Partida Rol por web

La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

Pelotón de Campamenteros.

Cargando editor
06/04/2013, 11:24
Plumilla.

- Puedo darte el listado en cuanto los heridos estén de nuevo en su tienda - contestó a Lengua Negra. Quizá el Oscuro tenía demasiadas responsabilidades y esa noche, dado el aspecto enfermizo que tenía y que algo preocupaba a la K'Hlata, debería descansar.

- Belleza, espera a que vuelva, ahora te ayudaré, ¿de acuerdo? - Le dijo a su amiga. - No te fuerces.

Chamán Rojo se acercó a ella tras dirigirse a Lengua Negra ofreciéndose para ayudar a trasladar de nuevo a la tienda a aquellos cuyo valor en la batalla les había dejado una marca dolorosa en el cuerpo.

- Toma a Lombriz, podrás con él mejor que yo y necesita muchísimo descanso- y así era.

Plumilla había temido que el chico hubiera caído de nuevo en la inconsciencia dado el estado de sus heridas, se había mantenido cerca de él pues su estado revestía de extrema gravedad. Sentía no haber tenido el valor de decirle quiénes habían caído de su grupo (en parte por el desconocimiento de la chica, pues su mundo desde que había llegado se limitaba a la tienda de la pitonisa que ahora era la tienda de los heridos.

- Que marque él el paso al moverse, si desfallece aguanta y entre los dos le llevaremos.

Acudió hasta Niña de Oro y la rodeó con los brazos, ayudándola a incorporarse sin abusar de la resistencia de la chica.

- Con cuidado... - Dijo a modo de guía mientras cargaba con gran parte de su peso. - ¿Así o más despacio? - le preguntó mientras echaba a andar paso a paso.

- Tranquila, poco a poco. - Indicó llevándosela a la tienda de los heridos.

Cargando editor
06/04/2013, 13:18
Piojillo.

Piojillo se levanta y estira los endebles miembros al calor del fuego. Se acerca a Lengua Negra con paso decidido y en tono de voz mesurado le dice:

Manta. Lanza corta.
Sabandija. Cinco lanzas cortas
Avestruz. Machete y cuchillo.
Plumilla. Daga. 
Derviche. Dos cimitarras. 
Niña de Oro. Lanza corta 
Odio. Lanza corta y escudo. 
Chamán Rojo. Machete y daga. 
Tarado. Lanza larga a dos manos. 
Michou. Lanzas corta y escudo.
Reyezuelo. Lanza corta y escudo.
Keropis. Kopesh y cuchillo.
Belleza. Lanza corta y escudo.
Asesina. Machete.
Perdida. Lanza corta y escudo.
Misteriosa. Lanza corta y escudo.
León Anciano. Arco corto y Jabalina.
Piojillo. Lanza corta y escudo.

Las armaduras son un bien escaso entre los Campamenteros y aunque te lo confirmaré más tarde creo que sólo tenemos armaduras Keropis, Chaman Rojo y yo. Se que Cochinillo tenía otra que nunca llegó a usar pues requería de ajustes y no hubo tiempo.

Antes de que todo el mundo se retirara se volvió hacia el grupo y preguntó:

¿Alguien más tiene armadura, puede conseguir o fabricar una? 

Cargando editor
06/04/2013, 13:55
[RIP] Michou.

Michou permaneció en silencio, no era merecedor de ser un segundo, la ultima batalla fue la primera vez que derramó sangre en combate.

Escuchó cuidadosamente cada palabra y también como Tarado se ganaba su nombre, todos parecían tensos. Demasiado, aunque era algo normal después de todas las perdidas que tuvieron. Incluso el ermitaño parecía crispado, aunque desde que lo vio por primera vez nunca supo si estaba contento o enfadado.

Cuando designaron tareas al ver que no se le nombraba, se acercó a Plumilla que se encontraba cargando a Niña de Oro.

- ¿Puedo ofrecerte mi ayuda con los heridos? - Preguntó ofreciéndose para ayudarle a cargar con Niña de Oro.

Cargando editor
06/04/2013, 22:28
Derviche.

La reunión daba más de sí, de lo que se podía imaginar. Manta quiso poner una pregunta, pero algo pasó, algo insufrible, Tarado tomó la palabra. Sin pedir permiso a nadie, empezó a vomitar mierda por la boca.

