Partida Rol por web

Un aire frío recorre las calles de Auspenville, acompañado de una suave llovizna.

Es Halloween y la oscuridad que se cierne sobre el mundo hace que el sol se retire, dando paso a la noche de las brujas y liberando las ánimas de los condenados sobre la faz de la tierra... O al menos eso dicen.

Un grupo de jóvenes se encuentran frente a la casa, la mansión Hudson. Un edificio colonial de dos plantas y un ático, cuyo jardín está rodeado por una alta valla de hierro oxidado que termina en afilados pinchos, similares a largas cuchillas.

Se dice que la desgracia se cernió sobre los habitantes de este lugar en 1890. Robert y su mujer, Victoria, se dedicaban a la industria textil. Adoraban a su hijo, Michael... pero un día, el niño salió corriendo detrás de una pelota y un coche lo atropelló.

Se cuentan muchas historias y rumores sobre los años oscuros que el matrimonio sufrió tras el fallecimiento de su único hijo. Se habla de dolor y muerte... se dicen tantas cosas que nadie recuerda si son ciertas. Los rumores crecieron y tras llegar a estar en boca de todos, cayeron casi por completo en el olvido con el paso de los años.

Un grupo de jóvenes se encuentra frente a la casa. Todos van al mismo instituto. Todos tienen en su poder una invitación para una fiesta, que alguien dejó en sus taquillas. Una fiesta a la que unos pocos han sido invitados, una fiesta de la que no deben hablar para que la policía no venga a obligarles a volver a sus casas.

Se dice que va a ser la mejor fiesta del año.

No estaba muy seguro de si debia asistir a esta fiesta.... es la primera vez que los compañeros del club de ajedrez idean algo asi. Me iba a quedar en casa, pero mi padre estaba algo bebido otra vez y no queria quedarme a aguantar su mal humor. Asi que me dije que seguro que pusieton buen atrezzo  que se lo habian currado bastante y podremos hacer un par de jugadas y tomar unas pepsis. Podria ser divertido realmente.

Comprobe mi disfraz.... un frac viejo que estaba en el desvan, con una capa de un no muy mal aspecto(el calculo de las dimensiomes era perfecto, pero no soy  muy bueno cosiendo), unos colmillos falsos y ya habia apañado algo para ser un perfecto principe vanpiro. Mi piadosa madre pensaba que esto de halloween es un invento pagano asi que no me hubiera ayudado en absoluto a conseguir algo mas profesional. 

Pude ver la silueta de mis compañeros del club de ajedrez frente a la mansion Hudson y me apresure para saludarlos sorpresivamente. La oscuridad de la calle ayudaba a mi subterfugio asi que les sorprendi con un amenazador e intimidatorio ¡truco o trato ! ¡tduco o ta-ta-tdatto! mientras saltaba a la luz de la mortecina farola cercana .

Oooops!

1/ no eran los compañeros del club de ajedrez. ¿Quien me hubiera imvitado si no fueran los del club? Mi vida social practicamente estaba limitada a quedar con ellos. Pero ahi estaban los chicos del instituto. ¿Habria recibido esa invitacion por error? 

2/ no hhabia que venir con disfraz de Halloween? O si? Realmemte en la imvitacion no especificaba nada. Me sentire algo ridiculo? El resto vendra disfrazado ? Argh... sere el unico? 

3/ el amenazador truco o trato en realidad sono bastante patetico y chillon. Y quizas ni siquiera se llego a entender porque estos colmillos dificultan mi pronunciacion. Y encima tartamudee

Los compañeros se giraron ante mi "entrada triunfal". La sangre subio hasta mis mejillas, debia estar coloradisimo. 

Recorcholis! Desearia estar muerto!

h-h-hola

Fiesta. Bebida. Tías. No importaba la clase de fiesta, de cumple, de fin de año, de fin de curso, de finde porque sí. O de Halloween. Como hoy. Lo que importaba de las fiestas eran los amigos y las chicas. Y a disfrutar. Por eso se había presentado tras recibir la invitación. No tenía claro de quién procedía ni  a quién me encontraría aquí, pero vamos, que Rob conocía a todos y era conocido por todo el mundo. Y si no era así, vivías en una cueva.

Sonriente, con su caminar decidido y apuesto, sus cervezas en una mano, las llaves del coche en la otra, acababa de aparcar, llegó a la mansión. Un buen lugar para una fiesta en esta noche. Le gustaba. Tétrico, pero ambientaba. Mola -pensó.

Se encontró allí con...¿quién coño era este tío? Hizo memoria. Ah, sí, Ignatius. Un chico de esos que le dan más al músculo del cerebro que al de los brazos. 

