Partida Rol por web

NIÑA DE ORO:

- Te sientes muy bien de salud, pese al entrenamiento leve y el entorno insalubre.

- Has visto una polvareda lejos hacia el Sur, procedente de la zona donde está el grupo de Matagatos. ¿Acaso les estarán atacando?

SERPIENTE:

- Una vez más te sostienes tan sólo gracias a tu magia. Es lo único que te mantiene consciente y estable, pues el dolor de tus heridas es abrumador y no disminuye ni siquiera conforme se curan.

- Además, a menudo te rodea un aura invisible que espanta a los insectos que acuden atraídos hacia tus heridas.

En lo que llegaban o no llegaban esos prisioneros, Keropis vagaba por el linde del campamento, intentando encontrar algo con lo que distraerse y, entonces vio algo, no estaba seguro de que podía ser, pero aun así...

-Veo algo... una nube polvorrrienta prrroveniente del sssurrr... ¿Esssperrramosss algún tipo de visssita desssde el sssurrr? -el ermitaño se gira hacia los exporadores- ¿desssde donde deberrrían de venirrr el rrresssto de explorrradorrres?

Era la segunda vez que veía algo así... aunque esta ves sí sabía que debía de haber algo de movimiento proveniente del sur, podían ser miembros de los otros grupos... o no

Attar se acercó a Dedos cuando tuvieron un momento, pues quería que la chica le revisara su herida. En éstas cosas, nunca estaba de más prevenir, y alguien que había crecido en la Compañía lo sabía bien.

-Dedos, Attar piensa que deberías echar un ojo a la herida cuando puedas... Hay veces que a Attar le duele mucho, y ha llegado a echar pus. 

Por esta vez Niña de Oro se hallaba en uno de esos momentos de paz, tarareando una alegre melodía. Hoy se sentía especialmente bien. Attar no la tenía haciendo ejercicio y ella había decidido emplear su tiempo esa mañana en acicalarse un poco el pelo. Cuando terminó dio unos toquecitos a su obra. Satisfecha, se dio un corto paseo por el campamento con el objetivo de hablar con alguien cuando algo hacia el sur llamó su atención.

"¿Y toda esa nube de polvo? ¿No es ahí donde están Matagatos oy su grupo? ¿Acaso...?". Corrió, preocupada, hasta donde se encontraban el resto del grupo. Y apenas llegó les dijo señalando hacia un punto concreto del sur:

- ¡Chicos! ¿Habéis visto esa polvareda en la zona del grupo de Matagatos? ¿Acaso les estarán atacando?

- "Esto no es buena cosa. Nuestras fuerzas están lejos al Norte, no al Sur. Tienen que ser bastantes para levantar esa polvareda, y muy descuidados para correr de esa manera.

No creo que sea una estampida de ningún rebaño salvaje." -

Me quedé pensativo cuando avisaron de una polvareda viniendo del sur. No eran nuestras fuerzas, y tampoco parecía posible, según Correcta, que fuese un rebaño salvaje.

"Entonces, ¿qué puede ser? ¿Alguien que viene a transmitirnos un mensaje desde Cho'n Delor? Dudo que un solo emisario levantase tanto polvo. ¿Un ataque enemigo? Imposible, tampoco provocarían esa polvareda si quisieran cogernos por sorpresa. Como ha dicho correcta, hay que ser muchos y muy descuidados para hacerlo, e ir montados, obviamente. Una emboscada enemiga intentaría tomarnos por sorpresa, no avisarnos de su presencia, y para ello evitarían ir a caballo. No parece posible que sea el enemigo... A menos que..."

Miré la nube preocupado para luego preguntar extrañado:

