Partida Rol por web

BASTION DEL DOLOR:

- La principal fortaleza defensiva de la ciudad ya está perfectamente a la vista.

- Es una mole de piedra oscura, sólida y antigua. Probablemente protegida por hechizos inscritos en sus mismas piedras.

- El espacio entre la muchedumbre se estrecha, aquí hay cada vez más fondo y al fondo además está todo repleto de guardias de la ciudad y tropas mercenarias de Cho'n Delor.

- De repente, sucede algo irreal, cuando ya estáis a la vista del arco de entrada al Bastión.

- Una mano colosal surge sorpresivamente desde la muchedumbre y agarra con fuerza a R'Gaa.

- La exploradora de los Nubes Dispersas es alzada en el aire por una mano que abarca su torso entero y aprieta cruelmente todas sus costillas, casi hasta el punto de fractura.

- "¡OH! ¿PERO QUÉ TENEMOS AQUÍ! ¡SI ES MI AMADA ESPOSA QUE VUELVE A MIS BRAZOS AMANTISIMOS!

QUERIDA MÍA... ¡POR FIN PODREMOS CONSUMAR NUESTRO MATRIMONIO!" -

La criatura que tiene agarrada a R'Gaa no parece un ser humano, es una mole monstruosa de casi tres metros de altura y tal vez quinientos kilos de peso.

No habla a gritos, pero su voz hablando normal es tan potente como la de un guerrero lanzando salvajes gritos de batalla.

R'GAA:

- Cuando tú conociste al brutal Golkas, el guerrero Nar medía aproximadamente metro noventa y pesaría algo menos de doscientos kilos.

- Ahora es mucho más grande y sólido, inhumanamente fuerte y completamente monstruoso. Es como un gigante demoníaco.

Guepardo iba andando tranquilo, incluso se permitió dejar de pensar en los espíritus y centrarse en mirar a los extraños personajes que habitaban aquella ciudad. Al menos no parecían hostiles, aunque nunca se sabía. Él, por si acaso, se mantuvo alerta, incluso cuando vio a lo lejos lo que le habían dicho que era el Bastión del dolor. Cuando andaron hacia él algo pasó, una enorme mano surgió como de la nada y atrapó a una de las chicas de la compañía. Guepardo no recordaba su nombre ni le importaba, la mano agarró a la muchacha con tanta violencia que oyó el crujir de los huesos...eso bastaba. Sacó una de las lanzas que le había arrebatado a los chacales, cogió impulso,  y se la lanzó al gigante al que pertenecía esa mano. Esperaba que la puntería no le fallase, no sentaría muy bien entre sus compañeros que ensartase a una de las pocas hembras.

No podía ser verdad.

Aparecido de la más terrible de sus pesadillas, aquel por el que se vio proscrita, aquel por el que tuvo que abandonar su tribu y su tierra, acababa de surgir de la nada. Golkas era un gigante de casi dos metros cuando ella se negó a desposarse con el bestial guerrero. Pero el Golkas que estaba estrujándola como a un insecto medía tres, por lo menos, y era bestial, sí... tan bestial que era inhumano.

No podía hablar, entre la zarpa de ese monstruo y el pavor, y apenas pudo emitir un gemido gutural. Justo antes de que Guepardo lanzara una lanza contra la mole del increíble guerrero Nar del que ella huyó hacía tanto tiempo...

El desfile prosigue con calma hasta que llegamos al Bastión del Dolor. Mi paso es firme y disciplinado, demostrándole a los espectadores que no somos unos mercenarios cualquieras, sino que somos élite de la mejor que se puede encontrar, entrenados y curtidos con sudor y sangre. Mi aspecto es orgulloso a pesar de lo precario de mis vestimentas y marcho sin ningún prejuicio por aquellas calles y construcciones.

Todo es tranquilo hasta que R'Gaa es levantada por una bestia de aspecto humanoide pero de proporciones completamente inhumanas. Su porte, su fuerza y su voz hablan de un monstruo, un gigante o un titán terrible. Levanta a la mujer y la maltrata con la enorme fuerza de sus manos.

Guepardo reacciona al instante y yo no me quedo atrás, desenvainando mi katana y poniéndome frente a él, sin miedo alguno y listo para atacarle. Le miro fijamente, sin desafío ni odio como un guerrero común, pues no lo soy. Solo lo miro con determinación y convicción:

"Bájala o te cortaré."

Mis ojos comunican perfectamente mis pensamientos mientras mi mano está firme en la empuñadura de mi arma, preparado para el ataque.

Matagatos se dio media vuelta molesto por la nueva interrupción, aunque aquella voz no era la de ninguno de sus compañeros.

