Partida Rol por web

Don terminó el dibujo que había estado bosquejando mientras esperaba a que los primos de Aeryn los dejaran solos. Se encontraba entregando el cuadro a Aeryn cuando llamaron a la puerta, motivo por el cual tuvo que morderse la lengua y guardarse para sí todas las preguntas que debía hacer. Sin embargo, tras la entrada del jefe de policía, Hammer dio bastante información sobre lo acontecido.

Sintió que el caso que les ocupaba no tenía nada que ver con él, así que se sentó junto a Aeryn.

En un momento de la conversación se nombró un libro, uno del que el desaparecido no se despegaba. Arqueó una ceja pensando en si aquél libro contendría respuestas... ¿Es ese libro alguna suerte de compendio sobre artes oscuras? Preguntó mentalmente a Hammer.

Cuando Jimmy sentenció no tener más pistas sobre el caso, Don se levantó y acercándose a Tris le dijo. Como ve estamos en una situación delicada. Nuestra querida Aeryn necesita reposo, por lo que si ha terminado... Con un ademán elegante señaló la puerta.

Aeryn escuchaba fascinada la historia de Hammer. Es como si esa historia la hubiera vivido en primera persona. Claro está, que ella era Hammer también, así que eso tenía sentido. Por si acaso no verbalizó eso en voz alta, no al menos, delante del sheriff.

Cuando el antiguo cuerpo de Aeryn acabó de explicar la historia y Don hizo un ademan de despedir a Tris, Aeryn prefirió no abrir la boca, así que solo sonrió sin decir nada.

No he terminado, Poppins. Se conocían, más o menos, Don y el Jefe. De vez en cuando iba a consultar al deshollinador quién había estado por ahí o por allá. Don no terminaba de ser consciente de que había sido la comprobación viva de más de una coartada al estar siempre en la calle y conocer a todo el mundo.

Esta mañana han encontrado a la señorita Corla Fistienne muerta, anunció Tris apesadumbrado. Suicidio, parece. Me alegra que me confirmen cuál puede ser la motivación de sus actos, porque o no ha dejado una nota, o no la hemos encontrado. Seguramente ustedes son las últimas personas que la vieron viva. Bien, Hammer, siga con su investigación. Todavía no ha aparecido nuestro poeta.

Si no tienen nada más para mi... Y se marchó, cerrando la puerta con cuidado, porque la corriente del exterior hacía que diera portazos. Las huellas en la nieve de sus pasos, atravesando el jardín y el motor de su coche os anunciaron que estabais de nuevo solos.

Las palabras del policía dejaron mudo a Jimmy. Ahora no tenían solo al pobre Charles probablemente muerto, si no que una chica se había quitado la vida. Aquello era una desgracia cada vez mayor, y el marinero solo podía esperar que todo este asunto tuviera una pronta solución, y que no hubiera más gente que lo pagara con su vida. Cuando el policía se marchó, miró al resto, y negó suavemente con la cabeza.

-Pobre señorita Fistienne, ¿por qué haría algo así?

-Pues no se...la verdad es que no estaba muy bien cuando fuimos a verla Fawkes y yo. Creo que había una historia de amor por ahí... -Dijo contestando a Jimmy. Entonces se dio cuenta de que ella no había estado hablando con la señorita Fistene, si no su antiguo yo. -Pero claro, yo no hable nunca con ella, creo...

Cuando vio que la volvían a mirar raro, intentó explicarse.

-A ver...no tengo muy claro que pasó ayer. Pero algo chungo pasó con los gusanos...-Dijo sobretodo mirando a Jimmy y Amanda- No solo ahora soy Aeryn pero tengo la extraña sensación de haber sido Hammer... si no que tenemos una especie de comunicación “mental” entre todos los que compartimos nuestra esencia con los gusanos...es como que todos formamos parte de algo más grande...más increíble y fascinante.

- Pobre, ha sido demasiada presión para ella...

Everett tarda bastante en reaccionar a la muerte de Corla, en algunos momentos de las últimas horas hasta el ha pensado en que sería deseable que todo esto terminase cuanto antes, de cualquier forma rápida.

