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La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

Camino a Cho n Delor.

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20/01/2013, 23:35
EL TIEMPO SE AGOTA.
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AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 09.

OCASO.

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20/01/2013, 23:36
Mulas del carro (2).
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- Tras varias horas de descanso, las mulas se encuentran más recuperadas.

- Podéis partir ahora, que ya se está poniendo el sol, o esperar a la mañana.

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21/01/2013, 00:40
Guepardo.
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Guepardo estaba tumbado en el carro junto a Derviche. El sol primaveral le daba en la cabeza y hacía que se sintiera aturdido. Miró como los campamenteros trabajaban a su alrededor y se sintió un inútil...todos sus compañeros juramentados estarían luchando en aquel momento y él no podía casi ni moverse.

—O quizás estén muertos...si el que ha dirigido el ataque es tan estúpido como tú. Ahora Malamente lucía un aspecto bastante peor que cuando lo vio recién despertado. Lo miró a los ojos y comenzó a hablar.

—Escuchad: enterradlos o quemadlos, no sé lo que hubieran querido, pero coged las armas. —A Guepardo también le gustaría que lo enterraran con su lanza el día de su muerte, pero estaba seguro de que la compañia no pensaría lo mismo. —Las podemos necesitar más adelante. Desgraciadamente a ellos no les van a hacer falta. —Dicho lo cual se retrepó un poco para incorporarse. No quería pasarse todo el camino tumbado.

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21/01/2013, 02:52
Manta.
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Tras informar a Lejana, Manta regresa junto al carro, junto al que se sienta a descansar, apoyando la espalda en un de sus ruedas. Pipo, mientras tanto, demuestra su experiencia utilizando arena para limpiar las escudillas. Manta se ha acostumbrado a que cada comida y bebida carguen con retazos del sabor de la anterior, y nunca la limpia, al menos no más allá de rebañar los restos de la comida con la lengua.

La tarde transcurre con tranquilidad. Manta no puede dormir, y se pasa el rato mirando al cielo. El sol, que va cayéndose lentamente de la bóveda celeste, le recuerda a la yema de un huevo de avestruz. ¿Cuánto hace que no como un huevo de avestruz?

La voz de Derviche interrumpe sus ensoñaciones conscientes. En uno de sus escasos momentos lúcidos, ha debido fijarse en los cadáveres. Manta se ha forzado a ignorarlos desde que acabó la batalla, pero cuando alguien se ha atrevido, por fin, a mencionarlos en voz alta, se da cuenta de que no puede seguir ignorándolos. Esta mujer, que desprecia la compañía de otras personas, se acuerda de sus compañeros caídos pese a su estado. Tú, sin embargo, les das la espalda para evitar enfrentarte a ellos. Guepardo, también despierto, da su opinión al respecto. Derviche los enterraría junto con sus armas. Guepardo prefiere que se conserven.

Manta se acerca a Pipo, que tras terminar con las escudillas, se ha quedado sentado, quieto y en silencio. Guepardo es el líder del grupo de campamenteros, en ausencia de Peregrino, pero no tiene la potestad de decidir sobre el destino de los exploradores.

—Pipo —susurra, agachándose junto al músico—, señor. Voy a cubrir los cadáveres. ¿Qué hacemos con las armas de sus compañeros?

Manta se pone en pie y se acerca a los cuerpos. La mayor parte, de los atacantes. Apenas conocía a los exploradores, y no le resulta fácil reconocerlos ahora que exhiben la piel lívida y tirante, y los rostros deformados por muecas de dolor y sorpresa. Arrastra los cadáveres hasta un punto resguardado. A continuación, se acerca a Malamente y lo lleva con los demás.

De acuerdo a la costumbre k’hlata, los fallecidos son enterrados junto con sus más preciadas posesiones. Manta no sabe cuáles eran las de estos, pero se segura de que todos tengan sus escudillas, y los hermanos, sus capas y broches. Hace años o hace meses, todos sufrieron y sangraron en algún momento para conseguirlas.

No dispone de herramientas con las que cavar un hoyo, y con una lanza tardaría horas. Recordando la recomendación de la fanática, el k’hlata recoge piedras y rocas de los alrededores, y las apila sobre los cadáveres mientras se acerca la noche.

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21/01/2013, 08:45
Compañía: Lejana, Tercer Pelotón, Exploradores.
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- "Deberían de ser enterrados con sus cosas, para que puedan cazar en las tierras de los ancestros." -

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21/01/2013, 15:58
Pipo.
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Cuando Manta le llama Señor, Pipo sonríe con todos sus dientes.

Pipo no es tu señor. Tu señor es ese, y señala a Guepardo. Pero lo que Lejana dice no parece mal a Pipo. Ellos se han ido al agujero negro, negro, muy negro. ¿Quién sabe que hay al otro lado? ¡Nadie!

