Partida Rol por web

Brannagh seguía al doctor a pies juntillas, y cumpliendo con lo ordenado, hacía pequeñas paradas para barrer, evitando a los compañeros, con la intención de retener el empuje de la marabunta que les venía encima.

Mike estaba con los demás en el pasillo, pudo ver como caía Branagh pero pensó en que tendrían que llorar su muerte en otro momento. Ahora al enemigo lo tenían prácticamente encima, debían aprovechar las estrechez como ciertos griegos habían hecho en su momento.

Zephon seguía siendo el objetivo más peligroso pero al mostrarse inmutable ante los impactos de las balas de hierro Mike pensó en aprovechar la munición sobre otros objetivos.

Disparó a uno y otro demonio, y otro mas pero, "click, click", se había quedado sin balas.

-¡Mierda!.- Había perdido la cuenta de cuantas balas le quedaban en el cargador, inmediatamente sacó uno de su mochila y recargó su arma, quedaban pocos demonios pero la idea era dejar solo al jefe, así podría centrarse todo el grupo en el..

Los ataques de Mike y Franklyn derriban a los secuaces de Zephon que estaban a su lado, reduciendo otro poco el número de demonios en la sala.

En cambio los disparos de Walter y Billy contra el ángel caído son inútiles. Las balas especiales simplemente se desvanecen al tocar el cuerpo de Zephon, lo que significa que el portador de la espada es inmune a las armas humanas ordinarias.

Ahora, el sonriente angel, vuelve a atacar a los soldados que no han retrocedido por el pasillo. Sus objetivos son Mike y Franklyn. Entonces la espada vuelve a alzarse y a caer sobre ellos…

Solo que en ese instante Halcón, que había preparado el ataque mucho tiempo atrás, dispara con la ballesta el virote especial con la astilla sagrada de la Vera Crux.

El virote impacta en el centro de la espalda del líder de los nephilims, justo entre los omoplatos. Por el impacto el virote se desintegra en mil fragmentos y la astilla de la cruz parece que se incrustó en el maligno. Sin embargo el villano no ha dado cuenta del ataque sufrido por su frenesí asesino contra los soldados.

Y su espada finalmente atraviesa el cuerpo de Mike, cortando su corazón a la mitad y matándolo instantáneamente al joven novato que lo dio todo hasta el último momento.

Franklyn a continuación es atacado por los demonios que disparan sus armas de fuego. Sin embargo ninguna bala dio en el blanco aunque es evidente que podría ser el siguiente objetivo de la espada celestial.

Pero no todo está perdido, porque de la retaguardia una figura aparece. Es Marcus, que había quedado rezagado y luchando en la superficie contra los nephilims cuando el grupo bajó por las escaleras y derrumbó el acceso.

El centurión ataca cargando contra los nephilims del fondo y matando uno con su lanza sagrada. El aspecto de Marcus es lamentable por sus heridas pero no es algo que le preocupe.

Mike había caído, había podido ver cómo Zephon le atravesaba con la espada y Franklin sería el siguiente a menos que le paráramos pero no sabía cómo, habíamos gastado todos los explosivos, todas las granadas, tan sólo quedaba la munición de hierro y no sé cuanto más podríamos aguantar. Debíamos hacer que Zephon se quedara detrás de los demonios para que Steve tuviera una oportunidad de disparar y matar a ese bastardo caído. 

.-Frank, por tu vida!!! Correeeee!!!! Billy, Walter, hay que poner distancia entre ellos y nosotros. Vamoooosss!!!!-y eché a correr como un loco hasta la siguiente posición de disparo. De esa manera al menos tendríamos distancia entre nosotros y el enemigo y podríamos disparar y eliminar a algunos antes de volver a retirarnos. 

Ya había tomado una decisión. Fue duro, pero era la que tocaba. O nos quedábamos y resistíamos hasta el último aliento en el bastión de la sala de la cripta, o retrocedíamos. Escuchar a Walter fue lo que realmente me decidió.