- No se que nos ha pasado exactamente, pero yo también pasé por lo de los gusanos (un escalofrío recorre su espalda al recordarlo). Al principio pensé que era un sueño, o una alucinación provocada por cierto brebaje a base de alcachofas (lanza una mirada a Don), pero parece ser que sea lo que fuere, sus efectos perduran. También yo he notado cierta conexión mental inexplicable... y no me resulta nada tranquilizador.

¿Alguien tiene alguna idea genial sobre que nos ocurre y por qué? Desearía acabar con esta situación de una maldita vez y poder volver a la tranquilidad de mi cabaña sin tener que escuchar vuestras abominables voces en mi cabeza a todas horas...

—Me gustaría decir que me estremece la muerte de la Señorita Fistienne. Sin embargo, después de lo ocurrido los dos últimos días una muerte es lo que menos me sorprende. En cuanto a la desaparición de Charles... Digamos que no es el primer hombre que eleva ancla y abandona a su familia—Dije con algo de resquemor.—La cuestión, y ahí conecto con las palabras de mi viejo amigo Everett, es que hemos vivido situaciones inimaginables que hasta hoy algunos dudaban que fueran ciertas.—Le devolví la mirada a Everett y sonreí satisfecho de al fin tenerlo de mi parte.—De las que una parte de nosotros hemos heredado consecuencias que han transformado lo que somos.

Me señalé la sien y lancé un pensamiento al grupo: ¿Cuándo se cena en esta casa?

—Sin paños calientes. Para entender qué está ocurriendo en nuestro pueblo tenemos que aceptar que yo tenía razón y que mi padre estaba equivocado. Quiero decir... Éramos simples criaturas cegadas por la niebla, y ahora que ha caído el velo ya nada nos impide ver.

Levanto los dedos índice de las dos manos y los acerco el uno hacia el otro poco a poco hasta que se tocan.

—Todo está conectado. Yo estuve en el interior de una cadena de plata, y cuando era ella mi única obsesión era llegar a la Cabecera, llegar al Abismo. ¿Irrelevante? No lo creo.

Por otro lado, mientras yo me devatía entre dejar a mi cuerpo congelarse o hacer caso de la pulsión que me instaba a llegar al Abismo, Aeryn o Hammer, no lo tengo muy claro ahora mismo, intentaba lo mismo. Sin duda debemos repasar los hechos para encontrar el sentido a aquella noche. Pero no adelantemos acontecimientos. Antes hay otra cuestión a tratar, la cuestión que lo conecta todo.

Me levanté de la silla como si quemara, con los ojos húmedos de ilusión.

—La cuestión es que una vez caído el velo no podemos negar lo evidente. Hammer ha comentado que Charles estaba obsesionado con un libro, uno que estoy seguro de que contiene textos oscuros. ¿Por qué? Diréis. Ya está Don con sus historias. Pero recordad que mi padre tampoco me creyó...

Tenemos a un grupo de encapuchados en una cueva, que sospecho comunica con la Cabecera y a la que creo que debemos hacerle una visita en el presente, con velas y cánticos y adorando gusanos del averno. ¿Os cuadra que poseyeran, en el pasado, un libro de artes oscuras? Todo culto tiene un libro importante...

También contamos con una cadena de plata, una que nadie está buscando. O es muy antigua y su dueño está muerto, o es de nuestros días y entonces solo alguien que huye la dejaría atrás. Pensad que es de plata... Pero olvidad un momento la cadena. Quizá fue un regalo de amor que cuando el amor se acabó fue arrojada al bosque... lo que me lleva a la siguiente pregunta. ¿Cómo y dónde la encontraste exactamente, Everett? No me respondas ahora.

Y por último, pero mucho más importante: Charles. Y aquí viene la teoría que conecta los sucesos. Digamos que sí, que ese libro es una suerte de compendio de magia oscura. Asumamos también que los encapuchados formaban un culto que se extinguió, o se escondió hasta nuestros días, y que de alguna manera perdieron el libro. Pensemos también que ese libro llegó a nuestros días como un ejemplar extraño que Charles obtuvo, y según cuenta Hammer perdió al desaparecer ya que está expuesto en una tienda. Bien. Hammer ha dicho que el hombre caminaba en las tinieblas mientras leía, con sorprendente poca luz. Digamos entonces que ese libro posee cierta cualidad, una que te atrapa, que te envenena lentamente, y finalmente acaba matándote si te niegas a seguir el camino marcado Ya sabemos que a veces desaparecido es sinónimo de muerto y no encontrado....

