Partida Rol por web

La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

La Compañía Negra: Tienda de los Heridos.

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21/03/2013, 13:15
Ojopocho.

- Tranquila. Lo haré. Pero tú también debes de hacerlo.- le digo a Plumilla acariciando su mano. Voy a ver a Sabandija y luego a Attar. - añado. Mira a Niña de Oro y luego descansa un poco. No quiero que caigas enferma por no descansar.

Tras estas palabras miro el estado de mi pupilo a ver si se le han abierto las heridas por no hacer caso de guardar reposo.

- Veamos esas heridas. - le digo.

Una vez comprobadas le miro fijamente antes de añadir.

- Esta vez espero que no te muevas hasta que Matagatos, Plumilla o yo mismo te digamos que puedes hacerlo.

- Tiradas (1)
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21/03/2013, 15:29
Derviche.

Estaba por el campo, recolectando flores, caminando con los pies descalzos. El olor a vida le llenaba los pulmones y la fragancia de las flores la envolvía y la hacía soñar. Estaba tarareando algún cántico que se repetía una y otra vez. Solo era una niña, pero eso no importaba, Derviche sacó las cimitarras y de un solo movimiento, un corte limpio, le amputó la cabeza.

No le importaba quien era esa niña, la fanática tenía hambre y la pobre criatura estaba entre ella y una choza de donde salía un olor embriagador ha estofado. Se acercó sigilosamente, pero una voz chillona e irritante daba ordenes a todos a su alrededor. Se agachó y miró a su alrededor, pero no veía nada. Siguió avanzando hacia la choza y más voces se escucharon, una bastante cerca, como si estuviera delante, llamándola por su nombre y dándole la razón... "Derviche, debes comer algo".

Por un momento pensó que era su estomago, parpadeó y cuando abrió los ojos de nuevo, vio su escudilla llena de comida. Un dolor punzante le recorrió el cuerpo en cuando tendió la mano. Aun agarraba su cimitarra, la dejó en el suelo con mucho cuidado y cogió la comida, mirando a ver a quien pertenecía la mano que se la ofrecía. No distinguió quien era, pero aun así agradeció con un leve movimiento de cabeza y enseguida se puso a comer. No estaba en el campo y no mató a ninguna niña, seguía en esa tienda de la muerte, esperando su fin, por lo menos iba a morir con la barriga llena.

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21/03/2013, 15:36
Plumilla.

Plumilla asintió dócil ante las palabras de Ojopocho, se acercó con rapidez a Niña de Oro y la rodeó con los brazos para sostenerla si sus piernas le fallaban.
-Shhh-siseó apoyando el pómulo en una de las sienes de la chica-Ven, es hora de descansar.
Sin soltar a Niña de Oro caminó con pasos breves, procurando cargar con gran parte del peso de la muchacha.
-Flexiona las piernas... así-musitó encorvándose para ayudarla hasta que Niña de Oro estuvo sentada del todo sobre la esterilla-Deja que le eche un vistazo-tomó los bracitos de la herida y con cuidado, la obligó a abrirlos para poder dejar el abdomen al descubierto donde, pese a los cuidados de algún otro sanador, quizá la hubiera tratado Dedos ... quizá Matagatos, después de todo era él quien se encontraba con los heridos cuando Plumilla llegó.
-Ehm....-dijo distraída a Belleza- Agua que beber no sé si hay aquí dentro-después de todo, no era agua precisamente lo que había traído Manta aunque Plumilla no veía bien darle eso a gente que debía descansar.
Habría pedido de nuevo ayuda a Sicofante pero empezaba a temer que estuviera abusando de la predisposición a ayudar del tagliano.
-No te muevas ahora-le dijo a Niña de Oro. Ésta había recibido cuidados genéricos, había sido lavada y sus heridas desinfectadas-Si tienes algo que morder, aprovecha-le recomendó obligándola a tumbarse. Después, se incorporó y fue a por los enseres que había dejado junto a Lombriz tras haber cosido sus heridas para regresar junto a su compañera, cerrándole del todo la herida.-Lo siento-se disculpó con el último punto, rodeó el tronco de Niña de Oro con una venda, apretando un poco más que en el caso de Asesina- Quédate aquí tumbada, si te mueves, la herida se te abrirá y se te saldrán las tripas matándote-le explicó muy seria secando el sudor de la frente de la convaleciente muchacha-¿De acuerdo?-le preguntó asegurándose de que la chica no sólo estaba consciente sino que había comprendido la gravedad de su estado.

