Partida Rol por web

No seré yo el que desaproveche un consejo tan bueno como ese. Miro los cuchillos que tengo en la mano pensando lo fácil que sería pegarle una puñalada en la pierna al chico de las estrellas para ver quién es el mejor cebo para el lobo. Los guardo rápidamente, no me apetece tener que dar explicaciones a los demás después y puede que todavía tenga alguna utilidad, después de toda la mierda que he visto si las estrellas y las cartas puede ayudar en algún momento aceptaré su ayuda encantado. Me giro y salgo corriendo como me ha tocado hacer más de una vez en mi vida en la calle.

- ¡Vamos, joder!

Cuando llegue a la habitación, porque más me vale llegar, voy a esperar lo justo como para ver al lobo a mitad de camino, que lo jodan al que se quede fuera.

Escuché las pisadas del lobo tan pronto como Marta abrió la puerta. 

Aunque pálido, miré de reojo al vagabundo. No hacía falta leer su mente para saber que esperaba que el lobo me cogiera. 

Espero que te caigas por el camino pensé mientras me giraba y salía disparado

 En cuanto oí las pisadas de aquello que parecía ser de nuevo el lobo me giré sobre mi mismo y no dudé ni un segundo en sacar el cuchillo y largarme corriendo de allí. No quería que aquella cosa me cogiese, no quería comprobar como de amiguito era nuestro lobo. Asi que me largué de allí en cuanto pude.

Todos corren para entrar nuevamente al pasillo por donde se encontró la carta. El vagabundo, apurado a más no poder, tiene la mala fortuna de tropezar con el pedazo de zócalo en donde el objeto se hallaba y que había quedado mal corrido. Se cae y por unos momentos mira hacia atrás.

Mientras se intenta incorporar ve a un enorme animal. Sus ojos amarillos son luminosos y su pelaje es azulado. Es un lobo enorme, el mayor que se haya visto nunca. 

Marta y los demás llegan a la puerta que da a la sala de Tarot, cuando ven lo mismo. Si nadie ayuda a ese hombre tirado en medio del pasillo, es posible que no se pueda volver a levantar...

Me quedé mirando la situación, por unos instantes dudé en si dejar al vagabundo abandonado a su suerte o ayudarlo. No sabía que hacer, si le ayudaba quizá acabaría yo mal, pero dejarle ahí tirado... no podría cargar con la culpa de no haber intentado ayudarle.

No quería hacerme tampoco el valiente, simplemente trataría de distraer al lobo, llamarle la atención de alguna manera, para quizá darle una oportunidad y que pudiese escapar de ahí.

Entonces recordé algo, en la habitación del banquete había algunas bandejas tapadas, quizá allí hubiese algo de comida que nos diese el tiempo suficiente para distraer al lobo.

Así que lo compartí con mis compañeros, tenía un plan.

Tenemos que ganar tiempo para que el pobre desgraciado salga de aquí, yo distraeré al lobo, y alguno de vosotros que vaya a la habitación del banquete. Creo recordar que allí había algunas bandejas tapadas, quizá haya algo de comida que pueda ayudarnos a alimentar a esta criatura que parece hambrienta.

Entonces empecé a recoger algunos libros para lanzarselos al lobo, después me acerqué a ellos y comencé a tirarlos hacia ellos. Con un poco de suerte aquella criatura se enfadaría y dejaría al mendigo.

Me pondré a una distancia suficiente de la puerta como para que me de tiempo a llegar antes de que me coja el lobo.

Antes de adentrarme por el pasillo, me giré y dije a mis compañeros:

A qué esperáis, el banquete puede salvarnos de esta, corred!

Mire al vagabundo alli caido, me pare en seco, si lo dejaba alli sería la última vez que lo vieramos, por lo menos con vida.

Escuche la idea de Miguel, pero negue no terminaba de convencerme

- Mientras se va por las bandejas el lobo habra acabado con su vida, no hay tiempo para eso. No hemos sido capaces de salir de este pasillo sin que este lobo nos haya alcanzado, si perdemos el tiempo veremos morir a ese hombre

Cogi el cuchillo, aunque no sabía si eso serviria de algo...corri nuevamente hasta donde estaba el vagabundo y me puse delante, entre él y el lobo

- Date prisa en levantarte y salir de aqui

Tropiezo y caigo sabiendo qué va a ser lo próximo, acojonado como estoy y sintiendo ya la mandíbula del animal prendida al cuello me acuerdo de la reciente discución con el niño estrella y sonrío amargamente. Me arrastro unos centímetros por el suelo desesperado por llegar a la seguridad de la sala de las cartas. Es entonces cuando la veo correr hacia a mí para ayudarme ¿Jeanine? Corre asustada con un cuchillo en la mano ¡Con la de veces le habré dicho que no haga eso! Corre hacia a mí y se pone entre el lobo y yo.