Volvamos un momento a Fistienne. Se sentía culpable de lo ocurrido a Charles. ¿Sabía ella si alguna de mis pesquisas es cierta? ¿Sabía a quién pertenecía la cadena de plata, puede que a ella misma? ¿Le dijo a Charles dónde encontrar el libro? ¿Pensó que estaba desvariando y no le creyó, la hipótesis que más me convence? ¿O puede que conociese o formase parte del culto de los encapuchado? La cuestión, es que una de éstas hipótesis debe ser cierta. Y si descubrimos cuál de ellas lo es, las demás quedarán en evidencia.

Pues bien, descubrir el motivo de la culpabilidad de Fistienne puede ser complicado si mantenía a su familia al margen. Por lo que el siguiente paso sería encontrar el libro, y si está...maldito, no será plato de buen gusto. También deberíamos investigar las catacumbas bajo el hospital, antes la iglesia, puede que queden restos del culto o algún camino que nos pasó desapercibido en la oscuridad. Y lo más importante, acudir a la llamada del Abismo, llevar allí a la Serpiente de Plata e intentar contactar con nuestro viejo amigo.

Me dejé caer en el sofá, sudando.

—Hammer, Aeryn y Everett, responded a mis preguntas que he estado mordiéndome la lengua toooodo el día. Los demás, por favor, cualquier detalle que pueda arrojar luz sobre los hechos será bien recibido. Cualquier cosa, por nimia que sea podría esconder la clave que nos afiance el primer paso a dar. Ya sabéis mi opinión, ahora me gustaría escuchar la vuestra.

Me levanté buscando el mueble bar. No sé cómo puedes hacer esto de pensar tanto todos los días, Mike.

Everett habla como para si mismo.

- Pues sobre la cadena de plata hay poco que contar, una noche en mi cabaña, hace un par de días durante una nevada, me pareció escuchar un ruido fuera, casi como si alguien llamase a la puerta pero no exactamente eso. Abrí la puerta extrañado, no era la primera vez que oía algo parecido, y lo que me encontré fue esa cadena en el suelo, sin que hubiese la menor huella humana (o de cualquier clase) en los alrededores.

En su momento me pareció tan raro como intranscendente, pero ahora... cualquiera sabe.

Aeryn se quedó fascinada de toda la diatriba que soltó en un momento Don, era alucinante.

-Pues eso de pensar...son años dándole al coco...-pero entonces se acordó de que él ya no era Mike.

-Perdón, mejor que conteste el nuevo Mike a eso. Respeto a Fistenne, cuando yo fui Mike, no me pareció una sectaria encubierta, así que no creo que perteneciese a ninguna secta. Aunque quien sabe, quizá las apersonas que parecen más normales pueden ser sectarios en potencia...

Pero no hemos comido ya? La verdad es que estoy muy confundido...confundida.

-Creo que en el tema del libro puedes tener razón. Podría ser un libro ocultista o algo extraño... Así que sobe el libro, cueva y demás. Si yo fuese detective privado, creo que antes de volver a esas cuevas, intentaría ver si el libro sigue donde lo vieron Amanda y Jimmy.

Miró a Amanda y Jmmy. Después de explicarles que el resto se habían “unido” con los gusanos y compartían mensajes mentales no habían dicho que les parecía.

- A mí no se me ha preguntado, pero me veo obligada a intervenir. - Comienzo. - El libro... parece que estamos dando por hecho que Charles perdió el libro al desaparecer y de alguna manera terminó en aquella tienda, pero no creo que haya sido así. El libro era el mismo, eso sin duda... O bueno, quizás una copia muy, muy buena. Pero no me dio esa sensación al verlo. Yo creo que era el mismo, pero como si hubiera... rejuvenecido, sin las arrugas del uso, de estar abierto, de pasar sus páginas. Jimmy y yo vimos el libro justo antes de que el pueblo empezara a cambiar. Antes de que todo pareciera volver atrás en el tiempo.

