Partida Rol por web

- Mentiroso sugiere que lleven a Rastrojo a su habitación y lo tiendan en un camastro.

- Una vez allí, descubre que la mandíbula del antiguo mozo de cuadra no está rota, sólo desencajada.

- Con un sonoro chasquido, la pone en su sitio.

- Rastrojo dormirá casi con seguridad hasta mañana por la noche, y se levantará con muchos dolores.

- Todo el mundo ha terminado de cenar.

- Ojopocho está en la zona de seguidores de campamento.

- Dedos se ha ido a inspeccionar el Palacio.

- Rastrojo está inconsciente.

- Pelagatos sale del coma, aunque sigue extremadamente débil.

Finalmente la experiencia de Mentiroso le dijo que podían encargarse de Rastrojo, así que lo llevaron a su celda y se le recolocó la mandíbula. Para suerte del chamán no estaba rota sino desencajada. Al parecer no tenía más heridas y simplemente pasaría la noche noqueado, mañana sería un día doloroso para él. Después del incidente casi se desespera por otro contratiempo, pero al menos éste olía y sabía ricamente: la cena.

“Está bien, está bien… Un alto en la tarea para comer”, y no era mala idea porque de verdad es que tenía hambre. Incluso alcanzó a comer dos mazorcas cuando vio que parecía haber un excedente. La avena sabía endiabladamente mejor con los trocitos de tocino, y las mazorcas… ¡ñam! Hacía tiempo que no comía tan bien, justamente tras dejar su tribu. Si hubiera sido una joven convencional no le hubiera faltado de nada y encima gozaría de una condición privilegiada, pero a la mierda con el convencionalismo.

Tras lavar su escudilla y cuchara volvió a su nuevo cuarto, mucho más conveniente ahora, y recogió los utensilios que había elegido en un principio. Había cenado bien y estaba completamente entusiasmada por poder hacer algo más de su estilo. Sin dilación comenzó por el lugar que había previsto: el jardín.

- Vamos allá... -musitó.

Con una antorcha en la mano se dirigió a lo básico: la puerta. ¿Qué sistema de seguridad tenía? Era de metal, reforzada, por lo que en un principio procuraba seguridad. Supuso que lo más normal sería una sencilla cerradura de hierro que se abría desde el interior, pero puede que tuviera un mecanismo de llave. ¿Habría algún otro refuerzo extra? T

Tras mirar la puerta tocaba el muro, así que con la antorcha en una mano fue a golpeando suavemente las paredes con la palanca. No se trataba de montar un escándalo sino ser capaz de apreciar un cambio, así que también alternó con el tacto de sus dedos. No era la primera vez que se encontraba con bloques de pared perfectamente alineados pero aún así sueltos. Con calma, completamente a su aire, fue recorriendo la pared interior de los muros del jardín.

No se olvidaría tampoco de las escaleras. ¿Estaban huecas por debajo o estaban tapiadas? Lo primero era bueno, lo segundo dejaba un posible hueco interno. ¿Habría alguna columna extraña en la zona? Dedos no tenía ni idea de Fortalezas, pero sí tenía experiencia en colarse por lugares donde no debería estar.

Viejas costumbres.

Si no hallaba nada extraño podría echar una ojeada en el interior, aunque fuera sólo en una parte. Mañana sería otro día.

La dulce caricia de Sicofante dejó a R'Gaa sonriente, y aunque ese beso sería sólo el primero de muchos más, le supo a gloria. Por fin, sí que era cierto, el tagliano sentía por ella lo mismo que ella se había atrevido a sentir por él. La chica no era una mujer culta, ni noble, ni siquiera una gran guerrera. Y no hubiera creído que podría atraer a alguien como Sicofante. Pero así era.

Se echó a reir, le devolvió el beso rápidamente, como un juego, y luego salió corriendo. Ya habría tiempo, ahora iba a guardar esa flor, esa "rosa". Y su recuerdo.

DEDOS:

- Dedicas algunas horas a buscar puertas secretas, estás convencida de que las hay y de que no son pocas, pero no logras encontrar ninguna.

- Tampoco encuentras trampas.

-Bien, seguro que no tienes que esperar mucho para demostrar tu valía. Y cualquier duda que tengas no temas en consultarme.

