Partida Rol por web

-!No habléis tanto que si no no me entero de lo que me dicen en el otro lado!

Intentó centrarse un momento.

-Si estáis buscando a Amanda y Jimmy están aquí conmigo, estoy hablando con ellos ahora. Creo que ellos no pueden hablar como nosotros. Y Gracias Mike por venir a buscarme...o a buscarte a ti mismo, ya te lo agradecerás cuando te veas. Si Don, estoy en el hospital, no se que aclararte porque ni yo se que pasa. Quizá Mike te lo aclare mejor que yo tengo a estos aquí esperándome mientras me miran raro. ¡Y no estoy loco! ¡Ni me creo las mentiras de nadie!

No sabía como cortar la comunicación.

-Mmm...Corto?

¿La Serpiente de Plata? ¿Cómo sabía Aeryn todo eso? ¿Acaso estaba allí? Espera, dice que la Serpiente era ella. ¿En serio?

- Entonces... - Miro tanto a Aeryn como a Jimmy un instante. - No ha sido un sueño. Esa serpiente... sí, la recuerdo. Se me enganchó a la muñeca como una pulsera con vida.

Y si no hubiera sido por ese detalle, las siguientes palabras de Aeryn me habrían hecho llamar al enfermero temiendo un ataque o una recaída.

- Jimmy... a lo mejor dice la verdad. No es lo más raro que nos ha ocurrido hasta ahora...

Tras mirar a Jimmy con duda, devuelvo la atención a Aeryn.

- Yo no creo que estés loca, cariño, pero... ¿Recuerdas por qué te metieron aquí?

Jimmy quedó a la espera de la respuesta a la pregunta que había hecho Amanda, ciertamente confuso. Aquello no tenía ningún sentido, se supone que la gente no cambia de cuerpo como quien cambia de camisa. Además, aunque todo eso fuera cierto, ¿qué podían hacer ahora? No sabía como podían sacar de allí a Aeryn, o Hammer, o quien diablos fuera. No les iban a dejar, y no es que pudieran escaquearse del lugar con un interno como si tal cosa. 

-Esa pregunta es muy ambigua... le contesto a Amanda.

-A ver... Yo no tengo claro como acabe aquí. Se que hace nada, estábamos corriendo, huyendo por unos túneles debajo de la iglesia. Y los gusanos...tenía cientos de ellos por encima. De repente desperté aquí, en este cuerpo. Y ahora oigo voces de otras personas que también son parte de los gusanos.

Intentó moverse pero la camisa le dio tirones y se quedó como estaba.

-En cuanto a mi...Me encerraron por intentar matar a Jimmy...pero a la vez Jimmy salvó la vida gracias a mi intervención y mi disparo.

- Así que... tienes recuerdos de ambos. Como Aeryn, y como Hammer. Es extraño.

Hago una pausa mirando al suelo y con una mano en la barbilla, pensativa, tras la última afirmación.

- Bueno... quiero decir, extraño incluso después de todo... No sé... no entiendo. En todo caso, sabes que no podemos sacarte de aquí así, por las buenas. 

Everett pasó a buscar a Don a su cuchitril. Estaba poco hablador, aunque Don siguió haciendo preguntas erre que erre. Se dirigieron al hospital sin más demora, aparcaron en la plaza y se aproximaron al lugar donde, la noche pasada, había una iglesia añosa y descuidada.

A la luz del día gris y de la nieve sucia y pisoteada el hospital casi relucía en su flamante modernidad. La gente entraba y salía ocupándose de sus asuntos. El el vestíbulo encontraron a Hammer esperando hablar con la enfermera jefe, Mary Kazeschy.

¿Si? ¿Qué desea? Tras el mostrador, la enfermera parecía tener cientos asuntos que atender, aparte de recibir a los recién llegados.

Preguntaba a Hammer en un principio pero, con un gesto, hizo extensiva la pregunta a Don y a Everett cuando se pusieron a su lado, en la clara actitud del que va en compañía por el mismo asunto.

—Venimos a ver a Aeryn de Car... Aeryn. Es urgente. Dijo Don disimulando.

Ni siquiera necesitó consultar sus papeles. ¿Más visitantes? Meneó la cabeza. Imposible, demasiados a la vez. Deben regresar otro día.

-Pues...¡podéis sacarnos por las malas! En plan fuga o algo. Puede ser que tengamos... ¡ayuda! Los que hablan a través del gusano creo que van a venir también. Don, Everett...y el otro Hammer! Les he escuchado decir que van a coger el coche y venir a sacarme.

Su rostro mostraba una ligera alegría, parecía que llevaba mucho sin mostrar esos sentimientos.

-¡Pero pensad en como esconderme y sacarme!

-Deja... Deja de mencionar a esas cosas-dijo Jimmy entre dientes, con la mandíbula tensa. El recuerdo de aquella jornada, si es que había ocurrido de verdad, seguía alterando al hombre y removiendo su interior, haciendo que le hirviera la sangre. Pero debía apartar esos pensamientos, debían pensar qué hacer con aquella situación.