Sentada en el suelo, Derviche no se aseguró antes, de que no había nada en el suelo, pero otra piedra, igual a la que ella usaba para jugar, estaba debajo de su trasero. La incomodidad se hacía cada vez mayor y su mano se dirigió a sacarla, pero el parloteo del imbécil, le daba un dolor de cabeza mayor y acabó olvidándose de ella.

El loco, hablaba de respeto, pero ofendía, de amor entre hermanos, pero nunca demostró tal acto, las palabras que decía y los hechos propios, estaban en contradicción. Palabra tras palabra, Derviche reforzaba la idea que ya tenía del hombre, estaba loco. La sensación de náuseas y ganas de vomitar, volvió a sus entrañas y, esta vez, si se levantaba, no era solo para vomitarle encima. La cara se le quedó crispada en cuando, el muy estúpido se dirigió a ella, mirándola a los ojos. No se lo podía creer, que después de tanto tiempo que pasaron juntos, idiota tras idiota demostraban quien era el mayor.

Evidentemente, no solo era un castigo para Lengua Negra, era un insulto, era tirarle mierda maloliente en la cara y limpiarse las manos con su pelo.

Era una sentencia a muerte.

Un solo gesto, una sola palabra y la cabeza de Tarado, avivaría el fuego... o lo apagaría. Pero el hombre seguía hablando y hablando y hablando...Y por fin un momento de silencio, acompañado por algún gesto y la respuesta del nuevo líder.

La fanática seguía mirando a Tarado, lo único que veía era una gallina, cacareando por haber hecho un huevo y la pregunta de Lengua Negra tenía una respuesta negativa por su parte, Tarado no podía ser el segundo al mando. A ese hombre no lo quería ni para cavar letrinas, pero matarlo, sería demasiado fácil. Merecía quedarse sin lengua y con cada desafío, sin un dedo y sin otro y cuando al fin dejaba de servir, hasta para los trabajos más indignos posibles, dejarlo a la merced del tiempo, sin agua, sin comida.

Estaba muy equivocado, Derviche no solo servía para matar, era capaz de provocar sufrimiento, terror, miedo y angustia y deseaba de todo corazón tener la oportunidad de hacerlo, de poder demostrarle a Tarado, todos sus talentos. Estaba herida y no podía entrenar el día siguiente, el matasanos se lo prohibió, pero podía intentar torturar, con el fin de hacer cambiar a alguien su opinión. Ya no había más prisioneros, así que Tarado sería perfecto para una tarea tan sangrienta. El loco se iba a arrepentir de cada palabra que salió de su boca.

Por fin llegó, una simple sentencia, pero suficiente para apaciguar los ánimos y que el imbécil no acabará despedazados por sus propios "hermanos".

Derviche miró con superioridad a los que levantaron la mano y que no la bajaron después de escuchar las últimas palabras de Lengua Negra. Sabía que eran unos prepotentes, pero verles demostrarlo, sin vergüenza alguna, le daba mucha satisfacción. Lo que querían era mandar, ser superiores a los demás, tener poder por medio de la posición. Ella no necesitaba nada de eso, ella se hacía respetar, por medio del miedo, y todos lo sabían. Tarado era peor que un dolor en el culo, Derviche casi se olvidó de la piedra que tanto la había molestado y en cuanto se volvió a centrar en ella, las ordenes de Lengua Negra son repartidas, demostrando firmeza y potencial.

Frotándose una nalga, la fanática se disgustó en cuanto vio la cara de Manta delante de ella. Le demostró por la mañana, que no lo quería cerca y menos para cuidarla, como si de una inútil se tratara. Además, el idiota le daba consejos, y nada menos que, sobre la estúpida esa inútil. Con las cimitarras en las manos y una mirada de leona atacada, se prepara para cortarle el cuello al insensato, pero solo levanta las armas y las manos se le paralizan al instante.

Lo miró con cara interrogativa y se dejó ayudada por él. Las palabras de Lengua Negra, que antes, solo le servían para considerarlos hipócritas, ahora tenían otro sentido. "Velando por ellos, respetándoles, procurándoles lo mejor, renunciando a los propios deseos", "haciendo incluso cosas que podrías odiar pero que son necesarias para el grupo". Manta le ha demostrado siempre que era buena persona, a ella, a la que todos odiaban y despreciaban. No lo podía creer, ¿era posible que sea el segundo que necesitaban? ¿Era posible que alguien conociera su lugar, mierda entre las mierdas, y aun así ayudando y sirviendo?

Manta era un buen guerrero, habían luchado juntos y lo demostró. Derviche esbozó una sonrisa y por primera vez en mucho tiempo, no era para dar miedo.