- ¿Nuestras fuerzas al Norte? ¿Pero el resto de grupos no avanzaban hacia el sur por delante de nosotros? Se supone que somos la retaguardia... - No estoy muy al tanto de como están distribuidos los grupos, pero en teoría nosotros deberíamos ser los más retrasados, por lo que el comentario de la exploradora me confundió. No obstante, expuse igualmente mis temores sobre lo que podría ser aquella nube. - En cuanto a la polvareda... ¿Podría ser un señuelo enemigo? Ya sabéis, para que nos fijemos en ellos mientras su grueso principal ataca de repente a otro flanco. Pensadlo... puede que quieran liberar a sus prisioneros, o simplemente diezmar nuestras fuerzas, y hayan aventurado, con bastante acierto, que somos el punto débil de la formación. Quizá incluso hayan logrado espiarnos y sepan que cargamos con enfermos y con un carro. De esta forma, un ataque contra nosotros es un gran movimiento. Si atraen la atención del resto de la Compañía hacia nosotros, y fuerzan el envío de apoyos a nuestra posición, o simplemente por el hecho de hacerlos mirar hacia aquí y provocar una distracción, debilitarán los otros flancos haciéndolos más vulnerables a una posible emboscada. Por el contrario, si no llaman la atención del resto de nuestro ejército, mejor para ellos incluso, porque somos una presa fácil y hay muchas posibilidades de que nos venzan si no recibimos refuerzos, y puedan avanzar hacia el resto de grupos, creando el caos con un ataque desde atrás. - termino mi exposición con gesto preocupado. Si es un grupo de enemigos lo que se acerca a nosotros, desde luego, estamos en problemas. - Alguien debería ir a echarle un vistazo más de cerca y volver a informar. Iría yo mismo, pero aún no estoy completamente en forma y no seré tan rápido como de costumbre.

"En cualquier caso, sea lo que sea lo que se acerca a nuestra posición, es mejor saber qué es y estar preparado para actuar."

Sonreí al ver cómo una mosca huía espantado poco antes de acercarse al lugar en el que se encontraban mis heridas. Había cambiado de opinión. Mi magia le había disuadido. La misma que siempre me había protegido, aquella que podía seguir estudiando muy a pesar de las heridas que en otras cuestiones me incapacitaban. Y es que el resto basaba su entrenamiento en sus capacidades físicas, capacidades que la enfermedad o las heridas mermaban; mientras que yo tan solo necesitaba mi imaginación… Mi mente.

Fue tras perder de vista al insecto cuando escuché las palabras de Niña de Oro. Miré hacia donde señalaba sin ver nada por lo que no le concedí mayor importancia hasta que Correcta confirmó lo dicho por la malcriada. Y después vino la charla de Tarado…

Parecía que a otros las heridas si afectaban a su raciocinio y lo curioso era que en aquel en el que se observaba ese problema habían apuntado para herirle en el pecho y no en la cabeza. Así que lo suyo debía ser condición preexistente.

- Somos la retaguardia de los Hostigadores, no de la Compañía. La Compañía está en Cho’n Delor, al Norte. A nuestra espalda- expliqué con hastío.- Y es justo del Norte desde donde tendrían que venir para informarnos de lo que Sedosos ha descubierto. Pero esa polvareda está al Sur donde como ha dicho la rosa del desierto se supone que está Matagatos y su grupo. Grupo por el que una polvareda tan grande debería pasar para llegar a nosotros si es que el grupo no forma parte ya de la polvareda.

Dedos estaba especialmente callada y en aquel momento se necesitaba la iniciativa de la que aquella muchacha carecía. Además, seguramente pensar que Matagatos estaba en peligro y que podía morir la impedía pensar con claridad. En mi caso no era un problema pues cada vez que pensaba en Matagatos muriendo me entraba la risa.

- Vosotros- dije llamando la atención de los Campamenteros que prácticamente se habían cagado de miedo días atrás cuando los exploradores aparecieron de la nada.- Descargad ese camello. ¡Rápido!- ordené señalando el camello de Mancillado mientras esbozaba una más que elocuente sonrisa torcida.- No dejéis nada más que lo necesario para montarlo. El resto echadlo al carro. Keropis, ven. Tú montarás en el camello y cabalgarás hacia lo desconocido. Pero antes yo mismo me encargaré de prepararte para la batalla…- añadí con una risita.

Tarado estaba evidentemente un poco desorientado, y el comentario de Correcta lo había confundido aún más.

- Oh, vale, es que el comentario de Correcta me confundió y estoy un poco desorientado. Gracias por la aclaración, Serpiente - con la vista aún fija en el horizonte, reflexiono en voz alta. - Entiendo... entonces lo que ocurre es que están atacando a la vanguardia, por lo que parece, o es muy probable que así sea... Quizás necesiten ayuda... Aunque el resto de grupos también deberían verlo, no solo nosotros, así que supongo que acudirán rápidamente. Mientras no realicen ahora un ataque sorpresa por un flanco, no debería haber problema, ¿no? Casi todos los Hostigadores son buenos guerreros, y cuentan con la ayuda de los Campamenteros que van con ellos, de los cuales muchos son también muy hábiles... Bueno, esperemos que no haya ninguna baja. - musito preocupado con la vista aún puesta en la nube de polvo que hay a lo lejos. - ¿Qué hacemos, Dedos? ¿Acudimos como apoyo o tienes otras órdenes? - pregunto algo tenso a la líder. Estoy muy nervioso ya que esta es mi primera ocasión de entrar en batalla con la compañía.