Por lo menos Pipo no lo sabe. Añade, tras un momento de reflexión embobada.

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21/01/2013, 16:22
Compañía: Lejana, Tercer Pelotón, Exploradores.
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- "Si Pipo muere antes que yo, me aseguraré de que sea enterrado con sus flautas, para que pueda tocarlas alegremente en las Tierras de los Padres y en las Praderas Eternas, y alegrar así a los honorables antepasados." -

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21/01/2013, 21:39
Derviche.
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Derviche se quedó mirando la puesta del sol. Su mente la llevó al campo de batalla, recordó los gritos y el ruido metálico de sus cimitarras. Se concentró en recapitular pequeños detalles y hasta el sonido de sus armas, cortando la carne del enemigo, le llegó a su mente. Quiso agradecerle a su diosa la dulce memoria, de la muerte de los rivales. Solo cerró los ojos y negó con un ligero gesto de cabeza, apretando los puños lo que el cuerpo dolorido le permitió.

La voz del actual líder la volvió al presente. Su cabeza se tornó hacia él y lo miró por una fina rendija, que apenas dejó ver los ojos llenos de odio. Pensó en la desgracia del hombre, seguro que fue un castigo. Privarle de descendencia era condenarlo a muerte en cuanto la edad no lo dejaba valerse por sí mismo. De cualquier modo, no pensó que llegaría a tener una avanzada edad, ni ella ni nadie.

No se enteró de lo que habló Manta con Pipo, pero escuchó claramente la respuesta de Lejana. Asintió ante sus palabras sin dejar de mirar mal, muy mal a Guepardo. Aun así no se atrevió a ofenderle ya que era su superior. Escuchó a Pipo hablar de algún agujero negro y no dudó en imaginarse tirar a Guepardo a un pozo sin fondo, sin ninguna de sus armas. Si no moría en el acto y sufría unos días, mejor. Lejana, en cambio, enterraría al pobre lunático con sus flautas, es lo que todo camarada haría por su prójimo.

-Si muero y me quitan mis cimitarras, volveré del otro mundo y me las llevaré... junto con el corazón latente en mis manos del desgraciado que me las ha quitado. Su voz era cortante y áspera. Unos momentos después se recolocó en el carro y buscó con la mirada al hombre proveedor de alimentos.

¿Que tal las mulas, Pipo? ¿Marchamos ya, o esperamos hasta que la gran bola de fuego alumbre nuestro camino?

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21/01/2013, 22:16
Pipo.
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Pipo, que está abismado en sus pensamientos vacuos, pega un brinco en cuanto escucha la palabra "mulas".

Dedos-Matagatos-Dedos-Matagatos-Dedos y Matagatos-Dedos-Matagatos-Dedos-Matagatos parecen listas, dice cortesmente. Solo falta que Pipo les cante algo y ya. Todos pueden subir -otra vez- al carro y aprovechamos lo que le queda a la cara amarilla para bajar al infierno. Si, al infierno.

Mientras todos suben sus cuerpos heridos de diversa consideración, Pipo toca un son enloquecido.

Solo para un momento para decir: Pipo está contento. ¡Pipo irá con sus flautas!

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21/01/2013, 23:01
Guepardo.
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—Coged las armas —dijo Guepardo inquisitivamente. Dentro del grupo era el que más tiempo llevaba en la compañía y al que habían dejado a cargo de todos. Como líder dejaba mucho que desear pero tenía claro de lo que podía pasar si dejaba las armas allí y a cualquier súbdito de El Señor del Dolor se le ocurría preguntar por ellas. Continuó: —No obstante, yo estoy en este carro tirado y no puedo obligaros a hacer nada. Podéis enterrarlas con ellos y no moveré ni un dedo...pero el que lo haga que se atenga a las consecuencias si los líderes pregunten por ellas.

Una vez aclarado ese punto, miró fijamente a Derviche y habló con sus ojos reflejándose en los del campamentero: —No dudes ni por un momento que si estuvieras muerto delante de mi te quitaría las armas antes de que te enterraran o quemaran. Te queda mucho que aprender dentro de esta compañía.  —Guepardo no podía dejar de pensar que a él tampoco le gustaría que le quitasen su lanza, de hecho estaba deseando que alguno de aquellos muchachos tuviera el coraje suficiente como para echarlas en la tumba de Malamente. Sin embargo, no quería sentirse responsable de más muertes.

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21/01/2013, 23:20
Derviche.
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Derviche miró a Guepardo con cara de sorpresa y empezó a reírse a carcajadas. Nunca pensó que la tomaran por un hombre, pero tampoco le disgustó la idea de ser vista tan fuerte y valiente que pasara por guerrero. Sabía que valía lo mismo que cualquiera de sus compañeros, y mucho más en comparación con otros.