-No. No sé si es buena idea sacarte... Lo que sí sé, es que no es buena idea hacerlo así. Ahora hablas, ahora quizás se pueda convencer al personal de que estás lo suficientemente bien para salir. Creo que, si queremos hacer esto, debemos jugar con esa baza. 

Hammer sonrió cuando vio que Don y Everett se colocaban a su lado nada más entrar por la puerta y personarse frente a la señora de la recepción del hospital. Ante la negativa a la respuesta de Don, Mike se aclaró la garganta, apagó el cigarro con parsimonia en el cenicero que había en el mostrador a tal efecto y sacó de su chaqueta su tarjeta identificativa, enseñándosela a la señorita Kazeschy con la experiencia de quien ha realizado el mismo gesto una y mil veces. 

-Detective Mike Hammer, actualmente colaboro con la policía de Kingsport -dijo, con la cadencia de la rutina de quien repite la misma frase varias veces al día-, como ha dicho mi compañero, he de recalcar que se trata de un asunto urgente ver a la señorita Aeryn ahora mismo -luego se lo pensó mejor y añadió-: y si la visita que tiene son la señorita Hope y el señor Abbot, mejor me lo pone. Nos facilitaría mucho el trabajo poder hablar con los tres al mismo tiempo. Así que repito, señorita Kazeschy: debo verla, pero no quiero ser maleducado -terminó, lanzándole a la enfermera una significativa mirada que daba a entender que entraría sí o sí, mientras volvía a guardar la tarjeta en el bolsillo interior de la chaqueta, dejando entrever "sin querer" la sobaquera con el revólver enfundado-, por lo tanto ¿nos permite usted pasar? -sonrió.

Noto que Jimmy está incómodo, y poso con suavidad una mano en su hombro para intentar darle apoyo.

- Aeryn... Jimmy tiene razón. A mí me encantaría sacarte, sufro mucho viéndote aquí, pero... ¿Y si esperamos a que lleguen los demás y nos cuenten qué saben? Si es verdad que vienen, es porque saben algo.

Imposible. Órdenes del médico. Fue terminante. Siguió a lo suyo.

En los días siguientes, los trabajos de arreglar los desperfectos dejados por la tormenta tuvieron muy ocupadas a las fuerzas vivas de Kingsport. También a muchos ciudadanos y a más de una aseguradora.

El día siguiente al intento de visita unos, y a la visita de otros, a Aeryn, la gran noticia fue que la iban a poner en régimen abierto. Al parecer, había recuperado el habla, y se mostraba lo bastante razonable como para que se le pudiera dejar al cuidado de sus amigos o familiares, en la vieja mansión familiar, que había permanecido abandonada.

Sus amigos y algunos primos estuvieron todo el día entretenidos organizando la limpieza del lugar. Esa misma tarde sería puesta en libertad, y había que hacer acopio de provisiones, adecentar todo y, sobre todo, poner en común todo lo que había ocurrido. Fue la excusa perfecta para que se reunieran Amanda, Don, Everett, Jimmy y Mike. Sin embargo, hubo terceras personas que impidieron que se pudiera hablar con libertad: unos primos de Kingsport empeñados en ayudar todo lo que podían.

Al parecer, Aeryn había expresado el deseo de que Amanda Hope y Jimmy Abbot fueran sus tutores legales. Lo que había convencido a sus médicos había sido el hecho de que no solo hubiera recuperado el habla y la voluntad, sino de que había recibido la visita de Jimmy (aquel al que casi matara de un tiro de postas) sin entrar en crisis, como otras veces.

Los primos se marcharon tras una comida improvisada. Poco después de las tres de la tarde, casi a punto para organizar una buena merienda, vino la ambulancia de la localidad con dos enfermeros, el médico y un agente de la ley provisto de todos los papeles necesarios. Los trámites fueron rápidos.

Aeryn estaba muy desmejorada, tenía que aprender a caminar de nuevo. La traían en silla de ruedas, y no movía los brazos con seguridad ni comodidad.

Pronto todo estuvo listo. Primos, médico, enfermeros y agente de la ley se habían marchado. La cocina de la vieja vivienda, en la parte sur de Kingsport, con vistas al mar y a la Cabecera de Kingsport, estaban limpias y caldeadas.

Llamaron a la puerta.

Era el jefe Tris, de la policía. Entró en la cocina y se quedó de pie.

No será muy largo. Espero, señorita, que se recupere pronto, dijo a Aeryn. Todos nos alegramos de que se encuentre mejor. Luego se dirigió a Mike. ¿Y bien, Hammer? Teníamos un asunto entre manos. Supongo que se ha olvidado de informar por este asunto, y me parece bien, pero creo que me debe una pequeña charla, ¿no es así?

Hammer estaba acercando a Aeryn a la mesa cuando unos fuertes golpes en la puerta les hicieron darse la vuelta. Echó un vistazo alrededor, suponiendo que los enfermeros se habrían dejado algo, mientras otro abría, sin embargo, quien entró en la estancia no fue otro que el jefe Tris. 