"Debería meditar un poco, pero no hay tiempo para ello. Tendré que intentar calmarme con una respiración tranquila y pausada." Procuro deshacer el nudo que tengo en el estómago producto de los nervios relajándome y respirando tranquilamente. Será mejor que esté en calma en la batalla que se avecina.

Cuando Serpiente lo ordena, sin decir una palabra, ayudo a descargar el camello para que Keropis pueda montarlo.

- "¿Se supone que ahora tenemos que obedecer las órdenes de un brujo loco?" -

- "Haced lo que dice, puede que el grupo de Matagatos tenga problemas." -

Lombriz y Belleza preparan el camello de Mancillado.

KEROPIS:

TIRADAS:

- Trato con Animales.

- Montar.

- Otear.

me espero a que respondas para postear

- Keropis monta sobre el Camello de Mancillado y al poco se pierde en la distancia.

- Antes de la partida de Keropis, Serpiente pronuncia un ensalmo en Bajo Tagliano y arroja contra él alguna clase de horrendo y maléfico hechizo.

- El ermitaño queda un momento envuelto en una especie de fuerza transparente, y después no sucede nada más.

Al principio había pensado en decirle a Keropis qué había hecho con él, pero finalmente había preferido no hacerlo. Así cuando se descubriese todo iba a ser mucho más divertido, sobre todo para aquel al que le tocase descubrirlo. Lo que era una pena era que yo seguramente no estaría presente cuando los efectos del hechizo se descubriesen.

- “Una verdadera pena…”- me dije encogiéndome de hombros, movimiento que últimamente podía realizar sin sentir tanto dolor como el de hacía días.

Tan pronto el Canto Rodado se alejó en el camello para perderse en la distancia volví a mi posición en el carro. Después de aquello necesitaba descansar un rato. Solo un poco, nada más que lo justo. Fue una vez llegado a mi sitio, sentado en el pescante, cuando me digné a responder al ejercicio de estupidez de Lombriz.

- Lombriz, Lombriz, Lombriz…- canturreé.- Eres libre de salir a la superficie. Escapar de tu silencioso escondite. La cuestión no es si puedes o no hacerlo, sino si es inteligente o no hacerlo. Si la Lombriz deja la tierra se convierte en sencilla presa de cualquier ave que la vea.- añadí soltando una risita aguda que se asemejaba ligeramente a un graznido. Tras decir aquello miré a Dedos que era la que llevaba las riendas de las bestias.- Hora de partir hacia la polvareda Dedos,  al paso marcado por tullidos e ineptos.

Vio alejarse a Keropis en la distancia, estaba preocupada... si de verdad era un ataque, ¿qué podía hacer él solo? Negó con la cabeza alejando malos pensamientos y tras escuchar las palabras de Serpiente aprestó sus cosas. No le llevó mucho, en realidad ya estaba todo recogido, tan sólo era echárselo a la espalda. Ayudó a cargar el resto de cosas en el carro para mayor rapidez.

- Pues yo ya estoy lista.- afirmó, dispuesta a partir.

TIERRAS DE CHO'N DELOR: GRUPO IV:

Me limité a coger mi lanza y el resto de mis pertenencias y a caminar en silencio. Seguramente entraríamos en combate pronto, así que lo mejor sería mantenerme en calma.

El hechizo que Serpiente le lanzó a Keropis me ha puesto algo tenso. Desde que me tumbó mediante la magia ahora temo que sus hechizos puedan tener algún tipo de repercusión. A pesar de que no me encuentro distinto, ver a Serpiente hacer un hechizo me incomoda un tanto, ya que me recuerda al dolor que sufrí cuando me alcanzó aquella sombra.

"Veremos que efectos tiene sobre Keropis... Es un buen guerrero y de las pocas personas interesantes en la Compañía... Sería una lástima que le ocurriese algo."