-¿Muerto? Volvió a reírse a carcajadas y se llevó la mano a la cabeza por el dolor que la risa le provocó. No soy hombre, pero tú ya no sabes que hay que tener entre las piernas para serlo.

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22/01/2013, 01:14
Manta.
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Es de noche cuando la pirámide de piedras está terminada. A pesar de la brisa y el fresco, una película de sudor cubre la piel de Manta. Bajo el montón de piedras, descansan los cuerpos de los exploradores, junto con todos los objetos que llevaban encima, y las armas que, incluso en la muerte, aferraban entre sus dedos. Y Malamente, solo con su escudilla.

El joven k’hlata se sienta un momento delante del montón de rocas. Escucha la discusión de sus compañeros a sus espaldas. Los cadáveres ocultos no escuchan nada. A los cadáveres les da igual todo, porque no son más que pedazos de carne. No son ellos los que necesitan ser enterrados, o llevar sus armas al otro mundo. No es para ellos para quienes se realizan enterramientos, ni para quienes se establecen ritos y costumbres funerarios. Es para los que se quedan atrás, para los vivos. A él le da igual. Cuando caiga, y ojalá sea dentro de muchos años, que hagan de su carcasa almuerzo los chacales, y sus entrañas sean un festín para los buitres.

Manta recoge sus pertenencias en un hatillo, agarra las armas de Malamente y las deja al carro. No cruza la mirada con nadie. Pese al esfuerzo, su cuerpo sigue en buen estado. Pero la deprimente tarea ha agotado su espíritu, y no se ve capaz de levantar la cabeza.

—Estoy listo.

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22/01/2013, 20:12
La Compañía Negra.
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GUEPARDO, DERVICHE:

- Iniciativa.

- Declaración de acciones.

- En caso de ser atacar: tirada de ataque y de daño (por si acaso).

- Penalizaciones actuales: Ninguna (por adrenalina durante los primeros 3 asaltos, después de eso estaríais a -3 por cansancio, heridas y poca luz).

- Tiradas no ocultas, post sólo para el Director.

- El resto de personajes no puede hacer nada inicialmente (sorpresa), aunque Derviche gracias a sus reflejos no ha sido sorprendida (a menos que saque peor iniciativa).

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22/01/2013, 20:53
Derviche.
Sólo para el director
- Tiradas (2)
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22/01/2013, 21:08
Chamán Rojo.
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- Mi salud física me la han arrebatado a golpe de lanza, pero mi salud mental, mi presencia de espíritu, mi consciencia de la realidad o como quiera que se llame ha sido arrebatado por la amenaza de la facilidad con que nos puede sobrevenir la muerte.

Permanezco la mayor parte del tiempo sentado en la parte delantera del carro, desde donde debiera haberme preocupado por el estado de las mulas, pero fue Pipo el que hizo la tarea. Permanezco aquí sentado no por que me encuentre bien, subir y bajar del carro es penosamente doloroso, pero no hay punto de comparación con sentarse y levantarse desde el suelo, algo que no volví a intentar desde la primera vez. - Si no nos vuelven a atacar, puede que mejore y salga con vida de esta. Si se produce otro combate... Estoy muerto. - Con esos pensamientos vuelvo a perder consciencia de la realidad, vuelvo a retrotraerme a las pesadillas de mi infancia, donde los Espíritus de Los Muertos reclamaban mi atención continuamente con amenazas de terribles represalias y horribles terrores.

- ¿Que? - Me sobresalto al ver a Guepardo y Derviche tomar sus armas y prepararse para el combate. - ¡Nos atacan! - Grito tratando de ponerme en pie con la ayuda de la lanza y la muleta. Pero me enredo en mis propios pies, en mi propio entumecimiento y en mis propias heridas. Me precipito de cabeza al suelo desde lo alto del carro, sin nada que frene mi caída choco con brutalidad contra el suelo, el tiempo parece ralentizarse mientras intento levantarme y finalmente la obscuridad de la inconsciencia se hace cargo de mi.

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22/01/2013, 23:24
Guepardo.
Sólo para el director

Mi intención es coger mi lanza y ponérsela en el cuello, en una posición amenazante, sin llegar a herirla. A partir de ahí, si lo consigo empezaré a hablar.

- Tiradas (1)
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22/01/2013, 23:57
El Cráneo de Plata.
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- Furioso por las palabras de Derviche, Guepardo coge violentamente su impresionante lanza a dos manos, hecha de una sola pieza de bronce, e intenta amenazar con ella a Derviche.

- La mujer reacciona con sorprendente rapidez y, usando una de sus cimitarras, aparta a un lado con facilidad la lanza que Guepardo intenta apuntar a su cuello.

- Ninguno de los dos está realmente en condiciones de combatir, y si llegan a hacerlo, el primero que hiera al contrario seguramente acabará con su vida.

