Partida Rol por web

En el momento en que Lengua Negra apremia a todos los presentes a guardar las armas, Caracabra obedece sin dudar, se coloca junto a Khadesa y clava la lanza en el suelo. Lo que haya hecho Mentiroso no le incumbe, hay mucha gente que no es de fiar en el pelotón, y no es de los que dan miedo. Serpiente encambio... a ese si que hay que tenerle un ojo puesto encima siempre.

Mira a Sicofante un instante y asiente, conforme la quinta queda al cuidado del Tagliano, cuando la gente empieza a dispersarse el K'Hlata hace lo mismo y se va a un extremo del campamento, se sienta y se queda vigilando.

Estos días están siendo de lo más inquietantes, pero no es a el a quien corresponde arreglar las cosas, en cuanto Matagatos o Lengua Negra tengan un momento ya tendrá tiempo de hablar con ellos.

A la vista de las órdenes, Attar no dijo nada y volvió a su reposo, ya que quería estar a pleno rendimiento para el ataque a los de la tribu de los Tres Castores.

Sin embargo, no dejó su arma lejos…no estaba del todo cómodo con los acontecimientos, y además, aquel era territorio enemigo…y si los Hombres de Arena les habían detectado con tanta facilidad, un ataque sorpresa o una emboscada serían bastante factibles.

Mentiroso, espera.

Rastrojo se le acerca y le pone la mano amistosamente sobre el hombro.

¿Deseas la vendición de los espíritus? Puedo invocarlos para que te favorezcan y te salvaguarden.

El ofrecimiento de Rastrojo no es gratuito. Su prestigio se ha visto seriamente dañado por la vuelta de Lengua Negra vivo. Es una apuesta personal. Apuesta por su compañero en este combate a muerte. Si le da la bendición y Mentiroso muere, nunca más nadie volverá a confiar en su poder chamánico. Si vence con el apoyo de los espíritus, los demás no perderán la fé.

Al final todo se reduce a una apuesta. Como en el juego de los cuchillos. Como en la vida. Como en la muerte.

Ante las nuevas órdenes se separó de su líder y llevó al caballo hasta el lago para que pudiese hidratarse. Después se acercó al carro, que estaba tapado. Miró a su alrededor buscando a Khadesa y cuando la localizó se dirigió en su dirección. 

-Khadesa, perdona que te moleste, es que necesito un poco de comida para el caballo de Lengua Negra.- hizo un movimiento de cabeza señalando al animal que tenía detrás, que la seguía sin oponer resistencia. 

En cuanto vio que todos se ponían en guardia, Campaña relajó un poco su postura para escuchar las palabras del extraño. Campaña no dominaba el idioma K'hlata lejos de la comunicación básica entre soldados, de modo que todo aquel lio de parentescos y traiciones le resultó tremendamente confuso. Dudó sobre si pegarle o no, pero como vio que le dejaban hablar decidió no hacerlo. Todo terminó en una especie de reto que, al parecer, tanto Mentiroso como el extraño estaban dispuestos a aceptar, y además contaban con la probación de Lengua Negra. Campaña no entendía nada, así que le preguntó a Lengua Negra.

- Primo... errr... Campaña no ha entendido - dijo confundido - ¿Campaña tiene que pegarle ya o no?

Jabalí se acerca a Campaña.
Creo que hoy, no va a haber pelea. Claro que yo tampoco entiendo muchas cosas.

Viendo el espectáculo que no acababa de entender Guepardo decidió que la única forma de centrarse en todo lo que acababa de ver era hacer lo que Ojopocho le proponia y seguramente a la vuelta todo estaría aclarado. Era una actitud que podría tomarse como evasiva o incluso cobarde, pero realmente en esta situación las actitudes de Guepardo y el conocimiento de sus compañeros era insuficiente para resolver estas situaciones.

- Ojopocho, vayamos a cazar para comer, hoy tenemos que celebrar el retorno de nuestros compañeros Uro y Lengua Negra.

Ojopocho fué hasta el barril de agua para destaparse el ojo y Guepardo aprovechó para colocarse sus armas y utensilios útiles para la caza.