Respondió a Vieja Gloria mientras sonreía por su comentario, seguramente ya había vivido dos o tres veces más que Escarabajo y allí seguía. No podía negarse que sabía sobrevivir. Seguramente la experiencia del guerrero sería útil para los Hostigadores. Cuando llegaron a la sala donde estaban alojados los Hostigadores le señaló las puertas de las celdas donde dormirían.

-Escoge cualquiera que no esté ya ocupada, deja tus cosas y sal fuera. Tendremos una reunión en unos minutos.

Mientras Vieja Gloria se acomodaba Matagatos avisó al resto de sus compañeros para que se reunieran en la zona común de la sala. Cuando todos estuvieron reunidos hizo que Vieja Gloria se pusiera entre él y Ponzoña y frente al resto de los Hostigadores.

-Os presento a Vieja Gloria. A partir de hoy será parte de los Hostigadores, así que espero que le ayudéis en todo lo que sea posible para que se adapte lo antes posible a nuestro pelotón.

Tras la presentación hizo un gesto a Vieja Gloria para que volviera junto al resto de sus compañeros y continuó hablando.

-Hoy hemos recibido nuestras nuevas órdenes para los próximos días. Nuestra misión principal será defender y vigilar el muro norte - señaló hacia el muro que rodeaba el jardín - de cualquier ataque o infiltración. Nos dividiremos en 6 grupos de tres personas, 2 vigilarán el muro y el otro se encargará de vigilar la sala y las celdas. Después os diré con quien os toca hacer los turnos. Serán turnos cortos, de 2 horas puesto que no será nuestra única tarea y debemos repartirnos lo máximo posible. Empezaremos desde esta misma noche.

Hizo una pequeña pausa por si alguien tenía preguntas y después continuó hablando.

-A partir de mañana comenzaremos a entrenar con los arqueros, solo nos ausentaremos lo que duren los turnos de guardia. Los mandos de la Compañía quieren hacer de nosotros un pelotón polivalente que pueda actuar bajo cualquier condición y en todo tipo de circunstancias, por eso estamos entrenando con todos los pelotones. Quizá más adelante entrenemos con la Caballería, aunque dependerá de si la Compañía dispone de caballos suficientes en todo caso. Esas son nuestras órdenes actuales. No se durante cuanto tiempo estaremos destinados aquí, pero por lo menos hasta completar los entrenamientos, hasta ese momento ya sabéis lo que tenéis que hacer. El tiempo que tengáis libre - que entre guardias y entrenamientos sería más bien poco - podréis dedicarlo a lo que queráis.

Una vez que terminó de dar las nuevas órdenes hizo gestos para acallar los murmullos y comentarios entre sus compañeros.

-Una cosa más. Los mandos han reclamado la parte que les correspondía por derecho de nuestro último botín. Eran 30 platas y algunas armas. En el fondo común había 29 platas así que lo completé con una de las mías. No veo justo que todo salga del fondo común así que los que no habéis aportado nada deberéis dar 3 platas, que es la parte que no os corresponde. Sacó la bolsa de las monedas. Mis otras dos platas ya están aquí. Lengua Negra se encargará de recoger el resto. Avanzó hacia Lengua Negra y le dio la bolsa con las dos monedas. Después recordó que algunos de sus compañeros habían ido a comprar hoy y quizá alguno no tuviera el dinero suficiente. Si alguno no tiene el dinero se le irá descontando de su soldada. Y mañana llevaremos esas lanzas - señaló 10 lanzas cortas que estaban atadas al camello de Mentiroso - al pelotón de Infantería. Mentiroso, tu me acompañarás a llevarlas.

Dicho eso Matagatos dio por concluida la reunión y se fue reuniendo con cada hostigador para indicarle con quien haría sus turnos de guardia y en que orden los realizarían.

NOCHE CERRADA.

Tras una dura jornada en la forja Campaña se sentía plenamente satisfecho. Apenas había parado el tiempo justo para comer, devorando la comida como si no hubiera un mañana, y enseguida había vuelto al trabajo. Si hubiera podido sentir el dolor seguramente le dolerían los brazos desde el hombro hasta la punta de los dedos, pero en lugar de eso sentía un agradable cosquilleo que seguramente le ayudaría a dormir a pierna suelta aquella noche.

