Partida Rol por web

Mientras se dirigían al campamento de Instrucción para recoger al resto de reclutas y comenzar el viaje, Campaña charlaba animadamente con Khadesa. Campaña se sentía a gusto hablando con Khadesa, se portaba bien con él y además era muy guapa. A veces, Campaña se quedaba embobado mirándola hasta que se daba cuenta y volvía a lo que estaba haciendo. En esos momentos se alegraba enormemente de llevar siempre puesto el yelmo, era como una máscara que ocultaba en parte sus sentimientos, haciendo que pareciera menos tonto de lo que era.

- Campaña ha estado pensando en lo que dijo Khadesa, Campaña quiere aprender a escribir su nombre - dijo con entusiasmo - ¿Khadesa puede enseñar a Campaña? Campaña es torpe y estúpido - dijo dejando de mirarla, como avergonzándose por lo que estaba diciendo - pero lo intentará, Khadesa debe tener paciencia con Campaña.

Ojopocho había pasado la tarde en el mismo lugar donde había hecho su mochila y colocado la cuerda de su arco, había permanecido algo adormilado, la noche anterior no descansaron mucho y esta noche se preveía que iban a descansar menos, así que el prevenido explorador se había echado una siesta y ahora aún descansaba con la espalda sobre su petate re-doblado bostezando, sorprendido por la humedad de la noche anterior que, a las puertas del ocaso, empezaba a levantarse, no parecía que fuera a llover hoy... y no tenia ni idea de a dónde pensaba llevarlos LenguaNegra, su habría consultado mapas, si irían a territorio ocupado, o a tierra yerma, no habían demasiadas opciones.

Poco a poco, se fué semi incorporando hasta quedar sentado, con las piernas dobladas y los brazos apoyados en sus rodillas, como el mendigo que espera le echen un mendrugo de pan, mirando algo inquieto de un lado a otro, viendo que ya se reunían todos y se preparaban para salir.

CARACABRA:

- Has recogido la bolsa de monedas enterrada fuera del campamento.

- Su reconfortante peso es exactamente el mismo que recordabas.

- Has recuperado el tesoro de toda una vida en las ruinas ancestrales del territorio de los Caimanes Negros.

La Quinta conducía el carro como bien podía, aunque estaba claro que no estaba habituada a algo así. Iba sentada al pescante junto con Campaña, y a su lado Recio trotaba majestuoso montado por Sicofante. Ella parecía enojada por algo, estaba mohína, los labios apretados y los párpados afilados.

Campaña charlaba, y eso, quizá fue lo que consiguió sacudirle ese aire enfadado, por lo menos en parte.

-Claro que te enseñaré, Campaña, no te he mentido. Y tendré paciencia. Y tú tampoco debes perderla, amigo, ya que no hay prisa. Tardaremos lo que sea, y será como un juego.

- ¡Oh! A Campaña le gustan los juegos - dijo entusiasmado de nuevo

Se giró en su asiento para volver a mirar a la pitonisa, que hacía esfuerzos por dirigir adecuadamente el carro. Entonces se dio cuenta de que Khadesa no estaba de muy buen humor. Campaña pensó unos instantes mientras tambolireaba con sus dedos sobre las piernas. Finalmente concluyó que quizás estuviera enfadado con él por algo que desconocía, así que decidió que iba a preguntarle qué le pasaba.

Campaña bajó la voz para que no le escucharan los demás.

- Khadesa parece enfadada... - dijo en voz baja - Si Campaña ha hecho algo malo... Bueno, Campaña sólo cumple órdenes, Khadesa debe entender.

El gigante se quedó mirando a la pitonisa, esperando una respuesta.

-No, no estoy enfadada contigo. No has hecho nada que esté mal, no te preocupes. Y ya, yo también cumplo órdenes. Tenemos que hacerlo, nos gusten o no...

Y entonces sacó morritos, sin darse cuenta. Quizá era eso, quizá a Khadesa había órdenes que no le gustaban.

