada instante, el fuego de sus compañeros no podrían retenerlo más tiempo y era hora de retirarse.

La estancia pareció volverse más oscura cuando el líder supremo armado con la portentosa espada hizo acto de presencia, al fin allí estaba al resguardo de sus bestias.

Steve observaba por las rendijas sin moverse demasiado para no hacer ruido, allí estaba su objetivo, ya le había  onseguido disparar dos veces pero el propio aura del maligno había evaporado sus balas.

El francotirador lo siguió con la mirada mientras preparaba su nuevo arma.

En el último instante  Franklyn y Mike logran esquivar a los demonios que de inmediato son detenidos por los monjes en su lucha cuerpo a cuerpo. Brannagh, armado con una maza, también se une a la contienda para detener el avance de los nephilims que habían roto la defensa y se dirigían hacia la barricada final.

Tan solo dos grupos de monjes guerreros quedaban a estas alturas. Completamente rodeados eran masacrados sin salvación alguna, solo que su sacrificio no era en vano. Les daban el tiempo necesario a los soldados para retroceder y salir de allí.

En definitiva era lo único que habían hecho en toda la contienda. Retroceder y retroceder, perdiendo amigos en el proceso…

Zephon anticipando la estratagema de los americanos avanzó por un lateral protegiéndose con las columnas y las tumbas. Siempre escoltado por sus huestes. Y se dirigía directo a Walter y los demás.

Esto suponía un problema, ya que el ángel caído al no encontrarse en la retaguardia suponía un tiro difícil para Steve que desde su escondite comenzaba a apuntar y buscar al líder de los malditos.

Los disparos de Boris y Billy tuvieron algo de efecto en el enemigo pero también hirieron a aliados por igual. Incluso Walter en su ataque hirió a un monje, dejando completamente rodeado al irlandés que fútilmente intenta retener el avance.

Sin embargo si el grupo no escapa ahora no tendrá la misma oportunidad en los segundos siguientes…

Reagrupado en la retaguardia junto al resto de sus compañeros Franklyn se concentró en derribar alguno de los escoltas de Zephon, sabedor de que de momento, éste no estaría a su alcance. Pero si conseguían dejarlo solo, sería más fácil combatirlo en un momento posterior. Y encontró su oportunidad en uno de los Grigori que avanza por la mitad de la estancia. Tenía una línea de tiro clara sobre él, así que no se lo pensó dos veces. 

Ahora o nunca... ahora o nunca... ahora o nunca - pensé, repitiendo esas palabras en mi mente de forma frenética, como un mantra, consciente... en plenitud, de que si no salíamos perdiendo el culo ahora mismo, quizás no alcanzaríamos la siguiente base. De hecho, era probable que no llegáramos nunca a ese punto, pues en una carrera limpia esos cabrones correrían más que nosotros.

Dudaba... dudaba que hacer. Agarré con fuerza la carabina en lo que para mi fue una eternidad pero que, en realidad, fueron solo dos segundos, como máximo. Apreté tan fuerte que los nudillos se me pusieron blancos del esfuerzo. Juraría que incluso sentí algo romperse en la carabina.

El disparo de Franklyn me sacó del estupor. Si, ahora lo tenía claro. Veía algunos nephilims, podía abatirlos. Muerto ahora... mejor que muerto después. O lo que sea.

¡¡Tragad plomo, vagos!!

-¡A la vera cruz! -grita Walter tratando de empujar a sus compañeros.

Quedaban segundos para que fueran rebasados y Zephon estuviera frente a ellos. En este momento es cuando, por primera vez en su vida, Walter espera un milagro. Una confianza en que en esa sala ocurrirá algo. Si de verdad existe dios, si de verdad tiene algo sentido de lo que les ha ocurrido... ellos han hecho todo lo posible. Nadie puede pedirlos más.

También tiene miedo. Mucho miedo.

Abre fuego contra el grigori más cercano a Zephon con la esperanza de ganar tiempo, de que apartar el cadáver retrase a la criatura un instante.

-¡Retroced, malditos imbéciles! -aúlla mientras comienza a desplazarse hacia atrás (*). No es consciente de que algunos de sus compañeros están sumidos en un frenesí de sangre.

¡¡Tragad plomo, vagos!!

Con Franklin y Mike aquí tan sólo quedaba Bran que estaba dando mazazos a diestro y siniestro contra un demonio pero pronto acabaría en desventaja contra ese ser:-Bran! Retrocede ahora!-grité y empecé a lanzar fuego de cobertura para que el ametrallador pudiera retroceder hasta nuestra posición. Nos separaban escasos segundos de Zephon y sus secuaces pero si conseguíamos correr hasta el siguiente punto de disparo, los tendríamos alineados para poder disparar contra ellos y así reducir su número pero no quedaba mucho para llegar a la sala de la Vera Cruz, aunque allí se reunía otro grupo de monjes guerreros pero quizás no fueran suficientes para poder cumplir la misión. 

El sacrificio de los monjes les daba un mínimo margen y todos lo aprovecharon. Mike retrocedió con los demás, cada vez mas cerca de la Vera Cruz. En un ultimo intento por ganar alguna baja Mike disparó a uno de los demonios que acababa de despedazar a un desdichado monje. Quedaban aún bastantes enemigos y Zephon, que parecía inmortal ¿lograrían someterlo? Las dudas surgían en Mike pero se juró hacer lo posible por defender aquella reliquia, ya desde un principio había asumido el resutaldo fatal.

Halcón fijó su atención en el líder enemigo, había entrado en la sala y su ojo ya no lo dejaría de seguir, apostó su arma en la pequeña apertura de la tumba cuando todos los enemigos estaban centrados en sus compañeros como peligro más inminente. 

