Partida Rol por web

La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

Tierras de Cho n Delor: Fuerte Chuda.

Cargando editor
10/06/2013, 17:47
Perdida.

Mantengo  la formación con el resto de Campamenteros y  observo como las lanzas del enemigo impactan en los compañeros lo que me hace agarras con más fuerza, si cabe, mi escudo. León Anciano está ya disparando sus flechas, lo cual puede darnos algo de cobertura.  El grupo de exploradores está siendo masacrado por el enemigo en la empalizada  mientras nosotros, aún, estamos fuera del alcance de sus lanzas. ¿Cómo va a llegar el ariete aderribar la puerta si no se leprotege?  El momento de atacar es inminente, pero para hacernos la espera más agradable, Serpiente nos ameniza con uno de sus macabros y repugnantes espectáculos. Contengo una arcada ante semejante visión y sólo deseo que una de las lanzas del enemigo atraviese su putrefacta piel de serpiente.

Las órdenes de Manta me sacan de mis pensamientos como una bofetada, y cuando veo a Michou atacar hago lo propio.  Me concentro al máximo pues es la única lanza que tengo para arrojar al enemigo y si fallo seré el hazmerreir de la Compañía.

Cargando editor
10/06/2013, 22:34
Pipo.

Comenzaba a estar impaciente de verdad. El olor de la sangre de los que le rodeaban no hacía más que enervarlo más:

AAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!

Se lanzó como loco contra el ariete y empujó y empujó...

Cargando editor
11/06/2013, 10:07
Dedos.

Algunos de los enemigos ya caían. Deseaba matarlos a todos con sus propias manos. En ese momento no le habría importado tener en su poder la oscura magia de Serpiente y utilizar algún hechizo bestial para matarlos a todos de un golpe. La sangre le hervía. Demasiadas muertes habían provocado ya esos enemigos. Esos... Desgraciados... 

Con un suave movimiento desde el carcaj provisional que había montado con la cuerda antes de llegar al campo de batalla, sacó una flecha, que fluidamente disparó hacia uno de los enemigos que ya estaba herido. Más valía un enemigo muerto que dos heridos. 

Después siguió pegada a Serpiente, protegiéndole siempre desde delante de él, intentando interceptar cualquier proyectil que volase para herirle.

Entonces se dio cuenta de que la flecha que acababa de disparar se había clavado inofensivamente sobre la parte superior de la empalizada.

Cargando editor
11/06/2013, 10:12
Niña de Oro.

Seguía con la formación de su pelotón. La mirada orgullosa, pues Lengua Negra había vuelto sano y salvo con los suyos, demostraba que pensaba dar lo mejor de sí. En cuanto ordenaron lanzar las lanzas cortas miró hacia los lados. 

-Yo no tengo una lanza corta, sólo ésta.- Enseñó su lanza de dos manos de gran belleza. No se estaba lamentando, sólo consideraba que tenía que informar a sus superiores del por qué de no arrojar nada hacia ningún sitio. 

Cargando editor
11/06/2013, 12:29
Khadesa.

La magia de Serpiente era ahora ya evidente, no sólo para ella, o los que les rodeaban, además empezaba a tomar la forma de la muerte devastadora también para los enemigos. El hechizo era costoso, y debía estar agotando al mago, porque las calaveras ácidas eran numerosas.

Khadesa no sabía cuanto tiempo podría él mantenerlas, ni tampoco el daño que causarían, pero esperaba que además del que produjeran a su contacto, aterrarían lo suficiente a los enemigos como para frenar en algo su ataque.

Cargando editor
11/06/2013, 15:40
Caracabra.

Se estaba figando en la torre y en las murallas, para poder prevenir las lanzas de los defensores, cuando una de las torres estallo en llamas verdes. Seguro que eso es cosa de Serpiente. Pero el jorobado no se atrevía a preguntar de nuevo después de que nadie le contestara a su pregunta, de modo que continuo en guardia con el escudo en alto, su misión era proteger a Khadesa no hacer preguntas.

Pero de nuevo la magia oscura de Serpiente se hizo presente, varias figuras empezaron a tomar forma, concretamente la forma de los integrantes del grupo. No había duda que era cosa de Serpiente, o  peor aún, de los espíritus.  El jorobado titubeo un momento. Son los espíritus que vienen a cobrarse el precio de la magia negra de Serpiente. Estuvo a punto de tirar el escudo y la lanza, y salir corriendo.   En ese momento recordó al espíritu de Sacorroto en el mercado, por hacer caso a ese espíritu Khadesa casi muere.  No puedo fallar ahora  soy un hermano juramento y no puedo huir, no puedo deshonrar la capa que llevo. Tengo que proteger a Khadesa hasta la muerte y si eso implica bailar con los espíritus, bailare con ellos.