Puestos a morir, lo mismo daba un sitio que otro. La diferencia, a mi entender, es que si moríamos en la sala de la Vera Cruz, detonaríamos las cargas, y todos, sin excepción, quedaríamos sepultados por toneladas y toneladas de tierra y piedra.

Puestos a morir...

Mejor hacerlo allí.

Y yo era como un toro bravo, una res encabronada hasta el extremo a la que le dan vía libre. Pinchada en su "amor propio", ve abierta de pronto la puerta metálica que da acceso al rodeo... y saló corriendo...

¡¡¡A LA QUINTA BASE, YA!!!

Walter escucha el resonar de botas sobre la piedra, echa un vistazo atrás y ve a Blachowicz y Yakovlevich (*). Les oye y gritar y continúa moviéndose lo más rápido posible hacia la sala de la cruz.

-Hay que llegar hasta los monjes -resopla-... ¿qué usó Sanders contra Zephon? Juraría que vi un destello de luz, no era una detonación de rifle.

Yakovlevich adelanta por la derecha al buen doctor y éste esprinta tras el zapador, acuciado por el recuerdo de la carnicería que dejan a sus espaldas (**). Siente una punzada de remordimiento por dejar a sus hombres detrás, vio caer a O'Connor y Doherty... quizás Sanders y Lieber sigan vivos, quizás estén más seguros allí que hacia donde se dirigen ellos, puede que Zephon no se pare a rematar a nadie.

-La Vera Cruz está ahí adelante -grita Walter con todas sus fuerzas.

El virote alcanzó su objetivo mientras los labios de Sanders recitaba una pequeña plegaria, su experto ojo no dejó de seguir la trayectoria del trozo de mirada hasta que pudo co firmar que atravesó lo que quisiera que le protegía.

El francotirador apretó los dientes en un gesto de alegría contenida al ver que de alguna forma habían conseguido atravesar su defensa, Steve preparó su arma esperando una oportunidad, quizá la astilla pudiera haber roto su defensa o hacerlo algo vulnerable, tan solo eran conjeturas pero necesitaban un milagro para tener una mínima posibilidad.

La entrada de Marcus  no pudo llegar en mejor momento, aquello pudiera resultar en la distracción necesaria para que el francotirador preparará un nuevo disparo.

Frank vio delante de sus propios ojos como Zephon se despachaba con Mike sin ningún pudo. 

-¡Mierda, novato!-dijo con impotencia viéndose impotente para hacer nada contra aquel colosal demonio-.

Pero no era momento de lamentarse. Y si hubiera una mínima posibilidad de que pudiera pasar a Zephon, la más mínima, se sacrificaría. Pero no la había. No él solo, ni en este momento, así que no le quedaba más remedio que ponerse a salvo para plantar una defensa más sólida junto con el resto. Así que magullado en su cuerpo y en su orgullo, echó a correr hacia la retaguardia, donde se uniría a sus compañeros.

Los cuatro soldados emprenden la retirada ante el avance imparable de Zephon. En ocasiones anteriores el resultado siempre ha sido el mismo, con sus amigos cayendo bajo la espada celestial y la maldad del ángel caído.

-¡A por la cruz! – ordena el líder de los nephilims, quien de repente comienza a sentirse débil por la herida en su espalda. Una herida que resplandece y que Zephon no alcanza a tocar con su mano.

Entonces la decena de Nephilims se lanza en persecución de los pocos soldados que aun viven y que intentan llegar al nuevo puesto de defensa.

Walter y los demás corren a toda prisa hacia la anteúltima trinchera antes de la sala de la cruz. Que extrañamente esa trinchera se encuentra en sombras porque las linternas de aceite que iluminan el pasillo han sido apagadas deliberadamente.

Es difícil saber si en esa trinchera, o en el recodo siguiente, hay alguien o algo aguardando…

-¡A por la cruz! – ordena el líder de los nephilims, quien de repente comienza a sentirse débil por la herida en su espalda. Una herida que resplandece y que Zephon no alcanza a tocar con su mano. 