-Si se comporta, yo... ufff, yo también. Ando, ayudada por Manta, hasta dentro de la tienda y se tumbó en una esterilla. No quedaba mucho hasta la cena y tenía que hablar con el nuevo jefe.

Cargando editor
06/04/2013, 23:52
Belleza.

Cuando Plumilla me habló, negué con la cabeza.

He podido venir hasta aquí sola, Plumilla. Estoy herida, pero todavía puedo moverme. - Dije sonriendo a mi amiga.

Me había presentado a Segunda y no podía dejar que me movieran de un lado a otro como si fuera un saco cuando tenía fuerzas suficientes para hacerlo sola. Así que, con mucho esfuerzo, me levanté y empecé a caminar tras Plumilla.

Cargando editor
06/04/2013, 23:54
Chamán Rojo.

Muy bien - dije asintiendo a las palabras de Plumilla. Me acerqué hasta Lombriz y me agaché a su lado.

Lombriz - dije mientras apoyaba mi mano en su hombro, para que volviera a la realidad. - Vamos, te ayudaré a llegar a la tienda de nuevo. -

Le agarré por las axilas para levantarle. Pasé uno de sus brazos por mis hombros y empecé a caminar.

Cargando editor
07/04/2013, 12:53
Plumilla.

Plumilla miró a Michou y señaló a Asesina. Los integrantes del grupo de Lombriz eran los que mayor gravedad tenían pues la mayoría no habían sido tratados hasta que llegaron al campamento. Incluso Belleza que, por lo que la K'Hlata había visto se había intentado aplicar algún tipo de remedio se encontraba en peor estado que otros que habían sido atendidos prácticamente según habían sido heridos, como el caso de Odio o Sabandija los cuales habían visto la muerte demasiado cerca.

Con la cercanía de la tienda de los heridos a la zona donde se había hecho la reunión, Plumilla no se preocupaba demasiado por Belleza, le venía bien intentar moverse pues su recuperación era buena. Quizá no como para entrenar, pero sí para moverse por sí misma. Cuando hubo dejado a Niña de Oro tendida en una estera en la tienda de los heridos, regresó barajando los nombres de aquellos que estaban en condiciones para entrenar, los de aquellos que podían empezar a moverse sin hacer movimientos bruscos y los que necesitarían seguir en reposo todo lo que se pudiera. Debería consultar con el mentor de Sabandija si éste se encontraba lo suficientemente bien como para entrenar, puesto que éste se encontraba bastante recuperado pero, al estar Ojopocho también siguiendo su evolución, no podía ni quería ignorar su opinión por mucho que su pupilo pudiera caminar sin ayuda. Durante el viaje se había estado quejando. Se había quejado mucho cuando su reposo había sido mayor que el de otros de cuyos labios no había brotado queja alguna, pero Plumilla confiaba pese a la fama de Sabandija que eso no fuera una treta, quizá solo se tratara de que el chico realmente se encontraba débil.

-Te acompañaré a la tienda, siendo tu apoyo si lo necesitas, Odio-dijo cuando se acercó al hiena. Esperó a que éste se pusiera en movimiento, pues, después del esfuerzo que había hecho para mantenerle con vida no iba a dejar que la despachara con un simple "puedo yo solo".

Cargando editor
07/04/2013, 18:22
Asesina.

Observo como Michou habla con Plumilla y me señala. No me agrada para nada que alguien como Michou me toque pero Plumilla me había salvado la vida o, al menos, había logrado que me recuperara más rápido para poder luchar cuanto antes. Es por ello que asiento ante la señal y, aunque comienzo a andar por mi misma hacia la tienda de heridos, permito al Antílope que me ayude si lo desea.

Cargando editor
07/04/2013, 20:07
[RIP] Michou.

La mirada de asesina me atravesó, sabiendo que no le agradaba que me acercara a ella, pero no era momento para aquellas riñas. Tragué saliva y me acerqué a ella ofreciéndome como apoyo para ir dirección a la tienda de heridos.

- Le debemos mucho a Plumilla - fue lo único que dijo mientras le ayudaba, sabía que no iba a ser agradable, pero en algún momento tendrían que volver a coincidir y aunque la idea de que Asesina le abandonara en combate si pudiera era algo que no vería raro, esas pequeñas asperezas debían ser limadas para poder ser un grupo fuerte.

Cargando editor
08/04/2013, 00:29
Sabandija.