Cargando editor
11/06/2013, 17:28
Asesina.

Logré superar el foso, la parte más complicada de la subida, sin apenas dificultar. Lo que quedaba ahora, la subida, era bastante más sencillo. La cosa solo se complicaría al llegar arriba y tener que luchar contra los hombres del Triplete.

Las heridas sufridas en el combate anterior aún me pesaban y debilitaban pero no iba a dejar que ello me asustara. Sobre mi podía ver a Peregrino, más herido aún que yo, trepando pero, escogiendo rutas más complicadas, pero con seguridad en sus movimientos. Dentro de poco lucharía a su lado.

Cargando editor
11/06/2013, 21:10
Pipo.

Al ver, por fin, ese hueco que había abierto el ariete saltó como un muelle. Pasó por encima del tronco, sin prestar atención a si se movía o no, ni a si pisaba a alguien: nada. El movimiento por completo instintivo y animal salió bien. Encontró el hueco y arrojó su jabalina con fuerza a lo primero que vio, ansioso por derramar la deliciosa sangre. Gritaba todo el rato.

AAAAAAAAAAAAH... AAAAAAAAAAAAH... AAAAAAAAAAAAAH

Cargando editor
11/06/2013, 22:43
Niño Guerrero.

¡¡PUM!!

El combate se había precipitado más si cabe y no pararía hasta que todos los enemigos de la Compañía yacieran sin vida.  El ariete, el cual había recorrido el trecho que discurría hasta la puerta en una lenta agonía, había logrado abrir una gran brecha. Las semillas de la muerte que había dejado en su camino habían dado sus frutos.

Se sentía un cobarde, viendo desde la distancia como acribillaban a sus compañeros. ¿Pero qué podía hacer? Hasta que  no hubiera un buen hueco por donde entrar,era más útil con el arco. La ira templó su pulso y alcanzó a coger otras tres flechas y, como si el arco formara parte de su propio cuerpo, las lanzó en una fugaz secuencia.

¡ZZZZZZ!

Por la sargento Falce.

¡ZZZZZZ!

Por los exploradores.

¡ZZZZZZ!

Por los valientes del ariete.

Cargando editor
12/06/2013, 00:40
Guepardo.

Al fin llegaron junto al ariete a las puertas. El viaje había sido eterno y algunos compañeros habían caído en el intento. Pero no era momento de lamentarse, era momento de luchar. Empotraron el tremendo artefacto contra las puertas, pero estás, no cedieron. Lo que si hicieron fue debilitarse y, guiados por un desconocido Pipo, volvieron a golpearlas. La segunda vez si cedieron. No se abrieron completamente pero el hueco era suficiente como para pasar un par de guerreros. Guepardo estaba a la vanguardia del ariete, era el más cercano...y no se lo pensó. Prefería morir con su lanza entre las manos que acribillado a flechazos. Saltó por encima del ariete y se precipitó hacia dentro. Una lanza le pasó cerca, miró y era la de Pipo. Definitivamente se había vuelto loco en el fragor de la batalla.

Cargando editor
12/06/2013, 08:19
Piojillo.

Piojillo tuvo la certeza de que las heridas que le habían causado eran mortales, aunque taponaba con jirones de tela rasgada, la sangre no paraba de fluir. Se sorprendión de no tener miedo, de alguna forma se sintió liberado. Aún podía vengarse y eso era suficiente. Alzó la mirada, con determinación y localizó a la caballería. Clavó los talones en el costado de su montura y la hizo avanzar en un galope recogido hasta formar con los otros jinetes, dentro de poco cargarían.

Cargando editor
12/06/2013, 09:44
Ojopocho.

Agarro dos nuevas flechas incendiarias y las pongo en el brasero para dispararlas cuando han prendido.

Rápidamente efectúo un Tercer Disparo.

Parece que el cansancio empieza a hacer mella en mi pues los tres disparos son bastante mediocres.

- Venga Ojopocho. Despierta y usa tu talento con el arco.

Cargando editor
12/06/2013, 18:23
[RIP] Sino.