Al percatarse de su herida, la que ha eliminado su frenesí asesino de hace instantes, busca con la mirada en la retaguardia hasta dar con Steven. Entonces la ira en su rostro nuevamente aflora.

-¡Maldito seas! ¡Morirás lentamente! – condena al soldado y avanza hacia él.

Pero a los pocos metros es interrumpido por Marcus, quien había sido ignorado por el villano.

-¡Grigori! ¡Voltea y enfréntame! – grita el hombre milenario.

-Centurión. Me alegra que no hayas muerto. Tenía la esperanza de matarte yo mismo. – responde Zephon antes de lanzarse sobre Marcus.

-Acabemos con esto por fin – quien carga con la lanza sagrada y ataca directo al pecho del grigori.

Ambos contrincantes se hieren mortalmente en el letal encuentro. La espada atraviesa el cuerpo del centurión, dañando realmente al hombre que no podía morir. En cambio la mitológica lanza de Longinus solo hiere superficialmente a Zephon.

-¡No! ¿Cómo es posible? – se lamenta Marcus al soltar la lanza en sus últimos momentos de vida. La sagrada lanza al caer al suelo rueda en dirección al escondite de Steven.

-¡Jajaja…mientras porte la espada tu chisme de hierro, ni ningún otro, podrá matarme – se vanagloria de su superioridad, solo que la jugarreta de Marcus a costa de su vida finalmente ha tenido efecto.

El centurión aun con la espada atravesando su cuerpo empuja hacia atrás al oponente y de esta manera el portador de la espada pierde su arma momentáneamente.

Ahora Zephon. Y por solo un momento, es tan vulnerable como sus huestes.

-La lanza…ahora o nunca… - murmura Marcus luego de caer al suelo moribundo. Es un susurro que solo oye Steven.

Franklyn corrió tanto como pudo hasta llegar a la quinta trinchera. Se adentró en la oscuridad entregándose a ella sabedor de que nada podría ser peor que lo que vendría detrás. Además, la oscuridad se le ofrecía como una ventaja defensiva añadida. Intentó tomar posición detrás de la cobertura y apuntó a Zephon, disponiéndose a realizar su siguiente disparo. 

Mientras corremos como locos hacia la posición de disparo me doy cuenta de que está a oscuras, creía recordar que al pasar antes había visto que estaba iluminada. Encendí la linterna, la colgué en la cincha a la altura del hombro para poder ver hacia delante y que no me molestara para apuntar con el fusil. 

Al saltar por encima de la barrera de sacos me dispuse a apuntar hacia el enemigo y proporcionar fuego de cobertura para que el resto del grupo, con la esperanza de alcanzar a algún demonio por el camino así nos quitaríamos a alguno de encima con suerte:-Correeeeddd!!!-grité hacia Walter y Billy. En ese momento me di cuenta de que Franklin ya había llegado, incluso antes que yo y vi que apuntaba hacia Zephon:-Apunta bien, Frank. Por Bran y por Mike.-dije mientras me concentraba en los escasos segundos que nos separaban con el enemigo. 

Como dije, tocaba correr. Joder. Y vaya que corrí. No me daban los pies. Parecía el puto Flash, ese del que tanto se hablaba que corría como el viento llevando un traje rojo.

Pues no tenía un traje rojo, ni puta falta que me hacía. Pero corrí y corrí, temiendo que a cada zancada un mandoble por la espalda me la arrancara de cuajo.

Salté sobre la posición defensiva, o donde intuía que debía de estar porque, estábamos a oscuras.

No se si el silencio se puede interpretar. Si... suena, por así decirlo. Pero esa quietud, ese... ese extraño comportamiento de Boris. Lo tenía a mi lado, no lo veía, pero desprendía una sensación... algo no cuadraba. Las lámparas deberían haber estado encendidas.

Shhh... silencio...

Me apresuré a decir. Acto seguido saqué mi zippo del bolsillo y lo encendí, lanzándolo hacia atrás... si había algo, lo veríamos. Y total, no me quedaban pitillos, que más me daba morir con el encendedor. O sin él. *