No entendía el inventario que había hecho Piojillo, pero el ambiente le parecía lo suficientemente caldeado como para no meter baza. Al ver que algunos empezaban a volver a la tienda de los heridos, Sabandija se reincorporó lentamente con una mano sujetando el vientre. Debía apresurarse si no quería quedarse fuera de la tienda como le había pasado antes.  Aquí el que no corre vuela- Pensó el joven K’Hlata. Así que a pequeños pasitos, con algunos quejidos incorporados se encamino a la tienda de los heridos.

-Argg.

A pesar de los cuidados de Plumilla y Ojopocho dudaba de si le quedaría alguna secuela. Quizá tuviera que aguantar toda la vida esa sensación tan extraña de estar a punto de desgarrarse por dentro. Como si la carne interior hubiera encogido y cualquier estiramiento o movimiento brusco le produjera dolor y tuviera que ir encorvado todo el tiempo. ¿Cómo iba cazar? ¿Cómo ibaa acechar a sus presas? No, no podía ser. Tenía que ser algo temporal, que con reposo y entrenamiento acabara por desaparecer. Al menos no era el que peor aspecto tenía.

Los Campamenteros habían sido duramente castigados, no cabía duda de eso. Sabía que no estaba bien, pero se sentía aliviado por ello.

Cargando editor
08/04/2013, 11:22
Odio.

El Hiena se acercó a Plumilla y clavó su mirada impertérrita en los dulces ojos de la cuidadora. A continuación pasó uno de sus brazos por los hombros de la joven, apoyándose así en ella.

- Espero no pesar demasiado. Gracias - ciertamente aquella mujer despertaba el respeto de Odio, por ello decidió dejarse ayudar por ella.

Cargando editor
09/04/2013, 02:20
Manta.

La actitud de Derviche sorprendió a Manta, tanto, que se pasó el camino hasta la tienda levemente rígido, vigilando con el rabillo del ojo las cimitarras de la mujer. Cuando la depositó por fin en su esterilla, no pudo reprimir un suspiro de alivio. No solo porque no hubiera tratado de asesinarle, idea que solo era una sensación en el fondo de su conciencia, sino porque confirmaba el cambio que estaba experimentando la mujer. Un cambio que consideraba necesario si quería sobrevivir, y contribuir a la supervivencia del resto de sus compañeros.

—Descansa y recupérate —dijo como despedida, dejando la manta que cargaba plegada bajo el brazo en las manos de la mujer.

Manta salió de la tienda y vio al hombre de la armadura esperándole cerca de la entrada. Piojillo había dado su informe ya, sin esperar siquiera a que Lengua Negra pudiera trasladarlo a los papeles, y sin molestarse en confirmar si estaba en lo cierto. No pensaba cometer el mismo error.

—Enseguida estoy contigo, Keropis —dijo al hombre, al pasar junto a él.

Se dirigió hacia Plumilla, que estaba en esos momentos ayudando a Odio, mucho más pesado que ella, a caminar.

—Discúlpame por no consultarte, Plumilla —dijo a la pequeña sanadora, caminando junto a ella para no interrumpirla—, tenía algo que hablar con Derviche. ¿Necesitas que ayude con alguien más?

Cargando editor
09/04/2013, 12:57
Plumilla.

Plumilla esbozó una sonrisa dulce y se colocó la melena oscura sobre el hombro contrario al que usaría para cargar la mayor parte del peso de Odio. El hiena pasó un poderoso brazo sobre ella y la chica se acomodó bajo él, amoldándose al cuerpo del guerrero.
-No es tu peso lo que me preocupa-replicó la muchacha haciendo un esfuerzo más que visible por no caer con él. El brazo del hombro en el que se apoyaba Odio se deslizó por la espalda de éste para rodearle en un abrazo que no le era desagradable a la K'Hlata y que ayudaba a mantenerle firme contra ella; mientras, la otra mano sujetaba la muñeca del brazo que rodeaba los hombros de Plumilla.
Manta había ayudado a la temperamental Derviche a llegar a la tienda de heridos y aún se prestaba a más, cosa que Plumilla agradeció sinceramente.
-Sabandija estaba quejándose, aunque creo que le hará bien el camino-Plumilla se alejaba del calor abrasador de la hoguera poco a poco sintiendo el fresco nocturno.-Gracias por la ayuda, Manta-concluyó. Todos los heridos habían sido trasladados con ayuda o sin ella, como era el caso de Belleza y de Sabandija. Quizá la muchacha habría pedido ayuda para llevar a Odio, pero estaba completamente segura de que podría con él, después de todo, era su responsabilidad y no estaba segura de la reacción del hiena con respecto al amigo del difunto Pulga. Era extraño, pero pese al temor que inspiraba la acerada mirada del hiena Plumilla no sabía a que atenerse cuando se trataba de él , si bien era cierto que Odio toleraba su cercanía y su trato.
Aunque solo fuera por gratitud por lo que había hecho.