Campaña se encogió de hombros ante la confirmación de Jabalí de que no había que pegarle al extraño. Entonces recordó que Rastrojo necesitaba material de cuero para arreglar la armadura de Jabalí, con la preparación de la misión de exploración y todo el revuelo montado con el recién llegado se le había olvidado por completo.

- Jabalí, ven con Campaña - dijo poniéndose en marcha

Juntos llegaron junto al carro, donde Campaña almacenaba sus alforjas y el resto de cosas que había conseguido de los animales muertos. Rebuscó un poco entre los objetos y fue sacando las correas de los aperos de carga de las mulas, eran de cuero así que pensó que servirían.

- Toma - dijo tendiéndole las piezas de cuero - Son las cosas de la mula de Serpiente, no digas a nadie de dónde las ha sacado Campaña ¿vale?

Ojopocho pasó un buen rato hasta que comenzara a rascarse el ojo. Ojopocho volvió a colocarse la venda en su ojo derecho, el pañuelo estaba húmedo y pegajoso, pero tenía pinta de estar mejorando, tal vez necesitara más tiempo. Ojopocho llevaba sus armas listas y echó a caminar acompañado por Guepardo señalando con su arco hacia adelante. -Ayer vi algunos conejos en una zona verde, allá, marcharemos por la zona y veremos. Donde hay conejos abundan también las rapaces, gatos, comadrejas y demás. Cazaremos lo que se mueva.

Se fueron alejando ambos de la compañía Ojopocho preparó ya su arco para disparar a cualquier cosa que se pusiera en su camino. Cuando ya perdieran de vista el campamento el explorador empezó a mirar a su alrededor recordando el camino y señalando las zonas que se podían revisar. Durante la caza, Ojopocho insistió en revisar las zonas él solo, dejando atrás a Guepardo. Si por casualidad encontraban algun animal mayor o un ave asustadiza, Ojopocho podía acercarse sigiloso como una comadreja y pillarle por sorpresa, y dudaba del sigilo del guerrero que le acompañaba, pero si salía una bestia comedora de hombres, esperaba que entonces no echara a correr.

Lengua Negra se detuvo en su caminar cuando la voz de Sicofante se impuso sobre las demás. Voz solo había una. Miradas que rubricaban sus palabras, muchas.

-¿Con el debido respeto? -repitió el analista volviéndose hacia Sicofante y hablando en voz alta para que todos pudieran escucharle-. Dónde está el respeto cuando cuestionas mis decisiones públicamente, en presencia del resto de la tropa, encendiendo la mecha de un fuego que quizás no puedas ni sepas apagar. Más cuando la ignorancia es el único soporte a tus reconvenciones. Pareces olvidar que ninguno de los presentes es un hermano juramentado, menos aún Mentiroso. El privilegio que mencionas no nos corresponde, recluta -dijo subrayando el rango-. Hablas de un pasado que ha muerto. El pasado no muere. Nunca. Puede que la Compañía haga oídos sordos a ese pasado, pero fuera de ella es algo real. Cuando demostramos que poseemos las condiciones y el valor necesarios para alcanzar el grado de juramentados, podemos considerar que un hermano ya ha purgado su culpa, si es que existía tal. Y como hermano juramentado, su nueva familia vela por él. Pero no todos aquellos que llegan a la Compañía tienen delitos a sus espaldas como pareces insinuar, Sicofante. Pasado tenemos todos. Un pasado de sangre y delitos es algo grave y es cosa de pocos. La Compañía no es un pozo de delincuentes, violadores y esclavistas. Somos reclutas y como tales estamos en fase de prueba. No todos llegarán a ocupar el puesto al que aspiran. No si no son merecedores de ello. Espero que haya quedado claro. Y tú, Mentiroso, no tienes la facultad de aceptar este duelo de sangre hasta que yo lo consienta. He dicho lo que debes hacer. Vuelve a desobedecer una orden directa y pagarás por ello, como recluta que eres.

Dicho aquello se volvió, encaminándose nuevamente hacia el lago. Liderazgo, la terrible carga de quienes debían de ver todos los colores del espectro, aunque ignoraran los nombres de algunas de aquellas tonalidades. De quienes incluso en contra de su propia voluntad debían imponer la de la Compañía Negra.