Campaña se sintió aliviado por no tener nada que ver con el enfado de Khadesa, no era la primera vez que metía la pata sin darse cuenta. Campaña creyó entender que a Khadesa no le hacía mucha gracia ir de excursión, y tenía sentido, ¿para qué llevar a una pitonisa a hacer maniobras? Pero lo cierto es que ella no conocía toda la información y Campaña se empezó a poner muy tenso porque no quería contar nada.

- Errr...uhhh...mmm - Campaña empezó a balbucear, estaba nervioso - Khadesa debe animarse, los Hostigadores necesitarán una pitonisa en la misión... errr... excursión, Campaña quiso decir excursión...

Otro habría intentado disimular, pero a Campaña no se le daba muy bien.

Cansado por la carrera levanta la bolsa mostrando que la ha recuperado. Es de cuero con una cuerda para atarsela al cuello, más bien pequeña unos quince centímetros por lado. Tras colgársela se queda mirando a Lengua Negra mientras caminan tras el carro, el hecho de saber contar sólo usando los dedos hace que ignore por completo si han pasado cien pulsos. Aguarda la resolución del aprendiz de Analista.

La Quinta miró al niño-hombretón con sus ojos verde agua aún más entrecerrados de lo que habían estado hasta entonces. Por lo que decía, y por el hecho de haber cargado con el "bulto" después de estar en la herrería de su padre, le habían puesto al corriente. Bien, si ellos confiaban, ¿por qué no iba a hacerlo ella?

Siguió hablando en susurros, acercándose un poco más al yelmo de Campaña. No quería que nadie pudiera escucharles. Si las órdenes eran mantener el secreto, por ellos no quedaría.

-Sé que no estamos de excursión. Yo también lo sé. Pero vamos a hacer como que no sabemos nada, ¿de acuerdo? Te he visto cargar el bulto, y protegerlo. Yo he tapado el carro por la misma razón. Los dos sabemos algo que otros no saben, y que no deben saber. ¿Entendido? ¡Es un trato de silencio! ¿Hecho...?

Campaña respiró aliviado, pues había estado a punto de meter la pata. Pensó que era bueno que Khadesa lo supiera, primero porque era la dueña del carro y segundo, porque era una persona en la que Campaña creía que se podía confiar. El gigante asintió varias veces, sonriendo levemente.

- Será un pequeño secreto entre Khadesa y Campaña - dijo en voz baja

Y se llevó una mano a la boca para tapar la risa floja que le había entrado.

Mientras esperaba la llegada de Lengua Negra había estado tan lejos de mi mulo como me permitían las correas. Con gesto enojado frotaba con insistencia una de mis manos,  a la que no paraba de mirar más que para soltar alguna furibunda mirada al repugnante animal que tenía al lado.

- Puto bicho.- dije acompañándolo de un amago de patada a tiempo de ver que Lengua Negra regresaba-. Cuando casques me mearé en tu cadáver y dejaré que te devoren las alimañas. Ya verás… ¡R’Gaa!, ¡R’Gaa!, ¿dónde estás?- vociferé-. ¡Ven!

Sicofante se encontraba montado en su caballo y cerca del carro, única y exclusivamente por si Khadesa le necesitaba, algo poco probable, pensaba él. Mas tampoco tenía necesidad de alejarse mucho de allí.

Attar se posicionó cerca del carro, intentando disimular algo su resentimiento, pero con poco éxito. Simplemente, se limitó a esperar órdenes. No tenía nada que añadir.

Tras recoger a Dante me pongo al otro lado del carro para que el animal de Sicofante no vuelva a atacarle.

Escuchadme. Vamos a jugar un juego y nuestro prestigio es la apuesta. No debemos vernos sorprendidos en ningún momento por nadie y os aseguro que alguien lo intentará. Si queréis añadir algún animal al tiro del carro uncidlos ahora.

¡Exploradores! En marcha, R'Gaa tú irás delante seguida de cerca por Guepardo. Ojopocho irá por la derecha cubierto por Jabalí. Mentiroso, a la izquierda con Ponzoña. Debéis estar a más de 20 pasos del carro y menos de 50 en todo momento.

