Partida Rol por web

El hombre que había sucumbido al martillo de Maul, se encontraba inconsciente mientras el jefe de inquisidores se dispuso a juzgar sumariamente a todos los presentes. Solo faltaron los grillos, "Criii Criii Criii" en la escena. En cambio de eso una enorme rata corrió por medio de la tienda, se detuvo frente al grupo y alzándose sobre sus dos patas traseras echó un vistazo curiosa a la escena para luego retomar su carrera.

Alvaro, lollenda.-Señaló a ambos el establecimiento mientras palmeaba a Maul.-Maul, ayudales a buscar lo que necesitan.-Le ordenó casi con cariño al gigante poco antes de asomarse por la puerta que habían derribado para comprobar que nadie les perseguía.

Lollenda no lo pensó mucho, entró en la casa, salto la puerta destrozada por aquel toro con martillo y evitó el cuerpo del tipo que estaba aparentemente sin vida.

Dedicó rápidas y ansiosas miradas al lugar buscando como loca sus reliquias personales, su equipo, lo único que tenía que la unía con su pasado, con Ulthuan... sin quererlo pensó en su padre y en como la mantuvo con vida... después de lo que hizo la seguía queriendo; ella no era más que una proscrita en tierras de humanos. Sacudió la cabeza para quitarse esos pensamientos y siguió buscando. Dobles fondos, paredes falsas, estanterías móviles, cuadros que se pudieran mover, etc

Maul se llevo el martillo a los hombros y resoplo como un toro despues de cornear, la puerta habia sido un agradable aperitivo pero por Sigmar que estaba deseando hacer pedazos al cabron que estaba detras de todos los sufrimientos que habia pasado y la gente que habia muerto por que el jodido hechicero no se habia podido estar quietecito.

Entendido jefe resoplo de nuevo Maul obedeciendo las ordenes del cazador de brujas, siguiendo a la elfa en silencio mientras ella rebuscaba por todos lados aquello que le habian prometido.

Maul hizo pedazos paredes, arranco maderas y en general ayudo a desmontar el lugar pieza por pieza si hacia falta para encontrar rastro del hechicero...

Le iba a hacer pagar, oh, por Sigmar que le iba a hacer pagar.

Los dos individuos, la elfa y el humano, entraron en la tienda y comenzaron a dar buena cuenta de todo lo que tenían delante. Una con sus manos y el otro con su martillo, como si este fuera una extensión natural de su propio cuerpo. Ambos eran dos métodos diferentes de realizar la misma tarea, pero era digno de ver la gran diferencia de cada uno, comenzando por paredes opuestas de la sala en su minuciosa tarea. Mientras tanto, el sujeto del sueño se removió inquieto y con un suspiro abrió un poco los ojos. ¿Que ha.... pasado? Preguntó desde ahí abajo echándose una mano a la nuca donde parecía que le crecía una segunda cabeza del chichón que se estaba formando.

La Elfa iba moviendo con cuidado lo que creía que podían ser palancas o dispositivos ocultos mientras.... "BUMMM BUMMM BUMMM" Maul por su lado iba dando cada cierto espacio martillazos a las paredes, estanterías... desperdigando todo tipo de objetos. Normal era que la Elfa no pudiera concentrarse en la tarea con semejante sinfonía, pero al final dio sus frutos. El martillo acabó atravesando limpiamente un panel bien disimulado compuesto por piedras idénticas a la pared. Las piedras se desmenuzaron y cayeron hacia adentro revelando un pasillo corto, de a penas dos metros que daba a una habitación igualmente llena de estantes, vitrinas y cofres. Desde el suelo, el hombre responsable de ese establecimiento clandestino vio nubarrones en el horizonte y se puso en pié lo rápido que su contusionada cabeza le permitía.

Escuchando las ordenes, me decidi por ir a echar una mano cuando aquel hombrecillo comenzo a levantarse por lo que a mi me parecio grabemente herido. En mi mano aparecio mi arma, como si de un resorte se tratara por si se le ocurrio hacer una tonteria, viendo el buen trabajo que hacian los "compañeros" me acerque al hombre y mirandolo a los ojos le tendi una mano mientras con la otra le apuntaba con mi fina espada:

-Si haces una tonteria te convierto en pescado seco- si como aquellos tan ricos que curaban en mi lejana ciudad de Bilbali, salados y con un toque a ahumado que mas de una noche habían saciado mi hambre -tenemos un poco de prisa y buscamos unos objetos- dije ayudandolo a levantarse del todo, parecia confuso pero ahora mismo tenia un problema encima aunque no lo reconociera-como aquí mi buen amigo ha comentado la inquisición ha llegado a su casa, y que menos que ser coordiales así que colabore, pero hagalo ya, si usted me entiende- dije haciendole señales con el arma para que entrara un poco mas en la estancia, pinchandole ligeramente para que reaccionara. De paso mire al rededor buscando un Mainguache, aquel cuchillo que tenia en el cinto ya me daba grima pero la verdad que era mejor que nada.

