Partida Rol por web

Los dos hombres portaba el cuerpo entre ambos, uno garrándolo por los pies y otro pos las manos. Con claros esfuerzos lo acercaron hasta una carreta y se dispusieron a subirlo en ella.

-Ohhhg, como pesa... Venga, a la de tres.

Todo el grupo estaba viendo entre las lapidas la situación cuando al hombre que lo sujetaba por las manos se le escurrió al comenzar a balancearlo. El cuerpo pegó contra el suelo y el otro hombre se quejó claramente molesto.

-!Made mia! Ten más cuidado ¿Quieres? El jefe pidió que viniera de una sola pieza... Si hay desperfectos, podría  cobrárnoslo al final. Manazas...

El otro hombre se encogió de hombros y volvió a tomar el cuerpo por las muñecas. Esta vez sí, entre los dos y sin que se les cayera, lo balancearon y lograron echarlo al carro que habían traído para la faena. Con mucho cuidado, una vez dentro del transporte, lo cubrieron con ramas secas y flores pochas que habían recogido en su camino hacia el lugar.

-Vamos... aprisa.

Agarrando cada uno una de las asas del carro se pusieron lentamente en marcha mirando a su alrededor con clara desconfianza y temor.

     Comienzo a moverme para seguir al extraño grupo con disimulo. - Vamos a seguirlos. Quiero ver a donde llevan su carga. Digo con una sonrisa en los labios. - La información es poder.

Esa sí que puede ser una gran idea, aunque el que juega con muertos no debe ser alguien muy sociable, mejor extremar las precauciones. Yo os seguiré a vosotros, no soy muy ducho en este campo y seguro que se me ve a la legua.

- Se van a acabar por dar cuenta, podríamos andar como si fueramos a algún lado, sin prisa, pero charlando entre nosotros, ¿qué os parece? - susurra julia antes de ponerse en marcha.

Si nadie la lleva la contraria, se agarra a Alfred, como si no estuvieran más que paseando, sin prisa. Así, aunque les verán, al principio no se preocuparán demasiado. Y cuando empiecen a preocuparse, bueno, ya actuarán entonces. Si se fijan en ellos, empezará una charla sobre ir al mercado, pues en casa se están quedando sin... algo.

     - Nosotros seguimos a los tipos y vosotros seguidnos a nosotros. Susurro al resto del grupo. - Si vamos todos juntos nos verán a una legua de distancia. Sigo la corriente a mi esposa y comienzo a caminar como si pasease con ella. Quizás así llamásemos menos la atención.

Eric se mantuvo en silencio junto al resto,le molestaba el saqueo de cadáveres...para el era algo asqueroso la forma en la que la gente se aprovechaba de la circunstancia de la muerte de otros pero las palabras del jefe van a misa,así que se mantuvo quieto y en silencio.

Comenzó a caminar un tanto molesto por la herida de la pierna cosa que le hizo perder un poco de factor¨sorpresa¨.-Joder..-se quejó cuando sintió la picazón de la herida cicatrizando.

Será completado dentro de poco. Necesitamos la tirada.

Unos pensamientos oscuros pasaron por la mente de Felix, a su mente llego la esfera un poder desconocido para el que ansiaba dominar.

-Solo un tipo de persona necesita cadáveres un nigromante, magia oscura, magia de muerte. Algo podria aprender pero primero veremos que podemos sacar.

Felix asintió y siguió a sus compañeros.
-Tened cuidado que no os detecten este no es mi campo os seguiré a vosotros a una distancia prudencial

El grupo se separa un poco. En primer lugar caminan la joven Julia hablando alegremente con Alfred mientras lo toma de un brazo. Comienza a comentar tooodoooo lo que debían comprar cuando llegasen al mercado. Sin preocuparse, sin ocultar lo que dice, a buena voz. Los hombres que van con el carro se giran levemente y al escuchar voces, pero al ver a la joven pareja hablando de tales temas, no parecen preocuparse por ello y vuelven a empujar el carro lleno de "matas y flores secas".