Cuando le comentó el asunto por el que hacía aquella visita, Hammer se atragantó. ¡Se le había olvidado por completo tras toda la historia de Aeryn, la Iglesia, los gusanos...! Tosió un par de veces, tratando de poner sus pensamientos en orden y trató de recordar de lo que trataba aquel asunto, cosa difícil, dado que en esos momentos no tenía muy claro siquiera si lo había vivido... el recuerdo se movía en un vago limbo de jirones de niebla, entremezclándose con otros pensamientos y recuerdos, algunos de los cuales parecían propios, otros ajenos a veces. 

Así que, tras emplear un rato más largo de lo normal en poner en orden dichos recuerdos, rato en el cual nadie habló y el silencio se hizo casi incómodo, Hammer tosió un par de veces, se aclaró la garganta y comenzó: 

-Cierto, jefe. Siento no haber informado, esta misma tarde pensaba hacerlo... como sabe, sí, he estado algo ocupado. Sin embargo, no se me ha olvidado su encargo, por supuesto... -se apresuró a añadir; luego, en un tono neutro, más oficial, comenzó-: Veamos... Fawkes y yo fuimos a hablar con la señorita Fistienne, mientras Amanda y Jimmy decidieron investigar el lugar donde apareció la barca. Por nuestra parte, la joven nos contó que no le vio robar ningún bote. Dijo que se lo encontró en la calle y le pareció que estaba raro, sin embargo... mi instinto me decía que algo no encajaba ahí. Si lo conocía desde hacía tiempo y no había nada que le hubiera hecho cambiar de repente... así que indagué más a fondo en aquella cuestión y me pareció que ella pretendía ocultar algo. Quizás, es posible que le hubiese notado raro desde bastante antes y no lo quisiera decir por... algo... ¿quizás algún affair amoroso entre ellos? No lo sé, pero el caso es que algo sucedía. Seguimos hablando un rato -continuó el investigador, mientras sacaba un pitillo y lo encendía-, básicamente averiguamos que estaba preocupada por él, fue a hablar con Derek, se lo comentó y por eso él llamó a la policía... Nos habló también de ese libro en el que estaba tan inmerso; por lo visto leía mientras caminaba el día anterior, sorprendentemente con mucho viento y tan poca luz... y hablaba para sí mientras tanto... podría decirse que ese libro lo absorbía por completo. También le preguntamos si conocía de algún enemigo o de alguien que pudiese quererle mal... y finalmente se le escapó que se sentía culpable de esto... ¿puede que fuera porque su relación se enfrió o algo así? No lo sabemos seguro, porque en ese momento la joven Fistienne se cerró en banda y no quiso decirnos absolutamente nada más. Pero sí nos dio nombres y direcciones donde no estaría de más investigar -terminó mientras rebuscaba en todos los bolsillos de su chaqueta para finalmente encontrar un papel arrugado con los nombres y las direcciones que ella les había escrito y entregárselo al policía. 

-Mientras tanto, Amanda y Jimmy averiguaron que, efectivamente había robado el bote y que éste apareció hecho añicos. De vuelta también vieron una tienda donde se exponía el libro que Charles llevaba... teníamos la idea de ir a mirarlo y hablar con esos hombres -terminó, señalando el papel que había depositado en la mano del jefe de policía-, cuando empezó todo esto de... -dudó, no quería hablar de aquel hombre extraño, no de la Iglesia, ni nada de eso...- ...Aeryn -terminó abruptamente. 

Volvió a aclararse la garganta y le dio un par de largas caladas al cigarro que ya casi se había consumido mientras hablaba, chasqueando la lengua al percatarse de aquello. 

Jimmy se encontraba ciertamente confuso, pues hace un par de días, jamás habría pensado que iría a ver a Aeryn y que acabaría como uno de sus tutores legales, con ella fuera... La verdad es que la realidad y lo que no podía ser real parecían competir en una carrera de lo estrafalario. Y eso en el caso de que aún supiera qué era real y qué no, cosa que a veces dudaba. Por eso, cuando el jefe Tris apareció con aquellas preguntas, al principio se mantuvo en silencio, sin darse por aludido. No estaba del todo seguro de a qué se refería, pero cuando Hammer empezó a hablar, se acordó de pronto.

"¡Charles!"

Era cierto, el pobre poeta se había echado a la mar robando y bote, y probablemente había muerto... Y había una serie de cosas extrañas en aquel caso. Pero eran cosas que no podían contar al policía allí presente, o acabarían ocupando habitaciones como aquella de la que había estado disfrutando Aeryn. Así que simplemente asintió ante las palabras de Hammer.

-Así es, lamento que no tengamos mucho más que aportar de momento. 

Asiento a las palabras de Jimmy sobre el hecho de que no había gran cosa que añadir.

Al menos, nada que podamos contar sin terminar en el manicomio cubriendo el lugar de Aeryn. No podemos contar todo aquello de que el pueblo retrocedió en el tiempo. Ni que nos gustaría haber conseguido la copia del libro que vimos en la tienda. Bueno, ¿era una copia? Parecía el original, aunque eso sólo sería posible si en ese momento ya las cosas estuvieran cambiando...