Partida Rol por web

La noche había sido bastante larga y, finalmente, mis hermanos no me reclamaron para realizar una guardia por lo que al menos tuve la tranquilidad de mis soledades durante la noche entera. Había estado gran parte de la noche recordando el olor de Shura y el tacto de su piel y sus labios mas la visión de ella con Barem me atormentaba y hacía que mi sangre fluyera frenética por mis venas, enfurecida por la jugada del destino. Sin embargo no podía permitirme el lujo de perder los estribos por mi desdicha, ahora debía ser el ferreo político que había sido siempre y mantener la cabeza fría para enfrentarme a la recta final por lograr la corona. 

Cuando el sol despuntó por el horizonte, mi mente estaba despejada y mi cuerpo descansado. Me levanté con ánimos renovados aunque me acompañaba la pesadumbre del día anterior. Aun tenía muy presentes las palabras del anciano y la necesidad de hablar con mi reina Marian no había disminuido por lo que, tras asearme un poco, fui al salón que dispuso el posadero para nuestro desayuno donde pude ver a Gurne ya sentado a la mesa:

-Buenos días, hermano.- ,le dije en tono cordial aunque distante mientras tomaba asiento.

Al cabo de un instante y una vez la mesa llena, Gurne habló de nuevo para augurar el mal tiempo y aconsejarnos el partir del pueblo cuanto antes. Mientras cruzaba las manos frente a mi rostro exclamé:

-Sabias palabras para variar hermano mío, creo que deberíamos seguir vuestro consejo y partir de inmediato, además nuestra presencia en este pueblo no debería alargarse demasiado.- ,dije mirando al posadero que parecía escabullirse del salón tras espiar un poco.

- Es horrible.- Escuchasteis susurrar a una mujer, una de las hijas del posadero que servia vuestra mesa y que ahora apartada, hablaba con su padre.- a parecido otra muchacha muerta, junto al rio... Dicen que tenia marcas de magia negra en el cuerpo. Van tres con esta padre, cada dia se encuentra una al amanecer... tengo miedo de ir sola al mercado.

El posadero asintio.- Ire yo, no te preocupes, tu quedate con tu madre y sirve bien a nuestros invitados.

Me giré aun más cuando vi como aquella joven doncella murmuraba algo con el posadero. La que parecía ser la hija del dueño del local, habló de una muerte junto al río, de una muchacha en concreto con significativas marcas de lo que suponían brujería. Con aire modélico, me incorporé y exclamé en tono suave:

-Disculpadme...-

Al decir esto, me retiré de la mesa y fui en busca de aquella muchacha para indagar un poco más en el asunto. Sin duda el azar parecía empeñado en traernos sorpresas, primero el anciano, ahora brujería, qué sería lo próximo.

La chica bajo la cabeza al acercaros.-  ¿En que puedo ayudaros, mi señor?

Dejando atrás la sala donde estábamos desayunando, me acerqué al lugar donde se encontraba la muchacha, hija del posadero, para hablar con ella a solas. Vi que se encontraba realizando alguna labor para la posada en una sala que parecía para almacenaje, una alacena quizá. Me acerqué a ella y exclamé con voz suave:

-Buenos días, joven doncella.- ,al decir esto incliné la cabeza levemente a modo de saludo, -Espero no importunaros o causaros molestia, pero quería saber algo acerca de lo que murmurabais con vuestro padre, ese tema acerca de la joven aparecida muerta...- ,me acerqué un poco más a ella y la miré directamente a los ojos con el semblante conquistador, -Podríais contarme lo sucedido.-

 No se mucho en verdad, mi señor. Hace tres dias que justo al alba se encuentra una joven muerta en algun lugar del reino. La primera era una niña de apenas 15 años... se penso que era un hecho aislado pero aparecio la segunda y la ultima esta mañana, la gente tienen miedo. Son todas jovenes y bonitas...Aparecen sin ropa y con marcas horribles. Dicen que abusan de ellas, las torturan y algunas son despedazadas mientras aun respiran.- comento la chica temblando.- Algunos dice que tienen simbolos marcados en la piel que solo pueden ser magia negra, señor... pero nosotros no tenemos estudios para saber si ciertamente es un brujo quien esta matando.

Me llevé la mano al mentón pensativo, lo cierto era que sus palabras eran inquietantes, pero a medida que tenía más información más extrañas me parecían las coincidencias entre los augurios del anciano y los asesinatos. Una profecía y magia negra, mala combinación.