Cuando salen del cementerio y doblan por otra esquina adentrándose en el distrito de Westor-Sudgarten en dirección a Ostwarld, el que empuja el carro en la parte trasera se gira de repente y descubre que tras la pareja que charla amigablemente, se aproximan otros tres sujetos que tiempo atrás ya estaban tras aquella pareja. Desde luego no les pareció algo casual, pero lo asociaron a que quizás, y solo quizás, esos tres hombres fueran detrás de aquella pareja buscando una oportunidad para meterles hierro en los hígados y quitarles a bolsa. Al fin y al cabo... ¿Cómo se puede ser tan imprudente de andar pregonando que se va al mercado a comprar mucho? Eso siempre conlleva mucho dinero que gastar...

El sujeto niega ante aquel pensamiento y lo deja a un lado importándole un bledo los aspectos morales y el destino de aquella pareja y lo que probablemente iba a pasar. !Por Sigmar, si estaban transportando un cadáver por medio de las calles! ¿Que se podía esperar?. De todas formas, el que iba detrás avisó con escuetas y bajas palabras de lo que había visto a su compañero, el que tiraba del carro, que asintió reflexivamente. Con mucho acierto, los sujetos que transportaban ese carro se adentraron por las calles más vacías de la ciudad, entre edificios estrechos y altos, donde la luz brillaba por su ausencia.

     Al ver que los salteadores de tumbas miran hacia detrás con tanta insistencia, me pongo nervioso como una auténtico principiante hasta el punto de que incluso pierdo el hilo de la ficticia conversación que mantenía con mi esposa. Espero aunque con pocas esperanzas que no se hayan dado cuenta del ardid... Maldita sea...

Los dos hombres que llevaban el carro se habían adentrado por unas calles secundarias de la ciudad, para evitar encontronazos innecesarios cuando el que iba empujando el carro desde atrás, lanzó una mirada rápida y furtiva sobre su hombro. Sus ojos barrieron la calle, y volvieron a fijarse en la pareja que seguía tras ellos. Aquello comenzaba a ser extraño. Primero se fijó en la mujer y luego paso su vista por el hombre. En ese preciso momento, los ojos del hombre que lo seguía se juntaron con los suyos. Alfred entrecerró los parpados en un gesto suspicaz, y entonces el hombre que empujaba el carro los abrió de par en par, alertado por lo que estaba viendo en la mirada de aquel sujeto. Sin previo aviso salió corriendo, y cuando pasaba al lado del segundo hombre, el que tiraba del carro, le dijo con un grito lleno de agonía !CORREE! !POR LO QUE MÁS QUIERAS CORRE! El tipo se había enterado, pues no era tonto, de que los estaban siguiendo a ellos y no a la pereza, que también formaban parte de los perseguidores. El segundo sujeto también salió corriendo tras el primero, dejando el carro cruzado en mitad de la estrecha calle.

     Maldita séa, una y mil veces... -¡Vamos tras ellos! Aviso a gritos al resto del grupo. No creo que hagan falta mas explicaciones mientras miro a mi esposa y le indico con la cabeza antes de empezar yo mismo a correr. Con un poco de suerte conseguiremos seguirles al menos hasta ver donde se ocultan.

Eric ante el súbito aviso de alarma de los tipos y la distancia que mantenía no pudo más que alzar su pistola y disparar a mas cercano para dejarlo tieso al grito de.-!Alto saqueadores¡.

Felix miro al Eric con una mirada que mataría al mismo Nagash -Imbécil que quieres que toda la guardia se nos eche encima otra vez -en ese momento echo a correr hacia los hombres que llevaban el carro -los necesitamos vivos, por lo menos a uno de ellos.