Seguramente Serpiente está haciendo de las suyas.

Entonces vio a la enorme criatura que llevaba por el aire a R'Gaa. Nunca había visto nada así y tampoco había mucho tiempo para hacer preguntas o suposiciones.
Se dispuso a gritarle a la criatura que bajara inmediatamente a la exploradora, pero cuando la lanza de Guepardo surcó el aire echó la mano a su cinturón y sacó la daga que llevaba en el cinturón. Corrió en dirección a la criatura. Peregrino ya estaba preparado para atacar cuando llegó.

-¡Suéltala ahora mismo! Gritó en un último intento de negociación antes de abalanzarse sobre él.

Guepardo salta en el aire con su poderosa lanza hecha de una sola pieza larga de brillante bronce.

Parece que va a ensartar al gigante, pero en el último momento éste le rechaza con un manotazo casi casual, como quien espanta a una molesta mosca.

Guepardo sale rebotado y aterriza aparatosamente en el suelo a varios metros de distancia. El coloso ni siquiera le presta atención.

Es solamente cuando Peregrino y Matagatos se plantan ante él con sus armas preparadas que el monstruo deja de mirar a R'Gaa y centra su atención en ellos.

- "¡GOLKAS!" -

La mercenaria Sierra sale de entre un nutrido grupo de guardias de la ciudad que se acercan corriendo.

- "Suéltala. Estos son los nuevos mercenarios del Señor del Dolor. Sabes que ÉL se enfurecerá si les haces daño, y te castigará." -

Golkas gruñe como un animal salvaje y después deja a R'Gaa en el suelo casi con delicadeza, aunque la pequeña Nubes Dispersas se queda muy dolorida por el brutal apretón de la mano del coloso.

El enorme mercenario mira a Peregrino y Matagatos, evaluando en un segundo la mejor y más veloz manera de aplastarles los huesos. Sin embargo, se va calmando progresivamente, y finalmente se retira con un nuevo gruñido.

- "Por favor, perdonad a mi colega mercenario. Desde la ceremonia de Vinculación con el Señor del Dolor le cuesta mucho controlarse.

Esto ha sido culpa mía, pues sabía que podía ocurrir algo así y no lo previne. Golkas es mi responsabilidad pues soy su superior inmediata.

Os ruego me disculpéis por este lamentable error." -

Attar había contemplado toda la escena desde su lugar en la formación. Tenía su mandoble echado al hombro, pero como no sabía muy bien que estaba pasando, no se dispuso a echar mano de él hasta que Matagatos se desplazó con intenciones hostiles hacia ése gigante. 

Sin embargo, todo se calmó muy pronto. Sierra, la mercenaria que les había guiado antes, actuó para evitar que aquel ser hiciera más daño a R'Gaa. El guerrero supuso que el problema ya había finalizado, así que volvió a dejar reposar su arma en el hombro para seguir marchando. 

Guepardp rodó un par de metros hasta chocar contra una pared con la cabeza. Se levantó como pudo y empuñó su arma de nuevo pero estaba aturdido por el golpe y tenía un buen coscorrón en la cabeza por lo que se sintió mareado y se tuvo que apoyar en ella. No era momento de mareos, sus compañeros estban haciendo frente a aquella mala bestia y debía ayudar. Tenía nublada la vista pero pudo ver como el gigante, al recibir órdenes de la mercenaria musculosa, dejó a su compañera en el suelo...después les habló pidiendo disculpas. En ese momento el orgullo de Guepardo se sintió algo herido por ahber sido aplastado como una mosca, pero pudieron más sus piernas temblorosas tras el golpe y cayó al suelo sentado. Apoyó una mano en el chichón que le había salido...necesitaba un momento para que todo volviera a estar en su sitio dentro de la cabeza.

- ¡La madre que te ...!

Intentando recuperar la respiración y la dignidad perdida, R'Gaa se levantó de un salto del suelo, donde Gorkas la había dejado. Le dolían las costillas, quizá no había llegado a fracturarle ninguna, pero desde luego el apretón había sido brutal.

Miraba al gigantesco mercenario al que la vendieron sus padres con verdadero odio. Balanceó su lanza como sopesando si valía la pena morir matando, matarle aunque eso le costar su propia vida. Había huido de él, y ahora volvía a encontrarle como un monstruoso animal. Pero él había apartado de un manotazo la lanza de Guepardo, y el propio guerrero había sufrido su fuerza.

Sierra vino a interrumpir su pensamiento y su intención, y quizá le salvó la vida, porque de haberse atrevido a atacarle seguramente la pequeña Nubes Dispersas habría muerto en el intento. Resolló, asqueada.