El Hiena había permanecido impertérrito ante la escena que se desarrollaba unos metros más allá. Solo le preocupaba una cosa. La misión que debían llevar a cabo, una misión para la cual Matagatos había designado a Mentiroso. Dio varios pasos hasta ponerse a la altura de Lengua Negra.

-Lengua Negra -dijo con su voz ronca-. Un grupo de cuatro hombres marchamos hacia los castores en misisón de exploración. Uno de ellos es Mentiroso. Así lo dijo Matagatos. Si te lo llevas, retrasaremos nuestra salida por más tiempo del prudente.

El analista se detuvo nuevamente. Miró al guerrero de la tribu de los hienas, mientras su cabeza registraba rápidamente lo que este le había dicho. ¿Misión de exploración donde lo castores? Evidentemente, era algo aprobado por Matagatos durante su ausencia. Preguntar sobre ello o cuestionar la deciisón no tenía sentido. Apenas acababa de llegar al campamento y los fuegos parecían brotar por todas partes.

-Deberéis marchar con otro explorador. Matagatos, ¿quién de nuestros exploradores está en buenas condiciones como para sustituir a Mentiroso? Nombra uno para que acompañe a Ponzoña y los otros.

No había mas que decir. Mentiroso era un recluta, cierto, como él y otros tantos, pero aún así y todo él consideraba que no podía ser juzgado así como así. Por mucho que Lengua Negra decidiese al respecto, y por mucho que no tuviera rango de la compañía, él seguía siendo un compañero de armas. 

No añadió nada mas, puesto que solo provocaría mas problemas a si mismo como al mismo Lengua Negra. Escupe al suelo y se marcha hacia donde se encontraba el carro. Quizás allí se tranquilizaría. 

Jabalí acompaño al giganton de Campaña, una vez allí le dió cuero suficiente como para arreglar su armadura, cuando este comento de donde lo había sacado sonrio.
Creo que nos vamos a llevar muy bien, veo que no te llevas bien con "ese", así que yo esto no lo cuento. Gracias.
El K'halata ofreció su brazo en señal de amistad.
Ojala veamos acción pronto o nos vamos a aburrir mucho.

La Quinta, muda testigo del cruce de dardos en palabra o en mirada, se había quedado en su sitio, inmóvil, aún más perpleja. No, Lengua Negra no era el mismo. No la había ni mirado, su propio primo, no había reaccionado en absoluto a su bienvenida. Aunque eso había sido comprensible dado el tenso episodio entre Mentiroso y el Hombre de Arena. Pero tampoco actuaba en eso como lo habría hecho el hombre del que se despidió hacía unos días, el hombre que había asumido el mando de los Hostigadores.

Ahora era otro, mucho más seguro de sí mismo, y... distante. Miró de reojo a Matagatos, su hermanastro sabría a lo que se refería, si ella se lo comentaba. Sabía lo que eran de pequeños, lo que eran de jóvenes. Sabría del cambio. Una palabra, y ella tendría su percepción...

...pero no la dijo, desvió la mirada rápida. Lengua Negra sería ahora el líder, también para ella. Y nada más.

Se giró hacia R'Gaa, a su lado. Le estaba diciendo algo... claro. El caballo.

-Ven, tengo algo de grano para él en el carro. Llevamos bastante cantidad, dado que parte de nuestros animales han muerto, el resto puede alimentarse mejor ahora.

El desconocido se había desenmascarado y había hablado. Al escuchar sus palabras se podía llegar a entender el extraño comportamiento de Mentiroso de los últimos días, comportamiento que hasta entonces había achacado a la locura. Para mí era prueba suficiente de su culpabilidad, pero además todos lo habíamos visto acercarse a él, acero en mano, para acallar las acusadoras palabras que  brotaban de sus labios con un tajo en la garganta. Pero la inocencia de Mentiroso o su culpabilidad no era algo que me atañera, hacia él sentía nada más que indiferencia. Ahora, muy distinto era el perjuicio que su muerte podía provocar a la misión que la Compañía tenía para nosotros...

Seguí con la mirada a Lengua Negra después de que hubiese decidido escuchar la versión de Mentiroso en privado. No podía evitar sentirme molesto al verme ignorado, después incluso de haberme tomado como consejero. Aun así me sorprendió gratamente la respuesta de nuestro líder cuando empezaron a cuestionar sus órdenes. Parecía que la visita a los Hombres de Arena lo había cambiado para bien. Además, podía aconsejarle antes o después, para eso no necesitaba escuchar las torpes excusas de Mentiroso.