-¿Truco o trato? ¡Cerveza! -y levantó la cajita de media docena de latas frías de birra. -Hola, Ignatius. -Le soltó un amistoso palmetazo en el hombro. Mola ese disfraz. ¿Qué te parece el mío?  Se lo ha currado mi hermana, que está grillada con Eduardo manostijeras y la peli. Una enferma.

-Qué, ¿piensas morder a alguna titi con esos colmillos? jajaja. 

Echó un vistazo a la casa -Mola, esta choza, eh. 

Carlo había estado durante todo el día ocupado pensando en la fiesta y preparándose para ello. ¿Iría con un traje grande de dinosaurio como el año pasado? Aunque era tentador volver a fingir estar en Jurassic Park había aprendido que moverse con esa cosa y chocarse con todos los muebles era divertido durante cinco minutos, eso sin contar con el calor que pasabas metido horas ahí dentro. Este año iba a ser muy diferente, iba a buscar la comodidad, la excelencia y, por qué no, un poco de risa aunque fuera hacia otros.

Así fue como le “pidió prestado”, o más bien sacó sutilmente del armario, a su hermana su traje de animadora de Hudson, una falda corta que dejaba al aire sus pantorrillas cubiertas de pelo y una camisa de tirantes pequeña que le apretaba, junto una peluca rubia comprada por un par de dólares que parecía más bien un matojo de pelos brillantes y despeinados. Para rematar, sus gafas de sol que no se quitaba aunque fueran las tantas de la madrugada para darle ese aspecto rebelde aunque, en realidad, era para ocultar sus ojeras u ojos rojizos por el exceso de determinadas sustancias.

Y ahí llegó Carlo, haciendo gala del puro estilo animadora moviendo el culo y las manos con las bolsas de cerveza o comida basura que había comprado antes de pararse frente a la casa, donde los primeros invitados ya estaban asentándose.

Pero qué hombres tan sumamente atractivos.- Agudizó su voz para fingir ser realmente ese intento de animadora sexy, resonando de fondo su ligero acento italiano.- No os preocupéis, ya vine a animar la fiesta porque esto está más muerto que el cementerio.- Alzó las bolsas para enseñarlas antes de darle una palmada a Rob. Puede que no fueran amigos, pero el tener cerca a los “guays” del instituto siempre era un plus de reputación, una que conservaba como el liante y juerguista de las fiestas. Era su campo.

No me gusta este puñetero pueblo, ni el instituto ni nada. Además , estos pueblerinos se han empeñado en hacerme la vida complicada…panda de paletos. Lo primero que hice al recibir la invitación a la fiesta de Halloween fue arrugarla y tirarla a la papelera.

Después me lo pensé un rato. Quizá es una buena oportunidad de conocer a alguien fuera de las clases, igual no resultan tan pesados con una cerveza de más. Por suerte aún conservo algo del disfraz del año pasado, cuando si valía la pena ir a una fiesta y la gente era legal de verdad. No tengo nada que perder por probar.

Al llegar empiezo a arrepentirme. Menuda banda, aunque la animadora peluda tiene su gracia.

-que pocos somos, que es esto, una especie de fiesta privada- despues de mirar la casa,empiezo a pensar que el vampiro y el mutante son los que mejor han escogido el disfraz

El día que recibí la invitación a una fiesta de Halloween en mi taquilla, me quedé extrañada. No era muy amiga de ir a fiestas organizadas por algún representante del instituto, cansada como estaba de tener que aguantar en mi día a día la mirada de tantos capullos que solo parecían fijarse en el aspecto y estilo de los demás. El primer impulso que sentí al tenerla entre mis manos fue tirarla a la papelera. Pero tras un rato pensando, valoré que no estaría tan mal acudir. Al menos se celebraría en la mansión que tanta fama tenía y de la que más de una vez había estado tentada de colarme en su interior. Era uno de los pocos lugares de la zona que despertaba mi interés. Y quizá fuese la única oportunidad que tuviera de verla, pues faltaba cada vez menos para terminar el curso lo que suponía largarme a otra ciudad, dejando atrás el aburrimiento que implicaba vivir en este pueblo.

Me miré en el espejo, satisfecha con lo que veía. No iba a ir disfrazada; era ridículo. No lo hacía desde que era una cría y no pensaba cambiar de parecer ahora. Opté por un conjunto corto con escote en "V" pronunciado, de tono oscuro (como casi siempre) y toda clase de complementos para el cuello y los brazos. Además, así aprovechaba para lucir el tinte rojo que me había aplicado esta semana en mi melena. Me calcé mis botas negras y mi chupa de cuero por si hacía frío antes de marcharme de casa, sin esperar un comentario o piropo de mis viejos por mi outfit. Ellos pasaban de mí y yo de ellos; no teníamos remedio.