El zephon permanecía en la retaguardia y decidió hacer un avance por uno de los laterales en lugar de por el pasillo central, aquello no daba un tiro del todo limpio para el francotirador quien a sabiendas de que solo tendría una oportunidad decidió esperar unos instantes hasta tener un tiro lo más limpio posible.

La sangre pareció detenerse en el cuerpo de Steve, quedándose tan fría como inmovil, su respiración mantenida mientras tenía su dedo dispuesto en el gatillo esperando a que el demonio saliera de la siguiente columna hacía el centro y tuviera un tiro lo más limpio posible.

El suelo rocoso de la estancia poco a poco comienza a teñirse de rojo por la sangre de los defensores, a medida que estos luchando cuerpo a cuerpo son eliminados uno a uno sin remedio.

La poca defensa que supuso en algún momento el movimiento de escudos de los monjes tan solo ha otorgado algo de tiempo a algunos soldados que se han reubicado en la entrada norte y desde allí habían intentado derribar enemigos sin dañar a sus aliados.

Tan solo algunos disparos dan en el blanco. Especialmente en aquellos que avanzan sin dificultades hacia el tramo final de los túneles y hacia la cruz sagrada.

Incluso con menos de una decima parte de su ejército Zephon y los nephilims continúan siendo un peligro aterrador para los defensores. Un par de ellos, la escolta del angel, son abatidos y también otros más en el centro donde el artillero forcejeaba ferozmente.

Sin embargo el combate recrudece y los disparos errados barren a todos en el centro, incluyendo al irlandés que es abatido y pronto cubierto por los cadáveres de los demonios que mueren a continuación.

Ahora Zephon llega hasta la barricada, libre de monjes y soldados. Desde allí tan solo sonríe con malicia y blande su espada en un círculo letal sobre Boris, quien por milímetros no pierde la cabeza.

Detrás del ángel caído llegan los nephilims y se preparan para atacar a los demás…

No la vi venir, tan centrado como estaba en la mirilla de mi carabina. Y menos mal, porque lo que si que sentí fue el aire cortado por esa espada... esa espada bastarda que cortó no solo el aire, sino el tiempo. Afortunadamente la cabeza de Boris quedó en su sitio, aunque lo que vi en su mirada... Dios todopoderoso, esa mirada... dudo mucho que vuelva a ser el mismo. Si es que sobrevivimos para ser, sencillamente.

Había llegado el momento.

Apunté al rostro de ese demonio, maldita sea su alma, y apreté el gatillo.

Acto seguido eché a correr. Debía como fuera llegar al siguiente puesto. Con un poco de suerte podría realizar un par de disparos limpios.

¡¡¡RETIRADA!!! 

Walter ya está en el pasillo, retrocediendo sin dejar de gritar. Hay desesperanza en su voz: ¡No le hacen caso!

-¡Vamos, estúpidos! -grita mientras se lleva el arma al hombro y dispara tratando de cubrir a sus compañeros (*), pero en el último momento, en su retroceder, da un ligero traspiés y el disparo sólo impacta en un lateral del monstruo, ocasionando una herida leve, aunque el impacto le retrasa un poco. El chasquido del arma le anuncia que se ha quedado sin balas.

-¡Retiraos, joder! -blasfema. Espera a que se muevan sus hombres para continuar retrocediendo lo más rápidamente que pueda.

Desde su posición, Frank secunda al sargento y cubre la retirada de sus compañeros.

-¡Venid para aquí de una vez, que no tenga que ir a buscaros!-dijo mientras intenta abatir a uno de los demonios menores-.

Frank sabía que Zephon era el mayor peligro, pero si lo dejaban solo, podrían atacarlo desde varias posiciones. No podría con todos pero para eso deberían despojarlo de su escolta. Era difícil, pero al fin y al cabo, ya habían caído la mayor parte de sus aliados. Solo faltaba un poco más. 

Llamalo suerte, llamalo mala suerte, llamalo intervención divina pero por escasos centímetros no pierdo la cabeza de un espadazo de Zephon que había alcanzado muy rápido nuestra zona de tiro. Había que llegar hasta la siguiente muy rápido y abatir a los que pudiéramos antes de llegar a la sala de la Vera Cruz. Los monjes de hierro, que eran curtidos guerreros apenas tuvieron oportunidad frente a la horda demoníaca pero cada vez quedaban menos, tal vez hubiera una oportunidad, contando que Steve cumpliera con su parte. 

Aprovechando el momento en que Zephon se quedó asombrado al fallar su ataque emprendí la retirada hacia mis compañeros dejando atrás a Bran, que había caído y no podíamos hacer nada por él. Con ira y frustración en el rostro me vi forzado a dejar al compañero caído allí. 

Y fue en aquel momento mientras Steve miraba fijamente cuando el Zephon emergió entre las columnas que le mantenían oculto, el tiempo pareció detenerse mientras el halcón se fijó en la mayor presa que había intentando cazar en toda su vida.  El francotirador tomó aire por última vez, llenando cuanto pudo sus pulmones del tan preciado oxígeno a fin de evitar el movimiento involuntario de su cuerpo al respirar.

Se encomendó a Dios a sabiendas de que aquel disparó podía ser lo último que hiciera en ese mundo, pero se lo debía a sus compañeros caídos, a los que ahora sangraban intentando contener al mal y a la humanidad si es que tenía la mínima posibilidad de éxito.

El arma de Sanders asomó por una de las grietas cuando este emergió activando el gatillo de su arma, no fue el ruido seco del metal lo que se escuchó sino el crujir de la madera de lo que parecía ser una ballesta.  La tensa cuerda lanzó un imperfecto proyectil un improvisado virote echó a partir de la astilla que tomó de la mismísima cruz, un vuelo imperfecto para un disparo casi perfecto que luchaba para dar esperanza al mundo.