Si si, por supuesto. El hombre parecía un poco ido, como ausente. Murmuraba palabras sueltas. Unos objetos, si claro... Lo... entiendo. Inquisición... Se tambaleaba mientras Alvaro lo aferraba y señalaba con la espada hacia donde la sala parecía esperar con curiosos objetos. ¿Objetos? Preguntó de pronto pensando en ello.

Lollenda, desconcentrada totalmente por culpa de aquel mamerto de la Inquisición y su martillo... el puto toro de sigmar, que asco le tenía pero a la vez surgía en el interior de la elfa un respeto por aquel hombre grande y fuerte... devoto hasta médula que lo hacía parecer un idiota, pero puro músculo. 

Sin pensarlo mucho, después de ver ceder la pared falsa, Lollenda fue directa para ver si encontraba sus pertenencias 

Justo cuando vas a entrar en la sala ves que dos baldosas tienen un aspecto un tanto extraño, no son igual que las mismas. Son las dos ultimas baldosas del pasillo estrecho.

Extrañada, se agachó y trató de ver si podía meter los dedos por la baldosa para levantarla

Resultó ser un sistema ingenioso y sensible. En cuanto la elfa intentó insertar los dedos en las baldosas los mecanismos se activaron y con un sonido de cuerda tensada en exceso cuatro virotes pasaron a toda velocidad cruzando el pasillo. Lollenda, agachada y manipulando el mecanismo, notó como los virotes pasaron a toda velocidad sobre su cabeza. Cuando cruzaron el pasillo también atravesaron el grupo que esperaba en la entrada de la tienda, dejando un agujero en la manga de Alvaro. Con un chasquido sordo, reventaron contra la pared contraria de piedra.

¡Por Sigmar! trono Maul que vio pasar las saetas desde la pared, ni siquiera se habia enterado de que habia pasado hasta que habia visto volar muerte punzante, uno de los virotes habia dejado un recuerdo en la maga de Alvaro y durante un instante Maul parpadeo un par de veces.

¡Por todos los demonios, tiene que ser una broma! barboto Maul, una trampa dentro de una habitacion oculta, esto parecia sacado de los panfetluchos de Brunner que se estaban publicando ultimamente.

¿Todos bien?, ¿ningun herido por los virotes? se giro con el martillo sobre los hombros para ver como estaban el resto de la improvisada partida de caza inquisitorial.

El lugar estaba abarrotado de trabajadores. Gente que iba arriba y abajo por los andamios cargados, otros afanados en poleas que levantaban pesadas piezas hacia lo alto, hombres grandes y pequeños mirando pergaminos y señalando a lo alto... Carros que cargaban materiales y herramientas se cruzaban por delante y por detrás de la pareja. Era todo un proyecto de reconstrucción, sin lugar a duda. El ruido era ensordecedor entre los martillazos de los canterios y las sierras de los carpinteros.

Aun tenia agarrado a aquel hombre por la pechera, y mire de reojo como me miraba confuso, desorientado y no era para menos, un martillazo del mismo sigmar da esos efectos aunque solo te roce el arma, pense con amargura.

Vi de reojo como la elfa se agachaba, había encontrado algo y de la nada salieron varios virotes que se estrellaron en la pared sin tocar a nadie - vaya eso si es suerte- por mi madre que si - la proxima vez avisa querida, no queremos mas heridos que los que nosotros mismo proboquemos con uso de razón, vale que seas una experta asesina y eficaz en todo lo que se te a puesto por delante pero nos gustaria conservar nuestras animas hasta que un enemigo capaz nos pueda, si es que usted me entiende- dije clavando la mirada en el dependiente, que algo ocultaba -hay mas trampas? responde- dije zarandeandolo un poco y sin dejar de apuntarle con mi arma.

Ni corto ni perezoso, Wolf detuvo al primer mozo de carga con el que se cruzó esgrimiendo la más severa de sus miradas.

- Mozo, mi nombre es Wolfgang Ehrlichmann, trabajo en representación de la Inquisición en una importante investigación que se está llevando a cabo en la ciudad. Necesitamos su colaboración y la de todos sus compañeros para localizar a un servidor de los poderes ruinosos que anda operando en nuestra bella urbe para socavar los cimientos de nuestra civilización. Con todo lo que eso conllevaría - Acercando al mozo hacia sí para crear una atmósfera de confidencialidad añadió a espaldas de Katherina - Ya sabes, tabernas cerradas, burdeles clausurados, locales de apuestas investigados... Todos aquellos lugares en los que un chaval podría gastar su jornal honradamente ganado.

- Y no queremos que eso suceda, Sigmar bien lo sabe. Así que corre la voz, buscamos a un noble de pelo casi rizado y bastante bien cuidado, que viste ropas de gran calidad y buena factura y luce perilla y bigote elegantes. El típico ricachón de buena planta capaz de atraer a mujeres que ni tu ni yo podríamos. Lo único a destacar de este hombre es que se hacía acompañar de un gigantón de piel oscura.

- Si sabes algo, dilo ahora, si no, pregunta a los tuyos y dile al que tenga algún tipo de información que nos busque y si lo que tenga que decirnos nos es útil, será gratamente recompensado.