- Tiradas (1)
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21/03/2013, 16:35
[RIP] Attar.

Attar simplemente se sentó en uno de los jergones que quedaban libres. Por orden de Matagatos debía descansar, y por lo tanto, aprovecharía ésta oportunidad de seguir dentro de una tienda, a salvo de las inclemencias del tiempo. O todo lo a salvo que se puede estar con una tienda de campaña. 

Parecía que el estado de los heridos no era muy bueno, y el ánimo en general dentro de la tienda tampoco era especialmente elevado. Pesaban las heridas, pero aún más aquellos que faltaban junto a ellos. Sin duda, pronto se oficiaría una ceremonia por las almas de los caídos, para honrar sus espíritus y que pudieran tener paz en la muerte. 

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22/03/2013, 02:47
EL TIEMPO SE AGOTA.

TRANSCURREN LAS HORAS.

Muchos heridos se van quedando dormidos por el agotamiento.

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23/03/2013, 14:00
EL TIEMPO SE AGOTA.

AVANZA LA TARDE.

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23/03/2013, 15:47
Peregrino.

Me agito en mi delirio cuando veo frente a mí a una mujer. Es alta y de pelo oscuro, aunque no logro divisar bien si su tez es igual de oscura o es pálida como la luna. Ella me mira con unos ojos rojos de sangre y con un deseo de muerte más grande del que puedo entender. Le miro de frente, sin miedo alguno y le pregunto con mi voz ronca si es a ella a quién he estado buscando. Me mira y luego sonríe antes de irse y desaparecer en el acto.

Quedo solo, en la infinidad de las sombras que me rodean. No puedo ver nada y escucho sus risas crueles inundando mis oídos de burla y dolor. De pronto, el dolor se vuelve más físico aun e inunda por completo mi cuerpo. Siento cortes y perforaciones terribles en mi pecho y mis costillas. Veo mi sangre brotar y luego veo frente a mí mi espada. Está a unos metros más adelante, flotando en el aire.

Mis ojos se llenan con su imagen y mis oídos se rebalsan con las palabras de mis maestros acerca de la importancia de la katana. Oigo sus palabras diciéndome que la espada es el alma del guerrero, que su filo debe ser inmaculado como la propia esencia de su dueño. Que nadie más que toque su filo debe vivir para portar ese orgullo. Que el guerrero lleva su honor en su arma y esta solo debe desenfundarse para ser utilizada pues de otra manera se pierde el orgullo en amenazas infundadas. La katana es un arma para matar enemigos, ninguna tarea indigna debe efectuarse con ella.

Asi es como todas las enseñanzas resuenan en mi cabeza con las crueles risas como música de fondo. Intento acercarme para tomarla, pero mis terribles heridas duelen y me mantienen lejos. Muevo un pie y luego otro solo impulsados por mi gran voluntad, pero mi objetivo parece alejarse cada vez más. Lo sigo intentando y lucho contra la incapacidad, pero es cada vez más inútil. Finalmente, en un acto de máxima voluntad y decisión, me acerco y estiro mi mano a la distancia de tomarla, cuando un golpe de espada transversal me corta el pecho y me derriba. Veo como mi arma se aleja en las sombras y desaparece de mi vista, mientras yo me quedo allí, solo y desnudo en la oscuridad, desangrándome y sufriendo la humillación de mi derrota.

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23/03/2013, 23:29
El Cráneo de Plata.

- Desde fuera se escucha a los centinelas avisar de que vienen los Arqueros del Sargento Virote. Regresan de la batalla.

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24/03/2013, 12:55
Belleza.

Me desperté con la garganta seca. Me había quedado dormida sin poder beber y esa era la consecuencia. Tosí un par de veces para aclararla.

Me miré la herida y parecía que en ese tiempo algo había mejorado. Estaba claro que el estar tumbada y sin andar ayudaba a que cicatrizara antes. Busqué con la mirada a Plumilla para agradecérselo, pero el sonido de los centinelas me distrajo. Otros habían vuelto de la batalla. ¿Habrá muchos heridos? pensé mientras volvía a mirarme la herida, pensando que quizá era hora de salir de esa tienda para dejar que otro ocupara mi lugar.

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24/03/2013, 13:40
Odio.