-" Es dificil no dejarse matar por una mujer como esa...(comenta en voz baja,mentiroso, con una media sonrisa y los ojos lascivos refiriendose a Cierra)."- Su mano aferra con fuerza la lanza, pués su desconfianza natural no hace que las palabras de esa mujer el tranquilicen. Obviamente hay que prestar atención al nuevo enemigo, la mole debe tener algún punto débil, aunque sea mediante un ataque en masa, no podría desviar todas las lanzas al mismo tiempo...otea a su alrededor en busca de algún enemigo más.

Mentiroso no va a perder la oportunidad de entender el comportamiento de las masas y los suyos, esa mole es la distracción perfecta, suficiente para ser atacados desde el otro flanco. También para distraer al populacho mientras son desplumados por los ladronzuelos o algún desgraciado es degollado mientras la muchedumbre se centra en la refriega.

De cualquier manera, si solo queda en un altercado, Mentiroso ha aprendido una buena forma de desviar la atención de una compañía entera en un desfile o marcha...aún teniendo los nervios a flor de piel por parte de muchos.

Golpea su bastón contra el suelo, y piensa....una roca por grande que sea, si su base es inestable...cae...-"debo comprar algo de aceite para tener a mano"-. Un frasco lanzado a los pies de esa bestia, si el suelo no es tierra bién podría servir de ventaja ...-" Necesito un arco y aprender a usarlo, estoy demasiado cerca de algunas malas bestias, los prefiero muerto en la distancia que el honor de matarlos en la cercanía".- Vuelve a pensar al ver donde aterrizó su valeroso compañero....

Observo con asombro la espantosa figura del gigante Golkas. Menos mal que todo se ha solucionado pacíficamente, porque tiene que ser un enemigo temible, capaz de acabar con toda nuestra unidad o al menos gran parte de ella.

Todo ha sido tan rápido que cuando me he dado cuenta de lo que estaba pasando, ni siquiera he tenido tiempo de reaccionar y agarrar mi arco antes de la intervención de Sierra.- Tengo que ser más observador, estar preparado en todo momento para el combate. - pienso, mientras recobro la compostura y me preparo para seguir marchando.

Mientras tanto miro alrededor para observar la reacción de la gente.- Este pequeño incidente no es nada bueno para la imagen de la Compañía, todo el mundo ha visto la superioridad del gigante Golkas y nuestra incapacidad para hacerle frente.

La aparición de la mercenaria pareció apaciguar a la bestia fuera de control. Logró detenerle y hacer que soltara a R'Gaa, aunque después de hacer volar por los aires a Guepardo.
Sierra pareció querer explicarse aunque Matagatos ni siquiera se esforzó en intentar comprender lo que decía. Con su pelotón fuera de peligro se concentró en salir de aquello de la mejor manera posibles. No iba a empañar el desfile de la Compañía por culpa de aquellos dos idiotas descerebrados. Era la segunda vez que aquella mujer intentaba dejarles mal. Lo mejor sería ignorarla, no le hacían falta explicaciones o excusas.
Dio media vuelta y se acercó a R'Gaa.

-¿Estás bien? La exploradora no parecía tener nada roto pero no podría saberlo hasta hacer un reconocimiento más exhaustivo y aquel no era el momento. Al menos parecía que podía caminar. Intenta desfilar lo mejor posible. Después miraré que no tengas nada roto.

No le habían pasado desapercibidas las palabras de aquel monstruo, pero ahora no era momento de ponerse a parlotear.
Miró hacia Guepardo que parecía algo confundido por el golpe aunque no parecía tener nada más. Tendría que atenderlo a él después también.

-Attar ayuda a Guepardo a levantarse y a desfilar hasta que pueda hacerlo por si mismo.

Volvió a la cabeza de la formación dirigiendo una mirada de pocos amigos a la mercenaria y su amigo. Volvió a enfundar su daga y dio la orden de continuar intentando aparentar normalidad.

-Seguid el paso. Enseñemos a Cho'n Delor como se comportan los verdaderos soldados.

Dirigió una última mirada de desprecio hacia Sierra y Golkas y comenzó a marcar el paso ante la mirada expectante de la gente que se encontraba alrededor y de las secciones de la Compañía que habían presenciado el episodio.

Attar asintió ante la orden de Matagatos, y se aproximo al antiguo Jaguar Asesino para ayudarle. Le levantó, y pasó uno de los brazos de Guepardo por encima de sus hombros.

-Attar llevarte hasta poder andar-dijo en K'hlata.