- No. Ni de coña. Otra vez no te voy a perder- me levanto como puedo, saco el cuchillo del bolsillo y le agarro de la mano para llevarla a donde yo quería ir en un principio. Fuerzo a Marta ir delante para protegerla del lobo, ahora que me he levantado me he dado cuenta de lo imposible que era que fuese quién un principio me había parecido, no cuadraba ni edad, ni lugar ni nada y me alegro de ello, por nada en el mundo querría que ella estuviese en esta casa de mierda.

Me giro para ver si el lobo nos sigue, de ser así le lanzo el cuchillo que tengo en la mano y agarro el otro que tengo en el bolsillo para protegerme si se lanza. No sé si servirá de algo o sólo lo enfurecerá más, pero no se me ocurre otra cosa que hacer. Yo ya estoy acabado y los demás son chicos jóvenes, no me perdonaría que muriesen por una basura como yo. Mierda, el ver a Jeanine me ha vuelto subnormal.

Miguel corre hacia el comedor, intentando conseguir algo de comida para distraer al enorme lobo azul. Antes, desde la sala de tarot, coge unos libros pesados y se los arroja al lobo con la intención de distraerlo un poco. Marta, por su lado, corre hacia el vagabundo y se pone adelante, sacando el cuchillo pero David no quiere que alguien muera por él. Algo en su memoria se activa haciéndole pensar en otra persona.

El lobo baja la cabeza y gruñe en cuanto recibe un golpe de uno de los libros, cuando el lomo del mismo le impacta en el pecho.

-Grrrr...rrr

Marta y David comienzan a correr, intentando ganar distancia. El primero tiene un cuchillo en mano para lanzarlo de ser necesario.

Entonces Miguel destapa una bandeja, hay un pollo asado con patatas. Parece recién hecho. Eso sería raro de no ser porque absolutamente todo aquí es anormal.

En ese momento el lobo comienza a correr hacia los dos. Los segundos pasan con una lentitud insoportable. David lanza el cuchillo y pega contra el lobo pero cae al suelo. No ha atravesado su piel.

¿Por qué?

¿Acaso algo en esta casa es como debería?

-Corran, corran.

Dice una voz masculina, que hasta ahora no habían escuchado.

Me quedé clavado viendo como el vagabundo se caía y como los demás hacían algo por ayudarle.

Hace mucho tiempo que ya no tengo conciencia pensé mientras no perdía detalle de la situación

Antes de que se pudiera hacer algo contra el lobo, una voz habló y me giré en su búsqueda

Esa… esa cosa venia tras nosotros, nunca había visto un lobo tan  de cerca y no me faltaron las ganas para echarme a correr. Corrí desesperadamente a través del pasillo buscando refugio en la habitación del tarot.

David tropezó y tenía el lobo más cerca de lo que cualquiera de nosotros pudiera desear, tenía que ayudar, pero que podía hacer, sería suficiente el cuchillo que llevaba? No lo creo el lobo era mucho más rápido y fuerte que cualquiera de nosotros, se comería mi brazo entero si le daba la oportunidad. En ese momento Marta mucho más decidida se aventó a socorrer a David.

Los dos corrían por sus vidas. Lance el cuchillo hacia el lobo, si no lograba herirlo por lo menos lo distraería.

Aquella voz desconocida...algo me decia que debia ser del amor de Elizabeth, ¿quien sino?

Corri al ver que David se ponia nuevamente en pie, vi como el cuchillo no le hizo nada, aunque tampoco me sorprendio mucho ya que para matar a algo así haría falta muchisimo más

- ¡No se molesten en lanzarles cuchillos y corran, atrancamos una salida, miren que no sean la única salida de ese lugar o nos quedaremos acorralados!

No volveria a atrancar puertas, podía ser una trampa mortal para nosotros el no tener una salida, pero tampoco podíamos correr eternamente...

A la mierda un cuchillo, suerte que en el salón ese había más y lástima que el lobo haya venido precisamente por ahí. Corro como puedo tirando de Marta para que se de prisa, sólo me interesa que lleguemos a salvo a la puerta, el lobo es precioso pero no creo que seguir mirándolo me ayude demasiado y si resulta que nos alcanza me daré cuenta cuando lo tenga bien prendido del cuello.

- Joder, ya sé lo que tengo que hacer, no necesito una jodida voz en off- le respondo a la casa con los huevos hinchados de tantas rarezas-. No soy la puta pantera rosa...

Sigo corriendo tirando o empujando o lo que haga falta para que Marta no se quede atrás depués de haberse arriesgado para salvarme.

El cuchillo pega en el lobo y se le queda clavado, sin embargo el oscuro animal no parece tener ningún tipo de problema en seguir con su voraz persecución. Marta entiende que quizás el espíritu que habló recién podría ser el novio de aquella llamada Elizabeth y que los estaba socorriendo. El vagabundo, por su parte, no estaba para ponerse a pensar en el significado de voces que se suspendían en el aire y se preocupó por tirar cosas delante del animal. 

Cuando entraron en la sala de tarot, Marta casi sin lograrlo, lograron cerrar la puerta empujando delante una de las estanterías llenas de libros que esa sala tenía. 