Uro, Pelagatos y Attar caminarán delante del carro, Sicofante y Caracabra uno a cada lado. Peregrino y Rastrojo caminarán detrás. Dedos, Loor y Escarabajo cerrarán la marcha a corta distancia de máximo 50 pasos con ojos en la nuca.

Khadesa es nuestro objetivo a defender y nuestro juez, si es amenazada siquiera habremos perdido y os aseguro que no nos gustará.

Miro al grupo para comprobar que no me he dejado a nadie por asignar.

Campaña, hoy acompañarás a Khadesa en el carro pero no te acostumbres. Eso no será así todos los días. Podéis hablar solo hasta que nos hayamos alejado mil pasos del campamento, después de eso silencio.

Aunque el ruido de los cascos y las ruedas del carro nos señalen al menos se disimulará nuestro número y disposición si conseguimos avanzar realmente en silencio. Por fin señalo a Serpiente.

Vamos, creo que querías hablar conmigo.

Un ultimo corte de mi espada, una ultima gota onírica es partida en dos por la afilada hoja resplandeciente ante la luna bajo aquella cascada utopica, punto central del universo de mi imaginación. El entramiento acaba y con ello, la imagen mental se disipa rapidamente, para dar paso a la imagen recibida por mis ojos al abrirse.

He escuchado las ordenes de Lengua Negra, entendiendo que mi posición es detras del carro, entre 20 y 50 pasos. Caminar me hace bien, hará que reponga fuerzas por el ejercicio no intenso, mientras que evitará que pase frío. Desde mi posición de meditación, me recuesto hacia atras, sobre mi espalda y luego, de un salto me pongo de pie. Mis energias se han renovado con el descanso, tanto fisico como espiritual y me siento listo para realizar nuestra misión ignorando completamente cualquier molestía que la enfermedad pueda traerme.

Camino hacia el carro, sujetando mis harapos y lo que llevo entre ellos, y me paro atras del carro. Le hago un gesto positivo con mi cabeza a Lengua Negra, indicandole que he entendido y que estoy más que dispuesto a llevar a cabo mi papel en la tarea. Busco con mi vista a Rastrojo, quien me acompañará, para ver si está preparado al igual que yo.

Al parecer despues de una espera mucho más que larga, el lider proclamado por los Oscuros decide empezar a impartir ordenes, una vez más su cometido es simple, servir como cobertura a un explorador, el mismo que había compartido la carga de ir a buscar leña, al parecer iban a salir a andar por la espesura y probablemente algún grupo de veteranos les haría una emboscada, el objetivo seria la pitonisa, una joven de buen ver, pero de artes oscuras, cansado ya, se acercó a Ojopocho.
Dime pues Ojopocho, ¿tengo que vigilarte a ti o los alrededores?

Wanawake tayari kurudi. Kisha tunaweza kuendelea na mafumbo yako nje-dijo Rastrojo señalando al carro y a Lengua Negra.

Se apartó de dedos y ató a Mordisco para que tirara del carro junto a las otras mulas.

Después se quedó un momento dudando. Las órdenes del líder habían sido confusas. Rastrojo debía de caminar por detrás, ¿pero por detrás del carro o por detrás de alguno que lo flanqueara? No lo sabía. Pero por si acaso se refería a Sicofante y Caracabra, mejor coger un buen sitio ahora y rectificar si fuera necesario después. De momento se puso tras Caracabra, pues el que se pusiera detrás de Recio bien podría llevar una coz o un pedo en la cara. Esos contratiempos, para Peregrino. Ahora, tanto Peregrino como Rastrojo habían tomado posiciones diferentes, y estaban alejados siguiendo la misma orden con interpretaciones distintas.

La verdad es que le había hecho un desplante a Dedos en toda regla, pero ahora que había vuelto Lengua Negra, el mestizo ya no tenía tiempo para la flacucha.

Attar se colocó en su posición, listo para partir.