Cuando vi que aquella joven temblaba le sonrei para que se tranquilizara un poco y, cogiendo su mano derecha entre las mías, le dije con voz suave:

-Tranquilizaos...- ,le dije con una media sonrisa, -Entiendo vuestra preocupación puesto que solo han aparecido bellas doncellas y veo que vos los sois...- ,al decir estas palabras recordé mis muchas noches de escarceos y enarqué una ceja, -Pero no temais, os doy mi palabra de que llegaré al fondo de todo esto y daremos fin a esas muertes.-

Al decirle esto solté su mano y me giré para volver a la sala donde desayunaban mis hermanos y mi reina, sin embargo, me detuve pensando en todo aquello. Quería saber que sucedía y quizá aquella era una buena ocasión para indagar por mi cuenta:

-Disculpad de nuevo, pero me gustaría ver la escena que me habeis descrito, podríais conducirme hasta el río donde decís apareció la joven.- ,una vez más cogí su mano y proseguí, -Sería para mi un placer ser acompañado por una bella joven como vos.-

- Tengo miedo de salir, señor... aunque si venis vos conmigo...-susurro mas calmada. Tomo su capa y te acompaño por la senda. Al llegar a un remanso del rio te señalo unas piedras ensangrentadas. Aun habia cabellos arrancados pegados en la sangre.- Fue alli señor.

La joven doncella me acompañó hasta la zona donde había aparecido la adolescente muerta. Aun había restos de sangre y cabellos adheridos en la roca. Me acerqué y me arrodillé junto a la roca para ver la sangre y los cabellos como si ellos pudieran decirme lo que había ocurrido. 

La sangre aun parecía estar fresca aunque con la humedad tampoco era demasiado inusual. Miré a mi alrededor intentando ver algún indicio de lo que sucediera allí y, volviéndome hacia la muchacha le pregunté:

-¿Sabeis de algún otro poblado por aquí cerca? ¿O alguien que viva por estos lares?-

Mientras aguardaba la respuesta de la hija del posadero no dejaba de mirar a mi alrededor por si veía algo fuera de lo común.

Viste que la sangre solo estaba en ese lugar, tambien encontraste una fibra dura, como de una capa o saco... Era como si hubieran cargado con el cuerpo y lo hubieran tirado alli.

- No mi señor, el siguiente lugar ya es la capital pero la primera chica aparecio en la capital, si mal no recuerdo.

Me incorporé de la posición donde me encontraba, en cuclillas observando la roca. Tan solo tenía vagos indicios y ninguna pista sólida de qué o quién podría haber dejado allí a la joven que apareció muerta. Además, la mañana había amanecido nubosa por lo que no tendría muchas opciones de inspeccionar nada y mucho menos junto al río. Sin embargo, oí las palabras de mi joven acompañante y me detuve un instante a sopesar esa información....:

-Aguardad un instante...decís que la primera apareció en la capital....Decidme, donde y cuando aparecieron los tres cadáveres, ¿sabríais decirme?-

No se mucho señor, se dice que aparecio detras de unas tapias... pero no podria precisar.- dijo la chica algo abrumada.-La segunda fue en las afueras, pero por la parte sur segun escuche... en un camino de paso, la encontraron unos pastores.-comento.

Todo aquel asunto comenzaba a inquietarme sobremanera. El camino que parecían trazar los cadáveres me parecía muy sospechoso y decidí volver a la posada para emprender el camino de vuelta antes de que ocurriera cualquier desgracia.

Me acerqué a la joven doncella que me acompañaba y, cogiendo su mano, le dije mirándola a los ojos:

-Os agradezco vuestra ayuda, joven dama. Volvamos, no tenemos más que hacer aquí.-

Diciendo esto emprendí el camino de vuelta a la posada, quería esclarecer los hechos mas no había mucho más que sacar de allí por lo que tendría que dar tiempo a todo el asunto.

La joven se freno y se pego a ti.- Bueno... alomejor podriamos encontrar algo que hacer..-susurro con una sonrisa incitante.- No pasan muchos hombres tan apuestos como vos por aqui... y mi padre siempre esta muy pendiente de mis pasos...y las noches son tan frias en invierno.

Sentí como la joven me retenía las manos y se frenaba en seco. Tras esto pegó su cuerpo al mío y me susurró unas insinuantes palabras. Miré a aquella mujer a los ojos y sonreí con algo de malicia, lo cierto era que hacía tiempo que no mantenía relaciones con una doncella y tras mi historia con mi hermosa Shura tenía necesidad de apagar mis deseos carnales. Aquella joven era muy hermosa, no tanto como mi deseada norteña pero su sugerente cuerpo y sus esbeltos senos eran más que sugerentes. 

Alcé mi mano derecha y sujeté su mentón para alzarlo hacia mí, en ese instante mis labios se fundieron con los suyos en un apasionado beso. El calor de sus labios parecía mitigar el dolor de mi corazón roto así que la rodee su cintura con mi brazo libre y la abracé con fuerza contra mi pecho. Mi mano paso de su mentón a su rostro al tiempo que mesaba su pelo con dulzura:

-Quizá el invierno sea frío mas el calor de vuestros labios parece luchar contra la más fuerte tormenta.-

- Podemos subir por la parte trasera a mi cuarto.-sugirio mimosa.

La miré y, sonriendo con lujuria susurré:

-Os sigo...-

Tras esto la liberé de mi abrazo y dejé que me guiara de vuelta a la posada. Mientras caminaba tras ella miraba a mi alrededor por si descubría miradas indiscretas. Era un riesgo volver a la posada pero y mi mente me sugería que fuera más precavido, mas el impetu de mi entrepierna acallaba la voz de mi razón. Aun así, no estaba de más ser precavido.