Nacho se giró en busca de la voz que había dicho las palabras aquellas, pero la sala estaba vacía. Nadie había allí.

Se sentían los aullidos rabiosos del lobo del otro lado, al menos por un rato. Luego todo sonido se extinguió. Del otro lado de la puerta solo ahora reinaba el silencio...

Intente recur¡perar el aliento, casi no lo logramos. De nuevo en esa habitación, parecía que nuestros pasos siempre nos llevaban a esa habitación. Me dirigi a la puerta que tenía justo delante e intente abrirla

- Hay que darse prisa, no sabemos si ese lobo haya dado la vuelta o este acechando para romper la puerta que acabamos de atrancar

-¡Me cago en las tetas de la virgen para que el niño Jesús mame mierda! - suelto cuando llego doblándome en dos agotado por el esfuerzo.

Miro si alguien se siente ofendido por mi blasfemo exabrupto, no porque lo sienta sino por poder seguir gritándole a alguien, estar a punto de morir en esta casa me ha crispado un tanto los nervios.

-Gracias Marta, te daría una abrazo, pero creo que no te gustaría mucho. Apesto.

Devuelvo mis huevos a su sitio, que aunque la corbata de un toque distinguido no es el momento ni el lugar para llevarlos ahí. Me tanteo lo bolsillos buscando el cuchillo y entonces recuerdo dónde lo he dejado. Mierda, y yo fui el que dijo de no ir desarmados a ningún sitio. Pensándolo mejor, para lo que nos ha servido. Pero si aún conservo la piedra ¡Qué gran alivio! Seguro que será util.

-Bueno, la idea de matarlo creo que queda descartada, el cuchillo no le hizo ni cosquillas. A lo mejor es otro fantasma ¿Algún voluntario para probarlo? No. Bien, pues a trancar puertas y a seguir avanzando con mucho cuidado. Marta, con cuidado, a ver si ahora lo que nos encontramos es un dinosaurio.

Mientras ella se preocupa por la puerta yo vuelvo a revisar esta habitación por enésima vez en busca de algo con lo que defenderme. No creo que vaya a encontrar nada, casi lo tengo por seguro, pero el comedor me da muy mala espina como para meterme a buscar un cuchillo. No soy el único con hambre.

-No, no puede ser. No le hicimos nada al lobo y estoy seguro que al menos uno de los cuchillos se le clavo. Esto es irreal, ¿quien en su enfermiza mente dejaría entrar a un lobo para que nos devorara?
-No se ustedes pero no pienso regresar a ese lado de la casa, debemos salir de aquí rápido antes de que nos convirtamos en la cena.
Revisé las puertas del lado contrario por donde entramos.

Si yo os digo la verdad, empiezo a pensar que ese lobo no era de verdad, sino una ilusión más de esta casa de locos, aunque también os digo otra cosa, no estoy dispuesto a comprobarlo... Qué os parece si miramos la habitación de allí, a ver que nos encontramos...

Marta intenta abrir la puerta del norte. Está cerrada (en rojo en el mapa), así que pide la llave y Miguel en vez de simplemente entregarla prueba él abrir la puerta. Nada, sigue cerrada. El vagabundo olfatea algo hediondo y no es su persona, es todo este rollo con lobos a los que nada parece lastimarlos.

¿Serán fantasmas?

Aún queda el corredor rojo por revisar pero entonces Fred consigue abrir otra puerta, una que estaba cerrada pero no con llave (la siete en el mapa). Ni bien lo hace todos se acercan a mirar, lo que ven es un larguísimo corredor de paredes de piedra, sin ventanas ni puertas. Un aroma pesado, a humedad, sale desde allí. Dan unos pasos hacia dentro, apenas para ver un poco mejor cuando, en medio del mismo, aparece una mujer vestida de negro.

No es Elizabeth, más bien parece una niña o una adolescente.

-Denme lo que es mío...- dice entre susurros -o tomaré lo que es vuestro sin dilación...

Ahogo un grito al ver a la niña, debería estar acostumbrada, en aquel lugar no dejan de aparecer fantasmas, pero este es distinto a los demás, se dirige a nosotros, es el primer fantasma que se dirige a nosotros. Después me quedo pensando que no es verdad, la voz del que puede que sea Jonathan nos salvo anteriormente con el lobo. Pero si era cierto, que era el primer fantasma que nos amenazaba.

- ¿Lo que es tuyo...?¿A que te refieres?

Mire a mis compañeros, por si alguno habia cogido algo nuevo, algo más...infantil..., pero no, alli no habíamos visto nada...¿a que podría referirse?

Coñó, otro más! No pude evitar la expresión al ver a la niñita de negro. Uff, esto empieza a dar mal rollo, antes parecía que no podían vernos pero esta... Y entonces por puro instinto me giré por si en lugar de estar hablando con nosotros estuviese hablando con otro fantasma que estuviese situado al otro lado.
Yo llevo la llave y alguna cosa más, pero alguien ha cogido algo que pueda permanecer a la muchacha?