Fuera el viento aullaba y el cielo se encapotaba. Parecía estar preparándose otra tormenta, aunque los servicios meteorológicos no habían alertado a la población tan seriamente como con la anterior. Probablemente no fuera tan violenta.

Dentro hacía calor: la cocina de leña daba al ambiente desapacible como un corazón cálido en el que daba gusto refugiarse. Más cuanto más violento fuera el tiempo fuera. En este corazón cálido parecía anidar el silencio del hogar.

El libro aquel, en el escaparate, parecía estar a la venta. Quizá todavía no habían cerrado, y se podía ir a ver si era posible adquirirlo.

Por unos segundos, más de los que le habría gustado, la mente de Jimmy se nubló. Escuchó el resto de las palabras de Don, y las que siguieron del resto, apagadas, como a través de una puerta o debajo del agua. Había otra palabra, una sola que había dicho, que resonaba en su cabeza una y otra vez. Que hacía que se le acelerara el pulso y su mandíbula se tensara. Por un momento, valoró acabar con aquello. Debía acabar con todos ellos, y no dejar ni uno con vida. Pero conforme los segundos pasaban consiguió calmarse, al menos lo suficiente para volver a pensar con claridad, y valorar lo que se había dicho.

-Estoy de acuerdo con Amanda-dijo finalmente-el libro no era el mismo. No tiene sentido, además de que Tris tiene el que tenía Charles, nosotros vimos otro. Pero sí os diré que, al menos el de Charles, era... Raro. Cuando eché un vistazo, cuando estaba leyendo fuera del café, vi cosas extrañas. Su esqueleto perfilado cuando cayó un relámpago, y no eran letras lo que había en las hojas... Pero no recuerdo el que. 

Asentí con cada nuevo dato.

—Entonces, podemos confirmar que al menos uno de los libros, el de Charles, jugaba con la mente del lector. Creo que debemos comparar los dos libros. Compremos el del escaparate y pidamos a Tris que nos deje acceso a la sala de pruebas. Después, con lo que descubramos, decidamos si merece la pena ir hasta la Cabecera o a las catacumbas bajo el hospital...

- Me parece buena idea, y además me gustaría empezar de inmediato, necesito... necesitamos saber que es lo que está ocurriendo y como detenerlo.

¿Nos vamos?

Everett recoge su chaqueta y se dispone a salir de la casa.

- Sí, vámonos. - Digo mientras me coloco la máscara y me pongo el abrigo. - Jimmy y yo os podemos llevar hasta la tienda. Espero que nadie haya comprado el libro en este tiempo.

Ahora me arrepiento de no haber cogido aquel ladrillo y...

El libro valía un dolar y medio. Era una edición bastante cuidada y, en la primera ojeada, comprobasteis que era un libro de poemas.

Llegasteis a la tienda cuando ya estaban a punto de cerrar. Las calles estaban oscureciéndose a marchas forzadas. Las calles estrechas y empinadas de Kingsport. Os había llevado diez minutos ir a la tienda, ya que la casa de Aeryn quedaba en el barrio residencial más al sur de la población, y la tienda estaba ya en el casco antiguo. Caminar por las calles era peliagudo. Todavía había restos de la tormenta en forma de faroles rotos, tejas por los suelos, nieve congelada amontonada por ahí y cosas por el estilo. Algunas calles, que habían sido limpiadas a pala por sus habitantes, solamente disponían de un estrecho pasillo cavado en la gruesa capa de nieve para pasar. Eso cuando los puntiagudos tejados no se habían aliviado de parte de su carga y el pasillo había sido interrumpido por una montonera de nieve y tejas rotas. Aun a estas horas había gente con lámparas de carburo poniendo parches en los tejados, con lo que a todo lo anterior se podían añadir escaleras cruzadas en las callejuelas más estrechas, cuando no andamios completos.

Y venía otra tormenta. Quizá no tan fuerte como la anterior.