Cuando llegó la hora de la cena dejó las herramientas en su sitio y se despidió de su padre hasta el día siguiente, después acudió a la llamada y se reunió con sus compañeros para escuchar lo que Matagatos tenía que decirles. Campaña descubrió lo útil que podía ser una cuchara para comer, aunque a la velocidad que comía lo mismo le hubiera dado utilizar las manos. Estaba muy animado, de modo que después de que Matagatos diera las intrucciones decidió compartir con sus compañeros lo que había estado haciendo durante el día.

- Pues Campaña ha arreglado como... una... dos... - el gigante paró un instante para contar con los dedos de la mano todas las herraduras que había enderezado, pero enseguida se quedó sin dedos con los que contar.- Errrr... muchas... Campaña ha arreglado muchas herraduras - dijo finalmente, satisfecho de su trabajo.- Y mañana, cuando Campaña tenga un rato volverá a la forja - entonces se dio cuenta de algo.- Campaña puede arreglar las herraduras de los Hostigadores, sólo tienen que pedirlo a Campaña.

Y mientras el resto decidía si le daba sus herraduras a Campaña o no, en un ataque de verborrea inusitada el gigante decidió darle la bienvenida a su nuevo compañero, Vieja Gloria.

- Hola, Vieja Gloria, Campaña recuerda entrenamiento - dijo, esta vez en K'Hlata.- Otros dicen tú vencer Campaña en combate, Campaña dice no recordar - se encogió de hombros.- Tú pasar bien con Hostigadores - sonrió.- Muy divertido, tú verás.

En aquel estado de euforia la mente de Campaña trabajaba a toda prisa y le hizo acordarse del prisionero que había traido a cuestas durante todo el camino, como había estado en la forja no sabía nada de él.

- Oye, primo - le dijo a Matagatos.- ¿Tú sabes dónde está Saco? Se portó mal con Campaña y por eso tuvo que pegarle, escupir en el suelo no está bien... A lo mejor el Capitán quiere preguntarle cosas - y entonces pensó que él podría ayudar, y eso le alegró mucho.- ¡Ya está, primo! ¡Campaña puede hacerle cosquillas a Saco!

Las experiencias de Campaña le hicieron sonreír porque lo vivía todo con gran intensidad. Cuando preguntó por el prisionero que había sido su compañero de viaje de camino a Cho'n Delor le contestó sin dilación.

-Lo llevamos al Capitán y el Capitán se lo mandó a Sedoso. Seguramente ya le están haciendo "cosquillas" allí, no te preocupes por él.

Si colaboraba y tenía suerte podría quedar incluso libre o formar parte de la Compañía, si no lo hacía su destino seguramente sería más oscuro.

El mestizo escuchó las palabras atentamente, aunque como era habitual, aquellos que no lo conocieran habrían dicho que realmente no estaba prestando ninguna atención.

Sin embargo, no tenía nada que decir. Las órdenes eran claras, y había cedido las 5 platas que le correspondían al fondo común, así que nada de lo dicho requería su intervención. Le preocupaba un poco el entrenamiento con los arqueros, pues no tenía casi ninguna experiencia en ése tipo de prácticas, pero aprender siempre estaba bien. 

Lengua Negra recogió la bolsa que le tendía su primo. No dijo nada pues nada tenía que decir, limitándose a esperar que los afectados por el olvido de Matagatos en cuanto al botín de guerra, aceptaran devolver de buen grado lo que habían considerado como ganancia propia.

-Matagatos, una cosa antes de que te vayas -dijo ante la mención de la obligación de los hostigadores de defender el muro norte-. He estado revisando las estructuras del palacio. Está viejo y muestra algunos desperfectos, pero su estado en general es bueno. La estructura es recia y la muralla norte es imponente. La barbacana del lado sur es una auténtica trampa mortal, aunque quizá los flancos sean la parte más débil de todo el conjunto. Pero a quien quiera que se le ocurra penetrar por ahí, se verá obligado a combatir en espacios confinados, habitación por habitación. La ventaja, ante un ataque, estaría de nuestra parte.

Cuando acabó con su informe, escuchó a Campaña.

-Campaña, primo. ¿Puedes preguntarle a tu padre cuánto me costaría arreglar una espada? En la última pelea, golpeé una piedra y mucho me temo que el filo se melló.