Con lentitud, alcanzaron la tienda de los heridos y Plumilla se inclinó sobre una estera con sumo cuidado para que el hiena pudiera descansar.

Cargando editor
09/04/2013, 13:14
Lengua Negra.

Lengua Negra siguió con la mirada a unos y otros, viendo en ellos un grado de camaradería básico con potencial de trabajar. Asintió para sí mismo antes de iniciar su camino hacia el campamento central. 

-Mañana, al alba, los ilesos que vengan a este punto. Iniciaremos una ronda de entrenamiento duro. Os necesito en la mejor forma -dijo cuando estaba a punto de desaparecer. 

Notas de juego

Entrenamientos.

-No quiero imponer nada a los jugadores, pero voy a funcionar con lo que creo es un grado de coherencia con mi PJ.

-Los que estén sin heridas, entrenamiento duro para los dos días. Son muchas horas de entrenamiento y pueden suponer un ascenso para algunos. 

-Heridos leves: propondría un descanso hasta que se recuperen sus puntos de vida. Así podrían descansar el primer día y entrenar el segundo. O entrenamiento leve los dos días.

-Los graves:  descanso completo.

-Plumilla: estás ilesa. Pero lo ideal sería poder compaginar la curación con un entrenamiento. A menos leve.

Cargando editor
09/04/2013, 16:39
Odio.

El tacto de Plumilla resultó cálido para el Hiena. A fin de cuentas, el contacto físico no era algo que abundase en la Compañía, mucho menos en la vida de Odio.

Caminaron con paso firme y Odio hizo todo lo posible para cargar el menor peso posible sobre la joven, que se esforzaba sobremanera con todos ellos. Cuando Plumilla descargó su cuerpo sobre una esterilla, el guerrero se quedó mirándola, estudiándola con la mirada, queriendo saber más sobre aquella joven que, aunque débil, mostraba una fortaleza diferente... una fortaleza, quizás, fundamentada en unos valores, algo raro por allí.

- Algún día la Compañía te devolverá todo lo que haces por ella - dijo Odio mientras se recostaba. Como era habitual, las palabras se cortaron, mucho había pronunciado ya.

Cargando editor
09/04/2013, 22:35
Sabandija.

Sabandija caminaba despacio, pasito a pasito. Escuchó a Lengua Negra hablar del entrenamiento del día siguiente. Vio como Plumilla ayudaba a Odio a volver a la tienda de heridos. El orgulloso guerrero era ayudado por la insignificante K’Hlata. Contuvo una sonrisa irónica. Algo en la cabeza del cazador estaba cambiando. No se había dado cuenta hasta ahora. Había surgido poco a poco, desde que recuperó la consciencia después de la derrota sufrida.

Sentía en su interior que renacía. ¿Haber estado tan cerca de la muerte le había cambiado? Una sensación extraña le inundaba. Desde luego no era coraje, eso no, puesto que tenía miedo, mucho miedo. Miedo a la muerte, miedo a reencontrarse con su difunto hermano, miedo a volver a sentir el dolor lacerante en su vientre, miedo a ser rechazado por la Compañía.

//...No vas a verme en mucho tiempo, te lo aseguro...haré lo que sea por retrasar nuestro encuentro...//

Recordó la conversación con Rastrojo. Él le ayudaría a soportar mejor el acoso de los espíritus, avidos por llevárselo  con ellos. Pensó en Ojopocho. Su mentor había aceptado ser su Hermano de Capa. Muchos otros aún no tenían quien les patrocinara. Estaba seguro de que muchos de los Campamenteros le despreciaban. Oh, esos fieros guerreros... ahora muchos de ellos apenas podían tenerse en pie. Eso debía dolerles más que las propias heridas.

Había tomado una determinación. Ya no se avergonzaría de sentir miedo. Iba a usarlo para mantenerse vivo, para sobrevivir. Pero para eso tenía que mejorar, y debía entrenar. Volvió a mirar a Plumilla y Odio.