Sino se vio alentado al ver a Guepardo y Pipo saltar por el hueco abierto en la puerta y lanzarse al ataque contra los Fantasmas del Triplete... e hizo lo propio. Soltó el ariete y, viendo cómo sus enemigos intentaban adelantarse para colocar cuñas para bloquear la puerta, tomó impulso y saltó como nunca había hecho en su vida.

El explorador aterrizó en medio de los enemigos, con la cara pintada y la cimitarra en la mano, creando el caos. Lanzó un grito de guerra inspirado en los gritos de Pipo - ¡¡AAAAAAARRRRRRRGGGGGHHH!! - y se lanzó a hacerles pagar la sangre con sangre. Su primer ataque contra el enemigo más cercano falló por los pelos. El fantasma logró apartarse en el último instante y la cimitarra pasó rozándole el pecho pero solamente acariciando la armadura de cuero. Una sonrisa asomó al rostro del fantasma al contemplar a Sino en medio de tantos enemigos... sólo era uno y ellos eran muchos.

Sin embargo, su sonrisa se truncó cuando Sino en un movimiento igual de veloz volvió a golpear con la cimitarra con tal fuerza que su arma casi partió al fantasma por la mitad atravesándole de lado a lado. La sangre salpicó en todas direcciones, Sino parecía fuera de sí, parecía no controlar sus actos y volvió a golpear a otro enemigo situado al lado del anterior... De nuevo la cimitarra de Sino golpeó carne e hizo sangrar a su enemigo...

- Morid... - gruñó entre dientes.

Cargando editor
12/06/2013, 22:47
Ponzoña.

La puerta había cedido bajo el impulso del ariete, pero no lo suficiente y por el escaso hueco ofrecido a los guerreros de la Compañía, Sino y Pipo habían saltado hacia el interior del fuerte dejando el ariete para centrarse en la batalla. Algo que tampoco había pasado desapercibido a Lengua Negra cuyas instrucciones a Manta para un reemplazo en el ariete le llegaron altas y claras.

Era necesario seguir empujando, terminar de abrir las puertas y permitir de ese modo el acceso a la caballería, que cortaría el muro de carne como un cuchillo.

-¡EMPUJAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAD!¡EMPUJAAAAAAAAAAAAAAAAD! -gritó.

Cargando editor
13/06/2013, 00:33
Derviche.

Respirar. En un día como hoy se hacía casi imposible. Embutida en su nueva armadura, Derviche andaba según le ordenaban. Se sentía frustrada, agobiada y muy cabreada. Al parecer, más de un hermano cayó ya, en esa horrible labor. Seguro que había otras modalidades de atacar, pero una mente perversa lo quería aquí y ahora, sea cual sea el coste.

No acababa de comprender, como un simple caro, con un tronco encima, fue tan difícil de empujar. Lo miró durante todo el camino y no dejó de pensar, en que podía ir mal. Seguro que esos redondos sobre lo que está montado, están defectuosos. O será en suelo...

Con cada paso la fanática apretaba más los dientes y entrecerraba más los ojos, hasta dejarlos en una fina linea, esperando la orden de atacar. ¿Atacar el que? Esos cobardes estaban dentro y los mataba uno a uno a ellos, que estaban fuera. ¿Llegará alguno con vida a la batalla?

Concentrada como estaba, los ruidos de su alrededor se volvían raros. Parecía que escuchaba todo a una velocidad lenta. Lo único que seguía a un ritmo normal, incluso aumentaba, era su respiración. Sentía el aire entrando, tanto por su boca como por su nariz y como el pecho se quedaba a medio camino de llenar los pulmones. Maldita armadura, maldita puerta, maldita pelea de estúpidos.

La respiración se le aceleraba un poco cada vez, hasta que paró cuando escuchó su nombre. Sus pupilas se dilataron, los párpados se abrieron y sus ojos se dirigieron en la dirección de la voz de Lengua Negra. El primer impulso, saltar como quemada, pero el que tenía que dar la orden era el segundo al mando de los campamenteros. Sus ojos cambiaron enseguida de dirección y primero miraron a Odio, luego a Manta. Y volvió a respirar mientras echaba a correr a empujar ese maldito ariete, embrujado por los espíritus malignos para arrastrarse como un peso muerto.

Cargando editor
13/06/2013, 09:46
Perdida.