- Hay un problema, primo - contestó Campaña a Lengua Negra.- Padre tiene muchas herraduras que arreglar y hasta que no acabe no puede hacer otra cosa... Pero Campaña está ayudando a Padre, ahora tardará mucho menos - dijo orgulloso de si mismo.- Cuando acabe con las herraduras, Campaña puede intentar, Campaña tiene que arreglar también la espada del primo Matagatos, está rota.

Ponzoña, al igual que el resto, había devorado su mazorca de maíz extra, regodeándose en el sabor casi olvidado de aquel producto. Las horas habían transcurrido, observando la disposición de los hostigadores en su nuevo alojamiento, comprobando que todo estuviera en orden y ahora, asistía a la presentación del nuevo miembro de los hostigadores, aquel que debía reemplazar el hueco dejado por Escarabajo.

-Soy Ponzoña -dijo acercándose al guerrero y observando el dibujo de su escudo. Tan solo un leve fruncimiento de entrecejo mostró lo arraigado de una vieja herencia de enemistad entre dos pueblos-. Antiguo Hiena y ahora hermano juramentado de la Compañía, segundo al mando de los Hostigadores. Te doy la bienvenida a nuestra manada. Te presentaré al resto -dijo procediendo a nombrar a cada uno de los presentes.

-Gracias primo. Respondió ante el detallado informe de Lengua Negra, seguramente había revisado el fuerte a conciencia antes de dar aquel veredicto. Tu información es muy útil, aunque espero que nuestros rivales no cometan el error de atacarnos aquí. En todo caso estaremos preparados.

Escuchó la pregunta que Lengua Negra le hizo a Campaña y recordó su espada corta rota en dos pedazos.

Si Campaña no me ha dicho nada será que todavía no ha tenido tiempo de intentar arreglarla.

De todas maneras la daba prácticamente por perdida después de aquel golpe de mala suerte. Antes de poder decir algo Campaña ya había respondido. Hasta que no terminara de ayudar a su padre no podría ponerse con sus espadas.

-Vaya -dijo Lengua Negra-, una lástima. De todos modos, pregúntale por el precio. Quizás ni siquiera pueda pagarlo aunque no estuviera ocupado. ¿Lo harás, primo?

- Vale, primo, Campaña preguntará a Padre - dijo con un asentimiento de cabeza.- Depende de el trabajo, la espada del primo Matagatos está rota, es un trabajo difícil, pero si tu espada está mellada sólo hay que afilar, ese es un trabajo fácil... puede que Campaña pueda hacerlo - pensar en eso le alegró aún más.- Tú deja en las manos de Campaña, primo.

Durante la deslumbrante palabrería del estimado por Dedos, Matagatos, me entretuve intentando sacar de entre mis dientes un poco de ternilla del tocino que ese día habían echado a las gachas. No hacía falta prestar demasiada atención, era lo mismo de siempre: “blablablá guardias… blablablá entrenamiento… blablablá he metido la pata… blablablá amaos los unos a los otros como yo os amo… blablablá”. Un verdadero tostón.

Sin sentir el menor interés en el nuevo hostigador (la misma indiferencia que sentía hacia el difunto a quien sustituía),  me escaqueé de las presentaciones que estaba dando Ponzoña acercándome al corrillo que se había formado en torno a Lengua Negra.

- ¿No sería mejor que terminases de mellarla antes de llevarla a reparar? Parece haber muchas piedras en nuestro camino y mientras Matagatos siente afición por tropezar con todas y cada una de ellas…- le dije metiendo con una sonrisa las tres monedas de plata en la bolsa de la recolecta-, tú te empeñas en apartarlas con tu acero. Deberías pensarlo mejor o terminará resultándote demasiado caro. Y cuando no te queden recursos, ¿cómo las apartarás sin una espada?

ESTABLOS DEL PALACIO:

POR LA TARDE PASADA:

- "Tu caballo está respondiendo muy bien al entrenamiento, Lengua Negra. Aunque, como te dije, tendrás que practicar bastante, ya que un entrenamiento de un mes tan sólo sienta las bases. Tu caballo es ahora más valiente y decidido, eso desde luego.

¿Tienes el dinero?" -

- Serpiente le entrega tres platas a Lengua Negra.

- Faltan por pagar: Loor, Mentiroso, Ojopocho, Peregrino.