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23/01/2013, 01:45
Guepardo.
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Al escuchar las palabras de la mujer Guepardo no se contuvo ni un segundo. Lo había insultado, delante de todos,  sin tener en cuenta que el antiguo Jaguar era su superior, sin tener en cuenta que estaba haciendo aquello por el bien de todos los presentes.  Cogió su lanza y la dirigió hacia el cuello de la campamentera. Pero estuvo demasiado lento... y se maldijo por ello. Derviche alzó su cimitarra y desvió el arma de Guepardo, éste se encontró expuesto durante un segundo, pero parecía que ella no podía o no quería atacar. La miró fijamente a los ojos y le dijo con la lanza apuntándole: —En cuanto estemos recuperados, sabremos quién arranca las armas de las manos a quién antes de enterrarlo. 

Esta vez no lo vio, pues su mirada no se apartaba del objetivo que tenía enfrente, pero escuchó a Sacorroto hablar:

Hazlo ahora mismo. Eres el jefe de la manada en este momento, eres un soldado de la compañia. Tienes el cráneo de plata y ella no. Sabe las reglas, insultarte a ti supone castigo...

Por mucha rabia que pudiera tener Guepardo en su interior no iba a permitir que otros la ejecutasen. Si tenía que hacerlo lo haría él. Derviche no sabía que, con sus palabras, se había condenado a sí misma a la muerte, o lo había condenado a él. O quizás, con un poco de suerte, lo dos yacerían en tumbas cercanas.

—¡Chamán! ­¡Manta! Nos vamos. —Gritó furioso, sin dejar de apretar la lanza entre sus manos.

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23/01/2013, 02:25
Manta.
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Manta se da la vuelta como un resorte al escuchar el grito de Chamán, justo a tiempo de verle caer de cabeza al suelo. Suelta el hatillo y sujeta la lanza con fuerza, la punta lejos de sí, apuntando al frente a media altura, tal y como había aprendido, y tan útil le había sido el día anterior, y se acerca al cuerpo de su compañero, del que no parece sobresalir el ástil de una flecha. ¿Una cerbatana? Tienen que estar cerca ¿Dónde se esconden? Sus ojos van de derecha a izquierda, pero no detectan la presencia de nadie.

Derviche y Guepardo tiene las armas desenfundadas, y pese a su estado, parecen dispuestos a luchar si es necesario. Los ojos de Manta se abren como platos cuando ve las cimitarras de la mujer desviar la lanza del antiguo jaguar. No hay enemigos, se da cuenta. Chamán no ha sido abatido por un proyectil. Las palabras de los dos idiotas del carro, en las que apenas había prestado atención, cobran sentido de repente. ¡Estáis locos!¡No es motivo para esto!

La voz de Guepardo arde con furia, pero parece capaz de controlarse. No hay duda de que si los dos sobreviven, el jaguar se encargará de arreglar cuentas con Derviche tarde o temprano. Después de verla luchar, Manta no está seguro de que la mujer sea capaz de esperar. El joven aprieta los dientes, salta sobre el cuerpo inmóvil de Chamán y se aúpa al carro, colocándose entre los dos guerreros.

—No es momento de hacer esto —dice simplemente, clavando la mirada en los ojos de Derviche. El labio inerior le tiembla ligeramente, y minúsculas perlas de sudor helado asoman entre los pliegues de su frente.

Por mucho que Guepardo lo desee, la Compañía no permitirá que se mate con Derviche. La castigarán por insultar a un superior, y ahí se acabará todo. Manta no está convencido, pero no puede esperar otra cosa.

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23/01/2013, 05:11
Derviche.
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Derviche respondió tajante como siempre y no dio más importancia al actual líder del grupo. Al parecer al hombre no le sentó nada bien y reaccionó atacándola. La fanática se sorprendió mucho, pero en vez de responderle con un ataque solo se defendió. No estaba de acuerdo con su orden, pero no lo iba a matar por tan poca cosa. Incluso ella en su locura, frialdad y sadismo extremo, sabía diferenciar entre enemigos y estúpidos, y claramente, Guepardo no era su enemigo.
Con gestos furiosos paró el golpe del hombre y no dejó que su diosa tomara control de sus actos. Si fuera así lo había destripado ahí mismo. Ahora ya no era solo una extremista, en ese momento pensaba pertenecer a esa compañía, su ultimo refugio.

-Eres imbécil, si atacas a alguien por algo tan insignificante, que ha luchado a tu lado solo un día antes. Haz lo que te parezca, córtame el cuello ahora si te da la gana, pero siempre recordaras que yo he matado más que tú en esta lucha. Yo he defendido con mi sangre al grupo a quien tú eras líder.

Aunque Manta se metió de un salto entre ellos, como un loco, la mujer dejó su cimitarra y esperó al siguiente movimiento.