Partida Rol por web

Tomas el pasillo y continúas por él, después te diriges hacia la puerta por la que empezásteis y tras ver a los lobos caídos continuaste avanzando por cada habitación. Finalmente te das cuenta que la criatura contra la que te habías enfrentado y que habías dejado para que Adabella acabase con ella había sido más fuerte que tu compañera y finalmente había acabado con su vida. Cuando te fijaste viste que estaba perdiendo mucha sangre pero que aún respiraba.

Adabella seguía viva, pero aquella criaturas se puso delante de su cuerpo. Si querías curarla tendrías que acabar primero con la bestia.

Rod logró poner fin a la bestia. Por fin estaban libres y podrían continuar por la puerta que había en la habitación. Además esa puerta no era como las demás, aquella puerta era de hierro negro y macizo. Era distinta al resto de puertas, parecía que aquello podía ser una señal.

Rod miró aquella puerta...aquí debe ser.

Wylvern, mira tú la puerta, yo voy a ver si encuentro la llave por aquí

El guerrero miró por toda la sala a ver si encontraba algo

Busquemos los dos y puede que así sea mas fácil.Digo mientras rebusco por la habitación.

Inmediatamente disparo contra él imaginando que el enfrentamiento final contra Adabella no hubiera sido tan fácil para el como para seguir respirando de sufrir el impacto de una flecha.

Adabella se iba desangrando lentamente y a juzgar por su estado no duraría mucho más, así que nervioso lograste clavar una flecha en el cuerpo del lobo, que inmediatamente se abalanzó sobre ti clavandose tus colmillos en tus piernas.

Intentemos forzarla entre los dos

El guerrero se puso en uno de los lados de la puerta y esperó a Wylvern

Si no podemos tendremos que ir a buscar a los demás

Me acerco a la puerta y arrimo el hombro dispuesto a derribar la puerta a base de fuerza bruta.Cuando quieras.

Consigo soltarme arreándole un puñetazo en la cabeza para apartarme y agarrar una última flecha con la esperanza de que no termine siendo demasiado tarde para la humana.

Del primer golpe la puerta se abrió.

¿Quién había dicho que estaba cerrada?

Desgraciadamente, tras aquella sala no había absolutamente nada. Era una sala pequeña, parecida a una celda, pero no había nada ni nadie, ni tan si quiera restos de algo.

Simplemente nada.

Esa fue la flecha que necesitabas para poner fin a la última de las criaturas que había en aquella habitación y que por poco se cobró la vida de Adabella. Cuando te acercaste a ella te diste cuenta que estaba en un estado excesivamente grave, por suerte, aún respiraba.

Era hora de que el siervo del destino se permitía un pequeño giro a su favor, el de Adabella y el de sir Ragnar, o al menos uno que pudiera prolongar sus vidas. Así que canalicé la fuerza de mi fe a través del amuleto para que la humana pudiera llegar a recobrar la consciencia gracias a las fuerzas de la vida y la muerte.

Arborang consiguió que Adabella dejara de perder sangre y la herida comenzó a cerrarse, pero no fue suficiente con la magia hecha. Necesitaba algo más para lograr que recuperara la conciencia, estaba tan grave que por poco la pierde, por suerte había llegado a tiempo y ahora tenía la oportunidad de salvarle la vida.

Mierda, tanto esfuerzo para nada, bien, vayamos por donde fueron Adabella y Arborang, quizás ellos hayan tenido más suerte.- aún así el guerrero buscó alguna puerta secreta antes de continuar

Si la vida del caballerete depende de nuestra. velocidad el pobre debe de haber pasado a mejor vida hace ratoComento en tono jocoso mientras observo a mi compañero buscar puertas secretas. Quizás si que deberíamos reunirnos con los demás para ver como le ha ido .

Aunque cansado por el esfuerzo, éste resulta insuficiente para que Adabella vuelva a abrir los ojos, por lo que continúo canalizando las pocas fuerzas que me quedan esperando que por sean suficientes para hacerla despertar.

Sorprendentemente encontraron una rendija en una de las paredes. Por donde parecía entrar algo de luz. Allí había algo, entre los dos comenzaron a tirar hasta que resultó ser una puerta secreta.

Cuando la puerta se había abierto de par en par algo empezó a sonar.

Asustados Rod y Wylvern no se rindieron sabían que andaban cerca de encontrar a Sir Ragnar. Así que entraron rápidamente en la sala mientras que la alarma continuaba sonando.

Entraron, la habitación parecía diminuta y a la izquierda había unos barrotes. Tras ella un hombre yacía en el suelo tendido y desangrándose. Apenas tuvo tiempo para advertiros.

¡Cuidado! os gritó. Gracias a la advertencia del herido pudisteis ver como un largo brazo trataba de coger a Rod. Cuando os giráis veis una extraña criatura.

Una criatura acecha encaramada entre las sombras, cerca del techo en una esquina de la habitación. Su cuerpo se parece al de un mediano desnudo con la carne moteada, pero sus extremidades son increíblemente largas y delgadas. Lanza un siseo, mostrando unos dientes largos y afilados, un momento antes de que uno de sus brazos restalle como un látigo saltando hacia delante.