Odio había sido de los primeros en quedarse dormido. Estaba centrado en recuperarse y eso conllevaba reposo.. por lo que obedecía las aburridas  ordenes sobre su recuperación y cuidados sin rechistar demasiado. Sin embargo, su sueño siempre había sido ligero, no menos allí. Todo el día estuvo escuchando los quejidos, llantos y penurias de los heridos, realmente la tienda parecía más una casa de los horrores, un lugar de tortura..

Y la tarde vino.. y con ella, más compañeros.. más bajas y, seguramente, más heridos.

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24/03/2013, 15:58
Plumilla.

Plumilla había repartido piezas de loza con agua que alguien del campamento acercó a la tienda, mientras, se sentó cerca de Lombriz, terminando su escudilla de comida en silencio, amodorrada por el sopor de la tarde y los tenues gemidos de los heridos al moverse.
El rumor de las voces de los centinelas se arrastró hasta ellos aumentando su volumen hasta que las palabras fueron claras y, para temor de la K'Hlata, implicaban que vendrían más heridos.
Cansada, se puso en pie e inspiró hondo. Tenía el abdomen y los antebrazos llenos de sangre ajena, algo en la frente y en las mejillas al pasar las manos aún manchadas por el rostro.
Agradecía haber podido contar con Sicofante y Ojopocho pese a que como poco Dedos, con su conocimiento sobre heridos podría haber hecho bastante más que ella... y Matagatos mucho más.

Para eso tendrían que importarles, Plumilla, pensó con amargura. Alguien había consolado a Campaña, y sin duda, otros recibirían el cariño que necesitaban, los que se encontraban en la tienda eran los abandonados a su suerte...sobretodo los supervivientes del grupo de Lombriz, tan penoso era su estado. Si hubieran tenido un mínimo de atención sus heridas sin duda no serían tan horribles como lo eran cuando les atendieron en la tienda de los heridos.

Sacudió la cabeza mientras se acercaba a la entrada de la tienda, basculando su altura de un pie a otro con un leve ladeo de caderas. Ella no era así, no albergaba pensamientos malos hacia nadie.
¿Hacia nadie?, se preguntó. Claro, no había podido preguntar a los hiena de la Compañía, había puesto como excusa que necesitaban descanso, que ella estaba ocupada.
¿Realmente quieres saber la respuesta a esas preguntas?
Se abrazó a sí misma mientras observaba el ajetreo que había fuera de la tienda.

-No hay sitio para todos... ni manos necesarias-dijo con voz tenue bajando la mirada hacia el suelo.

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25/03/2013, 16:02
Sabandija.

Sabandija se deja hacer por su mentor a pesar de la reprimenda. Cuando despierta de un pesado sueño le comenta.

Había mucha gente, heridos nuevos y tanto jaleo que cuando me quise dar cuenta me habían echado de la tienda.- Sabandija se pasa la mano por el pelo sucio y enmarañado. En sus ojos un brillo que hace unos días no estaba allí.- Además, no me vino mal respirar aire puro. El aire viciado de los heridos puede con el alma más vivaz...no sé como lo aguantáis.

La llegada de nuevos compañeros tensa al explorador, expectante ante lo que pueda pasar.

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25/03/2013, 17:37
Ojopocho.

- Ve buscando Hermano de Capa. - le digo a Sabandija. Lo necesitarás en un par de días.

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25/03/2013, 21:54
[RIP] Attar.

Attar se encontraba tendido en su esterilla, reposando como había ordenado Matagatos. Tenía su mandoble cerca, pero lo prioritario era recuperarse de sus heridas para poder combatir adecuadamente la próxima vez que la Compañía lo necesitara. 

A pesar de los ruidos de fuera, aquello no turbó al mestizo. Si ocurría algo importante, sin duda acabarían enterándose... Igual que de las decisiones fundamentales en la tienda de mandos. Ahora su única preocupación debía ser curarse lo más rápido posible. 

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25/03/2013, 22:55
Piojillo.

Piojillo entra en la tienda de los Heridos y mira alrededor, buscando las caras de sus compañeros entre las mantas arebuñadas. Deja que transcurran unos instantes para que sus ojos se acostumbren a la penumbra y luego dice.

Campamenteros, aquellos que podáis andar y para los que no represente un riesgo para vuestras heridas, estáis convocados esta noche a una reunión, frente a la hoguera de nuestra zona. Una hora antes de la cena. Aquellos que no podáis asistir seréis informados más tarde, no os preocupéis. Plumilla, en tu criterio confío para decidir quién puede o no puede venir.