Julia mira hacia atrás al escuchar el disparo.
- ¿A quién se le ocurre? - piensa molesta mientras sigue corriendo con la intención de alcanzarles.
- Con uno nos basta... - piensa mientras alcanza a uno, e intenta darle una patada para que caiga al suelo.

Alguien debería mostrarle la diferencia entre un camino perdido en un bosque y el centro de una ciudad, por Sigmar. Pienso para mí al escuchar el disparo, mientras salgo corriendo tras Julia y Alfred en pos de los ladrones de cadáveres.
Esto no va a traer nada bueno....

     El disparo de Erik hace que se me ericen los pelos de la nuca. Aprieto los dientes a la vez que el paso en pos de nuestra presa. ¿En qué diablos está pensando éste chico haciendo tanto escándalo con el tema anterior aún caliente? Pero ya no sirve de nada lamentarse, lo prioritario es atrapar a los saqueadores o al menos a uno de ellos, sino todo ésto no habrá servido de nada.

Los dos hombres se habían lanzado corriendo por las calles semi desiertas de aquella zona del barrio de la ciudad, con el grupo de los bandidos tras ellos. Las pisadas resonaban rápidas y furtivas entre las callejuelas mientras los dos hombres de cabeza lanzaban maldiciones en voz baja que resonaban con ecos distantes entre las estrechas paredes. Eso era todo lo que resonaban, sin mucho lajeo, hasta que de pronto el atronador disparo de la pistola de chispa de Erick el "Elfo" desgarro la tranquilidad que se respiraba en aquella zona. El disparo, un único disparo, sonó como si de un pelotón de 20 arcabuceros se tratara debido a los ecos que sonaron y resonaron producidos por los callejones estrechos. Una gruesa bala voló cerca de la cabeza del hombre que corría en segunda posición, quemándole los pelillos de la nuca. !!ZIIUUUUUNNNNGGgggg!! Pasó de largo y reventó una ventana de cristal de un edificio cercano.

El estrecho callejón se llenó de pólvora quemada y de cristales rotos que saltaron en todas direcciones al reventar el pesado vidrio. Tras el disparo los dos hombres apuraron el paso entre gritos de: !Estos van en serio! !Corre por dios o somos hombres muertos! Estaban realmente atemorizados y preguntándose donde diablos se habían metido con aquel sencillo encargo. Tras el disparo todo se volvió repentinamente más escandaloso y confuso. La gente gritaba histéricamente en sus viviendas, se oían llantos de niños provocados por el estampido en la tranquila mañana y las voces de gente gritando y pidiendo que viniera la guardia de la ciudad: !A mí la guardia! !Por Simgar! Lo cierto era que con tan solo el estacazo del disparo atronador era suficiente.

Y así sucedió, a paso ligero, rápido y agitado, de entre una callejuela emergieron dos corchetes de guardia con las lanzas preparadas para el ataque, tendidas en posición horizontal frente a si. En cuanto vieron la estampa de aquellos cuatro hombres y esa mujer persiguiendo a aquellos dos sujetos y la densa nube de humo que se disolvían en el aire en torno al joven que portaba aquella pesada pistola de chispa las cosas quedaron claras. !Alto en nombre del Lobo Blanco! Gritaron mientras se interponían con sus lanzas frente al grupo de granujas que perseguían a los ladrones de tumbas. Ambos corchetes acometieron contra Alfred y Julia, que corrían delante del grupo en primer lugar.

     La irresponsabilidad de Erick iba a pasarnos factura con toda seguridad, pero ya no había nada que se pudiese hacer al respecto, así que solo quedaba al menos que no fuese en balde. Corriendo como alma que lleva el diablo, vi cruzarse a los hombres de la guardia con las armas lanzadas por delante. Girando en plena carrera, consigo evitar el arma del soldado, que apunto está de engancharse en mi ropa por la espalda, pasando realmente cerca. Sin mirar atrás, continúo mi persecución, seguro de que mi esposa podrá seguirme el paso.