Llegué al punto de encuentro tras unos minutos de caminata, reparando entonces en que ya había varios compañeros del insti esperando frente a la verja principal de la mansión Hudson. Me quedé mirando con cara de circunstancias a cada uno. Estaban vestidos en su mayoría con unos disfraces ridículos que más bien provocaban risa. Me aproximé a ellos mientras masticaba chicle, haciendo una pompa que estalló antes de saludar con mi particular "efusividad".

—Qué hay. 

Solo esperaba no arrepentirme de haber venido.

¡Ay! ¡Fiesta de disfraces y yo no sé que ponerme!—dijo al estar frente al espejo. 

Ya lo hablé con mis amigas, está claro que iremos todas con algo sexy porque en esas fiestas hay que lucir el cuerpo de animadora que tenemos. Sólo que bueno, más o menos requiero como cinco horas entre el maquillaje, ponerme las medias, el traje y ni hablar que me teñiré el cabello para estar más a tono. Es que finalmente elijo a Wonder Woman, es un clásico y nunca puede faltar menos si estoy yo. Así que con mi emoción a flor de piel, comienzo con todos los preparativos y mi madre siempre diciendo que es mejor la mascarilla de coco que la de carbón para el rostro. 

¡Ains! Es que esta mujer no entiende la diferencia, ella se queda en la antigüedad cuando concursaba para ser Miss Ohio o Miss Texas. ¡Qué épocas! Aunque las niñas eran muy crueles y siempre terminaba con el maquillaje corrido de tanto llorar. De ahí que he dejado todo aquello, no va conmigo porque no tengo tanto carácter y que te escondan el cepillo o te corten con la tijera el vestido, es muy fuerte. No estoy para ello, me afecta en demasía. 

Pero ahora es mundo nuevo, vida nueva y soy una adolescente. Estoy en el grupo de animadoras con tantas ideas en mi mente que al fin de cuentas siento que puedo alcanzar la fama que necesito. Por ello es que las insto a que den lo mejor, pero son unas vagas. Igual hoy es un día especial, toca ir a la Mansión Hudson y ya tengo mi traje de wonder woman puesto, estoy muy perfumada y estas botas son bastante cómodas. Tampoco me olvido del lazo al costado, no me puede faltar nada. 

Ya viajo en mi coche y al llegar a destino, miro quienes están. Pongo los ojos en blanco al ver que hay uno disfrazado de animadora y suspiro, siempre somos motivo de disfraces. No obstante los demás están bien, aunque mi mirada se detiene en Rob, siempre tan sexy. Al bajar, camino con ese andar habitual en mi y me doy cuenta de que solo está ese grupo, así que salvo el deportista, como que no me relaciono mucho con los demás y encima hay una que no se disfrazó como es de esperar. Veremos que tal se presenta todo y si mis amiguis aparecen como quedamos. ¡Odio estar sin mis chicas!

—¡Hola! —digo en general y me acerco a Rob—. Buena elección. 

De pie ante las dos enormes rejas que os separan del jardín podéis observar que están cerradas. Varias cadenas, cuyos eslabones son de un grosor considerable, están cerradas por un candado oxidado del tamaño de un puño.

¿Cómo demonios han entrado aquí para montar una fiesta? Trepando y superando las afiladas cuchillas que apuntan hacia la noche omnipresente. Descartáis rápido esa idea. Nadie lo haría, ante la posibilidad de verse atrapado cuando los afilados pinchos rasgaran la tela de algún disfraz o ante la idea de ver como su sangre se escapa de su cuerpo al ser rasgada su carne.

-¿Seguro que aquí hay una fiesta? - Pregunto a nadie en particular y a todos en general. No me extrañaría que el asunto de las invitaciones fuera una broma de algún capullo, que piensa que es divertido vernos hacer el panoli en la puerta, porque bien mirado tenemos bastante pinta de primos con estos disfraces en medio de la calle. -Esto no parece que se haya abierto en mucho tiempo-

Joder. Joder. Se dijo Rob al comprobar el material de las tres nenas. Que vale que estaba acostumbrado a que se le rifasen las tías, pero no veas, como para elegir. Claro que tampoco tenía que seleccionar, los mismo se lo montaba con las tres en la misma noche. Las dos morenas estaban buenas y la wonder woman para flipar. 

-Vaya tela, Carlo, ¿me reservarás un baile? Depílate antes, colega. Venga, intercambiemos cervezas. Luego le ofreció una lata a cada una de las dos chicas que menos conocía -Jade...Theresa...Una birra para animarse, tías. Y si es privada, aquí tenéis a lo mejor y más cool del insti. Mira, este es Ignatius, algo paradete pero es la caña. Y Carlo un cachondo de la hostia. 

Él mismo se abrió una birra y se la pasó a Lisa. -Qué tal, Maravilla. El tuyo también mola, buena elección si quieres que nos de un infarto. Jajaja. Si tienes frío yo te caliento. Jajaja. 