Tenía intención de esperar pacientemente para ver cómo se desarrollaba todo aquello con la esperanza de que Ponzoña se hubiese olvidado de mí, pero tan pronto abrió la boca quedó claro que no iba a ser el caso. Tan solo dispondría de tiempo hasta que Matagatos diera un nombre. Al contrario que el día anterior, en ese momento era más interesante lo que ocurría allí que la larga caminata que nos esperaba hasta la aldea de los Castores.

Con pasos rápidos recorrí la distancia que me separaba de Lengua Negra para susurrarle algo antes de prepararme para la salida. Dudé si dirigirme a él en K’hlata como siempre hacía, aunque al ver lo cerca que se encontraba el tal Mancillado preferí usar la Lengua Oscura.

- La empalizada ya de por sí es demasiado endeble. Los elementos la han azotado y han roto algunas estacas. A los elementos no se los puede convencer con palabras ni pedirles que posterguen su llegada-. Sonreí-. Una vez que la empalizada haya cumplido su cometido a nadie le importará qué se hace con los maderos que la formaban. Pero hasta entonces aún queda tiempo, cuatro días, cinco a lo sumo. Después de buscar durante meses ¿qué significan unos pocos días cuando se tiene la promesa de conseguir lo que tanto se quería?

- R'Gaa sigue siendo la Recluta designada de Guardia como centinela, por orden de Matagatos.

- Guepardo y Ojopocho se alejan del campamento en el oasis para ir a cazar.

Mancillado llega hasta el lugar designado por Lengua Negra y aguarda en silencio, mirando con desconfianza a Serpiente cuandos se pone a cuchichear en Oscuro con el líder de los Hostigadores.

El Hombre de Arena deshonrado vigila también a su sobrino, Abasi o Mentiroso, por si acaso decidiera atacarle a traición con su daga.

Obedezco al instante las órdenes de Lengua Negra. Me alegraba su regreso, no solo por el hecho de que todavía seguía vivo, sino porque no me gustaba la responsabilidad del mando, al menos ahora descansaría de las decisiones, que por otro lado siempre se le habían dado mejor a mi primo. Asiento con la cabeza a sus palabras y me dispongo a acompañar a Mentiroso y a su tío, aunque Mentiroso no parece dispuesto en un principio. El golpe de autoridad de Lengua Negra pone las cosas en su sitio, con una energía y decisión que hasta ahora no había conocido en él, pero que eran muy necesarias para dirigir a un pelotón y más en la situación en la que nos encontrábamos.

-R'Gaa, Ojopocho o Guepardo pueden servir perfectamente para sustituir a Mentiroso, están bien de salud, aunque R'Gaa todavía no ha recuperado la memoria y Ojopocho es el único junto a mi que sabe algo de recolectar plantas y le necesitaremos para que vaya a buscar medicinas, así que me inclino por Guepardo. Después de esas palabras y al ver a la exploradora hablando con Khadesa recuerdo que su infusión ya estará lista para ser tomada. Con el brazo hago un gesto para llamar la atención de mi hermana. No te olvides de darle la infusión también, tiene que tomársela lo antes posible y tu R'Gaa en cuanto te tomes la medicina vuelve a tu puesto de guardia, no quiero más sorpresas. Khadesa parecía un poco confusa, no se esperaba ese comportamiento en Lengua Negra, ni al recibirla ni al dirigirse al resto. A pesar de todo estaba seguro que él seguía manteniendo el mismo cariño por mi hermana y que se lo demostraría cuando la situación fuera menos convulsa, pero con todo lo que había pasado en tan poco tiempo, sin apenas tiempo a bajarse del caballo, no había tenido más opción que reaccionar como lo hizo. Le hago un gesto a mi hermana para que tenga en cuenta las circunstancias en las que nos vemos envueltos y no se lo tenga en cuenta. Después sigo a Lengua Negra hasta la orilla del Oasis sin quitar ojo de tío y sobrino para que no hagan ninguna tontería, aunque mi principal prioridad en caso de que algo pase será mantener a Lengua Negra a salvo de cualquier percance.