- No te preocupes Plumilla. Puedo solo. Gracias por preocuparte.  Si quiero entrenar mañana al menos debería poder llegar solo a la tienda de los heridos ¿verdad? Argg. - El K’Hlata no puedo evitar soltar otro quejidito. La diferencia es que esta vez no bajó la cabeza avergonzado, sino que la mantuvo alta.

Cargando editor
09/04/2013, 23:15
Asesina.

A punto de entrar a la tienda de los heridos me detengo, apartándome de Michou y su apoyo. Debo hacer algo antes de descansar pues si no mi mente no quedará tranquila. Algún día te devolveré el favor, hermano, y te ayudaré en la batalla -me despido sin dar un gracias, aunque el resto de mis palabras demuestran que estoy agradecida.

Cansada por las heridas trato de mantenerme en pie un poco mas, buscando a alguien con la mirada, alguien con quien debo hablar a solas. Busco a Lengua Negra

Notas de juego

Pues eso, no se si podré hacerlo pero busco a Lengua Negra para hablar con él en privado.

Cargando editor
09/04/2013, 23:39
Lengua Negra.

Notas de juego

Podemos hablar en Conversaciones secretas, que es atemporal, como si me hubieras encontrado en un momento dado sin especificar más.

Cargando editor
09/04/2013, 23:59
Asesina.

Cuando detecto a Lengua Negra me dirijo hacia él lentamente, a paso firme, procurando que no se reabran mis heridas. Al llegar hacia él inclino mi cabeza en señal de respeto, pidiéndole permiso para hablar.

No quiero molestaros pero tengo algo que deciros. No he entablado amistad con mis superiores y apenas he tenido tiempo para conocer a ninguno de ellos pues he pasado mucho tiempo entrenando para la batalla. Vuestras palabras, vuestros actos, me han agradado de sobremanera. Sería un honor para mí que fuerais mi hermano de juramento, que me acogieseis. Haré lo que sea necesario para ello, si tengo alguna oportunidad, aunque deba combatir hasta la extenuación durante estos días -le pido a Lengua Negra con orgullo aunque improvisando pues las palabras se me atascan ya que no estoy acostumbrada a hablar.

Notas de juego

Perfecto pues, veremos que podemos hacer :)

Cargando editor
10/04/2013, 03:05
Manta.

Manta asintió a la pequeña mujer y la observó unos instantes más, temblando bajo el peso de Odio. El guerrero, como Derviche, parecía haber aceptado que el orgullo no consistía en vivir exclusivamente bajo reglas propias. Y la mujer, pese a no poder jurar como los demás, seguía cumpliendo sus obligaciones con extraordinaria diligencia. Los demás no tenían otro lugar a donde ir, pero Plumilla podía estar en cualquier otro lugar y hacerse útil, y más preciada que por la Compañía.

Lamentándose por la joven k’hlata, manta fue al encuentro de Keropis, que lo esperaba, intranquilo, a la vera de la tienda de los heridos.

—Tenemos que hacer una lista —dijo sin preámbulos—, pero no sé cómo plasmar las palabras en un papel, como Lengua Negra. Si tú sabes hacerlo, será más sencillo, pero he recordado algo que hacíamos cuando éramos pequeños. Varios huérfanos viajábamos con los seguidores de campamento, y teníamos que repartirnos las personas a quienes acercarnos para que nos alimentaran. Para ello trazábamos el plan en el suelo, con palos, sobre la tierra.

En lugar de explicarlo con palabras, Manta agarró una rama rota y se puso en cuclillas. Trazó dos surcos rectos, perpendiculares. Sobre uno de ellos dibujó una circunferencia, y dentro de ella otras dos y una línea recta debajo; junto a ella otra circunferencia grande, y varias líneas rectas oblicuas paralelas de lado a lado.

Este soy yo —dijo, señalando la primera circunferencia—, y el otro eres tú.

Junto a la otra línea recta trazó lo que podía ser una flecha, o una lanza, una espada, un escudo, una espada curva, y varios símbolos que, explicó, representaban una esterilla, un odre, una manta y una tienda. A continuación, formando una hilera desde el dibujo que le representaba a él, trazó cruces junto a la lanza, la manta, la esterilla y el odre. Manta luchaba con lanza, tanto lanza como corta, y disponía de esas posesiones.

—De este modo —explicó—, podemos hacer la lista rápidamente, y no tendremos que acordarnos de cada cosa. Podemos avisar a Piojillo para que participe y complete su propia lista.