Avanzo en formación con los Campamenteros, con el escudo levantado  y la lanza en la otra mano. Si me deshago de ella sólo me quedará el cuchillo para atacar. Me siento eufórica por haber matado a uno de los enemigos. El corazón me late  con fuerza  y lo siento retumbar en mi interior como el tambor de Pipo el día del juramento, que llamaba a un frenesí enloquecedor. ¿Es esta la locura que siente Derviche en el fragor de la batalla? Me dan ganas de quitarle de las manos a Plumilla su lanza y utilizarla para arrancar otra vida de este mundo. Sin embargo, protegida tras el gran escudo, observo el campo de batalla.  Es cierto que habían reaccionado sesgando algunas vidas de los enemigos, pero aún se podían ver una gran cantidad de cuerpos inertes de la Compañía. Tengo que mantener la sangre fría y ahorrar fuerzas  hasta que las puertas sean abiertas de par en par y dejen paso a la caballería.

Cargando editor
13/06/2013, 13:19
Pelagatos.

El empujo del ariete se hizo eterno mientras las lanzas volaban hacia la Compañía. Concentrado en empujar tan sólo levantaba mi escudo cuando mis sentidos me decían que lo hiciese. De ese modo, ninguna lanza me alcanzó pero la  puerta parecía no acercarse. Entrecerré los ojos mientras un gruñido de esfuerzo salía de entre mis dientes y empujaba el ariete cómo si me fuese la vida en ello (que me iba).

Sin saber cómo, en medio de la confusión y el esfuerzo, el ariete chocó con algo. Por un momento pensé que nos habíamos encallado, hasta que al abrir los ojos completamente pude ver que era la puerta. Habíamos llegado, pero el primer embiste no la había hecho caer. Sin embargo alguien detrás del ariete estaba sin duda enloquecido, ya que el ariete se movió una segunda vez contra las puertas de roble con una fuerza impresionante. Las bisagras crujieron y las puertas se abrieron...pero no cayeron. No era suficiente. Me dispuse a empujar de nuevo y gritar al resto para que me acompañasen cuándo vi varios soldados saltando al interior.

"¡Insensatos!"

Era un suicido, entrar en la fortaleza de ese modo, quedando a la merced del enemigo, en lugar de entrar en grupo. ¡Esa era la idea del jodido ariete! Cuándo iba a gritar algo, Ponzoña se me adelantó. Parecía que el segundo de los Hostigadores reaccionaba por fin y daba órdenes con sentido.

"Exacto, empujad mentecatos, cómo si no hubiese mañana... Ya que si no lo hacéis definitivamente no lo habrá."

Cargando editor
13/06/2013, 18:59
Loor.

No. No iba a ser así. No se quedarían dos compañeros, o tres, o cuatro, dentro de la fortaleza mientras el resto de la compañía quedaba fuera

Loor, que había dirigido en tantas ocasiones el rumbo del ariete, vuelve a poner todas sus fuerzas en la tarea. En esta ocasión un grito de rabia y pundonor surge de sus labios

- ¡Diosa ayuda a tu sierva! - y como si el grito le espoleara, todos sus músculos se tensan. La guerrera, la heredera de la tribu de las Lágrimas de la Diosa, chilla. Poco a poco su fuerza, junto a la de sus compañeros, sirve para que la balanza se descuadre a favor de la compañía, y las puertas se van abriendo, lenta, pero inexorablemente, obligando a retroceder a los defensores, y permitiendo que toda la Compañía pueda, por fin, acceder al interior de la fortaleza

Cargando editor
13/06/2013, 20:51
Ponzoña.

Se oían los gritos, se olía la sangre y corría el sudor por el cuerpo de quienes empujaban el ariete. Tan solo era necesario un último empuje y tendrían una oportunidad.

-¡EMPUJAAAAAAAAAAAAAD!¡EMPUJAAAAAAAAAAAAAAAAD!

Músculos y tendones se hincharon en el que podría ser el último movimiento del ariete.

Cargando editor
13/06/2013, 21:12
Pipo.

Ni la más repajolera idea tenía de lo que se le venía encima por detrás (el ariete tenía todos los visos de seguir avanzando, ciego a todo) Así que siguió con su afición preferida: llevarse él mismo por delante todo lo que hubiera.

Un cuerpo de blanda carne le cortaba el paso. El desenvainar y lanzar, con un mismo fluído movimiento dos jabalinas fue algo que la mirada casi no pudo seguir... esperó que ocurriera lo que apetecía en ese momento: que un cálido manantial de sangre deliciosa se derramara sobre la tierra infértil y pisoteada del fuerte Chuda.

Seguía gritando:

AAAAAAAAAAAAAH AAAAAAAAAAAAAAAAH AAAAAAAAAAAAAAAAH