Después prestó más atención a la casa y el comentario de Jade. Se empezó a mosquear un poco. No había nadie más y estaba la cosa muy muerta. No sería una puta broma. Se rascó la barbilla.- Pues no se, Jade...No tiene pinta. ¿Y si damos la vuelta? Que lo mismo hay entrada trasera o por el sótano, por lo de clandestino que tiene el asunto. Venga, va, vamos.

Donde está Carlo está la fiesta, bomboncito.- Se dirigió a Jade, molesto por su comentario. En su cabeza resonaba una cabeza cada vez que hablaba, una especie de “Sexy and I Know It” de LMFAO que coreaba aprovechando su disfraz. Sin embargo la incomodad de la camisa que le apretaba apenas le permitía mover la cintura sin notar que le cortaba la circulación, eso sin contar que la falda era tan corta, o él tan alto, que un mínimo movimiento dejaba ver los bóxer azul oscuro que escondía debajo.

Tú, murcielagito.- Se dirigió a Ignatius, quien llevaba un disfraz de Vampiro.- ¿No puedes convertirte en una de esas mierdas y volar la reja? Vamos, me estoy congelando las putas pelotas aquí fuera.- Al hablar, algunos mechones de plástico de la peluca se introdujeron en su boca, teniendo que escupir para despegarlas. Realmente era de mala calidad.

Vamos a dar una vuelta, puede que el acceso vip esté en otro lado.- Siguiendo las palabras de Rob, y sin perder esa canción en su cabeza, se aventuró a buscar una entrada trasera sin esperar a que nadie le siguiera. Sin embargo, al avanzar un poco y aprovechando que estaba adelantado, agitó el trasero de forma exagerada en un intento de twerking mientras volvía a agudizar su voz.- Venga, por aquí jugadores.

Los minutos pasaban y allí no venía nadie a recibirnos ni nada; ni siquiera se escuchaba de manera perceptible música o ambiente típico de fiesta desde el interior de la mansión. Me crucé de brazos, impaciente, clavando los ojos en la puerta principal. El resto de mis compañeros de instituto parecían tener ganas de conversación, pero yo no era muy dada a ella, así que simplemente me dediqué a esperar.

Acepté, sin embargo, la cerveza que me ofreció Rob, guiñándole un ojo. Pegué el chicle que había estado masticando hasta el momento en el muro exterior de la mansión y me la bebí de una tacada. Aplasté la lata, arrojándola entonces contra la verja de la casa. A decir verdad, todo esto de la fiesta ni me iba ni me venía, realmente. Lo único que quería era algo de diversión y poder desconectar la mente durante unas horas. No esperaba gran cosa de la noche. Pero suponer que alguien me había escrito una invitación falsa para burlarse de mí... Más valía que no fuera cierto, o de lo contrario una víctima involuntaria iba a pagar mis malos humos.

—¿Esto es una puta broma? —mascullé, inspeccionando las cadenas que rodeaban el candado y luego mirando a los lados, por si había algún graciosillo escondido descojonándose de nosotros mientras se dedicaba a grabarnos—. A mí nadie me hace perder el tiempo —acto seguido le propiné una patada al candado, descargando parte de la mala leche que me acompañaba.

Suspiré con dejadez, dándome media vuelta para unirme a los demás, pasando por alto las payasadas que se dedicaba a hacer Carlo.

—¿Acceso VIP? Ni que estuviéramos en el Ritz —dije con sarcasmo, observando atentamente lo que nos rodeaba por si me percataba de alguna otra entrada.

El candado emite un crujido al recibir el golpe. Por un momento parece que va a ceder... pero resiste, como ha hecho tantas veces.

Hey vino Lisa!

Me habia quedado abobado viendo a Lisa vestida de Wonderwoman. No imaginaba que ella fuera friki y la gustaran los comics, y seghuro que podiamos intercambiar algunos ejemplares. Ahora por fin tendré ocasion de conquistarla, siempre me parecio superatractiva aunque nunca en clase me atrevi a decirla nada.

Me encanta tu traje Lisa, no sabia que te gustaban los comics y de hecho wonder woman es uno de mis personajes favoritos. Tengo la serie completa encuadernada en tapa dura asi como varias ediciones limitadas de la patrullaX y otras cosas de Star Trek que igual podrian interesarte. Igual algun dia podemos quedar para estudiar y te puedo mostrar algunas piezas interesantes

m-m-mcanta te td td tdajj, no sa-sa-sabda k-k-k-kte guztabdan oz co-co-comizs y d-d-de hezo....

No habia acabado de completar mi frase pues Rob me dio una palmada que casi me disloca el hombro y Carlo me pregunta no se que.

Casi mejor que me interrumpiera. Aun habia olvidado quitarme los dientes!

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