Sin más se da media vuelta y desaparece de la Tienda. No quería tener que esquivar ahora las preguntas que seguramente se hacían sus compañeros.

Notas de juego

// Piojillo entra un momento en la Tienda de los Heridos y enseguida sale.

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25/03/2013, 23:23
La Compañía Negra.

- Matagatos pasa a la Tienda de los Heridos.

Notas de juego

// Entra en escena: Matagatos.

// Viene de: Tierras de Cho'n Delor: Grupo I.

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26/03/2013, 12:45
Sabandija.

Tras la entrada de Piojillo, Sabandija se queda mirando a Plumilla y Ojopocho con cara de cordero degollado.

- ¿Podré ir?

Algo había pasado fuera de la tienda de los heridos que había estimulado al K’Hlata, que parecía más vivaz que antes.

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26/03/2013, 12:48
Ojopocho.

- Guarda reposo hasta entonces. - le digo. Cuando llegue el momento evaluaremos quién puede ir y quien debe quedarse aquí guardando reposo.

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26/03/2013, 17:37
Matagatos.

Matagatos miró a su alrededor para comprobar que no había nadie que hubiera empeorado su estado desde su última visita y se dirigió a Plumilla.

-¿Como va todo por aquí? Veo que estás haciendo un gran trabajo.

A pesar de la primera impresión cuando curó a Derviche, parecía que la K'Hlata no se desenvolvía del todo mal entre los heridos. Era gratificante ver que servía para algo pues como guerrera no parecía tener mucho futuro, al menos en ataques cuerpo a cuerpo cualquiera podría quitársela de encima de un golpe con lo escuálida que estaba.
Se extrañó al ver a Sicofante allí dentro, no era habitual verlo entre los heridos, ni aún cuando R'Gaa le ayudaba. Parecía que quería ayudar, pero sin lugar a duda no era el lugar para un guerrero como él, debía descansar y entrenar para prepararse para los inminentes combates que le esperaban.

-Sicofante, será mejor que salgas, nosotros podemos hacernos cargo de esto, prefiero que dentro de la tienda solo estén los heridos y tu necesitas descansar. Luego tendremos una reunión todos los Hostigadores y quiero hablar contigo después, así que aprovecha a tomar un poco el aire.

Quizá estar allí le ayudara a distraerse y a no pensar en R'Gaa pero si había una emergencia sería más un estorbo que una ayuda. De momento con Plumilla era suficiente.

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26/03/2013, 19:37
Plumilla.

Plumilla no se esperaba las palabras de Piojillo durante su aparición fugaz, pero se quedó con el mensaje.
Miró a los campamenteros que se recuperaban de sus heridas, valorando quien podría ir.
En ello estaba cuando Matagatos entró y se dirigió a ella.La muchacha parpadeó sorprendida, no creía merecer tales palabras. Después de todo, ella solo era una campamentera sin derecho a jurar.

-Ojopocho es quien más trabajo ha tenido y la ayuda de Sicofante ha sido esencial para el bienestar de los heridos-dijo con humildad inclinando la cabeza mirando hacia sus pies.

Dejó que Matagatos hablara con Sicofante, con tanto herido y sin la presencia de aquellos que sin duda sabían más la presencia del tagliano había sido un apoyo, sobre todo después de ceder a las palabras de la K'Hlata. Esperaba que el trabajo en la tienda de los heridos, aunque penoso y poco agradecido, hubiera servido a Sicofante para distanciarse un poco de su propia melancolía pues ése era el objetivo que había llevado a Plumilla a ir en su busca.

Se asomó de la tienda de la hermana de Matagatos, calculando la distancia.
Odio podría ayudar a la lunática de Derviche a moverse pues su reposo había sido mayor que el de la mujer.
Niña de Oro y Belleza le preocupaban, Aunque la primera podría caminar si iba muy despacio y con pequeños descansos y la segunda podría caminar sola si se encontraba consciente en el momento de la reunión.
El rostro de Sabandija no podía sino hacer que las comisuras de los labios de Plumilla se curvaran hacia arriba ligeramente.
¡Pero qué cara más dura!, pensó con aire indulgente. Era el pupilo de Ojopocho y él tenía tanto que decir sobre él como mentor y sanador que ella como sanadora, si consideraba que podría acudir, acudiría.

-¿Quién se quedará con los heridos mientras dure la reunión?-preguntó titubeando ligeramente al principio, reticente a dirigirle la palabra al Oscuro, intimidada por su presencia.